Examinan con detalle las muelas de la Sima de los Huesos de Atapuerca... Y esto es lo que descubren

Molar inferior de la Sima de los Huesos: foto original, con el esmalte semitransparente y la dentina.
Imagen: María Martinón Torres, CENIEH

Los dientes son una fuente de información valiosa y fiable por su abundancia y excelente conservación en el registro fósil. Y la Sima de los Huesos, en el sitio arqueológico de Atapuerca (Burgos), ha proporcionado más de 6.500 restos fósiles, de un mínimo de 28 individuos, entre ellos dientes.

Además, los restos de la Sima de los Huesos son del mismo nivel estratigráfico y, por tanto, de una sola población biológica, que vivió hace unos 430.000 años, durante el Pleistoceno Medio. Los restos de la Sima de los Huesos, y en concreto los dientes, ofrecen una oportunidad única de investigar la variación intrapoblacional, es decir, aquella que hay dentro de una población.

"Los fósiles de la Sima de los Huesos son de los primeros neandertales o están estrechamente relacionados con los antepasados de los neandertales y, por tanto, la magnitud de la variación intrapoblacional de la Sima de los Huesos podría proporcionar información muy valiosa sobre el proceso de neandertalización", señalan los autores de un estudio publicado en American Journal of Physical Anthropology, entre ellos María Martinón Torres (izquierda), directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).

Los investigadores han incluido en el estudio un total de 21 molares inferiores de la Sima de los Huesos, además de 11 especímenes de Homo neanderthalensis del sitio de Krapina, en el norte de Croacia, de unos 120.000-130.000 años de antigüedad.

"Tanto los fósiles de la Sima de los Huesos como los de Krapina se supone que representan a una sola población biológica, por lo que estas muestras de homínidos son ideales para investigar la variación intrapoblacional", comentan.

El análisis morfológico de la dentina de los molares inferiores de la población del yacimiento burgalés, mediante morfometría geométrica tridimensional, "ratifica una vez más las similitudes existentes entre la población de la Sima de los Huesos y los neandertales y también las diferencias entre estos con respecto al Homo sapiens", afirma Martinón Torres en un comunicado del CENIEH que ha sido difundido hoy.


Superficie de dentina que ilustra los puntos de referencia utilizados para capturar su forma. "Los individuos de la Sima de los Huesos podrían ser una subespecie de neandertales"

"A pesar de que los individuos de la Sima de los Huesos y los neandertales muestran grandes afinidades, pueden ser diferenciados por ciertos rasgos. Los individuos de la Sima de los Huesos se caracterizan por una variabilidad intrapoblacional menor y, en comparación con los neandertales, muestran una reducción dental derivada en los segundos molares inferiores. Los individuos de la Sima de los Huesos también se diferencian de los especímenes clasificados habitualmente como Homo heidelbergensis por sus características morfológicas, por ejemplo una altura de la corona inferior y una cresta trigónida media menos pronunciada en los fósiles del sitio de Arago", añaden.

Además de revisar las hipótesis actuales que explican el origen de los neandertales, ha sido comprobar la fiabilidad del modelo de acreción neandertal, que sugiere que las características neandertales no se desarrollaron de forma lineal y continuada sino en diferentes épocas y a saltos.

"Los resultados son compatibles con la idea de que múltiples linajes evolutivos o poblaciones coexistieron en Europa durante el Pleistoceno Medio y las futuras investigaciones podrían contemplar a los individuos de la Sima de los Huesos como un taxón separado y, alternativamente, podrían ser una subespecie de los neandertales, con la variabilidad de clado siendo notablemente superior de lo que se creía hasta ahora", concluyen.

Fuente: National Geographic | 19 de febrero de 2018

De Atapuerca a As Neves, pasando por Monforte

Los arqueólogos consideran que las investigaciones sobre el importante yacimiento paleolítico del municipio pontevedrés de As Neves -que han adquirido difusión internacional al ser publicadas en la revista Scientific Reports- ayudarán a contextualizar mejor los descubrimientos de la misma etapa prehistórica realizados durante los últimos años en Monforte. Los dos yacimientos se encuadran en el mismo período cultural, el denominado Achelense, pero presentan grandes diferencias tecnológicas. Pese a la distancia geográfica, las industrias monfortinas ofrecen mucha más semejanza con las del célebre yacimiento burgalés de Atapuerca.

Según explica el arqueólogo Arturo de Lombera (izquierda), las herramientas de piedra descubiertas en As Neves tienen un tamaño considerablemente mayor que los utensilios achelenses de Monforte y Atapuerca, además de presentar unas características técnicas más arcaicas. «Todos estos artefactos pertenecen tecnológicamente al mismo grupo, pero los de As Neves son de un tipo más antiguo, muy similar a los de algunos yacimientos africanos», señala. La industrias líticas monfortinas y burgalesas -agrega-, además de ser de una talla más reducida, fueron fabricadas con una técnica más avanzada y de un tipo muy similar, lo que sugiere que en ciertas épocas de la prehistoria hubo contactos entre los grupos nómadas que se movieron por ambos territorios.

Las dataciones con métodos radiométricos asignan al yacimiento de As Neves una antigüedad aproximada de entre 200.000 y 300.000 años. Los arqueólogos calculan que los artefactos descubiertos en Monforte pueden tener entre 200.000 y 400.000 años, al igual que las herramientas achelenses de Atapuerca. A pesar de las diferencias técnicas entre unos y otros, según De Lombera, no se descarta la posibilidad de que todos ellos sean más o menos contemporáneos. «Los distintos grupos humanos del Paleolítico podían tener unas tradiciones culturales y tecnológicas muy diferentes aunque viviesen en la misma época y la misma área geográfica», señala.

Edad incierta

Por otra parte, una diferencia muy importante que presentan las industrias paleolíticas de Monforte con respecto a las de As Neves y Atapuerca es que las primeras fueron encontradas en su mayor parte en la superficie del terreno y fuera de su contexto original, lo que impide realizar una datación radiométrica y conocer su antigüedad con precisión. Para calcular su posible edad se tomaron como referencia los artefactos de Atapuerca, de una factura técnica muy similar, que sí pudieron ser datados.

Los investigadores creen muy probable que en Monforte y en otras partes del valle de Lemos existan otros yacimientos paleolíticos que se conserven en lo que se conoce como posición primaria, es decir, enterrados en una capa de terreno que se haya formado en la misma época en la que fueron fabricados los artefactos y que se haya mantenido intacta desde entonces. Eso es lo que sucedió en As Neves y Atapuerca. En tal caso, sería posible realizar una datación radiométrica y conocer mejor la cronología de las poblaciones paleolíticas del sur lucense. También es posible que aparezcan yacimientos con una tecnología semejante a la de As Neves, dada la cercanía entre ambos territorios, que además están comunicados a través del valle del Miño.

Unas condiciones de conservación muy difentes

Los yacimientos achelenses de As Neves y Monforte fueron descubiertos casi al mismo tiempo, pero los materiales arqueológicos se conservaron de una manera muy diferente en uno y otro lugar. En el primer caso, la mayoría de las piezas aparecieron concentradas en un solo sitio y en una capa de terreno que no sufrió grandes alteraciones con el paso del tiempo. En Monforte, las herramientas fueron desenterradas por causas naturales o por las labores agrícolas y estaban dispersadas sobre el suelo en puntos muy diferentes. Solo algunas de estas piezas -halladas en la zona de As Lamas- aparecieron en el subsuelo. Pero una datación radiométrica indicó que la capa de terreno en la que encontraban se formó hace 170.000 años, a consecuencia de unos arrastres de tierras que las desplazaron de su posición original muchos milenios después de haber sido fabricadas.

Fuente: lavozdegalicia.es | 20 de febrero de 2018

Un arqueólogo afirma descubrir el secreto de la alineación peculiar de las pirámides

La gran pirámide de Guiza, un monumento funerario construido en la memoria del faraón Keops (o Khufu), fue construido hace 4.500 años. Todavía hoy sorprende a los científicos por el hallazgo de nuevas cámaras y por la perfección de la técnica que la erigió. Ahora, un equipo de arqueólogos asegura haber dado con la respuesta a un misterio que ha rondado la cabeza de los investigadores durante décadas: la del perfecto alineamiento del edificio con los puntos cardinales.

La pirámide, una mole de 138 metros de altura, 230 de base y 2,3 millones de bloques de piedra caliza y granito, es la más antigua de las siete maravillas del mundo. Su tamaño y sus dimensiones muestran que fue construida con una exquisita perfección (aunque también es cierto que está ligeramente inclinada). En un estudio publicado recientemente en Journal of Ancient Egyptian Architecture, investigadores han concluido que el perfecto alineamiento de la pirámide con los puntos cardenales se logró porque los constructores se valieron del equinoccio de otoño, el día en que la duración de los días y las noches es casi la misma.

«Los constructores de la gran pirámide de Khufu alinearon el gran monumento con los puntos cardinales con una precisión superior a cuatro minutos de arco o, lo que es lo mismo, la quinceava parte de un grado», escribió Glen Dash (izquierda), coautor del estudio, fundador de una organización que lleva su nombre para el estudio arqueológico de las pirámides, tal como ha recogido Live Science.

El alineamiento de las tres pirámides

Y no es la única. Tal como ha dicho Dash, tanto la pirámide de Khafre como la pirámide roja también están alineadas con gran precisión. «Las tres exhiben el mismo grado de error; están rotadadas ligeramente en contra de las agujas de reloj en relación con los puntos cardinales».
Durante un siglo los egiptólogos han tratado de averiguar cómo fue posible que los constructores alcanzasen tal grado de precisión. En el actual artículo, Dash ha propuesto un método que, según él, pudo ser usado por los egipcios. La prueba es que al emplearlo, se obtiene el mismo error presente en las pirámides.

La herramienta... un palo

Tal como ha informado Live Sience, Glen Dash puso a prueba el método en Connecticut, Estados Unidos. El 22 de septiembre de 2016, el día del equinoccio de otoño, clavó una estaca en el suelo sobre una plataforma de madera, y marcó las posiciones de la sombra de la madera a lo largo del día.


extra1Dash, JAEA (2018)

«En el equinoccio, el observador verá que la punta de la sombra recorre una línea casi perfecta del Este al Oeste», dijo Dash a Live Science. Este error es leve y desplaza los puntos cardinales predichos en contra de las agujas del reloj en relación con los reales, al igual que se observa en las pirámides egipcias. Además, otro de los argumentos a favor de que este fuera el método empleado, es que la técnica es sencilla y solo requiere de un día más o menos despejado, lo que es más que habitual en Guiza.

El investigador ha reconocido que es imposible saber si los egipcios llegaron a usar este método o no, porque sus diseños y planos no han llegado hasta nuestros días. «Los egipcios, por desgracia, nos dejaron pocas pistas. No se han encontrado ni documentos ni planos sobre cómo alinearon los templos o las pirámides», escribió Dash en el artículo. Puede ser incluso, que llegaran a usar varios métodos distintos. Al menos, la técnica del equinoccio de otoño tiene dos grandes ventajas: es muy sencilla y muy precisa.

Fuente: ABC.es | 19 de febrero de 2018

El primer cómic de la historia

Una de las obras arquitectónicas más singulares de Roma que aún permanecen en pie es la Columna Trajana, situada en detrás de la basílica Ulpia. En su fuste de 40 metros de alto y casi 4 de diámetro, sus relieves narran las campañas del emperador Trajano (53-117) contra los dacios en la región del Danubio. Las escenas, representadas en una espiral continua de 2.000 figuras, se suceden unas a otras desde la base hasta la cima, y el emperador aparece retratado en más de 70 ocasiones, como el protagonista de un cómic actual. De esta manera, los ciudadanos analfabetos podían seguir la historia de su triunfante soberano y asombrarse ante sus muchas virtudes. Nunca Superman, Batman o Spiderman gozaron de tanto protagonismo en los tebeos ya entrados en el siglo XX.

¿Apolodoro de Damasco o Trajano mismo? No sabemos a quién atribuir la genial idea de levantar esta columna, que si no tuvo antecedentes, gozó en cambio una secuela de imitaciones que va desde las columnas de Antonino Pío y Marco Aurelio (esta sigue en pie) hasta la de Plaxe Vendôme en el centro de París.

La inauguración de la Columna Trajana tuvo lugar en el año 113, al mismo tiempo que el Foro de César y el Templo de Venus Genetrix, acabados de restaurar por el emperador. Para levantar sus 30 metros de altura se trajeron de Paros (Grecia) 18 cubos de un mármol especial que pesaban 50 toneladas cada uno.

El destino de la columna era triple: señalar hasta dónde llegaba el monte desplazado por el foro; cobijar las cenizas del emperador (como se hizo en una urna de oro custodiada en la cámara mortuoria del lado norte del basamento) y conmemorar la susodicha conquista de la Dacia. Esta última costumbre tenía en Roma una tradición secular: la de situar la estatua del triunfador a una altura superior a la del común de los mortales.

Las monedas atestiguan que, en efecto, la columna estuvo coronada en su día por una estatua desnuda de Trajano, tal vez el original del que se deriva la copia en mármol de Itálica. La efigie desapareció en la Edad Media y el pontífice Sixto V la reemplazó por la actual de San Pedro.

Las estrías que asoman en la parte alta de la columna demuestran que la cinta de relieves que rodea al fuste está concebida como una banda enrollada al mismo, y no como los bajorrelieves labrados en los tambores de las columnas egipcias. Era costumbre en la Italia de entonces envolver en bandas las columnas de los templos de los dioses en días de fiesta, pero acaso la sugerencia no viniese de ahí, sino de los rollos de papiro en que se escribían entonces muchos libros. La ocurrencia de hacer de una columna el soporte de un relato gráfico era algo que hubiera repugnado a cualquier persona sensible de la Grecia clásica.

Sobre el alto basamento de mármol decorado con minuciosos relieves de armas y pertrechos bélicos (de 5,48 metros de lado), la columna soporta una helicoidal de 200 metros de longitud, cubierta del relieve más extenso que la Antigüedad llegó a conocer. La mitad inferior narra la primera guerra dácica (años 101-102), que terminó con la creación de un Estado vasallo de Roma, regido por Decébalo; la mitad superior, la segunda guerra (años 106-107) en que, sin motivo conocido, Trajano cambió de parecer y decidió convertir a la Dacia en provincia romana. El relato gráfico no experimenta más interrupción que la ocasionada por la figura de una Victoria, vista de perfil, que graba en su escudo la crónica de las gloriosas empresas de Trajano entre la primera y la segunda.

La representación comienza por debajo, donde el gigantesco dios fluvial del Danubio contempla asombrado el paso de las legiones romanas por un puente de barcas, una humillación que el río no había experimentado jamás. Era el anuncio fatídico del puente, también de madera, pero sobre pilas de piedra, que Apolodoro de Damasco construiría poco después junto al Portal de Hierro y que se ve muy bien en el tramo 74 del friso, correspondiente ya a la segunda guerra.

Más de 2.000 figuras, algunas repetidas, como era licencia aceptada en el relieve y en la pintura histórica, intervienen en la representación de la guerra y de lo que esta fue de verdad: nada de combates a la brava, ni turbulencia, ni casi movimiento, sino ingeniería, rutina, marchas, construcción de fosos, de puentes, de fortificaciones, asedios de ciudades y fortines, retiradas de heridos, conducción de cautivos..., siempre más miseria que gloria y sin incurrir en las épicas y arrolladoras victorias que en el relieve heroico dan satisfacción a la vanidad del vencedor.

En la obra resplandecen la unidad y la originalidad. La técnica en bajorrelieve es muy precisa y los detalles de los fondos, en los que aparecen paisajes, edificios o figuras, a veces están grabados. Las figuras protagonizan el espacio escénico y la perspectiva, en ocasiones, se representa a vista de pájaro según la técnica 'de mapa', por la que parece producir la sensación de que el suelo se inclina hacia delante, de manera que las figuras de los planos secundarios están por encima de las del primero y a la misma altura de relieve.
Resulta asombrosa la capacidad del autor para producir efectos de profundidad en un relieve de tan poco bulto. Es capaz de conseguir que a veces los últimos planos parezcan grabados, como ocurre a menudo en los fondos de paisaje. Los escorzos y las torsiones contribuyen a crear la ilusión de profundidad y hasta de número. Lo que a veces parece una multitud no pasa de una docena de figuras.

En el lado principal de la columna, es decir, el que da a la Basílica Ulpia, se encuentra la puerta de acceso a su interior y a la escalera de caracol, tallada en el mármol de los tambores del fuste. Por ella se llega hasta la cima de la columna, también llamada cochlea (de caracol) por su estructura interna, compuesta de 185 peldaños e iluminada por 43 estrechas ventanas o lumbreras.

El hecho de que fueran depositadas en su basa las cenizas de un emperador tan respetado por su fama de buen militar, su nobleza de carácter y sentido de la justicia, incluso por la Roma cristiana, es probable que contribuyera a su condición de monumento digno de ser conservado y hasta de ser coronado por la figura del primer papa de Roma. Pese a toda la aureola que rodeó a la figura del emperador de origen hispano, aceptar que sus cenizas fueran depositadas dentro de una urna de oro en el interior del citado basamento de la columna fue algo insólito en esta época, ya que estaban prohibidos los enterramientos en la ciudad. Las necrópolis se extendían a lo largo de los caminos y siempre en las afueras de las urbes.

Conocida es la leyenda que aseguraba que san Gregorio Magno, el papa que dirigió los destinos de Roma entre los años 590 y 604, se sintió conmovido por una de las escenas de la columna en la que aparecía Trajano ayudando a una mujer cuyo hijo acababa de morir. Por esta razón rogó para que el alma de un personaje tan compasivo fuera rescatada del Infierno. Dios se le apareció y le concedió la merced, pero le prohibió volver a rezar por las almas de los paganos. Este episodio caló de tal modo en la mentalidad popular que se decía que cuando las cenizas del emperador fueron exhumadas se pudo comprobar que no solo su calavera y su lengua estaban intactas, sino que esta había relatado su salida del Infierno.

Javier Ramos. Administrador del blog lugaresconhistoria.com

Dos investigadores hallan un campamento militar romano en el entorno de Mérida (Badajoz)

Han utilizado un sistema basado en el láser, el mismo que ha permitido encontrar una ciudad maya en Guatemala

Enrique Cerrillo Cuenca tiene 40 años y es de Cáceres. Tomás Cordero Ruiz tiene 39 y es natural de Mérida. Los dos son investigadores. Como otros muchos, tuvieron que irse de la región para trabajar en lo que más les gusta.

Actualmente, Enrique es profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid. Tomás es arqueólogo y está en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas-Nova FCSH de Lisboa.
Dicen que hay cierta similitud con el campamento militar Cáceres el Viejo. La estructura tiene forma rectangular y una superficie aproximada de 17 hectáreas.

Los 600 kilómetros que les separan no ha sido impedimento para hacer un importante descubrimiento en los alrededores de Mérida. Aunque en realidad comenzaron este proyecto cuando estaban en el Instituto de Arqueología de Mérida, donde ninguno ha continuado.
Enrique explica que, con una técnica que se llama LiDAR, han descubierto un campamento militar romano que tiene unas dimensiones como el de Cáceres el Viejo. Esta técnica es la misma que ha permitido hace unos días encontrar una ciudad maya en Guatemala.

Un LiDAR (Light Detection and Ranging o Laser Imaging Detection and Ranging) es un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado. La distancia al objeto se determina midiendo el tiempo de retraso entre la emisión del pulso y su detección a través de la señal reflejada. En general, la tecnología lídar tiene aplicaciones en geología, sismología y física de la atmósfera.

A la izquierda, vista aérea de la zona de dehesa donde se ha localizado lo que los dos investigadores han calificado como un campamento militar romano; a la derecha, imagen donde se aprecia el campamento romano con el foso que lo definía y parte de los muros que se conservan.
A la izquierda, vista aérea de la zona de dehesa donde se ha localizado lo que los dos investigadores han calificado como un campamento militar romano; a la derecha, imagen donde se aprecia el campamento romano con el foso que lo definía y parte de los muros que se conservan.

Enrique lamenta no poder aportar el lugar exacto del descubrimiento. El motivo es proteger el yacimiento y al dueño de la tierra donde está, ya que es una finca privada. Lo que sí confirman es que está en el entorno de Mérida. Y que la estructura tiene forma rectangular con unas dimensiones aproximadas de 525 por 365 metros, lo que supone una superficie aproximada de unas 17 hectáreas. El sitio está delimitado por un foso y, al menos en un lado, conserva aún un alzado que ha dejado su huella en la topografía.

Los dos conforman un equipo que se complementan con sus trabajos. Enrique se ocupa más de la técnica y del sistema por el que se descubre el yacimiento. Tomás es el que lo interpreta histórica y arqueológicamente.

Enrique explica que la técnica LiDAR consiste en un avión que va lanzando una serie de puntos de rayos láser, con lo que consigue hacer una topografía muy detallada del terreno. «Esos puntos tienen toda la información sobre el terreno. También de la vegetación. Cuando tratamos los archivos en un ordenador somos capaces de clasificar lo que es vegetación de lo que es terreno. Una vez que retiramos la vegetación, que es lo que no nos deja ver, es cuando nos damos cuenta de que empiezan a aparecer esa serie de sitios arqueológicos», explica.

Los dos investigadores confiesan que tienen ya gran parte de Extremadura peinada con este sistema, unas zonas con más intensidad que otras. De repente han visto multiplicado el patrimonio arqueológico. «De lo poco que se conocía, aplicando esa técnica, conseguimos ver yacimientos que, hasta ahora, no se habían visto», insiste Enrique.

Enrique explica que comenzaron con este proyecto en 2015, cuando el Instituto Geográfico Nacional libera los datos para todo el mundo. Los dos vieron el potencial y desde ese momento han desarrollado este proyecto. A ratos perdidos y siempre que sus trabajos se lo permiten.
Tomás explica que el descubrimiento es muy interesante a nivel histórico. «Es el primer campamento romano que identificamos en el territorio de Mérida. Nos habla del proceso de apropiación en época republicana que hace Roma de esta zona del Guadiana».

Época romana republicana

Añade que el campamento se tiene que encuadrar en época romana republicana, anterior a la fundación de Mérida. «Lo asignamos bien al proceso de conquista de la Lusitania, o bien dentro del proceso de las diferentes guerras civiles que hay en el último siglo de la república romana. Como todavía no se han realizado excavaciones arqueológicas no sabemos en qué encuadre histórico concreto podría estar el campamento. Lo que sí sabemos es que es un campamento romano de época republicana».

En el territorio de Mérida sería el primero. También es un dato muy importante para conocer el proceso de fundación de Mérida; por qué se funda en ese sitio, o cómo se produce la apropiación del territorio por parte de Roma en un lugar donde no tenemos información. «Descubrir un campamento romano siempre supone una gran noticia para el mundo arqueológico. Encontrar uno nuevo levanta un gran debate científico. Vamos a poder ahondar mucho mejor en el conocimiento de cómo se produjo la apropiación del territorio en esta zona de la cuenca del Guadiana por parte de Roma. Científicamente es muy interesante. Y a nivel histórico también. Nos permitirá comprender mejor Mérida, su entorno y sus primeros momentos de vida. Además, abrirá nuevas vías de investigación», explica Cordero.

Insiste que asumir el estudio de un territorio con el sistema LiDAR permite ahorrar mucho tiempo, conocer mejor el terreno y optimizar el trabajo que se desarrolla. «Ver los puntos concretos en la tierra nos permite ir a visitarlos sin tener que buscarlos para encontrarlos».

El siguiente paso, según indica Tomás, sería presentar un proyecto de investigación a corto, medio o largo plazo. Pero hay que tener en cuenta que el yacimiento está en terreno privado. «También tendríamos que ver las instituciones que podrían respaldar el proyecto como el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, el Instituto de Arqueología, la Junta, la Universidad... Y a partir de ahí, conseguir los permisos necesarios y comenzar con la prospección de superficie, la excavación arqueológica, el estudio de materiales...».

¿Por qué Enrique y Tomás están tan seguros de que lo que han encontrado es un campamento militar romano? Contestan con varios argumentos. «El resto de los campamentos que conocemos presentan la misma forma de los fosos. Sabemos que son fosos por el tipo de relieve que crea la imagen. En segundo lugar, porque tiene dimensiones similares a otros campamentos. La longitud es similar a Cáceres el Viejo».

Otro de los argumentos en los que se basan es que está localizado entre corrientes de agua, como otros campamentos de la época. También porque la forma de la planta es muy característica de los campamentos romanos. Y en último lugar, porque en las fotografías áreas se aprecia que no son fosos recientes, sino que están cubiertos y desdibujados por el paso del tiempo. Lo que no se puede determinar es si el carácter del campamento es estacional (castra aestiva) o permanente (castra hiberna o stativa).

Aunque han empezado por Mérida su intención es peinar el resto de la geografía extremeña para ver otros yacimientos y hacer nuevos descubrimientos.

Fuente: hoy.es | 18 de febrero de 2018