Determinan paso a paso el camino que tomaron las primeras personas en asentarse en las islas del Caribe

Para millones de personas de todo el mundo que viven hoy en islas, un avión o un barco pueden transportarlos fácilmente a un continente o a otras islas. Pero, ¿cómo llegó la gente en el pasado a islas tan distantes que ni siquiera podían ver desde casa? Se puede llegar a muchas islas de todo el mundo viajando cientos o incluso miles de kilómetros a través del mar abierto, pero casi todas las islas en las que hoy se vive fueron colonizadas entre 800 y 1000 años atrás.

Los arqueólogos queremos entender por qué las personas arriesgaron sus vidas para llegar a estos lugares lejanos, qué tipos de embarcaciones y métodos de navegación emplearon y qué tecnologías inventaron para hacerlo. Las islas son lugares importantes para estudiar dado que contienen pistas sobre la resistencia y supervivencia humana en diferentes tipos de entornos.

Uno de los lugares más interesantes para estudiar estos procesos es el Caribe, la única región de las Américas donde la gente se estableció en un archipiélago, con algunas de sus islas no visibles desde las áreas circundantes. A pesar de más de un siglo de investigación, todavía hay muchas preguntas sobre los orígenes de los primeros caribeños, cuándo migraron y qué rutas tomaron. Mis colegas y yo hemos vuelto a analizar recientemente los datos arqueológicos recopilados durante 60 años a fin de responder a estas preguntas fundamentales.

Asentándose en las islas una por una

Con base en el descubrimiento de herramientas de piedra únicas y restos de comida como conchas y huesos, los arqueólogos tienen un entendimiento general de que las personas se extendieron por primera vez por todo el Caribe en una serie de migraciones que probablemente comenzaron hace al menos 7.000 años, y probablemente se originaron desde el norte de Sudamérica.

Los amerindios remaban entre islas en canoas y eran notablemente expertos en viajar en aguas abiertas. Los arqueólogos no saben qué inspiró a las personas a colonizar por primera vez las islas del Caribe, pero sí sabemos que llevaron consigo plantas y animales del continente, como la mandioca y la zarigüeya, para ayudar a asegurar su supervivencia.

Hay dos ideas principales sobre lo que sucedió. Durante décadas, la noción predominante fue que la gente emigró desde América del Sur a las Antillas siguiendo un patrón de "trampolín" de sur a norte. Debido a que las islas se extienden en un arco suave desde Granada hasta Cuba en el noroeste, y muchas son ampliamente visibles de una a otra, esto parecería que proporcionó un camino conveniente para los primeros colonos.

Sin embargo, esta hipótesis ha sido cuestionada por la evidencia de que algunos de los primeros sitios ocupados se encuentran en las islas del norte. Los análisis del viento y las corrientes oceánicas sugieren que en realidad era más fácil viajar directamente entre América del Sur y el norte del Caribe antes que moverse en dirección sur. Los investigadores llaman a esta propuesta de migración de norte a sur la hipótesis de la "ruta hacia el sur".

Durante décadas, los arqueólogos han estado excavando artefactos en estas islas. Scott Fitzpatrick , CC BY-ND

Revisando dataciones de científicos anteriores

Averiguar qué modelo de asentamiento en el Caribe se ajusta mejor a las evidencias depende de poder asignar fechas precisas a la actividad humana preservada en el registro arqueológico. Para hacer esto, los investigadores necesitan muchas dataciones fiables de muchos sitios diferentes en las islas para establecer cómo, cuándo y desde dónde, llegó la gente.

Los arqueólogos suelen utilizar la técnica de datación por radiocarbono para determinar la antigüedad de un artefacto. Cuando un organismo muere, deja de producir carbono y el carbono restante se desintegra a un ritmo fijo en el tiempo: los arqueólogos dicen que "la muerte inicia el reloj". Al medir la cantidad de carbono que queda en un organismo, y luego realizar algunos cálculos adicionales, los científicos obtienen un rango cronológico probable de cuándo ese organismo murió.

Los arqueólogos a menudo datan cosas como restos de comida, carbón de fogones o madera del edificio donde se encuentran. Si los arqueólogos fechan las conchas encontradas en un montón de basura, pueden decir, generalmente dentro de un rango de 25 a 50 años aproximadamente, cuándo se recolectaron esos mariscos para comer.

Recientemente, hemos revaluado alrededor de 2500 fechas de radiocarbono de cientos de sitios arqueológicos en más de 50 islas del Caribe.

Los arqueólogos han estado datando mediante radiocarbono hallazgos arqueológicos en el Caribe desde la década de 1950, cuando se descubrió por primera vez esta técnica, pero los métodos de datación y los estándares que siguen los científicos han mejorado drásticamente desde entonces. Parte de nuestro trabajo consistía en ver si cada una de las 2500 dataciones de radiocarbono disponibles cumplían con los estándares actuales. Las fechas que no cumplían con tales estándares fueron descartadas, dejándonos con una base de datos más pequeña de fechas fiables de la actividad humana.

Miles de años después de que se establecieran las gentes en Trinidad, Cuba, Puerto Rico y La Española, los colonos llegaron a las islas del norte de las Antillas, sin pasar por las del sur de las Antillas Menores, representadas con flechas verdes SRH para la 'hipótesis de la ruta hacia el sur'. El modelo de trampolín, representado con una flecha SS, es refutado por el nuevo análisis. 'Reevaluación de la colonización humana del Caribe usando higiene cronométrica y modelado bayesiano', MF Napolitano et al, Science Advances, 18 de diciembre de 2019 , CC BY-NC.

Determinar dónde se asentó la gente por primera vez

Al analizar estadísticamente estas fechas fiables, confirmamos que Trinidad fue la primera isla caribeña poblada por humanos hace al menos 7.000 años. Sin embargo, Trinidad está tan cerca de América del Sur que solo se habrían necesitado botes simples, o incluso ninguno, para llegar allí.

Después de Trinidad, los asentamientos más antiguos ocurrieron entre hace 6.000 y 5.000 años en el norte del Caribe, en las grandes islas de las Antillas Mayores: Cuba, Puerto Rico y La Española. Llegar a las mismas habría requerido cruzar pasajes de agua donde no había islas visibles a simple vista, por lo que los navegantes habrían empleado determinadas técnicas de orientación como corrientes de agua, patrones de nubes, ver pájaros volar en una dirección determinada, etc., para saber si existía tierra en esa zona. Hace unos 2.500 años, la gente se había extendido hasta asentarse en otras islas en el norte de las Antillas Menores, incluida Antigua y Barbuda.

Con base en estos datos, los patrones de asentamiento inicial del Caribe son ahora más consistentes con la hipótesis de la ruta hacia el sur.

Hace unos 1.800 años, una nueva ola de personas también se trasladó de América del Sur a las Antillas Menores colonizando muchas de las islas deshabitadas restantes. Aproximadamente 1000 años después, sus descendientes se mudaron a las islas más pequeñas de las Antillas Mayores y el archipiélago de las Bahamas. Fue entonces cuando Jamaica y las Bahamas fueron colonizadas por primera vez.

Los hallazgos de nuestra investigación también respaldan la opinión generalizada de que el medio ambiente desempeñó un papel importante en cómo y cuándo se establecieron las gentes en las islas.

Los arqueólogos saben que una vez que las personas se establecieron en las islas, se movían con frecuencia entre ellas. No todas las islas son iguales y algunas ofrecen más o mejores recursos que otras. Por ejemplo, en las Bahamas y las Granadinas, la forma principal de obtener agua dulce es cavando pozos, pues no hay arroyos ni manantiales. Además, algunas islas carecían de arcilla para hacer cerámica, la cual era importante para cocinar y almacenar alimentos. Es posible que las personas también hayan viajado a diferentes islas para acceder a lugares preferidos de pesca o caza o para buscar cónyuges.


Por otro lado, los fuertes vientos y corrientes estacionales facilitaron los viajes entre las islas. Esa es probablemente también una de las razones por las que los caribeños nunca desarrollaron la vela u otras tecnologías de navegación que se utilizaron en el Pacífico, el Mediterráneo y el Atlántico norte casi en el mismo periodo temporal. Las canoas servían muy bien para cruzar entre América del Sur y las islas.

Las interpretaciones del comportamiento humano en los sitios arqueológicos se basan en las fechas de radiocarbono para estudiar los cambios a lo largo del tiempo. Para los arqueólogos, es importante revisar periódicamente los datos para asegurarse de que las narrativas basadas en los mismos sean fiables. Nuestra revisión del registro de dataciones mediante radiocarbono para el Caribe nos ha permitido mostrar, con mayor precisión, las formas en que la región fue colonizada por primera vez, cómo interactuaron las personas y se movieron entre las islas, y cómo se desarrollaron sus sociedades después de la colonización inicial.

Fuente: theconversation.com | 29 de septiembre de 2020

Autores

  1. Doctor en Arqueología, Universidad de Oregon

  2. Investigadora afiliada en el Departamento de Antropología de la Universidad de Oregon

  3. Investigador postdoctoral en Arqueología, Binghamton University, State University of New York

  4. Profesor de Antropología, Director del Museo de Historia Natural y Cultural, Universidad de Oregon

“Imágenes de la antigüedad. Retorno a la arquitectura romana en Segovia” acaba de ser inaugurada en el Museo arqueológico de Segovia

Los edificios, ciudades y conjuntos urbanísticos romanos de la capital y la provincia recreados con técnicas digitales son la base de la exposición temporal “Imágenes de la antigüedad. Retorno a la arquitectura romana en Segovia” que acaba de ser inaugurada en el Museo Arqueológico de Segovia. Reúne 65 piezas con imágenes, documentos, planimetría y elementos arquitectónicos que permiten al espectador recuperar la imagen de la antigua Segovia.

La exposición pone la atención, por supuesto, en el Acueducto mediante infografías con reconstrucciones, planimetrías y textos de la obra de ingeniería, pero también pueden verse reconstrucciones de las ciudades de Confloenta, Cauca, Termes y Segovia. Los foros de las cuatro tienen también un apartado propio en la muestra con distintas infografías de reconstrucciones.

Las Termas de Confloenta; la domus de Cinco Caños, en Cauca; las referencias a la villaes de Santa Lucía, en Aguilafuente y de Matabuey, en Navas de Oro y una muestra de materiales constructivos completan el repaso a la época romana de Segovia. La exposición también muestra algunas piezas arqueológicas de la colección del Museo de Segovia, además de un fragmento de mosaico procedente de la villa romana de Santa Lucía, de la localidad de Aguilafuente.

Los promotores de la muestra explican que “Imágenes de la Antigüedad” es una oportunidad de visualizar una parte de la historia de Segovia, como un viaje a través de los documentos gráficos producidos gracias a los medios técnicos actuales. Las imágenes realizadas por ordenador documentan el recorrido de las investigaciones arqueológicas de los últimos años.

Para la elaboración de los materiales gráficos se ha contado con la colaboración de los equipos arqueológicos que trabajan en la provincia, así como de empresas de diseño y dibujo gráfico, topografía, fotogrametría y planimetría.

La exposición ha sido organizada por el Museo Arqueológico de Segovia y cuenta con la participación de la Diputación de Segovia, la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y la Asociación de Amigos del Museo de Segovia, que han aportado material gráfico. El Ayuntamiento de Aguilafuente colabora como entidad prestataria, al donar temporalmente el mosaico de su villa romana.

Fuentes: acueducto2.com | eldiasegovia.es | 3 de octubre de 2020

Descubren una antigua prensa fenicia para vino en el Líbano

La prensa de vino descubierta en Tell-el-Burak vista desde el suroeste. Tell-el-Burak Archaeological Project

Un equipo de arqueólogos ha descubierto el lagar más antiguo del Líbano en el yacimiento de Tell el-Burak, lo que constituye una importante prueba de la extensa red de exportación de vino que desarrollaron los antiguos fenicios. Este hallazgo arroja asimismo nueva luz sobre la elaboración de esta bebida por parte de este antiguo pueblo de comerciantes y marineros, que contribuyó a expandir por todo el Mediterráneo antiguo la costumbre de beber vino.

Las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento por el Proyecto Arqueológico de Tell el-Burak, una misión conjunta libanesa-alemana, han revelado que el lugar formó parte de un asentamiento fenicio habitado entre los siglos VIII y IV a.C. dedicado muy posiblemente en exclusiva a la fabricación de vino destinado a la exportación.

Situado a unas cinco millas al sur de la ciudad libanesa de Sidón, es probable que el asentamiento fuera fundado por habitantes de la ciudad con el objetivo de abastecerse de productos agrícolas. Tell el-Burak estaba bordeado al suroeste y sureste por un muro aterrazado de 2,5 metros de ancho. "Al sur de uno de estos muros descubrimos un lagar bien conservado. Había sido construido en la ladera del cerro", informan los autores del estudio. La prensa fue utilizada al menos desde el siglo VII a.C. El descubrimiento se describe en un estudio que acaba de ser publicado en la revista Antiquity.

Recreación de la prensa de vino de Tell-el-Burak. Tell-el-Burak Archaeological Project.

YESO DE CALIDAD

Adriano Orsingher y Jens Kamlah, del Instituto de Arqueología Bíblica; Silvia Amicone y Christoph Berthold, del Centro de Competencia de Arqueometría Baden-Württemberg (CCA-BW) de la Universidad de Tubinga, junto con la profesora Hélène Sader, de la Universidad Americana de Beirut y codirectora del Proyecto Arqueológico de Tell el-Burak, han investigado la construcción de esta prensa de vino y los materiales con los que se fabricó.

Los investigadores descubrieron que los fenicios utilizaron un yeso mezclado con cal y fragmentos de cerámica triturada. Junto a la prensa, los arqueólogos han encontrado también un gran número de semillas, lo que demuestra que las uvas fueron traídas allí desde viñedos cercanos y aplastadas con los pies en el gran recipiente de yeso.

El "mosto" resultante se recogía en una gran tinaja y se almacenaba en ánforas donde el vino se podía fermentar, envejecer y transportar. "El vino era un artículo comercial importante para los fenicios. El vino fenicio de la región de Sidón era particularmente famoso y se menciona en textos del antiguo Egipto", ha afirmado Hélène Sader.

Los análisis llevados a cabo en los laboratorios de la Universidad de Tübingen han proporcionado nuevos datos sobre la composición y la tecnología del yeso con el que se hizo la prensa de vino. "Un yeso de cal de buena calidad podría ser difícil de producir. Los fenicios refinaron el proceso utilizando fragmentos de cerámica reciclados. Esto hizo posible construir edificios mejores y al mismo tiempo más estables", afirman los autores del estudio. Según ellos, en el sur de Fenicia se había desarrollado una tradición local e innovadora de yeso de cal. "El yeso terminado era resistente al agua. Los romanos adoptaron esta técnica para hacer sus propios edificios", afirman los investigadores.

DIFUSIÓN POR EL MEDITERRÁNEO

Pero en el propio Líbano se había encontrado poca evidencia de la fabricación de vino fenicia, posiblemente debido a la naturaleza fortuita de las excavaciones arqueológicas. "La costa del Líbano nunca se inspeccionó a fondo, y muy pocos sitios con restos de la Edad del Hierro se han excavado adecuadamente", continúa Sader. Sin embargo, se han encontrado algunos lugares de vinificación similares en la costa norte de lo que hoy es Israel (que pertenecía en ese momento a los reinos fenicios de Tiro y Sidón). Los fenicios no inventaron el vino (hay evidencias de su existencia en lugares tan alejados como Georgia, con una antigüedad de hace unos 8.000 años), pero sí difundieron las técnicas de vinificación por todo el Mediterráneo antiguo, junto con el aceite de oliva e innovaciones como el alfabeto y el vidrio.

Los fenicios introdujeron viñedos y bodegas en sus colonias en el Norte de África, Sicilia, Francia y España. Y popularizaron el vino a través del comercio con la antigua Grecia e Italia, donde el vino de uvas silvestres era ya conocido entonces, pero su producción no estaba tan desarrollada. Según el arqueólogo de la Universidad de Toronto Stephen Batiuk, que no ha participado en esta investigación: "Los fenicios quizás introdujeron una cultura de la bebida, nuevos estilos de vasos para beber y una forma diferente de relacionarse con el vino". El amor de los fenicios por el vino se extendió asimismo a su religión, y su uso ceremonial también se reflejó en otros cultos del Próximo Oriente.

Fuente: nationalgeographic.com.es | 22 de septiembre de 2020

Así fue la masacre de La Hoya (Laguardia, Álava), la Pompeya ibérica arrasada por las llamas de un contingente implacable

Varios esqueletos con huellas de violencia tal y como se encontraron durante las excavaciones - A. Llanos

Un equipo de arquéologos del Reino Unido y España ha descubierto pruebas de cómo fue exactamente la masacre de La Hoya en la Edad del Hierro, la cual, de algún modo, quedó congelada en el tiempo a pesar de las llamas que asolaron el poblado. Descubierta la ciudad en 1935 y excavada por primera vez en 1973, sabemos que este importante enclave situado en el País Vasco fue masacrado entre el 350 y el 200 a. C.

Los atacantes destruyeron la ciudad pero no la ocuparon, lo que ha permitido que los muertos permanecieran en el mismo lugar hasta... que se produjo su excavación. Los especialistas pudieron recuperar hasta 13 esqueletos. «Un argumento clave de que fue una masacre es que dentro de las víctimas hay de todos los rangos de población y sexo, la violencia se hizo sobre todos sin miramientos ni criterios. No eran todos varones guerreros, había niños, mujeres, varones de todas las edades y ambos sexos», nos explica el arqueólogo Javier Ordoño (izquierda), miembro del equipode arqueógos que ha realizado una investigación en este enclave y publicado los resultados en la revista Antiquity.

Y hubo una gran brutalidad. De las 13 víctimas analizadas, en cinco de ellas pudieron encontrar evidencias claras: «Hay una decapitación con una espada que seguramente seccionó el cuello, tenemos una adolescente a la que amputaron el brazo y se encontró el mismo a dos metros manteniendo los brazaletes que llevaba. También hay otros individuos que han sufrido amputaciones completas o parciales, y apulañalamientos en las costillas», continúa el especialista.

a) Amputación de un brazo en el que se conservan todavía las pulseras pulseras que llevaba (lado izquierdo). b) Costilla de un individuo que muestra una herida de arma blanca.

Las razones para esta escabechina no se conocen, ni la identidad de los atacantes. La Hoya era un poblado bastante grande en el que vivían más de 1.500 personas, con murallas potentes, urbanismo desarrollado y gran complejidad sobial. «Era un nodo principal en la región de la época, una ciudad importante de la tribu de los berones que habitaban la actual Rioja. No se sabe si fueron atacados por berones de otra ciudad u otra sociedad. Al final son zonas fronterizas, con los várdulos, los caristios y los autrigones».

Hay más detalles de la destrucción, pues «debió ocurrir probablemente un día de mercado», nos cuenta Ordoño, y no fue un saqueo sino que «fue un ataque destinado a causar el mayor daño posible a la población». Además, la ciudad ya no volvió a ser habitada, tal fue la violencia que el que pudo huyó y el resto murieron pasto de las llamas. «También hicieron piaras de cerdos y de otros animales, y dejaron vasijas llenas de cereal, objetos de bronce y hierro». El hecho de que el ataque fuera tan brutal y asesino, permitió que allí quedaran los restos y se conservaran a buen recaudo para ser estudiados, ya que los cuerpos segúian tumbados en las calles en las que emitieron su último aliento. «Por eso, está intacta. Es la Pompoya ibérica pero no arrasada por un volcán sino por un contingente armado que hizo estragos», dice Ordoño.

Vista aérea del yacimiento de La Hoya

Mapa donde las víctimas fueron encontradas en La Hoya, junto con las fotos de algunos de ellos. (A. Llanos, modificado por J. Ordoño / Antiquity.

La Hoya era un enclave comercial, social y político entre el Cantábrico, el Mediterráneo y la meseta interior de España. De hecho, los investigadores creen que es posible que en aquella Edad del Hierro fuera el único asentamiento destruido por comunidades locales, quizá en una guerra a gran escala en España, porque ocurrió 100 años antes de la llegada de los romanos. «Probalmente, si se ampliaran las excavaciones, aparte de las víctimas encontraríamos, con suerte, algún atacante. Pero de momento, no sabemos nada», cuenta el arqueólogo.

Por otro lado, siempre se ha creído que los pueblos de la Prehistoria, quizá no tanto los de la Edad del Hierro, eran más pacíficos por su menor complejidad. «Violencia siempre ha habido desde que los humanos pisaron la Tierra», afirma Ordoño, que cuenta que «en otras investigaciones de épocas neolíticas se están dando evidencias de que la violencia es inherente al ser humano, solucionamos nuestras diferencias por medio de la violencia y hay pruebas que lo demuestran».

Artefactos de la Edad del Hierro recuperados en el yacimiento de La Hoya. Antiquity.

El problema con la Edad del Hierro, añade, es que «el rito funerario de la época era la cremación, cuando alguien moría se depositaban sus cenizas en una urna, razón por la cual no teníamos datos sobre la brutalidad de la muerte. Por eso La Hoya es tan interesante».

Fuentes: abc.es | ancient-origins.net | 1 de octubre de 2020

El hallazgo de varios exvotos zoomorfos apuntan a la existencia de un segundo santuario en Torreparedones (Baena, Córdoba)

El concejal de Cultura, Javier Vacas (izquierda), y el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, presentando los nuevos hallazgos descubiertos en Torreparedones.

El yacimiento arqueológico de Torreparedones no deja de dar sorpresas. En las afueras del mismo, que se localiza entre Baena y Castro del Río, se ha producido un nuevo hallazgo que hace replantear el pasado de este espacio. El pasado martes, el delegado de Cultura, Javier Vacas y el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, presentaron en el salón de actos del Museo Histórico y Arqueológico de Baena el nuevo hallazgo obtenido en el Parque Arqueológico de Torreparedones, junto al centro de visitantes, en lo que parecían tres tumbas de la antigua necrópolis allí ubicada.

El delegado de Cultura, Javier Vacas, ha explicado que “como no podía ser de otra forma, este yacimiento nos sigue sorprendiendo cada día con nuevas piezas de antiguas civilizaciones. Recientemente y con motivo de unas remociones acometidas de forma totalmente clandestina, salieron a luz una serie de restos en los que se tenía cierto interés por la cercanía a la necrópolis, pero que se encontraban fuera del recinto municipal del yacimiento. Gracias a la intervención del arqueólogo municipal, José Antonio Morena, con la propiedad de estos terrenos, se ha podido llevar a cabo una excavación arqueológica para documentar estos restos, que parecían ser estructura de carácter funerario. Se puso en conocimiento de la delegación territorial, a través del arqueólogo Alejandro Ibáñez y se pidió la autorización para realizar una actividad arqueológica por parte de nuestro arqueólogo, autorizándose la misma el pasado 17 de septiembre. Dicha excavación, ha dado como fruto una serie de hallazgos de carácter funerario y exvotos, que ahora José Antonio Morena, explicará con más detalle. Debemos apostar por este patrimonio, no sólo desde el punto de vista arqueológico, sino también como difusión cultural y turística”.

El trabajo ha sido plenamente satisfactorio, aunque como apuntalaba el arqueólogo municipal “si cabe corto en el tiempo y espacio”. Apenas se ha actuado en tres zonas muy concretas de lo que fue esta gran necrópolis oriental de Torreparedones, en terrenos que se ubican fuera de los que el Ayuntamiento adquirió para el centro de visitantes. No obstante se ha dado la favorable circunstancia que tanto el dueño, como la delegación de Cultura han autorizado y permitido la excavación para este descubrimiento. Como ya se conocía, estas remociones furtivas han deteriorado los restos, algunas tumbas estaban destruidas y expoliadas de antiguo, pero otras lo están de reciente y se ha perdido alguna información. Aun así, en dos de los sectores se han podido identificar dos enterramientos, y en el tercero, que se pensaba que podría ser una tercera tumba, ha resultado ser algo muy diferente.

Según ha puesto de manifiesto el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, “en la primera tumba hemos encontrado un sillar, con un rebaje hecho que incorporaba una urna de piedra, como la que solía haber en el mausoleo de los pompeyos (derecha). Esta no tiene nigua inscripción y le falta la tapadera, porque estaba prácticamente a la vista. La inscripción debía estar arriba, como se puede ver en cualquier cementerio. Sin embargo, al sacar el sillar, que lo hemos retirado, pudimos observar una pequeña fosa, donde estaba parte del ajuar de esta tumba. Se conserva un ungüentario de vidrio, que está partido pero se podrá restaurar, un cuenco de cerámica y una urna de cerámica pintada de tradición íbera. Gracias a esa forma, el ungüentario nos permite situar esto en el s. I d.C., entre Tiberio y Nerón aproximadamente”.

Morena, ha añadido que “en el otro sector, ha aparecido otra tumba, que en este caso es una tumba importante como las que ya se pueden ver en el centro de visitantes, pero esta está construida con sillares enormes que se llaman 'opus cuadratum'. Ello indica el poder adquisitivo que podría tener la familia que se enterró aquí. Faltaría un segundo cuerpo con una moldura y una repisa que se han perdido. Son muy importantes este tipo de hallazgos y toda la documentación que somos capaces de obtener a través de ellos”.

La sorpresa mayúscula han sido unas piezas que aparecieron en lo que se imaginaba como una tercera tumba. Allí, se han encontrado una serie de exvotos de caballos, que se conocen en el mundo ibérico y que son indicios de que hubo un segundo santuario. Posiblemente en uso y aparte del que ya se conoce en la parte meridional de la ciudad. “No hemos encontrado ninguna estructura asociada, si es que la hubo, ya que no en todos los lugares de culto de esta época había estructura. Estos animales, eran criaturas de prestigio, muy importantes tanto para el transporte como las labores agrícolas”.

Como ha explicado el arqueólogo municipal, José Antonio Morena, “era un animal tan importante, que si se ponía malo, o no procreaba, se acudía a esta divinidad para pedir por el animal. Por tanto, podemos interpretar que si el santuario no está allí mismo, no estará muy lejos. Lo extraordinario de todo esto, es que no se conoce ninguna ciudad documentada que tuviera dos santuarios en uso al mismo tiempo. Es algo único en este momento”.

Actualmente, se encuentra tapado a la espera de continuar con la investigación. Las piezas encontradas ya se encuentra en proceso de catalogación, para su posterior exposición en el Museo Histórico y Arqueológico de Baena.

Fuente: cordopolis.es | diariodecordoba.com | 3 de octubre de 2020