Documentan avances tecnológicos de los homininos que vivieron en Atapuerca tras analizar más de 22.000 utensilios

Herramientas encontradas en el sitio de Gran Dolina en Atapuerca | Fuente: Lombera Hermida, A., et al. (2020). El amanecer del Paleolítico Medio en Atapuerca: el ensamblaje lítico de TD10.1 de Gran Dolina. Diario de la evolución humana, 145.


Investigadores del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y de la Universidad de Santiago de Compostela han documentado los avances tecnológicos de los homininos que vivieron en Atapuerca (Burgos) hace entre 450.000 y 250.000 años, tras analizar más de 22.000 utensilios hallados en la Gran Dolina.

El trabajo, que publica la revista Journal of Human Evolution, demuestra que, pese a la homogeneidad tecnológica que han observado entre los homininos que ocuparon entonces la Sierra de Atapuerca, estos iniciaron importantes de innovaciones que culminaron en la cultura neandertal, de gran complejidad y que avalan la capacidad de planificación de esta especie.
Los 22.000 utensilios de piedra analizados han sido encontrados en el yacimiento de la Gran Dolina de Atapuerca y han servido para documentar cómo fue la transición entre el Paleolítico inferior y el Paleolítico medio en Atapuerca, es decir, entre el período comprendido entre los 450.000 y 250.000 años antes del presente.

El trabajo ha sido liderado por Arturo de Lombera Hermida (izquierda), arqueólogo del Grupo de Estudio para la Prehistoria del Noroeste Ibérico de la Universidade de Santiago de Compostela, y han participado los arqueólogos del IPHES y de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Xosé-Pedro Rodríguez, Marina Mosquera, Andreu Ollé, Esther López-Ortega, Antonio Rodríguez-Hidalgo, Palmira Saladié y Eudald Carbonell.

El análisis de los datos obtenidos con los restos de fauna y la arqueoestratigrafía (sucesión de niveles sedimentarios a lo largo del tiempo) junto con los que han aportado los artefactos líticos, constata que la cavidad de la Gran Dolina fue ocupada de diferentes maneras hace entre 350.000 y 250.000 años.

En la base del nivel más antiguo, la cavidad fue habitada a modo de campamento por los homininos durante largos períodos y en ella se desarrollaron diversas actividades (talla de herramientas, procesado de fauna, trabajo de pieles, etc.).

Herramientas encontradas en el sitio de Gran Dolina en Atapuerca y analizadas en el estudio.

Continuidad demográfica

El trabajo ha documentado una homogeneidad tecnológica, lo que implica una continuidad demográfica de los grupos que ocuparon la Sierra de Atapuerca durante el final del Pleistoceno medio, o sea, entre hace unos 450.000 y 130.000 años.
Según los investigadores, el aspecto más significativo de estos conjuntos es que registran varias innovaciones y comportamientos tecnológicos que cristalizarán posteriormente en la tecnología neandertal del Paleolítico medio.
Estos aspectos son la explotación ordenada de los recursos del territorio, una marcada selección de calidad de las materias primas, el menor tamaño de los instrumentos líticos, la pérdida de importancia de los bifaces, la fabricación de útiles enmangados, el recurso a retocadores óseos, el reciclaje de elementos líticos (uso de núcleos como percutores) y, especialmente, la aparición de métodos de talla complejos típicos del Paleolítico medio, como el Levallois o el discoidal.

Excavaciones en la Gran Dolina


"Estos comportamientos evidencian un importante incremento en la complejidad tecnológica y en la planificación de las actividades con respecto a los conjuntos anteriores", según los arqueólogos.
De este modo, el trabajo demuestra que la transición entre el Paleolítico inferior y medio en la Sierra de Atapuerca fue un proceso acumulativo y progresivo apuntando a una transición local.
Este proceso de 'neandertalización' es paralelo al observado en otros yacimientos europeos y coherente con la evolución paleoantropológica de los preneandertales de la Sima de los Huesos, también en Atapuerca.

Estas ocupaciones del nivel más antiguo de la Gran Dolina contemporáneas a otros yacimientos peninsulares con características plenamente achelenses (tecnología más arcaica) muestra que este proceso no fue homogéneo en toda Europa.

Fuentes: publico.es | galiciaconfidencial.com | 16 de julio de 2020

La expansión del Imperio Romano coincidió con el período más cálido en el Mediterráneo de los últimos 2.000 años

Mapa batimétrico del centro-oeste del mar Mediterráneo. El mapa de fondo es el modelo de terreno global de GEBCO para el océano y la tierra. Triángulo rojo: ubicación del núcleo de estudio SW104-ND11; círculos rojos: registros marinos utilizados para la comparación.

El mejor momento del Imperio Romano coincidió con el período más cálido de los últimos 2.000 años en el Mediterráneo, según un estudio publicado en la revista Scientific Reports, del grupo Nature. Las condiciones climáticas derivaron progresivamente hacia condiciones áridas y luego más frías, coincidiendo con la caída histórica del imperio, como se afirma en el nuevo estudio, cuyos investigadores principales son Isabel Cacho, Giulia Margaritelli y Albert Català, de la Facultad de Ciencias de la Tierra y Consolidated Research Group en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona.

El estudio también cuenta con la participación de los expertos del Instituto de Investigación para la Protección Geohidrológica del Consejo Nacional de Investigación (CNR-IRPI), el Instituto Nacional de Ciencias del Mar (CNR-ISMAR), la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli y la Universidad de Perugia en Italia.

Clima y civilización: la caída del gran imperio romano

Estudios anteriores habían relacionado la caída del Imperio Romano con algunos factores naturales (cambio climático, erupciones volcánicas, etc.). Con una visión regional a gran escala, el estudio proporciona datos de alta resolución y precisión sobre cómo evolucionaron las temperaturas en los últimos 2.000 años en el área mediterránea. "Por primera vez, podemos afirmar que el período romano fue el período más cálido de los últimos 2.000 años, y estas condiciones duraron 500 años", señala Isabel Cacho (izquierda), profesora del Departamento de Dinámica de la Tierra y el Océano de la UB.

El mar Mediterráneo es un mar semicerrado, extremadamente vulnerable a los cambios climáticos modernos y pasados, con una ubicación estratégica. Hogar de muchas civilizaciones a lo largo de los años, con una tradición de estudios históricos y arqueológicos, el Mare Nostrum es un modelo para estudiar los períodos de variación climática y la influencia potencial del clima en las civilizaciones.

En particular, "el período del Imperio Romano es difícil de estudiar, ya ​​que coincidió con importantes cambios culturales que tuvieron lugar en todo el Mediterráneo. El estudio del clima del pasado es ahora la única herramienta para analizar la dinámica del sistema climático de la Tierra en diferentes condiciones de las actuales, y es esencial probar la validez de los modelos de predicción a medio y largo plazo", señalan los expertos Giulia Margaritelli (izquierda, también miembro del CNR-IRPI) y Fabrizio Lirer (derecha, CNR-ISMAR).
El estudio identifica por primera vez una fase de calentamiento que es diferente durante el período romano en el área mediterránea y se centra en la reconstrucción de la temperatura de la superficie del mar (TSM) en los últimos 5.000 años. Estos nuevos registros se correlacionaron con datos de otras áreas del Mediterráneo (Mar de Alborán, cuenca de Menorca y Mar Egeo) para mostrar una señal regional de toda la cuenca que identifica el período romano (1-500 a. C.) como el período más cálido de los últimos 2.000 años, unos 2º C más cálidos que los valores promedio de finales de siglo pasado.

Los expertos también comentan sobre el impacto del régimen de lluvias durante este período, marcado por una gran variación regional de las fases más húmedas y áridas, en la evolución del Imperio Romano.

Según los autores, esta fase diferenciada coincide con el desarrollo de la expansión del Imperio Romano, lo que sugiere una relación probable entre las condiciones climáticas favorables y el devenir histórico del gran imperio fundado por el emperador Octavio Augusto el 27 a. C. Según las hipótesis de los autores, una transición climática de condiciones húmedas a más áridas podría haber provocado marcado su decadencia posterior.

El R / V Urania participó en la investigación científica en el mar Mediterráneo.

Foraminíferos: signos del pasado en sedimentos marinos

Enmarcado dentro del estudio, los expertos analizaron la relación Mg/Ca de las muestras de foraminíferos, Flobigerinoides ruber, presentes en los sedimentos marinos, un indicador de la temperatura del agua del mar. Estos organismos unicelulares, parte del zooplancton marino, tienen un hábitat específico limitado a las capas superficiales de la columna de agua. "Por lo tanto, el análisis químico de su esqueleto carbonatado nos permite reconstruir la evolución de la temperatura de la masa de agua superficial a lo largo del tiempo", señala Isabel Cacho.

Con los resultados publicados, el estudio proporciona nuevas referencias para nuevos estudios sobre la resiliencia de las poblaciones romanas con respecto a las variaciones climáticas utilizando el análisis de las transformaciones sociales y culturales que tuvieron lugar a lo largo de los siglos.

“Nuestro estudio resalta la relevancia del Imperio Romano para comprender mejor el comportamiento del clima mediterráneo –específicamente, el ciclo hidrológico– en condiciones cálidas en comparación con los de la escena actual del cambio climático. Esta parte de la investigación es esencial para mejorar nuestra capacidad de adaptación a los cambios inminentes”, concluye la profesora Isabel Cacho.

Fuente: Universidad de Barcelona | 17 de julio de 2020

Los arqueólogos hacen caer un mito de 3.000 años: la dinastía de los hicsos no invadió el Antiguo Egipto

Foto: La invasión de Egipto de los hicsos, de Hermann Vogel (pintor e ilustrador alemán, 1854-1921).

Su propio nombre ya daba pie al equívoco. Porque hicsos deriva de la expresión egipcia heqa Jasut (reyes de tierras extranjeras). Ese fue uno de los momentos por el que, durante décadas, se creyó que este grupo invadió Egipto desde Oriente Próximo para convertirse en los faraones de la XVª dinastía, que gobernó desde el año 1638 hasta el 1530 a. C.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Bournemouth, la Universidad de Burdeos, la Universidad de Durham y la Academia de Ciencias de Austria, acaban de desmontar esta teoría clásica que en los últimos años ya se había empezado a poner en duda. En un estudio publicado en la revista PLOS ONE certifican que esta etnia tenía su origen en el Cercano Oriente, pero descartan que fueran conquistadores.

“Era un pueblo con características no egipcias como se puede ver en los tipos de cerámica, las costumbres funerarias, los adornos, las armas y detalles de su arquitectura domésticos y de culto. Pero esta nueva élite gobernante no llegó directamente de tierras extranjeras como relató Manetón, sino que eran personas que nacieron y se criaron en el Delta”, relata la Dra. Christina Stantis, de la Universidad de Bournemouth (izquierda).

Sus conclusiones se basan en cinco décadas de excavaciones en el yacimiento de Tell el-Dab’a, situado a unos 120 kilómetros al noreste de El Cairo. En 1885 se encontró en esa zona la ciudad de Avaris, capital de los hicsos en el Delta del Nilo Oriental, y varios de sus cementerios. El análisis de los isótopos de estroncio, que se vincula a partes del cuerpo humano como el esmalte de los dientes a través del agua o la comida, de 75 individuos ha permitido observar una “afluencia de personas no locales” durante las dinastías XII y XIII (entre los años 1991 y 1649 a. C.), mientras se construía este importante asentamiento portuario.


Restos humanos analizados en el estudio.

Cuando los hicsos se hicieron con el poder, aún así, los estudios muestran que el número de individuos nacidos en el Delta es mucho mayor que el de los foráneos. “Aunque la nueva clase dominante tuviera sus orígenes en el Próximo Oriente, su ascenso al poder no fue el fruto de una invasión”, señalan los especialistas en su artículo.

Los relatos del sacerdote ptolemaico Manetón fueron, durante siglos, la única fuente de información conocida sobre el ascenso, el gobierno y la caída de los hicsos. Según sus textos, los “extranjeros” se aprovecharon de las debilidades por las que atravesaba Egipto al final del Imperio Medio para hacer prevalecer su armamento. Mientras ellos usaban armaduras, dagas y espadas de bronce, arcos compuestos y caballos y carros de guerra, el ejército regular egipcio apenas contaba con infantería armada con hachas y lanzas. El problema es que Manetón vivió unos 12 siglos después de que esta dinastía se hiciera con el poder.

El carro de dos ruedas, como este encontrado en la tumba de Tutankamón, pudo ser introducido e Egipto por los hicsos (Wikipedia).

Empezar a descifrar los jeroglíficos no aportó mucha más información sobre esta dinastía. El nombre, el orden e incluso el número total de reyes hicsos sigue siendo una información parcial e incompleta. Los faraones, que frecuentemente destruían registros o difundían propaganda sobre sus predecesores, vincularon a los hicsos “con el desorden y el caos, cuyo asesinato ritual era la forma en que los faraones mantenían el orden y legitimaban el poder”, indican los investigadores.
“La evidencia arqueológica -señalan los arqueólogos- tampoco respalda la narrativa de Manetón sobre esta etnia como líder de una fuerza invasora que se extendió desde el noreste para gobernar como la primera dinastía extranjera de Egipto; en cambio, se sugiere que aquellos que se convirtieron en gobernantes hicsos descendían de asiáticos que habían estado viviendo en Egipto por generaciones”.



Las tumbas de Tell el-Dab’a no eran típicamente egipcias. No había ni escarabajos ni otro tipo de amuletos protectores. Además, la mayoría de las sepulturas tenía équidos de algún tipo (habitualmente burros) enterrados a su alrededor, a menudo en pares, como si estuvieran preparados para tirar de un carro.

El análisis químico de los dientes también reveló que 30 de los individuos estudiados eran mujeres. Si los hicsos hubieran aparecido en Egipto como invasores, la primera ola probablemente sería toda masculina, porque eran los encargados de la guerra en las sociedades antiguas. La gran cantidad de féminas “inmigrantes” sugiere que ellas estaban a la vanguardia de la migración de esta etnia desde Oriente Próximo.
Sello con el nombre del faraón hicso Apofis I. Crédito: El Museo Metropolitano de Arte (CC0)

"La química arqueológica, específicamente el análisis isotópico, nos muestra una migración de primera generación durante una época de grandes transformaciones culturales en el antiguo Egipto", dice la Dra. Stantis. Y añade: "En lugar de las viejas teorías escolásticas de una invasión, vemos que más personas, especialmente mujeres, migran a Egipto antes del gobierno de los hicsos, lo que sugiere cambios económicos y culturales que conducen a un gobierno de extranjeros, no a un episodio invansor violento".

Fuentes: lavanguardia.com| abc.es | express.co.uk | sci-news.com | 16 de julio de 2020

Hallan en la vega de Cañete La Real la última de las ciudades romanas (Sabora Flavia) que quedaba por localizar en Málaga

Trama urbana detectada en una ortofoto del año 2012

Las huellas de los expoliadores en la vega de Cañete la Real pusieron sobre la pista a su Ayuntamiento. En las últimas semanas se había detectado la presencia de estos ladrones con sus detectores de metales sobre una zona que tenía ya una protección arqueológica, si bien se desconocían sus características.

«Comprobamos que se habían hecho agujeros en la vega -a los pies del cerro Sábora- y empezaron a aparecer restos de mármoles, con los que intuimos que bajo el suelo había edificaciones», explica el alcalde de Cañete la Real, Jacobo Aranda (izquierda).

A partir de ahí el Ayuntamiento comienza a hacer sus propias pesquisas y encuentra en una ortofoto de 2012 un auténtico plano de lo que pudo ser la ciudad romana de Sabora Flavia. Esta fotografía hecha por satélite se hizo posiblemente en el otoño, cuando los cereales de esta zona agrícola dejan ver lo que muy pocos intuían. El paraje conocido como El Carrascal fue una importante ciudad romana que se fundó en el siglo I d.C., Sabora Flavia, que estaba documentada, pero no tenía una ubicación definida. De hecho, era hasta ahora posiblemente la única ciudad romana que quedaba por localizar en Málaga. De esta forma, se podrá unir a la lista de otras villas de ese período, como Acinipo (Ronda), Lacipo (Casares), Caviclum (Torrox) o Aratispi y Antikaria (Antequera), entre otras.

Tras este hallazgo visual, el Ayuntamiento de Cañete la Real ha organizado ya reuniones con los propios vecinos e incluso con la Guardia Civil para atajar el problema de los expolios. Además, ya contactado con la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio de Málaga para «afrontar iniciativas y tareas en común que devuelvan la dignidad a este enclave».


Gracias a fotografías realizadas por satélite, se intuyen muchos edificios, como éste, cuadrangular, de más de trescientos metros cuadrados de superficie.

Entre otras medidas, sería necesario hacer un georradar en esta zona arqueológica, que, en principio tiene más de 90.000 cuadrados de superficie, lo que podría dar una información más precisa de lo que hay bajo estás fértiles tierras agrícolas cañeteras. Con esta herramienta, se puede ver con suma precisión lo que hay hasta cinco metros bajo tierra. Eso sí, Aranda apunta a que la extensión de este valioso hallazgo podría ser más extenso aún, ya que con las ortofotos «se ven edificios de grandes dimensiones»

Hasta ahora de Sabora Flavia sólo se conocía de su existencia, pero no sobre su ubicación exacta. Incluso algunos estudios apuntaban que podía estar en el término municipal de Teba tras el hallazgo de algunas piezas arqueológicas en él. Sin embargo, este descubrimiento permite identificar por fin a la vega cañetera con su ciudad romana.

La principal pista que había sobre esta ciudad romana desapareció, pero estaba documentada. En concreto, se encontró en la vega una tabla de bronce que relataba de alguna forma el origen de Sabora Flavia. Ésta, que pasó a formar parte de la colección de Carlos V, desapareció en el incendio que se produjo en el antiguo Real Alcázar de Madrid en 1734. Eso sí, desde el siglo XVI se sabía de su contenido.

Vista aérea de la villa de Cañete la Real

Según se explicaba en ese documento, dos duoviri -cargos municipales en la época- viajaron hasta Roma para pedir all emperador Vespasiano que les dejara abandonar el poblado de origen íbero de Sabora, situado en el cerro del mismo nombre -junto al cementerio de Cañete la Real-, y trasladarse a una zona de vega cercana, que contaba con mejores comunicaciones y la proximidad de manantiales para abastecerse de agua.

En esa misma tabla de bronce, el emperador accede a esa solicitud con la condición de que la nueva ciudad pasara a llamarse Sabora Flavia -de esta forma se incluye en el nombre la dinastía de emperadores que mandaban en la época-. Aquel documento, no obstante, deniega otra segunda petición de los duoviri, cobrar tributos a los que por allí pasaran camino a otras ciudades. Además, ordena que la tabla se coloque en un sitio público dentro de la nueva ciudad.

Lo que se desprende de aquella tabla de bronce es que los habitantes de Sabora, en un período de paz, pidieron bajar de aquel cerro, que tenía un gran valor estratégico y defensivo -y hoy grandes vistas panorámicas del Valle del Guadalteba- para crear una ciudad romana con mejores condiciones. «En aquella época ya no parecía coherente seguir viviendo en un lugar de difícil comunicación y sin agua», apunta el alcalde de Cañete la Real.

Tras el descubrimiento y el compromiso de la propia Delegación Territorial de Cultura, queda que se haga un estudio más pormenorizado de la zona, que actualmente es propiedad de varios vecinos de Cañete la Real. «Esto no tiene que implicar la expropiación de los terrenos sino que se pueden buscar otras soluciones para los dueños de las parcelas, como el alquiler», aclara Jacobo Aranda.
Eso sí, para preservar el yacimiento arqueológico, además de una mayor vigilancia para evitar los estragos de los expoliadores, el Ayuntamiento apuesta por restringir el uso de aquella maquinaria agrícola que pueda deteriorar lo que actualmente hay bajo estas fértiles parcelas.

Expoliadores

No se puede saber con certeza aún el daño hecho por los expoliadores en este yacimiento, aunque sí que se han beneficiado de ciertas informaciones que son públicas y accesibles a todos los ciudadanos. Las propias ortofotos o toda la documentación que hay detrás de un planeamiento urbanístico ofrecen datos que estos 'buscatesoros' puedan usar para adelantarse a las investigaciones arqueológicas. Gracias a Sitemaps o incluso al propio Google Maps, cualquiera, con unos conocimientos previos, puede encontrar pistas e indicios que lleven hasta el expolio. Con esas piezas desvalijadas de los yacimientos, que podrían servir para un mejor conocimiento del pasado, evidentemente consiguen un importante lucro o, en otros casos, logran saciar sus ansias de coleccionismo privado.

En el caso de Sabora Flavia, supieron interpretar la protección arqueológica que se otorgó a la zona y otros datos documentados para hacer de las suyas en estas tierras de cereales. Sin embargo, en sus incursiones delictivas también han provocado que el Ayuntamiento de Cañete la Real haya podido encontrar presumiblemente esa famosa Sábora Flavia, de la que tanto se ha hablado dentro y fuera de este pueblo del Valle del Guadalteba.

Fuente: diariosur.es | 13 de julio de 2020

Hallan en Siberia occidental imágenes de camellos grabadas en un colmillo de mamut de hace 13.000 años

Dos perspectivas de un antiguo colmillo de mamut encontrado en Siberia que contiene imágenes grabadas de camellos en lucha.

Cada hallazgo que los arqueólogos y paleontógos realizan en la profundidad de nuestra superficie es un tesoro natural. El mismo nos permite comprender la manera en la que vivieron los seres que habitaron la Tierra hace miles de años.

Un reciente hallazgo de un colmillo de mamut, de hace aproximadamente 13.000 años, tenía grabado imágenes de camellos. Lo que significa que es la muestra visual más antigua que se tiene sobre este animal sobre un colmillo de mamut en Asia.

El hallazgo de dicho colmillo, de metro y medio de largo, aproximadamente, fue realizado en el Río Tom, en Siberia occidental, en 1988, pero no se había estudiado hasta que el profesor Yuri Esin (izquierda) y sus colegas, del Instituto de Investigación Khakassian para el estudio de la Lengua, Literatura e Historia de Rusia, decidieron examinarlo y exprimir cada posible detalle con el fin de obtener el máximo de información sobre lo que ocurría hace 13.000 años en la región.

"Se sabe muy poco sobre los antiguos humanos que vivieron en esta área de Siberia, si bien disponemos de evidencias de que cazaban mamuts, y, por lo que ahora se comprueba, también camellos", dice el profesor Elsin.


Entre los grabados se halló la representación de camellos enfrentados en una pelea que puede significar el comienzo de la temporada de apareamiento, así como una imagen antropomórfica que podría mostrar a un humano con un disfraz de camello, lo cual se interpreta como un ardid para tratar de acercarse a estos animales y poder así cazarlos, según mantiene Yuri Esin en su estudio publicado en la revista científica Archaeological Research in Asia.

Pinturas de camellos más antiguas

Los camellos grabados en este colmillo coinciden con los "camellos jorobados" pintados en cuevas y registrados en época similar. En tal sentido, la pintura más antigua conocida de un camello es la hallada en la cueva de Kapova (derecha), en los montes Urales, la cual data de hace unos 19.000 años. Sin embargo hay ciertas diferencias: las imágenes de los camellos en el colmillo de mamut tienen flechas dibujadas sobre los mismos, lo que prueba que eran cazados por los humanos. También aparecen representadas zonas de piel gruesa que sobresalen de la zona superior de sus patas delanteras, vientre, debajo del cuello, en la base de las jorobas y en la frente.

"En general, las figuras de los animales son bastante realistas y quien las dibujó demuestra un buen conocimiento del tema", dice Yuri Esin. "Además se han podido detectar signos de flechas y heridas en los cuerpos de los camellos, incluidas líneas paralelas cercanas entre sí que podrían representar el sangrado de una herida", añade.

"Imágenes similares de camellos enfrentados son bastante comunes en el arte de diferentes culturas de la Edad del Bronce, la Edad del Hierro Temprana y en el período Medieval del sur de Siberia y Asia Central".

"El análisis comparativo de las características de estilo en las figuras de los camellos, muestra que se corresponden con la antigüedad del colmillo, convirtiendo estas imágenes en las más antiguas de Asia en su género. El descubrimiento de estos grabados en esta región es consistente con la teoría de que grupos de poblaciones nómadas se trasladaron al oeste de Siberia en el Paleolítico Superior Tardío", afirma Esin.


No fue una tarea fácil para Esin y sus colegas llevar a cabo el estudio del colmillo, ya que había comenzado a agrietarse debido a que fue almacenado de modo inapropiado.

"Tienen líneas muy finas y poco profundas, lo que hace que apenas sean visibles y tediosas de rastrear, máxime al estar en una superficie de un objeto redondo, largo, curvo y pesado, lo que significa que el colmillo tiene que rotarse para reconocer lo que se ha dibujado", explica Esin.
Para poder identificar las imágenes se realizaron una serie de fotografías macro en primer plano. "Los grabados se crearon con una herramienta de corte muy afilada que, dependiendo de la cantidad de presión aplicada, podría producir una línea de entre 0,1 a 0,15 mm de grosor, o incluso menos", señala Esin.

Se pudieron detectar cuatro imágenes de camellos de dos jorobas representadas en el mismo estilo y utilizando técnicas y herramientas similares. "Todos ellos están representados con solo dos patas y los extremos inferiores de las otras dos, pero, en la mayoría de los casos, no están conectadas", especifica.

Los grabados se crearon con una herramienta de corte muy afilada.

Según Esin, los grabados podrían haberse diseñado para mostrar cuán importantes eran las peleas y la caza de camellos para la cultura de la comunidad artífice que diseño este colmillo. Él especula que las peleas de camellos pueden haber marcado un punto vital en el ciclo anual de la comunidad humana que vivía alrededor de los mismos.

No se han encontrado muchos huesos de camellos en el río Tom, y los que se descubrieron datan entre 30.000 y 55.000 años atrás, dice Esin. Hay algunos que datan de la época del colmillo, esto es, de hace unos 13.000 años, pero se hallaron a cientos de kilométros de distancia del río, lo que significa que la comunidad probablemente era nómada.

El colmillo también incluye el grabado de una imagen antropomórfica que podría mostrar a un humano con un disfraz de camello, según el autor del estudio, Yury Esin.

"La semejanza de algunas características estilísticas y el contenido de las imágenes del colmillo del río Tom con en el arte europeo del Paleolítico Superior es muy significativa", subraya Esin. "Ello sugiere que la razón de semejantes similitudes no es solo fruto de un periodo de la cultura humana, sino también de algunas las tradiciones que fueron heredadas a través del espacio y el tiempo".

De hecho, el colmillo de mamut del río Tom demuestra que grabar diferentes materiales era una parte importante de la tradición cultural durante el Paleolítico Superior. "Las técnicas estilísticas se consolidaban y transmitían de generación en generación, como herencia particular de las habilidades desarrolladas", concluye Esin.

Fuentes: dailymail.co.uk | fawerwayer.com | recordsnews.uk 10 de julio de 2020

Hace 20.000 años los habitantes de Israel dominaban la “nanotecnología de la prehistoria”

Microlitos geométricos y gonométricos de Neve David. Crédito: ZINMAN INSTITUTE OF ARCHEOLOGY / UNIVERSITY OF HAIFA)

Miles de años antes de que Israel fuera reconocido en todo el mundo como la “nación emergente”, los grupos prehistóricos de la región dominaban su propio tipo de nanotecnología, según demuestran nuevas investigaciones de arqueólogos israelíes y chinos. Como se explica en un artículo recientemente publicado en la revista PLOS ONE, los habitantes del enclave de Neve David en el Monte Carmelo produjeron herramientas miniaturizadas muy eficaces.

“Neve David presenta los restos de una sociedad que vivió en la zona hace unos 20.000 años durante el período epipaleolítico”, anunció la Dra. Iris Groman-Yaroslavski (izquierda), del Instituto Zinman de Arqueología de la Universidad de Haifa y una de las principales autoras de la investigación llevada a cabo. “El sitio ofrece los rastros de una rica cultura material, incluyendo una gran cantidad de diminutas herramientas de sílex, pequeñas hojas no más largas de cinco centímetros”.
La materia prima para fabricarlas estaba disponible en el Monte Carmelo. El pedernal tenía que ser golpeado para crear el núcleo del objeto y luego tallarlo en fases sucesivas para crear el artefacto preciso que se necesitaba, en un proceso que requería un alto nivel de habilidad. Las hojas o cuchillas tenían diferentes formas: curvas, triángulos, rectángulos, trapecios, creando artefactos que los expertos denominan como microlitos, señaló la arqueóloga.

Foto: excavación en el yacimiento de Neve David

Si en el pasado el uso de estos instrumentos se estudiaba con especial atención a su empleo como armas, la nueva investigación se centra en la versatilidad de los propósitos para los que servían. Entre los autores del documento se encuentran también los directores de excavación de Neve David, Reuven Yeshurun y Dani Nadel, así como Chen Hong y otros académicos de la Universidad de Zhejiang en Hangzhou (China).

Como señala Groman-Yaroslavski, los microlitos podrían utilizarse para raspar, procesar carne, cortar madera y muchos otros materiales, así como crear lanzas y flechas para la caza y actividades similares. Además, a menudo eran insertados o pegados a otros objetos hechos de diferentes materiales, creando herramientas compuestas.

(a) Mapa de ubicación del Monte Carmelo. (b) Neve David y otros sitios contemporáneos mencionados en el estudio. (c) Plano de excavación que muestra la ubicación del Locus 5 donde se hallaron los microlitos (d) Foto de campo del Locus 5 y algunos de los microlitos.

“Pudimos comprobar que la gente los utilizaba para descuartizar un animal y distribuirlo entre los miembros del grupo, o para cortar y recolectar paja u otras plantas, y más cosas”, añade. “Para entender cómo funcionaban, llevamos a cabo una investigación microscópica y una arqueología experimental”, explicó. “Si hoy nos imagináramos usando una hoja de dos centímetros de largo para cortar madera, ¿cómo funcionaría?”.
Experimentos con diversos arreglos de enmangamiento y microlitos de mano para trabajar la madera.

Por lo tanto, un grupo de estudiantes involucrados en el proyecto creó algunas réplicas de las herramientas y las probaron en diferentes materiales, comparándolas con las antiguas encontradas en el yacimiento.

“Nos sorprendió descubrir lo eficaces que eran, si se usaban correctamente”, señala la arqueóloga. “Realizamos un análisis mediante el empleo de un microscopio metalúrgico con un aumento de hasta 500 veces para ver el patrón de desgaste de las hojas”.

“Es difícil probar la ventaja de herramientas miniaturizadas en comparación con herramientas más grandes utilizadas antes o después, pero creo que representaron una forma de sofisticación que yo llamo la ‘nanotecnología de la prehistoria’, es decir, hacer las mismas cosas con herramientas más pequeñas, como sucede hoy en día con los ordenadores y los teléfonos”, agrega.

Macrografías que muestran macrodesgaste en herramientas experimentales realizadas para su estudio.

Unos miles de años más tarde, durante el Neolítico, las herramientas miniaturizadas se utilizaron cada vez menos hasta que casi desaparecieron, hace unos 11.000 años.
Iris Groman-Yaroslavski mencionó que este fenómeno podría haber dependido de varios factores, desde cambios climáticos hasta grupos cada vez más grandes, por lo que se necesitaban diferentes instrumentos.

“Hace unos nueve mil años, la producción de enormes cuchillas con una nueva tecnología muy sofisticada sustituyó por completo a los microlitos”, concluye.

Fuente: jpost.com | 9 de julio de 2020