El primer observatorio solar de la historia fue construido por una cultura desconocida en Los Andes

Vista aérea del Templo Fortificado © IDARQ / UNESCO.

En medio del desierto peruano, una cultura sin nombre alzó el primer observatorio solar de la historia para medir el paso de los días.


Uno de los dioses más importantes para la cultura Inca es Viracocha, la deidad creadora. Como gestor de la energía universal, los antiguos pobladores de Perú consideraban que había creado todas las cosas. Debajo de él, aparecían todas las demás divinidades. Entre ellas, Inti: el dios del Sol. Parece ser que el culto al astro principal de nuestro sistema solar forma parte de los cimientos prehistóricos de la región, ya que el primer observatorio solar de la historia fue construido en el centro del país.

Aunque la apuesta lógica sería que alguna cultura pre-inca hubiera instalado el observatorio ahí, los arqueólogos locales no saben qué grupo humano lo construyó. Por el contrario, el diseño de este espacio está cubierto por una manta pesada de anonimato histórico hasta ahora. Convencionalmente, recibe el nombre de Complejo Arqueoastronómico de Chankillo.

© IDARQ. Author: Ivan Ghezzi

Con la mirada en las estrellas

A pesar de que no se sabe mucho sobre los ingenieros antiguos que crearon este lugar, la UNESCO lo ha descrito como «obra maestra del genio creativo humano». Las dataciones del lugar sugieren que fue construido alrededor del año 200 a.C., con atributos que ningún otro espacio arqueológico tiene en el mundo. Ni siquiera Stonehenge -que también se ha pensado que es un calendario solar- cuenta con la sofisticación del diseño pre-Inca en Chankillo.

Ubicado en el actual Valle de Casma, los arqueólogos peruanos piensan que se utilizó como una herramienta para medir el paso de los días: «El sitio de Chankillo está conformado por un conjunto de construcciones en un paisaje desértico que, junto a los elementos naturales, funcionaba como instrumento calendárico, utilizando el Sol para definir fechas a lo largo del año», documenta la UNESCO en su portal oficial.

A pesar de que el asentamiento humano que utilizó este calendario vivía en medio del desierto, el Valle de Casma floreció en culturas hasta hoy desconocidas. «Se encuentra en las laderas occidentales de la cordillera de los Andes a través de uno de los desiertos más secos del mundo», explica el Portal to the Heritage of Astronomy de la misma institución.

Entre las llanuras arenosas, los pobladores prehistóricos de Perú tenían la mirada en las estrellas. Sólo así se puede explicar que hayan construido el primer observatorio solar de la historia, con una precisión poco común para la época. En contacto con la bóveda celeste y los fenómenos del entorno, el diseño de un espacio fue un resultado casi natural para medir el tiempo.

Las trece torres de Chankillo.

Sobre el lomo de un cerro arenoso

El complejo de Chankillo está construido sobre el lomo de un cerro arenoso. Como se muestra en la fotografía anterior, está compuesto de 13 torres que fungieron como el primer observatorio solar de la historia. Según reporta Science Alert, el sitio «cuenta también un complejo en la cima de una colina de triple pared llamado Templo Fortificado y dos complejos de edificios llamados Observatorio y Centro Administrativo».

Aunque recientemente se denominó como el primer observatorio solar de la historia, el sitio de Chankillo no es nuevo. Se descubrió a comienzos del siglo XXI, pero los investigadores que condujeron el estudio no sabían con certeza qué tenían frente a sí. Hasta ahora, se sabe que fue construido hace aproximadamente 2,300 años, y que lo más probable es que fuera una herramienta para marcar el paso del año.

Así como no se sabe quiénes fueron los que construyeron las torres en Chankillo, tampoco se sabe por qué abandonaron el lugar. Éste es uno más de los misterios que se mezclan entre las dunas de arena del Valle de Casma. En el silencio del desierto, las torres del primer observatorio solar de la historia no tienen prisa en revelar sus secretos.

Vista del templo fortificado de Chankillo.

Fuentes: ngenespanol.com | andina.pe | 29 de marzo de 2022

Trabajos arqueológicos revelan la presencia de un monumental torreón en el castro vetón de El Raso (Ávila)

Castro de El Raso./Sociedad Ibérica de Arqueología.

El Proyecto de Recuperación sobre los Sistemas Defensivos del Castro de El Freíllo (El Raso, Candeleda, Ávila) está revelando nuevos datos sobre la muralla oriental de este importante castro vetón ubicado en el valle del Tiétar, en la zona de la Sierra de Gredos. En particular, destaca el hallazgo de un monumental torreón que habría aportado a este enclave un imponente control del territorio. Iniciada en septiembre de 2021, esta iniciativa arqueológica está promovida por el Ayuntamiento de Candeleda, bajo la dirección arqueológica de la Sociedad Ibérica de Arqueología, contando con la colaboración del Museo Arqueológico Municipal de El Raso y el Centro de Desarrollo Rural Valle del Tiétar.

Trabajos en El Raso./Sociedad Ibérica de Arqueología.

Los trabajos arqueológicos se centran en descubrir, proteger, recuperar y poner en valor los importantes sistemas defensivos de este castro abulense. La intervención arqueológica que se está efectuando revela la monumentalidad de la muralla defensiva del poblado, realizada con bloques de granito, y que está en un buen estado de conservación en muchos puntos del yacimiento. El torreón hallado, de casi 20 metros de longitud y más de 6 metros de altura, controlaría toda la zona oriental del poblado, flanqueado por un torreón cuadrangular de menores dimensiones. Estos elementos defensivos se verían complementados por la presencia de diversos fosos en este sector.

Trabajos arqueológicos del Proyecto de Recuperación sobre los Sistemas Defensivos del Castro de El Freíllo (El Raso, Candeleda, Ávila). FOTO:LA RAZÓN

Los arqueólogos interpretan estos hallazgos como la prueba de que el castro vetón ejercía un importante control del territorio y era una pieza defensiva clave frente a posibles agresiones. Hasta la fecha, se ha intervenido en una superficie de más de 250 metros longitudinales. El objetivo es la consolidación y preservación de todos hallazgos realizados en los sistemas defensivos del Castro de El Raso, con la finalidad de ponerlos en valor para hacerlos visitables y comprensibles al público general desde un punto de vista didáctico, aportando una amplia visión arqueológica sobre uno de los castros más relevantes de la Edad del Hierro de la península ibérica.

Fuente: dicyt.com | 21 de marzo de 2022

Portugal descubre su primera pintura rupestre de una parturienta

Contorno tintado de la primera pintura rupestre de una parturienta hallada en Portugal por un grupo de arqueólogos en la Peña del Nido del Búho, una de las cuevas del Parque Natural de la Sierra de São Mamede, junto a la frontera hispanolusa. EFE/Jorge de Oliveira

"Una pintura muy especial”. Un equipo de arqueólogos ha descubierto en una de las cuevas del Parque Natural de la Sierra de São Mamede (San Mamés), junto a la frontera hispanolusa, la primera pintura rupestre de una parturienta hallada en Portugal.

“Es la primera vez que se descubre en Portugal una figura de una mujer teniendo a su hijo, de ahí la importancia que tiene para nosotros”, sostiene en una entrevista con Efe el arqueólogo y profesor de la Universidad de Évora, Jorge de Oliveira (izquierda).

La cueva portuguesa del Nido del Búho (Ninho do Bufo), situada en la Peña de Esparoeira del Parque Natural de la Sierra São Mamede (San Mamés), en la región del Alentejo, donde se ha producido el hallazgo, se descubrió por casualidad hace 20 años a plena luz del día, cuando una joven que se accidentó encontró abrigo dentro, pero no fue hasta el año pasado cuando se comenzó a investigar.

"Aunque está repleta de pinturas muy simbólicas, ésta es la más destacada por tener la mejor lectura, es antropomórfica, o sea, tiene la figuración de un ser humano, en este caso una mujer que está teniendo un hijo", añade Oliveira.

“Es una pintura esquemática en la que se ve muy bien la cabeza, los brazos, el tronco, las piernas abiertas y en medio de las piernas sale una figura humana de un jovencito que sale cabeza abajo como es normal, con bracitos, pero el resto está en el interior de la figura”.

Según las investigaciones, todas las pinturas rupestres de esta cueva se incluyen en el ciclo de estilo esquemático de la península ibérica, en el espectro cultural entre Neolítico y Calcolítico medio, entre los 5.000 o 6.000 años a. C.

Tratamiento foto-cromático de la imagen de la parturienta hallada.

Única y curiosa

La pintura se encuentra en la zona más oscura y recóndita de la cueva, lo que ha dificultado su hallazgo.

Como curiosidad, el arqueólogo destaca "su entorno de religiosidad simbólica” y señala que "el único momento del año en el que la luz natural incide directamente sobre ella es en el solsticio de verano".

Además, hay señales que indican que ha sido tocada por la mano humana. “Supongo que alguna mujer que estuviese embarazada podría dirigirse ahí y tocar la figura, porque está con señales de que alguien la ha tocado, pero no la ha destrozado. Hay simbólicamente un contacto directo de un humano”, incide.

Junto a la imagen de la parturienta hay señales pictóricas difíciles de interpretar: “Son puntos rojos de huellas, pero no sabemos lo que significan”.

Vista de la Peña del Nido del Búho.

Una frontera llena de arte

Solo en la Sierra de São Mamede, localizada en la frontera entre de Valencia de Alcántara (Cáceres, España) y Marvão (Alto Alentejo Portugal), se contabilizan más de 50 cuevas con pinturas rupestres del denominado estilo esquemático.

“Toda la sierra, tanto la parte portuguesa como la parte española, está llena de pinturas esquemáticas”, explica el profesor de la Universidad de Évora, pero solo en las áreas orientadas al sur.

Las manifestaciones pictóricas tienen una gramática estilística y cromática muy regular, en su mayoría son de color rojo o naranja, muy raramente blancas y ocasionalmente negras.

La riqueza arqueológica de la región ha llevado a ambos municipios a planear la 'Ruta internacional de las Pinturas Rupestres', “única a nivel mundial”, explica el teniente alcalde de Marvão, Luis Costa, a la agencia EFE.

El principal miedo, expone Oliveira, es que alguien destroce las cuevas: “quiero divulgar, pero tenemos que tener cuidado”, avisa sobre este proyecto aún en estado embrionario.

Ejemplo de parturienta en la península ibérica (Cueva de El Laurel II, en Jerez de la Frontera).

Una joya de la península ibérica

Las imágenes de parturientas, de estilo esquemático, forman parte de la tradición ancestral de representaciones de mujeres embarazadas y más esporádicamente en el parto, explican de Oliveira y la antropóloga Maria Filomena.

El hallazgo “único” para Portugal forma parte de una conocida tradición de representaciones esquemáticas de parturientas presentes en otras cuevas de la península ibérica.

Otro ejemplo de una parturienta en la Peñas de Cabrera, Casabermeja, Málaga.

Destacan en Andalucía (sur de España) las encontradas en Las Peñas de Cabrera, en Casabermeja (Málaga), y la Cueva de El Laurel II, en Jerez de la Frontera (Cádiz), mientras que en Castilla-La Mancha (centro) se localiza en Perla Escrita, en la Sierra de Madrona, cerca de Ciudad Real.

Las diferencias con las halladas en Portugal son las posiciones de la mujer y las fases del parto, centradas en la dilatación y la expulsión. EFE

Fuentes: holanews.com | publico.pt | 19 de marzo de 2022

Una nueva investigación descubre que los humanos ya usaban las aceitunas en el actual Marruecos hace 100.000 años

En la región mediterránea, los humanos han dependido de las aceitunas como fuente de alimento, combustible e ingredientes para medicina y cosméticos desde el periodo Neolítico. Debido a su valioso aceite, el olivo fue uno de los primeros árboles que se cultivó para la agricultura hace 6000 años, pero su presencia en la mitología se remonta aún más atrás en el tiempo.

Sin embargo, antes del Neolítico, los hallazgos de olivo son raros, debido en parte a la distribución limitada del olivo silvestre durante la última Edad del Hielo. No obstante, investigaciones recientes han demostrado que el olivo silvestre podría haber sobrevivido en varios refugios durante el último período glacial, siendo los más grandes la costa atlántica de Marruecos y el sur de la península ibérica.

En un nuevo estudio, un equipo de científicos dirigidos por el Dr. Laurent Marquer (derecha), del Instituto de Botánica de la Universidad de Innsbruck, revelan evidencias de que los humanos ya usaban aceitunas hace 100.000 años. Los investigadores analizaron carbón y fragmentos carbonizados de hoyos de plantas encontrados en el sedimento de dos cuevas en el norte de Marruecos. De los huesos encontrados, el 81% eran aceitunas silvestres.

Aceitunas para alimento y combustible

Las cuevas de El Mnasra y El Harhoura han producido valiosos hallazgos de la Edad de Piedra desde su descubrimiento en 1956 y 1977, incluidas conchas trabajadas y herramientas líticas y de hueso. La Dra. Eslem Ben Arous (izquierda), investigadora del grupo de investigación de Evolución Panafricana 'Lise Meitner' del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, lideró el estudio de geocronología que hizo posible fechar y contextualizar los hallazgos.

Para la cueva de El Mnasra (derecha) que entregó los resultados más significativos para la Edad de Piedra Media, se utilizaron varios métodos de datación: OSL (datación por termoluminiscencia), US-ESR (datación por resonancia de espín electrónico) y un modelo bayesiano publicado por Eslem Ben Arous et al. en la revista PLOS ONE han reexaminado toda la cronología.

“La datación por radiocarbono complementaria nos permite confirmar que los restos estudiados estaban efectivamente in situ , aunque los tomamos directamente de la excavación”, dice Ben Arous. “El reciente descubrimiento de huesos de aceituna arroja nueva luz sobre el comportamiento de los cazadores-recolectores en una región crucial para la evolución de nuestra especie”.

Aunque el estudio no pudo probar definitivamente si los habitantes de El Mnasra y El Harhoura comían las aceitunas, o solo las usaban como combustible, el estado de los huesos hallados sugiere que las frutas fueron abiertas deliberadamente antes de ser quemadas.

“Sería posible que se arrojaran al fuego ramas enteras de olivo y que los frutos que colgaban de ellas simplemente se quemaran”, explica Marquer. "Sin embargo, el hecho de que los huesos de aceituna se encontraron rotos en muchos pedazos pequeños habla en contra de esto. Todo indica que las personas primero comieron la fruta y luego rompieron deliberadamente los huesos para quemarlos de manera más eficiente".

Características morfológicas de un hueso de aceituna moderno y de fragmentos de hueso de aceituna carbonizado encontrados en El Mnasra. (A) Piedra moderna (estereomicroscopio). (B), (F) Un surco (SEM). (C), (G) Vista detallada de un surco (SEM). (D), (H) Estructura en forma de escalera en el surco (SEM). (E) Fragmento de hueso de aceituna carbonizado Aterian MSA (estereomicroscopio). MEB: Microscopio Electrónico de Barrido. Fu: Surco. © L. Marquer, et al., El primer uso de las aceitunas en África hace unos 100.000 años. Nature Plants. 2022.

Los huesos de aceituna contienen mucho aceite y lignina, molécula responsable de la formación de la madera. El residuo de los huesos de aceitunas rotas crea un fuego de combustión lenta que es ideal para cocinar. Los fragmentos secos también producen llamas sin humo, lo que habría sido una gran ventaja, especialmente para los habitantes de las cavernas.

El uso temprano de aceitunas silvestres en África por grupos de la Edad de Piedra Media, desde hace aproximadamente 100.000 años, podría representar mejoras en la cocina, el procesamiento de la madera y la organización social, entre otros aspectos. Este hallazgo proporciona nuevos conocimientos sobre la comprensión de las economías de cazadores-recolectores de la Edad de Piedra Media, un presagio de la historia del icónico olivo en el Mediterráneo.

Fuente: Instituto Max Planck | 24 de marzo de 2022

Machu Picchu (Perú) lleva un nombre falso desde hace 100 años, según un nuevo estudio

A pesar de que Machu Picchu es uno de los sitios arqueológicos más conocidos y estudiados del mundo, parece ser que lleva un nombre falso, según un nuevo análisis de documentos históricos, que asegura que la antigua ciudad inca probablemente debería llamarse "Picchu" o "Huayna Picchu".

En 1911, cuando el historiador y explorador estadounidense Hiram Bingham se dirigió por primera vez a las antiguas ruinas incas, pidió a un terrateniente local que anotara el nombre del lugar en su diario de campo. El agricultor local, llamado Melchor Arteaga, escribió "Macho Pischo", una palabra que Hiram observó que sonaba más como "picchu" cuando se pronunciaba en voz alta.

A partir de entonces, el nombre se mantuvo. Durante más de un siglo, el mundo ha repetido este título una y otra vez en mapas, documentos y libros de historia. Solo en la década de 1990 algunos expertos cuestionaron el apelativo.

Mención de Huayna Picchu en un atlas de 1904

Ahora, según un comunicado de prensa de la Universidad de Illinois Chicago... el historiador Donato Amado Gonzales, del Ministerio de Cultura de Perú (Cusco), y el arqueólogo Brian S. Bauer, profesor de antropología de la UIC, revisaron las notas de campo originales de Bingham, los mapas de la región de principios del siglo XX y los documentos centenarios sobre la tierra procedentes de diferentes archivos. Sus hallazgos sugieren que se sabía menos del sitio de lo que se pensaba.

Ninguna de las fuentes históricas menciona el nombre de Machu Picchu, escriben los investigadores en un artículo para la revista científica Ñawpa Pacha: Journal of Andean Archaeology.

Por su parte, los investigadores descubrieron que las ruinas de una ciudad inca llamada Huayna Picchu se mencionan en un atlas de 1904, siete años antes de que Bingham llegara a Perú.

Huayna Picchu es en realidad el nombre del poderoso pico de la montaña que se asoma detrás de la ciudad inca. Fotografía del fotógrafo peruano Martín Chambi. Machu Picchu, Perú. 1924.

Además, detallan que a Bingham se le habló en 1911 de unas ruinas llamadas Huayna Picchu a lo largo del río Urubamba antes de que saliera de Cuzco para buscar los restos. Posteriormente, el hijo de un terrateniente le dijo a Bingham en 1912 que las ruinas se llamaban Huayna Picchu.

"Comenzamos con la incertidumbre del nombre de las ruinas cuando Bingham las visitó por primera vez y luego revisamos varios mapas y atlas impresos antes de la visita de Bingham a las ruinas", dijo Bauer. "Hay datos significativos que sugieren que la ciudad inca se llamaba realmente Picchu o, más probablemente, Huayna Picchu", agregó.

Relatos escritos por los conquistadores

Las conexiones más definitivas con el nombre original de la ciudad inca se conservan en los relatos escritos por los conquistadores españoles poco después de tomar Cusco a finales del siglo XVI, según Bauer.

"Terminamos con un impresionante relato de finales del siglo XVI, cuando los indígenas de la región se planteaban volver a ocupar el lugar, al que llamaban Huayna Picchu", explicó.

Huayna Picchu es actualmente el nombre del poderoso pico de la montaña que se asoma detrás de la ciudad inca en la mayoría de los motivos. Machu Picchu se refiere tanto al sitio arqueológico como a la montaña situada al otro lado de las ruinas.

Fuente: dw.com | 24 de marzo de 2022