Utilizan datos genéticos e isotópicos para investigar la movilidad humana en la ciudad de Alalakh, de la Edad del Bronce, en Turquía

Los muertos en Alalakh (Turquía) solían ser enterrados en tumbas sencillas y, a menudo, con vasijas de cerámica cerca de la cabeza. © Murat Akar

Los investigadores han considerado durante mucho tiempo que la Edad del Bronce en el Mediterráneo oriental fue la primera edad internacional, especialmente el período comprendido entre el 1600 y el 1200 a.C., cuando los poderosos imperios de Anatolia, Mesopotamia y Egipto establecieron grandes redes de reinos subordinados. en el Cercano Oriente. Estos imperios lucharon, comerciaron y mantuvieron relaciones entre sí, y los textos antiguos de la época revelan que existieron notables redes económicas y sociales que permitieron el movimiento de personas y bienes.

Un nuevo estudio realizado por un equipo interdisciplinario de arqueólogos, genetistas y expertos en isótopos, y publicado en PLOS ONE, ha investigado el movimiento de personas en este período en un solo centro regional, una ciudad-estado de la Edad del Bronce llamada Alalakh (hoy en día representada por una extensa ciudad-montículo conocida como Tell Atchana), en el sureste de la actual Turquía. Sus resultados indican que la mayoría de los enterrados en Alalakh se criaron localmente y descendieron de personas que vivían en la región.

Mapa que muestra la ubicación de Alalakh en Turquía. © Ingman et al., 2021. PLOS ONE.

El objetivo del equipo era ver si se podían detectar, entre la población enterrada en la ciudad, los altos niveles de conectividad interregional, los cuales venían evidenciados por la arquitectura, los textos y los artefactos encontrados en este enclave durante 20 años de excavaciones patrocinadas por el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía y la Universidad Hatay Mustafa Kemal.

Para hacerlo, realizaron análisis de isótopos de estroncio y oxígeno en el esmalte dental, que pueden detectar si un individuo creció localmente en Alalakh o se mudó allí solo durante la edad adulta. Los datos genéticos, por otro lado, se pueden usar para determinar de dónde provienen los antepasados ​​recientes de una persona.

Vista aérea de Alalakh en la llanura de Amuq (Turquía). © Murat Akar.

El análisis de isótopos identificó a varios individuos no locales. Sin embargo, su ADN mostró una ascendencia que era local de Alalakh y de las regiones vecinas. "Hay dos posibles explicaciones para nuestros hallazgos, o estas personas son migrantes de corta distancia en la región o son migrantes de retorno, personas cuyos padres o abuelos eran originalmente de Alalakh”, dice la coautora principal Stefanie Eisenmann (izquierda), del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana.

Solo un individuo de la muestra, una mujer adulta, no formaba parte del acervo genético local, sino que mostraba una ascendencia que se asemejaba más a los grupos de Asia Central. Sin embargo, sus firmas isotópicas sugirieron una educación local. “Esperábamos que el análisis de isótopos mostrara que esta persona emigró a Alalakh, ya que sus datos genéticos eran muy diferentes de los del resto de la población, por lo que nos sorprendió ver que probablemente era nativa de Alalakh. En su lugar, podrían haber sido sus padres o abuelos quienes se mudaron”, explicó Tara Ingman (derecha), la otra autora principal del estudio de la Universidad de Koç.

Izquierda: Estatua funeraria del rey de Idrimi de Alalakh, correspondiente al siglo XVI a.C. y conservada en el British Museum. Derecha: Mapa de Tell Atchana (Alalakh) con los cuadrados de excavación indicados (datos cortesía del Archivo de Excavaciones de Alalakh).

Foto: Excavaciones en Alalakh en 2017.

Si bien se identificaron diferentes tipos de movilidad, incluida la migración de corta distancia, larga distancia y de retorno, no había extranjeros completos en el conjunto de datos. La mayoría de las personas nacieron y se criaron en Alalakh y también sus antepasados ​​vinieron de la región.

“Hay varias formas de explicar esto. Es posible que vivieran en Alalakh muchos menos migrantes de larga distancia de lo que habíamos pensado anteriormente. Otra posibilidad es que aún no hayamos encontrado sus tumbas. Quizás la mayoría de las personas que vinieron de muy lejos no fueron enterradas directamente en Alalakh, o lo fueron de una manera que no podemos rastrear”, dijo Murat Akar (izquierda), director de las excavaciones.

Fuente: Instituto Max Planck | 30 de junio de 2021

Hallan en Alemania un símbolo tallado por un neandertal de hace 51.000 años

Un equipo de arqueólogos ha desenterrado en una cueva del centro de Alemania un hueso de ciervo gigante con unos extraños grabados hechos hace unos 51.000 años. Aseguran que el hallazgo es una prueba definitiva de que los neandertales eran capaces de un pensamiento complejo y simbólico similar al de nuestra propia especie, Homo sapiens.

El fósil apareció en Einhornhöhl, o cueva del unicornio, al suroeste de Berlín, un lugar que durante siglos fue lugar de peregrinación para aquellos que querían hacerse con un hueso de ese animal fantástico. Ahora esta cueva se ha convertido en un epicentro para entender uno de los momentos más interesantes de la historia del género humano: el tiempo en el que miembros de nuestra propia especie salidos de África llegaron a Europa y encontraron a los neandertales, que llevaban aquí ya cientos de miles de años. Sucedió hace unos 45.000 años. Apenas 5.000 años después, los neandertales se habían extinguido para siempre y los Homo sapiens se apoderaron del planeta.

Plano de sección de la zona de entrada de la antigua cueva de Einhornhöhl. El hueso tallado se encontró entre huesos de oso de las cavernas.

Entrada de la cueva donde se recuperó el objeto grabado, aproximadamente a un metro detrás de la persona que está a la derecha.

Unos pocos milenios después sucedió la explosión del arte con las primeras esculturas de mujeres y seres mitológicos, excepcionales pinturas rupestres de animales en las cuevas y también instrumentos musicales hechos de hueso. Una de las mayores preguntas sobre evolución humana es si en aquellos tiempos solo los sapiens eran capaces de desarrollar símbolos, cultura y probablemente también religiones o si los neandertales también crearon las suyas.

En 2019, un equipo liderado por investigadores de patrimonio cultural del estado de Baja Sajonia encontró en Einhornhöhl una falange de ciervo gigante, un imponente animal de más de dos metros de alto que tenía una de las cornamentas más amenazadoras de aquella época.

Detalles tecnológicos del hueso inciso de Einhornhöhle. Las imágenes en escala de grises se generaron mediante un escaneo de micro-CT. a, Vista en primer plano de grabados individuales. b, Vista en blanco del lado grabado. c, interpretación de línea y números de línea. d, Ángulos de superficie entre líneas individuales. e, longitudes de línea.

“En un primer vistazo solo se apreciaba una marca de corte”, explica a este diario Dirk Leder (izquierda), primer autor del hallazgo. “Pero cuando limpiamos el hueso apareció un patrón con forma de cuñas o galones enlazados y nos convencimos de que era un dibujo intencionado que probablemente esconde un significado simbólico”, resalta.

Aquel día algunos miembros del equipo opinaron que ese hueso lo tenía que haber tallado un sapiens mientras otros apoyaron que fue un neandertal. El “momento Eureka”, relata Leder, llegó con la datación del hueso y de restos de hogueras hallados junto a él: tenía al menos 51.000 años y por entonces en esta zona de Europa solo habitaban los neandertales.

Diferentes puntos de vista de la falange del ciervo gigante grabada.

En ese punto los arqueólogos hicieron un experimento: tomaron huesos de vaca, fabricaron herramientas de piedra con guijarros del río tal y como hicieron los neandertales y se pusieron a intentar reproducir el dibujo. La labor resultó muy complicada o imposible si antes no se cocía una o dos veces. Tras varios intentos los arqueólogos experimentales comprobaron que la forma de redibujar el símbolo era hacer primero la incisión vertical y después hacer las líneas perpendiculares. En total hace falta una hora y media de trabajo. Rafael Hermann (derecha), investigador de la Universidad de Gotinga y coautor del estudio explica que “es un auténtico dolor conseguir extraer el hueso de la falange, pues va literalmente encajado en la pezuña”, resalta,

“El patrón en el hueso nos indica que quien lo dibujó seguía un plan”, explica Leder. “Representa una imagen abstracta, un símbolo que puede representar una idea o incluso una narración expresada de forma abreviada. Este símbolo podía ser leído probablemente por otros neandertales que entenderían su significado, algo que ninguno de nosotros, humanos actuales, podemos hacer. Estamos claramente ante lo que suele llamarse pensamiento simbólico, comunicación con símbolos”, añade.


Imágenes de microscopía digital 3D del hueso tallado de Einhornhöhle para comprender mejor la profundidad y regularidad de las líneas.

Otro argumento a favor del simbolismo es que en aquella época había muy pocos ciervos gigantes en esta zona por lo que eran probablemente un trofeo apreciado.

El hallazgo se suma a otras pruebas de que la mente neandertal no era tan bruta o básica como pensaban los arqueólogos hace decenios. En los últimos años se han hallado dibujos geométricos hechos por neandertales en piedras y huesos. En la cueva de La Pasiega, en Cantabria, hay una escalera que podría haber sido pintada por los neandertales hace unos 64.000 años, aunque su datación sigue a debate. Ninguna de estas pruebas ha conseguido disipar las dudas de si esos comportamientos eran genuinamente neandertales o si fueron los sapiens los que se los enseñaron. El hueso de la cueva del unicornio descarta que la cultura neandertal provenga de los sapiens, aseguran los autores del hallazgo en un estudio publicado hoy en Nature Ecology and Evolution.

La entrada moderna de la cueva de Einhornhöhle (Cueva del Unicornio) en la que se muestra una réplica del esqueleto de un unicornio.

“Los neandertales eran cognitivamente muy parecidos a los sapiens, por lo menos no inferiores”, mantiene Leder. “Lo que me parece más intrigante de todo es que, antes de hace 45.000 años, no se conoce ni un solo dibujo que represente la naturaleza, por ejemplo animales, como sí los vemos después en las famosas cuevas de España y Francia o en las pequeñas esculturas unos cuantos miles de años después, todas asociadas al 'Homo sapiens'. Parece como si antes de esa fecha las únicas representaciones artísticas de los humanos, fueran de la especie que fueran, sean solo patrones abstractos y símbolos”, añade.

La investigadora del Museo de Historia Natural de Londres, Silvia Bello (izquierda), opina que no se puede descartar que sapiens y neandertales intercambiasen este tipo de manifestaciones en fechas anteriores a los 51.000 años. El análisis del ADN de una calavera de Homo sapiens hallada en República Checa, a unos 400 kilómetros de Einhornhöhle, muestra que hubo un cruce entre ambas especies hace más de 50.000 años, razona.

Otros estudios apuntan a cruces más antiguos, hace unos 100.000. Es posible por tanto que los autores del hueso alemán fuesen mestizos nacidos de aquellos cruces que reproducían una práctica aprendida de los sapiens por sus antepasados y transmitida de generación en generación.

"Esta posibilidad no minusvalora las capacidades cognitivas de los neandertales”, escribe Bello en un comentario al estudio. “Es al contrario. La capacidad de aprender e integrar una innovación en tu propia cultura, de adaptar conceptos abstractos es una muestra de complejidad mental. El hueso de Einhornhöhle acerca el comportamiento neandertal al del Homo sapiens”, concluye.

“El hallazgo es convincente”, opina Antonio Rodríguez-Hidalgo (derecha), prehistoriador de la Universidad Complutense de Madrid. Hace unos años su equipo descubrió en Tarragona una garra de águila imperial con una serie vertical de muescas hechas por neandertales. Parece que las rapaces eran uno de los animales predilectos para estas prácticas, pues se han hallado más de 20 en 10 yacimientos diferentes que van desde hace 130.000 años a hace 42.000, explica Bello.

“Una pregunta que tengo en mente cuando trato de comprender el posible mundo simbólico de los neandertales es, ¿por qué la evidencia es tan escasa?”, comenta Rodríguez-Hidalgo. “Si las falanges de ciervos gigantes talladas en forma de galón tenían una función simbólica en el mundo neandertal, ¿por qué solo hemos encontrado una? Deberíamos hallar bastantes, pero este no es el caso”, resalta.

Fuentes: elpais.com | todayuknews.com | 5 de julio de 2021

Así eran las Casas del Turuñuelo (Badajoz) de la cultura tartésica

Tres años llevan los arqueólogos del proyecto Construyendo Tarteso sin pisar las Casas del Turuñuelo. Cuando en 2018 finalizaron la campaña de excavaciones no podían imaginarse que un puñado de euros iba a paralizar las investigaciones en el yacimi... del país. Más aún cuando sus trabajos acababan de ser distinguidos con el primer Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundaci....

El equipo del Instituto de Arqueología (CSIC-Junta de Extremadura), que capitanea Sebastián Celestino Pérez, investigador científico del CSIC, no pudo volver a este conjunto arqueológico de origen tartésico en Guareña (Badajoz), aunque no dejó de trabajar. «Ha sido raro, pero hemos aprovechado estos dos años para publicar buena parte del material encontrado, depositarlo en el Museo de Badajoz y estudiar en profundidad piezas concretas», relata la codirectora de la excavación Esther Rodríguez González. En este tiempo y con la implicación de Josep R. Canals, experto en tecnologías 3D, han reconstruido además virtualmente cómo debió de ser esta edificación tartésica y qué aspecto debieron de tener las estancias ya excavadas.

Foto: Los arqueólogos Sebastián Celestino Pérez y Esther Rodríguez González tras recibir el Premio 'Luis Chamizo' por su labor investigadora y por divulgar la cultura tartésica del yacimiento del Turuñuelo. P. F. I.

Las imágenes virtuales muestran el patio donde se documentó el enorme sacrificio de animales y la entrada sobre la escalera monumental, o la denominada estancia 100, con su altar con forma de piel de toro característico de la cultura tartésica y su bañera-sarcófago. También recorre virtualmente la habitación del banquete, donde se debió de celebrar la última comida de la ceremonia de cierre del edificio.

Todo se ha levantado en el ordenador a partir de las planimetrías y fotogrametrías de los arqueólogos, al milímetro. Tanto las dimensiones, como las texturas e incluso los colores responden a los datos tomados por los investigadores. Si las paredes del patio se han representado en rojo es porque en los muros se encontraron restos de pigmento encarnado. Las esteras de esparto se extienden sobre los suelos donde se han hallado restos y las hogueras arden en los lugares donde se documentaron. No ha habido cabida para el azar ni la imaginación en esta reconstrucción. Con unas puertas cerradas se han representado los accesos a otras estancias que se sabe que existen, pero aún no se han investigado.

«Solo la luz hemos tenido que distribuirla sin saber su lugar exacto, porque el programa necesita iluminar los interiores. Para ello se han colocado unas lucernas a partir de cuencos que aparecieron en esas estancias», señala Rodríguez González.

Estas imágenes no solo resultan valiosas para dar a conocer las Casas del Turuñelo. La arqueóloga de Construyendo Tarteso explica que están siendo «muy útiles para entender cómo se estructuraba el edificio» ya que les han ayudado a «calcular y pensar en algunos casos si la solución arquitectónica que creíamos era correcta o no».

«Actualmente hemos terminado la primera fase de la reconstrucción arquitectónica con los datos que tenemos a día de hoy y ya trabajamos en ampliar los detalles», compartió en las redes sociales Josep R. Casals (izquierda), que desde desde hace unos años se dedica exclusivamente a la reconstrucción de sitios arqueológicos, ciudades antiguas y edificios de todas las épocas, con medios digitales.

«Los arqueólogos tienen una herramienta de divulgación muy potente que les permite llegar al público y al mismo tiempo el hecho de resolver la reconstrucción virtual lleva a plantear hipótesis que permiten proyectar más allá de lo que se ha conservado, lo que permite muchas veces repensar estructuras, espacios y usos», remarca a ABC.

En una siguiente fase, tienen pensado introducir en cada estancia el material concreto que hallaron en las excavaciones, como el caldero de bronce que encontraron en la sala del banquete.

Al tiempo que van reconstruyendo por fases «siempre lo nuevo que aporten las campañas sucesivas de excavación y los datos que vayan arrojando las investigaciones del material que van estudiando», Casals indica que el proyecto le sirve para desarrollar mejores reconstrucciones virtuales usando la última tecnología 3D, en la que está inmerso en este y otros proyectos que desarrolla con un motor de videojuegos (Unreal Engine), «que nos abre muchas perspectivas y tiene una evolución técnica fulgurante».

Con la reciente declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) que otorga la máxima protección a las Casas del Turuñuelo, los arqueólogos esperar retomar sus trabajos en otoño. «Lo primero que haremos será valorar el estado del yacimiento, tras dos años cerrado, y ver qué deterioro ha sufrido para paliarlo. Estaba tapado, pero es inevitable que haya habido filtraciones», explica Rodríguez.

Después llegará el momento de excavar en la estancia norte donde aparecieron restos humanos, así como continuar los trabajos en el patio, donde quedan cinco caballos por levantar y terminar los estudios de uno de los pasillos perimetrales. «En definitiva, rematar aquellas cosas que en 2018 no pudimos terminary dejamos para la siguiente campaña». Han pasado tres años, pero por fin ven luz en el horizonte.

Fuente: abc.es | 23 de junio de 2021

La difusión de los sistemas de pesaje en Eurasia occidental hace 4.000 años

Las pesas de piedra con marcas de la Edad del Bronce halladas en el asentamiento de Arslantepe, Malatya, Turquía. Los pesos se encontraron agrupados en el piso de una casa particular. Crédito: Missione Archeologica Italiana nell'Anatolia Orientale / Roberto Ceccacci.

Conocer el peso de una mercancía proporciona una forma objetiva de valorar los bienes en el mercado. Pero, ¿existió siquiera un mercado autorregulado en la Edad del Bronce? ¿Y qué nos pueden decir los sistemas de peso sobre esto?

Un equipo de investigadores de la Universidad de Göttingen ha investigado al respecto mediante el estudio de la diseminación de los sistemas de peso en todo el oeste de Eurasia. Su nueva simulación indica que la interacción de los comerciantes, incluso sin una intervención sustancial de gobiernos o instituciones, probablemente explique la difusión de la tecnología de la Edad del Bronce para llevar a cabo el pesaje de las mercancías. Los resultados se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Para determinar cómo surgieron las diferentes unidades de peso en diferentes regiones, los investigadores compararon todos los sistemas en uso entre Europa Occidental y el Valle del Indo desde el 3.000-1.000 a. C. El análisis de 2274 pesos de balanza de 127 enclaves reveló que, con la excepción de los del valle del Indo, aparecieron unidades de peso nuevas y muy similares en una expansión gradual al oeste de Mesopotamia. Para averiguar si dicha formación gradual de estos sistemas podría deberse a la propagación del error de un solo sistema de ponderación, los investigadores modelaron la creación de 100 nuevas unidades. Teniendo en cuenta factores como el error de medición, la simulación apoyó un origen único entre Mesopotamia y Europa. También mostró que el valle del Indo probablemente desarrolló un sistema de peso independiente.

Ejemplos de pesos de balanza de Eurasia occidental en la Edad del Bronce. A: Pesas en forma de carrete de Tirinto, Grecia (L Rahmstorf). B: Pesos cúbicos de Dholavira, India (E Ascalone). C: Pesas con forma de pato de Susa, Irán (E Ascalone). D: pesos de bloques planos de Lipari, Italia (N. Ialongo).

La investigación demuestra que si el flujo de información en el comercio de Eurasia era lo suficientemente libre como para soportar un sistema de ponderación común, era probable que fuera suficiente que reaccionara a las fluctuaciones de los precios locales.

Los sistemas de peso que surgieron entre Mesopotamia y Europa fueron muy similares. Esto significaba que un solo comerciante podía viajar, por ejemplo, de Mesopotamia al Egeo y de allí a Europa Central y nunca necesitar cambiar su propio conjunto de pesos. El comerciante podría comerciar con socios extranjeros confiando simplemente en aproximar los pesos. No había ninguna autoridad internacional que pudiera haber regulado la precisión de los sistemas de peso en un territorio tan amplio y un período de tiempo tan largo. En Europa, más allá del Egeo, las autoridades centralizadas ni siquiera existían en ese momento. Los investigadores concluyen que la aparición de sistemas de peso precisos debe haber sido el resultado de una red global que se regulaba a sí misma desde abajo hacia arriba.

"Con los resultados de nuestro análisis estadísticos y pruebas experimentales, ahora es posible probar la hipótesis, ya hace tiempo establecida, de que el libre espíritu empresarial era el motor principal de la economía mundial incluso en la Edad del Bronce", explica el profesor Lorenz Rahmstorf (izquierda), del Instituto de Prehistoria e Historia Temprana en la Universidad de Göttingen.

Los comerciantes pueden interactuar libremente, establecer asociaciones rentables y aprovechar las oportunidades que ofrece el comercio a larga distancia. "La idea de un mercado autorregulado que existía hace unos 4.000 años pone una nueva perspectiva sobre la economía global de la era moderna", dice el Dr. Nicola Ialongo (derecha), de la Universidad de Göttingen. Y agrega: "Intente imaginar todas las instituciones internacionales que actualmente regulan nuestra economía mundial moderna: ¿es posible el comercio global gracias a estas instituciones, o a pesar de ellas?

Fuentes: phys.org | eurwkalert.org | 29 de junio de 2021

Un bastón de un chamán en forma de serpiente, de hace 4 milenios, revela detalles sobre la historia de Finlandia

El sitio arqueológico de Järvensuo 1, situado en el sudoeste de Finlandia, a unos 120 kilómteros al noroeste de Helsinki, es un lago prehistórico con condiciones pantanosas ideales para preservar antiguos artículos de madera. Exploraciones anteriores permitieron encontrado una pala de madera con un mango en forma de cabeza de oso.

A pesar de ser descubierto en la década de 1950, el lugar mantiene aún sorprendentes secretos escondidos. Uno de ellos ha sido descubierto recientemente: una talla única de hace unos 4.400 años con forma de cabeza de serpiente que tiene más de medio metro de largo y unos 2,5 centímetros de ancho.

Es diferente a todo lo que se ha encontrado en Finlandia, aunque se han hallado algunas figuras de serpientes estilizadas en sitios arqueológicos neolíticos en otras partes de la región báltica oriental y Rusia.

Los arqueólogos, según explican en un artículo publicado en la revista Antiquity, creen que esta figura de tamaño natural podría ser el bastón para rituales utilizado por un chamán de la Edad de Piedra. Se basan, especialmente, en muestras de arte rupestre de aquella época en las que aparecen objetos con forma de serpiente sostenidos por figuras de aspecto humano. Se cree que estas creencias chamánicas fueron practicadas por los pueblos antiguos de esta región, en la que el mundo natural está habitado por un gran número de espíritus o fantasmas sobrenaturales normalmente invisibles, una creencia tradicional que persiste hoy en algunas regiones remotas del norte de Escandinavia, Europa. y Asia.

“He visto muchas cosas extraordinarias en mi trabajo en los humedales, pero el descubrimiento de esta figura me dejó sin palabras y me dio escalofríos”, afirma la doctora Satu Koivisto (izquierda), de la Universidad de Turku y autora principal del estudio. “Es un descubrimiento único, distinto a todo lo que se ha encontrado en el norte de Europa de este período”, añade.

El sitio de Järvensuo 1 fue hallado por accidente por unos excavadores de zanjas en la década de 1950, pero nunca se estudió completamente. Por eso los arqueólogos decidieron reemprender los trabajos en 2019. El lago prehistórico estuvo ocupado durante el Neolítico, entre el 4.000 y el 2.000 antes de Cristo.

Pinturas rupestres con formas humanas portando maderas con forma de serpiente. Satu Koivisto

La figura de serpiente encontrada tiene forma de que se está deslizando. "Parece haber una cierta conexión entre las serpientes y las personas", apunta el doctor Antti Lahelma (derecha), de la Universidad de Helsinki y coautor de la investigación. "Recuerda el chamanismo del norte, donde las serpientes tenían un papel especial como animales ayudantes del espíritu del chamán", añade.

Koivisto y Lahelma sugieren que se parece a una pitón europea o una serpiente de cascabel en el acto de deslizarse o alejarse nadando.

Durante las excavaciones han aparecido otros artefactos de madera, incluidos utensilios, restos de estructuras y muchos equipos de pesca. Esto indica que Järvensuo 1 fue el sitio de actividades prácticas, así como los posibles rituales relacionados con la figura de la serpiente. “Estos hallazgos bien conservados ayudan a comprender a los pueblos antiguos y el paisaje donde realizaban actividades tanto mundanas como sagradas”, explica Koivisto.

Los arqueólogos regresaron al pantano en 2019. Satu Koivisto

Tras haber aguantado miles de años prácticamente imperturbable, el sitio está ahora amenazado. El drenaje y otros cambios en el medio ambiente local, exacerbados por el cambio climático, están poniendo en riesgo el lugar. "Los signos de destrucción son claramente evidentes y sus tesoros orgánicos ya no son seguros", concluye la arqueóloga.

Fuente: lavanguardia.com | 29 de junio de 2021