Descubren que nuestros antepasados organizaban de forma estratégica la producción de sus herramientas

Investigadores del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) (España), y del Laboratorio de Prehistoria de Tel Hai College (Israel), han comparado dos de los yacimientos arqueológicos más importantes asociados a los primeros homínidos: Gesher Benot Ya'aqov (Israel) y Charco Hondo 2 (España).

Esta comparación les permitió entender que los primeros grupos del género Homo estructuraron la producción de sus herramientas de manera estratégica; produciendo, acumulando y almacenando sus herramientas en los lugares donde les resultaban más ventajosas.
El trabajo, titulado “Life history of a large flake biface”, fue publicado por la prestigiosa revista Quaternary Science Reviews. Y se basa principalmente en el estudio de bifaces, herramientas talladas en piedra por las dos caras (como el famoso “Excálibur” encontrado en Atapuerca, derecha), propias del Paleolítico inferior y medio.

“Es la primera vez que somos capaces de entender que nuestros antepasados más remotos organizaron la producción de sus herramientas de manera industrializada, parecida, salvando las distancias, a como una empresa organiza hoy en día su producción”, apunta Javier Baena (izquierda), Catedrático de Prehistoria de la UAM y primer firmante del trabajo.

La región de Madrid, sometida a una intensa actividad constructiva a lo largo de las últimas décadas, ha sacado a la luz yacimientos de enorme interés relacionados con la explotación del sílex, un tipo de roca ampliamente utilizado por los primeros grupos humanos para la elaboración de herramientas. Estos yacimientos han facilitado recientemente a los investigadores un mayor conocimiento de los primeros grupos cazadores-recolectores.

Interfluvio de los ríos Jarama y Manzanares, uno de los más importantes lugares de extracción de sílex en el Paleolítico.

Concretamente, próximo al municipio de Vicálvaro, en el área de Los Ahijones, ha sido excavado en los últimos años el yacimiento de Charco Hondo 2. Este es un conjunto achelense de hace aproximadamente 300.000 años, en el que la explotación de rocas de sílex de grandes dimensiones proporcionó los soportes fundamentales para la elaboración de bifaces.
Pero a pesar del enorme volumen de materiales recuperados, este yacimiento destaca por la ausencia total de herramientas acabadas.

“Sin embargo, muchas de estas aparecen en otras zonas, posiblemente cerca de donde eran necesarias para, entre otras actividades, descuartizar elefantes y otros grandes mamíferos”, aclara Concepción Torres (izquierda), doctoranda de la UAM y coautora del trabajo.

“Esta circunstancia nos ha permitido demostrar cómo la producción se produjo en contextos diferentes, dependiendo de las características y necesidades de cada lugar”, detalla la investigadora.

Por último, el artículo destaca el hecho de que esta organización de la manufactura de utensilios sea idéntica en contextos tan alejados como la Península Ibérica y Oriente Próximo, incluso desde fechas próximas al millón de años. Esto, concluyen los autores, demuestra que dicha conducta fue ya una seña de identidad en nuestros antepasados más remotos. (Fuente: UAM)

Fuente:noticiasdelaciencia.com | 4 de junio de 2018

Hallan una nueva pieza del Lumbarda Psephisma, el documento más antiguo de Croacia, que contiene una lista de 200 familias griegas

La nueva pieza encontrada / Foto: Dubrovacki Vjesnik

El Lumbarda Psephisma o Decreto Lumbardiano es una inscripción en piedra en la que se detalla la fundación de una colonia griega en la isla de Korčula (en el Adriático cerca de Dubrovnik, actual Croacia) entre los siglos IV y III a.C.

Se encontró en 1877 en la pequeña localidad de Lumbarda, situada en la cima de una colina, repartida en varios trozos que se habían reutilizado para construcciones domesticas. Sin embargo, faltan varias piezas para completar el puzzle de la inscripción, y una de las más importantes es la encontrada ahora por los arqueólogos.

El descubrimiento se realizó en el mismo lugar del hallazgo original, formado parte de una antigua cisterna. Se trata de una parte importante de la inscripción, de unos 30 por 15 centímetros, que aporta nuevos datos a la interpretación del conjunto, ya que completa las líneas del texto legal.

La isla de Korcula en Google Maps.

La Lumbarda Psephisma es un documento raro y valioso porque explica la forma en que se estableció la colonia, como se construyó la ciudad y su funcionamiento desde el punto de vista legal. Contiene regulaciones legales y sanciones respecto a la división de la tierra entre los colonos, y finaliza con una lista de 200 nombres de familias griegas procedentes de la isla de Issa (hoy Vis) y del acuerdo al que llegaron con los ilirios locales, Pyllos y su hijo Dazos, para el establecimiento de la colonia y su voluntad de vivir en paz con los ilirios nativos.
La inscripción en el Museo Arqueológico de Zagreb / Foto: tz-lumbarda.hr
"Durante la época del Hieromnemón Praxidamos, en el mes de Machanemus, el contrato sobre la fundación del asentamiento fue redactado entre la gente de Issa y Pyllos y su hijo Dazos. Los fundadores estuvieron de acuerdo y la gente decidió: que aquellos que primero tomaran la tierra y amurallaran la ciudad obtendrían sitios especiales para construir dentro de la ciudad fortificada… y que las autoridades juran que la ciudad y la tierra nunca más serán divididas…"


La nueva pieza encontrada / foto Dubrovacki Vjesnik

Constituye el documento escrito más antiguo encontrado en Croacia hasta la fecha, que sitúa a los Ilirios en la Dalmacia y evidencia que las colonias griegas se establecieron allí para comerciar con ellos.

La colonización registrada en la inscripción corresponde a la segunda en la isla, llevada a cabo hacia el siglo IV a.C. La primera documentada, dos siglos antes, fue llevada a cabo por colonos procedentes de Corcira (Corfú), quienes bautizaron a la isla como Corcira Melaina (Corfú Sombría) por su abundante vegetación, término del que deriva el actual Korčula.

"Nos faltaba esta pieza que durante cien años ha sido reconstruida con métodos más o menos científicos. Hay tres niveles de lectura del texto grabado: lo que en realidad está escrito y lo que puede leerse, la terminación del texto desaparecido coherente con las reglas de la epigrafía griega, y las suposiciones científicas, y menos científicas, sobre lo que podría haberse escrito utilizando otros monumentos similares de ese momento histórico. La piedra encontrada pertenece a la esquina superior derecha del Psephisma, es el final de las líneas respecto a la formulación legal e histórica. Como tal, tiene una importancia inestimable para la interpretación del Psephisma y la realizada hasta la fecha. Los resultados iniciales muestran que la mayoría de los intentos de reconstrucción del texto, realizados en los últimos 120 años, verán cambios significativos", dijo el jefe de equipo de arqueólogos Hrvoje Potrebica (izquierda), profesor de la Universidad de Zagreb.
La nueva pieza, tras su análisis, pasará a ser exhibida con el resto de la inscripción en el Museo Arqueológico de Zagreb.

Fuentes: labrujulaverde.com | total-croatia-news.com | 4 de junio de 2018

La ecología ha determinado el gran desarrollo del cerebro humano

Un modelo computacional revela que los factores ecológicos, y no los sociales, están detrás del gran tamaño del cerebro humano. / Geralt

No hay consenso científico sobre por qué el cerebro humano tiene un tamaño relativo tan grande, en comparación con otros seres vivos. Numerosas teorías evolutivas han tratado de explicar esta singularidad, pero ninguna ha conseguido discernir si su crecimiento es una causa o un efecto de otros factores.

Una de las hipótesis más conocidas es que nuestro cerebro creció para permitir a nuestros ancestros desenvolverse mejor en una vida en sociedad cada vez más compleja. Otra hipótesis es que este aumento de tamaño está relacionado con el hecho de que nuestros ascendientes comenzaran a comer carne. El mayor aporte proteico habría permitido la reducción del sistema digestivo, en favor de un incremento de la masa cerebral.

Un nuevo estudio publicado esta semana en Nature rebate esas hipótesis. “Nuestros resultados indican que la ecología ha sido determinante en la evolución del tamaño del cerebro humano, y no aspectos sociales como la cooperación o la competición”, explica a Sinc Mauricio González-Forero (izquierda), investigador en la facultad de Biología de la Universidad de Saint Andrews (Reino Unido).

Entre estos factores ecológicos se cuentan problemas como encontrar comida, almacenarla, y procesarla para consumirla.

“Los cazadores-recolectores que viven en la sabana africana resuelven estos problemas a través de habilidades de rastreo de animales, construcción de herramientas como botellas y contenedores de piel, y con la producción y control de fuego para cocinar alimentos”, explica el investigador.

El estudio concluye que cuando el medio ambiente es inhóspito y los individuos pueden continuar aprendiendo cómo resolver problemas mucho después de la niñez –por ejemplo, porque pueden aprender técnicas difíciles de otros individuos–, esa combinación entre ecología y acumulación de conocimiento produce cerebros de tamaño humano.

Las hipótesis ecológicas enfatizan los desafíos "contra la naturaleza", mientras que las hipótesis sociales enfatizan los desafíos que involucran a los interlocutores sociales. Dividimos estas hipótesis en cuatro tipos de desafíos que se espera desencadenen diferentes procesos evolutivos.

Tras la pista de un cerebro más grande

Con la ayuda de un modelo computacional, los autores han analizado los costes y beneficios energéticos proporcionados por un cerebro mayor. A mayor tamaño, más energía consume y menos disponibilidad energética hay para otras funciones, como los órganos reproductivos. Sin embargo, un cerebro más grande también tiende a permitir que el individuo resuelva problemas más complejos.

“El modelo calcula cómo de grande debería ser el cerebro como resultado de la selección natural cuando los individuos han evolucionado encontrando problemas de diferentes tipos. Hemos considerado problemas ecológicos y tres tipos de problemas sociales (de cooperación, competición entre individuos, y competición entre grupos)”, explica González-Forero.

De este modo, un 60% de los factores determinantes son de carácter ecológico, un 30% estarían relacionados con la cooperación y tan solo un 10% se basarían en la competición entre grupos. La competición entre individuos no habría sido relevante para la evolución del cerebro.


Estos porcentajes son consistentes con el hecho de que la psicología humana se caracteriza por su tendencia a la cooperación. La cooperación entre individuos sumada a la competición entre grupos, que involucra cooperación entre los individuos del grupo, proporciona una alta proporción de problemas de cooperación –un 40%– que podría haber moldeado la psicología humana.

“Nuestro modelo rebate la hipótesis de que el cerebro humano se expandió a lo largo de la evolución debido a demandas sociales. Por el contrario, encontramos que tales demandas contribuyen a disminuir el tamaño del cerebro”, explica González-Forero.

“Eso no significa que debamos disminuir nuestras interacciones sociales para promover un mayor cerebro, porque las consecuencias de algo así tomarían cientos de miles de años en tener efecto y podrían involucrar consecuencias negativas que no anticipa el modelo”, concluye el investigador.

Fuente: SINC| 23 de mayo de 2018

El Fin del Mundo (Sonora, México): el hogar de los clovis, los primeros pobladores de América

Arqueólogos realizan excavaciones en 'El Fin del Mundo' para rastrear el origen de los primeros pobladores de América. Guadalupe Sánchez Miranda.

Con apenas unas antiguas puntas de lanza y restos fósiles de elefantes prehistóricos, los investigadores tratan de reescribir la historia de los primeros pobladores de América: los clovis.
"Cuando alguien nos preguntó cómo eran los primeros pobladores de Sonora [estado del norte de México], cuando casi no se sabía nada, empezamos a buscar", cuenta la arqueóloga mexicana Guadalupe Sánchez Miranda (izquierda) en entrevista con RT.

Doctorada en Antropología por la Universidad de Arizona, Sánchez Miranda lleva 15 años estudiando vestigios de los primeros pobladores de México en el desierto de Sonora, lo que incluye varias excavaciones en 'El Fin del Mundo', lugar que nombró así por lo inhóspito del terreno. Un lugar donde comenzó a excavar en 2007 y ha realizado algunos descubrimientos que permitirían reescribir la historia de aquellas antiguas tribus.
Fue así que comenzó la aventura de descubrir quiénes fueron en realidad los primeros pobladores del continente.

Trabajos de excavación en El Fin del Mundo, Sonora. / Guadalupe Sánchez Miranda

A la búsqueda de los primeros pobladores de América

Todo comenzó al seguir el rastro de unos huesos de mamut. "En un museo comunitario vimos unos huesos de mamut, vimos de qué rancho habían salido y fuimos a ver al dueño del rancho. Fue así como dimos con la localidad", relata.

Ubicado en el municipio de Pitiquito, el sitio de excavación –nombrado como 'El Fin del Mundo' por Sánchez Miranda debido a su difícil acceso, con caminos de terracería y trayectos de cuatro horas al poblado más cercano– se convirtió en un de las principales fuentes de información sobre los primeros habitantes del continente americano: los clovis.
Este grupo de cazadores-recolectores habitó lo que hoy es el sur de Estados Unidos y el norte de México hace aproximadamente 13.300 años, durante una era prehistórica conocida como el Pleistoceno.


Conocidos como clovis y descendientes de los primeros pobladores de América, que cruzaron el Estrecho de Bering, sus integrantes provenían de Asia y son el grupo más antiguo en el continente, con algunos rasgos culturales definidos que los hacen identificables. El principal elemento distintivo de este grupo son las peculiares puntas de sus lanzas, con las que cazaban un animal prehistórico parecido a un elefante y conocido como gonfoterio.

Los clovis reciben su nombre de un lugar ubicado en Nuevo México, casi en la frontera con Texas, donde existe un pueblo que se llama de esa manera. Allí se encontró, en 1929, la primera punta de lanza característica de estos grupos nómadas de cazadores-recolectores que comenzaron a poblar la zona.

"Al menos hay una docena o unos 18 sitios, en EE.UU., donde se registra caza de mamuts asociados con estas puntas clovis. Fue así que empezamos a ver si encontrábamos sitios similares. Porque, además, uno de los sitios clovis más importantes está en el río San Pedro, cerca de Naco, Sonora y Arizona, casi en la frontera. Allí hay, por lo menos, en varios de los arroyos, restos de mamuts con puntas clovis", relata Sánchez Miranda.

Una punta de lanza con un canal, típica de lo Clovis. / Guadalupe Sánchez Miranda

Cuando los Clovis cazaban elefantes prehistóricos

Uno de los principales hallazgos ocurridos en 'El Fin del Mundo' tiene que ver, precisamente, con fósiles en los que aparecen puntas de lanza clovis junto a restos de gonfoterios, animales prehistóricos parecidos a un elefante, que se creían extinguidos hace 30.000 años y de los que se pensaba que no habían interactuado con humanos. Sin embargo, los restos encontrados por el equipo de la arqueóloga Sánchez Miranda permitieron confirmar que, por el contrario, los humanos sí coexistieron con los también llamados mastodontes.
"Los únicos restos de gonfoterios que se habían encontrado en el sur de Estados Unidos y el norte de México eran de hace 30.000 años, por lo que se pensaba que nunca interactuaron con humanos, pero nosotros vemos que sí", narra la investigadora.
"En 'El Fin del Mundo' encontramos otro gonfoterio junto con algunas herramientas", señala.

¿Quiénes eran los clovis?

Demográficamente, para que un clan o una tribu pueda sobrevivir a la siguiente generación, cada familia debe tener dos o tres hijos, explica la investigadora.
"Si eso no ocurre, porque no hay comida, no sobreviven. Los primeros que pudieron tener una población tan grande fueron los clovis", agrega.

"No eran pueblos como tales, sino familias de cazadores-recolectores, que son grupos muy pequeños, de no más de 20 o 25 personas por grupo. A lo mejor algún otro grupo llegó antes, pero no pudieron sobrevivir mucho más, no pudieron tener más población, hasta que llegaron los clovis", señala.

"Por eso, como arquéologos, son los únicos grupos que podemos ver y que se distribuyeron por otras partes", agrega Sánchez Miranda.

Además de las puntas de lanza, se han encontrado otras herramientas de piedra, como navajas y raspadores para hacer ropa, característicos de los clovis.
En el estado de Sonora existen 130 puntos clovis, mientras que en todo el resto de México apenas se han encontrado otros 30. Un dato que evidencia la importancia que tuvo aquella zona para las primeras familias que habitaron el continente.

Investigadores desentierran restos fósiles de los Clovis, en el Desierto de Sonora. / Guadalupe Sánchez Miranda

Antes del desierto

Esos primeros pobladores, con rasgos culturales identificables, tuvieron que enfrentarse a las inclemencias del clima, incluso mucho tiempo antes de que el terreno que hoy conforma el desierto de Sonora comenzara a erosionarse y volverse cada vez más árido.

"No ha de haber sido un desierto, como ahora", señala Sánchez Miranda al reconstruir, mentalmente, cómo pudo haber lucido 'El Fin del Mundo' 13.000 años atrás.
El terreno se empezó a desertificar al final de la Edad del Hielo, que provocó una falta de humedad en el planeta. Fue entonces cuando comenzó a formarse el desierto de Sonora, al producirse el deshielo en toda esta parte fronteriza entre México y Estados Unidos, lo cual hizo que la corriente que traía las lluvias se moviera hacia el norte, según explica la investigadora.
"Aunque esos valles cercanos a la costa hayan tenido encinas y pastizales, la vegetación cambió por completo cuando las lluvias disminuyeron mucho y empezaron a aparecer mezquites y una vegetación más seca", afirma.

Un clima, en todo caso, muy diferente al que existe actualmente, cuando las condiciones desérticas hacen que el grupo de arqueólogos que trabaja en 'El Fin del Mundo' dependa de los dueños de cada rancho donde se ubique su investigación, para acceder a un pozo de agua que les permita permanecer durante varios días en la zona sin necesidad de provisiones.
Una aventura que Sánchez Miranda y su equipo han convertido en uno de los mayores retos de su vida.

"Son muy raros los sitios donde se pude hallar un animal del Pleistoceno al momento de ser cazado. Pero cuando lo encontramos, es maravilloso", cuenta Sánchez Miranda. "Es como un sueño", concluye.

Fuente: actualidad.rt.com | 31 de mayo de 2018

Vilamuseu (Villajoyosa, Alicante) inaugura una exposición sobre moda y belleza en la Antigüedad

Vilamuseu ha inaugurado el pasado jueves 31 de mayo la exposición temporal Esclavxs de la belleza. Vestido y adorno personal en la Antigüedad. La muestra se compone de unas 150 piezas de la colección de arqueología de Vilamuseu, y permanecerá 2 años.

Algunas son piezas destacadas que se exponen por primera vez, como un frasco de perfume egipcio de alabastro, un frasco griego de aceite perfumado en forma de pie humano que fue donado recientemente o un jarro íbero decorado con jinetes.
‘Esclavos de la belleza’ aborda temas como la confección del tejido, las fibras utilizadas y los tintes que utilizaban en la Antigüedad para los tejidos. También hay una parte dedicada al cuidado del cuerpo, la cosmética, el maquillaje y los peinados. Por último se encuentran las joyas y adornos que lucían, algunos sólo al alcance de una minoría.

La exposición cuenta con un itinerario sensorial que permitirá percibir a través de los sentidos conceptos que aparecen en la exposición como diferentes tejidos, olores de perfumes y réplicas en 3D de piezas de Vilamuseu y otros museos como el Museo Arqueológico Nacional o el Museo de Cádiz.
Además se recrean algunos espacios como una estancia de una casa íbera con un telar vertical meticulosamente reproducido por Beate Schneider, especialista en tejido en época ibérica. Es probablemente la réplica más fiel de un telar antiguo que se expone en un museo de España actualmente. También se han hecho reproducciones de un tocador o de peinados y de vestidos griegos, íberos y romanos, algunas de los cuales podrán probarse los visitantes.

Se trata de la primera exposición de producción propia que se hace en el nuevo edificio de Vilamuseu y se ha pensado en clave de diseño universal. Por otro lado, se ha tratado de integrar la perspectiva de género en la elaboración de contenidos y de utilizar un lenguaje no sexista, empezando desde el propio título de la exposición. Nos parece fundamental empezar a contar la historia desde diferentes puntos de vista, algo que estamos teniendo muy en cuenta en la preparación también de actividades asociadas a la exposición como visitas y talleres.

Por último mencionar que el diseño y montaje de la exposición se ha realizado con un criterio de sostenibilidad ambiental. Por un lado, tratando de reaprovechar mobiliario museográfico existente y, por otro, utilizando para la gráfica materiales naturales y reciclables como la madera y el cartón y huyendo, en la medida posible, de materiales plásticos o no reciclables.

Fuente: radiosirena.es | 28 de mayo de 2018

Los expertos, sobre el futuro del Templo de Debod: «Conservarlo al aire libre es francamente difícil»

Foto: Jesús Castillo, Arquitecto, especialista en intervención y conservación del patrimonio

Cuando el Templo de Debod fue cedido a España el 30 de abril de 1968 como compensación por «salvarlo» de ser anegado por las aguas de la presa de Asuán, el Gobierno egipcio permitió que se instalara en Madrid, al aire libre, como «solución provisional hasta que se dieran los medios técnicos para poder cubrirlo», y que siguiera la estela de los otros tres santuarios recuperados en la Campaña de Nubia.

Sin embargo, han pasado 50 años y el debate sigue abierto: ¿Es mejor cubrirlo para proteger sus milenarias losas del invierno madrileño, la contaminación y la acción humana; o es preferible mantenerlo a la intemperie, con restauraciones puntuales, para no modificar el bello efecto paisajístico que dibuja este monumento icónico?

Recreación del templo de Debod en 1819, tal como lo encontró François-Christian Gau. ESTUDIO PAR. Arqueología y Patrimonio Virtual.

Mucho se ha debatido sobre ello, pero ninguna propuesta se ha materializado en un proyecto tangible. Para encontrar las posibles soluciones técnicas que aúnen ambas sensibilidades, el Ayuntamiento de la capital convocó ayer la primera jornada con expertos de distintas disciplinas. El objetivo del Consistorio, según explicó a ABC la Directora General de Intervención en el Paisaje Urbano y Patrimonio Cultural del Ayuntamiento, Marisol Mena, «ver las alternativas que propone la ciencia y en el plazo de un año presentar los distintos planes concretos». «Estamos abiertos a todas las opciones, queremos dejar sobre la mesa la solución óptima para el templo, un plan que continúe el próximo gobierno», sostuvo.

Para sacar estas conclusiones, los expertos se basarán en los datos que arroja la monitorización de la temperatura, los niveles de CO2 y la humedad del templo. «Tenemos que interpretar esos datos que hemos extraído, pero podemos decir que no están en niveles alarmantes ni preocupantes», indica Mena. No obstante, adelanta que se va a instalar un sistema de gestión de las visitas «online» para regular la afluencia de público y que la renovación museográfica protegerá las inscripciones del interior del roce de los más de mil visitantes diarios.

No obstante, para la conservadora Cristina Cabello el paso del tiempo y la climatología adversa de Madrid son implacables con el monumento: «Conservar el Templo de Debod al aire libre es francamente difícil», concluyó Cabello, que pertenece al Servicio de Conservación, Restauración y Estudios Científicos de la Universidad Autónoma, y que destacó que la opción más costosa, pero más segura para conservar los sillares de arenisca es integrar el templo en un museo bajo techo.

Tanto el responsable de la conservación del Templo de Debod, Alfonso Martín Flores, como la conservadora jefe del Departamento de Antigüedades Egipcias del Museo Arqueológico Nacional, Carmen Pérez Díe, apostaron por construir un museo bajo la montaña de Príncipe Pío. «Se podría hacer un museo sobre Nubia y traer las 3.500 piezas que fueron rescatadas junto al templo y que tenemos en el Arqueológico», propuso Pérez.

Para otros expertos, perder el aspecto original del templo es un error. Para atajar el problema que provoca la lluvia, Pedro Ponce de León, miembro del comité científico de Europa Nostra, propuso intervenir en las cubiertas para evitar el agua de escorrentía y reponer los sillares deteriorados, que muchos de ellos son reposiciones de los años 70. Ninguna solución parece completa, ya que, como dijo el director de las obras de montaje, Antonio Almagro, que reconstruyó piedra a piedra el templo en 1970, «la arquitectura egipcia nunca pensó en la lluvia».

Fuente: abc.es | 2 de junio de 2018

¿Entraron los primeros americanos por el Pacífico?

Trabajo de campo de Alia Lesnek en la isla Suemezen - Jason Briner

La primera colonización de América es, sin duda, una de las migraciones más fascinantes e intrigantes de la historia de la humanidad. El relato más aceptado dice que los seres humanos llegaron al continente desde Asia a través de un ..., sumergido al final de la última glaciación, para después introducirse, también a pie, por Canadá. Pero esa posibilidad no convence a todos los investigadores. Un grupo de la Universidad de Buffalo (EE.UU.) cree que, en realidad, sus primeros compatriotas tomaron una ruta costera diferente, que transcurría a lo largo de la frontera del Pacífico en Alaska hace unos 17.000 años. Lo explican en la revista Science Advances.

En efecto, en los últimos años, distintas evidencias han puesto en duda la teoría más aceptada de que los humanos poblaron América del Norte al tomar una ruta hacia el interior a través de Canadá. Para hacerlo, tendrían que haber caminado a través de una estrecha franja de terreno sin hielo que apareció cuando dos grandes capas heladas comenzaron a separarse. Pero investigaciones recientes sugieren que si bien este camino se pudo haber abierto hace más de 14.000 años, no desarrolló suficiente diversidad biológica para sustentar la vida humana hasta hace unos 13.000 años.
Eso choca con los hallazgos arqueológicos que sugieren que los humanos ya vivían en Chile hace unos 15.000 años o más y en Florida hace 14.500 años. Así que tuvo que haber otro camino. Para los autores del nuevo estudio, la teoría de la migración costera desde Alaska puede ser la solución al misterio.

Para llevar a cabo su estudio, los científicos viajaron a cuatro islas dentro del archipiélago de Alexander que se encuentran a unas 200 millas al sur-sureste de Juneau. Los investigadores tomaron muestras de las rocas que, están convencidos, una vez estuvieron cubiertas de hielo. Gracias a un método denominado datación por exposición superficial, que detecta los químicos acumulados por la radiación cósmica cuando la roca está expuesta, pudieron determinar durante cuánto tiempo las rocas, y las islas en su conjunto, estuvieron libres de hielo.

Segun explican, hace unos 17.000 años, los glaciares antiguos retrocedieron, exponiendo las islas del archipiélago Alexander del sur de Alaska al aire y al sol y, posiblemente, a la migración humana. «Nuestro estudio proporciona algunas de las primeras pruebas geológicas de que una ruta de migración costera estaba disponible para los primeros humanos a medida que colonizaban el Nuevo Mundo», dice Alia Lesnek (izquierda), primera autora del estudio. «Había una ruta costera disponible, y la aparición de este nuevo terreno sin hielo pudo haber estimulado a los primeros humanos a migrar hacia el sur», subraya.

Huesos de foca

Los hallazgos no significan que los primeros colonos cruzaran definitivamente la costa sur de Alaska para extenderse a las Américas: el proyecto examinó solo una sección de la costa, y los científicos tendrían que estudiar múltiples ubicaciones a lo largo de la misma para sacar conclusiones más firmes. Aún así, según sus autores, el trabajo es emocionante porque sugiere que la teoría de la migración marítima es viable.

Unos huesos de foca de hace 17.000 años previamente descubiertos en una cueva cercana por otros investigadores proporcionan pistas que indican que el área era capaz de sustentar la vida humana en el momento en que los primeros colonos podían haber estado de paso. Desde luego, esta evidencia, aunque no la demuestra, sí acompaña a la teoría de los investigadores. La historia de cómo conquistamos a América puede ser más compleja de lo que creíamos.

Fuente: abc.es | 31 de mayo de 2018