Asfixiados y sepultados por la ceniza: identifican otra tragedia de Pompeya con una novedosa técnica

Los arqueólogos Gianni Gallello y Llorenç Alapon analizando uno de los calcos de Pompeya. Alapont et al., CC-BY 4.0.

Pompeya, año 79 d.C. Ya es 25 de octubre, han pasado unas veinte horas desde que el Vesubio entrase en erupción. La lluvia de cenizas y de lapilli parece haber remitido. Media docena de individuos, hombres y mujeres de entre 25 y 50 años, deciden salir de su refugio y buscar una vía de escape de la ciudad romana. El paisaje que ven resulta estremecedor: cientos de personas sepultadas por varios metros de materiales volcánicos y edificios derruidos. Muchos de los cuerpos de las víctimas se han quedado en un escorzo que recuerda a la posición defensiva de un boxeador, con los codos y rodillas flexionadas y los puños cerrados: sus músculos y tejidos se han deshidratado y contraído por las altísimas temperaturas. No lo saben, pero en la población vecina de Herculano, más próxima al volcán, el calor es tan extremo que los cuerpos se han evaporado.

A la altura de la Porta Nola, al norte de Pompeya, quizá pensando que ya lo peor había pasado, y ayudándose de ramas convertidas en improvisados bastones para caminar sobre el suelo ardiente, les alcanza un nuevo flujo piroclástico que dura varios minutos. Si bien la temperatura de la mezcla de los gases y las cenizas no es muy alta, el aire resulta irrespirable y los fugitivos romanos empiezan a caer al suelo, asfixiados. Tratan de cubrirse con sus ropas de los materiales volcánicos que siguen cayendo, pero agonizan hasta el último aliento, hasta quedar cubiertos por varios metros de ceniza.

La escena final y dramática de estos seis individuos salió a luz todavía hace unos años. Los arqueólogos lograron documentar sus cuerpos entre 2015 y 2017 gracias a la técnica de los calcos, un método inventado por el arqueólogo Giuseppe Fiorelli en la segunda mitad siglo XIX que consiste en llenar con yeso los huecos que dejó la materia orgánica al descomponerse bajo la ceniza compacta. Ahora, un estudio de estas víctimas del Vesubio, y de una más hallada en las termas suburbanas, en el otro extremo de la ciudad, ha logrado determinar la causa de sus muertes gracias a un nuevo método.

Un equipo internacional de investigadores liderado por Llorenç Alapont, de la Universidad de Valencia, ha realizado el primer análisis químico no invasivo de los calcos gracias a una pistola de fluorescencia de rayos X. El objetivo consistía en determinar el proceso posterior a la deposición de la ceniza sobre los cuerpos y cómo el yeso ha alterado la conservación de los huesos. "Los perfiles químicos definidos aportan datos importantes que, cruzados con los resultados antropológicos y estratigráficos, son de gran ayuda en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos", escriben en el estudio, publicado este miércoles en la revista científica PLOS ONE.

(a) Posición original de algunos de los modelos de Porta Nola estudiados (#57, #62, #58, #54, #55). (b) Mapa de Pompeya. (c) Detalle del área de descubrimiento de moldes (I: Entierros de pretorianos; II: Masonerías modernas; III: Tumba de Obellius Firmus; IV: Porta Nola; V: Leakpan; VI: Tumba de Esquilia Polla; VII: Tumba anónima).

Hasta ahora muchos estudios sobre la causa de muerte de personas sepultadas por el Vesubio no habían sido concluyentes. Tras comparar los restos de estos siete sujetos con otras colecciones de huesos cremados —una necrópolis de la misma área de Pompeya y otra de Roma— y enterrados —11 fragmentos óseos procedentes del cementerio islámico de Colata, en Montaverner, Valencia—, los científicos concluyen que las altas temperaturas y el uso de yeso como consolidante han afectado significativamente a la composición química de algunos de los huesos recuperados entre los calcos.

"Las víctimas de Porta Nola no muestran la posición de un boxeador y no están realizando ninguna acción o movimiento, a pesar de sus intentos de escapar. Todas parecen estar acostadas bocarriba, bocabajo o de lado, en posición relajada; algunas cubriéndose con prendas", explican los investigadores. "Esta posición sugiere que la ceniza y los gases volcánicos causaron la muerte de los individuos exhaustos y asfixiados de Porta Nola".

Imagen de una de las víctimas del Vesubio en Pompeya, según la técnica de los calcos de yeso. Parque Arqueológico de Pompeya.

Según sus análisis, el proceso habría sido tal que así: primero, los individuos sufrieron asfixia y fallecieron por las finas cenizas que caían sobre ellos mientras yacían en el suelo tratando de protegerse con lo que podían. Una instantánea llena de información —la posición de los cadáveres, los objetos circundantes, etc.— que permite reconstruir la técnica de los calcos de yeso. A continuación, los cuerpos fueron cubiertos por más materiales volcánicos. Sepultados por las capas de ceniza muy caliente (más de 250º C), los restos humanos sufrieron un "efecto horno", descomponiéndose y moldeando los famosos vacíos que siglos más tardes serían rellenados de yeso por los arqueólogos.

"Los resultados obtenidos son claramente útiles en la reconstrucción de los eventos perimortem y postmortem relacionados con la historia de estos individuos y tal vez este estudio pueda arrojar luz sobre las posibles causas de muerte durante la erupción del volcán y crear los requisitos previos para que se establezca un protocolo aplicado a los moldes de Pompeya y a otras áreas afectadas por el Vesubio", resumen los investigadores.

Fuente: elespanol.com | 23 de agosto de 2023

Hallan en el Tofet de Cartago monedas de oro del siglo III a.C. y restos de animales y niños cremados como posibles ofrendas

Los arqueólogos descubrieron cinco monedas de oro que representan a la diosa cartaginesa de la fertilidad y la maternidad. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Arqueólogos en Túnez han excavado raras monedas de oro de 2.300 años de antigüedad y urnas que contienen restos de animales, bebés y nacidos prematuros en la antigua ciudad de Cartago.

Los investigadores descubrieron los entierros y cinco monedas de oro cerca de las ruinas del templo de Tofet El Bony, que se encuentra en una colina en las afueras de Túnez. El templo fue alguna vez un monumento rural dedicado a las deidades Baal Hammon y Tanit, dijo el Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez en una declaración traducida en Facebook .

Cartago era una poderosa ciudad-estado fundada por los fenicios (un pueblo de la costa oriental del Mediterráneo, también conocido como Levante) en el siglo IX a.C. La ciudad floreció en el siglo VI a.C. y se convirtió en un gran imperio comercial con influencia en gran parte de la cuenca mediterránea. Cartago y la República Romana se convirtieron en grandes rivales y lucharon durante las largas Guerras Púnicas entre el 264 a. C. y el 146 a. C., las cuales terminaron cuando los romanos destruyeron la ciudad norteafricana. Sobre las ruinas se construyó una nueva Cartago romana, y los restos de ambas están hoy catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las monedas de oro y los entierros fueron excavados en el sitio de un templo en la antigua ciudad de Cartago. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Las monedas de oro recién encontradas miden poco menos de 2,5 centímetros de diámetro, según la emisora ​​tunecina Shems FM, y representan a la antigua diosa Tanit, un símbolo de fertilidad y maternidad para los cartagineses.

"Tales monedas son un descubrimiento poco común que refleja la riqueza de ese período histórico y afirma el valor cultural de Cartago", dijeron representantes del Ministerio de Asuntos Culturales en el comunicado.

Los cartagineses adinerados probablemente dejaron monedas como regalo para los dioses, dijeron los arqueólogos, pero no está claro si los bebés enterrados habían sido sacrificados o murieron por causas naturales. Durante el siglo pasado, las excavaciones en Cartago han desenterrado miles de lápidas y urnas que contienen restos de bebés recién nacidos y niños de hasta 4 años, que algunos expertos creen que podrían haber sido ofrendas de sacrificio.

Además de las cinco monedas de oro, las excavaciones revelaron varias urnas y lápidas que marcaban las tumbas de niños. Crédito de la imagen: Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

"La evidencia arqueológica, literaria y documental del sacrificio de niños es abrumadora", dijo en un comunicado de 2014 Josephine Crawley Quinn, profesora de historia antigua en la Universidad de Oxford en el Reino Unido. "Tal vez fue por una profunda piedad religiosa, o por la sensación de que el bien que el sacrificio podría traer a la familia o la comunidad en su conjunto pesaba más que la vida del niño".

Pasajes de la Biblia cristiana describen el sacrificio de niños a la deidad cartaginesa Baal Hammon, y los cuentos griegos y romanos también relatan escenas sangrientas de matanzas de niños, pero un examen minucioso de los restos encontrados en un presunto lugar de sacrificio sugirió que se trataba de un cementerio normal para bebés y fetos, según informó Live Science anteriormente.

Símbolo grabado de la diosa Tanit. Ministerio de Asuntos Culturales de Túnez.

Algunos expertos creen que las urnas y tumbas descubiertas en Cartago durante el siglo pasado son vestigios de entierros de niños que murieron por causas naturales.

"Pero estos restos son en su mayoría cremados, y quemar bebés nacidos muertos o posteriormente fallecidos requeriría buena madera que los cartagineses necesitaban desesperadamente para otros fines", afirma Patricia Smith (izquierda), antropóloga biológica y profesora emérita de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que no participó en el nuevo hallazgo.

"Los cartagineses eran marinos; necesitaban madera para los barcos, y para hacer mástiles para su velamen, así como para realizar sus herramientas", dice Smith. "Por lo tanto, es probable que los cartagineses sólo utilizaran recursos de madera para incinerar a los bebés destinados como ritual de sacrificio", dijo.

Fuente: livescience.com | 23 de agosto de 2023

Morir a los 30: el ADN revela la dura vida de una familia de pastores de los Urales hace 3.800 años (Edad del Bronce)

Un esqueleto procedente del kurgán de Nepluyevsky. Crédito: Svetlana Sharapova.

Que los hombres se quedaban en casa de sus padres y las mujeres se iban a la de otras familias parece ser una constante en la prehistoria. Hace unas semanas se publicaba el mayor árbol familiar del Neolítico con casi un centenar de miembros excavados en Francia. En los dos clanes estudiados, las mujeres llegaron de fuera.

Ahora, en el extremo este del continente europeo, han secuenciado el genoma de una familia de pastores formada por seis hermanos, sus siete mujeres, hijos y nietos. Sus parejas también eran ajenas a la comunidad. En este enterramiento colectivo hay un misterio: no hay mujeres genéticamente emparentadas con los hombres, salvo niñas pequeñas.

Los antropólogos lo llaman patrilocalidad, costumbre humana —también observada en otros grandes simios— en la que los hijos permanecen dentro del grupo familiar y se emparejan con mujeres de otros grupos, mientras que las hijas salen del hogar. Como su alternativa, la matrilocalidad, es un mecanismo para evitar la endogamia y sus efectos genéticos indeseados. Se desconoce la extensión de esta costumbre en los inicios de la historia humana, pero en los pocos yacimientos donde la ciencia, en particular la genética, ha permitido reconstruir el árbol familiar, parece lo más habitual. El último ejemplo viene desde el sur de los Urales, frontera natural entre Asia y Europa.

Ubicación del lugar de enterramiento en la región sur de los Urales.

En un lugar llamado Nepluyevsky, en la actual Rusia, paleoantropólogos alemanes y rusos han excavado lo que se conoce como un kurgán, un túmulo funerario en el que se entierra bajo un montículo natural o artificial a una o varias personas. Eran una práctica habitual de muchas culturas de esta parte del mundo y los hay famosos, como el túmulo del padre del rey Midas. Pero también podían ser la última morada de una familia de pastores, como la encontrada en Nepluyevsky. Los científicos, cuyos resultados acaban de ser publicados en la revista científica PNAS, desenterraron restos de 44 personas. Se encontraron hendiduras seguidas en el terreno, donde descansaban uno o más cuerpos desde hacía unos 3.800 años (Edad del Bronce). Gracias a la genética se ha podido saber como era aquella familia de pastores.

La familia estaba formada por tres generaciones. Aunque solo lograron secuenciar el genoma de 33 personas, pudieron inferir la posición del resto en el árbol familiar rellenando los huecos. En la cúspide identificaron a seis hermanos ya adultos, pero no encontraron ni rastro de los padres fundadores. La mayoría de los demás son niños. Todas las mujeres adultas que hay allí enterradas son inmigrantes. Según sus genes, las hay procedentes incluso de Asia central, a miles de kilómetros de Nepluyevsky. Todas tuvieron al menos un hijo con alguno de los hermanos. Así que las mujeres del enterramiento o eran pareja de algún hermano o eran hijas. Pero no hay hermanas. Esto indicaría que era una familia patrilocal, en la que las chicas salían del grupo, emparejándose con chicos de otros grupos. El problema con esta explicación es que no despeja uno de los misterios de esta tumba colectiva: hay mujeres adultas enterradas y también hay niñas de corta edad (de menos de 5 años), sin embargo, no hay ninguna entre los 5 y los 20 años.

Restos del túmulo funerario o kurgán, durante la excavación. SHETLANA SHARAPOVA

Sin chicas jóvenes

Los autores del estudio no están seguros de por qué no hay ninguna de estas jóvenes. Jens Blöcher, investigador de Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania) y primer autor de la investigación, cree que el patrón observado en Nepluyevsky es probablemente el resultado de prácticas de enterramiento diferentes para niños y niñas.

“Es muy posible que fueran enterrados en otro kurgan de la zona”, cuenta Blöcher (izquierda) en un correo. “También consideramos la posibilidad de que la ausencia de niñas jóvenes se debiera a una forma extrema de exogamia femenina, con matrimonios acordados a una edad temprana, pero es un escenario improbable, ya que eso implicaría la presencia de niñas no emparentadas de ese grupo de edad. Si había uniones concertadas de las niñas, debería de haber pequeñas que no estuvieran genéticamente relacionadas con los seis hermanos", añade.

Otro de los aspectos más llamativos que desvela el enterramiento sobre aquellos pastores es que la vida debía ser muy dura: el 39% de los enterrados tenían menos de cinco años cuando murieron y el 57%, lo hicieron antes de superar los 15 años. Una elevada tasa de mortalidad infantil es propia de las sociedades del pasado, pero no tanto. "Estos números no se pueden considerar como normales", dice Blöcher, “incluso en comparación con los enterramientos de la época en la región”, añade.

Uno de los niños hallados en el enterramiento de Nepluyevsky, en los Urales, en la actual Rusia. SVETLANA SHARAPOVA.

Los mayores no lo tuvieron mejor. Svetlana Sharapova (derecha), del Instituto de Historia y Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia y directora de las excavaciones, recuerda en una nota que hace 3.800 años, “la población del sur de Trans-Urales conocía la ganadería y la metalurgia, subsistiendo principalmente a base de productos lácteos y cárnicos, pero en el caso de estos pastores, el estado de salud de la familia enterrada aquí debió de ser muy mala. La esperanza de vida promedio de las mujeres era de 28 años, la de los hombres de 36 años”, añade.

La genética también ha permitido detectar una sutil pero clara señal de desigualdad entre los hermanos. El primogénito, que murió a los 55 años, tuvo ocho hijos con dos mujeres diferentes, lo que posiblemente refleja un alto estatus social, mientras que las otras relaciones eran monógamas. Joachim Burger (izquierda), también de la Johannes Gutenberg y autor sénior del trabajo, recuerda que “las sociedades pastoriles suelen mostrar algún grado de desigualdad, como vemos con nuestro hermano mayor en comparación con los demás, y son predominantemente patrilineales y patrilocales”. En cuanto a si era la norma, Burger añade que “viendo los pocos estudios que existen para la Europa central y occidental prehistórica, no hay muestras claras de desigualdad, pero sí fuertes señales de patrilocalidad y exogamia femenina”.

Otro de los misterios que quedará es la corta historia de este enterramiento. No es que murieran todos a la vez. De hecho, no hay marcas de violencia o enfermedad. Pero todos los enterrados lo fueron en un lapso de no más de 15 años. Algo debió suceder para que abandonaran el lugar. Sharapova añade que "es posible que los habitantes hayan sido diezmados por las enfermedades o que la población restante se haya ido a otra parte en busca de una vida mejor".

Los autores encontraron evidencia genómica adicional de que poblaciones genéticamente similares a la sociedad de Neplujevsky vivían en la mayor parte del cinturón de estepa euroasiático. Burger comenta: "Es muy posible que el patrón local que encontramos sea relevante para un área mucho más grande". Estudios futuros mostrarán hasta qué punto el modelo 'Neplujevsky' puede verificarse en otros yacimientos prehistóricos de Eurasia.

Téngase en cuenta que, además del kurgán de los seis hermanos y sus siete esposas, en Nepluyevsky hay otros 37 túmulos funerarios. Solo otro ha sido excavado y en ninguno se ha usado la genética para conocer su historia que está por desenterrar.

Fuente: elpais.com | Universidad de Maguncia | 21 de agosto de 2023

Hallan restos de un niño de la Edad del Cobre en el dolmen de Santa Inés, en la provincia de Segovia

Restos del niño hallados en el dolmen de Santa Inés. ERESMA ARQUEOLÓGICO

El equipo del proyecto 'Eresma Arqueológico' ha hallado los restos de un niño de entre seis y ocho años que podría pertenecer a la Edad del Cobre en una sepultura situada en un costado del dolmen de Santa Inés, dentro del término municipal de Bernardos (Segovia).

“La identificación de la edad se ha realizado a partir de los dientes conservados, cuyo desarrollo indica que pertenecen a un niño o niña de seis a ocho años”, explica, en declaraciones a Europa Press, la bioarqueóloga de este proyecto, Lidia Fernández Díaz, que detalla que se han encontrado restos de un cráneo en una “pequeña cista” de piedra.

A falta de confirmación por la prueba de carbono 14, el director del proyecto, el arqueólogo segoviano Raúl Martín Vela avanza que el hallazgo pertenece a la Edad del Cobre, entre el 3.200 y el 2.200 antes de Cristo. “Los megalitos son lugares recurrentes en la memoria de las gentes de la prehistoria. Santa Inés fue frecuentado posteriormente durante la Edad del Cobre y la Edad del Bronce. Al primer periodo, parece que pertenece los restos de una sepultura localizada en uno de los costados del túmulo”, matiza.

Raúl Martín Varela investiga varios yacimientos en la provincia de Segovia. / EL ADELANTADO.

Y es que, junto a los restos óseos, han localizado también una punta de fecha cuidadosamente tallada en sílex y una pequeña cuenta de collar elaborada en variscita, “un exótico mineral de color verde esmeralda, muy apreciado por su rareza por las comunidades prehistóricas que no dudaban en llevárselo a la tumba”.

«En campañas anteriores hemos encontrado en el perímetro de la cámara fragmentos cerámicos pertenecientes a dos periodos prehistóricos diferentes. El primero de ellos se corresponde con la cultura del vaso campaniforme (entre el 2500 y el 1800 a.C.), llamada así por la forma acampanada de los recipientes cerámicos dotados de una compleja y rica decoración. Posteriormente, y ya en la Edad del Bronce, en torno al 1700 a.C. gentes de la cultura Protocogotas también dejaron su huella en el monumento, depositando recipientes cerámicos ornados con las características decoraciones propias de este periodo», añade el arqueólogo segoviano.

Todo esto se suma a los trabajos de investigación del equipo en su sexta campaña en este enclave y que están financiados principalmente por el Ayuntamiento de Bernardos más aportaciones realizadas por colectivos vecinales del municipio y empresas locales como Naturpiedra J Bernardos.

Foto: La parte central del Dolmen, con 6.000 años de antigüedad, está formada por una cámara funeraria circular de más de tres metros de diámetro donde las comunidades neolíticas enterraban a sus difuntos.

A lo largo de los meses de julio y agosto, 'Eresma Arqueológico' ha podido ahondar en la magnitud de este monumento funerario, “único” en la provincia de Segovia.

“Estamos ante un ejemplar único, ya que el estudio del fenómeno megalítico ha sido, hasta la fecha, una asignatura pendiente en la provincia. Este año hemos confirmado algunas de las hipótesis que veníamos barajando tiempo atrás y que estaban relacionadas en la dilatada biografía funeraria del dolmen”, detalla el director del proyecto.

Martín Vela recuerda que "el dolmen de Santa Inés fue construido hace unos 6.000 años durante el Neolítico por los primeros agricultores y ganaderos que se asentaron junto a una importante vía de comunicación de la época como era el valle del Eresma. Era la autopista de la prehistoria que comunicaba en sentido bidireccional la submeseta a través de los pasos de la sierra de Guadarrama en dirección al valle del Duero. Esta circunstancia explica la abundancia de yacimientos arqueológicos de todas las épocas junto al río Eresma”, señala el arqueólogo segoviano.

Foto: Vista aérea donde se aprecia el quiebro del corredor en dirección sureste.

“Un dolmen es una tumba, pero también un hito geográfico que indica la presencia de varias comunidades aldeanas que están explotando el territorio. La mejor manera de demostrar que esta tierra es tuya es colocando la tumba de tus antepasados, demostrando así el arraigo al terruño”, matiza Raúl Martín Vela que aclara que con el paso de los siglos, y una vez que el Neolítico decae y evoluciona hacia otros periodos, el dolmen continuó siendo visitado por otras culturas y comunidades durante la Edad de los Metales.

Este monumento megalítico de Santa Inés se compone de un gran túmulo de tierra y piedra de unos 30 metros de diámetro, en cuyo centro se localiza armazón de piedra que conforma el dolmen. "En la parte central se ubica la cámara funeraria, de unos tres metros y medio de diámetro, compuesta por grandes bloques de pizarra que definen un espacio sepulcral de planta circular, donde las comunidades neolíticas sepultaban a sus seres queridos a lo largo del tiempo. El acceso a la cámara se realizaría a través de un corredor subterráneo delimitado por grandes piedras de cuarcita blanca cubiertas por un tejado de losas de pizarra gris de buen tamaño", explica Martín Vela.

Aplicación de filtros fotográficos a un ortostato de la cámara funeraria. Detalle y dibujo de una figura antropomorfa.

'Eresma Arqueológico' continuará su andadura por el noroccidente de la provincia en su labor de “impulsar el valor del patrimonio arqueológico de los pueblos como elemento vertebral del medio rural”.

En este sentido, Martín Vela señala que próximamente desvelará los resultados obtenidos en otros yacimientos del entorno donde han estado trabajando, como Nava de la Asunción y Navas de Oro. “Ahora toca continuar la labor en el crómlech de Cantos Blancos, también en Bernardos y, finalmente, en septiembre rematarán en el poblado vacceo del Cerro Tormejón, en Armuña”, concluye.

Fuentes: eldiario.es | eladelantado.com | 18 de agosto de 2023

Un extraordinario hallazgo en Pompeya permite reconstruir y ahondar en la vida de los esclavos

Detalle de la habitación A, habitada por esclavos, de la villa suburbana de Civita Giuliana: se pueden ver las ánforas en las esquinas, los dos armarios y, al frente, el banco (foto mic)Parco Archeologico di Pompei

El hallazgo en el Parque Arqueológico de Pompeya (sur de Italia) del mobiliario y la decoración de una habitación en la villa romana de Civita Giuliana, a unos 600 metros de los muros de la ciudad antigua, permite ayudar a reconstruir la vida de los esclavos en la localidad destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.

"La imagen de la estancia tal y como cómo era hace casi 2.000 años, realizada con la técnica del calcado, que solo existe en Pompeya y sus alrededores, parece una fotografía actual denunciando una situación de precariedad", explicó este domingo el Ministerio de Cultura de Italia.

Archaeological Park of Pompeii, Via Plinio 26, 80045, Pompei (NA)

Los restos de dos camas encontrados en la nueva sala, que ha sido denominada "ambiente A", permiten "pensar en una jerarquía precisa dentro de la servidumbre", ya que mientras una de ellas "extremadamente simple y sin colchón", la otra es "de un tipo más cómodo y costoso, conocido en la bibliografía como 'cama con respaldo'", con huellas de decoración de color rojo.

En las últimas excavaciones también se han encontrado dos pequeños armarios parcialmente conservados y varios utensilios, entre ellos una pala de hierro, además de una serie de ánforas y vasijas similares a las halladas en 2021 en el "ambiente C", también donde vivían los esclavos y donde ahora se ha detectado la presencia, antes de que se produjera la erupción del Vesubio, de al menos tres ratones. Es un detalle que vuelve a subrayar las condiciones de precariedad e incomodidad higiénica en las que vivían los esclavos de la sociedad de la época.

Tazas y vajillas de cerámica halladas in situ en un entorno de las dependencias de servicio del gran complejo de Civita Giuliana (Pompeya). Foto: Parque Arqueológico de Pompeya.

El intento de escapatoria

Se trata de dos ratones en un ánfora y una rata en una jarra, colocada debajo de una de las camas, de la que parece que el animal trataba de escapar cuando murió en el flujo piroclástico de la erupción, "que subrayan una vez más las condiciones de precariedad e higiene en que vivían los últimos de la sociedad de la época".

"Los propietarios usaban varios privilegios, incluida la posibilidad de formar una familia, aunque sin ninguna protección legal para atar más estrechamente a algunos esclavos a la villa, también con el fin de tenerlos como aliados en la vigilancia de los demás", destacó el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel.

La cama sin colchón y con base móvil descubierta en la habitación A (habitación de esclavos) de la excavación en la villa suburbana de Civita Giuliana del Parque Arqueológico de Pompeya (Foto mic)

"Lo que emerge aquí es la estructura social de la servidumbre, la cual tenía que impedir las fugas y las formas de resistencia, entre otras cosas, y porque faltan rastros de rejas, candados y grilletes. En este sentido, parece que el control se realizaba principalmente a través de la organización interna de la servidumbre, y no a través de barreras y restricciones físicas", añadió.

Según el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, "lo reconstruido confirma la necesidad de continuar la investigación científica en un lugar que, gracias a la obra de la magistratura y de los carabineros, ha sido arrancado del saqueo y del tráfico ilícito de bienes arqueológicos para contar momentos notables de la vida cotidiana de la antigüedad".

Fuentes: elperiodico.com | pompeiisites.org | pompeiisites.org | 20 de agosto de 2023

Un estudio genético revela una historia compleja sobre la colonización de las Islas Canarias

Foto: Reconstrucción del rostro de la famosa momia guanche del Barranco de Herques (también denominada "El Jacinto"), un hombre guanche de alta clase social que vivió en Tenerife hace 800 años.

La ocupación de las Islas Canarias tenía más de un milenio de historia antes de la llegada de los conquistadores castellanos y de que Cristóbal Colón se lanzase desde allí a un incierto camino hacia las Indias por una ruta virgen y desconocida. Los hallazgos arqueológicos y las dataciones con radiocarbono han desvelado que el archipiélago fue poblado por primera vez entre los siglos II y V d.C. por grupos procedentes del norte de África. Pero las conexiones de las comunidades aborígenes con la costa continental fueron muy limitadas hasta la aparición de los marinos europeos.

Esa historia prehispánica de Canarias es una caja de enigmas y sorpresas, desde las famosas momias guanches hasta una práctica sistemática de la violencia a pesar de no disponer de armas metálicas. Ahora, un nuevo estudio científico ha logrado desentrañar el puzle genético de esas poblaciones indígenas y cómo les afectó el aislamiento y la insularidad en su desarrollo. El escenario desvelado es mucho más complejo de lo que se pensaba.

Foto: Reconstrucción del rostro de una mujer procedente del norte de África, más concretamente de alguna población bereber con múltiples mezclas, denominada La Maguada de Umiaya, y que murió entre finales del siglo V y principios del VI. Proyecto Humiaga 977, liderado por la empresa Tibicena Arqueología y Patrimonio SL y por El Museo Canario. TIBICENA / PAR

Un equipo internacional de investigadores liderados por Javier González Serranoavier González Serrano, de la Universidad de La Laguna, ha logrado secuenciar el genoma de 40 individuos identificados en 23 yacimientos arqueológicos de las siete islas (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife La Gomera, La Palma y El Hierro) que abarcan 1.300 años de historia, desde el siglo III al XVI. Se trata del análisis de ADN de los antiguos pobladores del archipiélago más completo que se realiza hasta la fecha. Los resultados se han publicado esta semana en la revista Nature Communications.

Una de las principales conclusiones de la investigación es que los aborígenes canarios eran pueblos muy similares genéticamente a los que habitaron la zona actual de Marruecos hace unos 5.000 años, en el Neolítico. Los genomas de estas cuatro decenas de individuos, que han sido comparados con los datos obtenidos en tres yacimientos del norte de África, muestran que estas comunidades quedaron aisladas en sus respectivas islas, casi sin contacto con el exterior hasta la llegada de los primeros europeos a partir del siglo XIV. En este sentido, Canarias se erige según los científicos en una ventana privilegiada para radiografiar el pasado del norte de África en los siglos anteriores a la conquista árabe del siglo VII.

"Hasta ahora, solo cazadores-recolectores y los primeros agricultores de Marruecos habían sido estudiados empleando técnicas paleogenómicas, lo que dificulta la comprensión de esta historia desde finales del Neolítico hasta la Antigüedad", han destacado González Serrano (izquierda) y Rosa Fregel (derecha, universidades de La Laguna y Stanford), otra de las coautoras del artículo.

Migraciones asimétricas

Los análisis en el laboratorio han revelado que la población indígena de las Islas Canarias se caracteriza por la mezcla de componentes de ancestralidad norteafricanos y europeos como resultado de la migración de los primeros agricultores de Europa al norte de África.

Además, la composición genética de los aborígenes muestra señales de otros flujos migratorios de origen subsahariano y un cuarto linaje que responde al movimiento de las poblaciones mediterráneas durante la Edad del Bronce o la Edad del Hierro hacia el sur.

a Datos disponibles del antiguo genoma completo del oeste de África del Norte obtenidos de la literatura: Taforalt, Kehf al Baroud e Ifri n'Amr ou Moussa; individuos descontextualizados de Tenerife y Gran Canaria, e individuos del yacimiento de Cendro en Gran Canaria. b Adscripción geográfica de los sitios arqueológicos considerados en este estudio. Los individuos de Canarias sin adscripción de yacimiento arqueológico no están incluidos en b: cinco individuos de Gran Canaria y Tenerife publicados previamente y un individuo de Fuerteventura generado en este estudio. c Datos de radiocarbono disponibles para los genomas autóctonos de Canarias. La línea de puntos en c indica el inicio de la conquista castellana (1402). El mosaico gris más oscuro indica el período en el que los indígenas de las Islas Canarias estuvieron en contacto con la gente de mar europea. Los genomas publicados anteriormente se indican en gris, mientras que los generados en este estudio se indican en otros colores. Mapas hechos con Natural Earth (https://naturalearthdata.com).

No obstante, los investigadores han observado diferencias significativas entre las islas. Por ejemplo, los habitantes de las tres más cercanas al continente (Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura) presentaban una mayor contribución genética del componente asociado a las poblaciones prehistóricas de Europa, mientras que los de las islas occidentales (El Hierro, La Palma, La Gomera y Tenerife) mostraban más aportación del componente prehistórico del norte de África. Estos datos sacan a la luz un modelo de colonización más complejo del que se planteaba hasta ahora.

"Dado que el impacto de las migraciones neolíticas europeas en el norte de África no fue homogéneo, este resultado se puede explicar de dos formas: o bien las migraciones humanas que afectaron al archipiélago fueron asimétricas, con algunas arribadas llegando solo a una zona, o bien las poblaciones que colonizaron las islas orientales y occidentales del archipiélago procedían de regiones diferentes del norte de África", han explicado los autores del estudio.

El autor principal del trabajo, Javier González Serrano, ha remarcado que "estas diferencias entre las islas orientales y occidentales parecen haber existido desde el comienzo del período de colonización aborigen, manteniéndose sin cambios a lo largo del tiempo. Esto es importante porque determina que, si existieron migraciones asimétricas entre las dos regiones, tuvieron que ocurrir al inicio del periodo de colonización aborigen".

Momia del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria.

La conclusión del estudio viene a confirmar una serie de indicios que ya existían y que sugerían la existencia de ciertas diferencias entre los pobladores de las islas orientales y los de las occidentales, como la mayor variedad de inscripciones en alfabeto líbico-bereber en las primeras o la presencia en una sola isla, Gran Canaria, de un árbol "importado", la higuera.

La investigación aporta pruebas de que la insularidad se acabó expresando en el ADN de los pueblos de las siete islas, pero fue en las más pequeñas o con menos recursos (El Hierro, La Gomera, Lanzarote y Fuerteventura) donde más se aprecia una baja diversidad genética.

"Este panorama puede explicarse por un fuerte aislamiento, dando lugar a la reducción del tamaño efectivo de su población y descartando así la posibilidad de que hubiera migración frecuente hacia estas islas", concluye González Serrano.

Sala funeraria del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria . En primer plano, los restos de una momia. Alejandro Ramos.

Como ya apuntaban algunos indicios arqueológicos, este estudio genético concluye que Gran Canaria, Tenerife o La Palma pudieron sostener en el pasado poblaciones de entre 30.000 y 60.000 personas, mientras que las condiciones de las demás islas hicieron que su censo de habitantes antes de la Conquista fluctuara entre 1.000 y 3.000.

El uso combinado de datos de ADN antiguo y carbono 14 ha permitido además estimar que la población de la isla de El Hierro, la más pequeña de Canarias, sufrió una importante reducción en torno al siglo IX, coincidiendo con un periodo de inestabilidad climática.

“Teniendo en cuenta que El Hierro es una isla con recursos limitados, los cambios de temperatura y lluvias que se produjeron durante el siglo IX podrían haber afectado en gran medida la disponibilidad de recursos naturales y la producción de cultivos, lo que es probable que provocara una mortandad importante”, indican los autores.

En cambio, ese fenómeno no se observa en Tenerife y Gran Canaria, islas de mayor tamaño y con más recursos, lo que probablemente permitió a sus poblaciones adaptarse y resistir a este periodo de inestabilidad, añaden.

Fuentes: elesapanol.com | el diario.es | 17 de agosto de 2023

Así es Paredes, la Leyenda del 'Sansón de Extremadura' narrada en un extraordinario Cómic


Esta novela gráfica a modo de cómic narra las primeras aventuras de Diego García de Paredes, un soldado tan histórico como legendario del Renacimiento español, tan socarrón como hercúleo, que formó parte de algunas de las batallas europeas más importantes del siglo XV y XVI, en ocasiones bajo el mando del Gran Capitán, despertando el asombro de figuras como Cervantes o Lope de Vega.

Su leyenda comienza en Cefalonia (Grecia) y hasta ahí puedo leer...


El creador de este proyecto es Ángel Miranda, el guionista detrás de otros cómics de ambientación histórica de España como ‘Lezo’ o ‘Espadas del fin del mundo’.


Un cómic de lujo cuya primera aventura consta de 112 páginas. Están divididas en tres historias o capítulos independientes de Paredes, cada una al cargo de grandes artistas con diferentes estilos, aunque en ocasiones, esto puede llegar a ser confuso para el lector, el tener tres estilos de dibujo diferentes en la misma historia. Encontrarás un elaborado apartado documental visual donde profundiza en las fuentes, el personaje y la época. Encuadernado en tapa dura, a color y con unas calidades sublimes, con generoso gramaje en sus hojas que facilitan el pasa de páginas sin problemas.

Como punto negativo, podríamos decir que la aventura se nos hace un poco corta y nos queda con ganas de muchas hazañas más del gran Paredes y para ello, tendríamos que esperar a la publicación de otra nueva aventura de nuestro héroe extremeño. También destacar que al tratar tres historias con tres dibujantes diferentes, puede resultar confuso ya que se rompe la narrativa visual.

En definitiva y en mi humilde opinión, se trata de una obra muy recomendable, no sólo para los amantes del cómic, sino para los entusiastas de la historia de España y de la Edad Moderna.

El ejemplar que hemos recibido para hacer esta pequeña reseña, nos han incluido el libro, tarjetas del cómic, un marcapáginas, un facsímil de la época, un mapa renacentista de Italia, varias láminas y un imán para la nevera de este héroe español, por lo que agradecemos a Ángel G. Miranda este detalle porque, realmente es maravilloso y rebosa de una calidad impresionante.

Para más información sobre cómo adquirir un ejemplar (en torno a los 20 euros): https://www.verkami.com/projects/35457-paredes-el-comic o a través de Ángel Miranda por DM en Twitter: https://twitter.com/Espadas_DFDM

Facsímil ambientado en la época de Diego García de Paredes, con textos en castellano del siglo XV-XVI.

Diego García de Paredes en la Historia:

Diego García de Paredes y Torres (Trujillo, 30 de marzo de 1468-Bolonia, 15 de febrero de 1533), más conocido como El Sansón de Extremadura, fue un militar español célebre por su extraordinaria fuerza física y sus múltiples hazañas. Combatió como capitán de infantería en las guerras de Italia, norte de África y Navarra. Duelista invicto en numerosos lances de honor; capitán de la guardia personal del Papa Alejandro VI; condotiero al servicio del Duque de Urbino y de la familia Colonna; coronel de infantería de los Reyes Católicos bajo el mando del Gran Capitán durante la conquista de Nápoles; cruzado del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros; Maestre de Campo del Emperador Maximiliano I, coronel de la Liga Santa y Caballero de la Espuela Dorada al servicio de Carlos V. Fue el soldado español más famoso de la época, admirado por sus contemporáneos como prototipo del valor, la fuerza y la gloria militar.

Desglose del libro:


Capítulo 1 - La leyenda de Diego García de Paredes

De capeador y pendenciero en las calles de Roma a guarda personal del Papa gracias a dejar patente su bruticia durante un “juego de la barra” con final violento. De allí pasará a ejecutar un asalto nocturno a la fortaleza de Montefiascone para mostrar su valía.

Dibujo Iván F. Silva, color Miguel Ángel Abad.


Capítulo 2 - Los tratos con el Conde Urbino

La desdicha se cierne sobre Paredes tras decapitar a un capitán de su propio bando, pero nuestro héroe escapará y se pondrá al servicio del Conde Urbino, que da rienda suelta a sus más alocadas ideas para ganar batallas y jugársela así a los papistas y los venecianos.

Dibujo Alejandro García, color Sonia Sánchez.


Capítulo 3 - Al servicio del Gran Capitán

Al fin la fortuna sonríe a nuestro temerario soldado, pero sus ansias por destacar frente al mismísimo Gonzalo de Córdoba acabarán por pasarle factura, en especial cuando decide enfrentarse él solo a todo el ejército turco de Cefalonia y sus temibles garfios.

Dibujo: Jagoba Lekuona, color Jorge Esteban Urabayen.

Portada: Dibujo Sergio Dávila, color Garluk Aguirre.

Autores

Ángel Miranda (Guión), Iván F. Silva (Dibujo), Alejandro García (Dibujo), Jagoba Lekuona (Dibujo), Ramón Vega (Guión), Miguel Ángel Abad (Color), Sonia Sánchez (Color), Jorge Esteban Urabayen (Color)