Recientes análisis de ADN antiguo agregan nueva complejidad al poblamiento primigenio de América del Sur

Diagrama en el que se representa los ancestros profundos de los antiguos individuos de las Américas y la ascendencia arcaica en América del Sur y Central (Panamá). El radio del gráfico circular refleja la proporción de ascendencia arcaica compartida en los individuos. Crédito: Universidad Atlántica de Florida

Hace unos 60.000 años los humanos modernos abandonaron África y se extendieron rápidamente por seis continentes. Los investigadores pueden rastrear esta migración épica a través del ADN de personas vivas y muertas hace mucho tiempo, pero les faltaban datos genéticos de América, la última parada importante en este viaje humano.

Las Américas fueron el último continente en ser habitado por humanos y un creciente cuerpo de evidencias arqueológicas y genómicas ha insinuado un complejo proceso de asentamiento en el mismo. Esto es especialmente cierto para América del Sur, donde vestigios ancestrales inesperados han planteado escenarios desconcertantes para las primeras migraciones a diferentes regiones de este continente.

Todavía persisten muchas preguntas sin respuesta, tal como si los primeros humanos migraron hacia el sur a lo largo de la costa del Pacífico o por alguna otra ruta. Si bien existen evidencias arqueológicas de una migración de norte a sur durante el poblamiento inicial de las Américas por parte de los antiguos pueblos indígenas, el lugar al que fueron estos antiguos humanos después de su llegada sigue siendo difícil de determinar.

Mediante el análisis del ADN de dos individuos humanos antiguos desenterrados en dos yacimientos arqueológicos diferentes en el noreste de Brasil, Pedra do Tubarão y Alcobaça, y poderosos algoritmos y estudios genómicos, investigadores de la Universidad Atlántica de Florida (UAF), en colaboración con la Universidad de Emory (UE), han desentrañado la profunda historia demográfica de América del Sur a nivel regional con unos resultados inesperados y sorprendentes.

El yacimiento arqueológico de Alcobaça, en el que se desenterraron los restos óseos de Brasil-12 (noreste de Brasil). (Henry Lavalle / Universidade Federal de Pernambuco y Ana Nascimento, Universidade Federal Rural de Pernambuco)

Los investigadores no solo proporcionan nuevas evidencias genéticas que respaldan los datos arqueológicos existentes de una migración de norte a sur, esto es, hacia América del Sur, sino que también han descubierto, por primera vez, migraciones en la dirección opuesta a lo largo de la costa atlántica. El trabajo proporciona las evidencias genéticas más completas hasta la fecha para las complejas rutas migratorias antiguas de América Central y del Sur.

Entre los hallazgos clave, los investigadores también han descubierto evidencias de ascendencia neandertal dentro de los genomas de individuos antiguos de América del Sur. Los neandertales son una población extinta de humanos arcaicos que se extendieron por Eurasia durante el Paleolítico Inferior y Medio.

Los resultados del estudio, publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B. (Biological Sciences), sugieren que los movimientos humanos más cercanos a la costa atlántica finalmente vincularon al antiguo Uruguay y Panamá en una ruta migratoria de sur a norte: unos 5.277 kilómetros de distancia. Se estima que este nuevo patrón de migración ocurrió hace aproximadamente 1.000 años según las dataciones de los individuos antiguos estudiados.

Los hallazgos muestran una relación distinta entre los genomas antiguos del noreste de Brasil, Lagoa Santa (sureste de Brasil), Uruguay y Panamá. Este nuevo modelo revela que el poblamiento de la costa atlántica ocurrió solo después del poblamiento de la mayor parte de la costa del Pacífico y los Andes.

Los primeros grupos del sur de América del Norte ingresaron a América del Sur y se extendieron por la costa del Pacífico asentándose en los Andes (flecha amarilla). Poco después se produjo al menos una división poblacional, ramificándose los primeros grupos que se asentaron la costa atlántica (flecha verde) a partir de los grupos que dieron origen a las antiguas poblaciones del Cono Sur. Es posible que posteriormente hayan surgido nuevas migraciones a lo largo de la costa atlántica, con un posible origen alrededor de Lagoa Santa, tanto en dirección norte, hacia el noreste de Brasil y Panamá, como hacia el sur, hacia Uruguay (flecha morada de dos puntas).

"Nuestro estudio proporciona evidencias genómicas clave para eventos de migración antiguos a escala regional a lo largo de la costa atlántica de América del Sur", dice el Dr. Michael DeGiorgio (izquierda), coautor correspondiente especializado en genómica humana, evolutiva y computacional, así como profesor asociado en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación dentro de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Computación de la UAF. “Estos eventos regionales probablemente se derivaron de olas migratorias que involucraron a los primeros pueblos indígenas de América del Sur cerca de la costa del Pacífico”.

Los investigadores también encontraron fuertes señales genéticas de Australasia (Australia y Papúa Nueva Guinea) en un genoma antiguo de Panamá.

“Hay todo un Océano Pacífico entre Australasia y las Américas, y todavía no sabemos cómo aparecieron estas señales genómicas ancestrales en América Central y del Sur sin dejar rastros en América del Norte”, afirma el Dr. André Luiz Campelo dos Santos (derecha), arqueólogo y becario postdoctoral en el Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática de la UAF.

Para agregar aún más a la complejidad existente, los investigadores también detectaron una mayor ascendencia denisovana que neandertal en los antiguos individuos de Uruguay y Panamá. Los denisovanos son un grupo de humanos extintos identificados por primera vez a partir de secuencias de ADN de la punta del hueso del dedo descubiertas alrededor de 2008.

"Es fenomenal que la ascendencia de los denisovanos haya llegado hasta América del Sur", dice el Dr. John Lindo, coautor correspondiente del artículo de investigación y profesor asistente especializado en el análisis de ADN antiguo en el Departamento de Antropología en Universidad Emory. “La mezcla debe haber ocurrido mucho antes, quizás hace 40.000 años. El hecho de que el linaje denisovano persistiera, y que su señal genética lo convirtiera en un individuo de Uruguay que tiene solo 1.500 años de antigüedad, sugiere que fue un gran evento de mezcla entre una población de humanos y denisovanos”.

El antropólogo de la Universidad de Emory, John Lindo, es especialista en mapear linajes humanos poco explorados de las Américas en su antiguo laboratorio de ADN. "A medida que se secuencien y publiquen más genomas completos de América del Sur, es probable que revelen más matices sobre cómo se colonizó América del Sur por primera vez", dice.

Previamente, en la Universidad Federal de Pernambuco, en Recife, Brasil, dos Santos y sus colegas descubrieron los restos de los dos humanos antiguos del noreste de Brasil, que datan de al menos 1.000 años antes del presente, y los enviaron a Lindo para llevar a cabo la extracción de ADN, secuenciación genómica y análisis. Luego, los datos sin procesar se enviaron a la UAF para el análisis computacional de las secuencias del genoma completo del noreste de Brasil.

Los investigadores compararon los dos genomas antiguos secuenciados completos del noreste de Brasil con los genomas mundiales actuales y otros genomas completos antiguos de las Américas. Hasta la fecha de publicación del artículo de investigación, Lindo dice que solo se han secuenciado y publicado aproximadamente una docena de genomas completos antiguos de América del Sur, en contraste con cientos de Europa.

Los investigadores utilizaron muestras de dientes antiguos recogidas en yacimientos arqueológicos del noreste de Brasil. Los dientes son especialmente importantes en el análisis de ADN antiguo debido a la excelente conservación de los biomateriales que componen los mismos. (Laboratorio de Arqueología Biológica y Forense / Universidade Federal de Pernambuco).

Aparte de la aparición de entierros masivos en los sitios que arrojaron las muestras del noreste de Brasil, Uruguay, sureste de Brasil y Panamá, no hay otra evidencia en el registro arqueológico que indique características culturales compartidas entre ellos. Es importante destacar que los individuos antiguos analizados del sureste de Brasil son unos 9.000 años más antiguos que los del noreste de Brasil, Uruguay y Panamá, tiempo suficiente para la esperada y notable divergencia cultural existente. Además, el noreste de Brasil, Uruguay y Panamá, aunque los individuos analizados son más similares en antigüedad, están ubicados a miles de kilómetros uno del otro.

"Esta investigación innovadora ha involucrado muchos campos diferentes, desde la arqueología hasta las ciencias biológicas, la genómica y la ciencia de datos", concluye la Dra. Stella Batalama, decana de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Computación de la UAF. “Nuestros científicos de la Universidad Atlántica de Florida, en colaboración con la Universidad de Emory, han ayudado a arrojar luz sobre una pieza importante del rompecabezas de las Américas, que no podría haberse resuelto sin las poderosas herramientas y el análisis genómico y computacional”.

Esta investigación fue apoyada por la Fundación Nacional de Ciencias, los Institutos Nacionales de Salud y la Fundação de Amparo à Ciência e Tecnologia de Pernambuco.

Fuentes: Universidad Atlántica de Floridad | eurekalert.com | 2 de noviembre de 2022

Descubren en Alicante la mayor necrópolis bizantina de la península ibérica

Una de las tumbas del Cabezo del Redondo. Foto: Ayuntamiento de Rojales.

El yacimiento del Cabezo del Molino es una mina arqueológica que cada campaña de investigación arroja nuevas sorpresas. Localizado en una colina adelantada de la ladera nororiental de la Sierra de la Bernada, junto a uno de los meandros del río Segura, a su paso por la localidad alicantina de Rojales, cuenta con varios hornos íberos que evidencian la existencia de un complejo industrial datado entre los siglos IV y III a.C., así como vestigios constructivos tardorromanos de los siglos IV-V d.C.

Las últimas excavaciones han proporcionado un hallazgo todavía más relevante: la mayor necrópolis de época bizantina de la península ibérica documentada hasta el momento. Así lo ha confirmado María Teresa Ximénez de Embún (izquierda),arqueóloga del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) y directora de los trabajos de investigación en "un sitio sorprendente y único". "Es, además, el cementerio mejor conservado de esta etapa histórica, que data de los siglos VI y VII", ha añadido en un comunicado difundido por el Ayuntamiento de Rojales.

Las prospecciones con georradar han arrojado el descubrimiento aproximado de unas 300 fosas de enterramiento perforadas en el cerro de una duna fósil. "Hasta el momento han sido excavadas 30 tumbas que albergaban 50 individuos de diferentes edades y sexos", ha desvelado la especialista. Los enterramientos que fueron perforados en la roca y cubiertos con lascas de piedra podían contener hasta varios individuos en su interior. Algunas de las tapas fueron talladas con el símbolo XP, en alfabeto griego, conocido como crismón o anagrama de Cristo. Todas estas evidencias están ofreciendo "importante información" sobre los ritos de inhumación del periodo.

Excavaciones en el yacimiento del Cabezo del Molino. Ayuntamiento de Rojales.

Ximénez de Embún ha detallado que en el Cabezo del Molino, que pudo haber sido en la Antigüedad un puerto fluvial, a los fallecidos se les colocaba con la cabeza hacia el oeste y los pies al este, "es decir, al sol poniente y al sol naciente, un rito cristiano de primera época". En esta época, siglos VI-VII d.C., cuando Bizancio, y en concreto Justiniano I, asentó por las armas una provincia en el sureste de la península ibérica, se abandonó la incineración en los enterramientos cristianos y se optó por sepultar los cuerpos directamente.

La arqueóloga ha añadido que "la aparición de varios cuerpos en algunas fosas, con adultos y menores, indica que muchos de los antiguos habitantes del Cabezo del Molino morían a la vez, lo que nos lleva a pensar que se produjeron epidemias muy contagiosas y que las sepulturas múltiples contenían cuerpos de familiares".

Los análisis genéticos de los restos humanos, que se van a realizar en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena (Alemania), permitirán determinar los orígenes de esta comunidad, sus conexiones familiares y su causa de muerte, quizá relacionada con los mortíferos efectos de la llamada plaga de Justiniano, que brotó en Egipto en 541 y se propagó por todo el territorio romano a través de las rutas comerciales.

Una de las tumbas múltiples del yacimiento. Ayuntamiento de Rojales.

La campaña arqueológica, la quinta que desarrollan los investigadores del MARQ en el yacimiento gracias al patrocinio de la Diputación de Alicante y la colaboración el Ayuntamiento de Rojales, el propio museo arqueológico de la localidad, la Universidad de León y el Instituto Max Planck, también ha sacado a la luz ajuares, broches y numeroso material cerámico.

La investigadora principal ha confirmado que se realizarán nuevas excavaciones en el sitio durante los próximos tres años y se ampliará el proyecto según los resultados. Uno de los objetivos principales a partir de ahora consiste en encontrar, si es que aún existe, el poblado con sus viviendas y otras construcciones de carácter religioso. Por su parte, Inmaculada Chazarra, la concejala de Cultura y Patrimonio Histórico Nacional, ha prometido que el yacimiento será conservado y musealizado para su visita.

Fuente: elespanol.com | 2 de noviembre de 2022

Los orígenes de la sociedad humana son más complejos de lo que pensábamos

Durante la Edad de Hielo, las sociedades de cazadores-recolectores también construyeron asentamientos sedentarios. (Shutterstock).

En muchos relatos populares de la prehistoria humana, la civilización surgió de forma lineal. Nuestros antepasados ​​comenzaron como cazadores-recolectores durante el Paleolítico viviendo en pequeñas bandas nómadas e igualitarias. Más tarde, descubrieron la agricultura y los animales domesticados para la alimentación y el servicio.

En poco tiempo progresaron hacia sociedades complejas, dando lugar a los comienzos de los estados-nación modernos. Las jerarquías sociales se volvieron más complejas, lo que condujo al actual estado de cosas.

“Estamos realmente atrapados y no hay escapatoria de las jaulas institucionales que nos hemos construido”, escribe el historiador Yuval Noah Harari en su éxito de ventas Sapiens.

Un nuevo libro, The Dawn of Everything: A New History of Humanity, del difunto antropólogo David Graeber y el arqueólogo David Wengrow, desafía esta narrativa. En lugar de ser cazadores-recolectores nómadas, estos autores argumentan que las sociedades humanas durante el Paleolítico eran, de hecho, bastante diversas.

Hoy, la creciente desigualdad, los sistemas políticos polarizados y el cambio climático amenazan nuestra propia existencia. Necesitamos una perspectiva histórica más profunda sobre qué tipo de mundo político nos formó y qué alternativas son hoy posibles.

Flexibilidad social

Los cazadores de la Edad del Hielo en Siberia construyeron grandes edificios circulares con huesos de mamut. En Göbekli Tepe, un asentamiento de 9.000 años de antigüedad en Turquía, los cazadores-recolectores levantaron megalitos para construir lo que podría ser el “primer lugar sagrado construido por seres humanos” en el mundo.

En Ucrania, ciudades de 4000 años de antigüedad muestran poca evidencia de jerarquía o control centralizado. Y en los tiempos modernos, los cazadores-recolectores cambian entre la jerarquía y la igualdad, según la temporada.

Para Graeber y Wengrow, estos ejemplos hablan de la flexibilidad social virtualmente ilimitada de los humanos, lo que socava la oscura evaluación de Harari sobre la posibilidad de un cambio social en el mundo moderno.

Como antropólogo evolutivo y especialista en cazadores-recolectores, creo que ambos relatos no dan en el blanco sobre el curso de la prehistoria humana. Para ver el porqué, es importante entender cómo piensan los antropólogos actuales sobre las bandas igualitarias nómadas en el esquema de la evolución social.

Evolución social humana

En el siglo XIX, antropólogos como Lewis Henry Morgan clasificaron la evolución social humana en tres etapas: salvajismo, barbarie y civilización. Corresponden a la caza y la recolección, la agricultura y la vida urbana, respectivamente. Estos llamados “modelos de etapas” ven, de modo incorrecto, la evolución social como una marcha constante de progreso hacia la vida civilizada.

Los especialistas no toman en serio los modelos escénicos hoy en día. Hay poca conexión intelectual entre los modelos de etapas y los enfoques evolutivos modernos a la hora de estudiar a los cazadores-recolectores.

Los antropólogos desarrollaron el modelo de banda nómada-igualitaria durante una conferencia de 1966 llamada Man the Hunter. Según este modelo, los humanos, antes de la agricultura, vivían en bandas nómadas aisladas de aproximadamente 25 personas y subsistían enteramente de la caza y la recolección.

Pero la investigación, desde de la conferencia Man the Hunter, ha actualizado nuestra comprensión de los cazadores-recolectores.

Pinturas rupestres de cazadores-recolectores en la Cordillera de Vumba en Manica, Mozambique. (Shutterstock).

Cazadores-recolectores y prehistoria

Una suposición era que las bandas pequeñas estaban formadas por individuos relacionados. Sin embargo, las sociedades de bandas consisten en su mayoría de individuos no relacionados. De hecho, los antropólogos saben ahora que las bandas de cazadores-recolectores no son unidades sociales cerradas. Más bien, mantienen extensos lazos sociales a través del espacio y el tiempo y, a veces, se reúnen en grandes grupos.

Los cazadores-recolectores son profundamente diversos en los tiempos modernos, y también lo fueron en el pasado. Esta diversidad ayuda a los antropólogos a comprender cómo el medio ambiente da forma al alcance de la expresión social en las sociedades humanas.

Considere a cazadores-recolectores nómadas e igualitarios como los !Kung del Kalahari o los Hadza en Tanzania. Ser nómada significa que es difícil almacenar alimentos o acumular mucha riqueza material, lo que hace que las relaciones sociales sean relativamente igualitarias. Los miembros del grupo tienen el mismo poder de decisión y no tienen poder sobre los demás.

Por otro lado, las sociedades sedentarias tienden a tener niveles más pronunciados de desigualdad social y dejan evidencias materiales como la arquitectura monumental, los bienes de prestigio y los tratos funerarios diferenciales. Cuando estos marcadores no están presentes, los antropólogos pueden inferir de manera fiable que los humanos vivían vidas políticamente más igualitarias.

El pueblo Hadza de Tanzania depende de la caza de animales salvajes para obtener carne, una tarea que requiere una gran habilidad para rastrear, trabajar en equipo y precisión con el arco y la flecha. FOTOGRAFÍA DE MATTHIEU PALEY.

Política paleolítica

Las sociedades humanas generalmente se han vuelto más grandes y más complejas con el tiempo. Los relatos populares suelen implicar a la agricultura en el inicio del camino hacia la "civilización" y la desigualdad. Pero el cambio a la agricultura no fue un evento único o un simple proceso lineal. Hay muchos caminos hacia la complejidad social y la desigualdad.

En The Dawn of Everything, junto con revisiones en evolución cultural y antropología evolutiva, se sugiere que las sociedades complejas con desigualdad institucionalizada surgieron mucho antes del amanecer de la agricultura, tal vez ya en la Edad de Piedra Media (hace entre 280.000 y 50.000 años).

Es esta una posibilidad tentadora, pero hay razones para ser escépticos.

Complejidad en la costa

La complejidad social surgió entre las poblaciones de cazadores-recolectores que vivían en áreas ricas en recursos como el sur de Francia y la costa noroeste del Pacífico de los Estados Unidos y Canadá. Tan ricos eran los salmones de la costa noroeste del Pacífico que los pueblos indígenas podían sustentarse con alimentos silvestres mientras vivían una vida sedentaria, incluso desarrollando jerarquías complejas que dependían del trabajo esclavo.

De manera similar, sociedades complejas podrían haber surgido en el Paleolítico a lo largo de los prósperos sistemas fluviales o en las líneas de costa, ahora sumergidas por cambios en el nivel del mar, con abundantes recursos marinos. Pero no hay evidencia inequívoca de asentamientos sedentarios donde se utilizaban fuentes marinas en la Edad de Piedra Media.

Head-Smashed-In Buffalo Jump, en Alberta, fue el sitio de una práctica de caza indígena comunal donde los bisontes eran conducidos hacia un acantilado. (V. Venkataraman), proporcionado por el autor

Caza colectiva

La caza colectiva es otro camino hacia la complejidad social. En América del Norte, los cazadores cooperaron para atrapar antílopes, ovejas, alces y caribúes. En los 'saltos de búfalos', los antiguos cazadores indígenas conducían a cientos de bisontes hacia los acantilados para capturarlos. Esta hazaña probablemente era necesaria para alimentar a varios cientos de personas.

Pero estos ejemplos representan eventos estacionales que no llevaron a una vida sedentaria a tiempo completo. Los 'saltos de búfalos' acontecían en otoño y su éxito fue probablemente esporádico. La mayor parte del año estas poblaciones vivían en bandas dispersas.

Orígenes igualitarios

Los humanos anatómicamente modernos existen desde hace aproximadamente 300.000 años. Hay poca evidencia de marcadores de estilos de vida sedentaria o desigualdad institucionalizada que se remonten a más de 40.000 o 30.000 años.

Eso deja un gran vacío. ¿En qué tipo de sociedad vivió la gente durante la mayor parte de la historia de nuestra especie?

Todavía hay pruebas sólidas de que los humanos realmente vivieron en bandas nómadas igualitarias durante gran parte de ese tiempo. Complementando la evidencia arqueológica, los estudios genéticos sugieren que el tamaño de la población humana en el Paleolítico era bastante bajo. Y las condiciones climáticas durante el Paleolítico pueden haber sido demasiado variables como para permitir una vida sedentaria a largo plazo, favoreciendo en cambio la búsqueda nómada de los alimentos.

Esto no significa que los humanos sean, de modo natural, igualitarios. Al igual que nosotros, nuestros antepasados ​​se enfrentaron a políticas complejas y a individuos dominantes. La vida social igualitaria debe mantenerse mediante un esfuerzo activo y coordinado.

Desde estos orígenes surgió una asombrosa variedad de sociedades humanas. Nuestra política actual refleja una porción pequeña e inusual de esa diversidad. La Prehistoria nos muestra que la flexibilidad política humana es mucho mayor de lo que podemos imaginar.

Fuente: theconversation.com | 2 de noviembre de 2022

La extinción de los neandertales pudo haber sido causada por su hibridación con el 'Homo sapiens'

Cráneo de neandertal (a la izquierda) y de 'Homo sapiens' (a la derecha). / © The Trustees of the Natural History Museum

Cómo se extinguieron los neandertales sigue siendo uno de los mayores misterios de la evolución humana, pero ahora un nuevo artículo propone que el Homo sapiens pudo haber sido responsable de su extinción por el sexo, no por la violencia ejercida contra ellos. Hacer el amor y no la guerra pudo haber puesto a los neandertales en el camino de su desaparición.

Si bien aproximadamente el 2% del genoma de todas las personas que descienden de quienes viven fuera de África se deriva de los neandertales, hay muy poca evidencia de que este proceso haya sido al revés.

El nuevo artículo, publicado en la revista PalaeoAnthropology, plantea la posibilidad de que el mestizaje con nuestros antepasados ​​habría reducido el número de neandertales que se reproducían entre sí, lo que habría llevado a su eventual extinción.

Aunque hasta la fecha solo se han secuenciado 32 genomas de neandertales, lo que hace posible que la falta de ADN de Homo sapiens en su genoma sea en realidad una peculiaridad del muestreo, los autores esperan que los avances en la tecnología de secuenciación de ADN puedan resolver esta hipótesis creando más genomas disponibles.

El profesor Chris Stringer (izquierda), líder de investigación en evolución humana en el Museo de Hostoria Natural de Londres, es el autor del nuevo artículo, junto con su colega la Dra. Lucile Crété (derecha).

Stringer dice: "Nuestro conocimiento de la interacción entre el Homo sapiens y los neandertales se ha vuelto más complejo en los últimos años, pero todavía es raro ver una discusión científica sobre cómo ocurrió realmente el mestizaje entre ambos grupos".

"Proponemos que este comportamiento podría haber llevado a la extinción de los neandertales si se reprodujeron regularmente con individuos 'Homo sapiens', lo que podría haber erosionado su población hasta que desaparecieron".

Mapa en el que se muestra algunas de los yacimientos clave mencionados en el documento de investigación. En particular, se muestra los enclaves europeos de los primeros 'Homo sapiens' y las cronologías relevantes.

Los primeros encuentros de neandertales y Homo sapiens

Los neandertales y el Homo sapiens se separaron hace unos 600.000 años y evolucionaron en zonas muy diferentes del mundo. Se han encontrado fósiles de neandertales en Europa y Asia, llegando hasta el sur de Siberia, y se cree que pasaron al menos 400.000 años evolucionando en este entorno, tratando de adaptarse a un clima predominantemente más frío que el actual.

Mientras tanto, los ancestros de nuestra propia especie evolucionaron en África. Actualmente no está claro si los Homo sapiens son descendientes directos de un grupo de antiguos homínidos africanos o son el resultado de la mezcla entre diferentes grupos repartidos por todo el continente de África.

A partir de los datos genéticos, parece que ambas especies se encontraron por primera vez cuando el Homo sapiens comenzó a hacer incursiones ocasionales fuera de África hace unos 250.000 años.

"Sin saber exactamente cómo se veían o se comportaban con los neandertales, solo podemos especular sobre lo que los 'Homo sapiens' podrían haber pensado de sus parientes", dice Chris.

"Las diferencias de idioma probablemente habrían sido mayores de lo que podríamos imaginar, dada la profundidad temporal de la separación que hubo entre ambos, unas diferencias que habrían sido mucho mayores que entre cualquier idioma moderno".

La barrera del idioma pudo haber sido reforzada por los atributos individuales de ambas especies, cuyas comparaciones sugieren que los cerebros y el aparato vocal de las dos especies eran diferentes. Los genomas de los neandertales también muestran que casi 600 genes se expresaban de manera diferente en nuestra especie y la de ellos, en particular los asociados con la cara y la voz.

Otra diferencia destacada habría sido la frente, ya que los neandertales poseían un arco superciliar prominente que podría haber sido utilizado para la comunicación social.

Sin embargo, las señales que estas crestas superciliares intentaban transmitir bien podrían haber perdido su significado perdido para nuestros antepasados. Algunos estudios sugieren que los arcos de las cejas reducidos permitieron que los Homo sapiens emplearan más las cejas para transmitir una gama de señales temporales más sutiles.

En cualquier caso, tales estos encuentros llevaron, eventualmente, a la reproducción entre ambas especies, pero cómo ocurrió exactamente esta circunstancia es también un misterio.

La reproducción entre nuestros ancestros 'Homo sapiens' y sus parientes ha llevado a que un pequeño porcentaje de ADN neandertal esté presente en los genomas de muchos humanos vivos en la actualidad. Imágen © Gorodenkoff/Shutterstock.

Cruce de neandertales y Homo sapiens

Como se ha dicho, sabemos que nuestra especie se cruzó con los neandertales desde que se secuenciaron los primeros genomas de nuestros parientes. Sin embargo, los genes neandertales que tenemos hoy en día no son el resultado de las primeras interacciones esporádicas que tuvieron los Homo sapiens con los neandertales cuando abandonaron África por primera vez, sino que provienen de las migraciones mucho más grandes que los humanos modernos emprendieron fuera de África hace unos 60.000 años.

El mestizaje en aquellos momentos pudo haber sido el resultado de un cortejo mutuo o bien pudo haber sido menos amistoso. Los encuentros entre grupos separados de nuestros parientes vivos más cercanos, los chimpancés, muestran evidencia de ambos comportamientos.

Si el mestizaje fue exitoso o no, parece depender de la pareja exacta que se estaba reproduciendo. Hasta el momento no hay evidencia de la genética del Homo sapiens en los genomas del neandertal tardío que datan de hace entre 60.000 y 40.000 años.

Es posible que esto se deba al proceso de hibridación en sí mismo, ya que algunas especies solo son capaces de producir descendencia en ciertas direcciones. Por ejemplo, el polen de la planta Capsella rubella puede fertilizar con éxito las semillas de Capsella grandiflora, pero no al revés.

Las plantas individuales de 'Capsella grandiflora' solo son compatibles en una dirección con su pariente 'Capsella rubella', lo que también puede haber afectado a la reproducción entre el 'Homo sapiens' y los neandertales. Imágen © Katie Flenker/Shutterstock.

La falta de ADN mitocondrial -que se hereda a través de las hembras- de los neandertales en los humanos actuales se ha sugerido como una evidencia de que solo los neandertales machos y las hembras Homo sapiens podrían aparearse, pero también hay alguna evidencia de que los híbridos machos pueden haber sido menos fértiles que las hembras.

Con menos neandertales reproduciéndose entre sí, y siendo el tamaño de los grupos neandertales ya pequeños y dispersos debido al medio ambiente, la hibridación fuera de los grupos familiares neandertales podría haber ayudado a empujar a la especie al declive. Por el momento, sin embargo, no hay suficiente evidencia para decidir sobre ello.

"No sabemos si el aparente flujo de genes unidireccional se debe simplemente a que no estaba ocurriendo, a que la reproducción estaba teniendo lugar pero no tuvo éxito, o si los genomas de neandertales que tenemos no son representativos", argumenta Stringer.

"A medida que se secuencien más genomas de neandertales, deberíamos poder ver si algún ADN nuclear del Homo sapiens se transmitió a los neandertales y demostrar si esta idea es precisa o no".

La investigación futura también podría investigar preguntas similares relacionadas con otra especie de homínido conocida como los denisovanos, dándonos una mejor idea de cómo nuestra especie interactuó con sus parientes más cercanos.

Fuente: Natural History Museum | 31 de octubre de 2022

La arqueología moderna revela los secretos de un centro de poder de la Edad del Hierro en Suecia


Boceto en el que se muestra cómo podrían haber sido el edificio denominado 'Hallen' (izquierda) y la casa de culto o 'Kulthuset' (derecha). Imagen: Universidad de Lund

Nuevas excavaciones llevadas a cabo en el pueblo de Uppåkra (Suecia) están en la vanguardia de las técnicas arqueológicas más punteras. Al combinar y modelar gran cantidad de datos, al tiempo que se realizan secuenciaciones de ADN, los investigadores están actualmente resolviendo partes significativas de un rompecabezas histórico. Ello puede permitir que quizá sepamos si la plaga de Justiniano, precursora de la peste negra, del siglo XIV, llegó hasta a Uppåkra, algo que, hasta ahora, es incierto.

Torbjörn Ahlström, profesor de Osteología Histórica en la Universidad de Lund, se encuentra en una colina a las afueras de esta ciudad. Su mirada cae sobre la tierra fértil que ha servido a la gente de la zona durante siglos. Él está a punto de iniciar un nuevo proyecto en Uppåkra, un pueblo de campo tranquilo, en la actualidad, en el sur de Suecia, pero que en el pasado fue el centro más poderoso entre los países nórdicos durante más de 1000 años (entre el siglo I a.C. y el siglo X d.C).

Uppåkra está clasificado como el mayor asentamiento de la Edad del Hierro en los países escandinavos y es uno los sitios más ricos en hallazgos arqueológicos del norte de Europa. Hasta el presente, las excavaciones han sido periódicas, pero solo se ha podido poner al descubierto una fracción del área.

“Sin embargo, el otoño de este año es algo especial. Hemos podido sacar a la luz un edificio denominado 'Hallen' (o gran salón), de unos 30 metros de largo, situado en el corazón de la comunidad, era el epicentro del poder en Uppåkra”, explica Torbjörn Ahlström (izquierda).

Apoyados en nuevas técnicas

El equipo arqueológico que trabaja en el Hallen es un grupo experimentado constituido por arqueólogos 'ordinarios'; uno de ellos está a cargo de la estratigrafía (el cual documenta las diferentes capas culturales); un osteólogo de animales (que lleva a término el estudio de huesos de la fauna reinante); así como un paleobotánico (que estudia las plantas fosilizadas). Todos ellos trabajan en las excavaciones utilizando las más modernas técnicas arqueológicas.

“La arqueología se encuentra en medio de su tercera revolución científica, lo que nos brinda oportunidades completamente nuevas”, subraya Torbjörn Ahlström.

Vista aérea de la zona donde estaba situado el edifico Hallen (hacia delante del granero rojo a la derecha).

En pocas palabras, el equipo realiza una combinación de varias técnicas diferentes para poder pintar una imagen amplia de la vida en lo que fue este gran centro de poder en los países nórdicos.

“Por ejemplo, llevamos a cabo secuenciación de ADN en combinación con análisis de isótopos de estroncio, oxígeno, carbono y nitrógeno. Esto, de hecho, ha revolucionado la arqueología, y nos proporciona respuestas sobre las relaciones de parentesco, la movilidad, los hábitos y la salud en las culturas antiguas”, dice Sandra Fritz (izquierda), Asistente del Proyecto de Osteología Histórica en la Universidad de Lund.

"Al secuenciar el ADN prehistórico se pueden identificar diferentes hallazgos y compararlos con bases de datos globales. También extraemos todo el ADN disponible de muestras tomadas del suelo cultivado, un método completamente nuevo”, indica Torbjörn Ahlström.

En términos concretos, se introduce un tubo en la tierra y se envía a un laboratorio para que obtenga y analice el posible ADN que se halle en el mismo. Esta técnica se diferencia de otros tipos de análisis de ADN que se basan en restos óseos de animales o de seres humanos, no propiamente del suelo.

Recreación cenital de Hallen y de la Kulthuset.

“Al combinar todo ello con otros métodos como la micromorfología, la arqueogenética, el análisis de isótopos y los estudios radiográficos, nos brinda buenas posibilidades de obtener una imagen bastante detallada de las condiciones prehistóricas que había en Uppåkra”, dice Sandra Fritz.

“Personalmente, espero encontrar la respuesta al hecho de si Uppåkra fue alcanzada por la llamada peste de Justiniano, precursora de la peste negra, la cual tuvo aquí duros efectos en varias oleadas entre 1300 y 1700. Sabemos que Alemania e Inglaterra sufrieron la peste de Justiniano en el siglo VI, pero, por ahora, todavía no ha sido identificada en Escandinavia”, dice Torbjörn Ahlström.

Uppåkra fue encontrada por accidente

Uppåkra fue más o menos descubierta por accidente en 1934, cuando se iban a excavar los cimientos de una pocilga cerca de la iglesia.

“El suelo reveló los primeros signos de la comunidad en Uppåkra. Hasta el momento hemos recuperado unos 28.000 artefactos, así como cerámica, huesos carbonizados y carbón. En resumen, estamos ante un enorme yacimiento prehistórico”, describe Torbjörn Ahlström.

Todo el sitio de Uppåkra es grande, unas 50 hectáreas completas, y las excavaciones requieren mucho tiempo. Por ahora, los hallazgos de los investigadores en Uppåkra incluyen una cervecería, joyas y un recipiente de vidrio que probablemente pudo haber sido fabricado en las costas del Mar Negro.

“¿Cuál era la relación con el Imperio Romano continental? ¿Las gentes de Uppåkra lucharon contra el mismo como tropas auxiliares?", se pregunta Torbjörn Ahlström.

Señala a través del valle y camina a lo largo de una indicación que ubicación una sala sobre la que hallan clavadas cuatro estacas de madera en el suelo para marcar el punto central de Kulthuset (la casa de culto).

“Aquí es donde se llevaban a cabo los rituales religiosos, cerca del centro de poder denominado 'Hallen'”, puntualiza Torbjörn Ahlström.

Al detallar cómo el Hallen pasó por al menos siete fases de construcción diferentes, concluye que la ubicación de este edificio y de la Kulthuset era muy importante para la gente de aquellos tiempos: siempre se han reconstruido ambas en el mismo lugar.

“Esperamos descubrir muchos más hallazgos que puedan decirnos algo sobre el uso del poder en la Edad del Hierro. La historia de lo que pudo suceder realmente en el 'Hallen' de Uppåkra serán indicios de lo que aconteció durante gran parte de ese periodo histórico”, concluye Torbjörn Ahlström.

Fuentes: Lund University | forksning.se | 19 de octubre de 2022