Reconstruyen el cráneo de un hombre escandinavo que vivió hace 8.000 años

Es físicamente imponente, ronda los cincuenta y tantos y tiene una barba gris despeinada que desaparece en su capa de piel de jabalí. Su pecho está cubierto de tiza y entrecierra los ojos azules, como si avistara algo en la distancia. Lo han apodado «Ludvig» y vivió en el norte de Europa hace unos 8.000 años.

Es una pena que Ludvig no pueda hablar, porque los investigadores tienen muchas preguntas que hacerle. Se trata de la primera reconstrucción facial a partir de restos humanos excavados hace casi una década en Kanaljorden, un curioso yacimiento arqueológico en la región centro-meridional de Suecia, donde en torno al año 6.000 a.C., alguien dispuso huesos humanos y animales deliberadamente sobre una plataforma de piedra sumergida en el centro de un pequeño lago. Kanaljorden se hizo famoso en 2018 con la publicación de un informe sobre la excavación que señalaba que la madera preservada dentro de dos de los cráneos indicaba que al menos algunos de ellos habían estado montados sobre estacas. Los expertos nunca habían visto nada igual.

Trabajos de excavación sobre el túmulo de piedras de Kanaljorden / Fredrik Hallgren


«Es un yacimiento muy fascinante y bastante complejo en el que trabajar», afirma Fredrik Hallgren (izquierda), director del proyecto de Kanaljorden para la Fundación del Patrimonio Cultural de Suecia.
La reconstrucción facial fue encargada por el Charlottenborgs slott, un museo en la localidad cercana de Motala, donde se exhibirá a partir de hoy. El museo se encuentra en una mansión del siglo XVII construida por el conde Ludvig Wierich Lewenhaup (de ahí el nombre de Ludvig).
Hannah Graffman, directora de ocio y cultura de Motala, contó que la reconstrucción ofrecería a los vecinos la oportunidad de ver el aspecto de uno de sus primeros residentes. Reconoce que su apodo «no es un nombre de la Edad de Piedra».

Kanaljorden, que se excavó entre 2009 y 2014, es un yacimiento fascinante para los arqueólogos que estudian el Mesolítico escandinavo, un periodo posterior al retroceso de los últimos glaciares de la región y durante el que empezaron a desplazarse los grupos de cazadores-recolectores de Europa continental occidental y Europa nororiental hace unos 11.000 años.

Una arqueóloga sujeta uno de los cráneos hallados en el yacimiento de Kanaljorden / Fredrik Hallgren

Los restos de Kanaljorden no se parecen a otras tumbas del Mesolítico escandinavo, que tienden a estar en tierra. En torno al 6.000 a.C., los cráneos de nueve hombres y mujeres fueron colocados deliberadamente en el lago —quizá montados en estacas— y se mezclaron con las mandíbulas (pero no cráneos) de varias especies de animales locales, entre ellas jabalíes, osos, ciervos y tejones.
«Es casi como si los humanos y los animales se complementaran de forma simbólica», explica Hallgren.

Oscar Nilsson es uno de los mejores expertos históricos en reconstrucción facial del mundo.

La naturaleza insólita de Kanaljorden llamó la atención del arqueólogo y escultor Oscar Nilsson, que estudió fotografías del yacimiento para tratar de entender qué podría haber motivado a las personas de aquella época a disponer y sumergir los huesos de forma tan minuciosa.

«Cuando observas los cráneos, la forma en que los colocaron, vemos el mundo de su imaginación, su religión», afirma.


Los investigadores consiguieron obtener datos del ADN de seis de los nueve cráneos, lo que les permitió determinar el color de los ojos, la piel y el pelo de los individuos. Es probable que algunos europeos mesolíticos tuvieran un tono de piel más oscuro que los habitantes modernos, un hecho reflejado en recreaciones recientes de dos mujeres que vivieron en Escandinavia en torno a la época de Ludvig o más adelante. Aunque Ludvig tiene piel y ojos claros, el ADN del cráneo de una mujer que se reconstruirá el año que viene indica que era rubia, pero que tenía un tono de piel más oscuro, lo que atestigua la complejidad genética de Escandinavia en aquella época.

Graffman está ansioso por ver cómo reciben a Ludvig los residentes actuales de Motala y considera la reconstrucción una forma de tender puentes entre las personas a través del espacio y el tiempo.

Cráneo en el cual se basó la reconstrucción de Ludvig. Imagen: Oscar Nilsson / S. Gummesson et al., 2018

«Eso es lo que intentamos hacer en todo tipo de áreas diferentes, ya sea como con esta reconstrucción o cuando leemos libros sobre otras personas o vemos un arte que nos conecta», afirma. «Creo que es importante hallar vínculos entre las personas».

Fuentes: nationalgeographic.es | livescience.com | 23 de junio de 2020

Resuelto el misterio de Tikal: por qué los mayas se fueron de la ciudad

Templo del Gran Jaguar en Tikal

Si Tikal es hoy Patrimonio de la Humanidad mucha (o toda) culpa de ello la tiene que en el pasado fuera uno de los mayores centros urbanos de la civilización maya. En la actual Guatemala, la ciudad fue creciendo desde el siglo III a. C. hasta el siglo IX d. C., que llegó a su cumbre. Pero qué pasó para que en apenas cien años se extinguiera su población, que o falleció o se marchó despavorida del lugar.

Ahora la Universidad de Cincinnati (UC) se ha propuesto resolver el enigma con un equipo formado por arqueólogos, geógrafos, botánicos, biólogos, químicos y antropólogos y parece que ya tienen los primeros resultados: los embalses en el corazón de una antigua ciudad maya estaban tan contaminados con mercurio y algas que el agua que allí se almacenaba no se podía beber: “Los arqueólogos y antropólogos han estado tratando de averiguar qué le sucedió a los mayas durante 100 años”, explicó David Lentz, profesor de Ciencias Biológicas y principal autor del estudio.

El biólogo de la UC David Lentz explicando el alcance de las investigaciones llevadas a cabo en Tikal.

Aun así, los hallazgos no descartan que, como se ha venido teorizando desde hace años para explicar la desaparición de la civilización, fueran las sequías del siglo IX las que contribuyeran a la despoblación total, además de que “la conversión de los reservorios centrales de Tikal de lugares que sostienen la vida a lugares que inducen enfermedades habría ayudado práctica y simbólicamente a provocar el abandono de esta ciudad”, explica el estudio publicado en “Nature Scientific Reports”.

Dentro del proyecto, un análisis geoquímico ha dado con que los dos depósitos más cercanos al palacio y al templo de la ciudad contenían niveles tóxicos de mercurio. Sustancia que los investigadores siguieron hasta un pigmento que los mayas usaron para adornar edificios, objetos de barro y otros bienes. Parece que, durante las tormentas, el mercurio (85%) y el azufre (15%) en el pigmento se filtró en los depósitos donde se depositó en capas de sedimento a lo largo de los años. Sin embargo, también ha confirmado el estudio que las reservas de agua potable sin contaminar eran abundantes.

“Encontramos dos tipos de algas verdeazuladas que producen químicos tóxicos. Lo malo de esto es que son resistentes a la ebullición. Hizo que el agua en estos depósitos sea tóxica para beber”, reconocen los investigadores de las dos cianobacterias “culpables”: Planktothrix y Microcystis. Un descubrimiento que hace "improbable que los habitantes de Tikal bebieran esa agua porque habría tenido un aspecto y un sabor desagradable”, dijo Kenneth Tankersley (izquierda), profesor asociado de antropología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Cincinnati. “Habría habido estas grandes floraciones de algas, y nadie querría beber esa agua”.

Recursos preciosos

Los investigadores encontraron niveles más bajos pero aún tóxicos de mercurio en los sedimentos de depósitos más distantes llamados Perdido y Corriental, que también habrían proporcionado agua potable para los residentes de la ciudad durante el siglo IX d. C.


El estudiante graduado de UC Brian Lane sale del embalse de Perdido. Foto / Nicholas Dunning

Hoy, Tikal es un parque nacional y un sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Los investigadores creen que una combinación de factores económicos, políticos y sociales llevó a las personas a abandonar la ciudad y sus granjas adyacentes. Pero el clima, sin duda, también jugó un papel, dijo Lentz. “Tienen una estación seca prolongada. Durante parte del año, llueve y moja. El resto del año, es muy seco y casi no llueve. Entonces tuvieron problemas para encontrar agua”, añade.

La coautora Trinity Hamilton (derecha), profesora asistente de biología en la Universidad de Minnesota, trabajó en el análisis del ADN antiguo de las cianobacterias que se hundieron hasta el fondo del depósito y fueron enterradas por siglos de sedimento acumulado.
"Por lo general, cuando vemos muchas cianobacterias en el agua dulce, pensamos en floraciones de algas nocivas que afectan la calidad del agua", dijo Hamilton.

Los reservorios cerca del templo y el palacio probablemente habrían sido hitos impresionantes, al igual que la piscina reflectante en el National Mall de Washington D.C.

"Habría sido una vista magnífica ver estos edificios pintados de vivos colores reflejados en la superficie de estos depósitos", dijo el coautor Nicholas Dunning, jefe de geografía de la Facultad de Artes y Ciencias de la UC.


El profesor de geografía de la UC, Nicholas Dunning, ha llevado a cabo varios proyectos de investigación sobre los antiguos mayas en lugares como Tikal. Foto / Joseph Fuqua / UC Creative + Brand

“Los gobernantes mayas se atribuyeron, entre otras cosas, el atributo de poder controlar el agua. Tenían una relación especial con los dioses de la lluvia”, dice Dunning. "Entonces el depósito habría sido un símbolo bastante potente".

Tankersley dijo que un pigmento popular usado en paredes de yeso y en entierros ceremoniales se derivaba del cinabrio, un mineral de color rojo compuesto de sulfuro de mercurio que los mayas extraían de una zona volcánica cercana conocida como la Formación Todos Santos.

Un examen minucioso del sedimento del reservorio utilizando una técnica llamada espectrometría de fluorescencia de rayos X con dispersión de energía descubrió que el mercurio no se filtraba al agua desde el lecho de roca subyacente. Del mismo modo, dijo Tankersley, se descartó otra fuente potencial de mercurio: la ceniza volcánica que cayó en América Central durante las frecuentes erupciones habidas. La ausencia de mercurio en otros depósitos cercanos donde las cenizas habrían caído descartó a los volcanes como los culpables.

En cambio, dijo Tankersley, la culpa era de la gente. "Eso significa que el mercurio tiene que ser de origen antropogénico".


Un modelo de Tikal en el Museo Nacional de Arqueología y Etnografía en la Ciudad de Guatemala muestra los impresionantes depósitos de agua de los palacios y templos de la ciudad. Los investigadores de la UC encontraron niveles tóxicos de mercurio y cianobacterias en dos de los depósitos centrales de Tikal. Foto / Nicholas Dunning / UC

Con su color rojo brillante, el cinabrio se usaba comúnmente como pintura o pigmento en toda América Central en ese momento. “El color era importante en el antiguo mundo maya. Lo usaron en sus murales para pintar el yeso de rojo y lo emplearon en los entierros. Lo combinaban con óxido de hierro para obtener diferentes tonos”, dijo Tankersley. "Pudimos encontrar una huella mineral que mostraba más allá de toda duda razonable que el mercurio en el agua se originó a partir del cinabrio", agrega.

Tankersley dijo que las antiguas ciudades mayas como Tikal continúan cautivando a los investigadores debido al ingenio, la cooperación y la sofisticación necesarias para prosperar en esta tierra tropical extrema. "Cuando miro a los antiguos mayas, veo gente muy sofisticada con una cultura muy rica", concluye Tankersley.

El equipo de la UC está planeando regresar a la península de Yucatán para buscar más respuestas sobre este notable período de la civilización humana.

Fuentes: Universidad de Cincinatti | larazon.es| 26 de junio de 2020

Un análisis de ADN revela que la tumba de un guerrero escita se correspondía en realidad con una joven amazona

La tumba de una guerrera escita hallada en un yacimiento arqueológico de Saryg-Bulún, Rusia. Fotografía: Vladimir Semyonov, MO Mashezerskaya.

En una época de antiguos dioses, guerreros y reyes, la historia de una tribu de mujeres guerreras se estableció en la mitología griega. Se decía que eran hijas de los dioses estas feroces luchadoras de Asia Menor, las cuales han capturado la imaginación de las gentes durante siglos y aún hoy impregnan la cultura popular como legendarias guerreras amazónicas.
Durante mucho tiempo se supuso que estas mujeres guerreras eran producto de imaginaciones antiguas, pero diferentes evidencias arqueológicas están revelado que las mujeres guerreras, que pudieron haber inspirado estos mitos, realmente existieron.


En 1988 los arqueólogos Vladimir Seyonov y Marina Kilunovskaya descubrieron la tumba de un joven guerrero escita, de hace 2600 años, parcialmente momificado en Saryg-Bulun, situado en la actual República Tuva, en Siberia, durante una excavación de emergencia.

Arco encontrado en la tumba. Estaba realizado de una sola pieza en madera de alerce. A.Yu. Makeeva / Stratum plus, no 3, 2020

Los arqueólogos encontraron los restos tan bien conservados (debido a que el ataúd, de madera de alerce, estaba herméticamente cerrado) que les fue posible identificar un lunar en lo que quedaba del rostro del cadáver. Además, el cuerpo tenía una costura áspera en la zona del abdomen, lo que era indicio de un intento de momificación artificial. Se estimó que tendría entre 12 y 13 años en el momento de su muerte, y fue enterrado con un juego completo de armas: un hacha, un arco hecho con madera de abedul y un carcaj con diez flechas de unos 70 centímetros de largo con distintas puntas de madera, hueso o bronce. No se encontraron cuentas, espejos u otros objetos que indicaran que se tratara de un cuerpo femenino, y, desde hace tres décadas sus restos se clasificaron como pertenecientes a un joven guerrero escita.

Carcaj hecho de piel de caballo atado a un cinturón (arriba) y distintos tipos de flechas (abajo). Fotos: A.Yu. Makeeva, Varvara Busova / Stratum plus, no 3, 2020



Sin embargo, los actuales avances científicos en materia genética implican que es posible llevar a cabo un análisis más detallado del cadáver.

"Recientemente se nos ofreció la oportunidad de realizar pruebas para determinar el sexo, la edad y la afiliación genética de este cadáver encontrado en 1988. Lo aceptamos con sumo placer y obtuvimos un resultado sorprendente, pues resultó que los restos pertenecían a una joven guerrera", dice Kilunovskaya (izquierda). "Tal discrepancia en las normas del rito funerario resultó ser inesperada".

"El entierro de la misma, con un conjunto de armas, introduce un nuevo elemento de atención sobre la estructura de la sociedad nómada de los escitas y nos remite involuntariamente al mito de las amazonas, las cuales fueron descritas por Heródoto" (Herodoto IV: 110-118), agrega.

La joven guerrera fue enterrada con un abrigo de piel cruzado hasta por debajo de las rodillas, con mangas largas y rectas, y hecho con pieles de roedores miembros de la familia Jerboa. Debajo del abrigo llevaba una camisa, que apenas ha sobrevivído, y un pantalón, o quizas una falda, de color marrón claro. En la cabeza portaba una gorra de cuero cuya restauración se está llevando a cabo junto con otros artefactos hallados.

Gorra de cuero que portaba el cadáver. Foto: Vladimir Semyonov, Varvara Busova / Stratum plus, No 3, 2020

El equipo de investigación, que publica el resultado de su trabajo en Stratum Plus, espera realizar pruebas de datación más precisas, así como tomografías computarizadas de los restos a fin de que puedan proporcionar pistas sobre cómo murió la joven guerrera.

Aparte del historiador Heródoto, el médico griego Hipócrates, que vivió aproximadamente entre los años 460 y 370 a. C., escribió que las mujeres guerreras entre los sármatas –un pueblo relacionado con los escitas famoso por su dominio del arte de la lucha a caballo–, “cabalgaban, disparaban, lanzaban la jabalina y luchaban contra sus enemigos“.


Hacha de guerra hallada junto al cadáver. Foto: A.Yu. Makeeva / Stratum plus, no 3, 2020.

Se estima que jinetes femeninos existieron en la era escita (entre los años 900 y 200 a. C) dentro de las tribus nómadas y seminómadas de lengua persa en el este de Europa. Estas amazonas probablemente custodiaban el ganado, las propiedades y las viviendas, cuando los hombres se ausentaban durante largas campañas militares.

Fuentes: siberiantimes.com | sciencealert.com | 16 de junio de 2020

Una gran erupción volcánica en Alaska en el 43 a.C. pudo contribuir al declive de la República romana

Caldera del volcán Okmok en Alaska Dorthe Dahl-Jensen

En el 43 a.C se desencadenó en Alaska una erupción volcánica tan potente que sus efectos se sintieron a más de 8.000 kilómetros de distancia. La Antigua Roma vivió un extraño y repentino periodo de enfriamiento que arruinó cosechas, provocó hambrunas y contribuyó a propagar enfermedades en una época muy convulsa de su historia. Pocos meses antes, Julio César había sido asesinado y la República vivía una gran crisis que culminó en el 27 a.C con el nacimiento del Imperio Romano.

Al otro lado del mundo, grandes cantidades de material escupidas por el volcán Okmok se habían acumulado en la estratosfera. Se trata de gases sulfurosos que pueden permanecer en la atmósfera durante años y son capaces de perturbar el clima en otras regiones y, según revela este lunes un equipo internacional de científicos e historiadores, sus cenizas alteraron el clima de la región mediterránea.

Registros detallados de erupciones volcánicas explosivas pasadas se archivan en la capa de hielo de Groenlandia y se accede a ellos a través de operaciones de perforación profunda. Crédito: Dorthe Dahl-Jensen.

Su conclusión, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), es el resultado del análisis y comparación de diversas muestras de hielo obtenidas en varioslugares del Ártico, como Groenlandia y Rusia, que conservan restos de cenizas. Algunas de estas perforaciones se realizaron en los años 90 y las muestras de hielo se conservan en EEUU, Dinamarca y Alemania.
Los científicos fueron capaces de determinar dos erupciones distintas en la misma época. Una de ellas muy potente pero corta, hacia el 45 a.C., y otra mucho más grande y larga en el 43 a.C., que duró dos años y se considera una de las mayores erupciones de los tres últimos milenios.

«En los últimos 2.500 años ha habido otras erupciones masivas, como la del volcán Samalas (Indonesia) de 1257 y 1258; la erupción de un volcán desconocido en el 426 a.C., y la del Tambora, también en Indonesia, en 1815. Ésta última fue la responsable del año sin verano que vivieron al menos EE.UU y Europa. Una de las cosas más interesantes sobre la erupción de Okmok del año 43 a. C., es que tuvo lugar durante un periodo muy importante de la civilización occidental», explica a este diario Joe McConnell (izquierda), el científico del Instituto de Investigación del Desierto de Reno (Nevada) que lidera esta investigación.
La isla Umnak de Alaska, en las Aleutianas, muestra la enorme caldera de 10 km de ancho (arriba a la derecha), creada en gran medida por la erupción Okmok II 43 a. C., en los albores del Imperio Romano. Imagen del Landat-8 Operational Land Imager del 3 de mayo de 2014. Crédito: US Geological Survey.

MÁS FRÍO Y LLUVIAS ABUNDANTES

Según este estudio, los dos años posteriores a la erupción del Okmok figuran entre los más fríos que ha habido en el Hemisferio Norte en los últimos 2.500 años. Los modelos climáticos sugieren que las temperaturas medias en verano y otoño fueron unos siete grados más bajas. Las lluvias en verano fueron entre un 50 y un 120% más abundantes en el sur de Europa, mientras que en otoño subieron un 400%.

"En la región mediterránea, estas condiciones de humedad y frío húmedas durante una época del año tan importante para la agricultura, de la primavera al otoño, probablemente redujeron el rendimiento de los cultivos y agravaron los problemas de suministro de alimentos durante el conflicto político que se vivió en ese periodo", señala en un comunicado Andrew Wilson (derecha), arqueólogo de la Universidad de Oxford. Para este investigador, "los resultados de este estudio dan credibilidad a las crónicas que hablaban de frío, hambrunas, escasez de alimentos y enfermedades descritas por fuentes antiguas".

Algunos de los autores participaron en 2017 en otro estudio que vinculó una erupción ocurrida hacia el 44 a.C.con la supresión de las inundaciones del Nilo, imprescindibles para las cosechas, provocando una gran hambruna en el Antiguo Egipto. La falta de comida fue uno de los factores que llevó a la insurrección durante la dinastía ptolemaica, que acabó oficialmente en el 40 a. C., tras el suicidio de Cleopatra. Aunque también en Roma hubo otros factores, los autores creen que las consecuencias de ese periodo frío contribuyeron al fin de la República.

"Encontrar pruebas de que un volcán situado en la otra punta del mundo entró en erupción y contribuyó a que surgiera el Imperio Romano es fascinante", dice McConnell.

Cronología que muestra las temperaturas del verano europeo y los niveles de azufre y cenizas volcánicas en relación con la Erupción de Okmok II y los importantes acontecimientos históricos de la República Romana y el Reino Ptolemaico de 59 a 20 a.C. / Foto: Desert Research Institute

La actividad volcánica también ayuda a explicar algunos fenómenos atmosféricos extraños que fueron descritos en la antigüedad, en la época en la que fue asesinado Julio César y que fueron interpretados como presagios: halos solares, oscurecimiento del Sol o tres soles que aparecen en el cielo (un fenómeno óptico denominado parhelio o 'perro del sol'). No obstante, dicen los autores, estas observaciones tuvieron lugar antes de la erupción de Okmok en 43 a. C. por lo que creen que probablemente estén relacionadas con una erupción más pequeña del volcán siciliano Etna en el 44 a. C.

Fuentes: elmundo.es |dri.edu | 22 de junio de 2020

Hallan cerca de Stonehenge la estructura circular prehistórica más grande de Gran Bretaña

El círculo o anillo de Durrington Walls en Wiltshire se encuentra en el centro del círculo prehistórico recién descubierto conocido como Durrington Shafts. Fotografía: Heritage Images / Getty

Un círculo de pozos profundos cerca del emblemático enclave de Stonehenge ha sido descubierto por un equipo de arqueólogos quien lo describió como la estructura prehistórica más grande jamás encontrada en Gran Bretaña.

Hace 4.500 años los pueblos neolíticos que edificaron Stonehenge, una obra maestra de ingeniería constructiva, también cavaron una serie de pozos alineados para formar un círculo que abarca unos 2.000 metros de diámetro. La estructura parece haber sido un límite que guiaba a las personas hacia un área sagrada, dado que Durrington Walls, otra de las estructuras circulares más grandes de Gran Bretaña, se encuentra precisamente en su centro. El círculo de pozos hallado está a unos 3 kilómetros al noreste de Stonehenge, en Salisbury Plain, cerca de Amesbury, Wiltshire.

El profesor Vincent Gaffney (izquierda), uno de los principales arqueólogos implicados, dijo: “Este es un hallazgo sin precedentes y de gran importancia en el Reino Unido. Los investigadores importantes de Stonehenge y su paisaje se han sorprendido por la escala de la estructura y el hecho de que hasta ahora no se hubiera descubierto a pesar de estar tan cerca de Stonehenge".

El descubrimiento de Durrington Shafts (así denominado) es aún más extraordinario porque ofrece la primera evidencia de que los antiguos habitantes de Gran Bretaña, principalmente comunidades agrícolas, habían desarrollado una forma de medir el espacio. La construcción de algo de este tamaño, con un posicionamiento tan cuidadoso de sus características, solo podría haberse realizado contando cientos de pasos.

Los pozos son grandes, cada uno con más de 5 metros de profundidad y 10 metros de diámetro. Se han encontrado aproximadamente 20, pero puede haber más de 30. No obstante, alrededor del 40% del círculo ya no está disponible para su estudio como consecuencia del desarrollo moderno.
Gaffney aclara: “El tamaño de los pozos y el circuito que rodea Durrington Walls es actualmente único. Demuestra la importancia del círculo o anillo de Durrington Walls, la complejidad de las estructuras monumentales dentro del paisaje de Stonehenge y la capacidad y el deseo de las comunidades neolíticas de registrar sus sistemas de creencias cosmológicas en este tipo de formas cosntructivas y en una escala que nunca antes habíamos previsto". Y añade: "Por otro lado, no puedo enfatizar suficientemente el esfuerzo que habrá significado cavar pozos tan grandes con simples herramientas de piedra, madera y hueso".

Sin embargo, estas son las mismas personas que también construyeron Stonehenge, tras arrastar las denominadas piedras azules desde el suroeste de Gales, a unos 240 kilométros de distancia.

Mientras Stonehenge fue posicionado en relación a los solsticios, a los límites extremos del movimiento del Sol, Gaffney dijo que "la estructura circular recién descubierta sugiere una declaración cosmológica enorme y la necesidad de inscribirla en la tierra misma".
Y añade: “Stonehenge tiene un vínculo claro con las estaciones y el paso del tiempo, a través del solsticio de verano, pero Durrington Shafts no es el paso del tiempo, sino que señala el límite de un círculo, lo que tiene un significado cosmológico. Semejante límite pudo haber guiado a las personas a verlo como un sitio sagrado con un centro en su interior, o como una advertencia para para prevenir su entrada en territorio sagrado".


Mapa en el que se muestra la nueva estructura circular de Durrington Shafts (puntos en amarillo) que rodean el espacio circular de Durrington Walls (en rojo).

Como el área alrededor de Stonehenge se encuentra entre los paisajes arqueológicos más estudiados del mundo, el descubrimiento de esta estructura circular ha sido aún más inesperado. Habiéndose llenado de tierra de modo natural durante milenios, los pozos, aunque enormes, habían sido descartados por ser considerados sumideros naturales o estanques de agua. Pero al utilizar aparatos de última tecnología, como la prospección geofísica, el radar de penetración terrestre y la magnetometría, se pudo ver que tales pozos era anomalías geofísicas y revelar su verdadera importancia.

Foto: dos arqueólogos estudiando uno de los pozos (Reuters)
Gaffney afirma: "Estamos empezando a ver cosas que nunca podríamos haber visto a través de la arqueología estándar, cosas que no podríamos haber imaginado".

Con sede en la Universidad de Bradford, Gaffney es el co-investigador principal del proyecto Stonehenge Hidden Landscape, el cual ha estado examinando decenas de kilómetros del paisaje de Salisbury Plain. "Los arqueólogos están ahora uniendo todos los datos y ven un gran modelo o patrón constructivo", subraya.

El análisis del interior de los pozos ha proporcionado dataciones cruciales de radiocarbono de hace más de 4.500 años, lo que implica que el límite de Durrington Shafts sea contemporáneo tanto con Stonehenge como con Durrington Walls. Dicho límite también parece haber sido diseñado para incluir un monumento prehistórico anterior, el recinto de fosos de Larkhill ("causewayed enclosures"), construido más de 1.500 años antes que el recinto o anillo de Durrington Shafts.

Mapa y distribución de la estructura circular que rodea Durrrington Walls. Ver vídeo en este enlace.

Trozos de pedernal para golpear o cavar, así como fragmentos óseos no identificados, fueron recuperdos en los pozos, pero los arqueólogos solo pueden especular sobre cómo se usaron estos elementos alguna una vez.

Gaffney explica: “Lo que estamos viendo son dos grandes monumentos con sus territorios. Otros arqueólogos, como Michael Parker Pearson, del University College London, han sugerido que, mientras Stonehenge, con sus piedras en pie, era un área para los muertos, Durrington Shafts, con sus estructuras de madera, era para los vivos".


El círculo de pozos de Durringto Shafts está a unos 3 kilómetros al noreste de Stonehenge (en la foto), en Salisbury Plain, cerca de Amesbury, Wiltshire. Fotografía: Christopher Ison / PA.

Agregó que, si bien numerosas civilizaciones antiguas tenían sistemas de medición, las evidencias descansan principalmente en textos de varios tipos que dejaron atrás. Él cree que la planificación involucrada en la elaboración de una estructura prehistórica de este tamaño tuvo que haber implicado un sistema de medición. Posicionar cada pozo habría supuesto caminar más de 800 metros desde el centro del anillo o círculo hacia afuera.

Henry Chapman (izquierda), profesor de arqueología en la Universidad de Birmingham, describió el hallazgo como "un nuevo espacio monumental increíble", y Richard Bates (derecha), un geocientífico de la Universidad St Andrews, dijo que el mismo "ofrece una visión del pasado que muestra a una sociedad aún más compleja de lo que podíamos alguna vez haber imaginado".

En el trabajo de investigación ha estado compuesto por un consorcio de arqueólogos liderados por la Universidad de Bradford, además de las universidades de Birmingham y St Andrews, y una colaboración internacional del Instituto Ludwig Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de la Universidad de Viena. El consorcio ha publicando un artículo científico de acceso abierto en Internet Archaeology.

Por otra parte, este descubrimiento ha compensado la cancelación de las celebraciones del solsticio de verano de este año en Stonehenge, que se celebran el 20 de junio, debido a la prohibición de reuniones masivas con motivo del Covid-19.

Fuentes: theguardian.com | intarch.ac.uk | shropshirestar.com | bradshawfoundation.com | 22 de junio de 2020