Nuevos significados del Stonehenge de Alemania, construido en madera

El recinto circular de Pömmelte estaba hecho de madera.

Religión e identidad se mezclan entre los milenarios restos del santuario de Pömmelte, en la zona central de Alemania. Este monumento construido hace unos 4.000 años, durante la transición entre el Neolítico y la Edad del Bronce, fue un centro de reuniones comunales y actividades rituales, con una estructura que representaría parte del cosmos. Todo un Stonehenge alemán, pero de madera.

Tanto Pömmelte -en la orilla del río Elba, cerca de Magdeburgo- como Stonehenge (separados por más de 1.100 kilómetros) se convirtieron en santuarios con funciones religiosas cada vez más complejas, incluso en relación con el culto de los muertos. El recinto circular de Pömmelte revela detalles, según el estudio publicado en la revista Antiquity , sobre religión y sociedad durante la transición del Neolítico a la Edad de Bronce y ofrece detalles del comportamiento ritual y la forma en que las personas organizaron su paisaje.

Hasta ahora, los expertos consideraban que los henge de las Islas Británicas no estaban relacionados con la Europa continental, una posición que las nuevas investigaciones ponen en duda. “Al igual que pasa con el paisaje de Stonehenge, la microrregión alrededor Pömmelte también revela una división ‘ceremonial’”, añaden los arqueólogos.

Un espacio interior sagrado dejó fuera todo el entorno profano. Y la adoración de los ancestros se centró en una choza funeraria cubierta de montículos. Las entradas a estos espacios estaban alineadas astronómicamente. Pömmelte tiene múltiples anillos concéntricos construidos en varias fases y todos ellos están diseñados con precisión milimétrica.

El santuario de Pömmelte (Alemania) comparte muchas similitudes con Stonehenge (Antiquity).

La ocupación principal comenzó entre el 2.321 y 2.211 a.C., según muestran los restos de cerámica campaniforme (Bell Beaker). Durante una segunda fase de uso, culturas del Neolítico Final y de la Edad del Bronce Temprano coexistieron y se entremezclaron hasta que el recinto fue desmantelado alrededor del 2.050 antes de Cristo, cuando las maderas fueron quemadas, la zona se aplanó y las zanjas y los pozos que limitaban los anillos se rellenaron con tierra.



El sitio de Pömmelte siguió siendo utilizado de forma esporádica durante una fase de abandono y reutilización que finalizó entre los años 1.636 y 1.488 antes de Cristo. Hasta 29 pozos en forma de eje se usaron para depositar objetos cuidadosamente seleccionados que ha sido clave para los arqueólogos a la hora de interpretar el significado del recinto.

Pömmelte siguió siendo usado de forma esporádica hasta un periodo entre el 1.636 y 1.488 a.C.
Estos depósitos incluyen vasos, jarras, tazas, huesos de animales, molinillos y algunas hachas de piedra. También se han identificado zonas de entierro. Entre los cuerpos hallados hay cuatro que presentan traumatismo craneal severo y se encontraron en posiciones que sugerían que habían sido arrojados.

“Sigue sin estar claro si estos individuos fueron asesinados ritualmente o si su muerte fue el resultado de un conflicto intergrupal, como una incursión”, señalan los investigadores. “Lo que nos permite es identificar el recinto Pömmelte como un lugar para ritual”, añaden.

Pömmelte se encuentra cerca de Magdeburgo (Antiquity)

Al santuario también se le atribuye una representación metafórica del planeta, una unidad con el cosmos que refleja el Weltanschauung (una concepción integral del mundo) que defendían los constructores del santuario. El complejo, sin embargo, sumó otro tipo de competencias vinculadas a la jurisdicción, el comercio y la defensa.

El disco celeste de Nebra (izquierda), que fue encontrado en 1999 en el monte Mittelberg (Sajonia-Anhalt) es la representación más antigua (de hace 3.600 años) que se conoce de la bóveda celeste.
Dos milenios antes, sin embargo, en la misma región proliferaron los Kreisgrabenanlagen, recintos circulares de entre 40 y 120 metros de diámetro se distribuyeron desde el Danubio medio (Eslovaquia meridional y Hungría occidental) hacia el oeste (Baja Austria, Baja Baviera) y hacia el noroeste (Moravia, Bohemia, Sajonia-Anhalt) siguiendo el Elba.

Desde el 2.500 a.C. en adelante, aparecen ejemplos de recintos circulares de este tipo en Europa Central, Iberia y Bulgaria, lo que sugiere un concepto unitario de santuario en toda Europa. “Esto indica que hubo comunicación a través de extensas redes al comienzo de la Edad de Bronce, con contenido intelectual y religioso circulado junto a las materias primas”, apuntan los autores.

Un segundo recinto de la Edad del Bronce con un diseño similar, por ejemplo, ha sido excavado cerca de Schönebeck, a poco más de un kilómetros al noroeste de Pömmelte. A pesar de aparentes similitudes en el diseño, los expertos destacan notables diferencias entre ambos que se explican por una cronología diferente o por tener funciones distintas.

Fuente: lavanguardia.com | 28 de junio de 2018

Tres kilómetros de sendero tras las pistas de Atapuerca

Eudald Carbonell al frente de un grupo que recorrre el sendero arqueo-botánico de Ataperca.

Las pistas están frente a nuestros ojos. Solo hay que aprender a observar para interpretarlas. Este es el juego que se plantea desde los senderos que rodean los yacimientos de la sierra de Atapuerca. Seguir estos caminos que hace un millón de años cruzaba Homo antecessor o Miguelón permitirán hacerse una composición de lugar de qué son los Yacimientos de Atapuerca y en qué consisten y de donde proceden esas piezas que se exponen en el Museo de la Evolución. «Este proyecto, que arrancó hace 25 años, pretende hacer de este espacio un lugar que integre el ámbito cultural, ecológico y evolutivo de la sierra», explicó el codirector de las excavaciones, Eudald Carbonell.

El trayecto que complementa el sendero botánico sobre la flora y fauna de la sierra y la visita espeleológica a Cueva Peluda permite contar con un espacio de reflexión, tres mesas interpretativas, cinco atriles y balizas tanto de dirección como explicativas de algunas especies de árboles y plantas de interés. Un grosellero que surge entre las grietas de una pequeña cantera del valle de la propiedad recibirá visitas frecuentes al que se ha dado en llamar Espacio de reflexión. Con una estructura metálica y espacio para sentarse contará con un panel que ayuda a reflexionar sobre «de dónde venimos, cuál ha sido nuestra trayectoria y pensar hacia dónde vamos». Es una de las tres mesas y cinco atriles que se han colocado en el que ya es un tramo de 1.500 metros. Aún falta otro tanto con miradores que dan una perspectiva de toda la sierra. La misma que podrían observar nuestros antepasados para buscar alimento o divisar peligros.

El objetivo es que esta parte final del sendero, que volverá al punto de inicio que es el aparcamiento de acceso a los yacimientos, esté lista para 2020. Uno de los miradores se ubicará sobre la estructura que se está colocando en Cueva Fantasma. La otra en la Cueva del Silo que será la continuidad de este sendero que finalizará en el antiguo quejigo que ya es mundialmente conocido porque junto a él Mauricio Antón recreó a los homínidos enterrados en la Sima de los Huesos. «Será una demostración de ecología social probablemente única en el mundo que completará tres kilómetros de recorrido saludable», explicó Eudald.

El director de las Aulas de Medio Ambiente, Miguel Ángel Pinto (D)muestra el sendero a Rafael Barbero (2I), Marc Benhamou (I) y Javier Gutíerrez (2D). - ECB

En el itinerario que ya está abierto discurre por el sendero de las Rozas. Un viejo camino de canteros del que se tiene constancia desde el siglo XI y que aún mantiene su vieja estructura. «Apenas hemos tenido que arreglar pequeñas zonas, y un desbroce selectivo», señala el responsable del Aula de Medio Ambiente de Caja de Burgos, Miguel Ángel Pinto.

«Esta zona comunicaba todas las entradas de cuevas conocidas y, se indicará en este trazado qué yacimiento está por debajo y a cuantos metros para que el visitante pueda hacerse una composición de lugar de lo que es el complejo de yacimientos», señalaba otra de las coordinadoras del proyecto, Ana Isabel Ortega. Una forma de acercarse a «ese valle que no vemos pero sobre el que tenemos tanta información sobre la ocupación humana».

Entre los paneles destaca el referido al complejo de Galería de las Estatuas, donde el año pasado se encontró un pequeño falange neandertal, y cuya entrada está muy próxima a este sendero. También se pasea sobre Galería Baja, Galería del Silo o el Salón del Coro. Estos yacimientos van acompañados de imágenes del interior así como una leyenda con información sobre hallazgos que les han hecho conocidos. También hay una referencia a una imagen realizada por Isidro Gil en 1868 y la publicación del libro ‘Cueva llamada de Atapuerca’, la primera publicación científica sobre la sierra de la que se cumplen 150 años.


Este complejo surge de la colaboración entre la Fundación Atapuerca, la Fundación Caja Burgos y Caixabank. Un proyecto que ayer sus principales responsables, Rafael Barbero y Mark Benhamou, pudieron disfrutar con la guía de los responsables además de los codirectores Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro. Una visita que finalizó frente al gran quejigo de 400 años que en la recreación de Mauricio Antón daba sombra a Miguelón y su tribu y ayer a quienes han hecho posible que los visitantes puedan recorrer estos caminos del pasado de forma libre y gratuita. Aunque quien quiera conocer un poco más de este entorno podrán participar en visitas guiadas en sábados alternos (primero y tercero Atapuerca Natural y segundo y cuarto Atapuerca Espeleo) a partir de las 11.30. Ambas visitas tienen una duración de 2,30 minutos y un coste de 12 y 18 euros respectivamente.

Fuente: elcorreodeburgos.com | 28 de junio de 2018

Investigadores hacen crecer ‘minicerebros’ de Neandertales para entender nuestra evolución

El laboratorio de Alysson Muotri desarrolló estos organoides cerebrales a partir de células madre humanas que tenían un gen de desarrollo editado en la versión que una vez poseyeron los neandertales. J. COHEN / CIENCIA

Expertos norteamericanos están diseñando células madre para incluir genes de neandertales y hacerlos crecer en “minicerebros” que reflejan la influencia de DNA antiguo. El trabajo no ha sido publicado aún, pero una de sus autoras compartió el trabajo en la Universidad de California, San Diego.

Entender cómo evolucionó el órgano que nos hace quienes somos es una tarea muy complicada. Y para lograrlo, uno de los pasos a seguir es observar el cerebro de las especies que nos precedieron. Hasta ahora, los investigadores abocados a entender el cerebro neandertal y cómo este difería del nuestro tuvieron que estudiar, literalmente, a un vacío. Lo mejor que se pudo hacer para comprender la neurología de nuestros misteriosos parientes (ya extintos) vino de analizar la forma y volumen de los espacios dentro de sus fosilizados cráneos.

En la más reciente investigación, una mixtura de tres campos poderosísimos de la ciencia (el ADN antiguo, la técnica de edición genética CRISPR, y los organoides u órganos en miniatura in vitro) ofrece una opción nueva y provocativa (aunque todavía preliminar) de alcanzar la ansiada comprensión (y claro está, el aprovechamiento del conocimiento para crear explorando nuevos umbrales). Un equipo de investigadores está diseñando células madre para incluir genes de neandertales y hacerlos crecer en “minicerebros” que reflejan la influencia de DNA antiguo. ScienceMag.org da cuenta del trabajo.
El equipo de Alysoon Muotri (izquierda) ha logrado que células madre dotadas de ADN neandertal imiten la corteza (la capa externa del cerebros reales). En comparación a los minicerebros corticales hechos con células humanas típicas, los organoides neandertales tienen una forma diferente de redes neurales, incluyendo algunas que pueden haber influido en la habilidad de la especie de socializar. “Intentamos recrear las mentes de los neandertales”.
Muotri se enfocó en uno de 200 genes codificadores de proteínas que difieren entre neandertales y humanos modernos. Específicamente hablamos en el NOVA1, que juega un rol en el desarrollo temprano del cerebro en humanos modernos, también relacionado al autismo y la esquizofrenia. Al controlar este el empalme de ARN de otros genes, posiblemente ayuda a producir más de 100 proteínas nuevas en neandertales. Convenientemente, solo un par de bases de ADN difieren entre un gen neandertal y el de un humano moderno.

Muotri y sus colaboradores empezaron con células cutáneas de una persona neurotípica (es decir, alguien sin defectos genéticos debidos a desórdenes neurológicos) y manipularon su genoma para volverlas células madre pluripotentes. Usando CRISPR, el equipo luego apuntó a NOVA1 y la cambió por el par de bases neandertal para reemplazar el par de humano moderno. Para evitar ser despistado por un cambio fuera del objetivo de CRISPR al igual que errores genéticos que pueden ocurrir de producir células madre, el equipo secuenció las células resultantes y descartó cualquiera que haya tenido mutaciones indeseadas.

Neanderoides

Foto: En comparación con los organoides cerebrales desarrollados a partir de células humanas normales (arriba), aquellos con una variante del gen Neandertal (abajo) difieren en apariencia y comportamiento. Alysson Muotri.
Tomó varios meses hacer crecer las células madre contenedoras del ADN neandertal y volverlas organoides. El equipo las llamó “neanderoides”. Comparándolas con organoides humanos hechos bajo condiciones idénticas, los investigadores hallaron que las células neurales con el NOVA1 neandartalizado migran más rápidamente dentro de un organoide a medida que forman estructuras. Esto último aún no saben cómo interpretarlo.
Otro detalle es que los neanderoides tienen una forma de popcorn, mientras que sus pares de humanos modernos son esféricos. Las neuronas neanderoides hacen menos conexiones sinápticas, creando lo que se asemeja a una red neuronal anormal. Muchas de estas diferencias reflejan lo que Muotri halló estudiando casos de autismo, de acuerdo a la científica.

Robots con minicerebros

Muotri ha desarrollado organoides al punto en el que su equipo puede detectar señales eléctricas oscilando dentro de las bolas de tejido. Hoy, se encuentran intentando cablear los organoides a robots similares a cangrejos, esperando que estos organoides aprendan a controlar los movimientos de los robots. Y luego, la científica quiere enfrentarlos a robots conducidos por cerebros de neanderoides.
Un equipo de biólogos australianos acaba de descubrir la existencia de una nueva estructura de ADN nunca antes vista en las células vivas. Descrito como un "nudo retorcido" de ADN, el descubrimiento confirma que nuestro complejo código genético está diseñado con una simetría más intrincada que la estructura de doble hélice que todo el mundo conoce, y las formas en que estas variantes moleculares afectan cómo funciona nuestra biología.

Fuentes: elespectador.com | sciencemag.org | 24 de junio de 2018

La civilización china tiene, al menos, 5.000 años

La civilización china, considerada como la que más largamente ha pervivido desde la antigüedad hasta la época contemporánea, nació hace 5.800 años y maduró como tal hace 3.800, anunciaron hoy académicos chinos tras 15 años de trabajo financiado por el Estado para determinar esta antigüedad.
Los detalles de la investigación se anunciaron en una rueda de prensa del Consejo de Estado (Ejecutivo chino) en la que el subdirector de la Administración Estatal de Patrimonio Cultural, Guan Qiang, explicó que «los primeros signos de civilización emergieron hace 5.800 años en áreas de los ríos Amarillo, Yangtsé y Liao Occidental».

Otras zonas de China desarrollaron culturas igualmente avanzadas hace 5.300 años, y «unos 3.800 años atrás, una civilización más madura se desarrolló en las llanuras centrales y comenzó a influir culturalmente en regiones circundantes», subrayó el experto.

La conclusión es el fruto de un programa para buscar el origen y desarrollo de China que comenzó en 2001 y concluyó en 2016, lanzado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y en el que han intervenido también los de Educación y Finanzas, así como las diversas academias estatales de ciencias, entre otras instituciones.

La investigación fue liderada por expertos del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias Sociales de China y por la Universidad de Pekín, con destacados responsables como los arqueólogos Yan Wenming, Li Boqian o Zhu Fenghan.

«Durante un largo periodo de tiempo ha habido falta de evidencias materiales y de conocimiento sistemático sobre el origen y desarrollo de la civilización oriental, simbolizada por China», admitió hoy Guan en rueda de prensa.
La situación comenzó a cambiar con los trabajos arqueológicos que comenzaron en China en los años 20 del siglo pasado, subrayó el subdirector de patrimonio cultural.


Hasta ahora, se había considerado a grandes rasgos que la civilización china tenía «más de 5.000 años de historia» aunque hay diversas teorías sobre su origen, ya que se han seguido criterios distintos -manifestaciones escritas, artísticas, herramientas...- para considerar el nacimiento de la cultura oriental.

En el trabajo presentado hoy, por ejemplo, se unifican las diversas formas de civilización surgidas en diferentes regiones de la actual China, en lugar de considerar sólo la del río Amarillo (norte del país), considerada tradicionalmente la verdadera cuna cultural nacional.

«Varias áreas a través de la vasta tierra de China mostraron diferencias en cuestión de medio ambiente, economía, sociedad y religión en sus periodos formativos», reconoció hoy Guan, quien sin embargo afirmó la existencia de una «unidad en la diversidad».

«Eventualmente, se desarrolló un núcleo de civilización representado por la cultura Erlitou», añadió el experto, aludiendo a culturas pertenecientes a la edad de Bronce en la cuenca del Amarillo y que en China son también conocidas como las dinastías casi legendarias Xia, Shang y Zhou.
Guan también subrayó que la civilización china durante su desarrollo recogió importantes influencias de culturas extranjeras, tales como el cultivo de trigo, la domesticación de ganado o la misma utilización del bronce, unos usos importados de pueblos de Asia Central y Occidental.

Fuente: abc.es | 28 de mayo de 2018

Una ruta arqueológica desvela los secretos enterrados en el tiempo de la historia de Valladolid

Foto: Mosaico de los cántaros.

El subsuelo alberga gran parte de la historia de las ciudades, catacumbas en las que siglos de memoria han permanecido estratificados y enterrados en el tiempo con la piedra como único testigo. Tal es el caso de Valladolid, cuyo mapa subterráneo desvela una villa oculta y desconocida. La Cripta de la Iglesia de El Salvador, el monasterio de San Benito el Real o el parque arqueológico del Archivo de San Agustín son algunos de los lugares que esconden los primeros vestigios de la capital vallisoletana.

Esta memoria del pasado está presente en muchos rincones de la ciudad, como ocurre con el edificio de las Cortes de Castilla y León erigido sobre una zona urbana periférica denominada 'Villa de Prado', que ha adoptado este nombre de la villa romana que allí se ubicaba.Precisamente, el 'Mosaico de los Cántaros' (s. IV), una de las obras rescatadas de este yacimiento, preside el hemiciclo del Parlamento autonómico. También aparecieron restos de asentamientos romanos junto a la Iglesia de la Antigua, así como en las céntricas calles de Angustias, Arribas, Juan Mambrilla, Empecinado o Padilla.


Sin embargo, no se tiene constancia de una ocupación estable de la ciudad hasta la Edad Media, con la repoblación de la Meseta que Alfonso III encargó, en el siglo XI, al conde Pedro Ansúrez y su mujer, Eylo Alfonso. Durante los dos siglos siguientes la ciudad creció exponencialmente y sirvió, en ocasiones, como residencia real y sede de las Cortes. Fue entonces cuando el primer Alcazarejo se transformó en Alcázar Real. Sobre sus restos se erigiría, en 1569, el Monasterio de San Benito, edificio gótico que funcionaba como sede de los monjes benedictinos y que en la actualidad pertenece al Ayuntamiento de Valladolid.

Los restos del antiguo Alcazarejo albergan, a día de hoy, la calefacción del edificio y el local que ahora se conoce como la Sala Municipal de Exposiciones de San Benito funcionó, en el pasado, como bodega de los benedictinos, de cuyo lagar aún se conservan restos. Valladolid también fue cuna de reyes, pues en el Palacio de Pimentel -actual sede de la Diputación Provincial- nació, en 1527, el que más tarde sería coronado como Felipe II, un monarca de gran importancia para la ciudad, pues dio lugar a una nueva organización urbana.

El 21 de septiembre de 1561, un incendio generado en un establecimiento de la calle Platerías y que duró tres días arrasó cerca del 13 por ciento de las casas de la ciudad. La reconstrucción de la zona, en la que Felipe II se implicó personalmente, se llevó entre 1562 y 1576 y supuso el abandono del canon medieval de calles laberínticas para dar lugar a la primera plaza regularizada de España: la Plaza Mayor de Valladolid (abajo), que sentó cátedra de un modelo arquitectónico que, 250 años después, tomarían como ejemplo Madrid o Salamanca.


La capital vallisoletana ha sido pionera en otros muchos aspectos, pues también presume de ser la ciudad natal de San Pedro Regalado, a quien muchos consideran patrón de Internet porque se le atribuye el don de la ubicuidad, característica que compartiría con la red de redes.

El patrón de la ciudad nació en la calle Platerías a finales del siglo XIV y fue bautizado en la Iglesia de El Salvador, cuyo subsuelo también esconde secretos como la cripta de la familia González Illescas, que más tarde pasaría a acoger los restos óseos de otras familias nobles hasta transformarse, con el paso de los años, en un cementerio infantil. En el interior de esta cripta, la más profunda de las que se encuentran bajo la capilla, se pueden contemplar osarios que se remontan al siglo XIII.

Otra de las paradas de esta ruta es el parque arqueológico del Archivo de San Agustín, donde se encontraría el barrio de Reoyo, próximo al Pisuerga y que, según relataba Fray Mancio de Torres, tenía tres calles: la de la Cárcaba, la de Arroyo y la de Reoyo y que disponía, en total, de 64 casas. Este mismo yacimiento albergaba la capilla de Santiago o del Sacramento, edificada siguiendo las trazas del arquitecto Diego de Praves entre 1592 y 1594 y que sirvió de sepultura para su patrocinador, el banquero vallisoletano Fabio Nelli de Espinosa y su mujer, Gracia de Rivadeneira.
Gran parte de la historia de Valladolid ha brotado desde el subsuelo para recordar a aquellos que viven en la superficie de donde provienen sus raíces. Sin embargo, fragmentos de la memoria de la ciudad aún permanecen enterrados, como ocurre con el antiguo cauce del ramal norte del Esgueva, cuyos arcos, ocultos bajo el suelo, vertebran en secreto la ciudad.

Fuente:lavanguardia.com | 23 de junio de 2018