Descubriendo Coimbra (Portugal)


Aquí donde estas piedras martilleadas
En forma de conjuro y de trampilla,
De estatuas y columnas disfrazadas,
La luz me prometieron, con el pan.
Aquí, donde el silencio más profundo
Bajo el paso del hombre se tornó:
Ni primero aquí hubo ni segundo,
Fue Dios llamado aquí y no habló.

@José Saramago

Coimbra sabe a libro, a estudiante, a luz, a vida... es una ciudad que te acoge sin mirar de donde vienes y quien eres. Es una ciudad universal y viva. Su río es un reflejo de plata donde se mira todas las noches la luna... Estuvimos aquí varios días con nuestros hijos en un viaje por varias ciudades de Portugal, para conocer este país vecino y hermano. La biblioteca no os la podéis perder... es algo inigualable y que no la podéis paladear en ningún otro sitio. Ya tenéis otro sitio que visitar.... Os invito a que os llevéis un buen libro de poemas y os sentéis en la ribera de su río Mondego o en cualquier plaza recoleta donde escuches la melodía de un fado, con una copa de vino del país... y tranquilamente podréis oír el rumor de sus hojas, el paso de sus gentes y la caricia de su brisa...
De momento os contaré algo de su historia y su entorno. Venir... os la enseño.

Coimbra es la tercera ciudad más grande de Portugal. Es una antigua ciudad universitaria, famosa por sus calles sinuosas y casas colgantes donde hoy más que nunca sigue sonando el viejo 'fado'.

Sé Velha (la Catedral Vieja) del siglo XII, el Museo Machado de Castro en el Palacio del Arzobispo, la Iglesia y Monasterio de la Cruz Santa, y la Universidad, una de las más antiguas de Europa, son algunas de las joyas con las que nos brinda Coimbra.

Coimbra está en el circuito de la Costa de Plata. En la ciudad se ubica una de las primeras universidades de Europa. La tradición universitaria es visible en los días de hoy no solamente en los monumentos, como la propia universidad que posee una riquísima biblioteca, como en las costumbres estudiantiles.

En varios días del año, los estudiantes conmemoran fechas puntuales. Se visten con ropas que vienen de la tradición y celebran con las costumbres de sus ancestros.

Las calles y callejuelas de Coimbra llevaban a castillos y a iglesias de siglos pasados. Pero sobre todo remiten a los tiempos históricos que fueron los que le dieron forma.
Al sur de Coimbra y sobre la carretera A1, una de las más importantes carreteras de Portugal, se encuentra Fátima. Muy visitada en este año del Jubileo, Fátima se hizo famosa por la aparición de la virgen a los tres pastores. La ciudad vive de esta revelación y los peregrinos acuden en gran número.

Coimbra, ciudad llena de encanto y ensoñación, de nostalgia y romanticismo, cuna de las ciencias y de las letras e inspiradora de muchos poetas. Ciudad dividida en dos, Coimbra ha conservado en su parte Alta su vertiente más intelectual coronada por su vieja universidad, mientras que en la Baja, a orillas del Mondego, se desarrolla un espíritu más comercial sin renunciar por ello a los placeres de esta ciudad.

Coimbra ha sido la primera capital de Portugal hasta el siglo XIII, y en la actualidad es su tercera provincia en importancia. Se la conoce como ciudad del Fado y de la Universidad, y ha sido inspiración de muchos poetas convirtiéndola en centro de las artes y de las letras. Siendo ciudad de tradición universitaria, en mayo sus estudiantes festejan el final del año académico con la Queima das Fitas: celebración en que queman las cintas del color de la facultad a la que pertenecen.

Muchos de los estudiantes conservan antiguas tradiciones y es común ver a alguno de ellos envueltos en togas negras con tantos tijeretazos como decepciones amorosas han tenido.

En el casco antiguo de Coimbra se distinguen la ciudad Alta, que es el barrio universitario, de la ciudad Baja, donde se encuentran los comercios.

Es una ciudad con aire melancólico, llena de romanticismo y de leyendas, levantada a orillas del río Mondego. Su más afamado monumento es sin duda su Vieja Universidad, fundada en 1290, que domina la ciudad Alta y que se distribuye alrededor del Patio das Escolas, que contiene además diversas aportaciones barrocas como una torre de reloj y una estatua de Joao III.

Enfrente de esta torre se encuentra la capilla revestida de azulejos y una espléndida biblioteca de estilo barroco. La Universidad es además un excelente mirador desde el que puede contemplarse toda la ciudad. Desde lo alto de este lugar se pueden divisar los conventos gemelos de Santa Clara: Santa Clara -a- Velha y Santa Clara -a- Nova. En el primero fue donde en un principio fue enterrada doña Inés, cuya tumba fue colocada al lado de la de la reina santa Isabel, fundadora del convento y patrona de Coimbra.

En Santa Clara -a- Nova se encuentra actualmente la tumba de Isabel, una de las joyas que hacen que valga la pena visitarlo junto al Claustro, no obstante, ahora junto a las celdas de las monjas se encuentra un cuartel del ejército portugués que hace manifiesto de su presencia en el museo militar, en el que se exponen fragmentos y bombas intactas recuperadas de la II Guerra Mundial.

Una parada obligatoria es el paseo por el parque temático Portugal dos Pequeninos, construido en la década de 1950 con maquetas en miniatura con los principales edificios del país. A poca distancia de este parque se encuentra La Quinta das Lágrimas, un palacete barroco convertido en hotel de lujo, con hermosos jardines donde brota una fuente, que según la tradición, mantiene vivo el recuerdo del lugar donde fue asesinada doña Inés de Castro, amada del monarca don Pedro y que llegó a reinar después de morir.

Otra maravilla de esta ciudad es su Jardín Botánico donde pueden apreciarse plantas procedentes de diversas partes del globo, y al lado de este paraje se pueden contemplar las impresionantes ruinas del Aqueducto de São Sebastião, construido en el siglo XVI.

Coimbra está enmarcada por dos catedrales: la Sé Velha ( Catedral Vieja), uno de los edificios románicos más importantes de Portugal, y la Sé Nova ( Catedral Nueva), una fundación religiosa de los jesuitas y que en 1772 sustituyó a la Sé Velha. Bajando desde la nueva catedral se encuentra el Museu Machado de Castro, que ocupa el antiguo Palacio Episcopal, y cuya belleza vale por sí sola la visita.

En el pie de la colina se está la Iglesia de Santa cruz, que ha sido remodelada infinidad de veces a lo largo del tiempo y se caracteriza por su exuberante fachada y la extraña doble puerta, pero lo que más llama la atención de este edificio es el Claustro del Silencio.

En los alrededores de Coimbra, pueden apreciarse otros lugares de interés, como por ejemplo Conimbriga, que se encuentra al sur y es el asentamiento romano más importante de Portugal; cerca se halla también la localidad de Buçaco, famosa por su Parque Natural creado en el siglo XVII por los monjes Carmelitas; y al oeste se halla Figueira da Foz, que se presenta como una de las ciudades más animadas de la costa occidental.

Para moverse por la ciudad, el casco antiguo de Coimbra se puede visitar a pie, y dada la complejidad e inaccesibilidad de casi todas sus calles situadas en la cuesta de la colina se ofrece como la única opción. Los autobuses 3 y 26 permiten hacer una visita turística por sus calles y visitar los principales puntos de interés. Los taxis son un modo de desplazarse económico, ya que casi siempre se trata de distancias cortas.

También consta de tres estaciones de ferrocarril: Coimbra A, Coimbra B y Coimbra Parque; la primera se halla en pleno centro, en Coimbra B paran los trenes expresos, y Coimbra Parque recibe los trenes con origen y destino Lousã. Buena parte de los alojamientos se encuentran cerca de la estación de Coimbra A, pero pueden encontrarse alternativas económicas a las pensiones y hoteles en el albergue de juventud y el cámping, aunque ambos están bastante apartados del centro urbano.

Coimbra es una ciudad en la que merece la pena detenerse para descubrir sus múltiples atractivos históricos que se levantaron a raíz de ser la primera capital del país, así como por tener la primera institución universitaria lusa, cuya andadura comenzó en 1290. Sobresale su barrio antiguo, de calles empedradas, que se encarama sobre una colina que acaricia el río Mondego. Una ciudad cuya piel la componen piedras viejas que se alimentan de la juventud y vitalidad de los miles de universitarios que, sorprendentemente, aún mantienen costumbres centenarias.

No por tener un cierto aire provinciano, Coimbra no deja de ser una ciudad importantísima en la historia de Portugal. Destacan los asentamientos de los romanos y el honor de ser la primera capital del país, título que ostentó entre los siglos XII y XVIII, pasando posteriormente la titularidad a Lisboa. Estas épocas doradas dejaron una profunda huella entre sus calles.

Coimbra es la tercera ciudad del país, tras Lisboa, la capital, y Oporto. A pesar de ser la tercera en discordia, su tamaño es considerablemente menor que sus predecesoras. Ordenada en un casco urbano manejable, habitado por menos de cien mil personas, para el viajero el entorno se puede saborear en un par de días.

El casco antiguo, henchido de palacios, capillas e iglesias, se distribuye en una colina en cuya cumbre están las dependencias universitarias históricas, una de las visitas inevitables de la ciudad. La Universidad marca el ritmo de las pétreas arterias de la ciudad, una institución que se fundó en Coimbra en 1290 y que ha convertido a esta urbe en un centro internacional de la sabiduría. Una academia de las letras y las ciencias que ha marcado el prestigio de la urbe, cuya fama universitaria se extendió por todo el viejo continente.

Al igual que sus dos hermanas mayores de Lisboa y Oporto, cuyas urbes las divide el Tajo y el Duero, su centro urbano está fraccionado por un torrente, el río Mondego, que, además, goza del privilegio de ser el de mayor caudal que nace y muere únicamente en territorio portugués. En un pequeño muelle se puede coger un barco que realiza recorridos turísticos de aproximadamente una hora. Una ruta que permite conocer otra perspectiva visual del entorno y que supone un agradable paseo fluvial por estas tranquilas aguas.

Como todas las ciudades, Coimbra tiene un perfil, una cara femenina. En este caso el de una elevada colina, que asciende con la inagotable rozadura de edificios y su parte más baja la humedece el Mondego. Dicho altozano lo corona una alargada torre barroca, en la que resalta un enorme reloj, cuyas campanadas horarias marcan el ritmo de la ciudad y de la llegada o salida de las aulas.

Uno de los lugares donde gozar de la mejor vista de esta silueta, que dibuja la zona histórica, es desde la parte baja de la ciudad, en el puente de Santa Clara. Desde su barandilla, se vislumbra el contorno de la colina transformada por las casas y edificios, un vetusto barrio que escalona vertiginosamente hasta la cumbre.

Subida al patio de la Universidad.Para alcanzar esta cima tienes dos posibilidades. La más recomendable, y casi obligatoria para el buen viajero, es subir a pie por las estrechas y empinadísimas callejuelas, ya que al paso irás descubriendo los recovecos y ángulos más antiguos de esta ciudad plagada de historia, así como los detalles de sus fachadas recubiertas de azulejos.

Otra opción es acceder a la cumbre de la ciudad en autobús urbano, algunos de ellos trolebuses, que como sabrás son curiosos autocares que se mueven con la energía eléctrica que les proporciona un cableado que discurre por el recorrido, similar a los tranvías pero sin raíles. Un transporte pintoresco y único en la península Ibérica, pionero del ecologismo y que evita la contaminación ambiental y acústica.

No te lo pienses y sube a pie, te lo recomendamos. Tu recorrido empezaría en la plaza de Largo de Portagem, junto a la zona comprendida entre el río, puente de Santa Clara y la oficina de Turismo. Puedes entrar en esta dependencia antes de empezar tu recorrido. A escasos metros hay que entrar en la calle comercial de Ferreira Borges, un lugar donde abundan las pastelerías y los cafés, y donde podrás degustar los famosos dulces de Santa Clara.

A la derecha de esta calle, pronto aparece el Arco de Almedina, un resto de la antigua muralla medieval, donde hay que torcer para subir a la zona vieja. Aquí, con las primeras empinadas escaleras, empieza la verdadera escalada a la cumbre de la cima. Poco después aparece una enderezadísima calle conocida como Quebra Costas, (rompe costillas en castellano), que fatigará tus piernas, pero merece la pena sortear esta cuesta de escaleras para llegar a las inmediaciones de los principales monumentos de la urbe. El nombre de “rompe costillas”, aunque exagerado, simboliza su desnivelado nivel, que seguro que te producirá algún que otro jadeo.

Paso a paso, se llega hasta la llamada Sé Velha, la Catedral Vieja, que recuerda algo al monumento del mismo nombre de Lisboa. Construida en el siglo XII, se caracteriza por un estilo románico que asemeja una fortaleza por sus almenas, ya que los portugueses amurallaban sus monumentos para protegerlos de los ataques árabes. La visita a este antiguo templo religioso impregna de historia contemplando túmulos, capillas o azulejos, pero no te olvides de entrar en su claustro de estilo gótico, previo pago de una pequeña cantidad, por aquello de contribuir a su mantenimiento.

Museo Machado y descenso a los pilares romanos.Una calle más arriba está el museo Machado de Castro, situado en una bella residencia episcopal, muy próxima a plaza donde se levanta la Sé Nova, una catedral de estilo barroco más moderna que la Sé Velha, que también reclama una visita.

Dentro del museo Machado se exponen diversos tesoros barrocos, flamencos o renacentistas, recibiendo al viajero con un gran carruaje antiguo en la antesala. Aunque no pienses entrar al museo, también puedes pasar al patio central al aire libre que precede a la entrada principal. Allí, desde un mirador, se goza de una buena perspectiva del enjambre de casas viejas que componen el barrio histórico, mientras un pasadizo semicubierto, que comunica edificios, adornado con pilares y arcos que llaman la atención por su valor arquitectónico.

En los sótanos de este museo se conserva de manera impecable un criptopórtico romano del siglo I. ¿Qué es un criptopórtico? Eran los graneros subterráneos y pilares del forum o plaza pública. Se descienden unos metros bajo tierra para admirar unos pasadizos de piedra que se conservan en impecable estado de conservación, y que se dice que son de las más impresionantes en su género de toda Europa.

Entre los apagados túneles de este criptopórtico, donde se respira un fresco ambiente como el de unas bodegas de vino, también se exponen entre los túneles piezas sueltas de la época romana, como esculturas o grabados en piedra.

¡Increíble pero cierto! Al contrario que en casi todos los museos del país, no se cobra por entrar en este lugar, que personalmente me pareció un monumento romano muy destacado y que destaca sobre todo por conservarse en impecable estado de conservación, por momentos parece recién construido.

Llegada al paraninfo de la sabiduría.Muy cerca de este museo, tras una corta cuesta, queda el Patio de la Universidad. Una plaza en la que se sitúan los monumentos históricos de esta institución y que es la visita inevitable en Coimbra, lugar de encuentro de los foráneos en el que se mezclan turistas de todo el mundo.

Antes de acceder a esta plaza, rodeada por la arquitectura histórica de la Universidad, se produce un brutal contraste, provocado por la discordante convivencia de estas piedras seculares con las modernas facultades levantadas en los años 40 del siglo XX, durante el Gobierno de Salazar. Este dictador Portugués no tuvo reparos en destruir parte de la zona vieja para levantar estos edificios. Una paradoja: Salazar estudió en derecho en Coimbra, el propio universitario destruyó parte de la invalorable zona vieja de la ciudad en la que pasó su mejor juventud.

La arquitectura de estas nuevas facultades se inspira en la estética del fascismo europeo del siglo XX, sobre todo por la gran cantidad de estatuas que aparecen por todos los rincones y en las escalinatas principales de los edificios, que guardan similitud con la estética nazi y las famosas olimpiadas de Berlín de 1936.

El acceso al conocido Patio de la Facultad se hace por una única puerta, la famosa Porta Férrea. Construida en 1633, y ornamentada en un estilo renacentista, tras su paso se accede a la gran plaza en la que abundan edificios monumentales: colegios históricos, capillas, museos o la facultad de derecho. Por fin, el viajero llega hasta la famosa torre de la Universidad, cuyas manecillas ha visto por todos los recovecos de Coimbra, y que se conoce popularmente como ”cabra”. Sus campanadas horarias marcan las entradas a las cercanas aulas. Diseñada en estilo barroco, es el emblema de la ciudad y supone el punto más alto del barrio antiguo.

Biblioteca del saber antiguo.Las dependencias universitarias, convertidas en un museo para viajeros y curiosos, se pueden visitar, pero pasando antes por el pago en taquilla. Quizá, un recorrido por todas las instalaciones puede llevar mucho tiempo, por lo que la mayoría de los visitantes optan por una visita más corta y, por tanto, más barata: la de la prestigiosa y artística Biblioteca Joanina.

Este guardián de la sabiduría escrita resguarda más de 300.000 libros antiguos, escritos en varios idiomas, incluido el castellano antiguo, cuyas centenarias hojas solamente las pueden consultar reconocidos investigadores.

Una vez en el interior de esta histórica biblioteca, que se construyó en 1724, podrás admirar una auténtica joya arquitectónica. Un conjunto monumental que supera el concepto de simple rinconera de libros, para convertirse en un artístico templo de la cultura. Ornamentada con tallas, frescos, pinturas y muebles antiguos, en sus tres amplios salones se apiñan de manera increíble esta abundancia de libros antiguos en robustas estanterías, fabricadas con maderas exóticas de las colonias portuguesas.

Si optas por no entrar en las viejas dependencias universitarias, también se pueden dejar pasar los minutos contemplando las antiguas fachadas arquitectónicas de estas monumentales construcciones en la gran plaza. En las escalinatas, se sientan los turistas para descansar de las cuestas, mientras contemplan con curiosidad a los estudiantes vestidos con sus capas tradicionales. Los universitarios venden postales a los visitantes para sufragar sus fiestas juveniles y el acto de licenciatura. En tu paseo por la ciudad no será difícil ver a grupos de estudiantes con estas capas, con motivo de alguna celebración o por el afán de mantener el clasicismo de esta institución.

Ambiente universitario de otros tiempos. Coimbra y los jóvenes estudiantes forman un binomio inseparable. Con todo ser una ciudad antigua e histórica, plagada de edificios vetustos y artísticos, los estudiantes impregnan un aire nuevo a estas viejas calles cansinas del tiempo.

Una de las costumbres arraigadas entre los estudiantes es la creación de las “Repúblicas”, que no dejan de ser unos locales de estudiantes, un centro común para reunirse en estos pisos privados o locales donde organizar fiestas, actividades políticas o culturales o, tan sencillo como fomentar la amistad entre estudiantes de una misma región portuguesa.

Aún siendo lugares reservados, algunos viajeros intentan entrar en estas “Repúblicas” para establecer lazos. Acceder a estos clubes no se puede programar como la entrada a un museo, el permiso para conocer estos locales dependerá de la buena disposición de ambas partes.

Otra costumbre que marca la tradición de la institución universitaria en Coimbra es la fiesta de la Queima das Fitas. Una ceremonia estudiantil colectiva, que se celebra en mayo, en la que los licenciados, que visten sus mejores galas, queman sus cintas de color. Cada carrera universitaria tiene asignada su propia tonalidad. El fuego purifica todos los atrancos de la carrera y supone un símbolo del fin de los estudios. Miles de estudiantes, familiares o simplemente curiosos turistas, se congregan en el día de su celebración.

De bajada de la Universidad, Coimbra también tiene su zona comercial en la que pasear y realizar compras. Un descanso para tomar café en sus pastelerías, mientras se paladean los dulces de Santa Clara u otras especialidades de la variada repostería portuguesa.

En tu ruta por la ciudad no descuides visitar la bella iglesia de Santa Cruz, situada en la plaza 8 de mayo, rodeada por cafeterías con terrazas llenas de estudiantes tertulianos. El templo se remonta al siglo XII y su fachada está rebozada con una llamativa portada renacentista del siglo XVI. En su interior reposan los restos de algunos reyes portugueses.

Publicado por José María Alfaro Roca
Fuente: http://rciudadesdelmundo.blogspot.com

Información sobre Coimbra (Portugal):

- Coimbra (información turística)

- Guía de Coimbra

- Artículo sobre Coimbra

Conocer Aveiro (Portugal)


Las primeras menciones que hacen referencia a la ciudad datan del siglo X, pero hasta el siglo XIII no es elevada a la categoría de villa. En aquella época, la población se agrupaba en torno a la iglesia principal consagrada a San Miguel Arcángel, aunque este edificio no existe actualmente.

La buena situación geográfica de Aveiro ha beneficiado su crecimiento. Las salinas,que abundan en aquella zona, la pesca y el comercio marítimo han constituido la base económica de la ciudad.

En 1759, Aveiro se convierte en ciudad y unos años después se convierte en sede de la diócesis que lleva el mismo nombre. En el siglo XIV, llegan a la ciudad nuevas mejoras debido a sus condiciones. Hecho que la impulsará a ocupar, actualmente, un lugar destacado en el contexto económico nacional.
A finales del siglo XVI, y principios del XVII, la inestabilidad de la vital comunicación entre la ría y el mar, llevó al cierre del canal, impidiendo el uso del puerto y creando condiciones de insalubridad, provocadas por el estancamiento de las aguas de la laguna, causas que provocaron una gran disminución del número de habitantes muchos de los cuales emigraron, creando pueblos sanatorios a lo largo de la costa y consecuentemente se creó la base de una crisis económica y social. Fue, sin embargo y curiosamente en esta fase de recesión cuando se construyó uno de los templos más notables, "La Iglesia de la Misericordia". Hoy en día estos pueblos sanatorios continúan existiendo, ahora como barrios del extrarradio aveirense, Gafanha de Nazaré, Gafanha da Enacarnaçao, etc.
La Ría de Aveiro es considerada por muchos como una de las más hermosas e importantes de Portugal. Se extiende, en su interior, en un sentido paralelo al mar, cercana a la costa del Océano Atlántico, en una longitud de 47 km. Tiene una anchura de 11 km, de este a oeste y llega desde Ovar hasta Mira en sentido Norte-Sur. La ría es el resultado de la retirada del océano Atlántico, lo cual ha generado franjas costeras que, desde el siglo XVI, formaron una laguna que es uno de los accidentes fluviales más importantes y bellos en toda la costa Atlántica.

La Ría se compone de cuatro grandes canales ramificados que rodean una serie de islas e islotes. En esta ría desaguan los ríos Vouga, Antuã y Boco, teniendo como única comunicación con el mar un canal entre Barra y S. Jacinto, permitiendo el acceso al puerto de Aveiro a embarcaciones de gran calado. La Ría es rica en peces y aves acuáticas, y ofrece un lugar perfecto para todos los deportes acuáticos.

Adjunto guías y mapa de Aveiro en nuestra Biblioteca Oficial:

- Guía de Aveiro

- Mapa de Aveiro

La terrorífica 'calle del perro', la zona de la Gran Vía por la que nadie quería pasar

Los Doce Trabajos del Hércules, obra de Enrique de Villena
Un enorme mastín custodiaba la casa del noble pensador Enrique de Villena, acusado de hereje y apresado por la Santa Inquisición en el siglo XV

La moderna y cosmopolita Gran Vía que hoy conocemos nació en 1910. Su pasado más lejano, en cambio, esconde los vestigios y supersticiones propios de la época en la que se sitúa este relato. Cerca de la plaza de Callao, en el siglo XV, una callejuela oscura y estrecha se elevó en la Villa de Madrid como uno de los lugares a evitar, conocida coloquialmente como «la calle del perro».
En la calle, siempre observada y analizada de soslayo, con una prudencia miedosa, un enorme mastín de color negro custodiaba la entrada a una casa, lúgubre y misteriosa, considerada por los vecinos como una ventana al infierno.
Era el hogar del defenestrado Enrique de Villena, hijo de Pedro de Aragón y Juana de Castilla y, otrora, Maestre de Calatrava. Villena, docto en letras, medicina y astrología, nunca alcanzó la posición que su linaje y sus conocimientos adivinaban. Fue repudiado en la corte y señalado como un hechicero, un «medium» atrapado entre dos mundos. La estimación demoníaca de su casa y del perro guardián, del que se decía que en sus ojos y fauces se hallaba el Mal, remitía, por un lado, a la atribución de que allí se practicaban ciencias ocultas y el animal aseguraba el acceso.
Por otro, a una leyenda que situaba a Enrique de Villena como discípulo del Diablo en una cueva de Salamanca, donde él y otros alumnos eran instruidos en lecciones de magia negra, adivinación y nigromancia. Ambas supersticiones, evidentemente, eran fruto de la ignorancia y del miedo calculado y administrado a la plebe, que permeabilizó la decisión de la Santa Inquisición de estigmatizar al autor como un hereje.
Objetivo de la Inquisición Villena, creador de numerosos escritos y estudios, fue perseguido y condenado por la Inquisición. Su valiosa obra, centrada en el análisis del Hombre, fue quemada junto al acopio de libros en árabe, griego o hebreo, entre otros, que había hecho a lo largo de su vida.
Prohibido por la Iglesia, su legado quedó arrasado mientras él, enfermo, fue internado en un penal. Fallecido en Madrid en 1434 por unas fuertes fiebres, hay constancia, a pesar del esmero de sus captores, de varios de sus trabajos. Destacan Los 12 trabajos de Hércules, donde trata todos los niveles sociales de la época, y el Tratado sobre la lepra y la peste.

Visto en: www.abc.es

Descubierto un monumento más antiguo que las Pirámides y Stonehenge en Israel

Un estudiante de doctorado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, llamado Ido Wachtel, descubrió un monumento de piedra, en forma de media luna, que data de hace 5.000 años.

Según señalan piezas de cerámica excavadas en la estructura, las fechas de su creación comprenden el 3050 y 2650 antes de Cristo, lo que significa que se construyó antes que las pirámides de Egipto.
Puesto que la noticia fue publicada hace ya varios meses, hemos querido destacar este hallazgo por su importancia para la historia y la arqueología actual.

Enlace a la noticia en la Red Española de Historia y Arqueología: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/existe-un-monumento-mas-antiguo-que-las-piramides-de-egipto-en-is

Semana Santa: destinos para hacer una escapada en España


Se va acercando la primavera y con ella también la esperada Semana Santa, para la mayoría unos días de descanso en los que poder descansar, pasear o aprovechar para organizar alguna escapada. Os proponemos algunos destinos españoles donde poder pasar el puente.

Sevilla

Es, por excelencia, una de las ciudades de España donde más y mejor se viven estas fechas. No solo por la alegría y  belleza de la ciudad que son constantes durante todo el año, si no  por el carácter tan devoto de los habitantes que llenan con tanto sentimiento y espiritualidad esta fiesta religiosa. Un sinfín de procesiones inunda todas sus calles y son muchísimos los extranjeros que viajan a esta ciudad solo y exclusivamente para vivir la experiencia. Todas las cofradías y hermandades se dan cita en estos días con sus costaleros, nazarenos y los famosos “pasos” de cada una, conmemorando la pasión y muerte de Jesucristo. La música tampoco falta, las saetas de fondo y la música de las bandas que acompañan la procesión llenan el ambiente de un absoluto silencio.  La noche del Viernes Santo se da cita la famosa Madrugá con la hermandad del Silencio, el Cristo del Gran Poder, la Macarena o la hermandad de los Gitanos.

Islas Canarias

Otro tipo de plan diferente para los que busquen playa y  relax. Visitar las islas en esta época del año nos asegura el buen tiempo y el poder disfrutar de unos días de descanso como si fuese verano. Cada isla tiene su encanto, Lanzarote por ejemplo goza de mucha tranquilidad y es perfecta para unos días de descanso con sus bonitos paisajes y playas. En Fuerteventura encontraréis las mejores playas de todo el archipiélago como la de Sotavento que merece la pena visitar. La Isla de Gran Canaria es una de las más visitadas, con playas como la de Maspalomas rodeada de desierto o la playa de Las Canteras, ideal para relajarse con un placentero baño en el mar. Ya que son muchas las personas en busca del buen tiempo en estas fechas es importante reservar con un poco de tiempo para encontrar buenas ofertas en billetes de avión y alojamiento.

Valencia

Visitar esta ciudad en Semana Santa es el plan perfecto no solo por la belleza que nos ofrece esta ciudad su mar y su gente, sino porque además en muchos de los pueblos marineros de los alrededores se celebran estas fechas como la Semana Santa Marinera. Más de 30 cofradías salen por las calles para conmemorar estos días. En cuanto al alojamiento, como en casi todas las ciudades principales en estos días, es conveniente reservarlo con antelación. Para llegar, dependerá de vuestras necesidades pero si solo vais a pasar un fin de semana una de las opciones más económicas y cómodas para desplazarse es el tren. En la web podéis ver las diferentes combinaciones de trenes desde Madrid a Valencia si viajáis desde la capital o desde cualquier otro punto de España pudiendo consultar además los horarios de cada tren.

Cáceres

Una oportunidad ideal para poder visitar Extremadura en estas fechas y envolvernos en la historia y tradiciones que nos ofrece. Desde el año 2011, la Semana Santa en esta tierra fue declarada de Interés Turístico Internacional. Con un total de 12 cofradías, destaca la Hermandad de Cristo Negro que sale en procesión por las calles más antiguas de Cáceres en un absoluto silencio y con el único ruido de una campana. Una ocasión perfecta para conocer las costumbres de estos pueblos y desconectar de la rutina diaria.

Nuevos fósiles revelan diversidad en la estructura ósea de los ancestros humanos, y no sólo en el rostro

Foto: Restos de un fémur y una pelvis de 1,9 millones de años de antigüedad.

Recientemente, una investigación publicada sobre la evolución humana había revelado que los primeros ancestros humanos ostentaban diferencias significativas en el rostro. Pero ahora,una investigación de la Universidad de Missouri-Columbia, y su equipo internacional de colaboradores, han hallado que estas primitivas especies humanas también diferían en otras partes de sus esqueletos y tenían formas corporales distintas.
El equipo de investigación encontró fósiles de una pelvis y un fémur, de 1,9 millones de años de antigüedad, pertenecientes a un temprano ancestro humano en Kenia, los cuales revelan una mayor diversidad en el árbol de la familia humana de lo que antes creían los científicos.
"Lo que estos nuevos fósiles nos están diciendo es que las primeras especies de nuestro género 'Homo', fueron más distintivas de lo que pensábamos. Ellos diferían no sólo en sus rostros y en las mandíbulas, sino también en el resto de sus cuerpos", dijo Carol Ward (izquierda), profesora de patología y ciencias anatómicas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Missouri.
"La antigua representación de la evolución lineal del mono al ser humano, con pasos individuales en el medio, se está demostrando inexacta. Estamos encontrando que la evolución parece haber experimentando con diferentes rasgos físicos humanos en diferentes especies antes de acabar en el 'Homo sapiens'."

Tres especies primitivas, que pertenecen al género Homo se han identificado con anterioridad a los seres humanos modernos, u Homo sapiens. El Homo rudolfensis y el Homo habilis fueron las
primeras versiones, seguidas por el Homo erectus y luego el Homo sapiens. Debido a que los
fósiles más antiguos de Homo erectus que han sido hallados tienen sólo 1,8 millones de años de antigüedad, y ostentan una estructura ósea diferente que los nuevos fósiles encontrados, Ward y su equipo de investigación concluyen que éstos últimos son de Homo rudolfensis o de Homo habilis. Ward dice que estos fósiles muestran una diversidad en las estructuras físicas de los ancestros humanos que no ha sido vista anteriormente.
"Este nuevo espécimen tiene la articulación de la cadera como todas las demás especies de 'Homo', pero también tiene una pelvis y un fémur más delgados en comparación con el Homo erectus. Esto no significa necesariamente que los primeros ancestros humanos se movieran o vivieran de manera diferente, pero sí sugiere que eran una especie distinta, la cual podría haber sido identificada no sólo mirando su rostro y mandíbulas, sino también observando la forma de su cuerpo.
Nuestros nuevos fósiles, junto con otros ejemplares que se han obtenido durante las últimas semanas, nos dicen que la evolución de nuestro género se remonta a mucho antes de lo que pensábamos, y que muchas especies y tipos de primeros seres humanos coexistieron durante aproximadamente un millón de años, antes de que nuestros antepasados ​​se convirtieran en la única especie 'Homo'", dice Carol Ward.

Un pequeño trozo de fémur fósil fue descubierto por primera vez en 1980, en el sitio de Koobi Fora, en Kenia. UN proyecto de investigación de Meave Leakey (izquierda) regresó al lugar con su equipo en 2009 y descubrió los restos del mismo fémur y de la pelvis que le correspondía, demostrando que ambos fósiles pertenecían al mismo individuo de hace 1.900.000 años individuales.

Fuente: Universidad de Missouri | Nathan Hurst