El segundo crucificado de la historia

Por motivos sobre los que no es necesario extenderse mucho, sobre todo en los países de ámbito cristiano, la crucifixión es un tormento que aplicaban los antiguos romanos universalmente conocido. Sin embargo, las evidencias arqueológicas de esta dolorosa forma de ejecutar a un condenado son casi inexistentes. Hasta ahora solo se había descubierto un caso, un hombre llamado Yehohanan, que murió de esta forma atroz en el siglo I en Jerusalén, más o menos en la época de Jesús. Su cuerpo fue descubierto en 1968. Sin embargo, en Italia se ha identificado ahora un segundo esqueleto con muestras de haber sido crucificado.

Prueba de la crucifixión: el hueso del talón y las uñas del osario de Yehohanan, descubierto en Jerusalén en 1968. (Cortesía del Museo de Israel. Fotógrafo: Ilan Shtulman)

Un artículo publicado recientemente por la revista Archaeological and Anthropological Sciences narra la historia del segundo crucificado que ha llegado hasta nosotros: se trata del cuerpo de un hombre de unos 30 años, que fue encontrado por casualidad durante unas excavaciones preventivas antes de la construcción de un gasoducto en Gavello, una localidad del norte de Italia, situada cerca del Delta del Po. Durante una década, estos restos han sido analizados por un equipo científico multidisciplinar.

Imagen del esqueleto encontrado en el norte de Italia, el cual puede ser la segunda evidencia conocida de crucifixión. (Springer-Verlag GmbH Alemania, parte de Springer Nature 2018)

A diferencia del cadáver descubierto en Jerusalén, en este caso no existe ningún dato sobre la identidad del desdichado. Solo que se trata de un cuerpo descubierto en una necrópolis romana en la llamada tumba número 7. "No había ningún otro material ni ningún objeto en la tumba que permitiese una identificación más precisa. Solo se encontró el esqueleto", explican por correo electrónico Ursula Thun (izquierda) y Emanuela Gualdi-Russo (derecha), dos profesoras de la Universidad de Ferrara (Italia) que participaron en la investigación y que firman el artículo junto a otros tres autores. Thun es profesora del departamento de Humanidades, experta en prehistoria y antropología, mientras que Gualdi-Russo pertenece al departamento de especialidades biomédicas y quirúrgicas.

Los exámenes llevados a cabo en el cuerpo mostraron una herida en el talón derecho compatible con una crucifixión. Se trata de una lesión circular y transversal. "Como escribimos en el artículo, puede ser el segundo caso investigado que demuestra el uso de clavos en una crucifixión. Se trataba de un castigo muy complejo y no siempre se utilizaban los clavos", explican las profesoras Thun y Gualdi-Russo. "En numerosos casos los condenados eran atados a la cruz utilizando sogas en vez de clavos, pero de esto no hay evidencias arqueológicas", agregan.

Solo la movilización de un equipo multidisciplinar de dos universidades, las de Ferrara y Florencia, ha permitido llegar a esta conclusión porque era necesario mezclar los conocimientos históricos sobre la forma en que los romanos aplicaban este suplicio con los estudios antropológicos, para determinar qué puede causar ciertas lesiones en un hueso, en esta ocasión un clavo. En el caso del cuerpo descubierto en Jerusalén en 1968 todo fue mucho más claro porque entonces apareció no solo el clavo fundido después de 20 siglos con el hueso del talón, sino también pequeños restos de la madera de olivo con la que fue construida la cruz.

Calcáneo derecho del hombre de Gavello mostrando el agujero del clavo. Universidad de Siena.

Rebelión de Espartaco

Aunque se han barajado muchas hipótesis, entre otras que se pensaba que los clavos de un crucificado tenían propiedades curativas y, por lo tanto, eran muy codiciados, sigue siendo un misterio el motivo por el que se han descubierto tan pocos cadáveres de víctimas de esta condena a muerte, tan común sin embargo en la antigua Roma. Como escribió en un artículo en la revista de Biblical Archeology Society, Vassilios Tzaferis (izquierda), el arqueólogo que descubrió el cuerpo de Yehohanan: "Si nos basamos en fuentes literarias antiguas, sabemos que decenas de miles de personas fueron crucificadas durante el Imperio romano. Sólo en Palestina, fueron miles. Sin embargo, hasta 1968 ni una sola víctima de esta horrible forma ejecución ha sido recuperada por la arqueología".

La crucifixión no era un castigo romano: fue ampliamente practicada por asirios, fenicios y persas durante el primer milenio antes de Cristo. "Al final del primer siglo antes de Cristo, Roma adoptó la crucifixión como pena oficial para ciudadanos no romanos para algunas transgresiones. Al principio no era una forma de ejecución, sino un castigo", escribe Tzaferis en el mismo artículo. Recuerda que Flavio Josefo habla de 800 víctimas crucificadas en un solo día durante la revuelta judía del año 7 de nuestra era y apunta que, en el 71 a.C., 6.000 supervivientes de la rebelión de esclavos de Espartaco fueron sometidos al tormento de la cruz. Por no hablar, claro, de la muerte de Jesucristo.

Fuente: elpais.com| 31 de mayo de 2018

Los islandeses actuales poco tienen ya que ver con los vikingos

Homenaje al sol, un barco vikingo en Reikiavik (Islandia) (tailiwei / tailiwei- iStockphoto).

Cuentan las famosas sagas islandesas que los primeros humanos en arribar a esta isla, situada entre Groenlandia y Noruega, fueron monjes irlandeses en el siglo VIII, aunque poco duraron allí, porque fueron rápidamente expulsados por los vikingos a finales del siglo IX. Según el manuscrito Landnámabók (El libro del establecimiento), el primer asentamiento permanente se fundó en 874 en lo que hoy es la capital islandesa, Reikiavik, con escandinavos que traían consigo esclavos de origen celta. Cuentan las sagas, además, que aquellos vikingos secuestraban a las mujeres celtas más bellas y se las llevaban a esta isla de hielo y fuego.

Y así es como se crea Islandia , cuya historia también está inscrita en el ADN de sus habitantes. Un nuevo estudio, recogido esta semana en Science, demuestra que los primeros pobladores de la isla fueron nórdicos, celtas y también individuos que ya arribaron con mezcla de ADN y que presumiblemente procedían de asentamientos vikingos en lo que es hoy Reino Unido -sobre todo Escocia y norte de Inglaterra- e Irlanda.

Un esqueleto perteneciente a una mujer que data de la Islandia precristiana, antes del año 1000. (Ivar Brynjolfsson / The National Museum of Iceland).

Pero, sorprendentemente, la investigación señala que los actuales islandeses poco tienen que ver, genéticamente, con sus ancestros. De hecho, tras analizar el genoma de 25 restos fósiles hallados en enterramientos antiguos repartidos por toda la isla, los científicos han visto que los primeros colonos islandeses son muy similares genéticamente a la actual población escandinava, pero difieren de los habitantes vivos de esta isla volcánica.

Según este estudio, la genética de los islandeses modernos habría sido modelada a lo largo de los últimos 1100 años por las condiciones de extrema dureza y de aislamiento.

“La actual genética de los islandeses es consecuencia del aislamiento, las repetidas hambrunas y epidemias que han azotado la isla y que nos han llevado a una pérdida sustancial de diversidad genética”, explica a Big Vang Kári Stefánsson (izquierda), científico al frente de de CODE y coautor del trabajo. “Somos un ejemplo fascinante de cómo una población es modelada dramáticamente por el ambiente. Comparar el genoma de los actuales islandeses con el de los primeros pobladores demuestra como esta tierra ha cambiado a sus habitantes”.

Precisamente, al comparar ambos genomas se aprecia que el ancestro vikingo en Islandia pasó del 57%, en el momento de la colonización de la isla a un 70% actual. Según Stefánsson, ese cambio seguramente tiene que ver con un menor éxito reproductivo de los celtas. “Muchos de ellos eran esclavos que fueron traídos a la isla contra su voluntad”. También puede que haya influido una ola de inmigración danesa posterior. Dinamarca mantuvo control sobre Islandia desde 1380 hasta 1944; en 1930, por ejemplo, había 745 daneses en una población de 108.629 islandeses.

“Como cosa curiosa, hemos encontrado el primer caso de una anomalía cromosómica en un individuo, el síndrome de Klinefelter, que hace que un hombre tenga dos cromosomas X. Si bien son hombres, porque el cromosoma Y determina el género masculino, al tener doble cromosoma X, padecen ginecomastia [agrandamiento de las glándulas mamarias] y otros rasgos femeninos; son estériles, y padecen retraso mental”, cuenta a Big Vang el paleogenetista Carles Lalueza-Fox (derecha), investigador del Institut de Biologia Evolutiva (UPF-CSIC) y coautor de este trabajo.

El Dorado de los estudios genéticos

Una pareja contempla una cascada en Islandia (yulkapopkova / Getty Images/iStockphoto)

“Islandia es seguramente la población mejor estudiada genéticamente”, asegura Carles. “Lo que hemos hecho ahora es completar su estudio genético con una base de datos genómicos de los primeros pobladores”, añade.

La historia de esta investigación se remonta a 2001, cuando desde de CODE, la compañía islandesa que lidera los estudios de análisis genético de la isla, le pidió a Lalueza-Fox que les ayudara a instalar un laboratorio de ADN antiguo en el Museo Nacional de Historia de Islandia. El investigador catalán se pasó un verano en Reikiavik asesorándolos y comenzaron de forma conjunta a estudiar las muestras que el museo tenía de restos antiguos.

“Se trata de una población que ha estado aislada durante los últimos 1100 años, que es una muestra pequeña -330.000 habitantes- pero lo suficientemente grande como para que estén todas las enfermedades representadas. Todas esas características convierten a Islandia en un gran laboratorio experimental para encontrar la base genética de muchas enfermedades complejas”, considera este paleogenetista, quien remacha que, asimismo, “combinando la información genética con la genealogía, ya que muchos islandeses actuales son capaces de retroceder en su árbol genealógico incluso hasta los primeros vikingos, se podrá llegar a estudiar cómo emergen determinadas mutaciones o enfermedades”.

Fuente: lavanguardia.com| 31 de mayo de 2018

El Museo Íbero de Jaén y Peal de Becerro acogerán los días 7, 8 y 9 de junio un congreso internacional sobre la Cámara de Toya

Llevará por título ‘El reflejo del poder en la muerte’ y se enmarca en el programa de actividades de conmemoración del centenario de su declaración como Monumento Artístico

28/05/2018.- El Museo Íbero de Jaén y el municipio de Peal de Becerro acogerán los días 7, 8 y 9 de junio el Congreso Internacional ‘El reflejo del poder en la muerte. La Cámara Sepulcral de Toya’, dentro del programa de actividades que se está desarrollando con motivo del centenario de su nombramiento como Monumento Artístico.

“La Cámara de Toya, en Peal de Becerro, es el mayor exponente de la arquitectura funeraria ibérica del siglo IV a.C., reflejo del poder de las élites aristocráticas del momento. De ahí el título del congreso”, explicaba  en la presentación de este encuentro ante los medios de comunicación la Subdirectora de Investigación del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA, Carmen Rísquez Cuenca.

En su opinión, la Cámara de Toya brinda la oportunidad de reflexionar y debatir, desde los nuevos supuestos teóricos y metodológicos en los que se ha ido avanzado en las últimas décadas sobre las dinámicas sociales a partir de los espacios funerarios entre el siglo VII y el siglo I a.C, analizando cómo se expresa el poder de las élites en la muerte y estableciendo un diálogo entre la Península Ibérica y el Mediterráneo,  a través de la cultura Etrusca. “Durante tres días, tendremos ocasión de compartir espacio, contenidos científicos y experiencias con un nutrido grupo de investigadores e investigadoras, relevantes tanto a nivel internacional como nacional, a través de conferencias y ponencias”, explicó.

En la presentación también participaron la Vicerrectora de Proyección de Cultura y Deportes de la UJA, María Dolores Rincón González; el Director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la UJA, Manuel Molinos Molinos; la Delegada Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía en Jaén, Pilar Salazar Vela; el diputado de Cultura y Deportes de la Excma. Diputación Provincial de Jaén, Juan Ángel Pérez Arjona, y la alcaldesa del Ayuntamiento de Peal de Becerro, Ana Dolores Rubia Soria.


Programa

La primera jornada de este encuentro se desarrollará en el Museo Íbero de Jaén y la abrirá el profesor emérito de la Universitá degli Studi di Perugia y doctor honoris causa de la UJA Mario Torelli, que ofrecerá la conferencia inaugural. A continuación se desarrollarán las tres primeras comunicaciones, centradas en una mirada retrospectiva e historiográfica sobre Juan Cabré y la Cámara de Toya.

El congreso continuará al siguiente día en Peal de Becerro, donde se analizarán, por ejemplo, la necrópolis de la Loma del Boliche (Cuevas del Almanzora, Almería) y la de Cerrillo Blanco (Porcuna, Jaén). Los demás bloques permitirán a los participantes hacer un recorrido por distintas áreas ibéricas, con una revisión y nuevas lecturas a partir de la documentación arqueológica reciente, relativas al mundo funerario del  área contestana,  o las necrópolis ibéricas de Murcia. Por la tarde, se analizará la estructura de la familia y del linaje gentilicio en los espacios funerarios del Valle del Guadiana Menor, la necrópolis de Pozo  Moro (Chinchilla, Albacete) y se abordará la imagen de la Dama de Elche, con la reconsideración de esta emblematica escultura. Por último, se expondrán tres nuevos ejemplos de caso, los dos primeros sobre lo que ha supuesto la reexcavacion de dos necropolis emeblemáticas en la provincia de Granada, como la de Tutugi en Galera y  Cerro del Santuario en Baza, para concluir con la Cámara de Piquia (Arjona).

Finalmente el sábado 9 de junio, tras una charla sobre los solsticios y equinocios en la Cámara de Toya, se realizará una visita a la misma para concluir con la conferencia de clausura que pronunciará Rosa María Cannavacciuolo, de la Universitá Degli Studi Del Molise, en la que se volverá de nuevo a la sociedad etrusca para indagar en el imaginario social ideologógico y en la construccion de las identiddes, en este caso destacando el rol de algunas mujeres etruscas.

El congreso está organizado por el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén y el Ayuntamiento de Peal de Becerro, con la financiación de la Diputación de Jaén y la colaboración de la Junta de Andalucía, el Museo Arqueológico Nacional, el Instituto de Estudios Giennenses y el Museo Ibero. Está dirigido a investigadores, estudiantes de Grado y de postgrado y también a toda la ciudadanía y el plazo de matrícula está abierto.

Descubren 50 misteriosos geoglifos en Perú más antiguos que las líneas de Nazca

Crece el misterio en Perú: los nuevos geoglifos descubiertos fueron hechos varios siglos antes que las famosas Líneas de Nazca. El trazado descubierto en la provincia de Palpa fue realizado por la cultura Paracas hace unos 2,700 años.

Arqueólogos equipados con drones han descubierto 25 nuevos geoglifos que fueron grabados en una franja del desierto costero en el sur de Perú cerca de las Líneas de Nazca, dijo el lunes un funcionario del Ministerio de Cultura.

La mayoría de los nuevos geoglifos parecen haber sido hechos por la cultura Paracas hace más de 2 mil años, cientos de años antes de que los habitantes de Nazca crearan dibujos gigantes similares cerca, dijo Johny Isla (izquierda), arqueólogo que lidera los trabajos de conservación de Cultura en la región.
Otros 25 geoglifos que previamente habían sido localizados por residentes locales, también han sido mapeados con drones, agregó Isla. Entre las figuras representadas en las Líneas de Palpa hay una orca, un mono, una bailarina y un pelícano, lo que sirvió de influencia para sus sucesores, la cultura Nazca.

“La utilización de drones nos ha permitido ampliar esa documentación, descubrir nuevos grupos de figuras”, afirmó Isla durante un recorrido por los geoglifos en la provincia de Palpa.
Pero a diferencia de los geoglifos de Nazca, la mayoría de las cuales solo se pueden ver volando sobre ellas, muchas de las líneas de Palpa fueron talladas en laderas y se pueden ver desde abajo, dijo el Ministerio de Cultura de Perú en un comunicado.



Los geoglifos creados por las culturas Nazca y Palpa son sorprendentes recordatorios de la rica historia precolombina del Perú y se consideran enigmas arqueológicos, ya que nadie sabe con certeza por qué fueron dibujados, tan grandes y durante tanto tiempo.

“En total estamos hablando de mil 200 años de producción de figuras en la región”, precisó Isla.


El descubrimiento, revelado en el mes de abril, fue fruto de una investigación de un grupo de arqueólogos peruanos con el apoyo de la revista estadounidense National Geographic en la que se emplearon imágenes de satélite, escaneos en tres dimensiones y drones, nunca antes utilizados en la zona.

Las Líneas de Palpa y de Nazca, estas últimas declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, se encuentran en la costa desértica del sur de Perú y muestran geoglifos de animales, seres zoomorfos, plantas y figuras geométricas que en algunos casos solo pueden verse completas desde el aire debido a su gran tamaño.



Fuentes: lapagina.com | larepublica.pe | 29 de mayo de 2018

Hallan en Pompeya el esqueleto de un hombre que murió decapitado mientras huía de la lava

Pompeya no deja de sorprender. Hoy se ha hecho público un descubrimiento excepcional: en las nuevas excavaciones ha aparecido el que por ahora se considera el último fugitivo de la antigua ciudad romana. Tuvo un final horrible: fue embestido por la furia del Vesubiio, que le lanzó una roca de unos 300 kilos, aplastando su tórax y con toda probabilidad decapitándolo.

La víctima era un hombre de unos 35 años, con una pierna enferma, que quizás por su discapacidad se retrasó en la fuga. Murió mirando el Vesubio en su intento desesperado por huir de la furia destructiva del volcán. «Es un descubrimiento dramático y excepcional», ha dicho el arqueólogo Massimo Osanna (izquierda), director del parque arqueológico de Pompeya.
Tras las primeras observaciones, se percibe que la víctima, que sobrevivió a las primeras fases de la erupción del Vesubio, huyó en busca de su salvación por un callejón invadido ya de cenizas y piedras volcánicas. Aquí fue embestido por la densa nube piroclástica que lo arrojó violentamente hacia atrás. El bloque de piedra que lo aplastó será removido en breve.

Análisis antropológicos

Los primeros análisis antropológicos indican que el hombre tenía más de 30 años. La presencia de lesiones en la tibia señalan una infección ósea, que podría haber sido la causa de su dificultad para andar, hasta el punto de impedirle escapar tras las primeras señales dramáticas que procedían de la erupción del Vesubio. Esa infección debía procurarle dolor, y cuando se convenció de que escapar era la única opción, ya era demasiado tarde. Intentó el todo por el todo, pero fue en vano.

El individuo fue localizado decapitado en el primer piso de un edificio - EFE

El director Massimo Osanna explica así la importancia de la recuperación de este esqueleto: «Más allá del impacto emotivo de este descubrimiento, nos da la posibilidad de compararlo con otros, confrontar las patologías y los estilos de vida, así como las dinámicas de fuga de la erupción. Además, estas investigaciones, realizadas con instrumentos y una profesionalidad cada vez más específicas y presentes en las excavaciones, contribuyen a darnos cuenta, de una forma cada día más precisa, sobre la historia y la civilización de una época, lo que es la base de la investigación arqueológica». Se añade así una nueva pieza a la fascinante historia de Pompeya.
Los restos óseos han sido hallados en la llamada área del Regio V, en la esquina entre el callejón de los Balcones, recientemente descubierto, y el callejón de Bodas de Plata, una zona en la que los arqueólogos trabajan en estos momentos.

El esqueleto presenta lesiones a nivel de la tibia - EFE

En las últimas excavaciones han salido a la luz tres edificios con grandes balcones, ánforas de vino y mosaicos, así como los esqueletos de una caballo engalanado y de un niño que trató de esconderse del fuego y la ceniza y que pueden dar más elementos de la vida en esta ciudad que quedó completamente arrasada.

Fuente: abc.es | 29 de mayo de 2018

Confirman la antigüedad del Homo antecessor: entre 772.000 y 949.000 años

Fósiles de Homo antecessor encontrados en el nivel TD6 de Gran Dolina. / J.M. BERMÚDEZ DE CASTRO, M.N.C.N.

El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) lidera una nueva investigación internacional publicada en la revista Quaternary Geochronology sobre la datación directa de un diente fósil de Homo antecessor procedente de la unidad TD6 del yacimiento de Gran Dolina en la Sierra de Atapuerca. En este trabajo se ha obtenido un rango temporal de entre 772.000 y 949.000 años para esta especie del Pleistoceno Inferior, confirmando así dataciones indirectas precedentes.

Para llevar a cabo esta datación se ha utilizado una metodología puntera, combinando análisis Uranio-Torio de alta resolución mediante ablación laser acoplado a un espectrómetro de masas y mediciones de un fragmento de esmalte por Resonancia Paramagnética Electrónica (más conocido por su acrónimo inglés ESR).
«Empleamos el mismo protocolo especial que funcionó previamente con éxito con los restos fósiles de Homo naledi y del Homo sapiens más antiguo encontrado fuera de África» indica Mathieu Duval (izquierda), miembro del Programa de Geocronología y Geología del CENIEH y ahora en el Centro de Investigación Australiano para la Evolución Humana de la Universidad de Griffith (Australia).

«Al combinar la datación directa del resto con un nuevo estudio paleomagnético más fino de los depósitos de la unidad estratigráfica TD6, se ha podido obtener una datación que está en consonancia con las estimaciones previas indirectas basadas en el sedimento o fauna asociada a los restos de homininos» añade el investigador.

La posición del Homo antecessor en el linaje de los fósiles humanos, y si podría ser el antecesor de nuestra especie, el Homo sapiens, sigue siendo una fuente de debate dentro de la comunidad paleoantropológica.

La edad obtenida en el presente estudio es anterior a la edad estimada para la división de la población de linajes humanos modernos y arcaicos derivados de estudios genéticos. Esto lo haría un candidato plausible para el último ancestro común de Homo neanderthalensis y Homo sapiens según algunos paleoantropólogos, aunque se requiere más investigación para confirmar esta hipótesis.

Estrategia de muestreo en el diente ATD6-92. (A): posición del fragmento medido por ESR (C), y ubicación de los transectos de análisis de la serie U de ablación por láser EN1-DE1, EN2-DE2 y EN3 (B y C). Las imágenes A y B son cortesía de M. Modesto.

Un trabajo colectivo

Para conseguir esta datación y solucionar los diferentes retos que aparecieron a lo largo de los casi tres años que duró este estudio, ha sido necesaria la colaboración de especialistas de varias disciplinas científicas como geocronólogos, geólogos, arqueólogos y paleoantropólogos, entre los que se encuentran varios investigadores del CENIEH como Josep María Parés y José María Bermúdez de Castro, coordinadores de programa, y Laura Martín-Francés e Isidoro Campaña.
También han colaborado investigadores procedentes de instituciones con sede en Australia (Universidad de Griffith), España (IPHES, Universidad Complutense de Madrid), Francia (Universidad de Burdeos) y China (Universidad de Nankín).

"Enfrentamos muchos desafíos durante este estudio, y sin la participación activa de todos estos especialistas, no habría sido posible obtener ningún resultado significativo y confiable", dijo el Dr. Duval.

Con la mejora constante de las técnicas analíticas y de los métodos de datación a lo largo del tiempo, se ha podido refinar progresivamente la cronología del yacimiento de Gran Dolina desde su estudio inicial publicado en 1995. El presente trabajo se suma a otros estudios recientes centrados en los niveles inferiores. De hecho, hace relativamente poco tiempo se ha podido refinar la cronología del nivel TD4, donde se identificaron las industrias líticas más antiguas del yacimiento.
Asimismo se ha podido datar en TD1, en la base del relleno sedimentario, un nivel en el que se ha observado un cambio de polaridad magnética, identificado como el evento Jaramillo, muy difícil de detectarse en yacimientos en cueva y que marca un momento temporal muy bien definido de aproximadamente un millón de años.

«Gran Dolina se convierte de este modo en uno de los yacimientos mejor datados del mundo, añadiendo ahora la datación directa de un fósil humano», afirma José María Bermúdez de Castro (izquierda).

Este trabajo ha contado con financiación de la Unión Europea y de Australia: Marie Curie International Outgoing Fellowship PIOF-GA-2013-626474 y el Australian Research Council Future Fellowship FT150100215, ambas otorgados a Mathieu Duval.

Fuentes:burgosconeta.es | app.secure.griffith.edu.au | 28 de mayo de 2018

Nueva controversia sobre quién movió las piedras de Stonehenge

La teoría más aceptada por los arqueólogos es que alrededor del 2.500 antes de Cristo una población del Neolítico transportó unos pesados bloques de piedra desde la zona occidental de Gales hasta la llanura de Salisbury, al sur de Inglaterra, a cientos de kilómetros de distancia. Fue entonces cuando se erigieron los grandes pilares del monumento del Stonehenge, aunque es cierto que desde el 8.500 ya había actividad en la zona, y que durante milenios el monumento fue modificado y las rocas movidas.
Entre las piedras del Stonehenge hay grandes bloques verticales de hasta 25 toneladas, que parecen proceder de Marlboroguh Downs, a 32 kilómetros al norte del monumento. Pero también hay piedras azules, más pequeñas, de formas más irregulares y que rondan las cuatro toneladas de peso. Su composición indica que proceden de varias localizaciones del occidente de Gales, a unos 225 kilómetros de distancia.

La explicación del glaciar

En un nuevo libro que se publicará en junio y titulado «The Stonehenge bluestones», el experto en geomorfología Brian John (izquierda), quien estudia la evolución de los paisajes a lo largo del tiempo, sugiere que estas piedras de cuatro toneladas no fueron transportadas por gentes que vivieron hace milenios, sino por un glaciar.


Tal como ha explicado John en Live Science, esa hipótesis ya se propuso en 1902, pero fue descartada tiempo después. En apoyo del relanzamiento de esta idea, sostiene varias cosas: en primer lugar, que estas piedras azules tienen formas irregulares que recuerdan a los tipos de rocas que puede transportar un glaciar. De hecho, recuerda, un glaciar cubrió parte del Reino Unido hace 500.000 años, y le parece «razonable que un glaciar tan grande llegara al borde de la llanura de Salisbury y quizás al Stonehenge».

Además, asegura que no hay pruebas de que los humanos transportaran esas piedras (cosa no compartida por los arqueólogos). Por eso, dice aplicar el principio de la navaja de Ockham y recurre a una explicación más sencilla: esos bloques sencillamente estaban por allí cerca cuando se construyó el Stonehenge, siguiendo el mismo patrón que en otros monumentos antiguos del Reino Unido, que se levantaron usando materiales que estaban en la zona.

La explicación de los hombres

El arqueólogo Joshua Pollard (derecha), investigador en la Universidad de Southampton y que forma parte del The Stonehenge Riverside Project, ha dicho en Live Science que «No tenemos pruebas de que haya depósitos glaciares con grande bloques de piedra azul en alguna parte cerca del Stonehenge. Y es muy improbale que las comunidades del Neolítico hubieran sido capaces de retirar todos estos depósitos».

De hecho, Pollard y otros han encontrado restos de herramientas líticas y carbón del Mesollítico, Neolítico y Edad del Bronce en zonas de Gales donde hay rocas azules, y que podrían ser las huellas dejadas por los canteros. Además, para Pollard la forma de estas rocas, alargada y rugosa, no se corresponde con el típico desgaste de rocas erosionadas por un glaciar en las llamadas morrenas. Además algunas de las rocas del Stonehenge son, según Pollard, muy blandas como para haber sobrevivido a un glaciar.

En 2016, Barney G. Harris (izquierda), investigador en el University College de Londres hizo un experimento. Descubrió que con solo 10 personas era posible deslizar un bloque gigantesco de roca a una velcidad de 1,6 kilómetros por hora. Solo hacía falta recubrir una pequeña senda con ramas y hojarasca. Además, comprobó que las rocas más pequeñas pudieron ser transportadas en pequeñas balsas o unidas a «cubiertas» de restos vegetales para facilitar el desplazamiento.

Al igual que se ha sugerido que ocurrió en el Antiguo Egipto, la construcción de grandes monumentos pudo ser un medio para cohesionar a la comunidad, un pretexto para hacer una celebración o mostrar el estatus social. «Estos eventos estuvieron normalmente asociados a banquetes y reuniones, y podrían haber sido lugares interesantes para conocer a potenciales parejas», ha dicho Harris.

¿Cuál será la verdad? ¿Eran los antepasados del Neolítico personas con este tipo de inquietudes? ¿O sencillamente recogieron las rocas que encontraron por la zona para erigir un monumento?

Fuente: abc.es | 28 de mayo de 2018