El cuadro ‘Salvator mundi’ se subastará en Londres por 85 millones de euros

Cinco siglos contemplan el Salvator Mundi de Leonardo. Un periplo histórico tan fascinante que no es descartable su incursión a modo de trama en uno de esos thrillers superventas aún por escribir. Sumen la que podría ser una de las más icónicas figuras de la historia del arte —un Cristo salvador provisto de oráculo— al pincel del que se considera el artista más importante de la historia y ya lo tienen.

La subasta corre a cargo de Christie’s y el precio de salida, sobra decir, resulta descabellado. Hablamos de la friolera de 85 millones de euros por un cuadro que algún afortunado compró por 50 euros cuando todavía se consideraba obra de uno de sus discípulos o imitadores. Ocurrió en 2005 en una pequeña subasta regional estadounidense y el revuelo no se hizo esperar. Se habló del mayor descubrimiento artístico del siglo XXI, los más eufóricos se remontaron incluso a 1909, fecha en que se autentificó La Madonna de Benois, el último Leonardo conocido hasta la fecha.

El 'Salvator Mundi' de Leonardo

Y de ese “último” en lugar de “único” se infiere que podría haber nuevos descubrimientos. Nadie pone la mano en el fuego, pese a que si bien Leonardo (1452-1519) dejó cientos de dibujos y manuscritos, no pintó más de una veintena de obras. Se entiende, por tanto, el entusiasmo mostrado por Dianne Dwyer Modestini, la conservadora estadounidense que, en 2007, y tras los primeros trabajos de restauración llegó a la conclusión que estaba ante los trazos del maestro. “Mis manos temblaban”, llegó a decir. “Cuando llegué a casa, no estaba del todo segura si había perdido la cabeza”.

Varios fueron los indicios que llevaron a refrendar la autoría del maestro italiano. Las pinceladas son propias de un zurdo, los pigmentos de cuarzo a los que recurría el pintor, la posición de las manos de Cristo que el autor fue modificando a la par que pintaba (algo propio de Da Vinci) y, lo que es más importante, el oráculo que sostiene en su mano izquierda, cuya factura técnica a principios del 1500 solo estaba al alcance del genio renacentista.

Mucho menos científico, pero igualmente útil según los expertos, es ese misterio cautivador que rezuma el lienzo, una especie de “profundidad psicológica, pero también de misterio, de algo que no termina de conocerse. Algo a lo que el pintor te expone sin ofrecer respuestas… Esa extrañeza propia de las últimas pinturas de Leonardo”, como explicaba en su día el profesor de Historiador del Arte de la Universidad de Oxford, Martin Kemp.

'Salvator Mundi'

Un peregrinaje histórico

El Salvator Mundi se registró por primera vez en la colección del rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649) y se cree que permaneció expuesto en el palacio de su esposa Enriqueta María de Francia en la localidad inglesa de Greenwich. Se mantuvo entre las colecciones reales hasta 1763, fecha en que el cuadro fue vendido por Charles Herbert Sheffield, hijo ilegítimo del rey Carlos II. Azarosa casualidad sobre todo si tenemos en cuenta que el propio Leonardo era hijo ilegítimo de un notario de la época.

Su rastro se pierde hasta que en 1900 reaparece, pero ya sin los créditos reales que lo identificaban como obra del maestro florentino. Fue entonces adquirido por Sir Charles Robinson, una figura clave del arte victoriano, grabador aficionado y erudito en arte, quien lo adquirió pensando que era de un discípulo del maestro llamado Bernardino Luini. El rastro se pierde de nuevo hasta 1958, cuando salió a subasta por el módico precio de unos 50 euros volviendo a la clandestinidad hasta 2005.

Pero no termina aquí la aventura del lienzo. Ocho años después, y tras ser autentificado como obra del genio, fue adquirido por el magnate ruso Dmitry Rybolovlev por 107 millones de euros, pasando así a formar parte de una de las colecciones de arte privadas más importantes del mundo. Tuvo que ser su divorcio —el más caro de la historia— el que pusiera el Salvator Mundi de nuevo en el candelero. En concreto los 564 millones de euros que el multimillonario tendrá pagar a su ex mujer Elena Rybolovleva. Una cantidad a la que Dmitry pretende hacer frente con la venta de un Cristo que vagó por la clandestinidad del arte durante siglos.

Además del Salvator Mundi de Da Vinci, Christie's ofrecerá el Sixty last suppers (1986) de Andy Warhol, un tributo a La última cena de Da Vinci. Está considerado como uno de los mejores ejemplares de la última serie de pinturas del célebre artista estadounidense. El cuadro, que sale a subasta por primera vez, fue ejecutado por Warhol un año antes de su muerte en febrero de 1987 y tiene cerca de 10 metros de largo.


“Sixty last suppers es una indiscutible pieza magistral del último periodo de Warhol. Al estar delante de este lienzo monumental, el espectador se adentra totalmente en la visión de Leonardo, pero desde los ojos de Andy Warhol”, ha explicado el representante de Christie's Alex Rotter.

Fuentes: publico.es | elpais.com | 13 de octubre de 2017

Las misteriosas "casas del dragón" megalíticas de la isla griega de Eubea

En la isla de Eubea existen más de 20 edificaciones megalíticas en la cima de diferentes montes. Los arqueólogos no pueden determinar su origen, ni cómo las construyeron y las leyendas se las atribuyen a gigantes o dragones.


La mitología griega está repleta de referencias a gigantes. Básicamente, se dividen en dos grupos. Por un lado, aquellos llamados "primigenios", como Tifón, Encélado o Palas, por nombrar algunos, sobre los cuales hay un acuerdo histórico; en general tenían características fantásticas y aparecen en la Gigantomaquia -'Guerra con los gigantes'-, en la que se enfrentaron a los dioses del monte Olimpo.


Por otro lado están un grupo de personajes posteriores, de los que no existe una descripción única, pero que ya no poseen una apariencia monstruosa como sucedía con los primeros; solo tienen en común con estos su enorme tamaño y fuerza. Entre los más conocidos se encuentran Asterio, Erimedonte, Orión y Talos.


Los gigantes son parte de la cultura de muchos países del mundo, pero la realidad indica que existen pocas o nulas pruebas sobre su existencia en el pasado, aunque sí abundan relatos y construcciones antiguas que aún no poseen una explicación arqueológica e histórica y eso da lugar a interpretaciones variadas.


Frente a la costa oriental del mar Egeo descansa la isla griega de Eubea, la segunda más importante después de la famosísima Creta. Los turistas la eligen por su paisaje montañoso, sus impresionantes acantilados y playas de aguas transparentes, como también por mantener viva la herencia arquitectónica y arqueológica de diferentes culturas e imperios que la dominaron, como el Ateniense, Macedónico, Romano, Venecia y Otomano.


Pueblos como Pissonas, Paliouras, Steni, Makrykapa y Karystos suelen ser los cónclaves favoritos de los visitantes, pero muchas de las personas que llegan lo hacen simplemente para interiorizarse sobre uno de sus mayores misterios: las drakospitas. Las drakospitas son edificaciones megalíticas antiguas que poseen características que las hacen únicas y que desconciertan a los investigadores, quienes todavía no pudieron resolver muchos de los misterios que las rodean.



Drakospita deriva de la palabra griega "derca" -en latín "draco"-, que se refiere a una mirada penetrante, una característica que se le atribuye a los dragones, de allí que los edificios sean conocidos como "casa del dragón". En total existen más de 20 construcciones megalíticas, todas en la isla, localizadas en una posición empinada y dominante; la mayoría entre los montes Okhi y Styra. Fueron construidas con enormes placas apiladas de piedra caliza, que dan la apariencia de un techo en forma de pirámide.



Las paredes opuestas convergen una hacia la otra y, además, incluyen jambas -un pilar cuya finalidad es consolidar y trabar las piezas del conjunto- y dinteles, todo en tamaño desproporcionado. Como detalle sutil, en los interiores hay estantes de piedra que sobresalen de la pared. Todo sin ningún tipo de mortero o amalgama que haga las veces de "pegamento" para unificar las diferentes piezas.




Las piedras tienen un espesor de entre 20 y 80 centímetros. Las casas son de 5 por 10 metros, con paredes de 1,5 m. de espesor. Las entradas poseen la clásica forma de Π, con 4 m. de largo, 2 m. de ancho, 0,30 m. de espesor, y con un peso 10 toneladas cada una. Además, cada estructura posee una abertura parecida a un panteón en el techo, que aseguran podría estar destinado a dejar entrar la luz natural del sol o la luna, para iluminar el interior.



El primer gran misterio es el cómo. Todavía se desconoce cuál fue la técnica y mucho menos la tecnología para poder construirlas. El peso de cada piedra, en especial los dinteles y jambas, se miden en toneladas. Por otro lado está el detalle para nada menor de que están a cientos o más de mil metros sobre el nivel del mar, como es el caso del monte Okhi, que se encuentra a una altura de 1.398 snm. Entonces, dicen los investigadores, que por los materiales naturales de la zona, los constructores debieron encontrar una forma de transportar grandes megalitos desde una altitud muy inferior para luego construir las edificaciones en un espacio reducido. Una tarea para nada sencilla, aún con las herramientas de construcción actuales.


Como se desconoce quiénes levantaron los edificios, eso supone un desafío para conocer el para qué. Para algunos historiadores, las construcciones pertenecen al período preclásico de la antigua Grecia (anteriores al 499 a.C.). Para otros fueron antiguos santuarios dedicados a Zeus o Hera o Heracles, sin embargo no hay evidencia consistente sobre si se practicó allí algún tipo de ritual. También están los que consideran que podrían haber sido guardias o estructuras defensivas durante el período helenístico o, simplemente, almacenes.


En la excavación más importante, en 1959, el profesor Niki Moutsopoulos halló en la drakospita de Okhi pedazos de cerámica y cerraduras (en una de las cuales había una escritura desconocida) que hoy pueden verse en el museo arqueológico de Karystos. Las leyendas locales son variadas e incluyen tanto a dragones, como a gigantes, que –aseguran– habrían habitado en la isla en épocas pasadas.

Fuente: InfoBae, 11 de octubre de 2017

Descifran una inscripción jeroglífica en luvita de hace 3.200 años que habla de los Pueblos del Mar

La descripción, escrita en la antigua lengua luvita, fue copiada en Turquía por un arqueólogo en 1878 y desde entonces no había podido ser traducida.

Este 7 de octubre, el investigador neerlandés Fred Woudhuizen y el geoarqueólogo suizo Eberhard Zangger anunciaron haber descifrado una descripción que había sido grabada en una losa de piedra hace 3.200 años. La inscripción escrita en lengua luvita habla del surgimiento de un poderoso reino llamado Mira, que formó parte de la confederación denominada pueblos del mar, informa la revista Live Science.


Según la inscripción, Mira controló Troya, ambas situadas en el territorio de la actual Turquía. La piedra relata el camino del rey Kupantakuruntas hacia el trono de Mira y el control sobre Troya, aunque no fuera el verdadero monarca de este último territorio. También describe cómo el príncipe troyano Muksus, inspirado por los gobernadores de Mira, logró conquistar en una expedición naval Ashkelon, una localidad situada actualmente en los territorios palestinos ocupados por el régimen israelí, y construyó una fortaleza allí.


De acuerdo con los investigadores, de ser auténtica, la inscripción arroja luz sobre el período en que la confederación, a la que los investigadores se refieren como pueblos del mar, acabó con varias civilizaciones en Oriente Medio. Aparentemente, el reino de Mira formaba parte de esta confederación porque participó en sus campañas militares.

La inscripción está escrita en el antiguo idioma luvita, que en la antigüedad se habló en el oeste de la península de Anatolia. En el mundo hay pocos individuos capaces de traducir esta lengua: se cree que apenas unas dos decenas, entre ellos el especialista Fred Woudhuizen, que descifró finalmente la inscripción.

Sin embargo, el investigador no ha tuvo acceso a la piedra original porque esta fue destruida en el siglo XIX, sino a una copia que se encontró entre los archivos del famoso arqueólogo británico James Mellaart, fallecido hace unos años. Según observaciones de Mellaart sobre la pieza en su poder, la inscripción fue copiada por un arqueólogo en el año 1878 en Turquía. No había podido ser traducida desde entonces.

Fuentes: Live Science / Luwian Studies / Phys.org, 9 de octubre de 2017

La expedición mexicana que busca los rastros del origen del 'Homo sapiens' en Guinea Ecuatorial

Hubo un tiempo en el que Alejandro Terrazas no podía alejarse más de tres kilómetros de un hospital en Ciudad de México. Los médicos le advertían que una complicación de su enfermedad pancreática requería de atención inmediata, una dura situación para un investigador que se ilusionaba con viajar a África para encontrar los orígenes del ser humano.

"Pensé que tenía que renunciar a mi meta", confiesa Terrazas, quien es doctor en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pero ahora se encuentra a miles de kilómetros de México, adentrándose en las más densas regiones selváticas, a las que muy pocos científicos han llegado en Guinea Ecuatorial, en oeste de África.
Al entrar en la selva se pierde todo contacto con el exterior y ni siquiera los localizadores GPS funcionan: "Después de 4 días de no ver la luz del sol, el cuerpo comienza a sentir una fatiga constante. Es como si estuvieras viviendo un ocaso perpetuo", explica Terrazas a BBC Mundo.

La exploración conlleva travesías de cuatro o cinco días por las densas selvas de Guinea Ecuatorial, en África occidental. Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

Pero el esfuerzo vale la pena, pues esta es la primera vez que un equipo de especialistas mexicanos encabeza una expedición a África central para buscar vestigios del Homo sapiens, el "Hombre sabio" del cual descendemos.

"Nuestra gran meta, nuestra gran ilusión, sería encontrar restos de la época en la que aparece nuestra especie por primera vez en África. Que nos ayuden a saber cuál fue la aportación de las selvas africanas a la evolución de nuestra propia especie", dice Terrazas con emoción.
Es una tarea gigantesca, que demorará varios años. Pero el hecho de que se realice en las zonas selváticas, en las que la antropología pocas veces se ha adentrado, es abrir camino por senderos nuevos.

"Lo importante de los sitios que estamos encontrando, sobre todo los más antiguos, es que corresponden a la época en la que aparece nuestra especie", remarca Terrazas.

¿Por qué Guinea Ecuatorial?

Los grandes descubrimientos en la búsqueda de los primeros seres humanos, cuya anatomía es similar a la actual (Homo sapiens), apuntan a que África fue su primer hogar hace unos 200.000 años.

Derechos de autor de la imagen: UNAM

Pero casi todos esos hallazgos, como el de los Hombres de Kibish (Etiopía) se han realizado en regiones que hoy son áridas, lo cual favorece la conservación de vestigios. La apuesta de Terrazas y su grupo de investigadores es explorar las regiones selváticas de África central en las que puedan hallarse restos de seres humanos del Paleolítico medio (o Edad de Piedra intermedia).
Y es por ello que el grupo de investigación de la UNAM ha elegido Guinea Ecuatorial, un país del que solo hubo una exploración antropológica en la década de 1980.

"Las selvas africanas son muy densas, muy cerradas, muy difíciles… No conocemos qué sucedió en África, en las regiones selváticas, en la época en que apareció el Homo sapiens", explica Terrazas.

La "Gran Muralla Verde" es un muro de árboles que cruzará 11 países de África

Los antropólogos se han concentrado en países donde las condiciones semiáridas preservan bien los fósiles y materiales arqueológicos, donde "afloran del suelo por la erosión". Pero en Guinea Ecuatorial "la cubierta vegetal dificulta mucho la observación de los sitios arqueológicos", sostiene el investigador. Por ello Terrazas y los investigadores Martha Benavente, Beatriz Menéndez y Jorge Luis Rodríguez han estado explorando varias regiones de este país en la segunda temporada de estudios en este país.

Condiciones extremas

Hace 16 años que se dieron las primeras investigaciones sobre Guinea Ecuatorial por parte de Terrazas. Fue hasta el año pasado en que se dio la primera expedición, dado que el país ha tenido un avance en la construcción de caminos y condiciones de estabilidad social para realizar exploración antropológica.

Pero los científicos poco pueden prepararse ante condiciones de trabajo extremas como las que se encuentran en las selvas de África central, una de las regiones con más biodiversidad del mundo.


"Al campo solo puede ir gente con una muy buena preparación física y mental, porque realmente es un trabajo muy difícil", dice Terrazas.

En una de sus exploraciones, él y su equipo tuvieron que caminar 14 kilómetros, cargando unos 30kg de equipo, hacia el parque nacional Piedra Bere con la única guía de los habitantes locales.
Es un ambiente lluvioso, cerrado, desconocido, donde la cubierta de árboles es tan densa que los sistemas satelitales son imposibles de usar: "No puedes confiar en la tecnología. Dependes totalmente de la gente para ayudarte".

Pasaron cinco noches, comiendo lo que se pudiera con el acecho de mosquitos, hormigas, arañas...
"Todo el papel milimétrico que llevas está hecho pulpa por la humedad. Aunque no se haya mojado, la humedad destruye el papel. Las baterías se descargan en media hora por la humedad y la temperatura", relata Terrazas.

Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

"Las cámaras… en el momento en que quitas la tapa a la lente tienes unos 5 minutos para tomar la fotografía, pues la humedad la empaña", añade.

Los trabajos que en condiciones propicias se realizan lentamente, con mucha meticulosidad, en estos lugares se hacen con la misma precisión pero a contrarreloj.

¿Qué han encontrado?

Luego de poco más de un mes de trabajo de campo, el equipo de investigadores encontró un sitio cerca de la costa del país en el que había material que ofrece algunas evidencias de la presencia de seres humanos viviendo cerca de la playa en el Paleolítico medio.

Pero el hallazgo más importante fue el realizado en el parque natural Piedra Bere.
"En esta zona, gracias a la ayuda de los guías locales, pudimos encontrar una serie de abrigos rocosos que tienen depósitos sedimentarios y tienen materiales arqueológicos en superficie", destaca Terrazas.

Derechos de autor de la imagen: ALEJANDRO TERRAZAS

Encontraron herramientas de piedra en el lugar en el que fueron abandonadas, y que, con los estudios a mayor profundidad que realizarán durante los años que vienen, servirán para "establecer una buena secuencia arqueológica de la prehistoria del país".

"Pudimos establecer la cronología. Extrajimos muestras de sedimentos, de carbones, que ayudarán a datar el sitio y saber su antigüedad y revivir el medio ambiente en el que vivieron", dice Terrazas.

Con las dataciones se podría confirmar que hay material arqueológico de entre 34.000 y 90.000 años de antigüedad, un gran descubrimiento en las regiones selváticas poco exploradas de África central.
"Esto nos va a llevar años, pero son sitios con un potencial enorme", confía Terrazas.

Música ranchera en África

Una de las prioridades del equipo de la UNAM ha sido colaborar con la población de Guinea Ecuatorial.

"Conlleva días en que se reúnan los habitantes del poblado para explicarles qué vamos a hacer hasta que están totalmente conformes con nuestra explicación", dice el investigador.
A diferencia de otros exploradores, el equipo de universitarios quiere involucrar a la población local para incluir sus inquietudes en la investigación, pues los ecuatoguineanos también quieren saber de su origen.

La teoría dominante es que el primer 'Homo sapiens' surgió en un punto de Etiopía, y de ahí fue evolucionando hasta el ser humano actual. Derechos de autor de la imagen: SCIENCE PHOTO LIBRARY

"En el pasado casi siempre cuando ven a un occidental es porque quiere algo, y generalmente llegan científicos, toman sus muestras y se van. Nunca más vuelven a verlos
", dice Terrazas.

"Cada vez que vamos les damos un informe. Los resultados que obtuvimos, y eso crea un ambiente de cordialidad. Cuando sienten que se les toma en cuenta, ganas amigos", añade.
Al presentarse como mexicanos, muchos en Guinea Ecuatorial les hablan de las telenovelas y la música mexicana que conocen. Pocos saben que en este país de 1,22 millones de habitantes, el español es uno de sus idiomas oficiales e incluso hay una estación que reproduce música ranchera mexicana una vez a la semana.

"El poder hacerlo de este modo y ser punta de lanza en un país en el que hace muchos años que no hay investigación es muy satisfactorio. Mi intención siempre ha sido trabajar en África y por fin a mis casi 50 años lo estoy logrando", dice el investigador mexicano.

Y espera seguir en ese lugar por varios años más: "Dependiendo de las condiciones, seguiremos mientras el cuerpo aguante".

Fuente: bbc.com | 13 de octubre de 2017

Revelan el rostro de la "Dama de los Cuatro Tupus" de Caral (Perú)

Rostro de la “Dama de los Cuatro Tupus”. Fue reconstruido gracias a la tecnología en tercera dimensión o 3D. (Foto: Andina).

El misterio que embargaba sobre la identidad de una mujer de alto estatus social en la civilización Caral, llamada la Dama de los Cuatro Tupus, cuyos restos fueron encontrados en el sitio arqueológico de Áspero, ha sido revelado con la presentación de su rostro reconstruido gracias a la tecnología en tercera dimensión o 3D.

En conferencia de prensa, el diseñador en 3D, el brasileño Cícero Moraes, encargado de esta compleja labor, destacó que este es el resultado de la aplicación de nuevas tecnologías a la reconstrucción facial forense, la cual exigió un plazo de dos meses y tuvo un carácter multidisciplinario, dado que se coordinó estrechamente con los arqueólogos de la Zona Arqueológica Caral.

El diseñador brasileño en 3D Cícero Moraes, encargado de la labor de reconstrucción facial de la Dama de los Cuatro Tupus (Foto: Andina).

Refirió que este logro fue posible también gracias al acuerdo de cooperación institucional que suscribieron en mayo de este año la Zona Arqueológica Caral y la Universidad Inca Garcilaso de la Vega para llevar a cabo el proyecto “Reconstrucción facial forense de la Dama de los Cuatro Tupus”.
Moraes —quien también tuvo a su cargo la reconstrucción facial de los santos peruanos Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, así como del Señor de Sipán y de la Señora de K’anamarka— sostuvo que en el caso de la Dama de los Cuatro Tupus, el trabajo fue distinto puesto que, a diferencia de los restos óseos de los casos antes mencionados, en el de este personaje femenino se encontró una deformación en la estructura izquierda del rostro (abajo).


“Aquí hubo que tener mucho cuidado para hacer la reconstrucción, y tuvimos que hablar ampliamente con los arqueólogos para realizar una reconstrucción científica que fuera compatible con el rostro de la persona”, manifestó.

El experto dijo que el proceso comenzó con la toma de fotografías del cráneo en su totalidad y después se retiró la masa oscura que tenía en la zona izquierda. A continuación, se reconstruyó esa zona reproduciendo a manera de “espejo” con el lado derecho de la cara. Una vez resuelto el desafío de la conformación ósea, se procedió a colocar músculo, piel, cabello, ojos y los demás elementos que permitieran dar forma final a la faz, teniendo siempre presente la información proporcionada por los arqueólogos y especialistas de la Zona Arqueológica Caral.


Por su parte, la directora de la Zona Arqueológica Caral, Ruth Shady (abajo) destacó la revelación del rostro de la Dama de los Cuatro Tupus y recordó que el año pasado fue presentado al mundo el hallazgo del entierro de esta mujer de alto estatus social, encontrado en el sitio arqueológico Áspero, la ciudad pesquera de Caral, ubicada en la localidad de Supe Puerto.



Según relató Shady, los análisis hechos a los restos óseos indicaron que se trataba de una mujer de aproximadamente 40 años que fue enterrada de acuerdo a su importancia social, con importantes ofrendas, y como parte del ajuar funerario fueron colocados objetos muy apreciados en tiempos de la civilización Caral.

“De acuerdo al lugar donde fue encontrado el entierro de la "Dama de los Cuatro Tupus", y de los materiales asociados, se infiere el alto estatus social que alcanzó este personaje femenino hace 4.100 años, así como la interacción intercultural entre la costa, la sierra y la selva del país, los valores socioculturales como la equidad de género, y el respeto entre diversas culturas con visión de integración para alcanzar beneficios compartidos”, declaró Ruth Shady.


Foto: Los cuatro tupus hallados junto al cádaver.

La presentación del rostro de la Dama de los Cuatro Tupus se realizó en el marco de la conmemoración de los 23 años de investigación de la civilización Caral, acto realizado en la sede del Ministerio de Cultura.

Fuentes: peru.com | elcomercio.pe | 11 de octubre de 2017

El reloj biológico

Los tres premiados con el nobel de fisiología o medicina, Drs. Hall, Rosbash y Young.

La Real Academia de Ciencias de Suecia acaba de conceder el Premio Nobel en Fisiología o Medicina 2017 a los investigadores Jeffrey Hall y Michael Rosbash (Universidad de Waltham, Massachusetts), que comparten la distinción con Michel Young (Universidad de Rockefeller, Nueva York). Durante muchos años, los tres científicos han intentado descifrar los ritmos fisiológicos diarios (circadianos) de los seres vivos ¿Qué genes y proteínas están detrás de este proceso biológico?

En los inicios de los años 1980s, los tres investigadores consiguieron aislar un gen en las moscas de la fruta, al que denominaron period. Ese gen codificaba para una proteína (PER), que se acumulaba durante la noche y provocaba determinados efectos durante el día hasta su agotamiento. Ese ciclo diario es común en todos los organismos multicelulares. Los seres humanos, por supuesto, también tenemos un reloj molecular, que funciona estupendamente hasta que nos empeñamos en trastocar el mecanismo fisiológico con nuestros hábitos propios de lo que denominamos civilización. Es entonces cuando surgen problemas patológicos serios, incluyendo el insomnio. Los nuevos premiados por Real Academia de Ciencias de Suecia han terminado por desentrañar el funcionamiento de este reloj biológico, que tanto nos ha intrigado durante años.

La noticia de este premio me ha traído a la memoria un tema de crucial importancia para el estudio de la biología de nuestros ancestros. En 1985, mis colegas y buenos amigos Timothy Bromage y Christopher Dean publicaron un artículo en la revista Nature, donde proponían un cambio en el paradigma sobre el crecimiento y el desarrollo de los homininos. Hasta entonces, y merced a una tesis doctoral realizada en la Universidad de Pensilvania (EEUU), se pensaba que todos los homininos conocidos hasta entonces compartían con nosotros el mismo tiempo de crecimiento (unos 18 años) y un modelo complejo de desarrollo (incluyendo los períodos de niñez y adolescencia). Bromage y Dean estudiaron el resultado del crecimiento circadiano del esmalte de los dientes en varias especies de homininos y sus conclusiones cambiaron para siempre la forma de entender la biología de nuestros ancestros.

Los ameloblastos son células especializadas en la formación del esmalte, la sustancia más dura de nuestro organismo. Durante parte de las 24 horas de un día, estas células segregan amelogenina, una proteína que regula el crecimiento de los cristales de hidroxiapatita que forman la corona de esmalte. El funcionamiento circadiano de los ameloblastos deja pequeñas señales en el esmalte (estrías transversales), que se pueden ver con microscopios especiales a unos 20-30 aumentos. Timothy Bromage diseñó uno de estos equipos, que ahora utiliza nuestro Grupo de Antropología Dental. Bromage y Dean confirmaron que aproximadamente cada siete días el proceso de formación de amelogenina se detiene. Ese “paro biológico” es suficientemente largo como para dejar su huella en el esmalte. Estas huellas ya fueron observadas por el científico sueco Anders Retzius en el siglo XIX, pero, a pesar del tiempo transcurrido, queda por averiguar la razón de ese breve descanso en la formación del esmalte.

Más de treinta años después de aquel artículo publicado por Bromage y Dean, ya se sabe que el paro biológico de los ritmos circadianos en la formación del esmalte es variable, tanto en las especies fósiles como en Homo sapiens. Nuestro crecimiento se detiene, en promedio, cada ocho o nueve días. Pero los dos científicos demostraron que en las especies de Australopithecus y en Homo habilis el número de ameloblastos que trabajan al mismo tiempo es mayor y los descansos son en cambio menos frecuentes que en Homo sapiens. Como consecuencia, las coronas de los dientes de aquellos homininos se formaban muy deprisa en relación a lo que sucede en los humanos actuales. Puesto que existe una relación en la formación de los dientes y la formación del resto del cuerpo, la conclusión inevitable es que las especies de homininos del Plioceno llegaban a la vida adulta mucho antes de lo que lo hacemos nosotros. Los australopitecinos caminaban erguidos, como nosotros, pero su tiempo de crecimiento y su modelo de desarrollo era muy similar al de los chimpancés. Desde entonces, averiguar cómo y cuándo hemos llegado a tener un desarrollo tan largo y complejo como el que tenemos en la actualidad es todavía una asignatura pendiente.

Fuente: quo.es | 10 de octubre 2017