Así lucía el rostro de Tutankamón, según la recreación más precisa realizada hasta la fecha

Foto: Última versión de la reconstrucción del rostro de Tutankamón. Crédito: Christian Corbet a través de Pen News).

El renombrado investigador occidental Andrew Nelson estudia bioarqueología, en parte, porque le permite comprender cómo vivía la gente hace miles de años. Y, aunque ha viajado por el mundo investigando momias antiguas, su última aventura con el faraón Tutankamón es inolvidable.

“La mejor manera de saber sobre la gente del pasado es estudiar momias, esqueletos y artefactos funerarios. Trabajar en una momia nos dice cómo era un individuo como persona”, dice Nelson, catedrático y profesor de antropología.

Con motivo del centenario de la apertura de la tumba del rey Tutankamón por parte de Howard Carter, la emisora ​​pública estadounidense PBS emitió un documental de dos partes titulado Tutankamón: aliados y enemigos, y Nelson ha sido un actor destacado en el mismo.

La investigación bioarqueológica de Andrew Nelson se centra en el estudio de restos humanos de culturas antiguas. (Foto por Darryl Lahteenmaa).

“He trabajado con muchas momias en Perú, Egipto y otros lugares, y cada una es especial. Cada momia era una persona que merece nuestro respeto, y eso es importante, como igualmente importante es contar sus historias, pero solo hay un faraón Tutankamón”, reseña Nelson.

A pedido de la productora, siguiendo una recomendación de Sahar Saleem (izquierda), profesora de radiología en la Facultad de Medicina Kasr AlAiny de la Universidad de El Cairo, Nelson recibió el encargo de participar en una nueva reconstrucción facial del Rey Tutankamón. El proceso involucró el uso de tomografías computarizadas (TC) y el software de bioimágenes 3D Dragonfly para crear un modelo virtual del cráneo del faraón.

“Tengo muchos escaneos de otras momias egipcias, pero es realmente difícil obtener el escaneo de un faraón, por lo que trabajar con la momia de Tutankamón ha sido la mejor experiencia de todas”, dijo Nelson, miembro del Instituto de Huesos y Articulaciones de la Universidad de Western, Ontario. “Fue solo a través de la participación de Sahar Saleem que pudimos obtener el permiso de las autoridades egipcias para poder examinar todos los datos”.

Antes de que se completara la momificación de Tutankamón en 1323 a. C., se vertió resina en su cavidad craneal vacía (el espacio en el cráneo que contiene el cerebro), y sus mejillas se cubrieron con tiras de lino recubiertas de resina. Esta técnica se usó para dar forma a su rostro después de que se secó durante el proceso de momificación, pero provocó que la disección virtual realizada por Nelson fuera extremadamente difícil.

Una captura de pantalla de las tomografías computarizadas (TC) y el software de bioimágenes 3D utilizado para crear un modelo virtual del cráneo del faraón Tutankamón.

“Pusieron compresas debajo de las mejillas y en la boca para tratar de mantener la forma de la cara. Pero, aún así, no era su cara original. No había tejido muscular, por lo que es una especie de versión reducida de su rostro real”, señala Nelson. “Nuestro trabajo consistió en tratar de conservar la cara y esencialmente reanimarla”.

Una vez que se completó la reconstrucción digital del cráneo, Nelson trabajó con la empresa Objex Unlimited, de Toronto, para producir una impresión tridimensional del cráneo. Luego se asoció con el artista de Sackville, New Brunswick, Canadá, Christian Corbet (derecha), quien primero hizo una representación forense del busto de Tutankamón sin orejas ni expresión, y siguió con su versión artística final, inspirada en la egiptología y el arte egipcio, todo lo cual aparece en el documental.

“Trabajamos a partir del modelo 3D del cráneo, y luego agregamos capas de músculo hasta lograr reconstruir el rostro”, relata Nelson. “La anatomía de su cráneo sirvió de guía para la reconstrucción facial, así que creo que tiene una apariencia mucho más realista que cualquiera de las que hemos visto en el pasado”.

Originalmente, el modelo 3D se creó con los ojos cerrados, sin orejas y sin expresión. Sin embargo, el escultor Christian Corbet decidió ser "más creativo”. Una vez completada la reconstrucción de Tutankamón "se le puso ojos abiertos, la corona de guerra, y se dejó una ligera apertura de labios", dice Corbet. “De alguna manera mágica, me recordó que era un faraón y di mi aprobación al trabajo terminado. Como artista, simplemente sabes cuándo algo está bien”.


El toque final, que no ha sido parte de las reconstrucciones faciales anteriores de Tutankamón, fue la inclusión de un khepresh sobre su cabeza.

La reconstrucción facial final del Rey Tut, completa con un 'khepresh' sobre su cabeza. Soura Films/Christian Corbet via Pen News.

“El 'khepresh', que es la corona de batalla de los faraones, ciertamente realza la reconstrucción”, subraya Nelson. "Hay muchas ilustraciones y representaciones en el arte egipcio con Tutankamón usando esta corona, con la serpiente en la frente, y por eso optamos por ponerla".

En el documental, la arqueóloga egipcia Yasmin El Shazly y el fotógrafo Mahmoud Rashad (izquierda) inspeccionan las inconsistencias históricas sobre Tutankamón y exploran los misterios de su vida y su entierro.

“El objetivo de la producción era contar la historia del faraón Tutankamón como persona, cómo era cuando fue faraón-niño”, concluye Nelson. “Los presentadores visitaron lugares antiguos al tiempo que exploraron quiénes era sus amigos y enemigos. Como parte de esta exploración querían mirarlo a la cara, y creo que Sahar Saalem, Christian Corbet y yo hemos dado en el clavo. Ahora podemos ver el rostro de Tutankamón y darle vida en ese aspecto”.

Fuente: newswesternnu.ca | revistaoeste.com | 24 de noviembre de 2022

La mandíbula de Banyoles podría ser del primer 'Homo sapiens' en Europa

Foto: Reproducción de la mandíbula de Banyoles/Bañolas, Gerona. Museo Arqueológico de Banyoles.

Descubierta en una cantera en 1887, la mandíbula de Banyoles (Bañolas), Gerona, es uno de los fósiles más sorprendentes y que más polémicas científicas ha generado durante el último siglo y medio. Las nuevas técnicas han permitido ahora realizar un completo análisis y han arrojado una conclusión que habría resultado increíble a muchos de quienes lo estudiaron en el pasado, que pensaban hallarse ante un neandertal.

El nuevo estudio, con destacada participación española, ha revelado que la morfología general de la mandíbula de Bañolas corresponde a un humano moderno, es decir, a un Homo sapiens como nosotros, aunque con algunas características arcaicas que habrían despistado a los expertos. De confirmarse el hallazgo, estaríamos ante los restos de nuestra especie más antiguos encontrados en Europa.

El estudio acaba de publicarse en la revista Journal of Human Evolution. Entre sus autores figuran Juan Luis Arsuaga, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, y Julià Maroto, investigador del Laboratorio de Arqueología, Historia Antigua y Prehistoria de la Universidad de Gerona.

Ver vídeo en este enlace.

La mandíbula de Banyoles está datada entre los 40.000 y los 65.000 años de antigüedad. Tradicionalmente, ha sido considerada como neandertal, que era la especie que dominaba el continente europeo en ese tiempo. De hecho, comparte algún rasgo neandertal, como es la ausencia de mentón. Sin embargo, la nueva investigación apunta a otro resultado: no era un neandertal, sino un Homo sapiens arcaico, que no tenía barbilla.

"Es muy sorprendente", comenta Arsuaga a este diario. "Europa era donde vivían los neandertales, y se suponía que no había nadie más hasta que llegó el 'Homo sapiens' hace 40.000 años y reemplazó a los neandertales. No había 'Homo sapiens' en Europa hace más de 40.000 años, y aquí nos encontramos ante una mandíbula que se conoce desde el siglo XIX, pero que no estaba clara cuál era su adscripción".

"Por cronología -continúa Arsuaga- se suponía que era neandertal, y nosotros llevamos tiempo defendiendo que es un 'Homo sapiens'. Ahora hemos realizado un estudio cuantitativo, utilizando TAC y otras técnicas, y se ha confirmado lo que nosotros pensábamos: que es un 'Homo sapiens' y que sería el más antiguo en Europa. Eso hace que se adelante la llegada del 'Homo sapiens" al continente europeo. Es anterior a lo que se pensaba, si estamos en lo cierto".

Hasta ahora, el fósil de Homo sapiens considerado como el más antiguo de Europa era Pestera cu Oase 1 (la Cueva de los Huesos) en Rumanía, con una antigüedad de 40.500 años atrás. El principal escollo que había confundido a los investigadores sobre la mandíbula de Banyoles era la ausencia de mentón. "Los neandertales no tienen mentón, por eso se ha defendido a menudo la hipótesis de que la mandíbula fuera neandertal", apunta Maroto (izquierda), "Sin embargo, la morfología general de la mandíbula, dejando aparte el problema del mentón, se acerca mucho más a las mandíbulas del 'Homo sapiens' que no a las mandíbulas del neandertal", añade.

Hasta hace relativamente poco se creía que los primeros humanos modernos habían llegado al continente europeo hace entre 43.000 y 45.000 años. Pero ahora se cree que los primeros asentamientos de Homo sapiens podrían tener entre 46.800 y 51.700 años de historia. O incluso antes, si la mandíbula de Banyoles fuese tuviera más de 52.000 años. Por tanto, la sucesión de los hechos podría cambiar: la llegada de los Homo sapiens no significó la desaparición de los neandertales poco tiempo después y las dos especies podrían convivido durante siglos.

Comparación de la mandíbula de Banyoles con las de un Homo sapiens y un neandertal. Museo de la Evolución Humana.

"Había descripciones magníficas de la mandíbula, pero ahora la informática, la realidad virtual y los métodos actuales, como la morfometría geométrica, permiten cuantificar las comparaciones. Aunque teníamos muchos elementos, muchos caracteres que íbamos comparando, ahora poseemos una metodología que nos permite comparar matemáticamente y en conjunto, y es lo que nos ha permitido avanzar", aclara Maroto.

El nuevo estudio apunta, por tanto, a "la posibilidad de que algunos de estos primeros humanos modernos europeos no tuvieran mentón, que es muy característico de las mandíbulas de los humanos modernos. Pero esta mandíbula carece de mentón. Esto siempre ha sido un freno, un problema para que se pudiera clasificar como un humano moderno", desgrana Maroto. "Ahora se abre la posibilidad de que algunos de estos humanos modernos antiguos no tuvieran dicho mentón".

La mandíbula de Banyoles: A) anterior, B) posterior, C) superior, D) lateral derecha y E) lateral izquierda. Figura de Grün et al. (2006).

Un Homo sapiens que vivía entre neandertales

Tal y como comenta Arsuaga, "la mandíbula pertenece a un ejemplar distinto a los que suelen encontrarse para ese periodo en Europa. Hablaríamos, entonces, de un humano anatómicamente moderno que vivía entre neandertales".

Pese a la ausencia de mentón y al hecho de haber vivido, probablemente, hace unos 45.000 años en la actual Gerona, Arsuaga lo tiene claro: "Es un 'Homo sapiens' como tú y como yo". El resultado podría confirmarse realizando estudios de ADN o de proteínas con el fósil de Banyoles, el cual entraría así en una nueva etapa de la larga historia de su estudio, que se remonta siglo XIX.

"Forma parte del enigma Banyoles", considera Arsuaga. "Este es un fósil enigmático desde siempre, porque no tiene características neandertales, pero le falta mentón. Eso ha confundido mucho". Para este experto, la realidad es que "no se puede excluir que tenga algún antepasado neandertal, pero no es un híbrido, es un 'Homo sapiens' que puede haber tenido algún antepasado neandertal y eso explicaría la ausencia de barbilla".

La nueva investigación, en la que también han participado el Museo de Historia Natural de Nueva York y la Universidad de Alcalá, concluye que "Banyoles remarca las continuas muestras de diversidad en el registro fósil humano".

El farmacéutico Esteve Alsius, junto a la mandíbula encontrada por su bisabuelo en una pedrera de la zona. Pere Duran / Nord Media.

La mandíbula de Banyoles en una caja fuerte

La mandíbula de Banyoles lleva más de un siglo perteneciente a la familia Alsius. "La encontró un cantero en 1887 y en ese momento, en el que no había ni ley de patrimonio ni de museos, la enseñó al farmacéutico del pueblo, que era quien tenía más conocimientos sobre prehistoria", explica Lluís Figueras, director del Museo Arqueológico de Banyoles. Desde hace generaciones la tiene la familia Alsius, en su farmacia, a unos 200 metros del museo.

"Mi tatarabuelo [Pere Alsius] era una persona muy culta que tenía conocimientos de prehistoria y había avisado a quienes trabajaban en la cantera de que le alertaran si encontraban restos humanos o arqueológicos", dice Esteve Alsius. De hecho, el primer estudio sobre la mandíbula lo realizó precisamente Pere Alsius. "Cuando le dijeron que habían encontrado una mandíbula, fue él quien la aisló y la limpió por fuera y la envió a Barcelona para que la vaciaran por dentro. La hemos custodiado durante todos estos años, sobre todo para evitar que en épocas convulsas se lo llevaran fuera de Banyoles, pero ahora estamos trabajando para donarla al Museo Arqueológico de Banyoles, que se está reformando y ampliando", añade.

La mandíbula la guardan en una caja fuerte y la sacan si alguien quiere verla. Sobre todo, la farmacia recibe muchas visitas escolares. En el museo se puede ver una reproducción.

Fuentes: elespanol.com | ara.cat | lavanguardia.com | 7 de diciembre de 2022

Tutankamón y la historia por reconstruir su rostro: un misterio que cumple un siglo

El 4 de noviembre de 1922, Howard Carter logró entrar a la tumba de Tutankamón. «Veo cosas maravillosas», contestó el explorador británico, cuando un periodista le preguntó qué tenía ante sus ojos. Entre los tesoros que se develaron ese día, no sólo estaban las pertenencias del faraón más joven de Egipto: también yacía su momia.

El 4 de noviembre de 2022, se cumplió un siglo de este hallazgo icónico. A raíz de esto, cientos de descubrimientos en torno a la vida de Tutankamón han abonado la comprensión que se tiene hoy sobre la dinastía XVIII, la cual gobernó entre 1334 y 1325 a. C. Después de décadas de investigación y recopilación de datos, un equipo de arqueólogos egipcios está realizando la reconstrucción del rostro de Tutankamón. Esto es lo que sabemos al respecto.

Esta foto muestra el traslado de la momia de Tutankamón durante los trabajos de conservación. La momia del rey Tutankamón ha sido «significativamente alterada» respecto a cómo se veía durante su vida, por lo que es difícil hacer una reconstrucción precisa del mismo. | Crédito: Ben Curtis / AFP vía Getty Images.

El faraón de las facciones perdidas

Tutankamón ascendió al trono cuando tenía apenas 9 años. Una década más tarde dejaría el trono, por razones que hoy se le escapan a la ciencia. Algunos arqueólogos aseguran que su fallecimiento estuvo relacionado con una lesión después de una jornada de caza. Otros atribuyen su muerte a una malformación congénita, producto del incesto entre sus padres —que, por cierto, eran hermano y hermana (su padre era el faraón Akenatón, que se cree que está enterrado en la tumba KV55, mientras que su madre -hermana de este-, fue identificada como tal por una prueba de ADN realizada a una momia desconocida llamada La Dama Joven, la cual fue encontrada en la tumba KV35).

Por ello, se le conoce como el ‘faraón niño’. Tras su fallecimiento, fue enterrado con todos los honores en el Valle de los Reyes: la necrópolis dedicada a la realeza egipcia, donde también yacían sus padres y demás miembros de la élite en el poder. No cualquiera podía acceder a este espacio como lugar de descanso eterno.

Aún a pesar de la atención intensa que los arqueólogos egipcios le han dedicado a su vida, el rostro de Tutankamón permanecía como un misterio. Si bien es cierto que su máscara mortuoria llegó a nuestros días, sus facciones se perdieron entre 3.300 años de historia. Hasta ahora.

Las imágenes médicas de Tutankamón se muestran sobre una réplica del cráneo del rey Tutankamón durante la inauguración de la exposición "Tutankamón y la edad de oro de los faraones". | Crédito: Ethan Miller / Getty Images.

¿Cómo era el rostro de Tutankamón, el rey niño?

Durante años, investigadores alrededor del mundo intentaron reconstruir las facciones de Tutankamón a partir de otros datos biológicos que sí sobrevivieron al paso del tiempo. Por ejemplo, en 2010, JAMA publicó un estudio en el que se establecía que el faraón medía 1.67 metros.

De la misma manera, hace 20 años se descubrió que probablemente padeció malaria al morir, así como la enfermedad de Köhler, que pueden causar que los pies se hinchen y dificulten el caminar. También experimentó necrosis (la muerte del tejido corporal) de un hueso roto en su pie izquierdo, algo que pudo haber contribuido a su muerte. Por ello, también, tiene sentido que haya usado un bastón para caminar, a pesar de que ni siquiera había alcanzado la veintena.

"Tutankamón parecía una persona que sufría físicamente", dijo Zahi Hawass, exministro de antigüedades egipcias y coautor del artículo de JAMA, a Live Science en un correo electrónico.

El egiptólogo Zahi Hawass dirigió en 2005 la operación de sacar la momia de Tutankamón de su tumba para realizarle un estudio completo. Foto: AP

A pesar de estos problemas de salud, Tutankamón seguía activo, dice Hawass. "Le gustaba cazar animales salvajes y construyó un palacio cerca de la Esfinge para cazar. A pesar de cualquier problema físico, estuvo lo suficientemente activo como para tener un accidente y lesionarse la pierna dos días antes de morir".

Hutan Ashrafian (izquierda), profesor clínico de cirugía en el Imperial College de Londres, dijo que Tutankamón habría caminado cojeando, tenía un cráneo un poco más largo de lo normal, con los senos algo agrandados (debido a una afección llamada ginecomastia, causada por desequilibrios hormonales), tenía dientes de conejo y era más bien delgado. "Tenía un físico relativamente frágil", afirma Ashrafian, que ha estudiado a Tutankamón y su momia, a Live Science en una entrevista.

En 2012, Ashrafian publicó un artículo en la revista Epilepsy & Behavior en el que sugería que Tutankamón y sus antepasados ​​padecían epilepsia familiar, lo que podría haberle causado convulsiones. Ashrafian dijo que algunos de los problemas de salud de Tutankamón pueden estar relacionados con problemas genéticos de la endogamia, ya que los faraones egipcios de la dinastía XVIII a menudo se casaban con parientes.

Reconstrucción virtual del rostro y cuerpo de Tutankamón.

Una tarea ‘notoriamente difícil’

Aún con todo esto, el rostro de Tutankamón permanecía velado a los ojos de los historiadores y arqueólogos. De acuerdo con Zahí Hawass, las reconstrucciones virtuales que se han hecho sobre su rostro son poco precisas.

«Una reconstrucción perfecta todavía tiene incertidumbres», explica el especialista Dr. Frank Rühli (derecha), de la Universidad de Zurich. Las arrugas, el color de ojos, el tono de piel y el cabello no se pueden recuperar. Y lo que es más: como el cuerpo sobrellevó un proceso de momificación, el 53% del tejido corporal se encoge, reduciendo las posibilidades de que podamos conocer sus facciones originales.

Hawass considera un último impedimento: la momia de Tutankamón también está «significativamente alterada» con respecto a su aspecto en vida; por ejemplo, en la antigüedad la momia se incendió debido a los aceites de embalsamamiento que tenía, lo que hace que sea "notoriamente difícil tratar de reconstruir cómo era el faraón", dijo Rühli. Por ello, algunos arqueólogos -así como Hawass- consideran «notoriamente difícil», como de igual modo de cualquier faraón o cualquier individuo que haya sido momificado.

Máscara de la momia de Tutankamón.

¿Alguna vez veremos el rostro de Tutankamón?

Sin embargo, algunos arqueólogos no son tan escépticos a las reconstrucciones digitales. Por el contrario, piensan que pueden basarse en las representaciones originales del faraón que realizaron los antiguos egipcios hace 3.300 años. Finalmente, siguiendo la tradición funeraria que imperaba en aquel entonces, la máscara con la que se cubrió la momia tenía que ser una representación fidedigna de la persona.

Salima Ikram (izquierda), profesora de egiptología en la Universidad Americana de El Cairo, opina lo mismo al respecto: «Creo que se veía tal como estaba representado, excepto que tenía más sobremordida», explica en un correo electrónico a Live Science.

La sobremordida aparece en los escáneres médicos de Tutankamón y podría haberla heredado de su familia, señala Ikram. Por ello, las estatuillas y demás figuras realizadas en la antigüedad podrían ser una aproximación bastante cercana a cómo se veía Tutankamón en vida, dice Ashrafian. "La gente no siempre da suficiente crédito a las fuentes antiguas".

Fuentes: ngenespanol.com | livescience.com | 4 de noviembre de 2022

Una misión arqueológica egipcia descubre en el Fayum un edificio funerarios romano y espléndidos retratos en sarcófagos de momias

Una misión arqueológica egipcia ha descubierto un enorme edificio funerario de las épocas ptolemaica y romana, así como nuevos modelos de retratos de momias y una estatua "rara" en la provincia de Al Fayum, al sur de El Cairo, informó este jueves el Ministerio de Antigüedades de Egipto en un comunicado.

"El edificio descubierto es una enorme construcción al estilo de las casas funerarias, con un piso de piedras calizas coloreadas y decorado con azulejos intercambiables de colores", destacó el jefe del Departamento Central de Antigüedades Egipcias, Adel Okasha, en la nota.

Asimismo, Okasha ha declarado que al sur de esta gran estructura se ha descubierto un patio con los restos de cuatro columnas. Según el arqueólogo, a pesar de la importancia del hallazgo de este edificio, sin duda los retratos, conocidos como "retratos del Fayum" son el descubrimiento más importante de esta décima temporada de excavación.

Hallazgo de edificio funerario romano y retratos de momias en Egipto | Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Estancia del complejo funerario romano hallado. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Por su parte, Basem Jihad, director de las excavaciones, ha destacado el descubrimiento de varios ataúdes antropomorfos que mezclan estilo egipcio y griego, lo que es una prueba del sincretismo imperante en esa época. Jihad se ha reafirmado en la importancia de estos hallazgos porque ponen de relieve las distintas formas y calidades que se empleaban en el proceso de embalsamamiento de los cuerpos durante el periodo ptolemaico y romano. Ello proporciona a los investigadores pistas fiables sobre el nivel de vida de los individuos allí enterrados.

Fotografía de uno de las ataúdes antropomorfos. Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Otro ataúd antropomorfo encontrado durante las excavaciones en Filadelfia. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Los rostros del Fayum

Estos retratos son las pinturas naturalistas de rostros que en el periodo ptolemaico y romano (siglos I a.C. hasta siglo IV d.C.) se emplearon para cubrir momias en lugar de las máscaras tradicionales de la cultura egipcia antigua.

Sin embargo aún existen dudas sobre si estos retratos representan efectivamente al difunto enterrado en el ataúd así decorado. Y es que algunos esqueletos coinciden en el tiempo y con la aparente edad de las caras recreadas, pero otros son mucho más antiguos. Sea como fuere, los retratos de El Fayum son una obra única y fascinante del período grecorromano. ¿Su función? Quizás era la forma que tenían las clases altas del Egipto de la época de hacer evidente su posición social en un contexto funerario.

Detalle de uno de los nuevos retratos del El Fayum. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

El primero que excavó en El Fayum fue el egiptólogo británico sir William Flinders Petrie en 1888. Petrie centró sus trabajos en la necrópolis de Hawara, donde halló decenas de retratos sobre madera colocados sobre la momia, la mayoría pintados mediante la técnica de la encáustica (consistente en mezclar los pigmentos con cera de abejas caliente para lograr un acabado de gran duración). Este tipo de representación artística también está presente en otras zonas de Egipto, básicamente de influencia grecorromana, aunque ha sido en El Fayum donde se han localizado más ejemplos. Aunque desde hace aproximadamente un siglo no se había documentado en la región un gran hallazgo de este tipo.

Por su parte, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mustafa Waziri, aseguró que "los excavadores egipcios encontraron una rara estatua de terracota de la diosa Isis-Afrodita dentro de un ataúd de madera".

Además, también se encontró un conjunto de registros hechos de papiro con inscripciones en escritura demótica y griega que muestran las condiciones sociales, económicas y religiosas de la región durante aquella época.

Estatuilla que representa a la diosa Isis-Afrodita encontrada durante la excavaciones de El Fayum. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Variados hallazgos arqueológicos

La misión arqueológica egipcia comenzó el trabajo de excavación en el sitio de Yerza, en la provincia de Fayum, en 2016, donde ha descubierto variados hallazgos arqueológicos, tanto de piezas móviles como estructuras, las cuales representan las características principales de este destacado lugar que refleja tanto el desarrollo arquitectónico desde el siglo III a.C. hasta finales del siglo III d.C.

El pueblo de Yerza, conocido como Filadelfia en la época griega, se estableció en el siglo III a. C. como una población central dentro del proyecto de recuperación agrícola implementado por el rey Ptolomeo II.

Ataúd de madera detallado encontrado en las tumbas de Gerza. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

Fuentes: rpp.pe | nationalgeographic.com.es | 1 de diciembre de 2022

Lobos: un basurero de 2.000 años revela la vida diaria en los límites del Imperio Romano

Foto: Yacimiento arqueológico en el Islote de Lobos. MUSEOS DE TENERIFE

Las excavaciones en un vertedero de al menos 2.000 años de antigüedad están permitiendo reconstruir en el Islote de Lobos (Fuerteventura) la vida cotidiana en los límites del Imperio Romano, saber qué comían y qué cerámicas usaban los trabajadores del taller de púrpura que albergó ese enclave entre los siglos I antes de Cristo y I de la era actual.

Los arqueólogos han regresado estos días a Lobos para seguir rescatando restos del taller de púrpura después de que hace diez años unos turistas encontraran en la arena trozos de cerámica de una vasija que, tras estudiarla, se identificó con cerámica romana.

Tras el hallazgo llegaron las campañas de excavación -hasta el momento se han realizado siete-, el trabajo en laboratorios y lecturas bibliográficas hasta poder llegar a la firmeza de que Lobos debió formar parte del circuito de talleres de extracción de púrpura bajo dominio romano.

En un primer momento, se excavó el emplazamiento Lobos 1, aunque luego fueron apareciendo restos por el islote hasta identificar tres espacios más con material arqueológico, los conocidos como Lobos 2, Lobos 3 y Lobos 4.

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La catedrática de Arqueología de La Universidad de Laguna, Carmina del Arco (izquierda), lleva al frente de las excavaciones desde sus inicios. Diez años después de empezar los trabajos, no duda en asegurar que "Lobos es un privilegio" y, a la vez, un yacimiento "exótico" para las culturas canarias.

"Es solamente romano, sin material relacionado con culturas indígenas canarias", ha asegurado a la prensa que este jueves se ha acercado hasta el islote e "indica los intereses económicos que hubo por explotar los recursos de los territorios de Canarias desde época muy antigua".

Durante esta campaña, los trabajos se han centrado en un "vertedero", un espacio que para cualquier arqueólogo aporta infinidad de información y que, en el caso de Lobos, está permitiendo reconstruir cómo era la vida cotidiana en el yacimiento: qué comían, qué cerámica usaban o qué animales vivían en la zona.

Del Arco ha explicado que durante estas semanas se ha estado excavando un área de vertido que "revela todos los episodios de la vida cotidiana y donde hay restos de la vajilla, instrumental, los detritus de alimentación, restos de materiales anfóricos y piezas metálicas como anzuelos que ya nos hablan de artefactos de pesca".

En estas dos semanas, se han excavado 18 metros cuadrados. En ellos ha aparecido un conchero, una zona de vertidos y un lugar de procesado de púrpura con restos de combustión y manchas de color púrpura. También ha aparecido un hueso de mamífero que futuras investigaciones intentarán aclarar si es de foca monje o de cualquier otro animal marino.

Conexiones con el sur de Hispania

Durante las diferentes campañas han ido apareciendo restos de pescado y moluscos como lapas, también huesos de ovicápridos y multitud de cerámica de tipología romana que, por sus características, es de la época tardorrepublicana y alto imperial procedentes de talleres del Bajo Guadalquivir, aunque también hay restos de cerámica itálica.

Lobos cuenta ya con la primera tesis doctoral sobre el yacimiento. Su responsable es Ramón Cebrián, quien ha reconstruido la cadena operativa de los trabajadores de la púrpura en el taller del islote, los conocidos como "murileguli".

Hasta la fecha, se han rescatado 184.507 ejemplares de "Muricidae", lo que significa una capacidad de tintado de 26 kilos de lana, con la que se podrían adornar cientos de togas o mantos, según cálculos de investigador.

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Los trabajadores de Lobos debieron realizar, según Cebrián, una labor temporera, posiblemente se desplazaban entre noviembre y abril coincidiendo con el principio de otoño y hasta el final de primavera, para trabajar en el taller.

Lobos 1 cuenta con seis estructuras habitacionales, además de otra estructura de tendencia cuadrangular con restos de tejas y de combustión. También han aparecido, hasta el momento, seis concheros de los que solo se han excavado dos íntegramente.

El conservador del Museo Arqueológico de Fuerteventura y codirector de la excavación, Isidoro Hernández (izquierda), ha explicado que el objetivo de esta campaña es ampliar el yacimiento Lobos 1 hacia la parte suroeste donde "han seguido apareciendo materiales arqueológicos".

"El yacimiento de Lobos es uno de los más significativos de la arqueología de Fuerteventura", ha asegurado Hernández antes de empezar a enumerar los motivos.

En los límites del Imperio en el Atlántico

Entre ellos porque, según este historiador, "el registro es enorme y valiosísimo en cuanto a la información que nos puede dar sobre las poblaciones romanizadas que estuvieron trabajando en el yacimiento".

También Lobos es importante por la datación, una cronología que lo convierte en el más antiguo de Fuerteventura y también porque "es el yacimiento situado más al sur del Atlántico, en el Limes Imperial donde las poblaciones romanizadas llegaron, posiblemente, de Cádiz, antiguo Gades, y el Bajo Guadalquivir y empezaron a explotar el púrpura", ha apuntado.

Carmina del Arco no ha ocultado que uno de los retos de Lobos es poder musealizar el lugar; crear un parque arqueológico donde se siguieran desarrollando actividades de investigación.

La búsqueda de la huella romana se ha desplazado también a algunos enclaves de Fuerteventura, isla en la que los arqueólogos han realizado prospecciones que han permitido localizar una zona con vestigios relacionados con muricidos, que esperan una fase siguiente para ver si se confirman como espacios de trabajo de extracción de purpura. A simple vista "sí se parecen", sostiene Del Arco.

Hasta Lobos se han desplazado este jueves el presidente del Cabildo majorero, Sergio Lloret, y su consejero de Cultura, Rayco León. Lloret ha asegurado que el nuevo Plan de Uso y Gestión de Lobos permite "garantizar la preservación de este espacio, tan importante dentro de nuestra historia".

Desde que se iniciaron los trabajos arqueológicos en 2012, Fuerteventura ha contado con el apoyo del Cabildo de Tenerife. Su consejera de Patrimonio Histórico, Concepción Rivero, también de visita en Lobos, no duda en asegurar que "este yacimiento cambia la relación de Canarias con el mundo romano".

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Una vez las piezas salen del islote, viajan hasta el Museo de la Naturaleza y Arqueología de Tenerife donde se analizan con la intención de seguir aclarando las incógnitas de Lobos. La arqueóloga y coordinadora del museo de Tenerife, Mercedes del Arco, ha explicado que "con todo el material, desde la cerámica a los sedimentos, queremos reconstruir lo que pasó en este lugar".

Un equipo interdisciplinar se encarga de analizar las pastas de las cerámicas en busca de su procedencia, y qué contenían; los restos de malacofauna o los carbones que han recogido del suelo para intentar saber qué leña usaban para hacer los fuegos.

Fuente: diariodefuerteventura.com | 1 de diciembre de 2022