LA SITUACION ACTUAL DE LOS YACIMIENTOS ARQUEOLOGICOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID DE LA MANO DE SUS PROTAGONISTAS


Imagen de la excavación del yacimiento paleolítico situado en la zona de Méndez Álvaro, Madrid, en 2021.

Los profesionales de la Arqueología se reunieron el viernes 25 de febrero en Madrid para analizar el avance de la investigación en más de 20 de los yacimientos que están siendo estudiados en la actualidad a lo largo de toda la Comunidad. La puesta en común tuvo lugar bajo la Reunión Anual de Arqueología Madrileña celebrada en el Colegio de Arqueólogos de Madrid.

La diversidad de la tipología de los yacimientos arqueológicos analizados (iglesias, castillos, bodegas, minas y canales de agua, instalaciones agropecuarias, molinos, establecimientos de prensado, fortines y fosas de la Guerra Civil y fincas de uso doméstico, que abarcan una datación que va desde la época romana hasta el siglo XVIII) ha puesto de relieve la variedad y riqueza que alberga el suelo y subsuelo de la Comunidad de Madrid. 

Los municipios donde se encuentran dichos yacimientos se extienden por toda la geografía madrileña: Aranjuez, Alcalá de Henares, El Escorial, Torrelodones, Nuevo Batzán, Hoyo de Manzanares, Ciempozuelos, San Martín de la Vega, El Boalo, Manzanares El Real, Colmenar de Oreja; y también por los distritos de Vallecas, Carabanchel y Hortaleza.  

Durante la Reunión se puso sobre la mesa, ahora que se cumplen 25 años de la primera Reunión de Arqueología Madrileña, el todavía desconocimiento por parte de la mayoría de la sociedad de la labor que desempeñan los profesionales de la arqueología. Asimismo, se propusieron mejoras para seguir trabajando en la difusión del papel de este colectivo fundamental en el cuidado del patrimonio que es de todos.

El viernes 25 de febrero el colectivo de arqueólogos que desarrolla su labor profesional en la Comunidad de Madrid se dio cita en la Reunión Anual de Arqueología Madrileña. A lo largo de la jornada, celebrada en el Colegio de Arqueólogos de Madrid, se presentaron los últimos estudios de las más de 20 campañas arqueológicas que han tenido lugar recientemente en diversos municipios de Madrid así como en varios distritos de la capital. El estudio de estas tiene como objetivo no solo la protección del patrimonio cultural en el antiguo entorno rural de Madrid sino también de la salvaguardia de los conjuntos arqueológicos situados en zonas urbanizadas.

La situación en la que normalmente se encuentran los arqueólogos los restos arqueológicos suele ser en mal estado, incluso expoliados si hablamos de yacimientos ya descubiertos. A ello se une que, la llamada por parte del promotor privado de la obra ante el hallazgo de posibles restos, responde más a una cuestión de celeridad para poder continuar los trabajos de construcción y no incurrir en más costes económicos, que al correcto estudio del hallazgo para su conservación para generaciones futuras. 

Entre los proyectos que se han presentado, se encuentra la revisión y ampliación del Mapa de Fosas de la Guerra Civil y el Franquismo. El contar con este Mapa supone un primer e importante paso para dar a conocer esta parte de nuestra historia, fomentar la memoria democrática, y reconocer y reparar a las víctimas y a sus familiares. Del mapa inicial de 54 fosas, la labor de los arqueólogos ha permitido aumentar el número a 322. La mayoría pertenecen a ejecutados por los republicanos durante la guerra, por lo que faltarían muchas de los asesinados por la represión de la dictadura franquista.

Con relación al yacimiento de Carabanchel, ha sido fundamental la participación ciudadana junto con el trabajo de los arqueólogos para la petición en abril de 2021 del conjunto arqueológico como Bien de Interés Cultural. Nos encontramos ante el yacimiento romano más grande de toda la comunidad descubierto hace más de 200 años, por lo que, urge por parte de las autoridades su máxima protección.

Por último y como cierre de la Reunión, se celebró la mesa redonda “La Reunión de Arqueología Madrileña de 1996, 25 años después”. A pesar de que han pasado 25 años, los profesionales de la arqueología siguen encontrándose en situaciones precarias de empleo, la mayoría de ellos son autónomos, y han visto su trabajo mermado considerablemente desde la pandemia. 

Reclaman como colectivo que la protección del patrimonio arqueológico no responda a fines políticos y como indica Carlos Caballero, presidente del Colegio de Arqueólogos de Madrid, “que nuestra labor sea comprendida más allá de considerarse un mal necesario responsable de la paralización de obras y sea valorada por el conjunto de la sociedad como los agentes que velan por la protección del patrimonio cultural que es de todos”. 

El Colegio de Arqueólogos de Madrid se unió en diciembre de 2020 junto con las secciones de Arqueología de los Colegios Profesionales de Cantabria, Cádiz, Almería, Granada y Jaén, Baleares, Valencia y Castellón, y Galicia, en la creación de la Plataforma Estatal de Profesionales de la Arqueología como voz en común para denunciar la destrucción del patrimonio cultural y reclamar la regulación del sector.

Accidentes y violencia: un estudio presenta el análisis forense de los cráneos de la Sima de los Huesos de Atapuerca

Algunos ejemplos de trauma antemortem curado de varios individuos craneales.

Cuanto más antiguos son los restos fósiles de nuestros antepasados evolutivos que se encuentran, menos numerosos son, así que cuanto más se retroceda en el tiempo, más difícil resulta hacer un estudio a nivel de grupo para averiguar lo que les ha ocurrido a esos vestigios antes y después de que acabaran enterrados.

A la altura del Pleistoceno medio, entre 700.000 y 130.000 años atrás, algo así es una fantasía para los paleoantropólogos. Salvo en un lugar: la Sima de los Huesos de Atapuerca. Allí los restos de homínidos excavados son tan abundantes que han permitido realizar un estudio de este tipo, cuyos resultados se han dado a conocer ahora en la revista The Anatomical Record. El análisis revela que todos los individuos sufrieron lesiones craneales de diverso tipo, a las que sobrevivieron y de las que sanaron en la mayor parte de los casos.

La excavación de la Sima de los huesos dio como resultado más de 7.000 fragmentos fósiles derivados de una treintena de individuos, siendo muchos de ellos trozos de cráneos y mandíbulas, de unos 430.000 años de antigüedad.

«Hasta la fecha, contamos en la colección con 20 individuos representados por sus cráneos y mandíbulas, de los 29 estimados por la dentición. Este número tan elevado de especímenes ha permitido un estudio sobre la tafonomía forense de una población fósil, algo impensable fuera de las paredes de esta sima burgalesa», comenta Nohemi Sala (izquierda), del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), primera autora del artículo, que firma con Ana Pantoja-Pérez (Centro Mixto UCM-III de Evolución y Comportamiento Humanos), Ana Gracia (Universidad de Alcalá) y Juan Luis Arsuaga (Universidad Complutense de Madrid).

La tafonomía es una disciplina paleontológica que se ocupa de analizar los fósiles para averiguar qué les ha sucedido a los individuos desde su muerte hasta su excavación. «Analizando aspectos como marcas y fracturas en los fósiles, desciframos procesos como si de una autopsia se tratase», explica Sala.
Resultados del mapa de calor que muestran la ubicación y la densidad de 'antemortem' (colores cálidos) y 'perimortem' (colores fríos) para las vistas frontal (a), occipital (b), derecha (c), izquierda (d) y superior (e) de los cráneos de la Sima de los Huesos.

El análisis ha identificado 57 lesiones craneales con signos de curación, lo que significa que estas heridas fueron producidas antes de la muerte. Estas lesiones de morfología circular que afectan a la bóveda craneal de la práctica totalidad de los individuos (17 de los 20 especímenes), han sido interpretadas como traumatismos que producen la depresión del hueso y que fueron producidos por golpes contundentes en las diferentes regiones del cráneo.

A nivel de grupo, el estudio de los restos ha revelado que nadie estaba libre de sufrir este tipo de golpes, porque aparecen en los restos de individuos de todas las edades y de ambos sexos. Todos estaban expuestos a episodios generalizados que causaban impactos no letales en la región craneal.

Además, la investigación ha comprobado también que un individuo presentaba fracturas craneales 'peri mortem', es decir, producidas en un momento próximo a la muerte. «Con este ya son nueve individuos con evidencias de traumatismos craneales que pudieron ser letales».

Heridas penetrantes 'perimortem' en Cráneo-3 y Cráneo-7. Observe las vistas endocraneales y ectocraneales detalladas de las lesiones. Nótese el biselado y la delaminación cortical alrededor de los defectos a lo largo de la tabla interna.

Fracturas penetrantes en la nuca

Pero lo más llamativo que ha detectado este estudio forense son los casos de violencia. De los nueve individuos con traumatismos 'peri mortem', seis de ellos presentan fracturas penetrantes en la región izquierda de la nuca. Para el equipo científico, este patrón es tan recurrente que deja poco margen a la interpretación. Esta localización no es la esperable para traumatismos accidentales y son más compatibles con lesiones producidas intencionadamente. Se trata de posibles casos de violencia.

Pero además se han comprobado modificaciones 'post mortem', una serie de alteraciones en los restos óseos que solo pueden ser resultado de la exposición de los mismos al ambiente propio del interior de una cueva. Se trata de roturas en los huesos por el peso de los sedimentos y precipitación de minerales. No se han documentado marcas que atestigüen largo transporte de los restos en el interior de la cavidad. «Podemos interpretar que los esqueletos llegaron completos a la cueva y poco tiempo después de su muerte», concluye Nohemi Sala.

Fuente: elcorreo.com | 1 de marzo de 2022

Descubren varias esculturas-menhir de la Edad del Cobre en Los Millares (Almería)

Tallas en la escultura-menhir descubierta. / R. G.

Arqueólogos de la Universidad de Granada han descubierto varias esculturas-menhir en la muralla exterior del asentamiento de Los Millares, que data de la Edad del Cobre y se sitúa en el municipio de Santa Fe de Mondújar, en Almería. Un hallazgo sorprendente de entre los que se están efectuando gracias a las últimas investigaciones de expertos universitarios en el yacimiento más relevante de todo el continente europeo en la Edad del Cobre.

Estas esculturas pertenecieron a la antigua necrópolis de Los Millares y se mantuvieron después en el acceso principal cuando la ampliación del poblado ocupó zonas del espacio de enterramiento. Esa muralla exterior que amplió el asentamiento se erigió en torno al año 2900 aproximadamente a. C. El equipo de investigación de la Universidad de Granada explica que las esculturas-menhir, que eran parte de la simbología de la necrópolis, fueron respetadas durante la ampliación de la metrópolis –la ya constatada como la primera ciudad de Europa– y reutilizadas después con carácter simbólico.

«Servían para reflejar los derechos de las poblaciones de esa época a ocupar y explotar un territorio», detalla el estudio. «Las esculturas-menhir justificaban, a través de los ancestros, la capacidad de acceder al asentamiento a través de la puerta principal, con la estatua-menhir situada junto a esta; la exclusión de aquellos no vinculados con todas las representaciones en ambos extremos de la muralla; la integración de nuevas poblaciones, con la Tumba 63 incluida en el trazado de la muralla; y el rol de determinados personajes, con la estatua-menhir y la estela de la Tumba 63», explican los investigadores.

Detalle del menhir de la Edad del Cobre en el yacimiento de Los Millares.

Vista aérea de la puerta principal o barbacana.

Este trabajo forma parte del proyecto 'Producción artesanal y división del trabajo en el Calcolítico del Sudeste de la península ibérica: un análisis a partir del registro arqueológico de Los Millares' y cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de Investigación.

La relevancia de Los Millares –cuya candidatura para convertirse en un activo Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco ha sido promovida por Amigos de la Alcazaba y cuenta con el apoyo de instituciones locales y regionales– está fuera de toda duda. Recientemente expertos arqueólogos han demostrado, asimismo, que este enorme yacimiento prehistórico situado en Santa Fe de Mondújar fue un gran centro innovador del megalitismo, donde por primera vez aparecieron las sepulturas tipo tholos y desde donde se expandieron al resto de la península ibérica.

Entrada a un tholos funerario en Los Millares.

Los investigadores llevaron a cabo un análisis estadístico y espacial de 193 dataciones radiocarbónicas de toda la península ibérica, lo que ha permitido demostrar que uno de los principales monumentos megalíticos de la península ibérica y de Europa apareció por primera vez en el yacimiento de Los Millares. Hace aproximadamente 5.200 años se produjo una innovación de enorme relevancia en el desarrollo de las sociedades prehistóricas. Se trataba de un nuevo tipo de sepultura megalítica completamente diferente a los por aquellos entonces característicos dólmenes. Ahora, las sepulturas presentaban cámaras funerarias de planta circular de entre 2 y 5 metros de diámetro que en ocasiones presenta pequeños nichos laterales cuyo uso fue también funerario.

«Al interior de estas cámaras se accedía por un pasillo que aparecía compartimentado por losas de piedra perforadas para facilitar el paso. El rasgo arquitectónico más característico de estos nuevos monumentos fue la forma en que se cubrían las cámaras funerarias mediante falsas cúpulas que se conseguían mediante anillos de piedras sucesivamente más pequeños. Este tipo de monumentos, conocidos como 'tholoi', supusieron una nueva concepción ritual y funeraria que claramente se alejaba de los tradicionales dólmenes», explica Gonzalo Aranda Jiménez (izquierda),investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio sobre el yacimiento.

Los tholoi más antiguos surgen por primera vez en torno al 3200 a. C. en el sureste peninsular, en concreto en Los Millares. Desde aquí, los nuevos monumentos megalíticos se extendieron de forma progresiva, en primer lugar al valle del Guadalquivir, luego al valle del Guadiana hasta alcanzar por último la península de Lisboa. Varios siglos después de las primeras construcciones, en torno al 2.900 a. C., los tholoi alcanzaron su máxima expansión territorial desde el sureste hasta la península de Lisboa, esto es, desde la costa mediterránea hasta la fachada atlántica.

Mapas con la distribución temporal de las dataciones radio-carbónicas peninsulares. / R. G.

De este modo, las sociedades prehistóricas del sur España y el centro y sur de Portugal introdujeron en sus formas de vida un nuevo tipo de monumento funerario que tuvo un intenso desarrollo durante varios siglos. Solo a partir del 2.200 a. C. se produjo un claro abandono de las prácticas funerarias que venían desarrollándose en estos monumentos, excepto en el sureste peninsular.

«De nuevo las necrópolis de estas comarcas como Los Millares, y muy especialmente El Barranquete, mantuvieron una importante actividad ritual y funeraria hasta finales del II milenio antes de Cristo. La reutilización de viejos monumentos megalíticos durante generaciones puede considerarse como una característica particular de los 'tholoi' del sureste», apunta Margarita Sánchez Romero (derecha), otra de las autoras del trabajo.

Durante más de un milenio, los tholoi se convirtieron en los monumentos funerarios colectivos de tipo familiar donde, junto a restos humanos, se depositaron objetos finamente elaborados en materiales valiosos como oro, marfil, ámbar, piedras verdes, cristal de roca y huevos de avestruz, algunos de ellos procedentes de diferentes regiones del mediterráneo y África. Los tholoi pueden considerarse como el tipo de monumento funerario característico de sociedades de agricultores y ganaderos que por primera vez se establecieron en poblados permanentes, desarrollaron la metalurgia del cobre y se integraron en redes de intercambio a larga distancia.

Recreación del poblado de Los Millares.

En este contexto, «Los Millares destaca por su excepcionalidad, dado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad completamente desconocidas, lo que ha llevado a considerarlo como la primera ciudad de la península ibérica. Pero la importancia de Los Millares trascendió la escala regional para convertirse en el lugar de referencia donde se desarrolló una original innovación en la arquitectura monumental megalítica y cuya influencia se extendió por otras regiones peninsulares», apuntan los autores.

El yacimiento de Los Millares es considerado como la primera ciudad de la Prehistoria en la península ibérica, y se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios del mismo nombre.

Fuentes: ideal.es | granadahoy.com | 2 de marzo de 2022

Descubren una cultura desconocida e innovadora de hace 40.000 años en China

Un grupo de arqueólogos excava en el yacimiento de Xiamabei, noreste de China. / Fa-Gang Wang.

Un artículo publicado en la revista Nature describe el hallazgo de una cultura única de 40.000 años de antigüedad en el yacimiento de Xiamabei, en la cuenca del Nihewan, situada al noreste de China.

En el lugar se han registrado los primeros indicios conocidos de procesamiento de ocre en Asia oriental, así como un conjunto de herramientas de piedra con forma de cuchilla que proporcionan datos sobre las industrias de fabricación de artefactos durante un período de transición clave en la historia de nuestra especie.

Realizadas por un equipo del Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Hebei (China) y el Instituto Max Plank para la Ciencia de la Historia Humana (Alemania) y de otras instituciones, las excavaciones de Xiamabei aportan nueva información acerca del desarrollo cultural que tuvo lugar durante la expansión de los humanos modernos por el continente asiático, en un período de la historia en el que hubo hibridación cultural y genética entre las poblaciones.

Cuenca del Nihewan, sitio de la actividad humana moderna temprana en China, Crédito: Lights in the dark, Wikimedia Commons.

Un conjunto inédito de expresiones culturales

Investigaciones anteriores habían establecido que el Homo sapiens llegó al norte de Asia hace unos 40.000 años, pero aún se desconocía mucho sobre la forma de vida de estos primeros pobladores, así como de sus posibles interacciones con otros grupos prehistóricos.

En este sentido, la cuenca del Nihewan, en el norte de China, ofrece una de las mejores oportunidades para comprender la evolución de los grupos sociales humanos en el noreste de Asia, ya que posee una gran cantidad de yacimientos arqueológicos con antigüedades que oscilan entre 1,7 millones y 10.000 años de antigüedad.

Excavación de una superficie de 40.000 años de antigüedad en Xiamabei, que muestra la distribución de herramientas de piedra y fragmentos de huesos. Crédito: Fagang Wang.

“Xiamabei se distingue de cualquier otro yacimiento arqueológico conocido en China, ya que en el lugar se encuentran indicios de novedosas características culturales desarrolladas por el 'Homo sapiens' en una época muy temprana”, afirma Fa-Gang Wang, cuyo equipo fue el primero en excavar el yacimiento.

Por su parte, Shixia Yang, de la Academia de Ciencias de China y coautora del trabajo, señala que “la capacidad de los homínidos para vivir en latitudes septentrionales, con entornos fríos y altamente estacionales, se vio probablemente facilitada por una evolución cultural que trajo adaptaciones económicas, sociales y simbólicas. Los hallazgos de Xiamabei nos ayudan a comprender estas adaptaciones, y su posible papel en la migración humana”, afirma.

Yang Shixia trabajando en el Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados. Foto: Yang Shixia.

Uso extensivo del ocre

Uno de los rasgos culturales más significativos que se han encontrado en el yacimiento es el uso del ocre, como muestra el hallazgo de utensilios para procesar grandes cantidades de este material.

Los análisis realizados bajo la dirección de Francesco d'Errico (izquierda), investigador de la Universidad de Burdeos y el CNRS (Francia), indican que los diferentes tipos de ocre encontrados en Xiamabei se procesaron para producir polvos de diferente color y consistencia, cuyo uso impregnó el suelo del lugar.

Entre los artefactos encontrados, se incluyen dos piezas de ocre con diferentes composiciones minerales, y una losa alargada de piedra caliza con zonas alisadas manchadas de pigmento, que representan el primer ejemplo conocido de esta práctica en Asia oriental.

“Los habitantes del lugar seleccionaban el ocre y lo procesaban para extraer pigmentos rojos. No estamos seguros del uso que le daban, pero en otras partes del mundo el polvo de ocre se usaba con fines simbólicos, como el adorno corporal”, explica a SINC Michael Petraglia (derecha), investigador del Instituto Max Plack.

Piezas de ocre y equipo de procesamiento de piedra sobre un parche de pigmento teñido de rojo. Fa-Gang Wang, Francesco d'Errico / Wang et al., Procesamiento innovador del ocre y uso de herramientas en China hace 40 000 años. Naturaleza. 2022

Indicios de una industria lítica precoz

En el lugar también se han encontrado herramientas de piedra con una antigüedad fijada en 40.000 años, un descubrimiento que implica una evolución cultural muy temprana, que no se había observado antes en el norte de China.

“Hemos encontrado herramientas con forma de cuchilla muy pequeñas, lo que demuestra que usaban herramientas de piedra miniaturizadas mucho antes de que el empleo de este tipo de elementos se volviera sistemático, hace 29.000 años. Es un hallazgo único”, comenta Petraglia.

Herramientas de piedra con forma de hoja de Xiamabei. Crédito: Shixia Yang.

“La conservación de estas cuchillas es tan buena que aún podemos ver restos del mango de hueso adheridos a la superficie de una de ellas. Creemos que usarían algún tipo de adhesivo para unir el elemento de corte a un mango, que luego podía utilizarse eficazmente como herramienta de corte o como arma”, añade el investigador.

Los análisis sugieren que siete de las herramientas halladas se utilizaban para perforar, raspar pieles, tallar material vegetal y cortar carne. La fabricación de herramientas multiuso con mango demuestra un complejo sistema técnico de transformación de materias primas que no se observa en yacimientos más antiguos —o incluso algunos de menor antigüedad— existentes en la región.

Hoja extraordinariamente bien conservada que muestra evidencia microscópica de un mango de hueso, fibras vegetales utilizadas para unir, y pulido vegetal producido por acción del tallado. Andreu Oll / Wang et al., 'Procesamiento innovador del ocre y uso de herramientas en China hace 40.000 años'. Nature.

Un desafío a los modelos actuales

Aunque no se han encontrado restos de homínidos en Xiamabei, la presencia de fósiles de humanos modernos en el yacimiento contemporáneo de Tianyuandong, y en los yacimientos más recientes de Salkhit y la Cueva Superior de Zhoukoudian, indican que los habitantes de Xiamabei eran Homo sapiens.

“Sabemos que hubo hibridación entre 'Homo sapiens', neandertales y denisovanos gracias a otros yacimientos”, subraya Petraglia.

El investigador agrega que “el trabajo sugiere que hubo una primera oleada de humanos modernos en Xiamabei —probablemente únicos tanto biológica como culturalmente—, que no sobrevivieron, siendo reemplazados por otros grupos humanos en migraciones posteriores”, añade.

Trabajo de campo en la cuenca de Nihewan, noreste de China Crédito: Shixia Yang.

Los hallazgos de Xiamabei implican que la evolución biológica y cultural de nuestra especie en el continente asiático fue mucho más compleja de lo que se creía, desafiando el modelo actual de colonización, el cual sostiene que el ser humano se dispersó por la región de forma rápida en un solo evento migratorio.

“Nuestro estudio sugiere que la evolución humana en Asia fue una compleja mezcla de oleadas de avance, con eventos de hibridación, extinción local de poblaciones, y aumentos demográficos, donde también hubo innovaciones, pérdidas y transferencias culturales entre grupos”, concluye el investigador.

Fuentes: agenciasinc.es | haaretz.com | Max Plack Institute | 2 de marzo de 2022

Un nuevo estudio identifica cómo pudo haber funcionado Stonehenge como un calendario solar

Monumento de Stonehenge. Crédito: Antiquity (2022).

Durante mucho tiempo se pensó que el famoso sitio de Stonehenge sirvió como un calendario antiguo, dada su alineación con los solsticios. Ahora, una investigación ha identificado cómo pudo haber funcionado.

Los nuevos hallazgos sobre la historia del círculo de piedra, junto con el análisis de otros sistemas de calendario antiguos, han llevado al profesor Timothy Darvill a echar un nuevo vistazo a Stonehenge. Su análisis, publicado en la revista Antiquity, concluye que el sitio fue diseñado como un calendario solar.

"La clara alineación solsticial de Stonehenge ha llevado a la gente a sugerir que el sitio incluía algún tipo de calendario desde que así lo apreciara el famoso anticuario del siglo XVIII William Stukeley", dijo Darvill (izquierda),de la Universidad de Bournemouth. "Ahora, los nuevos descubrimientos han favorecido un enfoque más nítido del problema e indican que el monumento de Stonehenge era un calendario basado en un año solar tropical de 365,25 días".

Las investigaciones recientes sobre Stonehenge han demostrado, de modo crucial, que las piedras sarsen (de arenisca) se agregaron durante la misma fase de su construcción, alrededor del 2.500 a. C. Procedían de la misma zona (Wiltshire) y posteriormente permanecieron en la misma formación. Esto indica que fueron trabajadas como una sola unidad.

Piedra sarsen de tamaño pequeño S21 (izquierda) en el círculo sarsen, con el S22 de tamaño normal a la derecha. Vista mirando hacia afuera desde el interior del círculo. Escala = 2m (fotografía de T. Darvill).

Piedra sarsen S10 (izquierda) en el círculo sarsen, con la pequeña S11 a la derecha. Vista mirando hacia afuera desde el interior del círculo. Escala = 2m (fotografía de T. Darvill).

El profesor Darvill analizó estas piedras, llevando a cabo un examen de su numerología y comparándolas con otros calendarios conocidos del período considerado. Pudo Identificar un calendario solar en su diseño, lo que le ha llevado a sugerir que servían como una representación física del año, lo cual ayudaba a los antiguos habitantes de Wiltshire a llevar la cuenta de los días, las semanas y los meses.

"El calendario propuesto funciona de una manera muy sencilla. Cada una de las 30 piedras en el círculo sarsen representa un día dentro de un mes, dividido en tres semanas cada una de 10 días", dijo Darvill, señalando las piedras distintivas en el círculo que marcan el inicio de cada semana.

Sobreviviente de la estación S91 en la esquina noreste del Rectángulo de piedra de la estación (fotografía de T. Darvill).

Además, se necesitaba un mes intercalado de cinco días y un día bisiesto cada cuatro años para coincidir con el año solar. "El mes intercalado, probablemente dedicado a las deidades del sitio, está representado por los cinco trilitos en el centro del monumento", señala Darvill. "Las cuatro Piedras de la Estación fuera del círculo sarsen proporcionan marcadores para avanzar hasta un día bisiesto".

Gráfico que muestra el espaciado y el tamaño de las piedras que forman el círculo de sarsen (figura de T. Darvill).

Como tal, los solsticios de invierno y verano estarían enmarcados por los mismos pares de piedras cada año. Uno de los trilitos también enmarca el solsticio de invierno, lo que indica que pudo haber sido el año nuevo. Esta alineación solsticial también ayuda a calibrar el calendario: cualquier error al contar los días sería fácilmente detectable ya que el sol estaría en el lugar equivocado en los solsticios.

Este calendario, con semanas de 10 días y meses adicionales, puede parecer muy inusual hoy en día. Sin embargo, calendarios como este fueron adoptados por muchas culturas durante el período en que se construyó Stonehenge.

"Tal calendario solar se desarrolló en el Mediterráneo oriental en los siglos posteriores al año 3000 a. C., y fue adoptado en Egipto como calendario civil alrededor del 2.700, el cual fue ampliamente utilizado al comienzo del Imperio Antiguo, en torno al año 2600 a. C.", dijo Darvill.

Resumen de la forma en que la numerología de los elementos sarsen en Stonehenge se combinan para crear un calendario solar perpetuo. Los elementos que no son sarsen se han omitido para mayor claridad (dibujo de V. Constant).

Esto plantea la posibilidad de que el calendario seguido en Stonehenge pueda provenir de la influencia de una de estas otras culturas. Los hallazgos cercanos insinúan tales conexiones culturales: por ejemplo, el arquero de Amesbury, enterrado cerca del monumento en el mismo período, nació en los Alpes y se mudó a Gran Bretaña cuando era adolescente.

El profesor Darvill espera que más investigaciones futuras puedan arrojar nueva luz sobre estas posibilidades. El ADN antiguo y los artefactos arqueológicos podrían revelar conexiones entre estas culturas. Sin embargo, la identificación de un calendario solar en Stonehenge debería transformar la forma en que lo vemos.

"Encontrar un calendario solar representado en la arquitectura de Stonehenge abre una forma completamente nueva de ver el monumento como un lugar para la vida", subraya Darvill, "un lugar donde el momento de celebración de ceremonias y festivales estaba conectado con el tejido mismo del universo y los movimientos celestes".

Fuente: phys.org | 1 de marzo de 2022