Un niño de 11 años descubrió una antigua e inusual estatuilla de cerámica femenina elaborada en la Edad del Hierro, hace unos 2.500 años, durante un viaje familiar en Nahal Besor, en el oeste de Israel,informó a través de un comunicado la Autoridad de Antigüedades del país.
La figurilla, de unos siete centímetros de alto por seis de ancho, representa un cuerpo femenino de nariz prominente con el torso desnudo y las manos cruzadas por debajo de los pechos. Los arqueólogos estiman que la pieza fue moldeada a finales del periodo del Primer Templo, entre lossiglos VI y V a. C.
A pesar de que se conocen pequeñas efigies de mujeres con el pecho desnudo pertenecientes a varios periodos históricos de Israel, la encontrada por Zvi Ben-David es "tan rara que solo existe un ejemplar de este tipo en la colección del Tesoro Nacional", señaló el organismo.
Zvi Ben-David, el menor que encontró la antigua efigie. Facebook / Israel Antiquities Authority.
Según explican los arqueólogos Oren Shmueli y Debbie Ben Ami, especialistas en la Edad del Hierro, "este tipo de objetos eran comunes en el hogar y en la vida cotidiana […] y aparentemente servían como amuletos para garantizar la protección, la buena suerte y la prosperidad".
"En una época en la que los conocimientos médicos eran rudimentarios, la mortalidad infantil era muy elevada […] y, a falta de una medicina avanzada, los amuletos proporcionaban esperanza y una forma importante de pedir ayuda", comentaron los científicos.
El objeto de interés arqueológico fue entregado al Tesoro Nacional y actualmente está siendo estudiando por especialistas para conocer mayores detalles sobre su origen. Las autoridades afirmaron que "este increíble hallazgo" permitirá mejorar la comprensión de las prácticas culturales celebradas en tiempos bíblicos".
Modelo informático de cómo pudo haber funcionado el mecanismo de Anticitera. Fotografía: UCL
Desde el momento en que se descubrió hace más de un siglo, los estudiosos se han sentido intrigados por el mecanismo de Anticitera (o Antikythera), una calculadora astronómica notable y desconcertante que sobrevive del mundo antiguo.
El dispositivo manual de 2.000 años de antigüedad mostraba la disposición del universo, prediciendo el movimiento de los cinco planetas conocidos, las fases de la luna y los eclipses solares y lunares.Pero la forma en que se logró estas hazañas tan impresionantes ha resultado endiabladamente difícil de desenredar.
Ahora, los investigadores del Colegio Universitario de Londres (UCL) creen que han resuelto el misterio, al menos en parte, y se han propuesto reconstruir el dispositivo, con sus ruedas dentadas y todo, para probar si su propuesta funciona.Si pueden construir una réplica con maquinaria moderna, pretenden hacer lo mismo con técnicas de la antigüedad.
"Creemos que nuestra reconstrucción se ajusta a todas las pruebas que los científicos han obtenido de los restos existentes hasta la fecha", dijo Adam Wojcik (izquierda), científico de materiales del UCL."Es un avance teórico clave sobre cómo se construyó el cosmos en este mecanismo. Ahora debemos demostrar su viabilidad haciéndolo con técnicas ancestrales. Un desafío particular será el sistema de tubos anidados que llevan las salidas astronómicas".
Si bien otros académicos han realizado reconstrucciones en el pasado, el hecho de que falten dos tercios del mecanismo provoca que sea difícil saber con certeza cómo funcionó.
El mecanismo, a menudo descrito como la primera computadora analógica del mundo, fue encontrado por buzos en busca de esponjas en 1901 en medio de un tesoro rescatado de un barco mercante que naufragó en la isla griega de Anticitera.Se cree que el barco se hundió debido a una tormenta en el siglo I a.C., cuando pasaba entre Creta y el Peloponeso en ruta hacia Roma desde Asia Menor.
Se estima que el mecanismo de Anticitera se remonta aproximadamente al 80 a. C. Fotografía: X-Tek Group / AFP
Los fragmentos maltrechos de latón corroído apenas se notaron al principio, y décadas de trabajo académico han revelado que el objeto es una obra maestra de la ingeniería mecánica.Originalmente encerrado en una caja de madera de unos 30 centímetros de alto, el mecanismo estaba cubierto de inscripciones, como un manual de usuario incorporado, y contenía más de 30 ruedas dentadas de bronce conectadas a diales y punteros. Se giraba una manija, y los cielos, tal como lo conocían los griegos, se ponían en movimiento.
Michael Wright (derecha), un ex conservador de ingeniería mecánica en el Museo de Ciencias de Londres, reconstruyó gran parte del funcionamiento del mecanismo y construyó una réplica del mismo, pero los investigadores nunca han tenido una comprensión completa de cómo funcionaba el dispositivo.Sus esfuerzos no han sido ayudados por los restos que sobrevivieron en 82 fragmentos separados, lo que hace que la tarea de reconstruirlo sea equivalente a resolver un rompecabezas en 3D al que le faltan la mayoría de sus piezas.
En un trabajo publicado en la revistaScientific Reports, el equipo del UCL describe cómo se basaron en el trabajo de Wright y de otros especialistas, así como en las inscripciones del mecanismo y en un método matemático descrito por el antiguo filósofo griego Parménides para elaborar nuevos arreglos de los engranajes que moverían los planetas y otros cuerpos de la manera correcta.La solución permite que casi todas las ruedas dentadas del mecanismo quepan en un espacio de solo 25 mm de profundidad.
La información que los investigadores encontraron en el mecanismo de Anticitera sobre los eclipses es sorprendentemente detallada.
Su modelo recrea cada engranaje y dial giratorio para mostrar cómo los planetas, el Sol y la Luna se mueven a través del Zodíaco (el antiguo mapa de las estrellas) en la cara frontal y las fases de la Luna y los eclipses en la parte posterior.
Según el equipo, el mecanismo puede haber mostrado el movimiento del Sol, la Luna y los planetas Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno en anillos concéntricos.Debido a que el dispositivo asumió que el Sol y los planetas giraban alrededor de la Tierra, sus trayectorias eran mucho más difíciles de reproducir con ruedas dentadas que si el Sol estuviera en el centro.Otro cambio que proponen los científicos es un aguja de doble punta que llaman "Mano de dragón" la cual indica cuándo se producirán los eclipses.
Los investigadores creen que el trabajo realizado los acerca a una verdadera comprensión de cómo el dispositivo Anticitera mostraba los cielos, pero no está todavía claro si el diseño es el correcto o si se podría haber construido (tal cual se ha hecho de modo informático) con técnicas de fabricación antiguas.Los anillos concéntricos que componen la pantalla tendrían que girar sobre un conjunto de ejes huecos anidados, pero sin un torno para dar forma al metal, no está claro cómo los antiguos griegos habrían fabricado tales componentes.
Modelo informático de los engranajes del mecanismo. Cada engranaje del mecanismo traza el movimiento de un cuerpo celeste.Crédito de la imagen: Tony Freeth / UCL
“Los tubos concéntricos en el núcleo del planetario son donde mi fe en la tecnología griega flaquea, y donde el modelo también podría fallar”, dijo Wojcik."Los tornos serían la solución hoy, pero no podemos asumir que los griegos los tenían para el metal".
Si el modelo funciona o no, quedarán más misterios.No está claro, además, si el mecanismo de Anticitera era un juguete, una herramienta de enseñanza o tenía algún otro propósito.Y si los antiguos griegos eran capaces de tales dispositivos mecánicos, ¿qué más hicieron con el conocimiento que tenían?
"Aunque el metal es precioso y, por lo tanto, se habría reciclado, es extraño que no se haya encontrado ni desenterrado nada remotamente similar", dijo Wojcik."Si tenían la tecnología para hacer el mecanismo de Anticitera, ¿por qué no emplearon esta tecnología para diseñar otras máquinas, como relojes?"
El monasterio de Tel Ganub Qasr Al-Agouz en el desierto egipcio data de alrededor del 350 d.C. (Foto: Victor Ghica / MF)
Un equipo arqueológico franco-noruego ha descubierto nuevas ruinas cristianas en el desierto occidental de Egipto, revelando la vida monástica en la región en el siglo IV, según informó el Ministerio de Antigüedades egipcio.
"El nuevo descubrimiento en el yacimiento de Tel Ganub Qasr Al-Agouz, es quizás el sitio monástico más antiguo atestiguado arqueológicamente, no solo en Egipto, sino en el mundo", afirmó Victor Ghica (izquierda), profesor de Antigüedad y Estudios Cristianos Tempranos y jefe de la misión arqueológica noruego-francesa.
"Ya hacia el año 350 d.C. había sociedades monásticas bien establecidas en los límites del Imperio Romano, que es extremadamente temprano. Esto es algo de lo que no nos habíamos dado cuenta antes", aduce Ghica.
“Estas excavaciones revelan una imagen del monacato temprano diferente de la que ofrecen los textos oficiales de la Iglesia. Demuestra que esos textos se produjeron con una agenda política en mente, intentando crear una determinada visión del monacato que estaba centrada en esas figuras fundadoras. Pero eso era propaganda de la Iglesia,” desliza Ghica.
“No discutimos que esas figuras fueron fundadoras del movimiento monástico, sino que existieron otros grupos. Estos restos demuestran que el monacato temprano era más rico de lo que nos dicen las fuentes literarias”.
Vista de los restos del sector 6. Foto: V. Gica.
El yacimiento está situado a unos 370 km al suroeste de El Cairo, en el oasis de Bahariya, y ha sido objeto de tres temporadas de excavación en colaboración con el Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO) y MF University College de Noruega. Los yacimientos arqueológicos de época romana más cercanos están a una distancia de entre 2,4 y 3,8 km, lo que hace que el yacimiento esté algo aislado.
Este aislamiento, así como la organización de las zonas internas de los seis sectores del yacimiento, la presencia de los restos de tres iglesias y los grafitis en las paredes indican el carácter monástico de la comunidad que vivió aquí.
“Es interesante reseñar, respecto al aislamiento de los monjes que leemos en textos literarios, que este es relativo. Estaban aislados, sí, pero nunca se situaban demasiado lejos, porque necesitaban cosas. No había tierras agrícolas en los alrededores, así que dependían de las aldeas cercanas para su alimentación, o de los viajeros que frecuentaban estos caminos”, cuenta Ghica.
Vista de los restos del sector 3. Foto: V. Gica.
"El sector 1, investigado este año, representa una ermita construida en cinco fases, que abarcan desdela primera mitad del siglo IV hasta el siglo VII", reveló Ghica. El núcleo del sector son las zonas excavadas en la roca, que comprenden una iglesia y los espacios litúrgicos adyacentes. A continuación se construyeron otras cuatro zonas: dos celdas, una cocina-refectorio y una sala de distribución, seguidas de posteriores ampliaciones y renovaciones consistentes en otras cuatro salas, una de las cuales era una iglesia.
Basándose en la estratigrafía, los análisis de radiocarbono, los conjuntos cerámicos y las monedas, la fecha de fundación de la etapa más temprana de esta ermita puede situarse en torno a mediados del siglo IV, lo que la convierte en el emplazamiento monástico cristiano más antiguo conservado que se ha datado con certeza.
El hallazgo demuestra que los monjes estuvieron presentes en la zona desde el mencionado siglo IV d.C., aseguran los investigadores, al señalar que "el descubrimiento ha ayudado a comprender el desarrollo de los edificios y la formación de las primeras comunidades monásticas en esta región de Egipto".
"El complejo entero consta de seis sectores que contienen las ruinas de tres iglesias y celdas de monjes, cuyas paredes presentan grafitis y símbolos de connotación copta", detallo Osama Talaat, jefe de Antigüedades Islámicas, Coptas y Judías del Ministerio. Los investigadores desenterraron "varios edificios hechos de basalto, otros tallados en la roca madre y algunos hechos de ladrillos de barro".
"Las paredes de la iglesia y de cuatro de las habitaciones estaban cubiertas con diversos textos bíblicos y patrísticos escritos en griego, que revelan la naturaleza de la vida monástica en la región", dijo Ghica.
Estas estructuras constituyen el núcleo en torno al cual se construyó el sector 6 y representan la primera de las cuatro fases de construcción. Todavía no se dispone de fechas absolutas para este sector, pero gran parte del material cerámico y escrito encontrado en él sugiere una ocupación final en el siglo V o VI.
Restos de ocupación del sector 1. Foto- V.Ghica.
La planimetría de los edificios de cada uno de los sectores, así como las técnicas constructivas empleadas, indican que era una atípica laura, es decir un entorno monástico semiermitaño compuesto por agrupaciones de espacios habitables para los monjes.
"Los resultados son muy claros. No solo tenemos una gran cantidad de pruebas de que las seis partes del monasterio datan del siglo IV. Según la datación por carbono, incluso podemos estar en la dinastía Constantina", expresó Ghica.
Foto:En esta cerámica/óstracon está escrita una carta al abad del monasterio.El mismo abad se menciona en otro óstracon que fue encontrado por un arqueólogo egipcio en la década de 1940.Esa carta dice que un monje del monasterio estaba en un viaje de estudios a Constantinopla.(Foto: Victor Ghica / MF)
La mayor parte de la cerámica del yacimiento data de los siglos V y principios del VI, lo que indica que este fue probablemente el punto álgido de la actividad. También se han identificado rastros de ocupación posterior, que datan de los siglos VII a VIII, en los sectores 1, 2 y 6, probablemente en correlación con la reocupación pastoral del yacimiento.
"Si bien la fecha de fundación del siglo IV en el primer sector, y quizás en otros sectores del yacimiento, es solo una de las muchas características notables que ofrece el yacimiento, es quizás la más importante, ya que invita a una nueva comprensión de los inicios del monacato en Egipto", dijo Ghica.
Carámica proveniente del sector 3. Foto: V. Ghica.
La Autoridad de Antigüedades de Israel muestra fragmentos de Rollos del Mar Muerto recién descubiertos en el laboratorio de conservación de los mismos en Jerusalén.
Los arqueólogos israelíes han anunciado el descubrimiento de docenas de nuevos fragmentos pertenecientes a los denominados Rollos del Mar Muerto, los cuales llevan textos bíblicos y fueron hallados en cuevas del desierto en las que se cree fueron escondidos durante una revuelta judía contra Roma hace casi 1.900 años.
Los fragmentos de pergamino tienen líneas de texto en griego sobre los libros de Zacarías y Nahum y se han datado alrededor del siglo I según el estilo de escritura, informa la Autoridad de Antigüedades de Israel.Son los primeros restos nuevos encontrados en excavaciones arqueológicas en el desierto al sur de Jerusalén en 60 años.
La conservadora de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Tanya Bitler, muestra fragmentos de Rollos del Mar Muerto recién descubiertos.
Los Rollos del Mar Muerto son una colección de textos judíos encontrados en cuevas del desierto de Cisjordania, cerca de Qumrán, en las décadas de 1940 y 1950, y datan desde siglo III a. C. hasta el siglo I d. C. Los mismos incluyen las primeras copias conocidas de textos y documentos bíblicos que describen la creencias de una secta judía que ha sido poco comprendida.
Se cree que las aproximadamente 80 piezas nuevas pertenecen a un conjunto de fragmentos de pergamino encontrados en un sitio del sur de Israel conocido como la "Cueva del Horror", llamada así por los 40 esqueletos humanos que se encontraron allí durante las excavaciones en la década de 1960, y que también contienen una interpretación en griego de los Doce Profetas Menores, un libro de la Biblia hebrea.La cueva está ubicada en un cañón remoto a unos 40 kilómetros al sur de Jerusalén.
Oren Ableman, investigador de pergaminos del Mar Muerto de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA), que examinó fragmentos de pergaminos con la ayuda de equipos de imágenes avanzados señala un pequeño fragmento de pergamino en el laboratorio de la IAA en Jerusalén. Fotografía: AFP.
Los textos fueron encontrados durante una operación en Israel y la Cisjordania ocupada realizada por la Autoridad de Antigüedades de Israel con el fin de encontrar pergaminos y otros artefactos y evitar un posible saqueo.Israel capturó Cisjordania en la guerra de 1967 y el derecho internacional prohíbe la remoción de bienes culturales del territorio ocupado.
Se estima que los fragmentos fueron parte de un pergamino escondido en la cueva durante la revuelta de Bar Kojba, un levantamiento judío armado contra Roma durante el reinado del emperador Adriano, entre los años 132 y 136. Monedas acuñadas por los rebeldes y puntas de flecha encontradas en otras cuevas de la región también provienen de ese período.
"Hemos encontrado una diferencia textual que no tiene paralelo con ningún otro manuscrito, ni en hebreo ni en griego", dijo Oren Ableman (izquierda), investigador de los Rollos del Mar Muerto y miembro de la Autoridad de Antigüedades de Israel. En este sentido, se refirió a las ligeras variaciones que se constatan en la traducción griega del original hebreo en comparación con laSeptuaginta, una traducción de la Biblia hebrea al griego hecha en Egipto en los siglos III y II a. C.
"Cuando pensamos en el texto bíblico, pensamos en algo muy estático. Y no fue estático. Hay ligeras diferencias y algunas de las mismas son importantes", dijo Joe Uziel (derecha), jefe de la unidad de Rollos del Mar Muerto de la Autoridad de Antigüedades de Israel."Cada pequeña información que podamos agregar, podemos entender un poco mejor cómo el texto bíblico llegó a su forma hebrea tradicional".
Junto a estos artefactos de la era romana, la presentación incluyó el anuncio de hallazgos mucho más antiguos, y de no menor importancia, realizados durante la exploración de más de 500 cuevas en el desierto: el esqueleto momificado de un niño de 6.000 años de antigüedad, una gran canasta completa tejida perteneciente al período Neolítico, estimada en 10.500 años, y decenas de otros materiales orgánicos delicados conservados en el clima árido de las cuevas.
La cesta encontrada; se estima que es la más antigua del mundo, de más de 10.000 años. Foto: AFP
Niño momificado hace alrededor de 6.000 años.Emil AladjemAAI
En 1961, el arqueólogo israelí, Yohanan Aharoni, excavó la "Cueva del Horror" y su equipo encontró nueve fragmentos de pergamino pertenecientes a un rollo con textos de los Doce Profetas Menores en griego y un trozo de papiro griego.
Desde entonces, no se han encontrado nuevos textos durante las excavaciones arqueológicas, pero muchos han aparecido en el mercado negro, aparentemente saqueados en otras cuevas.
Monedas del periodo de Bar Kochba descubiertas en las excavaciones. DPA via Europa Press / EP.
Durante los últimos cuatro años, los arqueólogos israelíes han lanzado una importante campaña para explorar cuevas ubicadas en los escarpados cañones del desierto de Judea en busca de pergaminos y otros artefactos raros.El objetivo es encontrarlos antes de que los saqueadores perturben estos sitios remotos y destruyan estratos arqueológicos y datos en busca de antigüedades con destino al mercado negro. Hasta ahora, la búsqueda solo había encontrado un puñado de trozos de pergamino que no tenían texto.
Amir Ganor (izquierda) jefe de la unidad de prevención de robo de antigüedades, dijo que desde el inicio de la operación en 2017 no ha habido prácticamente ningún saqueo de antigüedades en el desierto de Judea, y calificó la operación como todo un éxito.
"Por primera vez en 70 años, pudimos adelantarnos a los saqueadores", dijo.
Jesús Rodríguez Méndez y Ana Mateos Cachorro, científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), junto con el geógrafo Christian Willmes, de la Universidad de Colonia (Alemania), han analizado las condiciones climáticas en las que vivieron los humanos en Europa occidental durante del Pleistoceno medio, evaluando sus posibles adaptaciones al frío mediante un modelo de termorregulación que simula la pérdida de calor de un individuo durante el sueño.
El Pleistoceno medio (780.000-125.000 años) estuvo marcado por oscilaciones periódicas entre un clima similar al actual y fases mucho más frías. En este trabajo, que acaba publicarse en la revista Journal of Human Evolution, se han estimado las temperaturas que tuvieron que soportar los humanos en Europa durante varias de esas fases climáticas con la ayuda de mapas de paleotemperaturas. A partir de esos mapas, generados por Christian Willmes, se han obtenido las temperaturas de un total de 68 yacimientos donde está documentada presencia humana hace entre 470.000 y 360.000 años.
Los resultados de esta investigación muestran que los humanos de ese periodo tuvieron que soportar temperaturas muy bajas y, sorprendentemente, no sólo en las etapas glaciares, sino también en momentos templados, incluso en lugares de la península ibérica como Ambrona o Atapuerca.
“Que los humanos pudieran vivir en condiciones tan duras se nos hace difícil de imaginar si tenemos en cuenta que las evidencias de uso del fuego en ese periodo son escasísimas en Europa. De hecho, muchos investigadores piensan que no tenían capacidad para generarlo y utilizarlo de manera habitual”, explica Jesús Rodríguez (izquierda).
Combatir el frío sin fuego
Para evaluar la eficacia de otras estrategias para combatir el frío, los investigadores han utilizado un modelo matemático que simula la pérdida de calor durante el sueño y lo han aplicado a un individuo masculino y otro femenino del yacimiento de la Sima de los Huesos en Atapuerca (Burgos).
“De esta manera, podemos evaluar el efecto aislante de cubrirse con pieles de animales, el de una gruesa capa de grasa subcutánea, el de la producción de calor interno mediante el metabolismo, así como la pérdida de calor por acción del viento”, explica Ana Mateos (derecha)
La exposición al frío, sobre todo durante la noche, representaría un verdadero reto para la termorregulación. Hay un límite en la respuesta metabólica para soportar las bajas temperaturas nocturnas, y donde no llegan los mecanismos fisiológicos, si pueden hacerlo los comportamientos humanos.
Como señala Ana Mateos, “podían aguantar temperaturas nocturnas muy bajas si dormían abrigados con pieles, especialmente si lo hacían agrupados en un lugar donde estuvieran protegidos del viento".
Aquí os dejamos casi 25 minutos de los anuncios que veíamos en nuestro televisor allá por los años 80, publicidad de productos cuyas marca...
RETROMANIA
El lugar donde se reúnen los recuerdos ¿Te apuntas?
Facebook
Dailymotion
Descubre nuestro nuevo Canal de Televisión donde encontrarás toda la información sobre Prehistoria, Historia, Arte y Arqueología en www.dailymotion.com/historiatv.
Sobre Historia y Arqueología
Historia y Arqueología® es una marca registrada con el Nº 3.560.052, clase 41 de Servicios Culturales. Todos los Derechos Reservados.