Descubren el mayor santuario de arte paleolítico de la península ibérica en la Cova de les Dones (Valencia)

Los investigadores Virginia Barciela González y Aitor Ruiz-Redondo examinando un panel con motivos rupestres.

Investigadores de las universidades de Alicante (UA) y Zaragoza (Unizar) han publicado recientemente un artículo sobre el descubrimiento de un gran santuario paleolítico, el más importante del litoral oriental de la península ibérica hasta la actualidad, en la Cova de les Dones o Cueva Dones, localizada en el municipio de Millares (Valencia).

Sala parcialmente inundada donde se localizan la mayor parte de los motivos rupestres.

La Cueva Dones es un lugar muy conocido en la zona, habitualmente frecuentado por espeleólogos y excursionistas, y del que se tienen noticias de visitantes desde el siglo XVIII. Sin embargo, la existencia de pinturas paleolíticas en la cavidad era desconocida hasta su descubrimiento en 2021 por parte de los doctores Aitor Ruiz-Redondo (Unizar), Virginia Barciela González (UA) y Ximo Martorell Briz (UA), arqueólogos y especialistas en Arte Prehistórico. Entre los tres han descubierto más de una treintena de nuevos conjuntos de arte rupestre en las dos últimas décadas en distintas regiones europeas.

Cinco líneas que conforman el primer motivo descubierto en la cavidad.

En Cueva Dones se han documentado, hasta el momento, más de un centenar de unidades gráficas (motivos rupestres), realizadas mediante pintura, grabado simple y raspado. Esto convierte al yacimiento, por número de motivos y variedad de técnicas, en el conjunto paleolítico más importante del litoral mediterráneo oriental de la península ibérica.

a) cabeza de uro pintada; b) cabeza de caballo hecha con arcilla; c) panel con varios motivos pintados con arcilla, incluidos animales y signos (algunos parcialmente cubiertos por capas de calcita).

De hecho, se trata probablemente de la cueva con arte paleolítico con mayor número de motivos descubierta en Europa desde los hallados en la cueva de Atxurra (Vizcaya), en 2015. A diferencia de esta última, que se ubica en la región Cantábrica (uno de los lugares con mayor densidad de conjuntos paleolíticos del mundo), Cueva Dones se localiza en una zona donde tradicionalmente no abundan este tipo de yacimientos. En casi 150 años desde el descubrimiento del arte rupestre paleolítico (Cueva de Altamira en 1879) no se había encontrado un enclave de esta importancia en los territorios combinados de Cataluña, Comunidad Valenciana y Murcia. La escasez de estos grandes conjuntos resultaba paradójica considerando la existencia de la Cueva del Parpalló en Valencia, que posee la mayor colección del mundo de plaquetas decoradas paleolíticas.

a) grabado 'Cierva trilineal mediterránea'; b) dos cabezas de caballo raspadas en la superficie de la pared.

El estudio, publicado en el Project Gallery de la revista británica Antiquity, consiste en un análisis preliminar de las características y relevancia del yacimiento en el contexto del Arte Paleolítico europeo. Éste incluye, al menos, 19 representaciones animales confirmadas (ciervas, caballos, uros y un ciervo) y destaca, además de por su número de motivos y localización geográfica, por una peculiaridad técnica: la mayoría de las pinturas se han realizado con arcilla. Si bien esta técnica es conocida en el arte paleolítico, los ejemplos de su utilización son escasos en el cómputo global, mientras que en Cueva Dones se trata de la técnica mayoritaria.

A pesar de la sencillez de realización, la antigüedad de estas ‘pinturas de arcilla’ está avalada, además de por su “estilo” (que incluye claras convenciones paleolíticas), por la presencia de gruesas costras de estalagmitas que cubren varias de ellas. Combinando el análisis de distintas evidencias indirectas, los autores estiman que el conjunto podría tener una antigüedad mínima de unos 24.000 años.

a) detalle de una gruesa capa de calcita que cubre parcialmente la cabeza de una cierva; b) detalle de una marca de garra de oso superpuesta a algunas estrías de los dedos.

El proyecto, liderado por los autores de la publicación, se encuentra en una fase preliminar. En la cavidad, de casi 500 metros de longitud, aún quedan muchas zonas por prospectar y paneles que documentar con exhaustividad, por lo que se prevé el descubrimiento de nuevos motivos en los próximos años por parte del equipo multidisciplinar que lleva a cabo la investigación.

Aitor Ruiz-Redondo es profesor de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, investigador del Instituto Universitario de investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e investigador asociado de las universidades de Southampton (Reino Unido) y Burdeos (Francia). Virginia Barciela González es profesora de Prehistoria de la Universidad de Alicante e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH). Ximo Martorell Briz es arqueólogo profesional y colaborador honorífico del Área de Prehistoria de la Universidad de Alicante.

Fuente: Universidad de Alicante | 11 de septiembre de 2023

El misterio de las esferas de piedra y la tecnología más duradera de la humanidad

Esferoides encontrados en el yacimiento israelí de Ubeidiya. ANTOINE MULLER

Cuando se creía que los humanos habían aparecido de repente, colocados sobre la Tierra por un soplo divino, separados del resto de los animales, era posible estudiar su naturaleza observando cómo se comportaban en las sociedades del presente. La situación se complicó cuando, a la luz de la teoría evolutiva, supimos que éramos una rama más del árbol de la vida, y que, aunque entre nosotros y otros animales haya millones de años de distancia, compartimos antepasados. Para buscar la chispa que dio lugar a esa especie capaz de acumular conocimiento, comunicarlo y transformar su entorno como ninguna antes, los científicos han tenido que ir más allá de la especulación académica y mancharse las manos, arañando el suelo de cuevas y barrancos, en busca de respuestas.

Uno de los lugares en los que se busca reconstruir los orígenes de la cultura humana es el yacimiento de Ubeidiya, en el norte de Israel. Excavado a partir de los años sesenta, allí se han encontrado las hachas de mano de tipo achelense más antiguas fuera de África (1,2 millones de años), y cientos de piedras de aspecto enigmático, aparentemente talladas en forma de esfera del tamaño de una pelota de tenis. Estos esferoides, que comenzaron hace 1,7 millones de años en África, se han encontrado por medio mundo, en yacimientos separados por miles de kilómetros, desde el valle del Rift a Corea del Sur, o los yacimientos de Orce, en España. Se conocen desde hace décadas, pero su naturaleza sigue siendo un misterio. Aún se debate si fueron hechos a propósito o son producto casual del golpeo de otras piedras o cuál era su fin.

Métodos para medir los ángulos de los bordes, el centro de masa y la curvatura de la superficie. (a) El método para calcular ángulos en los esferoides utilizando la función 'Ángulo entre superficies' del programa Artifact3-D. Los puntos rojo y azul representan coordenadas que comprenden el cálculo de ángulos en dos superficies diferentes. (b) Un cuadro delimitador mínimo de un esferoide de ejemplo (líneas discontinuas), así como la ubicación de su centro de masa (CoM; círculo rojo) y el centro del cuadro delimitador (CoBB; cruz azul). (c) Valores de curvatura de la superficie mostrados con mapas de calor de esferoides de ejemplo. Las regiones de mayor curvatura se muestran en colores más brillantes.

Esta semana, un equipo del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona y la Universidad Hebrea de Jerusalén han presentado un trabajo que apunta a que fueron talladas a propósito. Utilizando nuevas técnicas de análisis 3D y siguiendo las marcas en las piedras, los investigadores reconstruyeron la secuencia que habrían seguido aquellos homínidos en su elaboración. Sus conclusiones señalan que, a diferencia de lo que sucede cuando una forma es fruto de la erosión, como un canto que rueda por un río, los objetos no se volvían más suaves, pero sí más esféricos.

“En nuestro análisis encontramos una regularidad y esa regularidad sugiere que había una intención de llegar a este tipo de formas”, señala Deborah Barsky (izquierda), investigadora del IPHES y una de las autoras del trabajo. “Estas esferas serían las primeras formas geométricas recreadas en piedra de forma premeditada”, asevera.

Ahora, dentro de un proyecto a largo plazo en el que participa Barsky para estudiar los esferoides, seguirán trabajando para averiguar para qué se produjeron esos objetos. Se ha propuesto que podían servir para tratar vegetales, sacar el tuétano a huesos o como proyectiles para cazar, y también se ha planteado que pudiesen tener un valor simbólico, algo que sería más probable si, como proponen algunos autores, eran difíciles de fabricar y requerían horas de trabajo frente a los minutos en que puede estar lista una de las versátiles hachas de mano que suelen acompañar en los yacimientos a estas bolas de piedra.

Muestras arqueológicas de esferoides recuperadas en la cueva Qesem, Israel, del Paleolítico inferior.

Las hachas y las esferas nos muestran uno de los episodios más interesantes de la historia de la evolución y abren un resquicio por el que entrever el surgimiento de la mente humana. Las primeras herramientas de piedra utilizadas por nuestros antecesores, la tecnología olduvayense asociada al Homo habilis, están hechas a bulto, buscando una forma que sea útil, pero sin pensar nada preciso.

“Las hachas achelenses, sin embargo, requieren una capacidad para imaginar la forma que se desea e imponérsela a la roca, es un poco como aquella idea de Miguel Ángel, que decía que la escultura ya estaba dentro de la piedra y él solo eliminaba lo que sobraba”, apunta Juan Manuel Jiménez Arenas (derecha), que ha estudiado los esferoides encontrados en el yacimiento de Orce, en Granada.

“Los núcleos y las lascas del olduvayense no requieren una gran capacidad cognitiva ni destreza manual. Ahora se puede ver primates, como los monos capuchinos de Brasil, que, de manera no intencional, producen lascas indistinguibles de lo que encontramos en la cultura olduvayense. El achelense es un juego completamente distinto”, explica el científico del CSIC Ignacio de la Torre (izquierda), que recuerda un experimento en el que probaron qué tal se les daría la fabricación de herramientas a humanos modernos. “Por emulación eran capaces de hacer herramientas olduvayenses, sin explicarles nada, pero en el achelense les tenían que explicar el proceso, algo que implica la existencia de un contexto social, en el que había maestros y aprendices, y donde podía haber verdaderos artesanos”, cuenta De la Torre.

Si los esferoides se fabricaron con intención, ello muestra la inclinación por la simetría de aquellos nuevos humanos, los Homo erectus, que caminaron por todo el planeta acompañados de la tecnología más longeva que se conoce. Durante millón y medio de años, en lugares separados por miles de kilómetros, aparecen las mismas hachas y las mismas esferas. Esa omnipresencia de la tecnología también plantea nuevas incógnitas. “Los esferoides aparecen en Orce, en el sur de la península ibérica, 400.000 años antes que en el resto de Europa, esto nos lleva a hacernos preguntas sobre la dispersión de los humanos por este continente”, apunta Jiménez Arenas.

Experimento de extracción del tuétano con la esfera. Foto: J. Rosell.

La aparición de esta tecnología en África, en el extremo oriental de Asia y el confín occidental de Europa, también hace pensar sobre cómo llegó allí. Barsky cree que "esto no significa que hubo contacto entre poblaciones” y se inclina por pensar que "los miembros de aquella especie alcanzaron un nivel cognitivo y cultural que los llevó a dar las mismas respuestas a circunstancias ambientales similares”.

Durante millón y medio de años, las hachas y, probablemente, las bolas de piedra muestran una sorprendente cohesión cultural en medio planeta, algo que ya no fue posible con la llegada de los innovadores Homo sapiens. La rápida introducción de nuevas tecnologías y prácticas culturales acentuó la heterogeneidad geográfica. “La capacidad de innovación de los 'Homo erectus' era pequeña, pero el hecho de que la tecnología achelense fue eficaz lo demuestra que duró millón y medio de años. Del hacha de mano se dice que fue un tipo de navaja suiza, que servía para casi todo, desde descarnar animales a cortar tubérculos”, afirma De la Torre. “Nuestra especie es innovadora por definición y cuando aparece el Homo sapiens las culturas arqueológicas duran cada vez menos”, prosigue el investigador, que advierte: “Pese a ser menos innovadores, sobrevivieron millón y medio de años, algo que está por ver si conseguirá nuestra especie”.

Fuentes: elpais.com | phys.org | 9 de septiembre de 2023

El primer terremoto de la península ibérica: arrasó en el siglo VIII a.C. una factoría comercial fenicia

Vista aérea del yacimiento del Cabezo Pequeño del Estaño. Universidad de Alicante

La lista del Instituto Geográfico Nacional sobre los terremotos más importantes en España arranca en el año 1084, con un seísmo que afectó a Orihuela (Alicante) y provocó el derrumbe de la mezquita de la localidad. Pero la arqueología siempre desvela episodios desconocidos. La ciudad romana de Baelo Claudia, en la costa de Tarifa (Cádiz), el puerto más importante de conexión entre Europa y África y sede de una boyante industria pesquera imperial, fue arrasada por un tsunami con olas de más de cinco metros a finales del siglo IV d.C. Otro violento maremoto, un suceso de "oleaje extremo", destruyó Sevilla más de una centuria antes.

No obstante, ninguno de estos es el terremoto más antiguo que afectó a un espacio urbano en la península ibérica y del que se tiene constancia. Ese hito le corresponde al Cabezo Pequeño del Estaño (Guardamar, Alicante), localizado al sur del amplio estuario que conforma la desembocadura del río Segura. Aunque actualmente se encuentra a dos kilómetros de la línea costera, en origen fue un asentamiento portuario, probablemente una factoría comercial, fundado a principios del siglo VIII a.C. por fenicios occidentales y en una zona no habitada previamente. Se trata de un importante yacimiento para estudiar la colonización fenicia y las etapas finales de la Edad del Bronce en el sureste peninsular.

Vista del lienzo occidental con las casamatas, el almacén y las calles (fase 1) y los derrumbes de la muralla y el taller metalúrgico.

El sitio fue descubierto en 1989, pero una serie de extracciones ilegales de tierras tras la instalación de una cantera arrasaron tres cuartas partes de su tamaño. En la década de los 90 se realizaron cuatro campañas arqueológicas y los trabajos de investigación se retomaron en 2013 por un equipo de la Universidad de Alicante. Se ha documentado un excepcional sistema defensivo protohistórico de patrón y métrica típicamente oriental —una imponente muralla de casamatas jalonada de bastiones— y estructuras domésticas y de naturaleza industrial como un almacén y lo que ha sido interpretado como un taller metalúrgico, con especial protagonismo de la plata.

Los muros defensivos fueron levantados con premura con cuñas y ripios, areniscas, calizas y mampostería. También se usaron cañas, posidonia y fango procedente de la marisma. Una estructura poco resistente para las embestidas de un terremoto. Y eso fue lo que ocurrió en el tercer cuarto del siglo VIII a.C. Los arqueólogos han identificado las paredes derruidas hacia el mismo lado y distintos estratos sellados con semillas de trigo, cebada y malas hierbas. Las dataciones con radiocarbono han confirmado que este evento sísmico que derrumbó parcialmente el poblado tuvo lugar hacia el año 740 a.C.

Muros excavados en el yacimiento fenicio de Guardamar. Universidad de Alicante.

Los investigadores explican en el artículo La ciudadela fenicia. Excavaciones arqueológicas en el Cabezo Pequeño del Estaño (Guardamar del Segura, Alicante), que fue un terremoto moderado que alcanzó una intensidad de VI-VIII según criterios de la Escala Macrosísmica ESI-07. Es decir, tuvo unos efectos entre dañinos y muy dañinos, pero multiplicado en su energía debido a la estructura calcarenítica del cerro y al tipo de aparejo constructivo empleado.

Tras el seísmo se levantaron taludes y contrafuertes para reparar en parte la muralla y fortalecer los alzados, al tiempo que se constata un retroceso urbano y poblacional. Los citados refuerzos, algunos apoyados en la cara externa del recinto, vinieron a debilitar la eficacia defensiva de los muros. "La capacidad defensiva y de almacenaje del yacimiento se vio mermada tras el movimiento sísmico, pero en cambio surgió con fuerza una intensa actividad metalúrgica, en el que se realizaron las primeras transformaciones del mineral hasta su refinado", detallan los arqueólogos.

Ánforas y 'pithoi' fenicios exhumados en el taller metalúrgico. Universidad de Alicante.

El terremoto y la sedimentación por aluvión de la zona navegable fueron probablemente las causas del abandono organizado y pacífico del yacimiento a mediados del siglo VII a.C. Este momento coincide con un intenso desarrollo urbano que tuvo en el asentamiento de mayor tamaño de La Fonteta, hoy bajo las dunas de Guardamar.

Esta zona de la costa alicantina destaca por su naturaleza sísmica. En un radio de ocho kilómetros cuadrados en torno al yacimiento fenicio se han catalogado 42 epicentros históricos, en los que se han contabilizado 1.341 temblores desde el año 1482. El terremoto de mayor magnitud se registró en marzo de 1829 y provocó la destrucción de Guardamar —se vinieron abajo 419 construcciones— y de otras tres localidades de la zona, además de 764 muertos. El epicentro de este seísmo se registró a 1,2 kms al suroeste de Cabezo Pequeño del Estaño.

En este enclave arqueológico, "un magnífico laboratorio de estudio de la empresa comercial fenicia", se han documentado cerámicas de barniz rojo, fundamentalmente platos, cuencos y jarritas y, sobre todo, la cerámica de almacenaje en sus dos tipos principales: las ánforas y los pithoi de cuatro asas geminadas con decoración pintada bícroma de bandas paralelas. Las excavaciones también han identificado una fase de época romana republicana, visible en superficie, situada en el punto más elevado del cerro.

Fuente: elespanol.com | 12 de septiembre de 2023

Seguimiento de la evolución cultural humana temprana a través del estudio de la utilización de distintos tipos de mineral de ocre

Distintos tipos de mineral de ocre.

Francesco d'Errico, de SapienCE, y su equipo internacional han publicado su análisis de la mayor colección conocida de ocre durante la Edad de Piedra Media, en el que revelan cómo evolucionó el uso del ocre durante un período de alrededor de 4.500 años. El nuevo estudio es esencial para comprender cómo surgieron y se diversificaron culturas complejas en la historia de la humanidad.

Publicado en Scientific Reports, el trabajo de investigación fue realizado por un equipo de expertos de Noruega, España y Francia. Juntos, analizaron la mayor colección conocida de fragmentos de pigmentos minerales rojos y amarillos, comúnmente llamados ocre, que datan de la Edad de Piedra Media (MSA, hace unos 40.000 años), los cuales se encontraron en la cueva Porc-Epic, Etiopía. Su estudio muestra que los grupos humanos que visitaban este sitio fueron modificando las técnicas utilizadas para producir pigmentos, adaptándose a los cambios culturales o ambientales que reducían el acceso a materiales de ocre de primera calidad.

Ubicación de la cueva de Porc-Epic, Etiopía, y vita de la entrada a la misma.

Rasgos culturales innovadores

Francesco d' Errico subraya que el nuevo estudio es fundamental para comprender el uso persistente, y en constante evolución, del uso del ocre hace 40.000 años en Etiopía.

“Los descubrimientos que documentan el surgimiento de la modernidad conductual en África han revelado que en este continente surgen rasgos culturales innovadores en diferentes momentos y en diferentes regiones. Sin embargo, son raros los sitios antiguos que alberguen colecciones arqueológicas lo suficientemente grandes como para rastrear con precisión cómo se adquirieron, procesaron y utilizaron estos minerales. La cueva Porc-Epic es, en este sentido, una notable excepción”, explica d'Errico (izquierda).

“Esta cueva presenta la mayor colección africana de ocre que data de la MSA en una región con pocos enclaves que brinden información sobre esta innovación conductual clave. Los hallazgos de Porc-Epic representan, por tanto, una oportunidad única para compararlos con otros registros africanos”, afirma d'Errico.

Adaptar la tecnología al cambio climático

El yacimiento de la cueva de Porc-Epic, Dire Dawa, Etiopía, que data de hace unos 40.000 años, representa uno de los pocos yacimientos paleolíticos que ha proporcionado un registro continuo y extenso del uso del ocre, lo cual abarca un período de al menos 4.500 años. Durante la excavación del lugar se encontraron más de 40 kg de ocre (4.213 piezas), 21 herramientas de procesamiento de ocre y dos artefactos teñidos de ocre.

Al analizar la composición química de las piezas de ocre encontradas en el sitio y del ocre natural de los alrededores de la cueva, y al estudiar las técnicas utilizadas para procesar estas rocas, los autores revelan cómo los habitantes de la cueva explotaban los recursos minerales.

"Los resultados muestran que pudieron predecir las propiedades de diferentes tipos de ocre disponibles en su entorno y adaptar gradualmente su tecnología a los cambios en la disponibilidad de tal materia prima", dice d'Errico.

Piezas de ocre procedentes de la cueva Porc-Epic.

Surgimiento y evolución de culturas complejas

El profesor d'Errico explica que se recolectaron y trajeron al lugar una amplia variedad de tipos de ocre para producir el mismo en polvo de diferentes texturas y tonalidades, probablemente adaptados a diferentes actividades simbólicas o funcionales. Sin embargo, la presencia ubicua de ocre rojo, rico en hematites, a lo largo de las ocupaciones del yacimiento, indica que los habitantes de Porc-Epic estaban específicamente interesados ​​en este particular color y mineral a la hora de recolectar piezas de ocre en el entorno o intercambiarlas con las poblaciones vecinas.

“El estudio del registro ocre de Porc-Epic indica que la producción de pigmento mineral estaba profundamente arraigada en las sociedades tardías del periodo MSA en África Oriental, pero también estuvo en constante evolución, durante un período esencial para nuestra comprensión del surgimiento y evolución de culturas complejas”, dice d'Errico.

Además, el análisis de residuos de ocre en un guijarro pintado, probablemente utilizado para producir puntos rojos en una superficie, identifica un tipo de ocre que se empleó específicamente con fines simbólicos.

Fuente: Universidad de Bergen | 12 de septiembre de 2023

La cueva de La Garma (Cantabria) desvela más hallazgos únicos: otros dos depósitos funerarios visigodos

Foto: Uno de los cráneos hallados en La Garma

El equipo de arqueólogos del yacimiento cántabro de La Garma ha encontrado dos nuevos depósitos funerarios de época visigoda que, junto a los hallados en la campaña de 2022, forman un conjunto único en la península ibérica. Lo usual en esta época era enterrar a los muertos junto a las iglesias y no en las profundidades de una cueva. Los restos humanos y los objetos y armas que se depositaron junto a ellos como ajuar pueden ser datados en torno al siglo VIII d.C., según los investigadores. En las dos últimas campañas han identificado huesos de una veintena de individuos.

Esqueletos visigodos hallados en la cueva de La Garma la pasada temporada de excavación. Pedro A. Saura.

Como han explicado este jueves el director del Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria (Mupac), Roberto Ontañón (izquierda) y el catedrático de Prehistoria en la Universidad de Cantabria, Pablo Arias (derecha), los nuevos depósitos funerarios se encontraban en la galería basal de La Garma, un sitio excepcional con yacimientos arqueológicos que van desde el Paleolítico, hace unos 400.000 años, hasta el siglo XIII. Ambos son los codirectores del proyecto de investigación desde hace más de veinticinco años

La galería basal atraviesa el arroyo que ha formado la cueva y para llegar al conjunto funerario hay que hacer un recorrido de casi tres horas de duración, que implica bajar desde la entrada actual, situada 50 metros por encima, y descender unos 500 metros por el cauce del río, cuyas aguas llegan a anegar completamente la cavidad cuando hay crecida.

Broches y otros restos hallados en la nueva campaña de excavación de La Garma.

En el depósito más complejo, localizado por el arqueólogo Luis César Teira (izquierda) durante la exploración de esta galería en su tramo final, se han hallado los restos de cuatro individuos, que fueron depositados de forma simultánea en un estrecho nicho de tres metros de longitud. Entre los objetos que han aparecido junto a los restos destacan un broche de cinturón liriforme, una cadena de bronce, un hacha de combate y un cuchillo de hierro con restos de la vaina de cuero.

En otro sector de la galería, descubierto por Daniel Pérez García de los Salmones, se encontró otro depósito funerario con restos de una mujer adulta y un individuo juvenil, además de un broche de cinturón. Los arqueólogos han mostrado algunos de esos objetos y un cráneo casi completo y de color negro por la acción del óxido de manganeso, que también ha teñido las paredes de la cavidad.

Las condiciones de acceso a la zona investigada son muy complicadas. P. SAURA

"Las armas tenían un gran valor simbólico. Es probable que las personas enterradas, o al menos alguna de ellas, fueran individuos correspondientes a los estratos más altos de la sociedad, en los que la actividad guerrera tenía una gran importancia", explicaba Pablo Arias a este periódico el año pasado en relación a los otros enterramientos identificados.

Fotografía del momento de la extracción un acetre o pequeño caldero de bronce.

Gran misterio

Según Roberto Ontañón, los investigadores no tienen todavía una respuesta que explique el porqué de estos yacimientos funerarios, que se han encontrado también en otras cuevas de Cantabria, aunque llevan años "dándole vueltas". No es lo normal, es una época en la que los visigodos, que se habían extendido por toda la península ibérica, "convertidos a la fe verdadera", enterraban a sus muertos en cementerios al lado de las iglesias.

Una de esas necrópolis visigodas al uso, El Castillete, está en el sur de Cantabria y además de "tumbas canónicas" en ella se han hallado objetos como los que han aparecido en las profundidades de La Garma, una catacumba natural que poco tiene que ver con la liturgia cristiana. "¿Por qué los enterraron ahí? No lo sabemos. Incluso hay individuos que sabemos que correspondían a la élite de estos grupos sociales. No eran gente pobre o gente del común que no podía pagarse un entierro digno; al contrario", ha explicado Ontañón.

Restos óseos encontrados en La Garma. P. SAURA

Una de las arqueólogas trabajando en la recuperación de los huesos. P. SAURA

El destino definitivo de este conjunto funerario será un espacio específicamente dedicado a la arqueología de época visigoda en Cantabria, que constituirá una de las principales novedades de la exposición permanente del nuevo Mupac. El equipo de La Garma está trabajando además en esta campaña en excavaciones de la época paleolítica y de la Edad del Hierro y en un castro de la época romana.

La cueva de La Garma, reconocida con el II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq, alberga una de las secuencias culturales más amplias y completas de toda Europa y sobresale por haber permitido a los investigadores estudiar suelos y estructuras del Paleolítico superior y documentar los rituales de los seres humanos que vivieron allí durante el último periodo glacial. El complejo kárstico cuenta con varias galerías. En la inferior se produjo hace 16.500 años un desprendimiento que selló un espacio de 800 metros cuadrados, generando una "cápsula del tiempo".

Acceso a la cueva de La Garma en Ribamontán al Monte. P. SAURA

La cavidad, que pasó de hábitat humano a espacio funerario, esconde uno de los mayores conjuntos de arte rupestre del mundo —sus más de 400 representaciones han sido declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO, entre las que destaca la inusual imagen de un ciervo gigante del Pleistoceno—, restos de cabañas de sus antiguos habitantes, una excepcional colección de objetos fabricados en huesos o plaquetas de piedra e incluso huellas de pies de niños neolíticos de entre 6 y 7 años. Una lista interminable de hallazgos que convierten al yacimiento en un unicum a nivel mundial.

Fuentes: elespanol.com | eldiario.es | 14 de septiembre de 2023

Un estudio desvela que la caza de ballenas grises comenzó en la Edad de Piedra

Restos fósiles de ballena en el Museo Marítimo de Asturias, en Luanco. / Universidad de Oviedo

Un estudio desvela que la caza de ballenas grises se remonta a la cultura Vlaardingen de los Países Bajos, en la Edad de Piedra tardía, entre los años 3500 y 2500 antes de Cristo, lo que podría representar una de las tradiciones balleneras más antiguas de Europa, según ha informado este miércoles la Universidad de Oviedo.

Este trabajo, publicado en la revista Royal Society Open Science y en el que participa la Universidad de Oviedo, sugiere que estas primeras actividades balleneras estaban muy extendidas y tuvieron un impacto significativo en las poblaciones de estos cetáceos hasta el punto de contribuir a la extinción de las especies franca atlántica y gris de las costas europeas.

Ubicaciones de los 719 probables especímenes de huesos de ballena analizados como parte de este estudio.

Esta investigación es el estudio arqueozoológico más completo realizado hasta la fecha en toda Europa, ya que hasta ahora se sabía que la caza de ballenas en este continente se realizó durante cientos de años, pero su captura preindustrial era poco conocida.

El trabajo ha permitido analizar 719 huesos de yacimientos arqueológicos de ballenas, algunas de ellas procedentes de Asturias, Cantabria y Galicia, realizadas por un grupo de arqueólogos, dirigido por Youri van den Hurk (izquierda) desde la Norwegian University of Science and Technology.

Carlos Nores Quesada, investigador del instituto Indurot de la Universidad de Oviedo y participante en el estudio, ha explicado que los arqueólogos descubrieron que muchos huesos pertenecían a dos especies de ballenas que ya no están presentes en aguas europeas.

Se cree que más de 300 restos de huesos proceden de la ballena franca del Atlántico Norte, que fue ampliamente capturada en aguas europeas y actualmente solo quedan entre 300 y 400 ejemplares en la costa norteamericana.

Foto: Los investigadores José Antonio Pis Millán y Carlos Nores Quesada, con una escápula de ballena procedente de Toranda (Llanes). Universidad de Oviedo.

La segunda especie que se encontró en grandes cantidades es la ballena gris, de la que se hallaron algo más de 100 huesos, que ahora está extinta en el Atlántico Norte y solo se puede encontrar en el Pacífico Norte.

Nores ha destacado que tanto la ballena franca del Atlántico Norte como la ballena gris son especies muy costeras, lo que las situó al alcance de los balleneros medievales como los españoles del Cantábrico, los normandos, los flamencos y los escandinavos.

Foto: Si bien es casi imposible saber si un fragmento de hueso proviene de una ballena que fue cazada en lugar de una que acabó varada en una playa, una cantidad desproporcionada de huesos de ballena franca y gris hallados en sitios arqueológicos sugiere que los antiguos europeos buscaron estas especies para capturarlas. Crédito: Youri van den Hurk et al., Royal Society Open Science 2023

El estudio también ha proporcionado información sobre la captura de ballenas en época romana y altomedieval, etapas en las que la documentación escrita disponible sobre su caza en Europa era casi inexistente.

Aunque el golfo de Vizcaya no parece haber constituido el hábitat óptimo para esta especie, puesto que la mayor parte de los restos aparecieron en las costas de Flandes y Países Bajos, el estudio identificó ejemplares de ballena gris localizados en San Cibrao (Lugo), Cudillero y Guéthary (Pirineos Atlánticos, Francia), que se suman al ya identificado hace algunos años en la Campa Torres (Gijón) y en la provincia de Cádiz (Bolonia y Algeciras). EFE

Madre ballena gris y su cría en su migración hacia el norte.

Fuentes: lavanguardia.com | agenciasinc.es | 13 de septiembre de 2023

Hallan un diente de más de 400.000 años, el más antiguo de Madrid, en Pinilla del Valle

El diente (molar) hallado. JAVIER TRUEBA

Cuando el 29 de agosto el geólogo Jesús Masa se despertó, se vistió, desayunó y puso rumbo a su trabajo, no sospechaba que ese día iba a cambiarle la vida. Como llevaba haciendo desde hacía dos semanas, al llegar a la localidad madrileña de Pinilla del Valle, fue directo al Valle de los Neandertales para trabajar en la campaña de excavaciones, que este año se ha puesto en marcha por vigésimo segundo año consecutivo.

Centrado en su tarea, estaba excavando en los niveles inferiores de la Cueva Des-Cubierta buscando fósiles del Pleistoceno Medio y, de repente, algo despertó su atención. Excavó un poco más y sacó de debajo de la tierra un diente. Sin dudarlo, se lo enseñó al doctorando en carnívoros, Israel Jiménez, y este a Enrique Baquedano (izquierda), uno de los promotores de la excavación, además de director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid y codirector del Instituto de la Evolución en África.

Una hora después, Baquedano confirmó sus sospechas, tras enviar una foto del fósil al catedrático en Paleontología, Juan Luis Arsuaga, también responsable de la campaña. Habían descubierto un diente humano de más de 400.000 años.

Dos restos dentales del género Homo neanderthalensis hallados en Pinilla del Valle (Madrid).

En aquel momento, y en aquel punto del yacimiento de la Cueva Des-Cubierta, se vivió una fiesta. "Fue una sorpresa. No nos lo esperábamos. El hallazgo nos llenó de alegría y, también, nos impresionó", dice Enrique Baquedano. Como uno de los responsables de la excavación, este hombre se emocionó, pero reconoce que aún más cuando vio a Jesús e Israel llorando. "Lo mejor para mí fue ver su enorme alegría. Para un paleontólogo o un arqueólogo, lo normal es no hallar fósiles humanos. Lo extraño es descubrirlos", comenta.

Un grupo de arqueólogos y paleontólogos trabajando en la Cueva Des-Cubierta, en la localidad madrileña de Pinilla del Valle.JAVIER TRUEBA.

Por ello, este acontecimiento no sólo es importante para los arqueólogos, geólogos, paleontólogos, restauradores y topógrafos que trabajan en la XXII edición de la campaña de excavaciones en el Valle de los Neandertales, lo es también para Madrid. "Este diente es el fósil humano más antiguo de nuestra comunidad. Es la presencia humana más antigua de la región. Con él sabemos que hace más de 400.000 años había homininos en el Valle del Lozoya. Tenemos yacimientos en el Manzanares, en Cerro de San Isidro y en Arganda. En ninguno se han encontrado fósiles humanos. Por dicha razón, esto es de enorme interés. No teníamos restos de humanos en estas cronologías", explica Baquedano.

La importancia de este hallazgo va más allá de los límites madrileños y es todo un suceso a nivel nacional. "Sólo hay restos más antiguos en Atapuerca y en Portugal, concretamente, en la Cueva de Aloreira, donde hay fragmento craneal de este periodo. También, en la Cueva Guadix Baza, en Granada. Allí, en el yacimiento paleontológico de Barranco León, se halló otro diente (derecha)", subraya el responsable de las excavaciones madrileñas.

Tanto él, como las otras dos personas que dirigen los trabajos, Juan Luis Arsuaga y Alfredo Pérez-González, catedrático jubilado en Geología, avisan de que este descubrimiento abre el camino a muchos más. "En los próximos años, se hallarán más restos de las actividades de estos homininos en esta zona", indican. "Sería una gran sorpresa, como ha sido esta. Y es que el Valle Alto del Lozoya fue un lugar en el que se concentraron grupos de hienas. Estos animales son consumidores y trituradores de huesos, por eso, lo que se encontrarían serían fragmentos", explica el director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid.

El consejero de Cultura en las excavaciones del Valle de los Neandertales (Foto: Comunidad de Madrid).

Hasta que suceda y en unos días, el fósil del diente humano descubierto se llevará al Museo Arqueológico y Paleontológico de Alcalá de Henares, donde se le realizará una limpieza. De allí, se trasladará al Instituto Carlos III para someterlo a un estudio dirigido por Arsuaga.

Además de en la zona más antigua de la Cueva Des-Cubierta, en la actual campaña de excavación del Valle de los Neandertales se está trabajando en otros tres yacimientos; Abrigo de Navalmaíllo, Cueva de la Buena Pinta y Cueva Chica. Todos fueron declarados Bien de Interés Cultural, en la categoría de Zona Arqueológica y Paleontológica, por la Dirección General de Patrimonio Histórico en el año 2004, "Este nombramiento es una manera de ponerlos en valor", señala el arqueólogo.

Vista aérea de los yacimientos y el valle del río Lozoya.

En el Abrigo de Navalmaíllo se están desarrollando trabajos para localizar objetos como herramientas líticas, restos óseos consumidos y de hogares, que permitirán reconstruir la actividad económica subsistencial. En la Cueva de la Buena Pinta se han retirado grandes costras estalagmíticas, con las que se ha logrado acceder a los rellenos del Pleistoceno Medio. En cuanto a los trabajos realizados en la Cueva Chica, han dado a conocer que los Homo sapiens tallaron herramientas líticas propias del Paleolítico Superior que culturalmente se corresponden con nuestra especie.

Las excavaciones finalizan el 15 de septiembre y están siendo financiadas por la Comunidad de Madrid. Asimismo, cuentan con la colaboración del Parque Nacional Sierra de Guadarrama, el Ayuntamiento de Pinilla del Valle, el Canal de Isabel II y la Fundación General de la Universidad de Alcalá.

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Fuentes: elmundo.estelemadrid.es | 7 de septiembre de 2023