Los neandertales de la zona del Levante mediterráneo emplearon tecnología lítica que se consideraba exclusiva del 'Homo sapiens'

Composición de la entrada de la cueva Shukbah (Cisjordania) con una representación de un neandertal.

Un diente recién analizado de un niño neandertal de aproximadamente 9 años, y que ha estado guardado durante mucho tiempo en una colección privada, marca la extensión geográfica más meridional que se conoce de este homínido. El estudio del conjunto arqueológico asociado al diente (cuya datación se estima en torno a 70.000 - 50.000 años atrás) sugiere que los neandertales utilizaron la tecnología Nubia-Levallois, la cual se estimaba restringida al Homo sapiens.

Con una alta concentración de cuevas que albergan evidencias sobre el comportamiento de poblaciones pasadas, el Levante es una zona importante para investigar los orígenes humanos. Durante más de un siglo las excavaciones arqueológicas en esa área han proporcionado fósiles humanos y conjuntos de herramientas de piedra que revelan paisajes habitados tanto por el Homo neanderthalensis como por el Homo sapiens, lo que convierte a esta región en un espacio de potencial mezcla entre ambas poblaciones de homínidos. Distinguir entre estas poblaciones solo mediante conjuntos de herramientas de piedra es complejo, pero se ha venido argumentando que la tecnología Nubia-Levallois fue elaborada solo por el Homo sapiens.

Fotografía y reconstrucción en 3D de un diente de un niño neandertal de 9 años hallado en la cueva Shukbah © Trustees of the Natural History Museum, Londres © Blinkhorn, et al., 2021.

Sin embargo, en un nuevo estudio publicado en Scientific Reports, investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana se reunieron con socios internacionales para reexaminar el registro fósil y arqueológico de la cueva Shukbah (Cisjordania) y han podido establecer no sólo la extensión más al sur que se conozca de los neandertales, sino también que hicieron uso de la tecnología Nubia-Levallois considerada como una marca registrada de los humanos modernos. Con este estudio es la primera vez en que se lleva a cabo un análisis en detalle de un diente humano en combinación con el examen comparativo de un conjunto de herramientas de piedra asociado al mismo.

"Los yacimientos donde restos óseos de homínidos se asocian directamente con conjuntos de herramientas de piedra suelen ser una rareza, pero el estudio tanto de los fósiles como del utillaje lítico es fundamental para comprender las ocupaciones de los homínidos en la cueva Shukbah y de la región en general", dice el autor principal, el Dr. Jimbob Blinkhorn (izquierda), anteriormente en Royal Holloway de la Universidad de Londres y ahora con el Grupo de Investigación de Evolución Panafricana (Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana).

La cueva Shukbah fue excavada por primera vez en la primavera de 1928 por Dorothy Garrod (derecha), quien informó sobre un rico conjunto de huesos de animales y herramientas de piedra de estilo Musteriense cementadas en depósitos de brechas o conglomerados y a menudo concentrados en hogares bien marcados. También identificó un molar humano grande y único. Sin embargo, el espécimen dental se mantuvo en una colección privada durante la mayor parte del siglo XX, lo que impidió realizar sobre el mismo estudios comparativos con métodos modernos. Pero la reciente reidentificación del diente en cuestión en el Museo de Historia Natural de Londres ha dado lugar a un nuevo trabajo detallado sobre los materiales hallados en la cueva Shukbah.

Fotos de núcleos Nubia-Levallois hallados en la cueva Shukbah © UCL, Instituto de Arqueología y cortesía del Museo Penn, Universidad de Pensilvania © Blinkhorn, et al., 2021 / CC BY 4.0

"La arqueóloga Garrod vio de inmediato lo distintivo que era este diente, y ahora hemos examinado el tamaño, la forma y la estructura tridimensional externa e interna del mismo y lo hemos comparado con ejemplares de 'Homo sapiens' y de 'Homo neanderthalensis' del Pleistoceno y del Holoceno. Esto nos ha permitido identificar claramente el diente como perteneciente a un niño neandertal de aproximadamente 9 años", dice el Dr. Clément Zanolli (izquierda), de la Universidad de Bordeaux. "La cueva Shukbah marca la extensión más al sur de los neandertales que se conoce hasta la fecha", subraya Zanolli.

Aunque el Homo sapiens y los neandertales compartían el uso de un amplio conjunto de tecnologías de herramientas de piedra, hasta muy recientemente se ha argumentado que la tecnología Nubia-Levallois había sido utilizada exclusivamente por el Homo sapiens. El argumento se ha fundamentado particularmente en el suroeste de Asia, donde se han utilizado herramientas Nubia-Levallois para rastrear las dispersiones humanas en ausencia de fósiles.

"Las ilustraciones de las colecciones de herramientas de piedra halladas en la cueva Shukbah insinuaban la presencia de la tecnología Nubia-Levallois, por lo que volvimos a visitar las colecciones al respecto con el fin de investigar más a fondo. Al final, identificamos muchos más artefactos producidos con el métrodo Nubia-Levallois de los que habíamos supuesto", dice Blinkhorn. "Esta es la primera vez que se encuentran este tipo de herramientas líticas en asociación directa con fósiles de neandertal, lo que sugiere que no podemos establecer ya un vínculo simple entre esta tecnología y el 'Homo sapiens'".

Entorno y emplazamiento de la la cueva Shukbah (Cisjordania).

"El suroeste de Asia es una región dinámica en términos de demografía, comportamiento y cambio ambiental respecto a los homínidos, y puede ser particularmente importante examinar las interacciones entre el 'Homo neanderthalensis' y el 'Homo sapiens'", agrega el profesor Simon Blockley (derecha), del Royal Holloway de la Universidad de Londres. "Este estudio destaca el rango geográfico de las poblaciones neandertales y su flexibilidad de comportamiento, pero también emite una nota oportuna de advertencia de que no existen vínculos directos entre homínidos particulares y tecnologías específicas de herramientas de piedra".

"Hasta ahora no tenemos evidencia directa de la presencia de un neandertal en África", dijo el profesor Chris Stringer (izquierda) del Museo de Historia Natural. "Pero la ubicación sur de la cueva Shukbah, a solo unos 400 km de El Cairo, debería recordarnos que es posible que incluso se hayan dispersado por el continente africano en alguna ocasión".

Descubren en Tanzania representaciones pictóricas enigmáticas de figuras antropomorfas con cabeza de animal

Vista general de las pinturas de Amak'hee 4. Fotografía de M. Grzelczyk.

En 2018, un equipo de arqueólogos hizo un descubrimiento asombroso en la reserva de caza Swaga Swaga en el centro de Tanzania: 52 refugios rocosos previamente indocumentados, pintados deliberadamente como arte rupestre. La intemperie había destruido casi todo menos un puñado de imágenes, de las cuales algunas eran un enigma absoluto.

Mapa que muestra las ubicaciones de los sitios de arte rupestre Amak'hee 4 y Kolo B1 y B2 (crédito del mapa: ESRI Topo Word / QGIS).

El lugar, llamado Amak'hee 4, fue pintado minuciosamente con un friso de arte figurativo, incluidas tres misteriosas figuras antropomórficas con cabezas extremadamente grandes.

Estas podrían ser, según el arqueólogo Maciej Grzelczyk (izquierda), de la Universidad Jagiellonian en Polonia, una pista para descubrir qué otros tríos de figuras similares encontradas en otros paneles de arte rupestre podrían ser.

El panel de Amak'hee 4 es difícil de datar, pero Grzelczyk pudo calcular que tiene al menos unos cientos de años. Está pintado casi en su totalidad con pigmento rojo, a excepción de cinco figuras en blanco. La erosión de este pigmento y la ausencia de animales domésticos sugiere que es bastante antiguo, que se remonta a la época de las sociedades de cazadores-recolectores de la región.

Representados en el panel hay animales que parecen ñus, antílopes eland, búfalos e incluso una jirafa, así como un puñado de figuras parecidas a humanos con cabezas grandes. Sin embargo, hay un grupo que destaca.

Calco digital de las pinturas de Amak'hee 4 realizado por M. Grzelczyk.

"Entre las pinturas de Amak'hee 4, es particularmente digno de mención una escena que se centra en tres imágenes", escribió Grzelczyk en su artículo publicado en Antiquity. "En este trío, las figuras parecen representar cabezas de búfalo estilizadas. Estas formas recuerdan la caída central en el perfil de la cabeza de búfalo desde donde los dos cuernos se elevan y luego se curvan hacia afuera alejándose de la cabeza, así como las orejas hacia abajo".

La cultura del pueblo Sandawe, que desciende de aquellos que solían habitar la región, no incluye motivos de personas con cabeza de búfalo o personas que pueden transformarse en búfalos (o viceversa), por lo que las imágenes pueden representar algo más. Ahora bien, señala Grzelczyk, los cuernos de búfalo juegan un papel importante en algunos rituales Sandawe.

Comparación de la cabeza de la figura 059 (arriba a la izquierda) y el búfalo africano (arriba a la derecha) y primer plano de la fotografía mejorada digitalmente (usando DStrech) que muestra detalles más finos y capas superpuestas (fotografías de M. Grzelczyk y PAP / DPA).

Sean lo que sean, las extrañas figuras no carecen de precedentes. No muy lejos de Amak'hee 4, en la región de Kondoa en el centro de Tanzania, hay pinturas rupestres en dos refugios rocosos que tienen un gran parecido con el trío de cabezas de búfalo mencionado. En el refugio Kolo B2, se representan tres figuras juntas, y en Kolo B1 tres figuras se representan horizontalmente, aunque yaciendo en el suelo.

En estos tres sitios se muestran figuras similares, con cabezas grandes, aunque las figuras de Kolo lucen un motivo de rayas interpretado como un tocado. Se estima que otras figuras de Kondoa tienen peinados elaborados, y en los tres enclaves las figuras están conectadas por una línea en su sección media, al tiempo que tienen disposiciones y direcciones similares de manos y brazos.

Comparación de los tríos de figuras de Amak'hee 4 (A), Kolo B2 (B) y Kolo B1 (C). Fotografías de M. Grzelczyk.

Amak'hee 4 tiene algunas diferencias importantes. Las cabezas parecen estar llenas de color sólido y parecen mucho más importantes en la acción que las rodea.

"Las figuras de Amak'hee 4 son notablemente más grandes que las de Kolo, y hacen de este motivo principal un punto focal central alrededor del cual parece tener lugar el resto de la narrativa. En contraste, las imágenes de Kolo son representaciones aisladas, sin conexión clara con el resto de las pinturas", escribió Grzelczyk.

Pintura Sandawe que representa a un grupo de mujeres tomadas de la mano (¿bailando?) al oeste de Kondoa.

En Kondoa, los Sandawe todavía utilizan algunos de los lugares de arte rupestre para una variedad de actividades rituales. Los que han sido recientemente documentados también son conocidos por las comunidades locales, por lo que es posible que puedan arrojar algo de luz sobre lo que significan las misteriosas figuras.

Mientras tanto, los arqueólogos continuarán el trabajo de documentar los sitios que puedan agregarse al registro publicado.

Fuente: sciencealert.com | 11 de febrero de 2021

Hallan en Egipto fábrica de cerveza de hace más de 5.000 años: surtió a los primeros faraones

Vista aérea de la fábrica de cerveza recién descubierta. La cervecería estaba compuesta de ocho áreas utilizadas como "unidades de producción". Cada una de ellas contenía unos 40 barreños de terracota. Ministerio de Antigüedades.

Una misión arqueológica ha descubierto en el centro de Egipto los restos de la que se cree que es la fábrica de producción masiva de cerveza más antigua de la que se tiene conocimiento, pues se estima que data de hace 5 mil 100 años, informó este sábado el Ministerio de Turismo y Antigüedades egipcio.

El hallazgo tuvo lugar en el norte de Abidos, en la provincia de Suhag, por una misión arqueológica conjunta egipcio-estadounidense y "consiste en ocho grandes sectores de 20 metros de longitud, 2.5 de ancho y 0.4 de profundidad que se usaban para producir cerveza”, según un comunicado del Ministerio.

La fábrica, añadió el documento, “probablemente se re remonta a la etapa del rey Narmer, considerado por algunos historiadores como el primer faraón de Egipto por haber unificado las regiones del Alto y del Bajo Nilo alrededor del año 3.100 a.C.

Por lo tanto, “se cree que es la fábrica de cerveza de producción masiva más antigua del mundo”, precisó.

De acuerdo con el Ministerio, ya se tenía conocimiento de esta fábrica desde principios del siglo XX, pero no se conocía su localización exacta hasta que ha sido descubierta por una misión encabezada por los arqueólogos Mathew Adams (izquierda), de la Universidad de Nueva York, y Deborah Vischak (derecha), de la de Princeton.

Abydos se encuentra en la parte sur del país, casi 400 kilómetros al sur de El Cairo a lo largo del Nilo. “Este es el lugar de enterramiento de los primeros reyes de Egipto”, dice Vischak. "Es un lugar que perdió protagonismo cuando los reyes trasladaron sus entierros al norte, a la capital Menfis, cerca de El Cairo", agrega.

Adams señaló en el comunicado que las instalaciones tenían capacidad para producir unos 22.400 litros de cerveza de una vez.

Además, indicó que "fue construida en ese lugar específicamente para suministrar cerveza para los rituales reales que se celebraron en los centros funerarios de los primeros reyes de Egipto" ya que durante las excavaciones se han encontrado evidencias de que la bebida se utilizaba en estos como ofrendas.

El secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mustafá Waziri, explicó por su parte que cada uno de los ocho sectores en que se distribuía la planta contaba con 40 cubetas de cerámica para calentar la mezcla de granos y agua, y cada cubeta se fijaba en su lugar mediante pilares de arcilla.

La cerveza tiene su origen en la región de Oriente Medio, en culturas como la mesopotámica y la egipcia, y se considera que la más antigua del mundo proce del Nilo Azul, en el actual Sudán, la cual data del año 7.000 a.C., y ha estado presente en todas las civilizaciones que han surgido en la cuenca mediterránea.

Hoy en día, pocos monumentos en pie sobreviven en Abidos, y las aldeas rurales invaden y rodean el sitio desértico, ubicado en la orilla occidental del Nilo, entre el borde del valle del río y los acantilados desérticos circundantes al oeste. Abidos, que abarca casi siete kilómetros cuadrados, contiene una rica colección de material antiguo que incluye vastos cementerios y templos reales.

El principal de ellos es el templo de Seti I, que es el principal atractivo para la mayoría de los turistas, y el Shunet el-Zebib, un monumento funerario de adobe desgastado que pertenece a uno de los primeros reyes de Egipto, Jasejemuy. La conservación de este monumento, de 5.000 años de antigüedad, una de las estructuras funerarias más antiguas del mundo, es una parte importante del proyecto arqueológico que lleva a cabo a Universidad de Nueva York junto con la de Princenton.

Las excavaciones en Abydos comenzaron a fines de la década de 1960 con el veterano egiptólogo David O'Connor, de la Universidad de Nueva York. Durante más de 50 años, O'Connor exploróeste vasto lugar reconstruyendo lentamente su compleja historia y, a menudo, se centró en los aspectos menos explorados de la historia egipcia. Vischak, quien se convirtió en codirectora del proyecto en 2018, junto con Matthew Adams, ha continuado con la labr de O'Connor.

Este antiguo cementerio del Imperio Antiguo en Abidos, hogar de los primeros faraones de Egipto, habla de una época en que el antiguo sitio perdió protagonismo cuando los reyes trasladaron sus entierros al norte, a la capital Memfis, cerca de El Cairo. Foto de Ayman Damarany.

Vischak, Adams y Reis Ibrahim Mohamed 'Ali, el capataz arqueológico, están concentrando sus esfuerzos de investigación en un cementerio no real en el extremo norte del sitio, cerca de Shunet. El cementerio data principalmente del Reino Antiguo (ca. 2700-2000 a. C.), aunque se utilizó en períodos posteriores. "Lo que queremos ver es cómo este cementerio nos habla hoy en día", dice Vischak. "¿Qué podemos decir de la comunidad partiendo de lo que nos dejaron?"

El año pasado, Vischak descubrió una diversa gama de artefactos del Imperio Antiguo en el cementerio, incluidos tiestos de cerámica, cuentas, joyas, vasijas de cerámica y numerosas ofrendas funerarias y votivas.

Los hallazgos de Vischak indican que aunque los reyes dejaron atrás Abidos, la comunidad local continuó y participó en las mismas tradiciones religiosas y funerarias compartidas en todo el país, aunque en un tipo de paisaje sagrado significativamente diferente. En el próximo milenio, 700 años después, el sitio se convirtió en un importante centro sagrado, atrayendo a los devotos de Osiris, el dios egipcio del inframundo y la deidad responsable de juzgar las almas en el más allá.

Fuentes: eluniversal.com.mx | discovery.princeton.edu | 13 de febrero de 2021

Mérida encuentra a sus princesas suevas

Láminas de oro repujado aparecidas sobre la frente y el cuello de una de las aristócratas suevas. CONSORCIO CIUDAD MONUMENTAL DE MÉRIDA

En el siglo V d.C. el imperio romano ya solo representaba una sombra de lo que fue. De hecho, Augusta Emerita (Mérida), la capital de la gran diócesis de Hispania (la Península y el norte de África), se veía obligada, incluso, a levantar murallas para defenderse de los peligros exteriores que la acechaban. Se desmontaban a toda prisa monumentos funerarios, templos o edificios oficiales para extraer los sillares necesarios para erigir las defensas. Pero de nada sirvió. En el año 429, el rey suevo Heremigario logró saquear la urbe.

Esqueleto con joyas de una de las jóvenes suevas halladas en Mérida.CONSORCIO CIUDAD MONUMENTAL DE MÉRIDA

Surgió entonces una nueva clase dirigente, llegada de Europa oriental, que se mantendría en el poder, al menos, una década y que enterraba a sus muertos en los suburbios del norte de la ciudad, en lo que ahora es un solar de media hectárea de la calle de Almendralejo, 41. Y allí, los arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida y de la Junta de Extremadura han hallado decenas de enterramientos, de los que nueve corresponden a “princesas” suevas, con sus ajuares de oro y plata y que coinciden en su decoración con los hallados en lejanos yacimientos de Ucrania, Serbia, Polonia o Rusia.

“Nobles jóvenes extranjeras”, las denomina el estudio Novedades en la necrópolis tardorromana deMérida: las princesas bárbaras, de los arqueólogos Francisco Javier Heras Mora y Ana Belén Olmedo Gracera, donde hacen públicos los resultados de sus investigaciones.

El suburbio norte de la antigua Emerita fue durante siglos un área industrial y funeraria que incluía monumentales sepulturas, sencillos depósitos de cremaciones, inhumaciones infantiles o pequeñas fosas cerámicas. "A comienzos del V, el barrio sufrió un colapso arquitectónico drástico y definitivo, que hizo sucumbir los edificios, al encontrarse extramuros de la ciudad y ser fácil presa de los ataques. Uno de los signos más definitorios de ese dramatismo pudo ser el conjunto de cuerpos humanos atrapados y abandonados bajo los techos y piezas arquitectónicas de un posible santuario pagano”. Pero los derrumbes no provocaron que la zona fuese abandonada en las décadas siguientes, sino que durante todo el segundo cuarto del siglo V continuó siendo utilizada como necrópolis por los nuevos señores de la ciudad, los suevos. “Será pues la enésima vez que este espacio vuelva a su primitivo cometido funerario”, señala el documento.

Piezas de uno de los collares y alfileres de oro que llevaba una joven sueva hallada en Mérida. CONSORCIO CIUDAD MONUMENTAL DE MÉRIDA.

Las decenas de cuerpos exhumados aparecieron extendidos sobre la espalda, en posición de decúbito supino, con los brazos desplegados paralelos al tronco, los miembros inferiores rectos y sin flexionar. Las sepulturas son sencillas: fosas oblongas de ángulos redondeados y, en unos pocos casos, con cajas y clavos de hierro que demuestran la existencia de desaparecidos ataúdes de madera. Y entre todas las tumbas, se ha hallado “un grupo de enterramientos que escapan a lo habitual por los objetos que visten los cuerpos o los acompañan”. Se trata de los restos de nueve jóvenes que fueron inhumadas con fíbulas, pequeños broches, pendientes, colgantes, collares, anillos, láminas repujadas, una jarra cerámica y una copa de vidrio, “lo que diferencia a este grupo del resto”.

Par de fíbulas de láminas plateadas aparecidas en la sepultura nº 1

En concreto, uno de los cuerpos luce “fíbulas plateadas” (blechfibeln, en terminología germana), cuyo origen proviene del ámbito geográfico del mar Negro y, en último término, de la llamada cultura de Cernajahov. “Es, sin duda, explica el documento, uno de los más destacados exponentes del atuendo femenino y aristocrático propio de esas poblaciones que, desde comienzos del siglo V, protagonizaron las grandes migraciones europeas", explica el documento.

"Las fíbulas, por ejemplo, constituyen uno de los artefactos más relevantes de los que integran un grupo exclusivo de objetos de adorno personal desde el punto de vista material y cultural”. La mayoría de estos atavíos son parte del ornato personal femenino, del que participan además unos pendientes —de oro, plata o bronce— cuyo carácter distintivo es su remate poliédrico. Son sencillos aros formados por una fina varilla de sección circular, donde uno de sus extremos es un dodecaedro macizo. "Agujas de oro semejantes probablemente sirvieron para asir ropas o mantos, pues suelen aparecer de dos en dos junto al cuello o al pecho de la difunta. También son habituales las cuentas de collar con la misma forma, o los juegos de manicura”, explican Heras y Olmedo.

Pendientes con adornos poliédricos hallados en Mérida.CONSORCIO CIUDAD MONUMENTAL DE MÉRIDA.

Las cuentas de oro tubulares exhumadas son oriundas del ámbito de Crimea y del mar Negro. “Las diez pequeñas láminas de oro en forma lanceolada, rematadas en filigrana y con incrustación de granate, aparecidas son parte del atuendo aristocrático. Son muy parecidas a las que se guardan en el Museo de Cracovia, se lee en el artículo. En cambio, otra de las jóvenes exhumadas portaba fíbulas plateadas sobre los hombros y láminas de oro repujado —cuadradas, triangulares, circulares o en doble espiral―, lo que lleva a los arqueólogos a referirse a contextos funerarios de Ucrania, Hungría, Rumania, Rusia o Polonia.

También se ha hallado un broche con forma de insecto acompañado de un anillo de oro, a semejanza de los zoomorfos que se encontraron en la tumba del rey franco Childerico (437-481), en Tournai (Bélgica). Como señalan los autores del estudio, “parece apropiado, y hasta cierto punto lógico, pensar que estos ajuares áureos correspondieron a personajes que coparon un lugar principal en la estructura social de la comunidad emeritense, y cuyos atributos exclusivos y de alto coste económico demostraban su estatus social”.

Movimiento de los distintos pueblos de la Europa Oriental, protagonistas de las denominadas Grandes Migraciones del siglo V, conforme al “reparto” de Hispania y la extensión del reino suevo en época de Requila, entre el año 438 y el 449.

“No son romanas”, continúa el trabajo, “quienes se visten completamente a la moda bárbara. Alguna de estas tumbas es fiel reproducción —o comparable— de otros conjuntos de gentes orientales durante la primera mitad de ese siglo V a través de Europa central”. Y concluye: “Son, por tanto, llegados de fuera quienes se entierran en este lugar, al modo como lo hacían en su lugar de procedencia, sin negar tampoco que esa forma hubiera sido alterada con el paso de los años con la interacción cultural o con la creciente lejanía geográfica de la que partieron las princesas bárbaras o sus antepasados".

Fuente: elpais.com | 14 de febrero de 2021

Arkeologi Museoa recorre los últimos siglos de la historia de la arqueología vasca en la exposición 'Sobre espaldas de Gigantes'

La exposición pretende mostrar la historia de la arqueología vasca, desde los primeros estudios realizados en el siglo XVIII hasta la actualidad a través de más de cien piezas originales. “Sobre espaldas de gigantes” rinde un homenaje a la labor realizada por todas las generaciones de arqueólogos y arqueólogas precedentes y sobre cuyas investigaciones se fundamenta el conocimiento en la actualidad. La muestra se podrá visitar en el Arkeologi Museoa de la Diputación Foral de Bizkaia hasta el 7 de noviembre de 2021 y las visitas guiadas comenzarán el 1 de abril

La exposición "Sobre espaldas de Gigantes" que acoge el Arkeologi Museoa recorre los últimos siglos de la historia de la arqueología vasca a través de más de cien piezas originales expuestas en función de la fecha de su hallazgo, lo que es reflejo del patrimonio que en cada época se ha valorado.

La diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao Ibarra, y el director del Arkeologi Museoa, Iñaki García Camino, han inaugurado esta mañana la muestra que podrá visitarse hasta el 7 de noviembre de 2021.

En la presentación la diputada ha destacado que “desde la Diputación Foral de Bizkaia consideramos imprescindible conocer nuestros orígenes, indagar en la historia en todos los ámbitos de nuestra vida. A lo largo de la historia ha habido grandes Gigantes que nos han descubierto aspectos importantes de nuestro pasado, de lo que fuimos”.

A través de los materiales expuestos en "Sobre espaldas de Gigantes" se muestra la historia y el desarrollo de la arqueología en la Comunidad Autónoma Vasca, en la Comunidad Foral de Navarra y en el País Vasco transpirenaico, desde las primeras referencias y estudios hasta los tiempos actuales. Esta muestra da a conocer, además, las distintas fases del desarrollo de la arqueología vasca: desde los pioneros hasta la actualidad, pasando por la escuela de Barandiaran, que dio carácter científico a la disciplina. Para realizar este viaje, en la exposición se presentan los materiales arqueológicos que han sido descubiertos en cada fase o periodo. Todo ello contextualizando dichos hallazgos en el marco de las corrientes y tendencias historiográficas de cada momento.

Lo más destacado de la historia de la arqueología vasca en cinco unidades expositivas

La exposición está organizada en cinco unidades expositivas que muestran el desarrollo de la arqueología, incluso siglos antes de que se convirtiera en disciplina de carácter científico a comienzos del siglo XX. Desde entonces, han ido cambiando los métodos y técnicas de conocimiento y también las preguntas que distintas generaciones de arqueólogos han formulado sobre el pasado en función de las preocupaciones sociales del tiempo que les ha tocado vivir.

Cada unidad se ilustra con los materiales recuperados en cada una de las fases en que se ha dividido la exposición.

La primera corresponde al periodo en el que la arqueología era poco más que coleccionismo y en el que se recuperaron y valoraron piezas de gran valor como el mosaico del caballo del hipocausto hallado en Iruña y que puede verse en la exposición, o la cubierta del sepulcro de Argiñeta, traída de la ermita de San Adrián en Elorrio.

Entre 1916 y 1936, la arqueología adquirió reconocimiento científico de mano de Barandiaran, Eguren y Aranzadi quienes excavaron numerosos dólmenes en Aralar y distintas cuevas en Bizkaia y Gipuzkoa, recogiendo objetos, huesos humanos y de animales por constituir las huellas de nuestros antepasados y no por ser objetos estéticamente bellos. Así, la exposición alberga un yunque de piedra de Bolinkoba (Dima) utilizado hace 15.000 años para construir herramientas o una asta de ciervo de Santimamiñe de la que se extrajeron varillas para fabricar arpones, punzones o azagayas.

Se cierra la sección expositiva con una vitrina de la cueva de Urteaga en la que estaba excavando Barandiaran cuando estalló la Guerra Civil y se vio obligado a exiliarse. En ésta podremos ver uno de los cráneos que sirvieron para describir los caracteres físicos del tipo vasco, junto a una plaqueta y un canto decorado con figuras de animales dibujados con un trazo casi imperceptible.

Con Barandiaran en el exilio, los estudios sobre prehistoria se estancaron en el País Vasco, sin embargo, en Navarra y en menor medida en Araba se estudiaron más de una docena de yacimientos de la Edad de Hierro, como los poblados de Peña Saco en Fitero o El Alto de la Cruz en Cortes, de los que podemos ver cinco recipientes de cerámica en la muestra.

En 1953 regresó Barandiaran del exilio y continuó la labor interrumpida por la guerra, reactivando las investigaciones prehistóricas y formando a una nueva generación de arqueólogos como Jesús Altuna, Juan María Apellániz, Ignacio Barandiaran, o Armando Llanos. Durante este periodo en Navarra la arqueología de época romana adquirió madurez gracias a la labor de una gran arqueológa M.A. Mezquiriz que investigó los orígenes de Iruña, la vieja Pompaelo de época romana.

En las vitrinas de los descubrimientos del periodo podremos ver cuentas de collar de Txotxinkoba (Gizaburuaga) y hachas de piedra pulimentados de los dólmenes de la Galupa (Karrantza, Bizkaia) o de las cuevas sepulcrales de Kobeaga (Ispaster) o Ereñuko Aristi. Quien visite la exposición se encontrará también con hachas de bronce que constituyen los primeros testimonios de metalurgia en el País Vasco y, lo que es más extraño, un molde de fabricación de estas hachas encontrado en Aralar. También hay que destacar una cajita de cerámica decorada de la Hoya (Araba).

La última unidad de la exposición abarca de 1980 hasta la actualidad. La fecha de inicio viene marcada por la creación de las instituciones autonómicas y forales que asumieron competencias en la gestión del Patrimonio Cultural fomentando un mayor conocimiento y reconocimiento de nuestro Patrimonio. Ello provocó nuevas intervenciones y, sobre todo, nuevas formas de conocimiento más acordes a la sociedad del momento y que permiten analizar el pasado desde diferentes perspectivas.

En las vitrinas de la muestra veremos un espectacular, por su tamaño, cuenco de terra sigillata, del siglo II encontrado en Iruña; una delicada aceitera de vidrio del siglo XV, unas monedas empleadas al final del imperio romano y escondidas en un lugar de Rigoitia, un peine de madera decorado de la Plaza del Castillo, unos anillos de oro y plata de las necrópolis de Aldaieta y Dulantzi, incluso unas sencillas llaves de Zarautz que pueden ser interpretadas desde la arqueología de la producción, de género o del conflicto, abriendo nuevas perspectivas de investigación y, en definitiva, creando un discurso histórico poliédrico y enriquecedor.

A partir del 1 de abril se harán visitas guiadas a la exposición y en septiembre se publicará el catálogo en la serie los ’Cuadernos del Arkeologi‘, en el que se recogerán no sólo las fichas técnicas de todas las piezas expuestas, sino también cuatro artículos en el que cuatro especialistas harán un recorrido por la historia de la arqueología vasca, destacando las hipótesis e investigaciones que provocaron los descubrimientos y el avance de conocimiento.

Más de cien piezas procedentes de distintos museos vascos cedidos para la ocasión

La exposición es resultado de la colaboración entre museos y centros de depósito de materiales arqueológicos de las comunidades autónomas del País Vasco y Navarra. Junto con el Arkeologi Museoa, coordinador de la muestra, participan en el proyecto el Bibat de la Diputación Foral de Álava, Gordailua de la Diputación Foral de Gipuzkoa, el Instituto Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra y el Museo de Oiasso en Irún.

Los contenidos y selección de piezas han sido elaborados por los equipos técnicos de los citados centros de arqueología para esta muestra.

Mujeres del Paleolítico

La exposición rompe también con el sesgo de género en la evolución humana. Desde el paleolítico hasta la Edad de los Metales, las mujeres no solo realizaron tareas de reproducción y manutención, a las que tradicionalmente se les ha vinculado, sino que participaban también en los trabajos fuera del ámbito doméstico.

En la exposición, una vitrina llama la atención sobre lo que se denomina la arqueología de género. "Generalmente, inconscientemente relacionamos los objetos con hombres o mujeres, cuando en realidad no es así. Los adornos, por ejemplo, eran un símbolo de distinción que podían llevar tanto hombres como mujeres. Al igual que objetos de trabajo que se asociaban solo a hombres... Esta exposición también pretende ser una reflexión reivindicando el papel de la mujer en la prehistoria", explicó Iñaki García Camino.

Fuente: euzkadinoticias.es | 11 de febrero de 2021

Creados minicerebroides humanos modificados genéticamente para parecerse a los neandertales

El biólogo brasileño Alysson Muotri, con una placa en la que cultiva minicerebroides humanos. UCSD

El paleoantropólogo británico Chris Stringer suele decir que es muy injusto que la palabra neandertal se utilice hoy como un insulto. Los neandertales ya utilizaban innovadoras herramientas de piedra hace 300.000 años, se adornaban, manejaban el fuego, cuidaban a sus enfermos y enterraban a sus muertos. Los restos de sus cacerías de mamuts indican que se comunicaban entre ellos para trabajar en equipo. Y, sin embargo, los neandertales desaparecieron hace unos 40.000 años, desplazados por los humanos modernos.

El biólogo brasileño Alysson Muotri es uno de los investigadores que están intentando averiguar si había algo en el cerebro neandertal que contribuyó a su extinción. Es otra forma de hacerse la gran pregunta de la humanidad: ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué nos hace únicos? Muotri acaba de crear algo singular en su laboratorio para buscar la respuesta: minicerebroides modificados genéticamente para tener rasgos neandertales.

En cada célula humana hay unos 22.000 genes con las instrucciones necesarias para su funcionamiento. El equipo de Muotri apunta a 61 genes clave que marcan la diferencia entre los actuales sapiens y los neandertales. Uno de estos genes, llamado NOVA1, actúa de director de orquesta en el desarrollo temprano del cerebro. Los investigadores, de la Universidad de California en San Diego (EE UU), han introducido la variante neandertal de este gen en una célula humana reprogramada para poder convertirse en células cerebrales. Muotri habla de reconstruir la mente neandertal en una placa de laboratorio”, pero el resultado, en realidad, es una pelotita de células del tamaño de un grano de sal gorda.

Minicerebroides humanos con la variante neandertal del gen. UCSD
Su estudio, publicado este jueves en la revista Science, muestra que la reintroducción de la versión arcaica del gen NOVA1 desemboca en unos minicerebroides con una estructura y unas conexiones entre neuronas diferentes. Los organoides elaborados con células de humanos modernos suelen ser esféricos, mientras que los neandertalizados son más pequeños y tienen forma de palomita de maíz. “No sabemos cómo y cuándo exactamente ocurrió este cambio en nuestra historia evolutiva, pero parece ser significativo. Podría ayudar a explicar algunas de nuestras modernas capacidades en cuanto a nuestro comportamiento social, lenguaje, adaptación, creatividad y uso de la tecnología”, ha señalado Muotri en un comunicado.

La variante arcaica del gen NOVA1 no solamente se encontraba en los neandertales, también aparece en los denivosanos, otra especie humana extinta, cuyos restos se descubrieron hace una década en una cueva de Siberia (Rusia). El equipo de Muotri ha introducido la variante en el genoma humano gracias a la revolucionaria técnica de edición genética CRISPR, cuyas creadoras, la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, ganaron el Premio Nobel de Química en 2020. Muotri ya había hecho experimentos similares con genes de chimpancés y de bonobos, pero nunca con una especie desaparecida. La comunidad científica esperaba estos resultados desde que ofreció un adelanto en un congreso en 2018.

“Es un estudio técnicamente excelente”, aplaude la bióloga Sandra Acosta (izquierda), del Instituto de Biología Evolutiva, en Barcelona. “Es un avance importante porque estamos llegando a definir cuáles son las mutaciones por las que somos humanos: qué nos diferencia del resto de las especies”, afirma. Acosta, con líneas de investigación similares a las de Muotri, está ahora volcada en estudiar el efecto del coronavirus en minicerebroides humanos creados en su laboratorio.

La bióloga subraya la importancia de este tipo de estudios para entender los trastornos neurológicos, como el autismo y la epilepsia, más allá de la evolución humana. “Estas regiones que los humanos tenemos diferentes del resto de las especies son muy interesantes, porque nos van a permitir averiguar mucho más sobre la fisiología de nuestra especie”, explica. Acosta defiende la investigación con estos minicerebroides, aunque estén muy lejos de reflejar la auténtica complejidad de un cerebro real. “Los organoides nos permiten modelar las funciones cerebrales porque son humanos. El resto de modelos de experimentación, como los ratones, no nos permiten hacerlo, porque no son humanos”, zanja.

Organoides cerebrales del tamaño de un guisante a los 10 meses de edad. (Muotri Lab/UCTV)

“Hay que evitar la simplificación de que un solo gen ha transformado el cerebro de nuestros ancestros”, subraya el neurobiólogo Alberto Ferrús (derecha), del Instituto Cajal (CSIC), en Madrid. El investigador recalca que los organoides creados en el laboratorio no son cerebros pequeñitos. “En mi opinión, son tan solo un banco de pruebas donde estudiar procesos en un ambiente reducido. No mucho más que un cultivo celular, pero algo más estructurado”, opina.

“La idea de poner un gen de nuestro parientes en un organoide actual para ver sus efectos es una buena manera de empezar, pero aún hay mucho camino por recorrer hasta saber qué hacía ese gen en el cerebro de nuestros parientes y qué hace en nuestro caso”, añade Ferrús, exdirector del Instituto Cajal.

El investigador Carles Lalueza Fox (izquierda), también del Instituto de Biología Evolutiva, advierte de que el equipo de Muotri ha cambiado un solo gen en el organoide, así que es imposible sacar conclusiones definitivas de los efectos observados. “Es un experimento interesante, en la línea de lo que hay que seguir haciendo”, opina Lalueza Fox, uno de los coautores de la secuenciación del genoma neandertal.

Fuente: elpais.com | 12 de febrero de 2021