Una investigación arroja nueva luz sobre los hábitos alimenticios en las primeras ciudades de Mesopotamia

Cuencos con borde biselado de Shakhi Kora en Sirwan/Valle del río Upper Diyala . Crédito: Universidad de Glasgow.

Las primeras sociedades estatales urbanas del mundo se desarrollaron en Mesopotamia, el actual Irak, hace unos 5.500 años. Ningún otro tipo de artefacto es más simbólico de este desarrollo que el llamado cuenco con borde biselado (beveled rim bowl, BRB), el primer cuenco de cerámica producido en masa.

La función de los cuencos de borde biselado, y qué alimentos contenían los mismos, ha sido objeto de debate durante más de un siglo.

Un artículo publicado el 18 de noviembre de 2022 en Journal of Archaeological Science: Reports muestra que dichos cuencos BRB contenían una variedad de alimentos, pero especialmente comidas a base de carne, muy probablemente guisos o caldos con sabor a médula ósea.

Se descubrieron compuestos químicos y firmas de isótopos estables de grasas animales en los cuencos del emplazamiento calcolítico tardío de Shakhi Kora, ubicado en el valle superior del río Diyala/Sirwan, en el noreste de Irak.

Mapa que muestra la ubicación de Shakhi Kora.

Un equipo internacional dirigido por la profesora Claudia Glatz (izquierda), de la Universidad de Glasgow, ha estado realizando excavaciones en Shakhi Kora desde 2019 como parte del Proyecto Regional Sirwan.

Los BRB son recipientes cónicos de paredes gruesas producidos en masa que parecen extenderse desde sitios de tierras bajas del sur, como Uruk-Warka, a través del norte de Mesopotamia, hacia las estribaciones de los montes Zagros y más allá. Los BRB se encuentran por miles en yacimientos del periodo Calcolítico tardío, a menudo asociados con estructuras monumentales.

Los BRB estilizados aparecen referenciados en los primeros documentos escritos, en las primeras tablillas cuneiformes, y se interpretan convencionalmente como recipientes utilizados para distribuir cereales, o alimentos con cereales, a trabajadores o personal dependiente del Estado. Los granos de cereales, como el trigo, la escanda y la cebada, que estaban inherentemente sujetos a impuestos y se almacenaban, se han considerado durante mucho tiempo la columna vertebral económica, y principal fuente de riqueza y poder, de las primeras instituciones estatales y sus élites.

Vista aérea (mirando hacia el norte) de Shakhi Kora y las trincheras de excavación Z19 (izquierda) y AA21 (derecha) en primer plano (foto: Proyecto Regional Sirwan).

Sin embargo, el documento titulado "Revelación de guisos invisibles: nuevos resultados de análisis de residuos orgánicos en cuencos con borde biselado del enclave del Calcolítico tardío de Shakhi Kora, en región del Kurdistán, Irak", afirma: "Nuestros resultados analíticos desafían las interpretaciones tradicionales que ven a los BRB como contenedores de cereal y moldes de pan. La presencia de alimentos a base de carne, y potencialmente también lácteos, en vasijas recuperadas en Shakhi Kora, presta apoyo a explicaciones multipropósito y apunta a procesos locales de apropiación del significado y función de estas vasijas".

La Dra. Elsa Perruchini (derecha), del Instituto Nacional del Patrimonio de París y de la Universidad de Glasgow, quien llevó a cabo el análisis quimíco, dice: "Se empleó un enfoque combinado de análisis químico e isotópico mediante GC-MS (Chromatography Gas- Mass) y GC-C-IRMS (Gas Chromatography Combustion Isotope Ratio Mass Spectrometry) para identificar la fuente(s) de los lípidos extraídos en los fragmentos de cerámica, a fin de obtener nuevos conocimientos sobre la función de los recipientes BRB".

La profesora Claudia Glatz, profesora de arqueología en la Universidad de Glasgow y directora de las excavaciones de Shakhi Kora, añade: "Nuestros resultados presentan un avance significativo en el estudio del urbanismo temprano y la aparición de intuiciones estatales. Demuestran que existe una variación local significativa en las formas en que se usaron los BRB en Mesopotamia y qué alimentos se servían en ellos, lo que desafía los modelos excesivamente centrados en el estado de la complejidad social temprana".

Vista aérea (mirando hacia el oeste) de la trinchera escalonada AA21 (foto: Proyecto Regional de Sirwan).

"Nuestros resultados apuntan hacia un gran acuerdo local en la adopción y reinterpretación de la función y el simbolismo social de estos objetos, que en otros lugares se asocian inequívocamente con instituciones estatales y prácticas específicas. Como resultado, se abren nuevas e interesantes vías de investigación sobre el papel de los alimentos y las formas alimentarias en el desarrollo, la negociación y el posible rechazo del Estado inicial a nivel regional y local".

La profesora Jaime Toney (izquierda), especialista en Ciencias Ambientales y Climáticas en la Facultad de Ciencias Geográficas y de la Tierra de la Universidad de Glasgow, concluye: "Hemos estado colaborando estrechamente con Claudia Glatz y su equipo durante varios años para minimizar la contaminación durante la recolección de vasijas BRB en enclaves arqueológicos, y es fascinante comprobar que esto vale la pena al llevar a cabo el análisis de residuos fósiles y el análisis de isótopos estables, los cuales nos indican claramente que alguna vez contuvieron grasas animales".

Fuente: Universidad de Glasgow | 18 de noviembre de 2022

Los neandertales y los primeros humanos modernos utilizaban trucos de cocina para hacer sus comidas más apetecibles

Los alimentos fueron descubiertos en la cueva de Shanidar (en la foto), en Irak, la cual estuvo habitada por los neandertales hace 70.000 años. Foto: composición de Gerson Cardoso / Universidad de Liverpool / Antiquity (2022).

Una investigación de la Universidad de Liverpool ha revelado que nuestros antepasados paleolíticos​​disfrutaban de las comidas vegetarianas y cocinaban recetas sofisticadas y sabrosas que incluían ingredientes similares al pan plano.

El análisis de algunos de los restos de alimentos más antiguos jamás encontrados por un equipo de arqueólogos, dirigido por la Dra. Ceren Kabukcu (izquierda), del Departamento de Arqueología, Clásicas y Egiptología, ha demostrado que los primeros humanos modernos y los neandertales se deleitaron con una dieta compleja y diversa en la que las plantas jugaron un papel importante.

La investigación, publicada en Antiquity, es la primera en mostrar que las técnicas modernas de preparación y procesamiento de alimentos, y el uso de un grupo diverso de semillas de plantas, eran comunes miles de años antes de lo que se sugería anteriormente.

El equipo utilizó un microscopio electrónico de barrido para analizar muestras de restos de alimentos carbonizados en ubicaciones humanas modernas (de hace 40.000 años) y neandertales (de hace 70.000 años) en la cueva de Shanidar en Irak, que son los restos más antiguos descubiertos en el suroeste de Asia.

Los restos de alimentos vegetales de la cueva de Franchthi, Grecia, son los primeros de su tipo descubiertos en Europa (alrededor de 12.000 a 13.000 años) e incluyen elementos similares al pan plano.

Los resultados de estos análisis confirman que el sabor de los alimentos era importante desde hace 70.000 años y que la cocina de los neandertales y de los primeros humanos modernos a menudo incluía plantas con sabores amargos, fuertes y ricos en taninos.

Al estudiar los restos de comida, los arqueólogos descubrieron que las recetas complicadas formaban parte de la dieta paleolítica, lo que desacredita el estereotipo de que los neandertales basaban principalmente su dieta en la carne.

Restos de alimentos vegetales carbonizados ricos en legumbres de la cueva de Shanidar (contexto no. 1812, Paleolítico superior, Baradostiense).

El estudio también identificó que los paleo-chefs usaban una variedad de trucos para hacer que su comida fuera más apetecible. Por ejemplo, las legumbres, el ingrediente más común identificado, tienen un sabor naturalmente amargo debido a los taninos y alcaloides situados en la cubierta de sus semillas. Sin embargo, esta investigación encontró que los cazadores-recolectores del Paleolítico usaban técnicas de preparación complejas, como el remojo y la lixiviación seguidos de machacados o triturados para eliminar gran parte del sabor amargo.

La Dra. Kabukcu dijo: “Este estudio apunta a la complejidad cognitiva y al desarrollo de culturas culinarias en las que los sabores fueron importantes desde una fecha muy temprana. Nuestro trabajo demuestra, de manera concluyente, las complejidades realizadas en la dieta de los primeros cazadores-recolectores, las cuales son similares a las prácticas modernas de preparación de alimentos. Por ejemplo, las nueces silvestres y las hierbas aromáticas a menudo se combinaban con legumbres, como por ejemplo lentejas y mostaza silvestre".

Fragmento de alimento vegetal carbonizado rico en legumbres de la cueva de Franchthi (contexto n.º H1A 167, Paleolítico final, Epigravetiense)

"Estos resultados representan un gran avance sobre los debates anteriores en torno a los hábitos alimenticios de los cazadores-recolectores, sus hazañas culinarias, y si los recolectores paleolíticos eran predominantemente carnívoros o vegetarianos devotos".

Un hogar neandertal encontrado en la cueva de Shanidar. Graeme Barker.

La profesora Eleni Asouti (izquierda), profesora de arqueología en la Universidad de Liverpool y coautora del estudio, dijo: “Tales prácticas culinarias han sido percibidas durante mucho tiempo por arqueólogos y antropólogos como el sello distintivo de las sociedades agrícolas neolíticas y el origen de la cocina tal como la entendemos hoy en día".

“Nuestros descubrimientos muestran que las técnicas de cocina modernas tienen un ancestro mucho más profundo y más antiguo que precede al comienzo de la agricultura por miles de años. Esta investigación abre nuevas fronteras en el estudio científico de la evolución de la dieta humana”.

Fuentes: Universidad de Liverpool | theconversation.com | 23 de noviembre de 2022

La momificación en el antiguo Egipto nunca tuvo la intención de preservar los cuerpos, según revela una próxima exposición

La momia de una mujer llamada Isaious, hija de Demetrios. (Crédito de la imagen: Museo de Manchester).

Durante mucho tiempo se ha creído que los antiguos egipcios realizaban la momificación como una forma de preservar un cuerpo después de la muerte. Sin embargo, una próxima exposición del Museo de Manchester (Inglaterra) indica que ese nunca fue el caso y, en cambio, la elaborada técnica de embalsamar fue en realidad una forma de guiar al difunto hacia la divinidad.

Investigadores del Museo de Manchester de la Universidad de Manchester están llevando a cabo una alerta sobre concepto erróneo común del propósito de la momificación como parte de los preparativos de una exposición llamada "Momias doradas de Egipto", que se inaugurará en febrero del próximo año. Esta nueva comprensión sobre el propósito previsto de la momificación esencialmente cambia mucho de lo que se enseña a los estudiantes al respecto.

"Es un gran giro de 180 grados", dice Campbell Price (izquierda), conservador de las secciones de Egipto y Sudán en el Museo de Manchester.

Entonces, ¿cómo exactamente es que floreció este concepto erróneo durante tanto tiempo? Price argumenta que la idea liderada por Occidente comenzó con investigadores victorianos que determinaron erróneamente que los antiguos egipcios preservaban a sus muertos de manera similar a como se preserva el pescado. ¿Su razonamiento? Ambos procesos contenían un ingrediente similar: la sal.

"La idea era conservar el pescado para comerlo en el futuro", dijo Price. "Los arqueólogos victorianos asumieron que lo que se estaba tratando de hacer con el cuerpo humano era similar al tratamiento que se realizaba para conservar los peces".

Sin embargo, la sustancia salada utilizada por los antiguos egipcios, conocida como natrón, difería de la sal utilizada para conservar la pesca del día. El natrón es una mezcla de carbonato de sodio, bicarbonato de sodio, cloruro de sodio y sulfato de sodio, el cual abundaba en los lechos de los lagos cerca del Nilo y se empleaba como ingrediente clave en la momificación.

"También sabemos que el natrón se usaba en los rituales del templo, y se aplicaba a las estatuas de los dioses", dice Price. "Era utilizado para la limpieza del cuerpo y secarlo".

El ataúd de Tasheriankh, una mujer de 20 años de la ciudad de Akhmim que murió alrededor del año 300 a. (Crédito de la imagen: Museo de Manchester)

Price dijo que otro material comúnmente asociado con las momias era el incienso, que también servía como regalo a los dioses.

"Mira el oro, el incienso y la mirra: están en la historia cristiana de Jesús y fueron los regalos de los tres reyes magos", apunta Price. "En la historia del antiguo Egipto, descubrimos que también eran regalos apropiados para un dios".

Y agregó: "Incluso la palabra para incienso en el antiguo Egipto era senetjer, que literalmente significa 'hacer que sea divino'. Cuando estás quemando incienso en un templo, eso es apropiado, dado que es la casa de un dios y hace que el espacio sea divino. Pero luego, cuando estás empleando resinas de incienso en el cuerpo, estás haciendo que sea divino y se convierta en un ser piadoso. No necesariamente lo estás preservando".

Al igual que los egipcios, los egiptólogos victorianos también creían que los difuntos necesitarían sus cuerpos en el más allá, lo que añadía más credibilidad al malentendido de la momificación.

"No ayudó que hubiera una obsesión biomédica que nació de las ideas victorianas sobre la necesidad de tener un cuerpo completo en el más allá", dijo Price. "Esto incluía la extirpación de los órganos internos. Creo que, en realidad, tiene un significado algo más profundo... y se trata básicamente de convertir el cuerpo en una estatua divina porque la persona muerta se ha transformado".

Los arqueólogos a menudo encuentran momias colocadas en un sarcófago que muestra una semejanza con el difunto.

"En inglés, una máscara es algo que oscurece tu identificación; un retrato, en cambio, revela la identidad", señala Price. “Esos objetos, paneles y máscaras tienen como fin dar una imagen idealizada a la forma divina”.

Como parte de la exposición, el museo exhibirá una serie de máscaras funerarias, retratos de paneles y sarcófagos asociados con entierros del antiguo Egipto que ofrecen más pruebas de las intenciones originales de la momificación.

"Las momias doradas de Egipto" se exhibirá en el Museo de Manchester a partir del 18 de febrero de 2023. El museo también ha publicado un libro con el mismo título escrito por Price para acompañar la próxima exposición.

Fuente: livescience.com | 22 de noviembre de 2022

Un nuevo estudio sobre Ötzi, el 'Hombre de Hielo' cuestiona aspectos importantes sobre la interpretación oficial de su descubrimiento

La momia de Ötzi, el 'Hombre de Hielo', en exhibición en el Museo Arqueológico de Tirol, Bolzano, Italia. (Foto: AFP PHOTO / Andrea Solero/NTB)

"No se necesita una serie de milagros para explicar el caso del descubrimiento de Ötzi", dijo Lars Pilø (izquierda) a sciencenorway.no, el cual es es uno de los principales investigadores detrás del conocido programa arqueológico glacial noruego Secrets of the Ice.“Ötzi fue preservado por procesos naturales regulares”.

El nuevo estudio afirma, por ejemplo, que Ötzi no murió en el barranco donde fue encontrado, que no hubo un enfriamiento climático repentino que condujo a su congelación inmediata y posterior conservación, y que no hubo un glaciar en movimiento sobre Ötzi, sino que su cuerpo se conservó en hielo antiguo estacionario.

“Creo que no hay nada nuevo en este artículo”, responde Andreas Putzer (derecha) a sciencenorway.no. Él pertenece al personal científico del Museo Ötzi, también conocido como el Museo de Arqueología del Tirol del Sur, en Bolzano, Italia. No obstante, encuentra partes de las conclusiones bastante controvertidas.

“Obviamente es controvertido, porque suponen que el 'Hombre de Hielo' murió fuera del barranco donde fue encontrado, y que fueron los procesos de derretimiento del hielo los que llevaron el cuerpo al barranco donde se halló. Nosotros no creemos que haya sucedido de esta manera”, afirma Putzer.

Definitivamente, murió en el barranco

Según las interpretaciones originales del hallazgo, Ötzi murió en el barranco donde fue encontrado. Putzer cree que hay dos factores apoyan firmemente esta teoría:

La forma en que estaban colocados los artefactos sugiere que fue realizado por el 'Hombre de Hielo'. “El arco del 'Hombre de Hielo' estaba en posición vertical, y algunos artefactos estaban colocados intencionadamente sobre una roca, por lo que es bastante increíble que los procesos de derretimiento del hielo los trajeran hasta esa posición”, dice Putzer.

Y hay, además, una piedra en el camino. “Si conoces bien el lugar del hallazgo, verás que la teoría del nuevo estudio es imposible, pues había una roca encima del barranco que habría impedido que el cuerpo cayera al mismo”, afirma Putzer.

El barranco desde el oeste donde se encontró el cuerpo Ötzi (marcado con un punto rojo). Foto: Walter Leitner, utilizada con autorización.

Las montañas noruegas no son los Alpes

En lo que sí está de acuerdo Putzer es en que los artefactos pudieron haber sido dañados por la presión del hielo. “El hielo tiene un impacto en la conservación, en eso estoy de acuerdo”, dice. "Hicieron un buen trabajo sobre el lugar del hallazgo en Noruega, el cual muestra lo que puede suceder con los artefactos afectados por el hielo".

El nuevo estudio también encuentra que Ötzi se hallaba en medio de un parche de hielo antiguo, el cual no se había movido, en lugar de estar protegido por un supuesto glaciar en movimiento como sostiene la versión oficial.

“Sí, podría ser un parche de hielo”, reconoce Putzer. “No soy glaciólogo, es posible que pudiera ser un parche de hielo y no un glacial en movimiento, no puedo afirmarlo o negarlo. Pero eso no cambia la situación del 'Hombre de Hielo'”.

“El único aspecto nuevo en este estudio es la teoría de que los objetos no se encontraban en su posición original, y estamos de acuerdo solo en parte con esto. La momia probablemente no murió exactamente donde la encontraron, sino más cerca de sus objetos. Pero no estaba encima del barranco, y no murió lejos del barranco. Esto es lo que pensamos”, dice Putzer.

Transferir conocimientos sobre sitios con hallazgos en Noruega al sitio donde fue hallado Ötzi es problemático, señala Putzer.

“No es tan fácil transferir la experiencia de un lugar a otro, especialmente si nunca has visto de modo directo el lugar del hallazgo”, sostiene Putzer.

Así se veía el cuerpo de Ötzi cuando cuando una pareja recién casada, Helmut y Erika Simon, lo descubrieron sobresaliendo del hielo durante una caminata en las montañas el 19 de septiembre de 1991. Foto: Helmut Simon y Erika Simon.

Lo sabemos desde los 90

Que el 'Hombre de Hielo' haya estado sumergido en agua tampoco es nuevo, pero la versión de la dirección del Museo del Tirol y el nuevo estudio difieren sobre cuándo esta circunstancia sucedió.

En el nuevo estudio se indica que Ötzi no estuvo cubierto siempre por el hielo durante los primeros 1500 años. Y, además, no se congeló inmediatamente después de su muerte debido a un repentino enfriamiento climático.

“El enfriamiento climático es, quizá, difícil de establecer, pero los animales no se comieron el cadáver de Ötzi y tampoco las moscas depositaron huevos en su cuerpo. Es por eso que suponemos que debió haber sido cubierto tempranamente por la nieve debido a un posible cambio del clima”, subraya Putzer.

Además: "Sabemos desde los años 90 que estuvo acostado sobre agua en un momento dado, por eso perdió todo el cabello y las uñas", detalla Putzer. “Ignoramos exactamente cuándo sucedió esto, pero hay dos períodos cálidos después de la muerte del 'Hombre de Hielo', el primero alrededor del 1500 a.C. y el segundo durante la época romana”, explica.

El cadáver de Ötzi es retirado del lecho de hielo en el que yació más de cinco mil años. La extracción causó algunos daños en el cuerpo, como un desgarro en la cadera izquierda. Foto: Sygma / Cordon Press.

No contengas la respiración por encontrar más momias de hielo

Y por último, Andreas Putzer no cree que haya muchos más Ötzis por ahí perdidos. “Encontramos cuerpos humanos solo si ha habido un accidente, o si alguien murió, como es el caso de Ötzi. De algún modo, las gentes sobrevivían al cruzar los hielos y los glaciares. La mayoría de los humanos han sobrevivido cuando han cruzado los glaciares de los Alpes”, dice. “Así que no creo que encontremos más 'momias de hielo' en el futuro”.

Putzer afirma que cuando se ha producido un nuevo conocimiento al respecto de Ötzi, la dirección del Museo del Tirol ha cambiado su exposición. “He visto que alguien escribió que esta nueva investigación significa que tenemos que cambiar la forma en que se cuenta la historia de Ötzi. No estamos de acuerdo con ello. Estamos bien actualizados, y esta nueva investigación no necesita ser introducida en la exposición sobre Ötzi”, dice. “No obstante, estamos siempre muy abiertos a las opiniones de los colegas y a posibles teorías: tales investigadores deberían contactar con nosotros; tal vez podamos trabajar o hacer algo juntos”.

Arriba plano del lugar en el que hallaron a Ötzi junto a un gorro de piel y sus armas. Abajo sección de perfil del lugar de búsqueda. El barranco recogió agua de deshielo, que tuvo que ser drenada. Foto: The Holocene.

Las nuevas teorías siempre encuentran resistencia

Lars Pilø no está del todo sorprendido por la respuesta del Museo Ötzi a su nuevo estudio sobre el mismo y dice: “Cuando surgen nuevas evidencias y teorías científicas, siempre habrá resistencia. Así que tendremos que esperar y ver cómo se desarrolla el discurso científico al respecto en el futuro, si los puntos de vista acaban, eventalmente, por cambiar”.

Ahora bien, Pilø encuentra extraña la insistencia en que Ötzi murió donde lo encontraron. “Lo que escribimos en el trabajo de investigación es que el hielo se derrite y luego las cosas se mueven. Ötzi podría haber estado justo encima del barranco y el hielo pudo haberse derretido, no hay nada de equivocado en sugerir esto”, dice Pilø. "Pero me desconcierta que insistan en que Ötizi debió morir en el barranco y que los objetos fueron colocados por él, dado que sabemos desde hace tiempo, a través de investigaciones publicadas anteriormente, que esto no podría ser".

Pilø se refiere a una investigación que ha establecido que Ötzi murió durante la primavera o principios del verano, cuando las montañas habrían estado todavía cubiertas de nieve.

“No puedes morir en un barranco si este está lleno de nieve”, dice. “Y tampoco es como cuando encontramos artefactos en sitios glaciares, alguien los colocó exactamente allí. Los objetos siempre han sido movidos por las fuerzas de la naturaleza, de una forma u otra”.

No fue hasta un año después del hallazgo, en 1992, que fue posible excavar adecuadamente el sitio donde se encontró a Ötzi. Foto: © Amt für Archäologie, Autonome Provinz Bozen.

Los procesos naturales son los mismos en todos los sitios

Pilø tampoco está de acuerdo con que sea problemático comparar lugares donde se han producido hallazgos similares. “Nos referimos a otros sitios de paso en los Alpes, y uno de los sitios a los que nos referimos en Noruega, Lendbreen, también es un paso de montaña, como Tisenjoch, donde se encontró Ötzi”, dice. “La mayoría de los procesos naturales en los sitios arqueológicos con glaciares son siempre los mismos en todos ellos, regiones y continentes. El lugar donde se encontró Ötzi está muy bien documentado y publicado, por lo que es muy posible tener una opinión informada sin haber estado presencialmente en el mismo”.

Que Ötzi podría haber estado expuesto al haberse derretido el hielo en una fecha posterior también se menciona en el artículo, dice Pilø.

“Incluso Konrad Spindler -investigador del 'Hombre de Hielo'- mencionó este hecho en un artículo publicado póstumamente en 2009. Lo nuevo es que combinamos las fechas de radiocarbono del fondo del barranco con la estratigrafía del mismo para mostrar cuándo debió haber estado descubierto de hielo".

“También es interesante que el Museo del Tirol esté de acuerdo en que el daño a los objetos pudo provenir de la presión del hielo, es este un punto que no se ha discutido mucho en otros lugares”, señala Pilø.

Por otra parte, a Pilø le resulta extraño que Putzer no esté más interesado en el tipo de hielo en el que se congeló Ötzi. “La naturaleza del hielo en el lugar del hallazgo es de gran importancia para comprender los procesos naturales que pueden afectar al mismo, por lo que, con todo respeto, no estoy de acuerdo con que ello no cambia la situación del 'Hombre de Hielo'”.

Esta reconstrucción de Ötzi se realizó para el Museo de Arqueología del Tirol del Sur en Italia en 2011. Ötzi tenía alrededor de 45 años cuando murió. Pesaba 50 kilos y medía unos 160 cm de altura. Foto: © Museo de Arqueología del Tirol del Sur/Ochsenreiter.

El tiempo dirá

Los comentarios hasta ahora sobre el nuevo trabajo de investigación han sido en su mayoría positivos, dice Pilø. Algunos científicos han señalado que sus resultados deben hacer cambiar la interpretación realizada hasta ahora sobre Ötzi.

“Parece que el Museo del Tirol se apega principalmente a la vieja historia, y eso está bien. Sin embargo, el tiempo dirá cómo se desarrolla el conocimiento sobre Ötzi”, dice Pilø.

Y sostiene que existe la posibilidad de que se descubran nuevas momias en el futuro. “Ya se encontró un hueso humano en un paso de montaña cercano de donde se halló el cuerpo de Ötzi, así que no es que no haya muerto gente en los pasos de montaña”, soncluye. “Ötzi es, por supuesto, un hallazgo raro y único. Nuestro objetivo es demostrar que su descubrimiento no fue el resultado de circunstancias extraordinarias”.

Fuentes: sciencenorway.no | historianationalgeographic.com.es | 11 de noviembre de 2022

La última ofrenda hallada en el Templo Mayor: aves de oro sobre cuchillos de pedernal, serpientes y espinas de maguey

Arqueólogos hallan dos gavilanes vestidos con ornamentos de turquesa y oro, vinculados con Huitzilopochtli, dios de la guerra. ANTONIO MARÍN CALVO/ PROYECTO TEMPLO MAYOR

Una pareja de gavilanes ataviados con ricos ornamentos de oro, turquesa, concha y piedra verde, justo como Huitzilopochtli —señor de la guerra y dios del Sol, representado muchas veces como un guerrero águila—, fueron depositados sobre una cama de cuchillos de pedernal, varas de madera, serpientes y espinas de maguey presumiblemente ensangrentadas. Es la última ofrenda encontrada en el Templo Mayor de la vieja Tenochtitlan, la 179, cuya excavación concluyó hace apenas unos meses. Un espectáculo alucinante para los ojos entrenados de los arqueólogos.

Las patas de las aves están rodeadas de ajorcas de cascabeles de oro; en la cadera, los arqueólogos del Proyecto Templo Mayor Leonardo López Luján, director de la exploración del templo sagrado de los aztecas bajo el suelo de la Ciudad de México; Alejandra Aguirre Molina, doctora en estudios mesoamericanos y Antonio Marín, pasante de arqueología — hallaron láminas trapezoidales hechas de oro; a la altura del pecho les cuelga un delicado collar de cuentas rosáceas de conchas y de rocas metamórficas verdes. También tienen un pectoral anular de oro que las califica como deidades guerreras. Ambos gavilanes fueron objeto de una prolongada y compleja intervención en la que se les colocaron aditamentos confeccionados con las más ricas materias primas de la época y cuya elaboración requirió de una gran destreza técnica de los sacerdotes mexicas.

En sus alas, los sacerdotes del viejo imperio colocaron dos brazaletes del metal precioso, además de una rodela con una bandera en el individuo colocado en el sur y un cetro para el ave colocada al norte; las cabezas de los gavilanes fueron decoradas con ojos de concha y piedra verde, así como con insignias propias de Huitzilopochtli. El ave meridional tenía sobre la frente el emblema del cotinga azulejo (especie nativa de Mesoamérica) hecho de turquesa, mientras que la septentrional — desprovista de cráneo — ostentaba una diminuta águila, una cuenta de piedra verde y un esbelto pico de colibrí hecho de oro. La orientación de las aves no es una simple coincidencia. Cada espina de maguey, cada trozo de madera, cada lámina de oro tiene un significado religioso profundo para los habitantes de la capital del imperio azteca. El Templo Mayor celebraba a las dos máximas divinidades del Estado mexica: por un lado, a Huitzilopochtli, vinculado con la temporada de secas, el solsticio de invierno, la vida, y el cielo; y a Tláloc, asociado a la lluvia, el solsticio de verano, la muerte, la tierra y la noche. “Es como el yin y el yang. Eso explica por qué la pirámide es doble. Todo lo que hemos excavado en esta zona está en el ámbito masculino y de la guerra”, explica Leonardo López Luján señalando las ofrendas mexicas descubiertas en los últimos años.

Gavilanes de la Ofrenda 179 del Templo Mayor. ANTONIO MARÍN CALVO

Según el Códice Aubin, un relato en lengua náhuatl del siglo XVI, después de la prodigiosa aparición del águila sobre el nopal que señaló ante los mexicas el sitio de la fundación de Mexico-Tenochtitlan, un sacerdote llamado Axolohua fue sumergido en la laguna. Al día siguiente Axolohua volvió a aparecer y contó lo siguiente: “Fuí a ver a Tláloc, porque me llamó, y dijo: Ha llegado mi hijo Huitzilopochtli, pues aquí será su casa. Pues él la dedicará dado que aquí viviremos unidos sobre la tierra”. De esta manera Tláloc, una de las deidades más antiguas de Mesoamérica, recibió a su hijo Huitzilopochtli, dios joven de los mexicas recién llegados, y anunció que ambos compartirían el dominio sobre la nueva capital. Tláloc actúa como una deidad que otorga “el valor, el mando”, es decir, el poder. Por lo anterior, el Templo Mayor de Tenochtitlan estaría compuesto por una gran pirámide doble, con dos capillas en su cúspide: una del lado sur, dedicada a Huitzilopochtli, y otra del lado norte, dedicada a Tláloc. Este patrón binario no estaba perfectamente balanceado. Existía una clara preeminencia de Huitzilopochtli, también conocido como colibrí zurdo, sobre Tláloc, el dios del agua y de la fecundación de la tierra, que residía en las más altas montañas donde se forman las nubes.

Los arqueólogos del Proyecto Templo Mayor trabajan desde el 2007 en las ofrendas. MÓNICA GONZÁLEZ ISLAS

Las ofrendas — y algunas otras de gran importancia como la de un lobo de ocho meses enterrado con piezas de oro o la de una hembra jaguar vestida de guerrera con un atlatl de madera en una de sus garras— se localizan en el centro geométrico de la gigante plataforma circular de 16 metros de diámetro y más de dos metros de altura conocida como Cuauhxicalco. El edificio circular está decorado con una serie de cabezas de serpientes empotradas y pertenece a la época del gobierno de Moctezuma I (1440-1469 d.C.). “Era como un templete, una plataforma, en la que el sacerdote podía ver a todos los fieles”, explica López Luján y se aventura a imaginar la escena completa. “Una multitud se congregaba alrededor de las autoridades religiosas para ver la ceremonia. Huele a copal. Por un oído, escuchas a las personas hablar náhuatl, una invocación a Huitzilopochtli; por la otra oreja, escuchas la música ritual de los tambores. Estás viendo cómo están sacrificando esos animales, cómo diseñan las joyas a la medida de los animales: a las aves, al jaguar, al puma o al lobo mexicano, todos superpredadores. Puedes ver cómo los visten con materiales preciosos: el oro, la jadeída, la concha y la turquesa y cómo los entierran. Estos rituales solo pueden ser obra de un imperio”, sentencia.

Los arqueólogos Antonio Marín Calvo, Alejandra Aguirre Molina y Leonardo López Luján durante los trabajos en el Templo MayorMÓNICA GONZÁLEZ ISLAS.

En esta estructura se realizaban diversas ceremonias, la que nos interesa es la fiesta de panquetzaliztli en honor de Huitzilopochtli. Así lo relata Bernardino de Sahagún: “… en llegando abajo alzaba los papeles, como ofreciéndolos hacia las cuatro partes del mundo, luego los ponía en un pilón que se llama quauhxicalco. Después descendía [del Templo Mayor del lado de Huitzilopochtli] otro sátrapa que traía un hachón de teas muy largo, que llaman xiuhcóatl; tenía la cabeza y la cola como culebra, y ponían en la boca unas plumas coloradas que parecía que le salía fuego por la boca …”. El ritual terminaba con la quema de los papeles y la serpiente hecha del mismo material que representaba al arma utilizada por Huitzilopochtli en su combate en el Coatépec. Después de todo esto se procedía al sacrificio de cautivos y esclavos en lo alto del templo. Las fuentes históricas sugieren el Cuauhxicalco como lugar de enterramientos de varios tlatoanis mexicas, como Axayácatl, Tízoc y Ahuítzotl, predecesores de Moctezuma Xocoyotzin. Los cronistas del siglo XVI cuentan que los restos de varios gobernantes, incinerados al morir, fueron depositados a los pies del Templo Mayor, junto a ofrendas de enorme valor, como esta última.

Los objetos y animales que adornan las ofrendas no eran fáciles de conseguir y debían ser necesariamente codiciados y especiales. Los antiguos viajaron a pie cientos de kilómetros — entre 300 y 400 — desde las costas en las que se encontraban algunos de los animales marinos encontrados en el Templo Mayor, hasta el altiplano para poder ser utilizados en los rituales de los sacerdotes, en una época donde el imperio mexica estaba casi en su máximo apogeo. “Además de las aves, tenemos elementos marinos que vienen tanto de la costa del Pacífico como del Atlántico. Transportar todos estos animales, posiblemente muchos de ellos vivos, y después traerlos aquí, a la Ciudad de México, alimentarlos, cuidarlos y prepararlos para las ceremonias debió ser una tarea titánica”, explica el arqueólogo Antonio Marín. En el caso particular de Tenochtitlan, el oro recuperado es notoriamente escaso; el peso total de los artefactos de oro descubiertos en la zona asciende a poco más de 500 gramos, cifra minúscula en comparación con lo descubierto en contextos arqueológicos de Centro y Sudamérica. Estos números resultan insignificantes en comparación con las decenas de miles de artefactos de piedras verdes, copal, obsidiana, pedernal y cobre, que se han encontrado en el Templo Mayor y sus alrededores.

A diferencia de lo que pasaba con Leopoldo Batres (Ciudad de México, 1852) — pionero de la arqueología moderna en México y célebre por sus excavaciones durante el porfiriato —, quien sacaba, limpiaba, fotografiaba y analizaba en apenas una hora sus hallazgos; ahora, las ofrendas, una vez descubiertas, toman meses, incluso años en ser desenterradas, y luego analizadas con tecnología de última generación y bajo estrictos protocolos internacionales. Pincelada a pincelada, los nuevos arqueólogos van descubriendo, lentamente entre la tierra, espinas de maguey, huesos, flores, oro y madera… fragmentos de historia a la espera de los líderes mexicas.

Maqueta en el Museo del Templo Mayor muestra las siete capas de construcciones de las pirámides del imperio mexica. © SPUTNIK / ELIANA GILET.

¿Vieron los mexicas al águila parada sobre el nopal? El mito y la realidad se entretejen. La gramática mitológica de los tiempos en la cosmogonía azteca conjuga pasado, presente y futuro. Aztlán representa el origen y el comienzo de un recorrido iniciático que conducirá a los migrantes aztecas (luego mexicas) a Tenochtitlan, lugar de su asentamiento definitivo. El fin que justifica el medio: la Peregrinación, consistiría en seguir al Sol, representado por Huitzilopochtli, hasta el lugar de predilección que el dios había escogido para su asentamiento definitivo: México-Tenochtitlan. El ave representa al Sol, pues al igual que el astro, es el ave que vuela más alto. El hecho de estar parada sobre el tunal se vincula con el corazón de Cópil, sobrino de Huitzilopochtli, que es vencido por éste y su corazón arrojado en medio del lago, de donde nacerá el nopal, por lo que tiene estrecha relación con la guerra, el sacrificio y el triunfo de la divinidad mitológica. La imagen prevaleció a lo largo del tiempo para convertirse, finalmente, en el símbolo de una nación.

Fuente: elpais.com | 21 de noviembre de 2022