Descubren en Valencina de la Concepción (Sevilla) "contundentes" estructuras de una "gran obra civil" prehistórica quizá de fin defensivo

Foto: Estructuras halladas en Valencina JUAN MANUEL VARGAS

Las excavaciones arqueológicas de carácter preventivo incluidas en el proyecto de la nueva biblioteca de Valencina de la Concepción (Sevilla) han supuesto el descubrimiento de un foso de más de cinco metros de profundidad, flanqueado por "contundentes" construcciones de piedra que corresponderían a una "gran obra civil" quizá de carácter "defensivo", acometida dentro del perímetro del gran asentamiento humano que poblaba esta zona del Aljarafe durante la Prehistoria. Hablamos del proyecto promovido por el Ayuntamiento de Valencina de la Concepción, para construir un nuevo edificio que albergue las instalaciones de la biblioteca municipal.

El lugar elegido para ello es el antiguo recinto del instituto Las Encinas, enclavado entre las calles Trabajadores y Alegría y relevado en 2007 a cuenta del estreno de un nuevo complejo para el instituto en la calle Federico García Lorca. El antiguo recinto, no obstante, fue recuperado para su uso original a partir del curso 2009/2010, al objeto de absorber al creciente número de alumnos del municipio que desembarcaba en la educación secundaria. El proyecto, en cualquier caso, implica la construcción de las nuevas instalaciones de la biblioteca como anexo a las actuales y veteranas construcciones educativas de la calle Trabajadores, toda vez que esta actuación promovida desde 2017 por el Ayuntamiento incluía las correspondientes prospecciones arqueológicas.

EL LEGADO CALCOLÍTICO DE VALENCINA

Y es que 779 hectáreas de Valencina y Castilleja de Guzmán están declaradas como zona arqueológica, al albergar múltiples vestigios del gran asentamiento humano que, durante la Edad del Cobre, habría poblado con mayor o menor frecuencia este entorno de la cornisa aljarafeña. No en vano, el término municipal de Valencina alberga los dólmenes de La Pastora y de Matarrubilla, así como otros numerosos vestigios de su pasado calcolítico, toda vez que un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que con una extensión de unas 450 hectáreas, el asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán "es de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la Península Ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía". Dicho estudio, por cierto, planteaba la tesis de que este asentamiento humano habría tenido una función "ritual" o ceremonial y no urbana. Según la mencionada investigación científica, el asentamiento calcolítico de Valencina habría sido un lugar de reunión, "demostraciones competitivas y rituales", con "cambiantes ocupaciones ocasionales o estacionales" de la zona, más que una "densa ocupación permanente" de carácter urbano.

FOSO, MURO Y RESTOS DE UN POSIBLE "BASTIÓN"

De cualquier manera, el arqueólogo municipal de Valencina, Juan Manuel Vargas (izquierda), ha informado a Europa Press de que las excavaciones preventivas incluidas en el proyecto de la nueva biblioteca han supuesto el hallazgo de un gran foso de unos cinco metros de profundidad y "sección en uve", flanqueado en su lado norte por "estructuras de piedra" interpretadas como los cimientos de un "gran muro" y en su lado sur por otra estructura pétrea "de tipo poligonal compacta", que quizá hubiese funcionado como un "bastión".
Estas estructuras de piedra, según Juan Manuel Vargas, "contaban con un alzado de adobe de cierta contundencia", incluso de "un par de metros de altura o más". Ello se deduce de que dentro del foso, los arqueólogos han localizado numerosos "fragmentos de adobe" que habrían caído a esta profunda zanja tras "colapsar" las citadas construcciones. Para reflejar la envergadura de esta "obra de gran contundencia", Juan Manuel Vargas ha precisado que "el mencionado foso tenía más de seis metros de ancho y una profundidad superior a los cinco metros", toda vez que han sido localizadas "evidencias" de que debió contar con una "pasarela de madera" para cruzar de un lado a otro. En cuanto a las construcciones de piedra, ha detallado que los cimientos de muro hallados inducen a pensar en una estructura de casi 7,3 metros de longitud por dos metros de ancho, mientras la estructura poligonal tendría un "contundente tamaño" de 3,63 por 2,34 metros.

"GRAN OBRA CIVIL"

Se trata, en cualquier caso, de los vestigios de "una gran obra civil" inicialmente interpretada con "funciones defensivas", de "acceso notable" a un recinto o con ambas finalidades. En cualquier caso, Juan Manuel Vargas ha manifestado que estos restos "reflejan un gran momento constructivo que supera lo que se podrían considerar estructuras de tipo doméstico". Además, ha destacado el hecho de que estas construcciones "constituyen las primeras grandes estructuras de piedra con funciones no funerarias" descubiertas en el asentamiento calcolítico de Valencina. No obstante, Juan Manuel Vargas ha explicado que la investigación de esta gran obra civil del asentamiento prehistórico está pendiente de las pruebas de radiocarbono encargadas para confirmar que el foso y las citadas estructuras de piedra son coetáneas, dentro de la batería de pruebas solicitadas para "averiguar el impacto real de esta construcción".

Fuente: Europa Press | 20minutos, 14 de diciembre de 2018

Un "lápiz" de hace entre 45.000 y 50.000 años es encontrado en la cueva de Denísova (Altái, Rusia)

El equipo de arqueólogos que excava en la cueva de Denísova ha encontrado un "lápiz" antiguo, un pedazo de hematita, procesada de hace entre 45.000-50.000 años. Presumiblemente, el lápiz fue usado con fines artísticos, según un comunicado de prensa del Instituto de Arqueología y Etnografía de Rusia.

La cueva de Denísova se encuentra en el sur del territorio de Altái, Rusia. Es famosa porque en diferentes épocas, representantes de las tres especies de humanos actualmente conocidas vivieron en la cueva: neandertales, denisovanos y humanos modernos. Los neandertales y los denisovanos habitaron la región casi al mismo tiempo y llegaron a hibridar entre ellos. Los humanos modernos aparecieron aquí mucho más tarde, aproximadamente en el tercer milenio antes de Cristo.

Cueva Denisova. Fotos: Vera Salnitskaya

Los arqueólogos han encontrado numerosos artefactos en la cueva, en particular, herramientas de piedra, cuentas de huesos, colgantes hechos de dientes de animales y piedras ornamentales. Recientemente, encontraron un fragmento de una diadema hecha de colmillo de mamut.

El nuevo hallazgo es un pedazo de hematita trabajada en forma de lápiz, un mineral de color rojo que los antiguos usaban como tinte. Los científicos lo encontraron en una capa que data de hace entre 45.000-50.000 años.

“Este es un pigmento natural, labrado en forma de un lápiz. Como está procesado podemos decir que es un artefacto. No conocemos su uso específico, pero presumiblemente se usó con fines artísticos. Es el primer hallazgo de este tipo en la cueva Denísova", dice el director del Instituto de Arqueología y Etnografía de Rusia, Mikhail Shunkov.

Fuente: nmas1.org | siberiantimes.com | 13 de diciembre de 2018

La evolución histórica de las lenguas indoeuropeas, explicada en un magnífico mapa animado

Pese a la ausencia de fuentes escritas, el protoindoeuropeo (PIE) es una de los idiomas prehistóricos mejor conocidos por la investigación lingüística. Se tiene constancia de su existencia desde hace siglos, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando su forma se fijó y nuestro conocimiento sobre el germen de la mayor familia de lenguas del planeta se expandió. Hoy, desde la India hasta Chile, 3.200 millones de hablantes le deben su lengua.

Su proceso de conquista ha sido larguísimo, desarrollado a lo largo de miles de años. Y también muy cambiante. Allí donde hoy damos por hecho que siempre se ha hablado la misma lengua, como Italia, Francia o Reino Unido, hubo antes otras, no siempre indoeuropeas. El ejemplo más nítido de este proceso es la península ibérica, donde sólo la llegada de los romanos borró para siempre el legado de sus idiomas no indoeuropeos (con la notable excepción del euskera).

Como siempre, la mejor forma de entender procesos tan prolongados a lo largo de la historia es mediante un mapa. En este caso, uno animado que recorre las veleidades idiomáticas del continente europeo desde aproximadamente el año 500 a.C. hasta la Baja Edad Media, en torno al 1300 d.C. Cada familia indoeuropea se colorea de forma distinta, de tal modo que es más sencillo comprender cómo cambiaron las fronteras lingüísticas de Europa.

¿Qué nos cuenta el mapa? Que las presiones migratorias han definido la historia de las lenguas indoeuropeas. El Imperio Romano sirvió de catalizador para impulsar las lenguas romances en espacios donde antaño se hablaban o bien otras familias indoeuropeas (como la celta) o bien lenguas no relacionadas con el PIE. Los hoy territorios de España, Grecia o Turquía conocieron idiomas extraños como el íbero, el urarteo o el minoico, aún hoy misteriosos.
Incluso tras su periodo de asentamiento y dominio, muchas lenguas indoeuropeas se vieron sometidas a crisis políticas o demográficas. En la península ibérica el árabe y otras lenguas semíticas ganaron una enorme preponderancia durante los primeros siglos del Emirato y el Califato de Córdoba. En el Este de Europa, la permanente oleada de migraciones asiáticas trajo lenguas urálicas como el húngaro o el finlandés.

Estos cambios reciente se sucedieron bien entrada la Edad Media e incluso la Edad Moderna, cuando parte de los estados de Europa Occidental ya habían quedado fijados en torno a, al menos, un puñado de lenguas hermanas (las variantes cisalpinas e italo-dálmatas de Italia, las lenguas íberas de España y Portugal, las del Oil y occitanas de Francia). Las grandes oleadas eslavas o húngaras se dan en torno al 700 u 800 d.C.

La hipótesis más aceptada sobre el origen del PIE lo ubica en las estepas centroasiáticas y hoy rusas, y su migración fue descomunal. Una rama de la lengua (con características fonéticas y gramaticales radicalmente distintas a las familias europeas) pervive hoy tanto en la India como en Irán (el persa), contabilizando millones y millones de hablantes (que no aparecen en este mapa animado).
La otra entró al continente por el este e introdujo no sólo su lengua, poco a poco disgregada del PIE, sino también sus costumbres, culturas y religiones prehistóricas. De ahí que tan tarde como el año 500 a.C (cuando civilizaciones como la persa, la china o la egipcia ya se habían desarrollado en plenitud) los idiomas indoeuropeos aún no se hubieran introducido en el oeste europeo. Lo harían primero los celtas, en su gran oleada migratoria, y a ellos les debemos aún hoy un puñado de pequeñas lenguas.

Sea como fuere, lo que el mapa revela es lo profundamente apasionante de la historia lingüística de las familias indoeuropeas, y los numerosos vaivenes que configuran, hoy, el diverso lienzo idiomático de Europa.


Llegan los celtas.


Y también los romanos a la península ibérica.


En su punto álgido, Roma legó una lengua de la que nacerían posteriormente el francés, el italiano y el español.


Para el año 700 d.C las lenguas romances se habían fragmentado, mientras el griego se había expandido por la Anatolia y los balcanes. Las migraciones eslavas seguían su rumbo, así como la expansión germánica en el norte.


Las lenguas germánicas comienzan a aparecer en Reino Unido, por medio de las invasiones vikingas y las migraciones frisias y anglo-sajonas. En la península ibérica la entrada de la cultura árabe provoca un retroceso de las lenguas indoeuropeas, mientras en el centro de Europa aparece, como una isla blanca, el húngaro. Directo desde los Urales.


Y a la altura del 1300, las familias lingüísticas ya estaban fijadas.

Fuente: magnet.xataka.com | 13 de diciembre de 2018

Stonehenge pudo haber sido construido utilizando la fuerza de tracción del ganado bovino

El misterio de cómo las piedras azules de Stonehenge fueron transportadas 160 kilómetros desde Gales hasta Wiltshire ha desconcertado a los arqueólogos durante generaciones.
Algunos expertos dicen que los glaciares trasladaron y depositaron las enormes rocas en la última era glacial, mientras que otros sugieren que las piedras fueron arrastradas con rodillos o trineos utilizando mano de obra.

Sin embargo, una nueva investigación de los arqueólogos del University College de Londres (UCL) apunta a una explicación mucho más simple: que el ganado fue un medio empleado para mover grandes cargas hacia el 6.000 a.C.

En este estudio, publicado en Antiquity, los arqueólogos señalan que los huesos de las patas del ganado bovino utilizado en los Balcanes durante el periodo Neolítico muestran patrones característicos de desgaste, lo que indica que estaban siendo empleados para labores de tracción casi 2.000 años antes de lo que se pensaba, es decir, ello significa que los granjeros neolíticos ya estaban utilizando el ganado para mover grandes cargas antes de que Stonehenge se construyera hace 5.000 años.
La autora principal del estudio, la Dra. Jane Gaastra (izquierda), del departamento de Arqueología del UCL, dijo: “Nuestra identificación de la tracción animal sistemática en torno al 6000 a.C., hace que sea aún más probable que hubiera animales disponibles para las tareas de labor durante la construcción de Stonehenge".

"En consecuencia, ello proporciona una buena vía para llevar a cabo más investigaciones al respecto".

“La zona de los Balcanes donde encontramos los restos óseos era un entorno muy boscoso durante el período Neolítico, por lo que cortar árboles para crear asentamientos habría requerido de mucha mano de obra. Por lo tanto, el ganado habría sido un activo vital para ayudar a transportar elementos como la madera con la que construir viviendas".
El estudio se realizó en los Balcanes central y occidental, y muestra que los primeros agricultores europeos no estaban simplemente utilizando el ganado como fuente de carne o de productos lácteos, sino también como medio de propulsión.

Superficies articulares proximales de las falanges secundarias anteriores de Bos taurus de Foeni-Salaş (A) y Blagotin (B). El espécimen A muestra la ampliación de la faceta articular medial en comparación con una superficie articular normal en el ejemplar B (Fotografías de J. Gaastra)

Investigaciones anteriores sugerían que los animales no se usaron para labores de tracción hasta mucho más tarde, con la invención del arado y el carro, y, como quiera que no hay evidencia de ninguno de los dos en Stonehenge, es por lo que se ha venido creyendo que los animales no se han empleado para mover las piedras del monumento.

El coautor de la investigación, el Dr. Marc Vander Linden (derecha), anteriormente profesor en el departamento de Arqueología del UCL, y en la actualidad en la Universidad de Cambridge, dijo: "Hasta ahora, en general, se ha considerado que la tracción animal comenzó a emplearse durante el V ó IV milenio a.C., paralelamente a la introducción del arado y la rueda, pero nuestro estudio demuestra que este no es el caso".

“Hemos revelado que cuando la rueda y el arado estuvieron disponibles, los agricultores ya tenían experiencia en el empleo del ganado para labores de tracción, y tal circunstanci podría haber facilitado la difusión de estas innovaciones".
“Las piedras azules se movieron durante la segunda mitad del III milenio a.C., un período en el cual ya se había establecido la tracción animal. Desde este punto de vista, nuestro estudio solo muestra que dicha tracción fue practicada por los primeros agricultores europeos mucho antes de lo que generalmente se ha venido considerando. Y, francamente, no hay razón para pensar que no se empleó".


Metatarso de un 'Bos taurus' de Kneževi Vinograd que muestra remodelación subpatológica del cóndilo medial como resultado de la fuerza de tracción ejercida. Su datación se sitúa entre 6015-5897 a.C. Fotografía de J. Gaastra.

Los arqueólogos del UCL investigaron doce muestras de restos óseos de patas de ganado bovino, tanto de machos como hembras de once enclaves neolíticos en los Balcanes central y occidental, esto es, en Croacia, Serbia, Rumania y Bosnia-Herzegovina, y que abarcan un periodo que va desde el 6.000 hasta 4.500 a.C.

Se constató que los huesos de las patas de tales animales tenían un crecimiento adicional en el lado interno, el área que implica soportar la mayor parte de una carga pesada.

El experto en Stonehenge, el profesor Mike Parker Pearson (izquierda), miembro también del UCL, agregó: "No hay evidencia de que la fuerza de tracción animal haya sido empleada en Stonehenge. Ahora bien, sí tenemos una mandíbula de ganado en Stonehenge con la misma datación en que llegaron las piedras azules, alrededor del 3000 a. C., y que proviene de una vaca anciana que creció en un terreno geológico compatible con el que se halla en el oeste de Gales".

Fuente: uk.news.yahoo.com | University College London| 12 de diciembre de 2018

Las seis joyas de la egiptología española

Foto: Sarcófago encontrado por el equipo arqueológico de la misión Djehuty. PROYECTO DJEHUTY

Son maravillas rescatadas durante sucesivas y arduas campañas de excavación. La cuidada selección de un inventario que suma decenas de miles de piezas, desde sarcófagos, momias o estelas hasta vasijas, papiros, figurillas funerarias y materiales de embalsamamiento. Un gigantesco puzzle que avala la labor reciente de la egiptología española, una recién llegada si se compara con la tradición centenaria de franceses, alemanes o británicos. La selección aquí presentada -firmada por equipos multidisciplinares donde conviven arqueólogos, arquitectos, restauradores, topógrafos o antropólogos- abarca milenios de historia, a menudo agazapados entre los estratos de cada uno de los yacimientos.

Como en Heracleópolis Magna -a unos 150 kilómetros al sur de El Cairo-, la más veterana de las expediciones españolas en Egipto. "Nuestro hallazgo más espectacular es, sin duda, la tumba de Hotep-Uadjet. Sus paredes están pintadas con escenas funerarias, mostrando al difunto sentado delante de una mesa de ofrendas", explica Carmen Pérez Die, su máxima representante desde hace décadas. Un recorrido por el tiempo que también evoca Myriam Seco, quien codirige desde 2008 la tarea de rescatar el templo funerario de Tutmosis III. "Nuestras expectativas iniciales se han ampliado. En un mismo lugar vamos a poder contar más de 1.000 años de la historia de Egipto porque hemos encontrado hasta una necrópolis de época tardía".

En la sureña Luxor, a un tiro de piedra de los muros que el empeño de esta sevillana han vuelto a erigir, se cita cada febrero el proyecto "Djehuty", a las órdenes de José Manuel Galán. Desde 2002, la misión escudriña una necrópolis excavada en la falda de una colina rocosa. Su último hallazgo, un jardín funerario, acaeció el pasado año. "Se conservan en muy buen estado las semillas que se plantaron hace 4.000 años. El jardín promete ofrecer una información interesante y prácticamente única sobre el uso de las plantas con fines religiosos y funerarios e, indirectamente, sobre el medio ambiente en la antigua Tebas", pronostica su "mudir" (director, en árabe).

En la orilla occidental de Luxor ha hallado refugio, además, el equipo de Antonio Morales, con un prometedor futuro. "Nuestra excavación se ubica entre la meseta de Asasif y la colina septentrional de Deir el Bahari, donde se levantan los complejos funerarios de los principales oficiales de finales de la XI y principios de la XII dinastía. En los últimos dos años hemos conseguido extender la concesión, incluyendo una docena de tumbas en varios sectores de trabajo", comenta esperanzado. Una misión detectivesca que comparte con el proyecto de Miguel Ángel Molinero, también en los pliegues áridos de Luxor. "Cuando empezamos a trabajar, uno de los objetivos era identificar el nombre del propietario, pues sabíamos que el que se le daba entonces era incorrecto. En la tercera campaña, en 2014, apareció un relieve que lo representa. En años posteriores, otros textos de la tumba añadieron más información sobre él. Se llamaba Nisemro y no era egipcio sino nubio", desliza.
Precisamente, enfrascado en la aventura de descifrar la historia de Nubia, cava más al sur, en Asuán, el ejército de Alejandro Jiménez. Su necrópolis de gobernadores de Elefantina guarda aún secretos por doquier. "Para llegar, por ejemplo, al pozo norte de la tumba QH33 tuvimos que excavar doce metros cúbicos de cenizas, cerámicas, huesos, maderas y restos diversos de ajuar", rememora este jiennense. Las seis misiones y sus joyas aquí expuestas son una proeza más de la comunidad científica española, ignorada por las autoridades -a diferencia de otros países europeos, la diplomacia de nuestro país no ofrece ayuda alguna en Egipto-; víctima de los apuros financieros -entre los miembros de estos proyectos, figuran investigadores precarios, doctorandos afincados en el extranjero, científicos en paro o autónomos que aprovechan su período vacacional-; y ejemplo, en fin, de una tenacidad a prueba de burocracia egipcia, aduanas y contratiempos. Un esfuerzo titánico que tiene como recompensa desempolvar joyas como éstas, auténticos retazos de la historia de la Humanidad.

EL ATAÚD DE NEB QUE REGRESÓ DE ENTRE LOS MUERTOS

José Manuel Galán Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y director de la misión

El ataúd de Neb data aproximadamente del año 1600 a.C. Es tipo "rishi", antropomorfo y con la tapa reproduciendo las alas que le servirían al difunto para volar y poder salir y entrar de su tumba. El finado saldría al amanecer para disfrutar de las ofrendas que le pudieran invocar y regresaría a la cámara sepulcral al anochecer. Estaba acompañado por figurillas funerarias de madera y de barro halladas en una capilla de adobe muy próximas al pozo donde se encontró el ataúd, que se exponen desde 2015 en el Museo de Luxor. El ataúd de Neb está tallado en un solo tronco de sicomoro. El exterior se recubrió con una fina capa de mortero blanquecino que luego fue enteramente pintada de negro (el color asociado con la resurrección, al evocar la tierra fértil y, por tanto, al dios Osiris). La tapa reproduce la momia del difunto, con las piernas, pies, brazos y manos envueltos junto con el cuerpo, dejando sólo visible la cara. El cuerpo de Neb mide 1,65 metros de altura y tendría alrededor de 45 años. La tapa incluye una fórmula de invocación de ofrendas: "Una prerrogativa que el rey concede y (también) Osiris, señor de Abidos, que otorgue una invocación de ofrendas de ungüentos e incienso, carne de vacuno y ave, alabastro y lino, ungüentos e incienso, todo tipo de alimentos y todo lo apropiado y puro de lo que vive un dios, (para) el ka del osiris Neb".

HERYSHEF Y SU ESPOSA LA DIOSA HATHOR, EN RELIEVE

Carmen Pérez Die, conservadora jefe del departamento de antigüedades egipcias y Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional de Madrid y directora de la excavación

Heryshef fue el dios principal de Heracleópolis Magna y en su honor se levantó un templo encontrado por Henri Édouard Naville a finales del siglo XIX y excavado por William Matthew Flinders Petrie y por la misión española que lleva en el yacimiento desde hace más de medio siglo. Heryshef [vinculado en el periodo helenístico de Egipto con el Heracles griego] se representa como una deidad con cabeza de carnero y cuerpo humano. Las menciones a este dios en la mitología egipcia datan de muy antiguo y pronto se convirtió en un dios universal con especiales atributos de fertilidad y poder. En el relieve, procedente del templo de Heryshef, el dios está acompañado por la diosa Hathor, que fue su esposa fiel. Delante de ambos aparece una mano extendida, posiblemente del faraón Ramsés II, ya que los cartuchos con su nombre están inscritos. Por su situación en el templo este relieve pudo estar colocado en la puerta de acceso al patio peristilo, formando parte de la cara interior del pilono. El monumento se halla a unos 15 kilómetros del Nilo y la influencia del río en la orientación del templo puede considerarse nula. En cambio, el aspecto astronomico parece haber jugado un papel fundamental en la orientacion del templo. El sol, en su cenit diario coincide exactamente con el eje longitudinal del santuario.

LA "TITULITIS" DEL VISIR DAGI

Antonio J. Morales es profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y director de la expedición

El sarcófago pertenece al visir Dagi. En su interior, en la parte superior, hay una inscripción monumental que detalla sus nombramientos y, más abajo, textos religiosos escritos en jeroglíficos cursivos que plasman los rituales necesarios para su resurrección. Durante el reinado del faraón Mentuhotep II, el visir Dagi acumuló una gran cantidad de títulos y se convirtió en uno de los oficiales más importantes de la época. Fue nombrado visir, alcalde, juez, director de trabajos, supervisor del tesoro, entre otros cargos. Sin embargo, la preparación y decoración de su sarcófago en caliza debió realizarse pronto en su carrera, pues el único título oficial que aparece inscrito en el mismo es el de "supervisor del portal", un cargo de carácter religioso o administrativo. Con la decoración de su sarcófago, Dagi deseaba asegurarse la vida eterna. Para ello se inscribieron en un registro superior su nombre, sus cargos y la licencia del rey y Osiris, que permitía enterrarse en la necrópolis tebana. En su pared frontal, la famosa lista de ofrendas reflejaba los múltiples donativos que se establecían para su culto funerario y para la preservación de su persona como espíritu (ka). El resto de inscripciones incluían numerosos ensalmos de protección y regeneración que debían garantizar la resurrección del difunto y su vida eterna como un ser todopoderoso.

LAS ALHAJAS DE UNA DAMA SIN NOMBRE

Myriam Seco es directora del Proyecto de excavación del templo funerario Tutmosis III

En 2014 comenzamos a excavar el sector sur de la sala hipóstila del templo. Localizamos dos tumbas y en una de ellas nos llevamos la sorpresa de hallar una colección de joyas de oro que pertenecían a una dama de la clase alta tebana. Una de las piezas más destacadas, en perfecto estado, es una pulsera con dos cables conectados por un nudo que lucía en ambas muñecas y que tenía una misión protectora. También llevaba un colgante dorado con forma de concha, muy típico del reino Medio y un amuleto cilíndrico formado por la combinación de pequeñas cuentas de amatista y oro. Además, portaba una tobillera plateada en cada tobillo, con características similares a los brazaletes. Su preservación fue un hecho muy especial porque todas las tumbas cercanas fueron saqueadas ya en la antigüedad. La salvó que el techo del enterramiento cediera por la humedad. Cuando los ladrones entraron a robar, no lograron acceder al sarcófago, que con el tiempo y la acción de las termitas se fue desintegrando. Tras retirar los bloques del derrumbe, lo que encontramos fue un esqueleto con algunos restos de momificación colocado en un ataúd de madera deshecho. Al limpiarlo, nos percatamos de que llevaba joyas. No sabemos la identidad de la que llamamos "la dama de la tumba número 14" porque desapareció el sarcófago y la estela funeraria familiar que sí hemos encontrado en otras tumbas fue robada. Las únicas certezas es que era joven y bajita.

LOS MISTERIOS DE HEQAIB III

Alejandro Jiménez es profesor de la Universidad de Jaén y director del proyecto

Durante nuestra tercera campaña, seguimos excavando el gran complejo funerario QH33. Soñábamos con hallar una cámara y así fue. Lo que no esperábamos es que estuviera sellada y que ese cierre fuera original. Nadie había abierto el enterramiento desde 1825 a.C. Tras una apertura parcial y un reconocimiento preliminar documentado fotográficamente, volvimos a sellar la sepultura hasta que la capilla funeraria estuviera completamente excavada. Un objetivo que nos llevó tres campañas más. En 2013, abrimos definitivamente la cámara y accedimos al magnífico ataúd de madera de cedro así como al ajuar. Allí apareció Heqaib III. Es muy posible que fuera el último gobernador de Elefantina enterrado durante la Dinastía XII en la necrópolis, ya que los siguientes gobernadores parece que fueron enterrados en la necrópolis real. Una de las cuestiones más interesantes que encontramos en el enterramiento de Heqaib III fue una ofrenda de la madre del gobernador Sattjeni V, que le dejó una fuente cerámica con ofrendas a su hijo. Esta dama, ante una crisis en la que desaparecieron los herederos masculinos, se convirtió en la portadora de los derechos dinámicos. Ellas, como descendientes directas de la línea de los gobernadores, solucionaron la crisis a través de matrimonios, cuyo resultado fue el aumento de la descendencia, asegurando su continuidad.

LAS INCÓGNITAS DE LA MESA DE OFRENDAS

Miguel Ángel Molinero Profesor de Historia Antigua de la Universidad de la Laguna y director del proyecto

Es uno de los ejemplos más bellos aparecidos de mesas de ofrendas. Más allá de la calidad en su ejecución y de la originalidad de alguna de las imágenes que lo componen, como el oryx, su interés está en los interrogantes históricos que plantea: cuál es su cronología y, desde una perspectiva más amplia, dónde fue elaborada y para quién. Nuestro problema es que el último estudio general sobre mesas de ofrendas tiene un siglo y ya no responde a las preguntas que nos hacemos hoy. La mesa apareció en un contexto arqueológico claro, pero no puede aclarar nuestras dudas. La tumba TT 209 fue construida para Nisemro hacia fines del siglo VIII a.C., pero fue abierta cuatro siglos después para albergar nuevos enterramientos. Como la mesa apareció sobre el suelo podríamos pensar que corresponde al propietario original, pero está rodeada por recipientes cerámicos de época persa y, por tanto de un momento de reutilización ¿se hizo para el primer ocupante o para los que fueron enterrados en la segunda fase? Para complicar la situación, la materia prima sobre la que está elaborada, una arenisca anaranjada de grano grueso, es muy semejante a la utilizada en las mesas nubias y su estilo también recuerda el de los ejemplares de esta procedencia ¿pudo haber sido tallada en la región de la que era originario Nisemro y haber sido traída como parte de un ritual de enterramiento en el que se combinaron las tradiciones egipcias y nubias?

Fuente: Francisco Carrión, El Cairo | El Mundo, 13 de diciembre de 2018