Descubren un magnífico sarcófago romano intacto y dos esqueletos enjoyados en Serbia

El sarcófago descubierto en Serbia - Reuters

Un grupo de arqueólogos serbios ha encontrado en el sitio de la antigua ciudad romana de Viminacium un sarcófago intacto con dos esqueletos adornados con joyas de oro y plata.
El antropólogo Ilija Mikic (izquierda), que ha participado en la excavación, afirmó que los esqueletos eran de un hombre alto de mediana edad y de una mujer joven y delgada.

Además, en la zona también han descubierto tres delicados botes de perfume. La mujer tenía pendientes dorados, un collar, un espejo de plata y varias valiosas horquillas, mientras que el hombre tenía una hebilla de cinturón de plata.
«De acuerdo con los bienes funerarios podemos concluir que estas dos personas seguramente pertenecían a una clase social alta», confimó Mikic.

El sarcófago contenía dos esqueletos, el de un hombre alto de edad mediana y el de una mujer delgada y más joven. Foto: Ilija Mikic.

El sitio de Viminacium, cerca de la ciudad de Kostolac, a 70 km de Belgrado, fue un campamento militar y la capital de la provincia romana de Moesia Superior, que data del siglo I d. C. Tenía un hipódromo, varias fortificaciones, un foro, un palacio, distintos templos y un anfiteatro, entre otras edificaciones.

Según los historiadores, podría haber sido el hogar de unas 40.000 personas. Hasta el momento, solo se ha explorado cerca del 4 por ciento de la misma, según explicó Miomir Korac (derecha), el director del yacimiento.
Hasta el momento, los arqueólogos han descubierto decenas de miles de artefactos, incluyendo azulejos de oro grabados con símbolos mágicos romanos, esculturas de mármol y jade, cerámica, mosaicos y frescos, junto con 14.000 tumbas. Todo ello desde el comienzo de las excavaciones, iniciadas allá por 1882.

Joyas de oro halladas en el interior del sarcófago. Foto: Ilija Mikic


Joyas encontradas en Viminacium - Reuters

Devastado por los hunos en el siglo V, Viminacium fue reconstruido posteriormente por el emperador Justiniano. Fue arrasado y destruido por los eslavos en el siglo VI. Desde entonces, el sarcófago habría sobrevivido saqueadores y al paso del tiempo...

Espejo de plata perteneciente al ajuar funerario de la mujer. Foto: Ilija Mikic


La antigua Viminacium tuvo foro, palacio, templos, anfiteatro, hipódromo, baños y talleres, acueductos y fortificaciones. Foto: Ilija Mikic

Fuentes: abc.es| National Geographic | 6 de junio de 2018

Un estudio apunta a un "final abrupto" de la cultura calcolítica de Valencina (Sevilla) por "fluctuaciones" en el clima

Vestigios arqueológicos de Valencina de la Concepción. Sevilla. ARCHIVO

Una investigación científica promovida por las universidades de Huelva, Sevilla y Cardiff (Reino Unido) junto con el museo de Valencina de la Concepción (Sevilla), acerca del asentamiento humano que habría poblado con mayor o menor periodicidad el entorno de dicho municipio sevillano durante la Edad del Cobre, apunta a la "posibilidad" de el enclave fuese abandonado de "forma abrupta", quizá como consecuencia de una "crisis social" derivada a su vez de las "fluctuaciones" climatológicas afrontadas en el ámbito mediterráneo y europeo.

Hablamos de la superficie de 779 hectáreas de los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, en la cornisa del Aljarafe, protegidas como zona arqueológica a cuenta de sus múltiples vestigios históricos. La mayoría de tales restos arqueológicos derivan del asentamiento humano que, durante la Edad del Cobre, habría poblado con mayor o menor frecuencia este entorno, donde los dólmenes de Montelirio, La Pastora, Matarrubilla y Ontiveros constituyen el máximo exponente de esta antigua cultura.

En ese sentido, un estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que, con una extensión de unas 450 hectáreas, el asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán "es de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la Península Ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía".

Dicho estudio, por cierto, planteaba la tesis de que este asentamiento humano habría tenido una función "ritual" o ceremonial y no urbana. Según la mencionada investigación científica, el asentamiento calcolítico de Valencina habría sido un lugar de reunión, "demostraciones competitivas y rituales, con cambiantes ocupaciones ocasionales o estacionales de la zona, más que una densa ocupación permanente de carácter urbano".

En este contexto se encuadra una nueva investigación fruto de la colaboración de las universidades de Sevilla, Huelva y Cardiff y el Museo de Valencina, también para su publicación en la revista Journal of World Prehistory.

Cámara funeraria La Huera con depósitos de huesos humanos UU.EE. 2229 y 2236, así como el nivel de colapso del techo UE 2218. Foto: Elena Méndez Izquierdo

"AGRUPANDO A LOS MUERTOS, REUNIENDO A LOS VIVOS"

Este estudio, titulado "Agrupando a los muertos, reuniendo a los vivos. Dataciones radiocarbónicas y modelado bayesiano para la Valencina de la Edad del Cobre", aborda la cronología del enclave calcolítico de Valencina y Castilleja, a través de 130 nuevas dataciones radiocarbónicas aplicadas en su mayoría a huesos humanos de cadáveres descubiertos en las múltiples excavaciones arqueológicas acometidas en esta zona.

Estas nuevas dataciones radiocarbónicas, obtenidas en laboratorios de Oxford y Glasgow (Reino Unido) y en el Centro Nacional de Aceleradores de la Universidad de Sevilla, así como su sometimiento a un modelado estadístico, "permiten una aproximación más precisa a la temporalidad de uso del enclave de Valencina y conocer de forma más detallada los procesos sociales y fenómenos culturales que ocurrieron durante los casi mil años que duró ocupación", entre los años 3.200 y 2.300 antes de Cristo, según ha explicado a Europa Press Leonardo García Sanjuán (izquierda) uno de los arqueólogos que firman esta investigación.

Fruto de estas dataciones radiocarbónicas y el mencionado "modelado estadístico", según Leonardo García Sanjuán, la investigación arroja un resultado según el cual "el final de la ocupación del enclave calcolítico de Valencina habría acontecido entre los siglos XXIV y XXIII" antes de Cristo, sin que se hayan encontrado pruebas de su frecuentación o uso (posterior) en la Edad del Bronce".

Estructura 5 en Calle Dinamarca Nº 3-5. Vista general de las capas superiores de la cámara central. Fotografía: Ana Pajuelo Pando

CRÁNEOS "SEPARADOS DE LOS ESQUELETOS"

En este contexto, según este arqueólogo, destacan las dataciones radiocarbónicas de los huesos correspondientes a ocho individuos cuyos cadáveres fueron descubiertos allá por 2008 en una inhumación calcolítica hallada en la calle Trabajadores de Valencina. Y es que los cráneos de estos individuos fueron descubiertos "separados de los esqueletos y con marcas de descarnamiento o escalpelo, toda vez que según el radiocarbono, todos estos individuos murieron casi con toda seguridad al mismo tiempo en lo que pudiera haber sido un episodio de violencia".
Al respecto, Leonardo García Sanjuán abunda que "este depósito arqueológico ha sido datado precisamente al final de la época de ocupación" del enclave calcolítico de Valencina, con lo que esta investigación plantea "la posibilidad o hipótesis de que este entorno fuese abandonado de manera abrupta, sin una transición gradual hacia un modelo social diferente".

Nivel inferior (Fase I) de PP4-Montelirio Estructura 10.071 con tres inhumaciones individuales. Foto: José Peinado Cucarella.

En paralelo, este estudio recuerda que los datos paleoambientales correspondientes al conjunto del Mediterráneo y Europa indican que "coincidiendo con la fase final de la ocupación calcolítica del enclave de Valencina, comenzó un periodo de mayor aridez y sequedad que pudo tener consecuencias severas para muchas sociedades".

Por eso, esta investigación introduce además la "hipótesis de que el mencionado final abrupto del enclave calcolítico de Valencina estuviese conectado con una fluctuación climática y la crisis sufrida por las sociedades del momento como consecuencia de tal extremo".

Fuente: 20minutos.es | 5 de junio de 2018

¿Podemos saber la edad de muerte con el desgaste de los dientes?

Desgaste dental en la mandíbula del individuo neandertal de Regourdou 1. Notar el notable desgaste de los incisivos y caninos, con amplia exposición de dentina. Los molares están relativamente menos gastados, aunque la dentina ya aparece en los tres molares. Observar que el desgaste es algo más acusado en el lado derecho que en el izquierdo. La edad de muerte de este individuo es prácticamente imposible de estimar. Quizá falleció cuando tenía entre 20 y 30 años. Fuente: P. Sémal, Royal Belgian Institute of Natural Sciences Brussels.

Los estudios demográficos de las poblaciones humanas pretéritas tratan de reconstruir la estructura por sexo y edad de aquellas sociedades de las que no ha quedado registro. Se sabe que las poblaciones anteriores a la nuestra, incluyendo los neandertales, tuvieron un desarrollo acelerado con respecto al de Homo sapiens. Por ese motivo, resulta prácticamente imposible conocer la estructura de los grupos en función de su edad, especialmente si retrocedemos hasta el Pleistoceno más profundo. Nuestros ancestros finalizaban su desarrollo antes que nosotros y también morían antes. Pero, ¿qué sabemos de las poblaciones recientes?

En un post anterior de este mismo blog (8 de marzo de 2018) hablé de la dificultad de estimar el sexo de los restos fósiles. Si las poblaciones son muy recientes, el ADN puede ayudar a la determinación del sexo. También existe la posibilidad de encontrar elementos en el ajuar de los enterramientos que ayuden en ese cometido. Además, si se conservan restos de la pelvis la probabilidad de estimar el sexo aumenta considerablemente. Pero también estamos interesados en conocer su edad de muerte.
Mientras los dientes (deciduos y permanentes) están en desarrollo es relativamente sencillo estimar la edad de muerte de los individuos inmaduros. La precisión puede llegar a ser considerable. Pero una vez que nuestra dentadura está completa nos encontramos con muchas dificultades para conseguir ese propósito. Durante décadas los antropólogos físicos han propuesto varios métodos para estimar la edad de muerte de los adultos, como la fusión de las suturas craneales, que han tenido muy poco éxito. El desgaste dental puede dar una información aproximada. Los humanos del pasado, aún los más recientes, no consumían alimentos tan procesados como los que tenemos a nuestra disposición en las estanterías de los supermercados. Es por ello que sus dientes se gastaban con cierta rapidez. Aun así, la consistencia de los alimentos no era la misma en todas las poblaciones del planeta y los patrones de desgaste podían ser muy variables.

A pesar de estas dificultades, todavía se pueden leer artículos científicos, como el que han publicado recientemente Katie E. Faillace (Universidad de Boston) y dos colegas suyos en la revista American Journal of Physical Anthropology. Los autores de este trabajo han examinado más de 700 esqueletos de edad de muerte conocida de la Universidad de Nuevo México (USA) y de la Universidad de Coimbra (Portugal) con el objetivo de averiguar si varios métodos que emplean el desgaste dental como indicador de la edad muerte funcionaban bien en esas colecciones. Los resultados, en mi opinión, no fueron muy satisfactorios. Veamos.

Faillace y sus colegas introdujeron alguna modificación en los métodos tradicionales y consiguieron mejorar sus predicciones. Para los individuos mayores de 50 años obtuvieron resultados “razonables” solo en un 60% de los esqueletos. Cuando trabajaron con individuos fallecidos antes de los 45 años el porcentaje de resultados razonables mejoró hasta el 74%. La edad estimada en estos individuos tenía un error de ±10 años. Cuando medían el desgaste dental y los autores estimaban que un individuo tenía 40 años, en el peor de los casos ese individuo había fallecido realmente entre los 30 y los 50 años.

Los resultados pueden considerarse tan buenos o tan malos como uno quiera. Si preguntamos a los forenses encargados de estimar la edad de muerte de alguna víctima tengo la impresión de que este método no les resultará muy convincente, aunque no dispongan de más información. El tipo de dieta, la caída de dientes (que no rozan con sus correspondientes en el maxilar o en la mandíbula durante la masticación), la posición anómala de algunas piezas dentales o la preparación de los alimentos influyen de manera muy notable en el desgaste dental. Este trabajo de Faillace y sus colegas demuestra una vez más la dificultad de utilizar el desgaste de los dientes en la determinación de la edad de muerte, aunque puedan presumir de haber mejorado sus estimaciones.

Fuente: quo.es | 5 de junio de 2018

El padre del genoma neandertal Svante Pääbo, Premio Princesa de Asturias

Svante Pääbo. / © Frank Vinken

Director desde 1997 del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), Svante Pääbo lanzó el proyecto de secuenciación del genoma neandertal. El primer borrador se presentó en Science en el año 2010 y confirmó que los seres humanos modernos se hibridaron a su salida de África con los neandertales hace menos de 100.000 años.
La investigación liderada por el profesor de Biología Molecular Evolutiva en la Universidad de Leipzig permitió descubrir que un 2% del genoma de los humanos modernos no africanos proceden del neandertal.

Mientras trabajaba en este proyecto el experto descubrió, a través del estudio de unos restos procedentes de la cueva de Denisov en Siberia, un nuevo tipo de hominino desconocido hasta ese momento, al que denominaron denisovano, por el nombre de la cueva. Fue el primero extinguido y descrito exclusivamente a través de datos genéticos.

Según el estudio, del fósil hallado, un falange de dedo de hace unos 30.000 años, se logró extraer ADN mitocondrial que contenía una secuencia genética inusual, lo que sugería que se trataba de una forma de homínido antigua no descrita hasta ese momento. Los denisovanos contribuyeron en un 5% al genoma de los actuales habitantes de Australia y otras zonas de Oceanía, incluyendo la isla de Papúa Nueva Guinea.

El ADN de las momias


Svante Pääbo, a la derecha, junto a Marco de la Rasilla, en la Cueva de El Sidrón (Asturias), en 2007. CARLES LALUEZA-FOX

Tras cursar estudios de Historia de la Ciencia, Egiptología, Ruso y Medicina en la Universidad de Uppsala (Suecia), Pääbo demostró en los años 80 que podía analizar el ADN de momias egipcias. Su labor se centró en desarrollar métodos para rescatar secuencias de ADN antiguo.

Su metodología ha sido utilizada para el estudio de la filogenia y la genética de poblaciones de animales extinguidos, como los mamuts, los perezosos terrestres, los osos de las cavernas y los moas, un tipo de ave no voladora.

En 1997, Pääbo logró recuperar secuencias de ADN mitocondrial de muestras de un espécimen de neandertal, lo que supuso la primera vez que se extraían datos genéticos moleculares de un fósil de hominino. En 2004, el científico adaptó y aplicó técnicas de alto rendimiento de secuenciación del ADN a ADN antiguo. Esto abrió la posibilidad de analizar el genoma completo de organismos extinguidos.

"Sus descubrimientos obligan a reescribir la historia de nuestra especie", añade el acta que destaca particularmente su labor de "secuenciación del genoma de los neandertales y el hallazgo de que genes de estos y otros humanos extintos forman parte del acervo genético de la Humanidad".
Svante Pääbo ha recibido doctorados honorarios de varias universidades. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el Premio Louis Jeantet de Medicina (Suiza, 2005), el Kistler Prize (EE UU, 2009), el Gruber Genetics Prize (EE UU, 2013), el Breakthrough Prize in Life Sciences (EE UU, 2015), el Keio Medical Science Prize (Japón, 2016), el Premio Dan David (Israel, 2017) y el Human Frontier Science Program Organization Nakasone Award (2018). También tiene la Medalla Theodor Bücher de la Federación Europea de Sociedades Bioquímicas y la Medalla de S. M. el Rey de Suecia.

Fuente: SINC | 6 de junio de 2018

Hallados en el yacimiento tartésico del Turuñuelo huesos humanos y una estatua de mármol única en la península

Foto: La antropóloga Victoria Peña junto a los huesos hallados en el yacimiento tartésico del Turuñuelo de Guareña (Badajoz). J. M. ROMERO.

A cada paso que avanza, el yacimiento del Turuñuelo de Guareña, en las Vegas Altas del Guadiana, en Badajoz, ofrece nuevos e insólitos descubrimientos sobre la etapa final de Tartesos, la mítica civilización que floreció en el suroeste de la península Ibérica en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo. Destruido y sellado por sus propios moradores hace 2.500 años, el único edificio de dos plantas que se conserva de aquella época está ofreciendo valiosísima información gracias a sus avanzadas técnicas constructivas y los abundantes hallazgos materiales y de restos de vida que van apareciendo en su interior. La gran novedad de la actual campaña son los huesos de una persona adulta, probablemente un hombre de en torno a 1,67 metros de altura, que proporcionarán ADN para seguir investigando. Estos restos se han descubierto en una estancia distinta del patio en el que han aparecido medio centenar largo de caballos y otros animales sacrificados, creen los investigadores, en una especie de ritual.

Foto: Detalle de la dentadura humana hallada en el Turuñuelo. J. M. R.

A este descubrimiento se suma un gran corredor que rodea el enorme edificio (otro elemento inédito junto a la escalinata monumental de 11 peldaños y el más que probable uso de falsas bóvedas) y los pies de una escultura griega de mármol, un material que no se había documentado en la península hasta mucho tiempo después, en época romana.

Victoria Peña, arqueóloga y antropóloga de la Universidad Complutense de Madrid, se afanaba la semana pasada en extraer los huesos humanos encontrados en la primera planta, junto a otros objetos como dos braseros de bronce. Las piernas están muy bien conservadas, así como el cráneo, aunque esté completamente aplastado por el peso de los materiales depositados encima. Al igual que otros edificios de la zona, el del Turuñuelo fue incendiado y sepultado con arcilla tras una ceremonia en la que se sacrificaron los animales —tantos, que hacen pensar en los holocaustos religiosos que se describen en el Antiguo Testamento o en la Ilíada— y que incluyó un gran banquete.

“Al estar entre el relleno y al lado de una puerta —y además porque ha aparecido con unas puntas de lanza al lado—, pensamos que puede ser alguna especie de centinela que fue depositado allí”, explica el arqueólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Sebastián Celestino, codirector de la excavación junto a Esther Rodríguez. Celestino destaca lo inusual del descubrimiento en una época y una zona en la que habitualmente los individuos eran incinerados. “Esto nos permitirá hacer distintos análisis, entre ellos de su ADN, para conocer a grandes rasgos su tipo de alimentación, procedencia (la suya y la de sus ancestros) y estar completamente seguros de su sexo”, añade Peña sosteniendo los restos de la dentadura, tan perfectamente conservada que se puede apreciar el sarro o la retracción de las encías.

Foto: Pies de una escultura de mármol procedente del mar Egeo.
PROYECTO CONSTRUYENDO TARTESO

Si la riqueza de los materiales y el tamaño del yacimiento evidencian un enorme poderío político y económico y una gran capacidad organizativa, los objetos dejan también clara su relación con otras culturas mediterráneas de la época: se han hallado vasijas y platos de origen griego, fenicio y etrusco, así como imitaciones hechas en la zona. Pero, además, en el último peldaño de la escalinata se han encontrado los pies de la primera escultura de mármol que aparece en la península Ibérica de época anterior a la llegada de la antigua Roma. Está tan excepcionalmente conservada que mantiene la policromía: el azul egipcio del pedestal y el rojo de los pies y las uñas.

Foto: Los directores del yacimiento, Sebastián Celestino y Esther Rodríguez (en el centro), junto a los obreros de la excavación. J. M. R.

Los análisis hechos indican que el mármol procede de las islas Cícladas, el archipiélago griego situado en el centro del mar Egeo. A la espera de localizar el resto de la escultura —que revelará si se trata de una figura masculina o femenina—, los investigadores explican que se trata probablemente de un encargo llegado al Badajoz de la protohistoria desde aquellas lejanas tierras.
Joya arquitectónica

Pero por sorprendentes y llamativos que sean los restos encontrados —la hecatombe de animales o una enorme cantidad de cerámicas y de bronces…—, Celestino y Rodríguez insisten una y otra vez en que la verdadera joya del Turuñuelo es la arquitectura, por la conservación casi completa de un insólito edificio de dos plantas que revela soluciones técnicas realmente avanzadas. Por ejemplo, unos muros de tres metros de ancho que seguramente servían para sostener una bóveda por aproximación de hiladas, un sistema en el que se van curvando y depositando los ladrillos entre sí hasta juntarse en la cima.

EXPERTOS DE UNA DECENA DE INSTITUCIONES

La última portada de Arqueology, una de las publicaciones del Archaeological Institute of America, estuvo dedicada al yacimiento tartésico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz. Es solo una muestra del gran interés que el proyecto ha despertado en tres años de excavaciones.
Hay otras. Por ejemplo, la capacidad que ha demostrado para atraer la colaboración de más de una veintena de especialistas de todo tipo de ámbitos (desde antropólogos y arqueozoólogos hasta ingenieros), de 11 instituciones españolas (CSIC, el Instituto de Restauración y Conservación de la Generalitat de Valencia y las universidades de Granada, Barcelona, Extremadura, Las Palmas, Alicante, Vigo, Complutense y Autónoma de Madrid) y extranjeras: la UNAM de México está haciendo análisis de geomagnetismo y en Cambridge estudian los tejidos, entre otros, el fragmento de lana más antiguo encontrado en la península Ibérica.

Aunque todos ellos colaboren, de momento, la investigación se hace a través de la Junta de Extremadura y la excavación la está financiando únicamente —este año con 36.000 euros, 6.000 más que el año anterior— la Diputación Provincial de Badajoz.

Ahora, según ha avanzado la excavación —se ha desenterrado en torno al 15% de la construcción, que se calcula que ocupa casi una hectárea de terreno— la sorpresa ha sido un corredor que da la vuelta al patio. “Existen en las culturas mesopotámicas muy antiguas, pero no conocíamos nada así en esta época y esta zona. Por ejemplo, llaman la atención los contrafuertes interiores para sujetar una fachada que debe ser bastante grande. Además, tiene unos muros en el suelo que son tirantas, una técnica muy avanzada para evitar que se venzan”, explica Celestino.

Fuente: J.A. Aunión | El País, 6 de junio de 2018

Descubren en Roma la Tumba del Atleta, una sepultura intacta de época republicana

Esqueleto de un individuo y ajuar funerario en buen estado de conservación. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.


Sobre unos bancos laterales tallados en la roca estaban depositados los restos de dos hombres adultos. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.

Unos trabajos de arqueología preventiva, con motivo del redoblamiento de la captación de agua del acueducto Castell'Arcione-Salone, en la zona de Case Rosse, al noreste de Roma, ha sacado a la luz una tumba intacta de época republicana que ha sido fechada entre el siglo IV y el III a.C., según informó el viernes la Superintendencia Especial de Arqueología, Bellas y Artes y Paisaje de Roma.
La Tumba del Atleta o de los Estrígilos ha sido denominada así porque contenía dos estrígilos de hierro, unas piezas que utilizaban los atletas de la época para retirar el sudor y el aceite del cuerpo tras la actividad física.

En la parte superior de la imagen se distinguen dos de los estrígilos, artilugios alargados y curvos que usaban los atletas para retirar el sudor y el aceite del cuerpo. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.

La sepultura está formada por una cámara excavada a unos 2 metros de profundidad y con cuatro inhumaciones realizadas en momentos diferentes: dos hombres adultos, de unos 50 y 30-39 años de edad respectivamente, cuyos restos estaban depositados sobre unos bancos laterales tallados en la roca; y dos individuos, un hombre de 35-45 años de edad y una mujer de edad indeterminada, cuyos restos óseos estaban depositados en el fondo del hueco que hay entre ambos bancos.

La sepultura está formada por una cámara excavada a unos 2 metros de profundidad del suelo actual. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma


La Tumba del Atleta destaca por su ajuar funerario en óptimo estado de conservación. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.

La Tumba del Atleta destaca por su ajuar funerario en óptimo estado de conservación: una espléndida vajilla de cerámica de pintura negra y algunas piezas con restos de decoración blanca y motivos geométricos y vegetales; dentro de dos platos y de dos copas se han podido identificar los restos de las ofrendas alimentarias que fueron realizadas durante los ritos funerarios: los huesos de un conejo y los de un cabrito o cordero.

Moneda de aleación de bronce con una cabeza equina con la palabra "ROMANO", fechada entre el 335 y el 312 a.C. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.


Moneda de aleación de bronce con una cabeza equina con la palabra "ROMANO", fechada entre el 335 y el 312 a.C. Foto: Soprintendenza Speciale Archeologia, Belle Arti e Paesaggio di Roma.

Los arqueólogos también han encontrado una moneda de aleación de bronce, con la cabeza de la diosa Minerva con casco y, en la otra cara, una cabeza equina con la palabra "ROMANO", fechada entre el 335 y el 312 a.C.

"Una zona lejana al centro de la capital vuelve a deparar nuevos y sorprendentes hallazgos", destaca la Superintendencia.

Fuente: National Geographic | 4 de junio de 2018

¿Cómo se colocaban los sombreros en los moais de la Isla de Pascua?

Plataforma de moai restaurados en la costa sur de Rapa Nui (Isla de Pascua). Tenga en cuenta que uno de los moai está adornado con un pukao de escoria roja. Imagen: Sean Hixon / Penn State.

Existen muchos misterios en el mundo de la arqueología, como la forma en la que ciertas civilizaciones lograron construir sus monumentos, por ejemplo Stonehenge en el Reino Unido.
Una de estas incógnitas se encuentra en la Isla de Pascua (Chile), y es sobre un detalle que quizás nunca te has preguntado: ¿Cómo pusieron los sombreros a las estatuas moai?

Estos, mejor conocidos como “Pukaos”, claramente están hechos de piedra distinta al resto del cuerpo de las estructuras, con un tono rojo que destaca encima de la parte gris de los moai. Hasta hace poco, no había teorías sobre su transporte.

Ubicación de la cantera pukao de escoria roja en Puna Pau (punto verde) y de la cantera moai en Rano Raraku (punto negro). Los puntos verdes marcan las ubicaciones de pukao. Imagen: Lipo / Hunt / Hixon / et al.

Una nueva investigación, llevada a cabo por el antropólogo Sean Hixon y publicada en el sitio web de la universidad de Penn State. Este estudio fue apoyado por la CONAF y el Consejo de Monumentos Nacionales, e indica que los sombreros, gracias a su forma cilindrica, pudieron ser rodados hacia los moai desde el lugar donde fueron construidos.


Los autores Carl Lipo (izquierda) y Terry Hunt (derecha) examinan un pukao en la plataforma de una estatua en la costa sur de Rapa Nui. Penn State University

Luego de responder esa pregunta, los investigadores debían encontrar la forma en la cual los sombreros fueron posicionados sobre las cabezas de los moai. Los arqueólogos tomaron fotos en 3D de la construcción, buscando marcas que proporcionaran alguna pista sobre cómo fueron puestos en posición.
La respuesta: utilizando rampas y cuerdas, de la misma forma que uno intentaría enderezar un bote. Los sombreros muestran claras marcas de haber sido subidos sobre una rampa de algún tipo, y varios ejemplos alrededor de la isla se encuentran botados “de lado”, lo cual sería una pista clave.


Diagrama del escenario de emplazamiento del pukao respaldado por el análisis de la forma del mismo y la física asociada al transporte del pukao. Imagen: Sean Hixon / Penn State

Según los investigadores, es posible que hayan utilizado rampas hechas de madera, en vez de piedra dura. Y lo más probable es que se utilizaran cuerdas de la misma forma en la que uno enderezaría un bote, pasándolas por debajo y luego por encima de la rueda, para girarlas hacia el punto más alto de la rampa de manera manual, y luego tumbarlas a su posición final sobre las estatuas.
Esta es, hasta ahora, la respuesta con mayor respaldo científico, y ha comenzado a ser evaluada por arqueólogos internacionales como la más cercana a la realidad.

De esta forma, el gran misterio que ha evadido a los expertos por décadas habría encontrado una respuesta, aunque la isla sigue escondiendo secretos para los curiosos.

Fuentes: biobiochile.cl | Penn State University | 4 de junio de 2018