Un parásito ayuda a identificar como orinales vasijas de la antigua Roma

El orinal apareció roto en el rellono de las termas. / ROGER WILSON

Quienes creen erróneamente que la arqueología tiene que ver con la búsqueda de tesoros valiosos y piezas excepcionales del pasado se sorprenderán al ver la naturaleza del objeto sobre el que trata un artículo que destaca en el último número de Journal of Archaeological Science. Es un orinal. Romano y del siglo V. De hecho, si esta pieza es la protagonista de un artículo científico es porque su estudio ha permitido identificarlo sin género de dudas como un orinal. ¿Cómo? Analizando unas concreciones en su fondo que han resultado contener huevos de parásitos intestinales que debieron de estar en las heces de su posiblemente desdichado usuario.

«Fue increíblemente emocionante encontrar los huevos de estos gusanos parásitos 1.500 años después de haber sido depositados», afirma Tianyi Wang (izquierda), de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio junto con Sophie Rabinow y Piers D. Mitchell, del Departamento de Arqueología de esta entidad académica, y Roger J. A. Wilson, del Departamento de Estudio de las religiones Clásicas y del Próximo Oriente de la Universidad de la Columbia Británica. La emoción de los investigadores puede resultar chocante, pero es comprensible si se tiene en cuenta que es la primera vez que se identifican huevos de parásitos en depósitos del interior de una vasija de cerámica romana.

Como explican los investigadores, al comienzo de su artículo, las cerámicas son las formas de cultura material más abundantes que pueden recuperarse arqueológicamente de los contextos romanos. Como resultado, «los arqueólogos han desarrollado durante más de un siglo tipologías detalladas de cerámicas que pueden proporcionar información sobre la función y la fuente de producción de los diferentes tipos de cerámica». Los recipientes que hasta ahora habían sido considerados como orinales «suelen estar fabricados con cerámica lisa en forma de cubeta abierta, con lados rectos e inclinados, un fondo generalmente plano, aunque a veces ligeramente elevado en el centro, y un borde o labio abierto hacia el exterior, con ligeras variantes formales».

El recipiente de cerámica utilizado como orinal según fue descubierto. Foto: J. A. Wilson.

Son objetos bien conocidos, pero «su identificación supuesta como orinales no se inició hasta finales de la década de 1990», a partir del contexto en el que aparecieron algunos de ellos: en letrinas. Como es habitual en arqueología, existía un cierto debate sobre el asunto, pues había especialistas que defendían que se trataba de recipientes de almacenamiento. Hasta ahora no había ninguna prueba científica que confirmara su uso real.

La cerámica cuyo análisis ha cerrado la discusión, este orinal definitivo, pertenece a una pequeña villa romana que se encuentra en Gerace, en la isla de Sicilia. El yacimiento fue identificado en 1994 y los trabajos se iniciaron 2004, aunque las excavaciones sistemáticas, seis campañas hasta ahora, comenzaron en 2013 dirigidas por Wilson, uno de los autores del artículo que nos ocupa. Definida como «una villa modesta», es una residencia con una casa de baños construida aparte, con decoración de mosaico y mármol, un almacén y hornos, todo ello datado en los siglos IV y V d.C.

Representación artística de usuarios de una letrina pública romana.

«El orinal analizado se encontró en 2019 en los baños, que se construyeron en el último cuarto del siglo IV, posiblemente hacia el 380 d.C. o poco después», según precisan los investigadores en su artículo. «En algún momento de la segunda mitad del siglo V sufrieron graves daños a causa de un terremoto». Los propietarios se pusieron a reparar el edificio, pero por alguna razón abandonaron las obras antes de acabarlas. Lo que se hizo fue retirar de los baños los elementos reaprovechables y rellenar las termas. Los materiales de relleno son homogéneos y pueden fecharse en el periodo 450/500 d.C. Cinco orinales formaban parte de este material, de los que uno tenía en el fondo concreciones de lo que contuvo.

Bajo un asiento de mimbre o de madera

El recipiente es de cerámica lisa decorada, solo con dos líneas paralelas, y «es de un tipo que probablemente se fabricó en Sicilia». Mide 31,8 centímetros de altura y tiene un diámetro de 34 en el borde. Parece que se usó ajustado debajo de un asiento de mimbre o de madera.

Huevo microscópico de tricocéfalo identificado en el orinal - Sophie Rabinow

Los investigadores retiraron los residuos solidificados del fondo para su estudio. El análisis mediante microscopio reveló la presencia de múltiples huevos de tricocéfalo (Trichuris trichuria), conocido también como gusano látigo, con una concentración «de 40 huevos por gramo». Se trata de una especie parásita que causa la tricuriasis, una parasitosis que no presenta mayores síntomas cuando es leve, pero que puede desembocar en una apendicitis, además de dolores, náuseas, diarrea, anemia y pérdida de peso cuando la infección es fuerte. «La presencia de huevos del parásito intestinal en las concreciones de la vasija siciliana apoya, por tanto, la hipótesis de que se utilizó como orinal», concluyen los investigadores.

Fuentes: elcorreo.com | elespanol.com | 11 de febrero de 2022

Exhiben en el 'British Museum' por primera vez un tambor de tiza grabado de hace 5.000 años, considerada la pieza arqueológica más importante hallada en Gran Bretaña en los últimos 100 años

El tambor de 5.000 años de antigüedad, tallado en tiza, se exhibirá por primera vez en una importante exposición sobre el yacimiento neolítico de Stonehenge.

Un tambor de piedra tallado en tiza desenterrado en 2015 en East Yorkshire, Inglaterra, y denominado 'Burton Agnes', es una de las piezas de arte prehistórico más importantes jamás encontradas en las Islas Británicas, dijo el pasado jueves el British Museum en un comunicado.

El tambor de 5.000 años de antigüedad, será exhibido por primera vez en la importante exposición "EL mundo de Stonehenge" que inaugurará el museo el próximo 17 de febrero.

"Este es un descubrimiento verdaderamente extraordinario, y es la pieza de arte prehistórico más importante que se ha encontrado en Gran Bretaña en los últimos cien años", dijo Neil Wilkin (izquierda), responsable de la exposición.

"El tambor es uno de los objetos más elaboradamente decorado de este período que se haya descubierto en Gran Bretaña e Irlanda, y su estilo se hace eco de los objetos hallados en Stonehenge y sitios relacionados", añadió.

Aparentemente creado como una escultura o talismán en lugar de un instrumento musical funcional, el tambor de Burton Agnes es uno de los cuatro ejemplos conocidos. Los otros tres son los denominados "tambores neolíticos de Folkton", encontrados en North Yorkshire en 1889 en la tumba de un niño.

Los tambores de Folkton exhibidos en el 'British Museum'.

El tambor de Burton Agnes fue recuperado en una tumba de tres niños que fueron enterrados muy juntos, tocándose o tomados de la mano, a unos 380 kilómetros de Sotnehenge, cerca del pueblo que lleva su nombre. Se colocó justo encima de la cabeza del niño mayor, acompañado de una bola de tiza y un alfiler de hueso pulido, los cuales se cree que eran una especie de juguetes o bien símbolos de la fertilidad.

“Este descubrimiento de la tumba de Burton Agnes es muy conmovedor. Las emociones que expresa el nuevo tambor son poderosas y atemporales, trascienden la época de Stonehenge, y reflejan un momento de tragedia y desesperación que permanece intacto después de cinco mil años. Nos sentimos honrados de que el 'British Museum' sea el primer lugar donde el público podrá ver este importante objeto, y que lo verán junto con otros 430 artefactos antiguos que cuentan la espectacular historia de Stonehenge y el vibrante mundo en el que se construyó”, comenta Wilkin.

El descubrimiento se realizó en 2015 en una finca cerca de Burton Agnes.

El tambor fue encontrado junto a tres niños enterrados muy juntos "en una escena conmovedora", dijeron los arqueólogos.

Los arqueólogos han encontrado muy pocos entierros de este período en la historia británica, con la excepción de un puñado de tumbas que contienen niños. Se cree que los adultos eran incinerados en esa época.

Por otra parte, hay que reseñar que se hallaron una bola y alfileres similares en Stonehenge y sus alrededores. "Ello sugiere que las comunidades neolíticas de Gran Bretaña e Irlanda compartían estilos artísticos, y probablemente creencias, a distancias notables. Estaban mucho más interconectadas y menos fragmentadas de lo que se creía anteriormente", explica Wilkin. "El análisis de sus tallas ayudará a descifrar el simbolismo y las creencias de la era en la que se construyó Stonehenge".

El estudio de la datación de los tambores del British Museum, tanto el hallado en Burton Agnes como los descubiertos en Folkton revela que se crearon al mismo tiempo que la primera fase de construcción del monumento de Stonehenge, entre 3005 y 2890 a.C.

El tambor de Burton Agnes visto desde otra perspectiva en la que se aprecia su elaborado grabado.

El tambor de Burton Agnes visto desde arriba.

El director de la empresa que llevó a cabo la excavación en Burgton Agnes, Allen Archaeology, Mark Allen (izquierda), agrega: “Ha sido un verdadero privilegio haber estado involucrado en este asombroso hallazgo, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecer a los propietarios del terreno su entusiasmo e interés en apoyar el proyecto desde el principio. Cuando nos enteramos del descubrimiento por parte del equipo de excavación, y vimos las fotos del tambor que nos enviaron por correo electrónico, tuvimos claro que estábamos viendo algo extraordinario, si bien las fotos no le hacían justicia. Cuando pudimos observarlo ya de cerca nos quedamos todos atónitos".

"El tallado en relieve del tambor es algo digno de contemplar y muestra una gran habilidad por parte de su creador. Se están realizando aún investigaciones sobre el tambor, los entierros y las excavaciones circundantes, y esperamos publicar más aspectos sobre todo ello en el futuro", concluye Mark Allen.

Fuentes: phys.org | yorkshirepost.co.uk | dailymail.co.uk | 11 de febrero de 2022

La mortalidad de la peste negra en el siglo XIV no fue tan generalizada como se ha venido pensando

Enterramiento de víctimas de la peste negra en Tournai, Bélgica. Pierart dou Tielt / Wikimedia Commons

La peste negra que asoló Europa, Asia occidental y el norte de África, entre los años 1347 y 1352, es la pandemia más infame de la historia. Los historiadores han estimado que hasta el 50 % de la población europea murió durante la misma y atribuyen a la peste negra la transformación de las estructuras religiosas y políticas, incluso precipitando grandes transformaciones culturales y económicas como el Renacimiento. Aunque la investigación del ADN antiguo identificó a Yersinia pestis como el agente causante de la peste negra e incluso rastreó su evolución a lo largo de milenios, los datos sobre los impactos demográficos de la plaga aún están poco explorados y comprendidos.

Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature Ecology and Evolution demuestra que la mortalidad de la peste negra en Europa no fue tan universal ni tan extendida como se pensaba. Un equipo internacional de investigadores, dirigido por el grupo de Paleo-Ciencia e Historia del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI SHH), llevó a cabo el análisis de muestras de polen de 261 enclaves en 19 países europeos modernos a fin de determinar cómo cambiaron los paisajes y la actividad agrícola entre 1250 y 1450 d.C., aproximadamente 100 años antes y 100 años después de la pandemia. Su análisis respalda la devastación experimentada por algunas regiones europeas, pero también muestra que la peste negra no afectó a todas las regiones por igual.

El enfoque de la 'Paleoecología de Big Data' para verificar los niveles de mortalidad de la peste negra. Adam Izdebski, Timothy Newfield, Hans Sell, Michell OReilly; Izdebski et al., Nature Ecology & Evolution, 2022.

Los paisajes cuentan una historia sorprendente

La palinología, o el estudio de esporas y polen de plantas fósiles, es una poderosa herramienta para descubrir los impactos demográficos de la peste negra. Esto se debe a que las presiones humanas sobre el paisaje en la época preindustrial, como la agricultura o la tala de plantas autóctonas para la construcción, dependían en gran medida de la disponibilidad de trabajadores rurales. Mediante el empleo de un nuevo enfoque llamado 'Paleoecología de Big-Data' (BDP), los investigadores analizaron 1.634 muestras de polen de diversos lugares de toda Europa para ver qué tipo de plantas crecían y en qué cantidades y, por lo tanto, determinar si las actividades agrícolas en cada región continuaron o se detuvieron, o si las plantas silvestres volvieron a crecer mientras se reducía la presión humana.

Sus resultados muestran que la mortalidad de la peste negra varió ampliamente, con algunas áreas sufriendo la devastación por la que esta pandemia se ha hecho famosa mientras que otras experimentaron un impacto mucho menor. Las fuertes disminuciones agrícolas en Escandinavia, Francia, el suroeste de Alemania, Grecia y el centro de Italia, respaldan las altas tasas de mortalidad atestiguadas en fuentes medievales. Mientras tanto, muchas regiones, incluidas gran parte de Europa central y oriental y partes de Europa occidental, incluidas Irlanda y España, muestran evidencias de continuidad o crecimiento ininterrumpido.

"La importante variabilidad en la mortalidad que identifica nuestro enfoque BDP aún no se ha explicado, pero los contextos culturales, demográficos, económicos, ambientales y sociales locales habrían influido en la prevalencia, morbilidad y mortalidad del bacilo 'Yersina pestis'", dice Alessia Masi (izquierda), del MPI SHH y La Universidad Sapienza de Roma.

Diferentes escenarios del impacto demográfico de la peste negra. Los colores reflejan los cambios a escala centenaria en el polen de los cereales. Mapa de fondo con las fronteras políticas de la Europa del siglo XIV. Izdebski et al., Nature Ecology & Evolution 2022.

No hay un modelo único de la pandemia

Una de las razones por las que estos resultados sorprenden es que muchas de las fuentes cuantitativas que se han utilizado para construir los estudios sobre la peste negra provienen de áreas urbanas que, a pesar de su capacidad para recopilar información y mantener registros, también se caracterizaban por el hacinamiento y las malas condiciones sanitarias. Sin embargo, a mediados del siglo XIV, más del 75% de la población de todas las regiones europeas era rural. También la cantidad, la distancia y los medios con los que viajaban las gentes podrían haber influido en el curso de la pandemia. Los patrones de comercio de cereales, por ejemplo, que habría ayudado a las ratas portadoras del bacilo a desplazarse, podría haber sido otro factor importante, al igual que el tiempo y el clima cuando comenzó la plaga. La salud de las víctimas y la carga regional de la enfermedad fueron otras variables, parcialmente condicionadas por el clima, por no hablar de la nutrición y la dieta, incluyendo la mera disponibilidad de los alimentos y su distribución. El estudio actual muestra que, para comprender la mortalidad de una región en particular, los datos deben reconstruirse a partir de fuentes locales, incluido el BDP como método para medir el cambio en los paisajes culturales.

Turbera de Bagno Kusowo: una de las turberas elevadas del Báltico mejor conservadas del norte de Polonia. El sitio posee un excepcional registro de frecuencia de incendios y cambio de vegetación en el último milenio. Mariusz Lamentowicz.

“No existe un modelo único de 'pandemia' o 'brote de peste' que se pueda aplicar a cualquier lugar en cualquier momento sin importar el contexto”, dice Adam Izdebski (derecha), líder del grupo de Paleociencia e Historia del MPI. SHH. “Las pandemias son fenómenos complejos que tienen historias regionales y locales. Hemos visto esto con el COVID-19, y ahora lo hemos demostrado para la peste negra”.

Las diferencias en la mortalidad de la peste negra en toda Europa demuestran que la peste negra fue una enfermedad dinámica, con factores culturales, ecológicos, económicos y climáticos que mediaban en su diseminación e impacto. En el futuro, los investigadores esperan que más estudios utilicen datos paleoecológicos para comprender cómo interactúan estas variables para dar forma a pandemias pasadas y presentes.

Fuentes: Instituto Max Planck| theconversation.com | 10 de febrero de 2022

Un equipo de arqueólogos halla catorce momias preincas en Cajamarquilla, Perú

Momento en que es extraído uno de los fardos que contiene restos de un niño. Foto: Renzo Gonzales.

Arqueólogos peruanos han encontrado seis momias preincas de infantes, de entre 1.000 y 1.200 años de antigüedad, que fueron sepultados en aparente sacrificio junto a un personaje social importante del milenario complejo urbano de barro de Cajamarquilla, en la periferia de Lima, Perú.

"Hemos hallado los restos de seis niños envueltos en fardos funerarios cerca de la tumba de un personaje de la élite de la época", cuya momia ya había sido hallada el pasado noviembre, dijo a la AFP el arqueólogo Pieter Van Dalen, responsable del proyecto Cajamarquilla.

"Los niños, según nuestra hipótesis de trabajo, habrían sido sacrificados para que acompañaran a la momia en el camino hacia el mundo de los muertos", subraya Van Dalen.

Junto a las momias de los seis niños, también encontraron restos óseos de siete adultos que a diferencia de los infantes no estaban envueltos en fardos. El hallazgo elevó a 14 el total de restos que los investigadores de la Universidad de San Marcos han ido descubriendo desde noviembre de 2021.

"Los niños podrían ser familiares cercanos y fueron colocados con envoltorios funerario en diversas partes de la entrada de la tumba del personaje perteneciente a la élite", detalló el investigador. "La antigüedad de estas momias sería entre el año 800 al año 1000 después de Cristo", refirió.

En el lugar se encontraron además restos óseos de auquénidos o camélidos, tales como llamas.

Se observan fardos de niños a la izquierda y a la derecha. En el centro, un arqueólogo examina un entierro especial. Los esqueletos adultos fueron retirados antes. Foto: Renzo Gonzales.

Señor de Cajamarquilla

El descubrimiento ocurrió cerca de la cámara funeraria de unos tres metros de largo y a una profundidad de 1,40 metros, donde en noviembre se encontró la momia de quien ahora se presume sería una persona importante.

"Este personaje logró estatus económico y social, y fue una autoridad posiblemente política y podríamos incluso llamarlo 'Señor de Cajamarquilla'".

La momia hallada a fines de noviembre de 2021 es de una persona de sexo masculino que tenía posiblemente entre 18 y 22 años en el momento de su muerte, ocurrida entre los años 800 y 1200, y que fue enterrado de manera especial y meticulosa, de forma muy distinta a otros entierros hallados en la zona.

Gracias a las técnicas de embalsamamiento que se le practicaron es por lo que hasta el día de hoy su piel permanece casi intacta, al haber estado protegida por varias capas de algodón y de telas que evitaron su descomposición, fuertemente amarradas con una red de cuerdas para no dejar ni un espacio libre. Lucía el rostro cubierto por sus manos

Foto: El cadavérico rostro que se esconde detrás de las escuálidas manos puede llegar a recordar a "El Grito", la famosa pintura de Edvard Munch, una agónica escena acentuada en este caso por la posición fetal del cuerpo, muy común en los entierros prehispánicos. EFE.

Para Van Dalen, se trata de "una práctica funeraria altoandina, cuyo origen se encontraría en la zona del altiplano y que llegó a difundirse por las diversas regiones del actual Perú gracias a los huari".

Así, fue sepultado en una cámara funeraria en lugar de en un pequeño silo de arena como otros entierros hallados en el mismo complejo, y además acompañado de ofrendas como mates, cuencos de cerámica, husos y fragmentos de obsidiana.

Precisamente, los restos de esa roca apuntan a que el individuo procedería de las partes altas de los Andes y confirmarían que Cajamarquilla era un importante punto de intercambio comercial entre la costa y la sierra andina en el que convivieron entre 10.000 y 20.000 personas de distintas nacionalidades étnicas preincaicas. Se construyó hacia el año 200 a.C. y estuvo ocupada hasta el año 1500.

Foto: Vista del complejo arqueológico de Cajamarquilla, Perú.

"Toda esta zona fue ocupada tanto por chacllas como ichmas. Ha sido un centro multiétnico donde poblaciones de diversos grupos convivían con fines comerciales", sostiene Van Dalen.

"Cajamarquilla era un centro urbano donde se desarrollaban múltiples funciones, con sectores administrativos, domésticos, residenciales", abundó Van Dalen.

La urbe se localiza a 24 km al este de Lima y es uno de los complejos arqueológicos más grandes de la capital peruana, una metrópolis que hoy tiene 10 millones de habitantes.

Fuentes: listindiario.pe | efe.comlarepublica.pe | 14 de febrero de 2022

El Museo de Zamora proyecta los cuatro documentales premiados en el Ficab

Fotograma de 'Homo Sapiens, los nuevos orígenes' - Ficab

El Museo de Zamora organiza una nueva edición del ciclo de cine arqueológico, en colaboración con el Museo Romano Oiasso de Irún (Guipúzcoa) y el Festival Internacional de Cine Arqueológico del Bidasoa (Ficab). El ciclo, que consiste en la proyección de los documentales premiados en la última edición del Ficab, celebrada en noviembre de 2021, se desarrollará a lo largo de cuatro miércoles, los días 16 y 23 de febrero y 2 y 9 de marzo.

Las cuatro proyecciones están programadas para las 19:30 horas, en el Salón de Actos del Museo de Zamora. La asistencia a los documentales, que se proyectarán en versión original con subtítulos en español en todos los casos, es gratuita y libre hasta completar el aforo del Salón de Actos del Palacio del Cordón.

El Gran Premio del Festival, que ha sido compartido por dos documentales, abrirá y cerrará el ciclo. La producción francesa ‘Homo Sapiens: los nuevos orígenes’, dirigida por Olivier Julián (Francia, 2020), que abre la serie, «indaga en el inicio de nuestra especie, dando especial relevancia al yacimiento de Irhoud, en Marruecos, frente a las zonas clásicas de estudio en África Oriental y África del Sur», según señalaron fuentes del centro museístico.

El documental ‘William Waldren, la huella del alquimista’, dirigida por Joan Bonet (España, 2021), que cierra el ciclo, «repasa la determinante y controvertida aportación del polifacético personaje -dibujante, pintor, escultor, diseñador y arqueólogo autodidacta- al estudio de la prehistoria de las Islas Baleares durante la segunda mitad del pasado siglo».

Por otra parte, la producción ‘Baia, la ciudad sumergida’, dirigida por Marcello Adamo (Italia, 2021), muestra la «excepcional riqueza patrimonial del parque arqueológico subacuático que, debido a fenómenos relacionados con el vulcanismo, existe en el entorno de los Campos Flégreos en el golfo de Pozzuoli, junto a Nápoles». Esta producción italiana, que se proyectará el 23 de febrero, obtuvo el Premio Arkeolan a la divulgación científica.

Por último, el 2 de marzo, se exhibirá ‘El reino suevo de Galicia’, dirigida por Simón Casal de Miguel (España, 2020), Premio Especial del Público, «una aproximación al considerado el primer reino medieval de Occidente, formado en el siglo V, para proponer un interesante debate sobre la objetividad del relato histórico», según anotaron las mismas fuentes.

Fuente: abc.es | 11 de febrero de 2022

Datados en Belmez (Córdoba) los dos únicos menhires de Andalucía no funerarios

Yacimiento de Casas de Don Pedro en Belmez. / SALAS / EFE

Un estudio realizado con carbono 14 calibrado ha datado 3.951 años antes de nuestra era los dos únicos menhires no funerarios de Andalucía, situados en el yacimiento de Casas de Don Pedro, en la localidad de Belmez (Córdoba).

La profesora titular de Prehistoria de la Universidad de Huelva, Beatriz Gavilán Ceballos (izquierda), ha declarado que "los dos menhires son anteriores al dolmen funerario megalítico en el que se enmarcan y que sirvieron como marcadores territoriales". Estos hitos, precisó la profesora, que se licenció en la Universidad de Granada en 1980 y se doctoró en la de Córdoba en 1989, sirvieron para señalar la posesión del terreno y su uso agropecuario.

A su juicio, "los menhires de Belmez debieron tener una gran importancia porque poco después pasan a formar parte de un sepulcro megalítico", un paso que no está fechado".

El yacimiento arqueológico de Casas de Don Pedro fue el primero conocido y excavado de la cultura megalítica del norte de la provincia de Córdoba y "conforma un interesante conjunto de enterramiento dolménico, cuyo estudio puede llevarnos a conocer el poblamiento calcolítico de la zona dedicado a la explotación agrícola y metalúrigca, hasta ahora poco conocido, pero que, a juzgar por la gran cantidad de enterramientos megalíticos, debió ser importante".

Así lo describe la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) que la Junta de Andalucía llevó a cabo en 1996 y que lo detalla como "un monumento megalitico, con una cámara algo trapezoidal, que mide en su interior, aproximadamente, 2,15 metros de longitud por 1,35 metros de anchura máxima".

Menhires de Casas de don Pedro.

La profesora Gavilán Ceballos participó en las dos excavaciones arqueológicas de urgencia que se han llevado a cabo en el yacimiento, en 1987 y 2005.

En la primera se excavó la cámara, una zanja exterior hacia el noroeste, que reveló una ocupación previa a la construcción del dolmen, mientras que en la segunda, sobre una cuadrícula de 105 metros cuadrados que abarcaba todo el espacio funerario, puso de manifiesto la existencia de una fase previa a la edificación de la sepultura megalítica.

Gavilán Ceballos ha afirmado que "existe una enorme dificultad para datar menhires, ya que no se suele contar con materiales en los fosos de cimentación que puedan ser sometidos a la prueba del carbono 14".

En el caso de los menhires de Belmez, se tomó una muestra de carbón para su análisis en los laboratorios de la empresa estadounidense Beta Analytic Inc.

Izquierda: zona excavada en 2001. Planta del Dolmen de Casas de Don Pedro. Situación de los menhires y las estructuras detectadas: hoyos, pavimento rojo, fosas y hogares. Derecha: detalle del hogar del que se extrajo la muestra de carbón.

En el artículo en el que la docente da cuenta de su trabajo, y que firma junto a Martí Mas Cornellá, profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, en Sagvntvm. Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, que edita el Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Valencia, aclara que "la datación presenta limitaciones puesto que se ha obtenido de carbón no identificado".

Esto es así, precisa, porque "el carbón no procede de la fosa de cimentación de alguno de los dos menhires y no es posible defender una total sincronía entre el monumento de erección de los bloques y los hogares, aunque la relación entre las estructuras y los menhires resulta evidente".

Foto: Interior del monumento megalítico de Belmez. SALAS

"En el interior del dolmen, el material arqueológico era bastante escaso, y estaba formado por punzones de cobre, puntas de flechas de cobre, hojas de sílex de gran tamaño, puntas de flechas de sílex, cuentas de collar de piedra y fragmentos de cerámica decorada e incisa", asegura el proyecto del Ayuntamiento de Belmez, redactado por el arquitecto Rafael Calderón Rodríguez, para actuar en el yacimiento.

En el mismo se refiere que "este material aparecía asociado a restos óseos de varios individuos" y que de su estudio se deduce que el enterramiento fue utilizado, al menos, en dos ocasiones, "la más antigua, al menos por lo conocido hasta ahora, parece ser los restos óseos humanos acompañados por el ajuar consistente en las hojas de sílex, las puntas de flecha de sílex y las cuentas de collar, y, posteriormente, reutilizado para enterrar, al menos, a otro individuo, acompañado por los objetos de metal".

Entrada este del yacimiento

La zona arqueológica de "Casas de Don Pedro necesita una intervención de conservación y adecentamiento, debido al deterioro que están sufriendo la zona arqueológica y en concreto las instalaciones habilitadas en 2001 para protegerla y musealizarla, y que están poniendo en peligro la integridad del conjunto megalítico".

El proyecto afirma que "existen patologías y daños que ponen en riesgo de colapso y perdida integral del bien", situado entre los arroyos de Aguayo y el Fresnedoso, a 1,8 kilómetros al Sur del casco urbano de Belmez, con acceso por el camino al Entredicho.

Entre otras actuaciones, con un presupuesto de contrata de 37.779,20 euros sufragado en un 60 por ciento por la Diputación de Córdoba y el resto por recursos municipales, que permitirán mejorar el espacio museístico, se pretende el desarrollo de las obras que eliminen los "daños estructurales graves de partes o elementos que necesitan una inmediata reparación".

Fuente: eldiadecordoba.es | 9 de febrero de 2022