La montaña de la basura junto a la Cumbre de la Tierra.






En lo alto de un tranquilo cerro rodeado de manglares en la periferia de Río de Janeiro uno se olvida del ruido de la Cumbre de la Tierra. Esta montaña no destaca por su altura, unos 60 metros del nivel del mar, pero sí por todo lo que significa. Justo aquí debajo, cubierto por una capa de 50 centímetros de arcilla, está el que fuera el mayor vertedero de Latinoamérica: el Gramacho. Esto es lo que queda de los 60 millones de toneladas de residuos que se estima fueron descargados en esta parte de la bahía de Guanabara entre 1978 y 2012.
Cerrado el pasado 3 de junio, antes de que comenzase Río+20, aquí se vertían 11.000 toneladas de basura al día y vivían removiendo entre los desechos 1.709 personas, a las que en Brasil se denomina "catadores" (recolectores). “Por este camino pasaban todos los días unos 900 camiones con residuos de Río de Janeiro y otros municipios, descargaban basura las 24 horas del día”, cuenta Lucio Vianna, que después de 14 años trabajando en el vertedero, sigue ahí coordinando ahora el proyecto de restauración. “Los 'catadores' también estaban siempre sacando residuos, aunque fuese de noche, se les veía a oscuras con pequeñas linternas”.
Son varios los documentales sobre el vertedero de Jardím Gramacho, como el que rodó Marcos Prado sobre “Estamira” (2004), una recolectora de basura de 63 años, o el de Lucy Walker, con el artista Vik Muniz, “Lixo Extraordinário” (2010). Era la visión más brutal de las desigualdades humanas: mientras los camiones iban vomitando los desechos generados por el consumo de la gran ciudad, los más desdichados debían rebuscar entre ellos todo aquello que aún tuviera valor para venderlo. “Gramacho genera en mí muchos sentimientos, aprendí a respetar a esas personas a las que se consideraba también como basura, aprendí mucho de ellos”, cuenta Vianna. “Me respetaban. Si veía a algún niño, agarraba al mayor que estuviera con él y lo sacaba del vertedero. No le dejaba entrar en varios días: No se volvía a ver a los niños”.
Creado en la época de la dictadura junto a una bahía con agua sin ningún estudio de impacto, sin impermeabilización del suelo, ni control de los líquidos filtrados o de los gases emanados, este basurero mastodóntico constituía una aberración para el medio ambiente y la salud. A partir de 1996 se fueron realizando una serie de mejoras importantes, pero aún así el Gramacho seguía siendo un problema. Cerrarlo implicaba un desafío tan grande como la montaña de desechos que no dejaba de crecer: había que buscar qué hacer con la basura, pero también con todos los 'catadores' que vivían de ella.
Este ejército de recolectores cumplía a su vez una labor fundamental en la gestión de los residuos. En una región en la que se está muy lejos de la cultura del reciclaje de Europa, ellos rescataban del vertedero cualquier material que pudiese reaprovecharse: plásticos, cartón, latas de aluminio, férricos… Como explica Vianna, se calcula que cada día sacaban de Gramacho 200 toneladas de material reciclable. Es mucho, aunque no lo parezca tanto en comparación con las 11.000 toneladas que entraban. Una vez que se consiguió crear un registro de ellos, muchos no tenían otra identificación que el chaleco con su número de 'catador'. Por eso se sabe que al cierre de Gramacho eran, exactamente, 1.709. Como detalla el responsable del vertedero, un 'catador' podía ganar rebuscando en la basura entre 1.500 y 2.000 reales al mes (entre 580 y 780 euros). “Desde 1978 a 2012 sacaron del vertedero más de que lo descargaban los camiones en un año”.
Hoy este basurero se ha transformado en una colina de tierra que ocupa 130 hectáreas. Por encima de ella discurren 40 kilómetros de pistas y ya se han perforado 120 pozos de gas de los 330 previstos. En los próximos 15 años, se extraerá el metano generado en el interior de la montaña, a la vez que se monitorean y tratan los líquidos que se filtran (lixiviado) y se vigila geotécnicamente todo el macizo. Para el año 2027, el antiguo vertedero tendría que ser un parque y la zona de alrededor tendría que haber recuperado los manglares destruidos. Mientras tanto, como cuenta Vianna, “Gramacho es ahora una industria de gas”. Se estima que los pozos abiertos generarán cada hora 20.000 m3 de biogás. De estos, 10.000 m3 se quemarán de forma controlada y los otros 10.000 serán purificados para ser comercializados. Para ello, a partir de octubre debe empezar a funcionar en el complejo una nueva planta de purificación de metano. “Será la mayor planta de purificación de biogás del mundo y la única de Brasil”, asegura con orgullo el brasileño.
Vertedero de Gramacho restaurado
Por supuesto, en este país queda todavía mucho por avanzar en gestión de los residuos, pues la principal opción sigue siendo el vertedero y la generación de basura sigue aumentando. Como se ha puesto de manifiesto en esta cumbre de Río+20, el problema está en el consumo de los humanos. Aún así, cerrar Gramacho supone todo un hito. Los residuos de Río de Janeiro se mandan hoy a un nuevo basurero “sanitario” mucho más moderno y seguro. Además, hay proyectadas seis plantas de separación de residuos en la ciudad para mandarlos a reciclar. Como explica Claudia Fróes, coordinadora de Residuos Sólidos del Ayuntamiento de Río, hasta ahora se realiza colecta selectiva puerta a puerta en 40 barrios de 162 posibles. Esta consiste en que una vez por semana se recoge una bolsa con todos los materiales reciclables juntos (vidrio, papel y cartón, plásticos, metales). “Esta colecta ahora no es precisa, pero queremos ampliarla y mejorarla”, comenta esta funcionaria. “Lamentablemente, esto no da votos, llevar agua o electricidad, sí, pero mejorar la recogida selectiva, no”.
¿Qué ha pasado con los 'catadores'? Se les ofreció un plan de reorientación durante 15 años, pero prefirieron coger todo el dinero de la indemnización de una vez, 14.000 reales (unos 5.400 euros). Muchos se han pasado al sector de la construcción y otros seguirán trabajando con residuos, ahora en las plantas de separación. “La nueva Política Nacional de Residuos Sólidos del país no permite que siga habiendo catadores, con el cierre de Gramacho, ya no quedan en el municipio de Río, y la tendencia es que vayan desapareciendo en todo el país”, incide Fróes.
Toda la transformación de Gramazo supone una inversión de unos 400 millones de reales en 15 años, financiada a partir de los fondos de carbono creados por la comunidad internacional en las conferencias mundiales de los últimos años como la que termina ahora en Río. Todo será financiado con el dinero que se percibirá por los 70 millones de toneladas de CO2 que se dejarán de emitir al año por el cierre del vertedero y el aprovechamiento del metano. 


Fuente: google.es

Los samurais de Coria del Río (Sevilla).



Hasekura Rokuemon Tsunenaga (支倉六右衛門常長?) (1571 - 7 de agosto de 1622), bautizado en España como Felipe Francisco de Faxicura, fue un samurái japonés que prestó servicios al daimyō de SendaiDate Masamune. Dirigió una misióndiplomática a México y luego a Europa entre 1613 y 1620, regresando después a Japón.



El acercamiento español

Los españoles comenzaron los viajes a través del Océano Pacífico entre Nueva España (actual México) y China, a través de su base territorial en Filipinas, siguiendo los viajes de Andrés de Urdaneta en el siglo XVIManila se convertiría en la base principal de la región asiática en 1571.
España estableció contactos con Japón, por un interés comercial con esa nación tan poblada y también en razón a que las naves españolas naufragaban periódicamente en las costas japonesas a causa del mal tiempo local. Los españoles además deseaban expandir la fe cristiana en Japón, pero los portugueses y los holandeses querían hacerse con el comercio japonés dejando fuera a los españoles, sin embargo se encontraron con una gran resistencia por parte de los jesuitas, que empezaron la evangelización del país en 1549.
En 1609, el galeón español San Francisco, debido a una tormenta, naufragó en la costa japonesa de Chiba, cerca de Tokio, mientras navegaba de Manila a Acapulco. Los marinos fueron rescatados y atendidos, y el capitán de la nave, Rodrigo de Vivero, se reunió con Tokugawa Ieyasu. El 29 de noviembre del mismo año se firmó un tratado, en el que se autorizaba a los españoles a establecer una fábrica al estilo europeo en el Este de Japón, podrían trasladar a especialistas en minería desde Nueva España, se permitiría a las naves españoles visitar Japón en caso de necesidad, y se enviaría una misión diplomática japonesa a la Corte Española.
Un monje franciscano llamado Luis Sotelo conversó con el Virrey Luis de Velasco, quien aceptó enviar un embajador a Japón en la persona del famoso explorador Sebastián Vizcaíno, con la misión anexa de reconocer las Islas del Oro y de la Plata que, según se creía, estaban al este de las islas japonesas.
Vizcaíno llegó a Japón en 1611, y tuvo varios encuentros con el Shōgun y con los señores feudales.El Shōgun decidió construir un galeón en Japón para permitir el regreso de Vizcaíno a Nueva España junto con una misión japonesa. El daimyō de Sendai, Date Masamune, se encargó del proyecto. Llamó a uno de sus servidores, Hasekura Tsunenaga, a liderar la misión. El galeón, llamado Date Maru por los japoneses y, posteriormente, San Juan Bautista por los españoles, tomó 45 días en ser construido, y contó con la participación de expertos técnicos del Bakufu, 800 constructores navales, 700 herreros y 3.000 carpinteros.

[editar]Viaje por el Pacífico

Después de terminado, el galeón partió el 28 de octubre de 1613, hacia Acapulco, México con 180 personas a bordo, incluyendo diez samurái del shōgun (enviados por el Ministro de la Marina, Mukai Shōgen), doce samurái de Sendai, 120 comerciantes, marinos y sirvientes japoneses y alrededor de cuarenta españoles y portugueses.
El galeón llegó a Acapulco el 25 de enero de 1614 después de tres meses en el océano, y fue recibida con una gran ceremonia. El mismo año zarparon haciendo escala en Cuba, y llegados a España mantuvieron conversaciones con Felipe III. Hasekura fue bautizado el 17 de febrero por personal de la capellanía real, y renombrado como Felipe Francisco Hasekura (Faxecura o Faxicura, según la transliteración del japonés de la época).

[editar]Francia

Después del viaje a España, la misión se embarcó hacia el Mediterráneo a bordo de tres fragatas hacia Italia. Pero el mal tiempo hizo que se establecieran en el puerto francés de Saint-Tropez, donde fueron recibidos por la nobleza local, y llamaron la atención en el pueblo.
La visita de la misión japonesa fue recopilada en la historia de la ciudad como "Felipe Francisco Faxicura, Embajador al Papa, de Date Masamunni, Rey de Woxu en Japón".
Algunos detalles pintorescos de estos movimientos fueron recopilados:3
Nunca tocaban la comida con sus dedos, sino que usaban dos pequeñas varas que ellos sujetaban con tres dedos.
Soplaban sus narices en papeles de seda suave del tamaño de una mano, que nunca lo usaban dos veces, así que ellos los arrojaban al suelo después de usarlos, y ellos estaban contentos de ver a nuestra gente alrededor precipitándose a recogerlos.
Sus espadas cortan tanto que ellos pueden cortar un papel suave poniéndolos sobre el filo y que el viento soplara sobre ellos.
Relaciones de Madame de Saint Tropez, octubre de 1615, Bibliotheque Inguimbertine, Carpentras
La visita de Hasekura a Saint Tropez supuso el primer contacto entre Japón y Francia.

Tras dos años de estancia en España, antes de proseguir su viaje a Francia, que continuó más tarde hasta Roma, algunos de los hombres de Hasekura decidieron quedarse en una ciudad próxima a Sevilla, Coria del Río, donde sus descendientes aún conservan el apellido Japón, según consta en las actas y archivos de su Ayuntamiento.

Fuente: Wikipedia.


Pastores africanos ya ordeñaban el ganado hace 7.000 años


Científicos británicos obtienen la primera prueba de producción láctea al hallar ácidos grasos de leche en una vasija


Un fresco encontrado en las montañas rocosas de Libia que data de al menos 7.000 años - ROBERTO CECCACCI

Los seres humanos domesticaban a sus animales y ya ordeñaban al ganado hace cerca de 7.000 años en el África subsahariana, según una investigación publicada en la revista «Nature» por un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Bristol (Reino Unido).
Mediante una serie de análisis a ácidos grasos extraídos de una vasija de cerámica sin esmaltar que fue excavada en un sitio arqueológico de Libia, el grupo de investigadores ha demostrado que la presencia de estas grasas confirma que la vasija era un elemento utilizado para procesar la leche.
Según el informe, se trataría de la primera evidencia de la producción lechera en el continente africano, realizada por pastores prehistóricos del Sahara en el quinto milenio.
Los animales domésticos eran importantes para estas personas: el arte rupestre grabado y pintado que se encuentra en toda la región incluye muchas representaciones vivas de animales, en particular los bovinos. Sin embargo, «no existía ninguna prueba directa de que estos animales fueran ordeñados, hasta ahora», señala Nature.
Los investigadores de la Unidad de Geoquímica Orgánica en la Escuela de Química de Bristol y de la Universidad Sapienza de Roma, estudiaron la cerámica vidriada que data de alrededor de 7.000 años atrás, que se encontraba en el refugio Takarkori en las rocosas montañas de Tadrart Acacus, Libia.
Examinaron los ácidos grasos conservado en el tejido de la cerámica, con el uso de biomarcadores lípidos y análisis de isótopos de carbono estable. Estos encontraron que la mitad de las vasijas habían sido utilizadas para el procesamiento de grasas lácteas. Esto confirma por primera vez la presencia temprana de ganado domesticado en la región y la importancia de la leche a su pueblo de pastores prehistóricos.
Julie Dunne, estudiante de doctorado en la Escuela de Bristol de Química y una de los autoras del estudio, dijo: «Ya sabíamos lo importantes que eran productos lácteos tales como leche, queso, yogur y la mantequilla, que puede ser varias veces extraída de un animal durante su vida útil, para el pueblo de la Europa neolítica. Pero es más emocionante encontrar una prueba de que también fueron significativos en las vidas de los hombres prehistóricos de África», reseña la nota oficial del informe.

Sahara verde

Además de la identificación de la temprana producción lechera en la África Subsahariana, esta investigación también proporciona información sobre la evolución del gen de la persistencia de la lactasa, que «parece haber surgido una vez que la gente prehistórica comenzó a consumir productos lácteos», ha señalado Dunne.
«El análisis molecular e isotópico de los residuos de alimentos absorbidos en la cerámica, sin embargo, es una excelente manera de investigar la práctica de la dieta y la subsistencia de los pueblos primitivos. Se trata de un enfoque de mis compañeros y yo hemos aplicado anteriormente para determinar correctamente la cronología de la producción lechera, a partir del Creciente Fértil del Cercano Oriente y la difusión en toda Europa», ha explicado Richard Evershed, co-autor y profesor de química en la Universidad de Bristol.
El Sahara era hace 10.000 años, un lugar más húmedo y verde. En cuyos habitantes era cazadores y recolectores que vivían una vida semi-sedentaria. Utilizaban la cerámica, la caza de animales silvestres y recolectaban cereales.
La situación cambió hace 7.000 y 5.000 años, cuando la región se volció más árida y la gente adoptó un estilo de vida nómada.

Fuente: http://www.abc.es/20120620/ciencia/abci-vasijas-vida-diaria-sahara-201206201801.html

Zodíacos en iglesias y catedrales.



El pasado domingo la prensa aragonesa se hacía eco de un hallazgo sorprendente: la aparición de un zodiaco hasta ahora desconocido en el ábside central de la catedral de Jaca, en Huesca.

El descubrimiento se produjo mientras Antonio García Omedes —experto en arte románico— estudiaba uno a uno los sillares que forman los muros del temple en busca de marcas de cantería.
Fue entonces cuando se percató de la existencia de seis sillares en los que se intuye —la piedra fue repicada en algún momento para ocultar las figuras— la presencia de sendos signos del zodiaco: tauro, acuario, sagitario, piscis y otros dos aún por identificar.
García Omedes ha llegado a la conclusión de que posiblemente el zodiaco completo estuvo en su día en el ábside original del templo, y que durante las últimas obras —datadas en el siglo XVIII— aquellos signos se consideraron "inadecuados", por lo que se ordenó su eliminación.
Aunque la presencia de zodiacos de este tipo en templos medievales no es algo extraordinario —de hecho es bastante habitual—, son muchos los turistas y fieles que se sorprenden al descubrir estos signos paganos en construcciones cristianas. ¿Cuál era su función?
Lejos de explicaciones fantásticas y pretendidos mensajes ocultos que algunos se empeñan en ver en estas singulares muestras de arte, los zodiacos de iglesias y catedrales tenían una función lógica para la doctrina cristiana, a pesar de su origen pagano.
Lo más habitual es encontrar estas representaciones en las fachadas de los templos, rodeando la imagen de Cristo. En estos casos, no es extraño que este vaya acompañado también por los doce apóstoles, de modo que la escena identifica a Cristo con el Sol, y a los apóstoles con los signos del zodiaco.
Los ejemplos más antiguos de zodiacos "cristianizados" datan del cristianismo primitivo, pues se han encontrado representaciones en algunas basílicas paleocristianas. Esta misma iconografía, idéntica, la encontramos en obras de arte de fines de la Antigüedad, en las que se representa a los dioses MitraFanes o Aiôn.
Estos aparecen enmarcados por la rueda del tiempo, con los doce signos del zodiaco representados en ella. En estos ejemplos paganos, el dios representado simboliza al "Señor eterno" que garantiza el movimiento sin fin y circular.
Estos ejemplos paganos tenían como función recalcar que la eternidad se produce como consecuencia de la sucesión infinita de los "retornos incesantes".
En el caso de Cristo, por el contrario, esta "rueda del tiempo" no es una alusión a un tiempo cíclico y circular, sino a que el tiempo se mueve solo hacia adelante, hacia una meta inevitable: la llegada del fin de los tiempos y la segunda venida de Cristo.
¿Cómo se produjo esta copia de elementos paganos por parte del arte cristiano? En los primeros siglos del cristianismo, la nueva religión rivalizaba con doctrinas paganas de gran importancia y difusión. Así que la naciente Iglesia vio con buenos ojos la idea de apropiarse algunas de las características de las divinidades de estos cultos paganos.
En el caso de los zodiacos, los cristianos de la época primitiva adoptaron esta iconografía de Mitra o Fanes sin cambios notables. Y así terminó pasando a templos posteriores, siendo frecuente su representación en iglesias y catedrales de época medieval, tanto en esculturas como en vidrieras.
Además del mensaje sobre la 'parusía' o segunda venida, la imagen de Cristo rodeado de signos zodiacales —y habitualmente también de los símbolos de los meses— transmitía también la idea de que el Salvador era el señor del Cosmos ('Cosmocrator') y del tiempo ('Cronocrator').
Tampoco es extraño que estos zodiacos aparezcan separados en dos mitades, representando el ciclo anual. Así, los signos "ascienden" desde el solsticio de invierno hasta el de verano, y luego "descienden" desde este hasta el de invierno.
A veces, estos puntos de "cambio" aparecen simbolizados en la puerta mediante la representación de los "dos Juanes": San Juan Bautista y San Juan Evangelista, cuyas festividades coinciden con las de los respectivos solsticios.
Esta representación de los "Juanes" adquiere entonces un mensaje claro. Ambos señalan dos momentos clave de la historia de Cristo: uno anunció su llegada —el Bautista—,  y otro vaticinó su segunda venida —el Evangelista — .
En definitiva, todos estos ejemplos suponen una muestra de la transformación que sufren los símbolos a lo largo de la historia. Las formas se mantienen, mientras que el significado va adaptándose a las nuevas creencias.

Fuente: yahoo.com
Imagen: Tímpano con zodíaco en Sta. María Magdalena de Vezelay, Francia. (Wikipedia).



El volcán que enfrió la Tierra en el siglo XIII.




La erupción, la mayor en los últimos 7.000 años, envió a la atmósfera grandes cantidades de azufre que reflejaron durante un tiempo los rayos solares.

Uno de los grandes misterios de la vulcanología narra la erupción de un volcán en el siglo XIII, una erupción tan fuerte -se considera una de las más potentes de los últimos siete milenios-, que incluso su nube de cenizas consiguió enfriar la Tierra. Los científicos tenían indicios de que este fenómeno había ocurrido, pero no sabían dónde ni tampoco cuándo con exactitud. Franck Lavigne, geocientífico de la Universidad de Panthéon-Sorbonne en Meudon (Francia), cree haber resuelto el misterio, aunque se muestra cauto. El investigador ha compartido sus datos y fotografías de los restos del supuesto supervolcán en un encuentro de la Unión Geofísica Americana (AGU), pero, según publicaScienceNews, se niega a identificar el nombre específico del volcán hasta que su trabajo sea publicado en una revista revisada por pares, el método que suelen emplear los científicos para hacer públicas sus conclusiones.
«Tenemos evidencias nuevas y sólidas de la mayor erupción volcánica en 7.000 años», afirma Lavigne. Al parecer, el volcán podría estar situado en Indonesia, que tiene más de 130 activos, aunque el vulcanólogo no ha confirmado este extremo.
La gran erupción ocurrió en la segunda mitad del siglo XIII -hasta ahora se ha datado en 1258- ya que núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida contienen enormes cantidades de azufre de esa época. Los anillos de los árboles, registros históricos y otras pruebas también desvelan que el planeta se enfrió poco después. La erupción arrojó partículas de azufre a la atmósfera superior que se extendieron por todo el mundo y reflejaron la luz solar, de manera que se produjo un enfriamiento temporal del planeta. Los principales candidatos a la erupción incluyen El Chichón en México, que también entró en erupción en 1982, y el Quilotoa, en los Andes ecuatorianos. Sin embargo, la composición química de las rocas de los volcanes no coincide con el azufre de 1258 encontrado en el hielo.

A más de 40 km de altura

En la reunión, Lavigne ha mostrado análisis geoquímicos de rocas de su volcán misterioso y, según él, coinciden casi perfectamente con la química del azufre polar. Además, Lavigne cree que la erupción se produjo antes, en primavera o el verano de 1257. Las simulaciones por ordenador que ha realizado sugieren que el volcán envió partículas a más de 40 kilómetros de altura que alcanzaron decenas de kilómetros a la redonda. La erupción habría alcanzado un 7 en la escala de explosividad volcánica que mide la magnitud de una erupción (El máximo es 8). Habrá que esperar para ver si la teoría de Lavigne se confirma y para conocer el lugar exacto de la supererupción.
Fuente: abc.es

El proceso de Zugarramurdi.




Desde que fue creado en el siglo XV por los Reyes Católicos, elTribunal del Santo Oficio de la Inquisición se encargó de perseguir todo aquello que constituía (según la fe católica) un peligro para la moral.
A lo largo de los siguientes cuatro siglos juzgaron y enviaron a millares de personas a presidio (en el mejor de los casos) y a la hoguera a otras muchas. Algunos historiadores apuntan a que la cifra podría estar cercana a los 200.000.
Pero hay un episodio bastante turbio en la historia de esa institución que ha dado para escribir miles de páginas; nos referimos al proceso a las brujas de Zugarramurdi, acaecido en 1610, bajo el reinado de Felipe III.
La Corona de Castilla tenía establecidos varios tribunales repartidos por la península y Canarias, siendo uno de los más activos el que se encontraba en la ciudad de Logroño. Desde allí los inquisidores Alonso Becerra Holguín y Juan Valle Alvarado vigilaban de cerca todas las conductas extrañas que eran denunciadas anonimamente.
Se les unió al tribunal el letrado Alonso de Salazar Frías, quien se dedicó a interrogar a todos aquellos que eran sospechosos de llevar a cabo actos de brujería.
Cuando tomó posesión de su cargo en 1609, ya estaba en marcha la investigación que se realizaba a un gran número de residentes de la localidad navarra de Zugarramurdi; un lugar en el que se concentraba un gran número de adoradores de Satán y practicantes de aquelarres, según declaraciones realizadas por una joven llamada María de Ximildegui.
Fueron llamados a declarar un total de 1384 menores y 420 adultos, todos ellos sospechosos de realizar presuntas actividades relacionadas con la brujería. Investigó uno por uno los casos, determinando quiénes realmente podían estar involucrados en esas prácticas y quiénes podían quedar libres. Fue un trabajo complicado y arduo, ya que los vecinos se inculpaban unos a otros, aunque la mayoría no tenían nada que ver con esos asuntos.
Finalmente 31 fueron las personas acusadas y que serían juzgadas en un Auto de Fe que determinaría si realmente estaban implicadas en el asunto de las adoraciones a Satán a través de aquelarres celebrados en los bosques de Zugarramurdi tal y como aseguraba María de Ximildegui.
El 6 de noviembre de 1610 comenzó el Auto de Fe, al que solo llegaron con vida 13 de los encausados, de los que seis fueron condenados a morir quemados en la hoguera y el resto a cadena perpetua.
Alfonso de Salazar mostró su disconformidad a que los acusados fuesen juzgados por el Tribunal de la Inquisición, ya que no había encontrado pruebas evidentes y suficientemente fuertes que pudiesen determinar que eran culpables.
A pesar de su oposición, el Auto de Fe siguió adelante y se llevó a cabo la ejecución de los seis acusados de brujería. Sus nombres eranDomingo de Subildegui, Graciana Xarra, Petri de Juangorena, María de Echatute, María de Arburu y María Baztán de la Borda.
Tras el caso, Salazar recibió el sobrenombre de"el abogado de las brujas" y su firme y férrea defensa por descubrir la verdad propició que en los futuros Autos de Fe celebrados por los tribunales de la inquisición se estudiase más a fondo los casos, ayudando a no acusar y quemar injustamente a miles de inocentes.
El asunto ayudó a promocionar la población de Zugarramurdi como uno de los centros de peregrinación de todos aquellos amantes del ocultismo y los temas afines a la brujería.

Fuente: yahoo.es
Imagen: Wikipedia.





El telescopio de Jan Brueghel el Viejo.





La invención del telescopio a comienzos del siglo XVII supuso un enorme avance para el desarrollo de la astronomía, pero su historia no está exenta de interrogantes. Entre ellos, el de quién fue su auténtico creador.
Sabemos, por ejemplo, que el óptico alemán Hans Lippersheysolicitó en 1608 la inscripción de una patente sobre un primitivo diseño de telescopio que, según sus propias palabras, servía para "ver cosas lejanas como si estuvieran cerca". Sin embargo, parece que su solicitud fue rechazada con el argumento de que esa idea ya estaba extendida en aquella época.
De hecho, los estudiosos conocen algunos textos del siglo anterior en los que ya se citaban lentes que permitían "acercar" lo que estaba a grandes distancias. En cualquier caso, y aunque otros personajes de la época se atribuyeron también la invención, parece ser que efectivamente Lippershey fue de los primeros en interesarse por las posibles aplicaciones prácticas —y comerciales— del artilugio.
Desde hace tiempo se sabe que Lippershey, seguramente buscando el apoyo de un personaje notable, regaló uno de sus artilugios nada menos que al archiduque Alberto VII de Austria —soberano de los Países Bajos españoles—, pues era un gran amante de la "filosofía natural" (una forma primitiva de nuestra ciencia actual).
Curiosamente, por aquellas fechas el artista flamenco Jan Brueghel el Viejo trabajaba como pintor de cámara del archiduque y, en una de sus pinturas ('Paisaje con vista del castillo de Mariemont', hoy en el Museo de Bellas Artes de Virginia, EE.UU.), realizada entre 1608 y 1612, aparece retratado un personaje mirando a través de una especie de telescopio o catalejo.
Todo parece indicar que esta fue la primera vez que un telescopio se representaba en una pintura. Pero además es muy posible —al menos así lo creen los investigadores Paolo Molaro y Pierluigi Selvelli, del Instituto Nacional de Astrofísica de Trieste— que el artilugio representado sea precisamente el que Lippershey regaló al archiduque.
Esa es la tesis que los dos italianos plantean en un sugerente trabajo publicado en el año 2008, bajo el título The mystery of the telescopes in Jan Brueghel the Elder's paintings (El misterio de los telescopios en las pinturas de Jan Brueghel el Viejo).
En el interesante estudio, Molaro y Selvelli explican además que aparecen distintos instrumentos ópticos en hasta cinco pinturas del artista flamenco. Sin embargo, es una de estas obras la que más llamó su atención.
Se trata de una pintura realizada en colaboración con su amigo Rubens, una Alegoría de la vistaque hoy se conserva en el Museo del Prado y que data del año 1617. En la tabla se reproduce un interior repleto de distintos objetos —muchos relacionados con la visión— y, entre las dos figuras, vemos un artilugio que es sin duda alguna un telescopio.


El misterio radica, según los investigadores italianos, en que el artefacto representado parece ser de tipo kepleriano, pero este tipo de telescopios no habría sido fabricados hasta algunos años después de que Rubens y su amigo Jan Brueghel pintaran la tabla.
Tal y como explican Molaro y Selvelli, los primeros telescopios empleaban una lente convexa y un ocular cóncavo. Fue Keplerquien sugirió en su obra 'Dióptrica' (1611) que el uso de dos lentes convexas supondría notables ventajas, pero hubo que esperar a 1631 para que el jesuita Christoph Scheiner hiciera una detallada descripción de un telescopio astronómico construido por él en su libro 'Rosa Ursina'.
Para llegar a la conclusión de que se trata de un telescopio kepleriano, los italianos se basan en el gran tamaño del artefacto —que estiman en unos 180 cms, según su cálculos—, mucho mayor que los empleados en aquel entonces, y por otra parte en las peculiares características del ocular.
Si los dos astrofísicos italianos están en lo cierto, ¿quién construyó el ingenio retratado en la pintura que se conserva en el Prado? El propio Scheiner aseguraba en su libro haber fabricado un telescopio kepleriano, pero todo parece indicar que no lo hizo hasta después de 1624.
Otro erudito de la época, el italiano Francesco Fontana, afirmaba en uno de sus textos, fechado en 1646, que había fabricado un telescopio astronómico nada menos que en 1608. Sin embargo, no hay forma de probar que su creación acabara en manos del archiduque.
Unos documentos conservados en el Museo Estatal del Tirol podrían, por suerte, aclarar parte del misterio. En ellos se detalla que Maximiliano III, hermano del archiduque Alberto, poseía varios telescopios con dos lentes convexas hacia 1615. Es bastante probable que, conociendo el interés de su hermano por aquellas cuestiones, le hubiera regalado alguno. La cuestión sigue siendo, ¿cómo los consiguió él?

Fuente: yahoo.es