Un estudio que arroja datos significativos sobre el hallazgo de una espada prehistórica hallada en Mallorca

En septiembre de 2019, un equipo de investigadores localizó una espada prehistórica durante trabajos de excavación en el talayot del Serral de ses Abelles (Puigpunyent, Mallorca). Los estudios que siguieron a este importante hallazgo, en el que ha participado la Universidad de Granada (UGR), se acaban de publicar en la revista científica Journal of Archaeological Science-Reports.

Dichos estudios han sido desarrollados por el equipo científico liderado por Pau Sureda (izquierda), del Incipit-CSIC, con participación de la Universitat de les Illes Balears, la Universidad de Granada y el Museo Arqueológico de Deià. La investigación ha sido financiada con fondos del Ayuntamiento de Puigpunyent y la Agencia Gallega de Innovación (GAIN) de la Xunta de Galicia.

El estudio aporta información esencial para entender estos objetos como elementos emblemáticos más que como armas funcionales, y los contextualiza dentro de las sociedades baleares de finales de la Edad de Bronce y las rutas comerciales más amplias del Mediterráneo Occidental.

El notable estado de conservación de la espada y el hecho de ser la única pieza de su tipo documentada en el siglo XXI en una excavación arqueológica la convierten en un hallazgo excepcional. El propósito principal de esta investigación fue caracterizar tecnológicamente la espada, estudiar su procedencia y profundizar en el papel de estos artefactos en las sociedades de la prehistoria balear.

Gracias a los métodos de análisis usados en el estudio -Carbono 14, fluorescencia de rayos X, radiografía, tests de metalografía y microdureza, etc. – se pudo datar por primera vez uno de estos objetos, además de aportar información importante para entender el proceso de fabricación de esta espada, su funcionalidad, su trascendencia social, así como aspectos relacionados con la procedencia de los minerales de cobre utilizados.

Durante la campaña de restauración del yacimiento talayótico del Serral de ses Abelles (Puigpunyent, Mallorca) en septiembre de 2019, se desenterró una espada balear perfectamente conservada. Este hecho constituye una circunstancia excepcional ya que solo se conocen 19 espadas similares – incluyendo la del estudio – y la mayoría de ellas están fragmentadas y / o aparecieron sin un contexto arqueológico asociado.

Los talayots son estructuras turriformes monumentales que fueron construidas y utilizadas a inicios del I milenio a. C., durante la Edad de Hierro. El talayot del Serral de ses Abelles se encuentra en un promontorio que domina todo el entorno del valle de Puigpunyent en la isla de Mallorca. Hoy en día, este monumento turriforme es la principal estructura visible, aunque alguna vez estuvo vinculado a un poblado mayor, ya desaparecido por construcciones posteriores.

Todo el conjunto arqueológico data del siglo VIII a.C. El talayot fue excavado parcialmente (más del 75% de la cámara) por el arqueólogo Guillermo Rosselló-Bordoy en 1959, quien sugirió que el monumento fue vaciado y destruido por el fuego. En 2019, se realizó una re-excavación del sitio, explorando un área preservada en el lado norte de la cámara. Estos trabajos permitieron documentar una vez más la secuencia estratigráfica observada en 1959, confirmando las capas asociadas al fuego en varias unidades incluyendo el colapso de la estructura de cobertura, y dando lugar a una reconsideración de la interpretación inicial.

Conclusiones del estudio

Uno de los principales aspectos que se desprenden de la investigación es que la espada no era funcional como arma, pues no fue trabajada para su endurecimiento ni tampoco sus filos fueron preparados. Los análisis de composición química e isotópica arrojan que esta se produjo en bronce posiblemente en Mallorca, siguiendo los modelos locales y utilizando para ello dos coladas metálicas con cobre procedente de Linares (Jaén), aleadas con distintas cantidades de estaño en función de los intereses tecnológicos del metalurgo prehistórico. Además, mediante las radiografías – muchas de ellas realizadas en el Hospital Son Llàtzer de Palma – se ha observado que se compuso a partir de dos piezas posteriormente ensambladas con tres remaches.

La investigadora de la UGR Mercedes Murillo-Barroso.

El estudio detallado del contexto de aparición ha permitido comprender que posiblemente se encontraba en un lugar elevado del edificio y que apareció ya amortizada y asociada a los niveles de derrumbe de la cubierta de un edificio turriforme (talayot) durante un incendio. Las dataciones radiocarbónicas (C14) realizadas permiten situar dicho evento con posterioridad a 793 a.C.

Finalmente, cabe destacar que la aparición de las espadas baleáricas se circunscribe a un momento muy concreto de la prehistoria balear, y aparentemente concentrado en la isla de Mallorca. Dicho momento, a finales de la Edad de Bronce, es considerado un periodo asociado a importantes transformaciones sociales en el conjunto del archipiélago. La localización de esta espada en un lugar destacado del yacimiento permite sugerir a los científicos que esta jugó un papel de objeto emblemático en el contexto de las sociedades talayóticas de Mallorca.

Fuente: canal.ugr.es | 18 de octubre de 2021

Descubren un santuario íbero en el yacimiento arqueológico de Santomera (Murcia)

Fotografía del equipo investigador.

El yacimiento íbero en al sierra de Balumba, en Santomera, esconde muchas incógnitas. Si hace unos meses, la Universidad de Murcia (UMU) se hacía eco del descubrimiento de una torre ibérica de grandes dimensiones por parte del grupo de investigación del doctor en Historia, José Ángel Ocharán, esta vez los arqueólogos, entre los que participan alumnos de la Universidas de MU¡urcia, han hallado un santuario con varios utensilios reseñables.

Por ejemplo, pequeñas figuras fabricadas en metal que se utilizaban como ofrendas para las divinidades, una de ellas se trata de un sello que tiene grabado el símbolo esvástico o también llamado tetraskel levógiro, que representaba al sol. Este elemento constata que el lugar era un espacio de culto, ya que se asocia a santuarios y necrópolis desde la prehistoria, según informaron fuentes de la institución docente en un comunicado.

Foto: Detalle del sello con la cruz gamada encontrado en el yacimiento de Balumba, en la sierra de Santomera (Murcia) - Equipo Proyecto Balumba.

Este objeto se encontró dentro de un agujero en el suelo, tapado con una piedra de molino a modo de tapadera, y junto con otros elementos como accesorios personales, monedas y reproducciones de armas en miniatura, además de un cuenco de entre 15 y 20 cm con hasta 10 cm de profundidad, aplastado pero en buen estado de conservación. Todo esto indica que se trata de una favissa u ofrenda oculta que se llevaban a cabo entre los siglos IV y III antes de Cristo.

También se han encontrado vasos cerámicos con forma de cáliz que serían utilizados para realizar libaciones o lo que es lo mismo, derramar un líquido como ofrenda a una deidad. Con ellos también había cerámica de lujo importada desde Ática, en Grecia y un kylix de imitación ibérica, que consiste en una especie de cáliz más aplanado que se usaba también en las ceremonias rituales.

Este yacimiento de la sierra de Santomera también cumple otra de las características necesarias para ser un espacio de culto y es que tiene orientación oeste, en dirección a la puesta de sol y dispone de un nacimiento de agua.

Foto: Los arqueólogos José Ángel Ocharán (izquierda) y Miguel Pallarés, en la cueva de la sierra de Balumba (Santomera). EDU BOTELLA E.P.

Vista de la sierra de Balumba, Santomera, Murcia.

Cueva a descifrar

En una primera fase de excavación se halló un lingote con una epigrafía que determinaría su propiedad o su peso, éste último estaría relacionado con los sistemas fenicio-púnicos, cuyas medidas se encontraron representadas en la torre hallada con anterioridad en este mismo yacimiento. "Son piezas especiales, porque no hay lingotes ibéricos salvo el que hemos encontrado en Santomera. Es muy posible que estemos ante un patrón en la estandarización de los pesos y medidas, lo que sería muy interesante" comenta José Ángel Ocharán, jefe de la excavación.

El lingote se encuentra en fase de análisis para determinar su utilidad y posible utilización, para ello se está estudiando otro similar que coincide en peso (3450 gramos) y además se compara con las medidas de una moneda cartaginesa, el shekel.

Además aparecieron más productos relacionados con la metalurgia, como un crisol, utilizado para fundir metal con restos de una colada de plomo en su interior, restos de fogatas y grandes contenedores posiblemente utilizados para almacenar agua y enfriar los materiales. También fueron encontradas balas de plomo, llamadas glandes, que se empleaban para ser lanzadas con hondas.

La cueva, que en un primer momento se catalogó como un taller de metalurgia, dio un giro cuando en las siguientes capas comenzaron a aparecer restos del santuario, lo cual plantea a los expertos el reto de aclarar la vinculación entre el taller y los ritos que también se llevaban a cabo en la cueva. Ya existe un precedente en la Región, en el Santuario Rupestre Ibérico de La Nariz, en Moratalla, donde se vincularon las labores plúmbeas a espacios sagrados.

Esta excavación, llevada a cabo por la Asociación Patrimonio y el Ayuntamiento de Santomera en colaboración con la Universidad de Murcia, ha terminado ya tres campañas con grandes avances en sus investigaciones, y no descartan más hallazgos de relevancia en las próximas debido a la "enorme potencia arqueológica del lugar", comenta José Ángel Ocharán.

Fuente: laopiniondemurcia.es | 14 de octubre de 2021

Descubren en Turquía 400 tumbas de cámara excavadas en piedra, llenas de pinturas murales y tesoros de entre los siglos II al IV d.C.

Las tumbas presentan imágenes de enredaderas, flores y patrones geométricos, así como figuras mitológicas. Archivo del Proyecto de Excavación Arqueológica Blaundos.

Un equipo de arqueólogos en Turquía ha descubierto 400 tumbas de cámara excavadas en la roca que datan de hace 1.800 años y forman parte de una de las necrópolis excavadas en la roca más grandes del mundo.

El equipo encontró las tumbas en la antigua ciudad de Blaundos (también deletreada Blaundus), ubicada a unos 180 kilómetros al este del Mar Egeo en lo que hoy es Turquía. La ciudad fue fundada durante la época de Alejandro Magno y existió durante los períodos romano y bizantino.

Las tumbas están llenas de sarcófagos, muchos de los cuales contienen múltiples personas fallecidas, una pista de que las familias usaron estas tumbas para entierros durante muchas generaciones, dijo Birol Can, arqueólogo de la Universidad de Uşak, en Turquía, y director del Proyecto de Excavación Blaundos.

"Pensamos que las cámaras de la tumba de Blaundos excavadas en la roca, en las que hay muchos sarcófagos, se utilizaron como tumbas familiares, y que las tumbas se volvieron a abrir para cada miembro de la familia fallecido, a fin de llevar a cabo una ceremonia de entierro y se volvía a cerrar", dijo Can a Live Science en un correo electrónico.

"La ciudad de Blaundos se asienta sobre una colina rodeada por un valle, que en realidad es una rama de los vastos cañones de Uşak, uno de los sistemas de cañones más largos del mundo", dijo Can. La gente de Blaundos construyó la necrópolis en las laderas del cañón. "Debido a la naturaleza rocosa de las laderas que rodean la ciudad, la técnica de entierro más preferida fueron las tumbas en forma de cámara excavadas en las rocas sólidas", añade.

Aunque los arqueólogos conocían la necrópolis desde hace más de 150 años, nunca han realizado una excavación sistemática de Blaundos, razón por la cual el equipo de Can comenzó un proyecto de excavación en 2018 con el objetivo de documentar las ruinas y preparar proyectos de conservación. Hasta ahora han identificado dos templos, un teatro, un baño público, un gimnasio, una basílica, las murallas de la ciudad y una puerta, acueductos, un santuario dedicado a un antiguo héroe griego o romano conocido como Heroon, y cámaras en las tumbas cortadas en la roca.

"Aparte de todo ello, sabemos que hay todavía muchas estructuras religiosas, públicas y civiles bajo tierra", subraya Can.

Panorámica del cañón donde los antiguos residentes de la ciudad excavaron las tumbas. Archivo del Proyecto de Excavación Arqueológica de Blaundos

El trabajo de restauración revela los diseños pintados en los techos de las tumbas talladas en piedra. (Crédito de la imagen: Archivo del Proyecto de Excavación Arqueológica Blaundos).

Tumbas del valle

En 2018, al excavar una de las tumbas de cámara excavadas en la roca, los arqueólogos encontraron huesos humanos que datan de los siglos II a IV d.C. Por lo tanto, en 2021, el equipo se centró en la necrópolis. "Como resultado de este trabajo, que ha sido peligroso en ocasiones, se ha completado la documentación de aproximadamente 400 tumbas de cámara excavadas en la roca que se pueden observar en la superficie", dijo Can.

Sin embargo, la necrópolis fue un punto de acceso para los ladrones de tumbas, los cuales destruyeron algunas mientras robaban joyas preciosas y otros artefactos a lo largo de los siglos. Los arqueólogos han encontrado muchos objetos que permiten saber que los fallecidos datan de la época romana. Por ejemplo, fragmentos de cerámica y monedas descubiertos así lo indican. “Además, la técnica de las pinturas murales que cubren las paredes, bóvedas y techos de las tumbas, y el estilo de las escenas vegetales y figurativas que se representan en ellas, muestran características romanas”, apunta Can.

"El equipo encontró diferentes tipos de tumbas de cámara excavadas en la roca, incluidas cámaras de una sola habitación, así como"estructuras complejas formadas por la disposición de las habitaciones una tras otra", señala Can. "Estas habitaciones no fueron creadas de una sola vez. Se entiende por las huellas en las paredes que estas tumbas fueron diseñadas originalmente como una habitación individual. Sin embargo, con el tiempo, cuando no había lugar para más enterramientos en esta habitación individual, la misma se fue expandiendo hacia adentro y se agregaron la segunda, la tercera y luego la cuarta habitación".

Algunas tumbas todavía tenían artefactos que probablemente estaban destinados a ayudar a los fallecidos en el más allá. Este ajuar funerario incluyó espejos, diademas, anillos, brazaletes, horquillas, instrumentos médicos, cinturones, vasos y lámparas de aceite, todo lo cual arroja luz sobre las personas enterradas en las tumbas, como su sexo, ocupación, hábitos y fecha de entierro.

Una tumba de cámara excavada en la roca en Blaundos. (Crédito de la imagen: Archivo del Proyecto de Excavación Arqueológica Blaundos)

Hermosas pinturas

Las paredes y los techos de estas cámaras funerarias estaban decoradas con pinturas coloridas e intrincadas, aunque muchas se han deteriorado a lo largo de los milenios. Los murales en 24 de estas cámaras aún son visibles, pero están en mal estado.

"Algunas de estas tumbas fueron utilizadas como refugios para animales por los pastores hace mucho tiempo", dijo Can. "Los frescos estaban cubiertos de una densa y negra capa de hollín, debido a los incendios que se producían en esa época". Pero el equipo de restauración-conservación ha podido limpiar algunas de las pinturas, revelando las vibrantes escenas florales, geométricas y figurativas pintadas en las paredes.

"Enredaderas, flores de varios colores, coronas, guirnaldas, paneles geométricos son los motivos más utilizados", dijo Can. "Además de estos, figuras mitológicas, como Hermes (Mercurio), Eros (Cupido) y Medusa, hay animales como pájaros y perross inlcuidos en los paneles anchos".

"Aunque hay cientos de tumbas más por excavar, todas las pinturas murales se revelarán con las excavaciones que se realizarán en la necrópolis en los próximos años", advierte Can.

Ruinas de piedra en el sitio arqueológico de Blaundos. Klaus-Peter Simon a través de Wikimedia Commons bajo CC BY 3.0.

El equipo también planea hacer estudios químicos y de ADN, los cuales revelarán la ascendencia de las personas fallecidas, así como su sexo, edad y hábitos nutricionales, concluye Can.

Blaundos está abierto a los turistas. A medida que las excavaciones revelan más espacios de la ciudad, Can espera proteger los nuevos hallazgos y compartirlos con el mundo.

Fuentes : livesciece.com | smithsonianmag.com | 15 de octubre de 2021

Los vikingos estaban en América en el año 1021: tres trozos de madera lo desvelan

Reconstrucción de un edificio vikingo del yacimiento de L'Anse aux Meadows. Glenn Nagel Photography.

L'Anse aux Meadows, en la bahía de Épaves, en la punta norte de la península de Terranova, Canadá, es un yacimiento relacionado desde su hallazgo en la década de 1960 con una ocupación vikinga. Las excavaciones han localizado los restos de ocho edificios, entre talleres y viviendas, y artefactos como una fíbula de tipo nórdico o trozos de madera que claramente habían sido tallados con herramientas de hierro, de las que carecían los indígenas. Tras mucho debate, una innovadora investigación arqueológica ha podido determinar con precisión la cronología del sitio: 1021. Es decir, los europeos estaban presentes en América hace exactamente mil años.

Esta es, hasta el momento, la evidencia más antigua que confirma la llegada de los vikingos al continente americano, que bautizaron como Vinlandia, "tierra de vides". Los intrépidos navegantes nórdicos se adelantaron en al menos 471 años a Cristóbal Colón, aunque saltando de isla en isla, de Islandia a Groenlandia y luego hacia el oeste, a través del Atlántico Norte. Así lo asegura un estudio internacional publicado este miércoles en la revista Nature que, según los especialistas consultados por este periódico, es serio, emocionante y va a provocar muchas discusiones académicas.

La investigación liderada por Michael Dee (izquierda) y Margot Kuitems, de la Universidad de Groningen, en Holanda, ha datado a través de análisis radiocarbónicos una serie de objetos de madera hallados en el yacimiento, interpretado como una estación de paso utilizada para reparaciones de barcos y como base de expediciones vikingas hacia el interior, quizá también hacia el sur.

El análisis de las tres piezas, procedentes de al menos dos especies diferentes de árboles y realizado en dos laboratorios independientes, ha revelado que fueron cortadas el mismo año con hojas de metal, un material que las poblaciones locales desconocían.

"Nuestro resultado del año de corte, 1021, constituye la única fecha segura para la presencia de los europeos al otro lado del Atlántico antes de los viajes de Colón", aseguran los investigadores. "Pero aún más importante, [esta datación] actúa como un nuevo punto de referencia en el conocimiento europeo de América y la prueba más antigua del año en el que la migración humana había rodeado el planeta".

Foto: Muestra de las maderas del yacimiento vikingo analizadas en las que se aprecian tanto el corte metálico como los anillos del árbol. M. KUITEMS / UNIVERSIDAD DE GRONINGA

Imagen microscópica de uno de los fragmentos de madera analizados. Petra Doeve.

Estos datos no afirman que el desembarco de los vikingos en América se registrara en 1021 y en este lugar concreto, que es posible que alojara hasta a un centenar de personas y que fue incendiado bien como resultado de un ataque indígena o en el contexto de un acto de clausura ritual. Según las fuentes escritas y arqueológicas —las dataciones suelen ofrecer horquillas temporales—, los nórdicos llegaron a Vinlandia alrededor del año 1000.

Los extraordinarios viajes oceánicos de los vikingos se conocen a través de dos historias islandesas, la Saga de los groenlandeses y la Saga de Erik el Rojo. La primera afirma que Bjarni Herjólfsson, hijo del caudillo de Groenlandia, fue el primero en avistar América del Norte en 986, cuando su barco fue empujado por unas tormentas. La segunda atribuye el descubrimiento, en una fecha algo más tardía, a Leif Erikson, el Afortunado, aunque él realmente no llegó a desembarca allí. En base a estas fuentes —narran una historia similar pero difieren en ciertos aspectos—, los investigadores interpretan que los nórdicos permanecieron en Vinlandia alrededor de trece o tres años, respectivamente.

"Los viajes a Vinlandia fueron sucesos marginales en los que participaron solo unos pocos barcos y un par de cientos de individuos, y no hay ninguna indicación particular de que fueran importantes para los vikingos más allá de como argumento para una historia épica", escribe el arqueólogo Neil Price, de la Universidad de Uppsala, en su fabuloso libro Vikingos. "Sin embargo, también señalaron algo más: el momento único en la historia de la humanidad en el que las poblaciones que habían salido de África cientos de miles de años antes finalmente unieron sus ramas oriental y occidental, y completaron, de este modo, el ciclo de asentamiento alrededor del globo terráqueo".

Tormenta solar

La investigación de los científicos ha consistido en determinar el año en el que se cortaron las maderas —las que presentaban evidencias de haber sido manipuladas con herramientas metálicas— recuperadas del yacimiento de L'Anse aux Meadows, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para ello tomaron como referencia los años 992-993, cuando se registró un insólito evento de rayos cósmicos que aumentó el carbono atmosférico. Esta situación, documentada en árboles de todo el mundo, influyó en el desarrollo de los anillos de la madera.

Una reconstrucción de un edificio vikingo en las cercanías del yacimiento nórdico de Terranova. Glenn Nagel Photography.

Las tres piezas analizadas, de las que se han obtenido 127 muestras de Carbono 14, fueron taladas el mismo año, porque todas ellas muestran un descenso del carbono en el anillo que estaba creciendo 29 años antes, justo cuando se produjo la tormenta solar. "Encontrar esta señal en la corteza nos permitió concluir que el momento del corte tuvo lugar en 1021", asegura Margot Kuitems, autora principal del artículo.

Este estudio es de gran importancia porque desvela la primera fecha segura de un asentamiento vikingo en América. No hay evidencias arqueológicas tan concretas de otra ocupación nórdica en lo que llamaron Vinlandia, solo lo que relatan las sagas.

Mucho más al norte, en el Ártico, en la costa de Canadá, los investigadores han descubierto indicios de una presencia fugaz escandinava, como en la isla de Baffin. Ahí se han documentado un pequeño crisol para fundir cobre (derecha) y cuerdas y piedras de afilar para herramientas de metal. Pero todo son incógnitas. Al contrario, sí se puede afirmar con certeza, y desde ya, que los vikingos estuvieron en L'Anse aux Meadows, en Canadá, hace exactamente mil años.

Fuentes: elespañol.com | Universidad de Groningen | 20 de octubre de 2021

Huellas prehumanas halladas en Creta podrían ser las más antiguas jamás descubiertas

Huellas humanas de 5,7 millones de años halladas en Trachilos, Creta, cuestionan la visión de África como cuna de la humanidad. Europa Press / Andrzej Boczarowski

Un conjunto de huellas descubiertas por accidente en la isla griega de Creta, en Trachilos, está planteando preguntas fascinantes sobre los orígenes de la humanidad, si bien no sin controversia.

Las huellas de Trachilos fueron encontradas en 2002 por el paleontólogo polaco Gerard Gierlinski, y un nuevo estudio afirma que son la evidencia más antigua de este tipo que se conoce sobre los ancestros humanos. La investigación fue publicada el 11 de octubre en la revista Scientific Reports por un equipo internacional.

Hasta ahora, la teoría más ampliamente aceptada es que los homínidos se originaron y evolucionaron en África antes que en ningún otro lugar. Y homínidos es el término utilizado para describir el grupo formado por humanos modernos, especies humanas extintas y todos nuestros antepasados inmediatos.

Foto: Otro ejemplo de las huellas halladas en Trachilos, Creta.

Fuera de África

Los paleontólogos suscriben ampliamente la hipótesis de que África es "la cuna de la humanidad". Según su teoría, la humanidad evolucionó únicamente en ese continente antes de producirse una "gran migración" al resto del mundo que comenzó hace menos de dos millones de años.

Ahora, el equipo de investigadores dirigido por el paleontólogo sueco Per Ahlberg (izquierda), de la Universidad de Uppsala (Suecia), desafía esta línea de tiempo, y afirma que las huellas de Trachilos tienen unos seis millones de años.

Hasta ahora se consideraba que las huellas de Laetoli, descubiertas en Tanzania en 1976, eran la evidencia directa más temprana de un pie similar al humano. Las de Trachilos serían casi 2,5 millones de años más antiguas.

Los descubrimientos en África han sido cruciales para armar el árbol genealógico de nuestra especie. Además de huellas, en los últimos 100 años se han hallado numerosos fósiles prehumanos en África.

“Las huellas son casi 2,5 millones de años más antiguas que las huellas atribuidas al 'Australopithecus afarensis' (Lucy) de Laetoli en Tanzania”, explicó el co-autor del último estudio, Uwe Kirscher (derecha), de la Universidad de Tübingen.

Señaló que los hallazgos ponen las huellas de Trachilos con la misma antigüedad que el Orrorin tugenensis de Kenia descubierto en 2002, el cual dejó constancia de que caminaba erguido. Los descubrimientos anteriores que involucran fósiles de este bípedo incluyen huesos de piernas como el fémur, pero no huesos de pies ni huellas. Kirscher describió que la datación de las huellas de Creta arroja nueva luz sobre la evolución temprana del movimiento humano durante la época prehistórica”.

“El pie humano más antiguo utilizado para caminar erguido tenía una bola, con un dedo gordo paralelo fuerte y dedos laterales sucesivamente más cortos. El pie tenía una suela más corta que Australopithecus. El arco aún no se pronunciaba y el talón era más estrecho”, indica Per Ahlberg.

Otros descubrimientos incluyen el cráneo del Sahelanthropus tchadensis, que se estima vivió en África hace siete millones de años. Se le ha venido considerando el homínido más antiguo que se conoce actualmente, si bien un último estudio lo ha puesto en entredicho. En Europa, en comparación, ha habido muy pocos descubrimientos de fósiles óseos similares.

Fotografía de dos huellas que posiblemente representan una postura estática de un individuo. Proceedings of the Geologists' Association.

¿Quién dejó sus huellas en Creta?

Ahlberg también fue parte del equipo que publicó el primer artículo sobre las huellas de Trachilos, en 2017. Su estudio más reciente, que salió a la luz en octubre del 2021 en Scientific Reports, revisa la edad de las huellas y establece que son más antiguas, pasando de 5,7 millones de años de antigüedad a 6,05 millones.

En su primer artículo, Ahlberg y sus colegas concluyeron que las huellas se parecían a las de los homínidos, especialmente por la cercanía del hallux (dedo gordo del pie) a los otros dedos, a diferencia de los pies de primates como gorilas y chimpancés.

"Las huellas de los simios no humanos se ven muy diferentes; el pie tiene la forma de una mano humana, con el dedo gordo pegado en el costado de la suela y sobresaliendo hacia los lados", le dijo Ahlberg a la BBC.

"En comparación con nuestros compañeros primates, nuestros dedos gordos están alineados con el eje largo del pie, no sobresalen hacia un lado", agregó.

Las tres huellas mejor conservadas. Proceedings of the Geologists' Association.

Algunos paleontólogos recibieron los nuevos hallazgos con escepticismo.

Los críticos cuestionaron los métodos utilizados para analizar las pistas y algunos incluso pusieron en tela de juicio la veracidad de las huellas.

Matthew Bennett (izquierda), un profesor experto en huellas de la Universidad de Bournemouth, en Reino Unido, formó parte del equipo que estudió las pistas en Grecia. Incluso él es cauteloso en su evaluación.

"Son huellas fósiles muy intrigantes, probablemente dejadas por un animal bípedo, alguna forma de simio", explica el profesor Bennett a la BBC. "Pero si son de linaje humano ,esa es otra historia", agregó.

Para comprender la vacilación de Bennett, debemos recordar una vez más que en Europa se han encontrado pocos huesos fósiles de un homínido. Además, la línea de tiempo de la evolución humana está lejos de ser un asunto simple.

Los paleontólogos creen que los grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos) surgieron y se diversificaron durante un tiempo conocido como el Mioceno, hace entre 23 millones y 5 millones de años. Sin embargo, hay poco consenso sobre cuándo se separaron los humanos de este grupo.

"Los científicos han encontrado evidencia de grandes simios no humanos deambulando por Europa, por lo que es posible que estos hubieran dejado huellas en Creta", explica Robin Crompton (derecha), experto en antropología biológica de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido.

"Las huellas ciertamente podrían ser de homínidos, y eso claro que es emocionante. Pero todavía hay un gran signo de interrogación que solo se puede resolver con más investigaciones y descubrimientos", le dijo Crompton a la BBC.

En otras palabras, necesitamos encontrar más huesos y huellas en Europa.

Otra de las huellas encontradas en la isla de Creta.

¿Cuán importantes son los descubrimientos más recientes?

Ahlberg dice que no hay duda de que nuestra especie, el Homo sapiens, evolucionó en África hace unos 300.000 años. Pero su interés va mucho más atrás de esta historia.

"La pregunta aquí es si, mucho más atrás en el tiempo, todo el linaje humano se originó en África", dice Ahlberg. "Quizás no fue así, ya que nuestra investigación sugiere que los primeros antepasados humanos pudieron haber vagado tanto por el sur de Europa como por el este de África", señala.

Ahlberg apunta que, antes de descartar teorías, está trabajando sobre la posibilidad de que nuestros antepasados se hubieran extendido por Europa previamente a lo que creemos actualmente. "Lo que estamos diciendo es que la itinerancia de estos homínidos tempranos podría ser mayor de lo que la gente suele pensar", argumenta.

En el 2017, el mismo año que se publicó el primer artículo sobre Trachilos, la paleontóloga alemana, Madelaine Bohme (izquierda), de la Universidad de Tubingen, también atrajo la atención al anunciar el descubrimiento en Grecia de una mandíbula inferior y un premolar, los cuales representarían al "último antepasado común" de los humanos y los chimpancés, cuyos linajes se habrían separado, no en África, sino el Mediterráneo oriental hace entre 7 y 5 millones de años.

Ella y un equipo de investigadores bautizaron a este antepasado común como Graecopithecus freybergi, el cual habría vivído en la región de los Balcanes entre 7,25 y 7,18 millones de años atrás. Eso implicaba que era más antiguo que el Sahelanthropus tchadiensis, hasta ahora considerado el antepasado humano más antiguo en caminar erguido.

Los científicos creen que la isla de Creta todavía formaba parte del continente junto a Grecia a través de la región del Peloponeso hace seis millones de años. “No podemos descartar una conexión entre el artífice de las huella y el posible 'Graecopithecus freybergi' prehumano”, declara Böhme.

El nuevo estudio confirma la investigación y las teorías recientes del equipo del profesor Böhme, que cree que hace seis millones de años el continente europeo y del Cercano Oriente se separó de la húmeda África Oriental por una expansión relativamente breve del Sahara. El análisis geoquímico de los depósitos de playa de Creta de seis millones de años sugiere que los vientos transportaron el polvo del desierto desde el norte de África. El equipo de científicos calculó una edad de entre 500 y 900 millones de años de antigüedad al fechar granos minerales del tamaño del polvo. “Estos períodos son típicos de presencia de polvo del desierto del norte de África”, según citan los investigadores en su análisis.

Böhme añadió que estudios recientes también sugieren que el mono africano Sahelanthropus tchadensis no era bípedo y que el Orrorin tugenensis, que se originó en Kenia y vivió hace entre 6.1 y 5,8 millones de años, es el prehumano más antiguo de África. Por lo tanto, la desertificación a corto plazo y la distribución geográfica de los primeros predecesores humanos podrían estar más estrechamente relacionadas de lo que se pensaba.

Representación de los fósiles y figuración del Orrorin tugenensis.

“Por un lado, una fase de desertificación hace 6,25 millones de años en Mesopotamia podría haber iniciado una migración de mamíferos europeos, posiblemente incluidos los simios, a África. Por otro lado, la segunda fase del aislamiento de los continentes por el Sahara hace seis millones de años podría haber permitido un desarrollo separado del 'Orrorin tugenensis' prehumano africano en paralelo con un prehumano europeo”, argumenta Böhme.

Según ese principio, denominado 'oscilación del desierto' por la propia Böhme, la desertificación sucesiva a corto plazo en Mesopotamia y el Sahara provocó una migración de mamíferos de Eurasia a África.

Independientemente de la afinidad de las huellas de Trachilos con el linaje de los homínidos, en este artículo los especialistas han refinado la antigüedad de estas huellas colocándolas sobre una base geocronológica más segura. Esto permitirá que futuros estudios descriptivos y comparativos se basen en un marco temporal robusto, facilitando la evaluación del verdadero significado de las huellas de Trachilos y su relación con el linaje homínido.

"Nuestras investigaciones no cuestionan la historia de la evolución humana después de hace cinco millones de años, sino lo que sucedió antes de ese momento", concluye Bohme.

Mandíbula inferior de 'Graecopithecus freybergi', denominada 'El Graeco', de 7.17 millones de años hallada en Grecia. Wolfgang Gerber, Universidad de Tübingen

Escepticismo y ciencia

La controversia provocada por las huellas de Trachilos también plantea preguntas sobre cómo los científicos se enfrentan a una hipótesis periférica.

A pesar de que tiene sus reservas sobre las huellas de Trachilos, Robin Crompton también insiste en que rechazar de plano que puedan pertenecer a homínidos, como lo han hecho sus colegas, no ayuda en absoluto al estudio de los orígenes de la humanidad.

"Las huellas deben ser investigadas, no simplemente descartadas. Los científicos deben mantener la mente abierta", afirmó.

Madelaine Bohme está de acuerdo y señala que ha habido siempre cambios sísmicos en las teorías sobre los orígenes de la humanidad. La hipótesis de África como cuna de la humanidad, por ejemplo, no se aceptó ampliamente de inmediato cuando los restos de un bebé conocido como el Niño Taung (derecha), que había vivido hace 2,8 millones de años se encontraron en Sudáfrica en 1924.

"Ha habido momentos en la historia en los que se creía que la humanidad podría haberse originado en diferentes partes del mundo en lugar de África", recordó.

"La ciencia sin escepticismo no es buena ciencia. La gente debe estar abierta a los argumentos. Sí, necesitamos más investigación y más descubrimientos, pero ver a los colegas simplemente descartando nuestros hallazgos es algo totalmente diferente".

Per Ahlberg parece estar especialmente molesto por las sugerencias de sus colegas de que las afirmaciones hechas por su equipo son extraordinarias. "Es solo porque la gente está desesperadamente casada con la teoría de que la humanidad se originó en África por lo que nuestras afirmaciones se ven de esa manera", cree.

"En este sentido, no me preocupa lo que dirá ahora la comunidad paleontológica. Hemos presentado la evidencia y hemos defendido nuestro caso", añade. "Francamente, luchar contra la incredulidad de la gente no es interesante", concluye.

La losa de roca en Trachilos, Creta, donde se descubrieron por primera vez las huellas de los homínidos de Creta de 6 millones de años de antigüedad en 2002. Fuente: Olaf Tausch / CC BY 3.0.

Robo de huellas

Como nota al pie de página, las huellas de Trachilos ciertamente han despertado más que la curiosidad científica.

Ocho de las huellas fueron incluso cinceladas de la roca y robadas unas semanas después de que se anunciaran su descubrimiento en 2017. Posteriormente, la policía griega arrestó a un profesor de secundaria local y recuperó las huellas fósiles.

Fuentes: 24horas.cl | infobae.com | Universidad de Uppsala | 21 de octubre de 2021

Los primeros humanos modernos del sudeste asiático se adaptaron a un entorno de selva tropical

Foto: El arqueólogo Fabrice Demeter en el entorno del enclave arqueológico de Tam Pà Ling, Laos.

Aunque ha habido evidencias de que nuestra especie vivió en regiones de selva tropical en el sudeste asiático desde hace al menos 70.000 años, la mala conservación de material orgánico en estas regiones limita lo que sabemos sobre su dieta y adaptaciones ecológicas a estos hábitats. Un equipo internacional de científicos dirigido por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz ha aplicado un nuevo método para investigar la dieta de humanos fósiles: el análisis de isótopos estables de zinc del esmalte dental. Este método resulta particularmente útil para saber si los humanos y los animales prehistóricos comían principalmente carne o plantas.

Los supuestos tradicionales a menudo han visto las selvas tropicales como una barrera para los primeros Homo sapiens. Sin embargo, cada vez hay más pruebas de que los seres humanos se adaptaron y vivieron en los hábitats de la selva tropical del sudeste asiático. Algunos investigadores también sugieren que, en el pasado, otras especies humanas, como Homo erectus y Homo floresiensis, se extinguieron porque no pudieron adaptarse a este entorno como lo hizo nuestra especie. No obstante, sabemos muy poco sobre la adaptación ecológica de los humanos fósiles, incluido lo que ellos comían.

Diente fósil de un ciervo sambar, del que se tomó una muestra de esmalte dental para el análisis de isótopos de zinc. Esta especie de ciervo todavía se encuentra hoy en el sudeste asiático, y específicamente en Laos. © MPI. Antropología evolutiva.

Los isótopos de zinc revelan qué tipo de alimento se consumía principalmente

En este estudio, los investigadores analizaron las proporciones de isótopos estables de zinc de dientes de animales y humanos de dos sitios en la provincia de Huà Pan, en Laos: Tam Pà Ling y el enclave cercano de Nam Lot. “El sitio de Tam Pà Ling es particularmente importante para la paleoantropología y arqueología del sudeste asiático, dado que alberga el registro fósil más antiguo y abundante de nuestra especie en esta región”, explica Fabrice Demeter (izquierda), investigador de la Universidad de Copenhague. Sin embargo, hay poca evidencia arqueológica, como herramientas de piedra, rastros de hogar, restos de plantas, marcas de cortes en los huesos, en Tam Pà Ling: solo dientes y huesos. Esto hace que los enfoques isotópicos sean la única forma de conocer mejor la dependencia alimentaria anterior.

El análisis de isótopos de nitrógeno, en particular, puede ayudar a los científicos a saber si los humanos del pasado comían animales o plantas. Ahora bien, el colágeno en huesos y dientes necesario para realizar estos análisis no se puede conservar fácilmente. En regiones tropicales como la de Tam Pà Ling, este problema es aún más agudo. “Los nuevos métodos, como el análisis de isótopos de zinc del esmalte, pueden superar ahora estas limitaciones y permitirnos investigar dientes de regiones y períodos que antes no podíamos estudiar”, dice el líder del estudio Thomas Tütken (derecha), profesor del Instituto de Geociencias de la Universidad Johannes Gutenberg. "Con las proporciones de isótopos estables de zinc, ahora podemos estudiar Tam Pà Ling y aprender qué tipo de comida comían nuestros primeros antepasados ​​en esta región".

Interior del enclave arqueológico de Tam Pà Ling, el cual a proporcionado numerosos fósiles humanos modernos tempranos desde el inicio de su excavación en 2009. © Fabrice Demeter

Dieta de humanos fósiles del sudeste asiático

El fósil humano estudiado en esta investigación data del Pleistoceno tardío, más precisamente de hace 63.000 y 46.000 años. Con él también se analizaron varios mamíferos de ambos sitios, entre ellos búfalos de agua, rinocerontes, jabalíes, ciervos, osos, orangutanes, macacos y leopardos. Todos estos animales diferentes muestran diversos comportamientos alimentarios, lo que lo convierte en un contexto ideal para determinar qué comían exactamente los humanos en ese momento. Cuanto más diversos sean los restos de animales encontrados en un sitio en particular, más información podrán utilizar los investigadores para comprender la dieta de los humanos prehistóricos.

Cuando comparamos los valores de isótopos de zinc del fósil Homo sapiens de Tam Pà Ling con los de los animales, estos sugieren fuertemente que su dieta contenía tanto plantas como animales. Esta dieta omnívora también difiere de la mayoría de los datos de isótopos de nitrógeno de humanos en otras regiones del mundo para ese período de tiempo, donde una dieta rica en carne se discierne casi constantemente. “Otro tipo de análisis realizado en este estudio, el análisis de isótopos de carbono estables, indica que los alimentos consumidos provienen estrictamente de entornos boscosos”, dice Élise Dufour (izquierda), investigadora del Museo Nacional de Historia Natural de París. "Los resultados son la evidencia directa más antigua de las estrategias de subsistencia para los humanos del Pleistoceno tardío en las selvas tropicales".

El investigador Nicolas Bourgon prepara el análisis de una muestra utilizando un MC-ICP-MS, un instrumento utilizado en geoquímica para medir proporciones isotópicas. © MPI Antropología evolutiva

Los investigadores a menudo asocian nuestra especie con entornos abiertos, como sabanas o estepas frías. Sin embargo, este estudio muestra que los primeros Homo sapiens podrían adaptarse a diferentes entornos. Juntos, los resultados de los isótopos de zinc y carbono pueden sugerir una combinación de adaptaciones especializadas a las selvas tropicales vistas desde otros sitios arqueológicos del sudeste asiático. "Será interesante, en el futuro, comparar nuestros datos de isótopos de zinc con datos de otras especies humanas prehistóricas del sudeste asiático, como Homo erectus y Homo floresiensis, y ver si podemos entender mejor por qué se extinguieron mientras nuestra especie sobrevivió" , concluye el primer autor Nicolas Bourgon, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

Fuente: Instituto Max Planck | 14 de octubre de 2021