Hallado parte de un poema de Virgilio grabado en un ánfora romana en Córdoba

Inscripción con el poema de Virgilio hallada en el yacimiento de Noguera. IVÁN GONZÁLEZ TOBAR.

En octubre de 2016, un equipo de arqueólogos halló sobre la superficie del yacimiento de Noguera, a escasos metros de la aldea de Villalón (Fuente Palmera, Córdoba), numerosos fragmentos cerámicos, tanto constructivos (tejas) como no constructivos (cerámica ibérica o romana), además de trozos de ánforas para el aceite de hace 2000 años. Entre ellos, uno que les entregó Francisco Adame, un vecino de la zona, que había reparado en que uno de aquellos pedazos tenía unas letras grabadas.

Ahora, el informe Las Geórgicas de Virgilio 'in figlinis': a propósito de un grafito 'ante cocturam' sobre un ánfora olearia bética, que publica este martes la Journal of Roman Archaeology, de la Universidad de Cambridge, desvela que entre aquellos restos se han localizado los primeros versos del poema Las Geórgicas de Virgilio, autor cuyos textos se empleaban en Roma para enseñar a los niños a leer. Lo más llamativo, y lo que lo convierte en un hallazgo “excepcional”, es que los versos habían sido grabados además en la base de un ánfora. ¿Por qué?

La riqueza epigráfica de las ánforas olearias de la Bética es muy conocida desde antiguo, ya que se sabe que los alfareros romanos grababan en ellas sus sellos o escribían rótulos (tituli picti) con nombres de personas, fechas o lugares, pero nunca poemas. Por eso, el informe ―firmado por Iván González Tobar, Antònia Soler i Nicolau y Piero Berni Millet, de las universidades de Barcelona, Islas Baleares, Paul-Valéry Montpellier (Francia), Sevilla, Córdoba y el Instituto Catalán de Arqueología Clásica― detalla que se trata de un hallazgo “sin precedentes”. Son cinco renglones formados por grupos de dos o tres palabras. Fueron escritos con un estilete cuando el recipiente se estaba secando al revés, en la fase inicial del montaje. El fragmento conservado tiene 1,2 centímetros de grosor, 8 de largo y 6 de ancho.

El hecho de que la totalidad de los sellos grabados en las ánforas recuperados en prospección cordobesa provengan de figlinae (talleres cerámicos), propiedad de la familia senatorial Fabii clarissimi viri (los famosos Fabios), apunta a que el grafito con el poema se realizó en una de sus propiedades. “La autoría y la verdadera intención del que lo escribió son difíciles de determinar, pero todos los indicios nos dirigen hacia alguien que no deseaba que se viese, ya que fue inscrito en la parte inferior del ánfora”, explica Iván González Tobar (izquierda).

Los expertos recuerdan que está constatada la presencia de niños en los talleres de fabricación de estos grandes recipientes en los ambientes rurales, lo que ofrece pistas sobre la autoría. Posiblemente fue realizado por un adulto para enseñar a leer a un pequeño o podría ser un niño que había aprendido de memoria los versos y los grabó. “La presencia del grafito dentro de la cadena de producción implica una alfabetización notable en el ambiente de las 'figlinae' de la Bética, que contrasta con la visión clásica de un mundo rural aislado”.

Virgilio fue el poeta más popular de su época. La Eneida se enseñaba en las escuelas y sus versos fueron un ejercicio pedagógico para muchas generaciones. Por eso, es habitual encontrarlos en restos de materiales cerámicos de construcción, lo que ha llevado a muchos autores a relacionarlos con funciones educativas (los escolares romanos escribían a Virgilio en sus pizarras). Pero ¿por qué en un ánfora? ¿Y por qué Las Geórgicas y no La Eneida?

En el texto epigráfico se leen los siguientes fragmentos de palabras:

S

vais

avoniam

glandemm

arestapoqv

tisaqv

it

Los investigadores lo han superpuesto, para hacerlo coincidir, con fragmentos de los versos séptimo y octavo del primer libro de las Geórgicas:

Auoniam[pingui]

glandem m[utauit]

aresta, poq[ulaque]

[inuen]tis Aqu[eloia]

[miscu]it [uuis]

C[ambió] la bellota aonia por la espiga [fértil] [y mezcl]ó

el ag[ua] [con la uva descubierta]

Teniendo en cuenta que el primer libro de las Geórgicas está dedicado a la agricultura, y que se trata de una zona eminentemente rural, su uso pedagógico “no resulta descabellado, máxime cuando está constatada la presencia notable de niños en las' figlinae'”. En las figlinae teglariae (talleres de tejas) galo-romanas, por ejemplo, su presencia es clara, aunque no está demostrado si colaboraban en ciertas tareas o sólo pululaban por el alfar. En el caso de los talleres de tablillas micénicas, en cambio, las huellas dactilares halladas asocian a los menores con tareas de aprendices de escribas. Los expertos se debaten, por tanto, sobre si este grafito fue un “ejercicio mecánico, como simple entretenimiento, o una práctica de escritura de alguien que grabó unos versos que aprendió de niño y que dejó inconclusa la cita, bien por un lapsus memoriae o porque cambió repentinamente de actividad”.

Sello romano encontrado en un alfar de Palma del Río (Córdoba), con el nombre 'Epaphroditus'. IVÁN GONZÁLEZ TOBAR.

El yacimiento de Noguera, a pesar de la acumulación cerámica encontrada, no fue un centro productor de ánforas olearias. La abundancia de restos podría explicarse por el reaprovechamiento de los desechos de un alfar del entorno, con el objeto de levantar o reparar muros y estructuras habitacionales de ámbito rural. Los arqueólogos creen que el yacimiento se corresponde con una “residencia con las características de una villa rústica que produjo aceite de oliva”. Los fragmentos de ánforas estudiadas se datan entre los siglos II y III d. C.

¿Y qué pone en el texto? “Todas estas consideraciones nos llevan a un individuo suficientemente alfabetizado para escribir o para recitar poesía, pero no con la perfección de la ortografía, ya que comete varios errores”, reconocen Antonia Soler y Piero Berni.

Sea como sea, el autor escribió de memoria: “Cambió la bellota aonia (procedente norte de Grecia) por la espiga fértil y mezcló el agua con la uva descubierta”, versos séptimo y octavo del primer libro de Las Geórgicas, que fueron escritos en el 29 a. C. “Fue como si alguien pintase en el siglo XVII en un recipiente cerámico: ‘En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…’. Y ahí se paró. ¿Por qué? Pues no lo sabemos. A lo mejor siguió y no hemos encontrado todavía el fragmento que lo completa”, concluye González Tobar.

Fuentes: elpais.com | cordopolis.eldiario.es | 20 de junio de 2023

El Museo Arqueológico de Almería acoge la exposición itinerante 'Fuego y Arena: el vidrio en la Antigüedad' hasta el mes de octubre

El Museo Arqueológico de Almería estrena la exposición itinerante ‘Fuego y Arena: el vidrio en la Antigüedad’. Se trata de una muestra que está compuesta por 111 objetos que llegan del Museo Íbero de Jaén y que estará abierta al público hasta el 8 de octubre de este año.

Los delegados de Turismo, Cultura y Deporte de Almería y Jaén, José Ángel Vélez, y José Ayala Mendieta, han asistido a la presentación de la muestra junto a la comisaria de la exposición y directora del Museo Íbero de Jaén, Concepción Choclán y la directora del Museo Arqueológico de Almería, Tania Fábrega.

Los delegados de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta en Almería y Jaén asisten a la presentación de la muestra compuesta por 111 objetos del Museo Íbero.

La exposición plantea un recorrido desde los inicios del uso del vidrio en los siglos VIII-IV a.C., cuando comienzan a llegar por mar a la península ibérica de la mano de comerciantes fenicios, hasta su gran expansión coincidiendo con el desarrollo de la técnica del soplado ya en el periodo romano.

En la muestra, que ya puede ser visitada, se puede disfrutar de una cuidada selección de piezas que provienen de yacimientos arqueológicos localizados en las provincias de Córdoba, Jaén, Málaga, Sevilla, Cádiz y Almería. La exposición está compuesta por piezas como pequeños amuletos en pasta de vidrio, ungüentarios, cuentas de collar, jarritas, cuencos, urnas, copas, ollitas, así cómo botellas, platos y jarras, destacando todas por su gran calidad técnica.

Durante la presentación, se ha destacado “el valor del vidrio que ha ido acompañado a la evolución de la tecnología cuando se trata de un material tan básico compuesto por agua y arena”. Se ha recordado, que en la actualidad sigue siendo uno de los materiales más usados para conservar los alimentos, bebidas y perfumes.

La exposición ha llegado hasta el Museo Arqueológico de Almería tras pasar con anterioridad por el Museo Íbero de Jaén. Uno de los motivos de su puesta en marcha es que la Asamblea General de la ONU declaró el año 2022 como el Año Internacional del Vidrio con objeto de visibilizar su importancia científica, económica, ambiental y cultural como "elemento transformador de la humanidad" y así "celebrar su historia y su futuro". Con esta declaración se ha tratado de concienciar sobre este preciado material, uno los más extraordinarios usados para la fabricación de objetos.

Fuentes: teleprensa.com | puertabarrera.com | 15 de junio de 2023

Investigadores de la UAH desvelan más de 100 grabados nuevos del Paleolítico Superior en la cueva de Los Casares (Guadalajara)

Investigación y documentación de los grabados en el seno A. Imagen: Multipaleoiberian ERC Project.

Las investigaciones que la Universidad de Alcalá (UAH) está llevando a cabo en la cueva de Los Casares en la Riba de Saelices (Guadalajara) han desvelado más de 100 representaciones gráficas grabadas adicionales a las que describieron Juan Cabré y su hija, María Encarnación, en los años 30 del siglo pasado, en la primera sala, conocida como Seno A, además de contextualizar cronológicamente las ocupaciones de los Homo sapiens que realizaron esos grabados y pinturas en el Paleolítico Superior, entre hace 19.000 y 14.000 años, en el conocido como periodo Magdaleniense.

La cueva de Los Casares es la cavidad con grabados paleolíticos más importante del centro peninsular, declarada Monumento Nacional en 1934, y una de las más relevantes de Europa. Se trata de uno de los tres yacimientos arqueológicos visitables que existen en la provincia de Guadalajara, junto con el sitio visigodo de Recópolis, en Zorita de los Canes y el castro celtibérico “El Ceremeño”, en Herrería.

Ahora, gracias a las campañas arqueológicas que vienen desarrollándose desde 2014, cuenta con nuevas herramientas y grafías que mostrar a sus visitantes y en un futuro no muy lejano, podrá contar, además, una historia mucho más completa sobre las distintas fases de ocupación de la cueva, entre el Paleolítico Medio y Superior, que comprenden las últimas poblaciones de neandertales en el centro de la península ibérica, hace unos 43.000 o 44.000 años antes del presente, y los primeros Homo sapiens, de en torno a unos 30.000 o 32.000 años atrás, así como el clima, la vegetación o la fauna que existía en estos periodos.

Entrada a la Cueva de los Casares, sobre ella uno de los castilletes de Riba de Saelices, Guadalajara.

El equipo del Área de Prehistoria de la UAH, capitaneado por los profesores y arqueólogos José Javier Alcolea y Manuel Alcaraz, regresará al interior de la cueva para abordar la fase final de estas investigaciones, en una nueva campaña que tendrá lugar en septiembre u octubre.

A pesar de su importancia, esta cavidad era hasta ahora un yacimiento muy poco estudiado. Antes de las investigaciones de la UAH, sólo se habían abordado dos intervenciones: la primera, se corresponde con la que llevaron a cabo Juan Cabré y su hija en los años 30 del siglo XX, que desveló la existencia del conjunto de grabados y pinturas rupestres, y la más reciente se remontaba a la década de los 60, cuando la Universidad de Zaragoza, bajo la dirección de los profesores Antonio Beltrán e Ignacio Barandiarán, realizó varias excavaciones en la entrada y en el seno A. Unos trabajos que, además de desenterrar niveles y materiales de época medieval y de la prehistoria reciente, sacaron a la luz un asentamiento más antiguo que las pinturas y grabados rupestres, relacionado con las sociedades neandertales del Paleolítico Medio. En estas campañas se encontraron utensilios tallados en piedra, junto con restos óseos de herbívoros y carnívoros, así como un hueso metacarpiano perteneciente a un neandertal.

Javier Alcolea estudiando los grabados del Seno A. Imagen: Imagen: Multipaleoiberian ERC Project.

“La cueva de Los Casares, posiblemente por sus condicionamientos geográficos, por estar en un sitio remoto, ha sido un lugar que prácticamente no se ha estudiado y cuando se ha hecho, por diversos problemas, no se ha llegado a explotar científicamente los resultados, como ocurrió con las investigaciones de la Universidad de Zaragoza de los años 60 del siglo pasado, cuando teóricamente se hizo un estudio del arte rupestre que nunca llegó a publicarse. Nosotros creemos que, en un periodo de cuatro o cinco años, podremos hacer una publicación global de la cueva que la deje en el lugar que se merece desde el punto de vista patrimonial y científico”, valora Alcolea.

De esta manera, tal y como explica el profesor de la UAH, las excavaciones arqueológicas, que han consistido en la realización de varios sondeos en distintos puntos de la cueva, están prácticamente terminadas, a falta de realizar los últimos análisis de laboratorio de las muestras recogidas y publicar los resultados. “Hemos confirmado lo que buscábamos, es decir, que la cueva tiene una ocupación muy importante a lo largo de toda la Prehistoria y estamos en condiciones de contextualizar un poco mejor a las gentes que realizaron los grabados y pinturas rupestres. También hemos encontrado algunos restos discretos que nos permiten afinar las cronologías”, comenta el investigador.

Trabajos arqueológicos en el Seno A. Imagen: Javier Alcolea.

"En las próximas campañas, los trabajos se centrarán en concluir la documentación gráfica de las paredes en las salas más profundas, a lo largo de los próximos dos o tres años, y luego tardaremos otros dos o tres en publicar el estudio global”, adelanta. "Se trata -según el prehistoriador- de un trabajo muy complejo y largo porque hay que reconstruir prácticamente todo el proceso de grabado y pintura que ha habido en la pared, a lo que habría que añadir el deterioro de la cueva por el paso del tiempo y la propia frecuentación humana que ha tenido”.

No obstante, Alcolea anuncia que se encuentran "a punto de publicar los resultados de la primera sala, lo que se conoce como seno A, donde hemos descubierto muchas figuras nuevas, muy características de la cueva, con una gran abundancia de figuras humanas ejecutadas en momentos diferentes, lo que nos permite acotar cuándo se realizaron. En este sentido, se estima que se trata de una sala que representa la actividad gráfica paleolítica más moderna de la cueva, entre hace 19.000 y 14.000 años, en lo que se conoce como periodo Magdaleniense”.

Leona grabada en el Seno C. Imagen: José Javier Alcolea.

Los estudios realizados por el arqueólogo Juan Cabré, junto a su hija, María Encarnación, identificaron medio centenar de grabados en esta sala. “Hoy en día, si hacemos un cómputo de las unidades gráficas que hemos aislado en el seno A, sólo en la primera sala, tenemos más de 150. Hay muchas más figuras y eso lo hemos conseguido porque la tecnología y la metodología de documentación ha avanzado mucho en estos prácticamente cien años. La tecnología empleada incluye una iluminación muy mejorada y unas técnicas fotográficas mucho más desarrolladas e incluso la utilización de tecnología 3 D y de fotogrametría”.

"Entre los nuevos grabados que se han encontrado con estas nuevas técnicas, aparecen animales, figuras antropomórficas y signos, dentro de un ambiente gráfico propio de la época a la que pertenece, que es el Paleolítico Superior”. La relevancia de estas grafías de la cueva de Los Casares radica, según José Javier Alcolea, por un lado, en la abundancia de antropomorfos, “figuras humanas teóricamente masculinas”, que la convierten, posiblemente, uno de los conjuntos rupestres con más presencia de figuras humanas de Europa Occidental” y, por otro, en la existencia de figuras de animales que no son comunes en otros territorios: “Fundamentalmente, lo que hay en Los Casares son caballos, grandes bovinos, que son uros esencialmente, y ciervos, pero además, aparecen frecuentemente otro tipo de animales, como son los grandes félidos, los leones”. El profesor de la UAH aclara que, en este sentido, “dentro de un ambiente gráfico muy normal, muy habitual en toda la Europa Occidental, en el interior de la Península, en el centro, existiría una versión geográfica o cultural de ese lenguaje, que incluiría algunos temas que en otros lugares son muy raros y muy poco importantes, pero que aquí sí lo son y muy repetitivos, como son los grandes félidos o los antropomorfos”.

Las investigaciones se centrarán ahora en la zona más profunda de la cavidad “que es la parte que conocemos peor desde el punto de vista gráfico”. Los trabajos consistirán en reproducir las salas de la manera más fiel posible: “vamos a hacer unas modelizaciones 3D, cartografiar todas las paredes y a describir todo lo que esté grabado y pintado”.

Antropomorfo grabado en el Seno C. Imagen: José Javier Alcolea.

La ocupación humana en la cueva de Los Casares

Los trabajos que, en un inicio pretendían abordar una actualización de las investigaciones de Barandiarán, según Alcolea, ha terminado desarrollando “un estudio global de toda la cavidad, desde el punto de vista geológico, arqueológico y gráfico”.

En ella han participado un número importante de investigadores, universidades y centros como el Museo Neanderthal de Alemania, capitaneados por el Área de Prehistoria de la Universidad de Alcalá, bajo la dirección de los profesores e investigadores, Manuel Alcaraz y José Javier Alcolea. “Tenemos un equipo en el que intervienen geólogos, tecnólogos, técnicos contratados por la UAH y gente de fuera de la Universidad que nos apoya en campos auxiliares, en la arqueozoología, en la paleobotánica, etc. Es un equipo amplio de unos 15 profesionales y tenemos el apoyo de alumnos de la Facultad de grado o postgrado que han ido rotando a lo largo del tiempo”.

Este equipo ha contado con varias fuentes de financiación a través de dos proyectos generales de investigación sobre el Paleolítico del interior peninsular: “Territorio, ambiente y cultura de neandertales y humanos modernos en el interior de la península ibérica durante el Pleistoceno Superior” (HAR2017-82483-C3-3P), financiado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (Mineco) y Population dynamics and cultural adaptations of the last Neandertals and first Modern humans in inland Iberia: a multi-proxy investigation (Movimiemtos de población y adaptaciones culturales de los últimos neandertales y los primeros humanos modernos en el interior de la península ibérica) (ERC-2018-STG-805478) financiado por el Consejo Europeo de Investigación, y actuando directamente sobre la cueva, cinco proyectos específicos entre 2018 y 2022, autorizados y financiados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Glotón grabado en el Seno C. Imagen: José Javier Alcolea.

Con esta investigación, recuerda Alcolea, se pretendía demostrar si la cueva había sido testigo de las últimas ocupaciones neandertales del centro la Península y de algunas de las primeras del Homo sapiens: “No demostrar específicamente la contemporaneidad de las dos ocupaciones, lo cual es muy difícil y, de hecho, lo que hemos documentado es que eso no pasa. La cueva de Los Casares, según han desvelado los trabajos arqueológicos, tendría una ocupación muy dilatada a lo largo del tiempo, que, por lo que hemos conocido por nuestras excavaciones, arranca con poblaciones de neandertales, que son algunas de las últimas que habitaron el centro de la península ibérica con una cronología de unos 43.000 o 44.000 años antes del presente (…) A partir de ese momento, sigue habiendo una frecuentación humana de esa cavidad, pero todos los restos que tenemos parecen apuntar a nuestra especie. No sabemos con precisión cuando comienza esa frecuentación, pero estimamos que es en fechas antiguas del Paleolítico Superior, hace 30.000 o 32.000 años, cuando es probable que los Homo sapiens estén ya frecuentando la cueva. Por lo tanto, hay un hiato entre las dos ocupaciones. No son contemporáneas. Lo que sí hay es una continuidad: cuando desaparecen los neandertales son sustituidos por nuestra especie”, insiste el investigador.

La continuidad que existe en la ocupación de la cueva hasta prácticamente nuestros días ha tenido consecuencias en la conservación del yacimiento arqueológico, según relata el investigador. Normalmente, en la Prehistoria Antigua las zonas habituales para los hábitats son las entradas de las cuevas. En Los Casares esa zona de entrada está muy alterada, de tal manera que el yacimiento casi ha desaparecido. “Nosotros sabemos, porque hay zonas en las paredes con encostramientos calcáreos que tienen todavía restos de huesos, que hubo un yacimiento con ocupación. Un depósito sedimentario bastante potente que ya ha desaparecido. No sabemos a ciencia cierta por qué, pero todo parece indicar que tiene que ver con la explotación de la cueva con un uso completamente diferente al de la habitabilidad humana. Posiblemente ese uso sea la guarda de ganado, seguramente por mucho tiempo, desde la Edad Media, hasta prácticamente nuestros días. Eso produce remociones y ha barrido el yacimiento. Por eso, lo que es explotable científicamente es lo que está en el interior de la cueva. Normalmente esas zonas no se corresponden con las que acogen un hábitat constante, sino con espacios que se frecuentan de manera esporádica, por lo que los restos arqueológicos son mucho menores cuantitativamente y tienen algunas características especiales. Allí es donde Ignacio Bandiarán encontró en los años 60 el metacarpiano neandertal que hoy por hoy está perdido”, comenta.

Zambullida ritual, probablemente derivado de un ritual chamánico (la representación de la entrada en trance o en el mundo de los espíritus) o de un rito de iniciación.

En lo que se refiere a los restos encontrados, el arqueólogo explica que hay una secuencia que se repite en la primera sala y a veces también en las salas profundas, y que se corresponde con restos hispano-musulmanes, con bastante cerámica medieval ligada a los pobladores del yacimiento hispano-musulmán que existe en la entrada de la cueva, en los niveles más superficiales; posteriormente, se encontraron restos de la Prehistoria reciente, que tiene que ver con las sociedades productoras, de agricultores y pastores donde aparecen restos de cerámicas: “Tenemos fechas que van desde el Calcolítico, la Edad del Cobre, hasta el Neolítico, con fechas bastante antiguas, en el V o VI milenio antes de Cristo”, señala. En niveles más profundos, se encuentran restos muy discretos de las ocupaciones que realizaron los grabados y pinturas rupestres, que se corresponden con el Paleolítico Superior, alguna industria lítica y restos de frecuentación en forma de carbones, etc., “que hemos podido datar y tienen que ver con la introducción de antorchas o elementos de iluminación en la cueva; y por último, se han hallado los restos del hábitat neandertal, los cuales son fundamentalmente restos de industria lítica y de fauna, limitados a la primera sala de la cueva”.

Grabado de la escena conocida como hierogamia (o coito sagrado) en la cueva de Los Casares.

La hierogamia de Los Casares

Uno de los aspectos que ha levantado mayor controversia en la Cueva de Los Casares tiene que ver con la interpretación de los grabados, de lo que se hacía eco el programa de Iker Jiménez, Cuarto Milenio en el año 2011. En concreto, llamaba la atención una escena con figuras humanas a la que se le atribuían ciertos ritos reproductivos e incluso se quería identificar entre las grafías figuras antropomorfas con enormes aparatos reproductivos masculinos: “Es una pequeña escena que publicó el profesor Jordá en los años 80, en el homenaje al profesor Martín Almagro en un artículo que se llamaba ‘El mamut en el arte paleolítico peninsular y la hierogamia de Los Casares’. Una escena en la que se habla de un coito, de la existencia de varios antropomorfos y un mamut mezclados en una especie de ceremonia sacra en la que estarían involucradas varias entidades sagradas o divinas. Esto viene de la interpretación de las figuras de un calco de Juan Cabré de 1933 y nuestra revisión de la zona lo que ha demostrado es que la supuesta representación de un coito no existe; que efectivamente hay antropomorfos, pero son completamente normales y que todo era una interpretación, porque para componer esa supuesta escena se utilizaron partes de otras que ahora sí conocemos y que son animales y partes de otros signos”, aclara José Javier Alcolea.

Para el experto, “interpretar lo que quieren decir estos grabados es una empresa que nos puede llevar directamente a la melancolía. No lo sabemos, ni probablemente lo vamos a saber nunca. Nosotros lo único que podemos saber es hasta qué punto estos grabados conformaban una forma de lenguaje, pero ese lenguaje no tiene traducción. De hecho, nosotros, como científicos e investigadores, hemos abandonado en gran parte los estudios que tendían a descifrar el significado de las grafías prehistóricas. Nos interesa documentar su valor como lenguaje y hay aspectos que nos sirven mucho, como patrones territoriales, repetición de símbolos en determinadas épocas o determinados espacios, etc., que nos permiten conocer mejor a las sociedades de aquellas épocas, pero el significado directo de una representación o de un conjunto, es prácticamente inaprensible”, concluye.

Fuente: eldecanodeguadalajara.com | 18 de junio de 2023

Hallan en Francia nuevas herramientas óseas fabricadas por los neandertales hace unos 65.000 años

Herramientas de hueso del yacimiento de Chez-Pinaud, excavaciones de 2019–2020: (a–d), (i–k) herramientas biseladas. (a, g–h, e–f, n) herramientas retocadas. (a, f, j, m–o) retocadores óseos. (l) herramienta de extremo alisado (foto: M. Baumann).

¿Eran los humanos anatómicamente modernos los únicos que sabían cómo convertir los huesos en herramientas? Un descubrimiento realizado por un equipo internacional en el sitio de Chez-Pinaud-Jonzac (Charente-Maritime, Francia) resuelve la cuestión. Publicado en PLOS ONE, arroja luz sobre un aspecto poco conocido de la tecnología neandertal.

Desde hace 45.000 años en adelante, los humanos anatómicamente modernos estuvieron presentes en Europa occidental, reemplazando eventualmente a las últimas poblaciones de neandertales. Este momento también experimentó cambios importantes en las culturas materiales, en particular la gran variedad de objetos de hueso, incluidas las armas de caza, los ornamentos y las figurillas escultóricas, las cuales fueron introducidas por los grupos humanos modernos, es decir, Homo sapiens.

El yacimiento de Chez-Pinaud, Jonzac, Francia: (a) ubicación del sitio y del sitio principal de Quina que lo rodea. (b) Modelo fotogramétrico 3D de la capa excavada (fotos y procesamiento 3D: S. Shnaider). (c) disposición de las unidades de excavación (CAD: M. Baumann)

La ausencia de estos objetos en hueso en los yacimientos neandertales ha llevado a suponer que no produjeron herramientas e implementos de hueso, lo que a veces se subraya para reflejar la diferencia cognitiva entre las dos poblaciones. Como los neandertales no sabían cómo procesar esta materia prima, se pensaba que se habían limitado a recoger fragmentos óseos entre los restos de las animales cazados, utilizándolos únicamente como retocadores para dar forma a las herramientas de sílex que elaboraban.

Sin embargo, nuevas excavaciones en el yacimiento neandertal de Chez-Pinaud-Jonzac (Charente-Maritime), realizadas por un equipo internacional desde 2019, donde se han recuperado un buen número de herramientas óseas, con una datación de hace entre 65.000 y 60.000 años, han permitido reconsiderar esta suposición.

Herramientas biseladas halladas en el yacimiento de Chez-Pinaud, excavaciones de 2019–2020.

Los estudios recientes al respecto han demostrado que las herramientas de hueso halladas son tan numerosas como las de pedernal, y, además, su diversidad evidencia una genuina industria que consiste no solo en retocadores, sino también en herramientas de corte, raspadores, cinceles y alisadores, los cuales fueron utilizados para diversas actividades y en múltiples materiales. Estas herramientas de hueso han sido identificables con base a los rastros de fabricación y uso presentes en sus superficies, así como dentro de las propias herramientas mediante microtomografía de rayos X. Ahora bien, a diferencia de los ejemplos hechos por humanos modernos, que generalmente se moldean por raspado y abrasión, estas herramientas se hicieron principalmente por percusión.

El descubrimiento de una industria ósea en Chez-Pinaud-Jonzac es consistente con la evidencia descubierta unos años antes por el mismo equipo en el sitio neandertal de Chagyrskaya, en el Altai siberiano. Estos dos sitios, ubicados a ambos lados de los Montes Urales, atestiguan el hecho de que, al igual que los humanos modernos, los neandertales fabricaban y usaban herramientas de hueso para sus necesidades diarias. Se ha comprobado, pues que tenían el conocimiento para procesar restos óseos mediante sus propias técnicas y para sus propios fines. Tales herramientas de hueso representan, en consecuencia, un nuevo medio para explorar y comprender la tecnología y la cognición neandertal en sus estrategias de subsistencia.

Fuente: Universidad de Lieja | 15 de junio de 2023

Un extraño mausoleo romano con mosaicos sale a la luz en el centro de Londres

El mausoleo único descubierto en Londres. Foto: Museo de Londres.

Entre Borough Market, la estación de metro de London Bridge y a la sombra del rascacielos The Shard, los secretos del Londinium romano siguen saliendo a la luz. Los arqueólogos del Museo de Londres han anunciado este martes un hallazgo "increíblemente raro": los vestigios de un mausoleo de hace unos 1.700 años que conservaba parte de sus paredes y su suelo original con un espectacular mosaico en el centro. Según los expertos, se trata de la estructura mejor conservada de estas características descubierta hasta ahora en Gran Bretaña.

El espacio funerario, que pudo haber sido utilizado por los miembros de la élite del asentamiento hacia finales del siglo III y principios del IV d.C., se ha identificado en el barrio de Southwark, en el mismo sitio donde el año pasado apareció otro enorme mosaico con elaborados motivos geométricos que habría formado parte del triclinio de una mansio. Las excavaciones en la zona están relacionadas con un proyecto urbanístico de edificios comerciales, oficinas y viviendas.

Otra imagen del espacio funerario hallado en Southwark. Museo de Londres.

Estos hallazgos confirman al yacimiento como uno de los más singulares sobre la presencia romana en las islas británicas. "Es un microcosmos sobre las cambiantes fortunas del Londres romano, desde la fase inicial con edificios lujosamente decorados hasta el periodo en el que el asentamiento se reduce y se reconvierte en un espacio más tranquilo donde la gente recuerda a sus muertos", destaca la arqueóloga Antonietta Lerz, directora del proyecto de investigación. "Proporciona una ventana fascinante a las condiciones y estilo de vida en esta parte de la ciudad".

En el mausoleo, además de la plataforma elevada y los escalones intactos de la entrada, los arqueólogos han podido documentar al menos dos pisos, una evidencia de que la estructura fue modificada en algún momento —debajo del mosaico central, con una flor rodeada de una serie de círculos concéntricos, se escondía otro conjunto de teselas de diseño similar—. "El nivel de conservación lo hace único", explica Lerz. "Los mausoleos romanos no son especialmente atípicos. Conocemos algunos ejemplos del Southwark y el Londres romano, pero generalmente solo se conservan los cimientos y únicamente hemos podido atisbar la huella del edificio. Así que esto es realmente excepcional".

El descubrimiento se realizó en el sitio de excavación de Liberty of Southwark.

Pese a que los arqueólogos han podido documentar el espacio donde se habrían depositado las urnas funerarias, no se han descubierto restos humanos en el interior de la estructura. Sí han salido a la luz monedas, restos de cerámica, tejas y piezas de metal. "Debió de ser un edificio de alto estatus. Su propietario, fuese una persona adinerada o una familia, habría tenido los medios necesarios para construirlo", explica la investigadora.

Otra hipótesis es que se tratase de una especie de cementerio de pago. Excavaciones previas en varios sitios de Southwark ya habían sacado a la luz más de un centenar de enterramientos de época romana.

El espacio funerario lo integraba una plataforma elevada donde se habrían depositado los restos de los difuntos. Seguramente el mausoleo fue desmantelado en algún momento de la Edad Media para la reutilización de sus materiales. Después de los análisis y estudios que garanticen su conservación, este descubrimiento "totalmente único", del que ya se ha realizado un modelo en 3D, será exhibido in situ. Londinium sigue desvelando sus secretos.

Fuentes: elespanol.com | bbc.com | 14 de junio de 2023

Hace 3,2 millones de años 'Lucy' caminaba ya tan erguida como nosotros

Representación del homínido 'Australopithecus afarensis' cuyos restos fosilizados de 3,2 millones de años son conocidos como "Lucy". (Crédito de la imagen: Dave Einsel a través de Getty Images).

Nuestro antepasado de 3,2 millones de años, "Lucy", podía ponerse en pie y caminar erguido como lo hacen los humanos modernos, según revela un nuevo modelo muscular en 3D.El hallazgo refuerza un consenso cada vez mayor entre los investigadores de que el Australopithecus afarensis, la especie extinta a la que pertenece Lucy, caminaba erguido en lugar de andar agazapado como un chimpancé.

La pelvis y los músculos de las piernas reconstruidos del homínido también sugieren que podía trepar a los árboles, lo que significa que la especie probablemente prosperó tanto en bosques como en pastizales en el este de África hace 3 a 4 millones de años.

"Los músculos de Lucy sugieren que ella era tan competente en bipedismo como nosotros, mientras que posiblemente también se sintiera cómoda en los árboles", dice en un comunicado Ashleigh Wiseman (izquierda), investigadora asociada del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, quien realizó el estudio al respecto. "Ella habría podido explotar ambos hábitats de manera efectiva".

Los fósiles de Lucy son los restos de Australopithecus afarensis mejor conservados jamás desenterrados, con el 40% de su esqueleto recuperado en la región de Hadar, Etiopía, a mediados de la década de 1970. Sus huesos indican que medía unos 1,10 metros de altura y pesaba alrededor de 27 kilogramos. Su descubrimiento apuntó a la posibilidad de que los ancestros humanos pudieran caminar erguidos mucho antes de que desarrollaran cerebros más grandes.

El modelado digital del tejido blando del legendario fósil sugiere que el Australopithecus afarensis tenía poderosos músculos pélvicos y piernas adecuados para vivir en los árboles, pero también músculos en las rodillas que le permitían caminar completamente erguido.

Si bien el tejido blando no es visible en el registro fósil, los científicos pueden reconstruir cómo podrían haber sido los músculos de las especies extintas utilizando humanos modernos (Homo sapiens) como análogos. Nuestra estructura ósea y las uniones musculares pueden informar cómo se colocaron los músculos en el esqueleto de Lucy.

En el estudio publicado el miércoles (14 de junio) en la revista Royal Society Open Science, Wiseman utilizó un enfoque de modelado digital para recrear 36 músculos en cada una de las piernas de Lucy. La reconstrucción muestra que podía enderezar las articulaciones de las rodillas y extender las caderas de manera similar a los humanos modernos, lo que sugiere que la especie podía ponerse de pie y caminar erguida.

Las pantorrillas y los muslos de Lucy eran más del doble del tamaño de los de los humanos modernos y más similares en composición a las de un bonobo. Ashleigh Wiseman/Universidad de Cambridge/PA.

El modelo también revela las proporciones de grasa y músculo en las piernas de Lucy, mostrando que eran mucho más musculosas que las de un humano moderno y similares en composición a las de un bonobo (Pan paniscus). Mientras que un muslo humano tiene aproximadamente un 50% de músculo, el de Lucy probablemente tenía un 74% y menos grasa. Algunos de los músculos de sus pantorrillas y muslos ocupaban el doble de espacio en sus piernas que en las piernas humanas de hoy.

Las rodillas de Lucy demostraron un rango de movimiento más amplio en el eje de extensión-flexión que las de un ser humano. Esto, combinado con su masa muscular, sugiere que el Australopithecus afarensis podría utilizar una amplia gama de hábitats, desde bosques densos hasta sabanas cubiertas de hierba. "Este tipo de locomoción no se ve en ningún animal moderno", dijo Wiseman. "Lucy probablemente caminó y se movió de una manera que no vemos en ninguna especie viva hoy".

Reproducción de los restos óseos de Lucy en exhibición en el Museo Natural de Londres.

Una reconstrucción intuitiva de los tejidos blandos de Lucy (sin pelo ni pigmento) producida en 2018 y reconstruida sobre el esqueleto de AL 288-1 reconstruido digitalmente publicado en Brassey et al. (2018). Crédito de la imagen: R. Campbell, G. Vinas, M. Henneberg, R. Diogo.

Si bien el hallazgo se basa en un esqueleto incompleto y aún se desconoce con qué frecuencia el Australopithecus afarensis adoptó una postura erguida, los resultados del análisis respaldan el consenso actual sobre las habilidades físicas de Lucy.

"El estudio actual no cambia las reglas del juego en nuestro pensamiento", dijo Fred Spoor (izquierda), profesor e investigador del Museo de Historia Natural del Reino Unido, el cual no participó en la investigación. "Sin embargo, reconstruir los músculos es un método novedoso y emocionante para confirmar el bipedalismo", dijo Spoor a Live Science en un correo electrónico. "Este enfoque es ciertamente prometedor", dijo.

"Va más allá de las interpretaciones a veces algo simplistas de los paleontólogos cuando se trata de inferir qué movimientos y patrón locomotor caracterizaron a una especie extinta".

El modelado muscular ya ha ayudado a los investigadores a medir la velocidad de marcha de un Tyrannosaurus rex y podría arrojar luz sobre rasgos similares en humanos arcaicos. "Al aplicar técnicas similares a los humanos ancestrales, queremos revelar el espectro de movimiento físico que impulsó nuestra evolución", concluye Wiseman.

Fuente: livescience.com | 14 de junio de 2023

La investigación sobre la enigmática cultura de El Argar gana el premio Palarq de arqueología 2023

Recreación artística de los príncipes enterrados en la tumba AY38 de La Almoloya. JUANA BRUNO.

En el año 1550 antes de nuestra era, El Argar, una de las culturas más enigmáticas de la península ibérica, desapareció literalmente. La conformaban más de un centenar de ciudades fortificadas que se levantaban sobre 35.000 kilómetros cuadrados del sureste peninsular. El español Rogelio de Inchaurrandieta y los belgas Enrique y Luis Siret fueron los primeros en excavarla a finales del siglo XIX.

Foto: Los componentes del proyecto Almoloya-Bastida ganadores del premio. De izda a dcha, Eva Celdrán, Vicente Lull, Camila Oliart, Rafael Micó, Cristina Rihuete y Miguel F.G. Valério, ante piezas de la Edad del Bronce del Museo Arqueológico Nacional. GUILLERMO NAVARRO.

Hoy, la Fundación Palarq, una organización sin ánimo de lucro que apoya las misiones arqueológicas y paleontológicas españolas, ha concedido su premio (80.000 euros) al Proyecto Almoloya-Bastida: poder, género y parentesco en una civilización olvidada de la Edad del Bronce, encabezado por Universidad Autónoma de Barcelona y dirigido por el catedrático de Prehistoria Vicente Lull.

Yacimiento argárico de La Bastida en Murcia. Es uno de los asentamientos más grandes y mejor excavados de la cultura de El Argar (2.200 a 1.550 a. C.). © ASOME-UAB

“La sociedad de El Argar”, explica en un comunicado Palarq, “poseyó un nivel de complejidad política y económica equiparable estructuralmente a una civilización”. Las ciudades más importantes, como La Bastida de Totana o Almoloya (Murcia), ocupaban una media de cinco hectáreas e incluían obras públicas para la gestión y aprovechamiento del agua (cisternas, diques, canales), edificaciones para la toma de decisiones políticas (salas de audiencias), viviendas, talleres y almacenes, además de zonas alfareras especializadas y otras de producción metalúrgica. Administraban un territorio parcelado en áreas destinadas a la agricultura de secano y regadío. Pero hace unos 3.500 años, y tras violentas rebeliones seguidas de incendios, esta cultura se esfumó sin más.

Sala de audiencias parlamentarias o reuniones de carácter político-administrativo. La Almoloya.

En 2013, los arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) hallaron en uno de los edificios de La Almoloya lo que se considera el primer parlamento europeo. En su subsuelo se encontraron decenas de tumbas, una de las cuales, la que contenía a una princesa, destacaba por su ajuar: diadema de plata, cuatro dilatadores de oreja de oro y plata, anillos, un puñal, brazaletes, piedras semipreciosas... Bajo su cuerpo yacía un varón con el que no guardaba relación genética y que había muerto años antes. Nadie sabe quiénes eran, pero sí que sus restos se correspondían con los de destacados integrantes de la cultura argárica. Posiblemente fueran matrimonio.

Ajuar funerario hallado en el yacimiento La Almoloya (Pliego, Murcia) en el que se encuentra objetos como una diadema. / UAB.

Otro de los misterios que rodean a esta civilización es su costumbre de intercambiar mujeres entre poblados, y cuando estas tenían descendencia femenina volvían a repetir el proceso con las hijas. Los investigadores lo han demostrado analizando 68 cuerpos femeninos donde no se ha encontrado a ninguna mujer adulta emparentada genéticamente con otra, a excepción de madres con sus niñas muertas prematuramente.

"Mucha gente piensa que la arqueología son unas excavaciones durante unas semanas y después alguien saca un libro u organiza una exposición. La arqueología es una disciplina que involucra muchos análisis, pero está infrafinanciada en el Estado español, y este galardón nos da la oportunidad de contar con unos recursos que realmente nos hacen falta", valora el profesor Rafael Micó.

El profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, Rafael Micó, muestra una urna funeraria con los restos de un niño hallada en La Bastida (Totana, Murcia)

A esta tercera edición de los premios, presidida por el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, se presentaron 18 proyectos, entre los que destacaron Abric Romaní: Explorando la Tecnología de la Madera de los Neandertales (Capellades, Barcelona), del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social; La Draga en el contexto de las primeras comunidades neolíticas peninsulares, de la Institución Milá y Fontanals; Arqueología en la ciudad y territorio de Tusculum (Italia), de la Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma-CSIC y el Pintia: creación de bases infraestructurales y museográficas para la investigación, conservación y difusión del conocimiento del oppidum vacceo-romano de Pintia, de la Universidad de Valladolid.

Fuentes: elpais.com | elespanol.com | 15 de junio de 2023