Un reciente estudio sugiere que primitivos humanos se dispersaron por el sureste de España a través del Estrecho de Gibraltar

Una vista del interior de Cueva Victoria, Murcia.

Al usar lo último en metodologías de datación, un equipo de científicos ha obtenido o confirmado un intervalo de fechas entre ~ 0,9 - 0,85 millones de años en el que especies de monos del Viejo Mundo (como el Theropithecus) y especies tempranas de humanos ocuparon la caverna denominada Cueva Victoria, Murcia, en el sureste de España.

Es un lugar no muy lejos de donde muchos científicos han planteado la hipótesis de que los seres humanos pudieron haber cruzado hacia Europa desde el norte de África a través del Estrecho de Gibraltar, en un momento en el que el nivel del mar era lo suficientemente bajo como para proporcionar un puente de tierra entre los dos continentes.

Mediante el uso de paleomagnetismo, uranio-torio, y técnicas de datación bioestratigrafica de vertebrados, Luis Gibert (izquierda), de la Universidad de Barcelona, junto con otros colegas de varias instituciones, llevó a cabo un análisis de muestras obtenidas en brechas fosilíferas así como en depósitos de la cueva.

Sus resultados muestran que la evidencia fósil de la presencia del Theropithecus está limitada a un rango temporal entre 0,9 y 0,85 millones de años. Una datación similar se ha obtenido a través de estudios anteriores realizados en Cueva Negra, en la misma región de España, la cual contiene evidencias fósiles de primeros humanos (Homo) asociados con lo que se considera que es, posiblemente, las primeras herramientas achelenses en Europa.

Foto: Falange fósil identificada como perteneciente a un homínido. Fue hallada en Cueva Victoria.

Foto: La falange fósil de Cueva Victoria comparada con la falange de una mano derecha humana.

Los autores del estudio sugieren que la presencia de la especie Theropithecus, así como los fósiles del género Homo, más o menos al mismo tiempo en el norte de África, junto con la ausencia de fósiles Theropithecus en otros lugares de Europa, apoya la hipótesis de una dispersión de los dos primates (Theropithecus y Homo) a través del Estrecho de Gibraltar hace casi un millón de años, pues durante ese tiempo el nivel del mar era lo suficientemente bajo como para poder ser atravesado.

Estudios previos realizados por otros equipos también han sugerido que los primeros humanos se dispersaron hacia el sureste de España a través del Estrecho de Gibraltar hace alrededor de 1,3 millones de años, y que los famosos descubrimientos fósiles del género Homo en Dmanisi, Georgia, sugieren una dispersión fuera de África posiblemente a través del Levante y Anatolia hacia el Cáucaso meridional hace cerca de 1,8 millones de años.

Foto: Modelo de dispersión humana en el Pleistoceno Inferior desde Africa hacia Asia y Europa.

Fuente: popular-archaeology.com

Nuevos conocimientos sobre el origen de los polinesios

La cultura Lapita se conoce mejor por su cerámica distintiva, un ejemplo de la cual se muestra aquí. Torbenbrinker, Wikimedia Commons 

Un análisis del cementerio más antiguo conocido en el Pacífico Sur puede ayudar a resolver un largo debate sobre los orígenes y la ascendencia de los polinesios.

Hoy en día polinesios tienen fuertes similitudes culturales y lingüísticas con antiguas gentes asociadas a la cultura Lapita, la cual se asentó en Vanuatu hace más de 3.000 años.
Sin embargo, el origen del pueblo Lapita continúa en debate, con estudios biológicos recientes que sugieren que tal grupo puede tener una ascendencia mixta, con una fuerte contribución de las poblaciones de Melanesia (derecha), quienes estaban ya establecidas en islas más al oeste, cerca de Nueva Guinea.
Frederique Valentin (derecha) y Matthew Spriggs, junto con otros colegas, realizaron análisis morfológicos que implican mediciones craneométricos de esqueletos provenientes de un cementerio de al menos 3.000 años de antigüedad en Teouma, en la costa sur de la isla de Efate-Vanuatu.

Foto: Cráneos de inidividuos Lapita hallados en Touma.


Foto: Excavaciones arqueológicas en Teouma. Stuart Bedford / Vanuatu Cultural Centre

Las mediciones se realizaron sobre cinco cráneos, de entre 3.000 a 2.850 años de antigüedad, recuperados en el yacimiento de Teouma y en 270 cráneos más de Australia, Melanesia, Micronesia occidental, Polinesia, y China.

Los investigadores encontraron que los primeros Lapita mantienen caracteristicas con las actuales poblaciones de Polinesia y Asia. Las generaciones posteriores, por el contrario, comienzan a exhibir características asociadas con un fenotipo melanesio.



Combinado con los datos arqueológicos, sus hallazgos sugieren que los colonos Lapita en Vanuatu se expandieron con relativa rapidez en la Polinesia hasta convertirse en el principal contribuyente de la constitución biológica de los polinesios modernos. La migración melanesia procedente de áreas previamente establecidas ocurrió durante un tiempo, cuando los primeros polinesios de origen Lapita estaban efectivamente aislados, y con el tiempo dominaron el fenotipo Lapita original, según los autores.

Fuente: popular-archaeology.com

Una nueva investigación sugiere que la agricultura no fue responsable del crecimiento de la población prehistórica


Estudiantes de la Universidad de Wyoming excavan un refugio de piedra prehistórico en las montañas Bighorn, al norte de Wyoming, durante el verano de 2015. Los hogares excavados en sitios como este han proporcionado muchas de las dataciones obtenidas mediante radiocarbono, las cuales muestran que los cazadores-recolectores de las regiones de Wyoming y Colorado crecieron al mismo ritmo que las sociedades agrícolas de Europa. (UW Foto)


Las poblaciones humanas prehistóricas de cazadores-recolectores en las regiones que actualmente constituyen los estados de Wyoming y Colorado (EE.UU), crecieron al mismo ritmo que las sociedades agrícolas de Europa, según un nuevo análisis mediante radiocarbono llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Wyoming.

Los resultados desafían la opinión generalizada de que el advenimiento de la agricultura, hace 10.000-12.000 años, aceleró el crecimiento de la población humana. La investigación se publicó esta semana en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), una importante revista científica.
El autor principal del artículo es Jabran Zahid, del Harvard-Smithsonian Center para la Astrofísica, en Cambridge, Massachusetts. Erick Robinson, investigador postdoctoral en el Departamento de Antropología de la Universidad de Wyoming, también participó en la investigación.

"Nuestro análisis muestra que las sociedades agrícolas en transición experimentaron la misma tasa de crecimiento que las sociedades forrajeras/recolectoras contemporáneas", dice Robert Kelly (izquierda), profesor de antropología de la Universidad de Washington y co-autor del artículo que aparece en PNAS.

"La misma tasa de crecimiento observada en poblaciones prehistóricas que habitaban en una diversidad de entornos, y la práctica de una variedad de estrategias de subsistencia, sugieren que el clima global y/u otros factores biológicos -no la adaptabilidad a las prácticas de subsistencia o medioambientales- regularon a largo plazo el crecimiento de la población humana durante la mayor parte de los últimos 12.000 años".

Mientras que la población humana del mundo actual crece en promedio un 1 por ciento al año, una investigación anterior ha demostrado que el crecimiento a largo plazo de la población humana prehistórica comenzó a partir de finales de la Edad de Hielo y era sólo el 0,04 por ciento anual. Eso ha sido verdad hasta hace unos 200 años, cuando una serie de factores condujeron a tasas de crecimiento más altas.

Para su investigación, los científicos de la Universidad de Wyoming y del Harvard-Smithsonian Center analizaron dataciones mediante radiocarbono en Wyoming y Colorado, las cuales fueron obtenidas principalmente en fogones de carbón vegetal que proporcionan un registro directo de la actividad humana prehistórica.

Para los seres humanos en las regiones de Wyoming y Colorado de hace entre 6.000 y 13.000 años -es decir, personas que se alimentaban de animales y plantas para sobrevivir- el análisis mostró una tasa de crecimiento anual, de largo plazo, del 0,041 por ciento, en consonancia con el crecimiento que tuvo lugar a lo largo de toda América del Norte. Durante ese mismo período, aunque las sociedades europeas estaban ya cultivando o realizando la transición hacia la agricultura, su tasa de crecimiento poblacional fue esencialmente la misma.



"La introducción de la agricultura, pues, no puede estar directamente relacionada con un incremento de la tasa anual del crecimiento de la población a largo plazo", escribieron los investigadores.

En general, tasas similares de crecimiento -alrededor del 0,04 por ciento- han sido medidas en poblaciones humanas prehistóricas a través de una amplia gama de geografías y climas, dicen los científicos. "Esta similitud en las tasas de crecimiento sugiere que los humanos prehistóricos se adaptaron eficazmente a sus entornos, de tal manera que la presión ambiental específica de las regiones no fue el principal mecanismo que reguló el crecimiento de la población a largo plazo".
En cambio, los factores que controlan el crecimiento de la población a largo plazo durante ese período probablemente fueron de naturaleza global, como el cambio climático o factores biológicos que afectan a todos los seres humanos, como las enfermedades.

Aunque la conclusión de que el crecimiento de la población en general se mantuvo estable alrededor de un 0,04 por ciento anual durante miles de años, el trabajo de investigación reconoce que hubo fluctuaciones en el corto plazo en las tasas de crecimiento de ciertas regiones, las cuales duraron desde unos pocos cientos de años a 1.000 años. Los autores sugieren además la necesidad de un análisis estadístico de las dataciones de radiocarbono de los restos humanos para estudiar los mecanismos que regulan el crecimiento de la población.

Fuente: Universidad de Wyomin

En busca de Djehuty: entre momias, tumbas y jeroglíficos

Reportaje que muestra los descubrimientos de las 13 últimas campañas de excavación arqueológica en Egipto, siguiendo las huellas de Djehuty, el supervisor del tesoro de la reina Hatshepsut, la primera mujer faraón.

Los rostros y los nombres de ambos fueron borrados sistemáticamente hace 3.500 años para impedir su recuerdo.

El proyecto Djehuty trata de restaurar su memoria con un equipo internacional dirigido por José Manuel Galán, que investiga la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en Luxor (Egipto).

Científicos descubren que un cuarto grupo poblacional, de ascendencia europea, se originó en el Cáucaso

De los dientes molares de este esqueleto, que data de hace casi 10.000 años y hallado en el abrigo rocoso de Kotias Klde, en Georgia occidental, se extrajo ADN para el estudio llevado a cabo. Crédito: Eppie Jones

La primera secuenciación de genomas antiguos extraídos de restos humanos que datan del Paleolítico Superior tardío, hace más de 13.000 años, ha revelado una -hasta ahora desconocida- "cuarta rama" de los ancestros europeos.

Este nuevo linaje proviene de poblaciones de cazadores-recolectores que se separaron de los cazadores-recolectores del oeste poco después de la expansión que supuso la salida de África ('out of Africa') del Homo sapiens, hace unos 45.000 años, y pasó a instalarse en la región del Cáucaso, en el sur de Rusia, en la actual Georgia.

En tal región, estos cazadores-recolectores se establecieron durante milenios, quedando cada vez más aislados hasta que la Edad de Hielo culminó con el último 'Máximo Glacial', hace unos 25.000 años, es decir, resistieron en ese relativo refugio de las montañas del Cáucaso hasta que el eventual deshielo les permitió moverse y entrar en contacto con otras poblaciones, probablemente situadas más hacia el este.

Semejante circunstancia provocó una mezcla genética que dio como resultado la cultura Yamna, esto es, pastores a caballo de las estepas que se extendieron por Europa occidental hace unos 5.000 años (de los cuales podría decirse que anuncian el comienzo de la Edad de Bronce al traer consigo las habilidades de la metalurgia y la cría de animales), junto con la rama de los cazadores-recolectores de ADN ancestral (presente en casi todas las poblaciones del continente europeo).

La investigación fue realizada por un equipo internacional dirigido por científicos de la Universidad de Cambridge, el Trinity College de Dublín y el University College de Dublín. Los resultados se han publicado en la revista Nature Communications.

"La cuestión de dónde provienen la cultura Yamna ha sido un misterio hasta ahora", dijo uno de los principales autores, el Dr. Andrea Manica (izquierda), del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge. "Ahora podemos responder que, tal como hemos encontrado, su genética es una mezcla de los cazadores-recolectores del este de Europa y de la población de cazadores-recolectores embolsada en el Cáucaso, los cuales se habían curtido durante la última Edad de Hielo en aparente aislamiento. Este embolsamiento poblacional del Cáucaso es la cuarta rama importante de la antigua ascendencia europea, y de la que no fuimos conscientes hasta ahora", dijo.

El profesor Daniel Bradley (derecha), jefe del equipo del Trinity College, dijo: "Esta es una nueva pieza importante en el rompecabezas de la ascendencia humana, cuya influencia está presente en casi todas las poblaciones del continente europeo, y mucho más allá".

Anteriormente, los antiguos genomas de Eurasia habían revelado tres poblaciones ancestrales que habían contribuido a la estirpe de los europeos contemporáneos en diversos grados, sostiene Manica.
Tras la expansión "fuera de África" (out of Africa), algunas poblaciones de cazadores-recolectores emigraron al noroeste, y con el tiempo colonizaron gran parte de Europa, desde España hasta Hungría, mientras que otras poblaciones se establecieron en todo el Mediterráneo oriental y en el Levante, donde pudieron desarrollar la agricultura hace unos 10.000 años. Estos primeros agricultores luego se expandieron y colonizaron Europa.

Por último, en el inicio de la Edad de Bronce, hace alrededor de 5.000 años, hubo una ola de migración del centro de Eurasia hacia Europa occidental protagonizada por la cultura Yamna.

Foto: Cráneo de un individuo Yamna, de la región de Samara (Rusia), coloreado con ocre rojo.

Sin embargo, la secuenciación de ADN antiguo (recuperado de dos enterramientos individuales en Georgia occidental, uno de más de 13.000 años y el otro de casi 10.000 años) ha permitido a los científicos saber que la cultura Yamna debía la mitad de su ascendencia a esta cuarta rama
de cazadores-recolectores hasta ahora desconocidos y genéticamente distintos.

Al leer el ADN, los investigadores fueron capaces de mostrar que el linaje de esta cuarta rama de cazadores-recolectores del Cáucaso se separó de los cazadores-recolectores occidentales justo después de que los humanos anatómicamente modernos entraran en Europa procedentes de África.
El genoma de los cazadores-recolectores del Cáucaso mostró una mezcla continua con los antepasados de los primeros agricultores de la zona de Levante, lo cual -dice Manica- tiene sentido, dada la relativa proximidad. Sin embargo, esta relación termina hace unos 25.000 años, justo antes de que se produzca el Máximo Glacial de la Edad de Hielo.

En este punto, las poblaciones de cazadores-recolectores del Cáucaso se contraen hasta homogeneizar sus genes, un signo de la hibridación entre aquellos que tienen un ADN cada vez más similar. Esta situación no cambió durante miles de años, ya que esta poblacion se mantiene en aparente aislamiento en el refugio de las montañas (posiblemente separada de otras grandes poblaciones ancestrales durante unos 15.000 años) hasta que las migraciones comenzaron de nuevo, una vez que el Máximo Glacial comienza a retroceder y la cultura Yamna finalmente emerge.

"Sabíamos que la cultura Yamna tenía este gran componente genético que no podíamos ubicar, y ahora ya podemos ver que pertenecía a este antiguo linaje escondido en el Cáucaso durante la última Edad de hielo", dijo Manica.

Y, aunque la ascendencia de los cazadores-recolectores del Cáucaso fue finalmente llevada al oeste por la cultura Yamna, los investigadores encontraron también que tuvo una influencia significativa más al este. Una parte de esta población debió haber emigrado hacia el sur de Asia en algún momento, dice Eppie Jones (derecha), una estudiante de doctorado en el Trinity College, quien es la primer firmante del artículo de investigación.

"India es una mezcla completa de los componentes genéticos de Asia y Europa. Los ancestros de los cazadores-recolectores del Cáucaso son el mejor exponente que hemos encontrado para el componente genético europeo hallado en las poblaciones indias de la actualidad", dijo Jones. Los investigadores dicen que esta línea de ascendencia pudo haber desembocado en la región con los portadores de lenguas indoarias.

Foto: Una vista desde la cueva Satsurblia en Georgia occidental, donde se descubrió un hueso humano que data de hace más de 13.000 años.

Ron Pinhasi (izquierda), autor principal del University College de Dublín. "La región del Cáucaso se asienta casi en una encrucijada de masas de tierras euroasiáticas, con rutas de migración muy sensibles tanto al oeste como al este, y sus alrededores".
El carácter generalizado de la ascendencia de los cazadores-recolectores del Cáucaso, después de su largo aislamiento, tiene sentido geográfico, dice el profesor

Y agregó: "La secuenciación de los genomas de esta región clave tendrá un importante impacto en los campos de la paleogenómica y la evolución humana en Eurasia, ya que tiende un puente sobre un notable hueco geográfico en nuestro conocimiento".

David Lordkipanidze (derecha), director del Museo Nacional de Georgia y coautor del artículo, dijo: "Esta es la primera secuencia genética de Georgia, y estoy seguro de que pronto obtendremos más información paleogenética de nuestras ricas colecciones de fósiles".

La traición a la confianza provocó la rápida propagación de la especie humana alrededor del mundo

Una nueva investigación de una arqueóloga de la Universidad de York (Reino Unido) sugiere que la traición de la confianza es el eslabón perdido en la comprensión de la rápida propagación de nuestra especie en el mundo. Concretamente, la Dra. Penny Spikins (izquierda) sostiene que la velocidad y el carácter de las dispersiones humanas cambió significativamente hace alrededor de 100.000 años.

Antes de eso, el movimiento de los humanos arcaicos fue lento y en gran medida gobernado por eventos ambientales debidos a los aumentos de población o cambios ecológicos. Después, las poblaciones se extendieron con una velocidad notable superando las principales barreras ambientales.

Pero la Dra. Spikins, del Departamento de Arqueología sobre los Orígenes Humanos de la Universidad mencionada, relaciona este cambio con las alteraciones en las relaciones emocionales humanas. En una investigación publicada en Open Cuaternary (en abierto), dice que ni el incremento de la población ni el intercambio ecológico ofrecen una explicación adecuada sobre los patrones de los movimientos humanos a nuevas regiones, los cuales comenzaron hace alrededor de 100.000 años.

Ella sugiere que, a medida que los compromisos con los demás se volvieron más esenciales para la supervivencia, y con grupos humanos cada vez más motivados a identificar y castigar a quienes hacen trampas, el lado "oscuro" de la naturaleza humana también se desarrolló. Los conflictos morales motivados por la falta de confianza, y el sentido de la traición, se hicieron frecuentes y motivaron a los primeros humanos a poner distancia entre ellos y sus rivales.

Según la Dra. Spikins, los vínculos emocionales que mantienen unidas a las poblaciones en crisis tienen un lado más oscuro en las reacciones sinceras hacia la traición, lo que todavía sentimos hoy. Las redes sociales más grandes hacen que sea más fácil encontrar aliados descontentos con quienes iniciar nuevas colonias, y la tecnología social más eficiente de la caza significaba que cualquier persona con algún resentimiento o envidia constituía un peligro. En consecuencia, fueron las emociones humanas las que proporcionaron la fuerza de repulsión de las áreas ocupadas existentes, algo que no vemos en otros animales.

Las primeras especies de homínidos estaban limitadas en su distribución a entornos específicos, tales como pastizales y bosques abiertos. La expansión del Homo erectus fuera de África hacia Asia, hace alrededor de 1,6 millones de años, parece que fue causada por la necesidad de encontrar nuevas praderas a gran escala. Por el contrario, los neandertales ocuparon partes frías y áridas de Europa. Todas las especies arcaicas se adaptaron lentamente a las nuevas oportunidades para asentarse en un lugar y a menudo fueron disuadidas por barreras ambientales y climáticas.


Patrón de dispersión de los seres humanos después de hace 100.000 años BP.

La dispersión

Sin embargo, hace 100.000 años la dispersión en áreas remotas, arriesgadas e inhóspitas, se hizo relativamente más común en comparación con los movimientos en áreas ya ocupadas. En particular, la propagación de las poblaciones humanas modernas no fue inhibida por barreras biogeográficas. Las poblaciones se movieron hacia las regiones frías del norte de Europa, cruzaron deltas importantes, como el Indo y el Ganges, desiertos, tundras y selvas, e incluso hicieron travesías marítimas importantes para llegar a Australia y las islas del Pacífico.

La Dra. Spikins argumenta que las deslealtades resultantes de las disputas morales fueron una razón significativa para estas dispersiones de riesgo en entornos aparentemente poco acogedores, las cuales se explican por un deseo de evitar daños físicos de antiguos amigos o aliados descontentos, lo que es una motivación clave. Cualquier delincuente y sus aliados dentro de la red social se sienten impulsados a escapar del peligro.

"Las colonizaciones activas a través de terrenos peligrosos resultan difíciles de explicar con opciones pragmáticas inmediatas. Pero se vuelven más comprensibles a través del incremento de las fuertes motivaciones encaminadas a provocar daños a otros, incluído el propio coste que los compromisos emocionales generalizados conlleva.

Los conflictos morales provocan una sustancial movilidad, dado que los ex aliados, compañeros o un grupo entero, intentará buscar venganza o justicia con lanzas envenenadas o proyectiles, es decir, tales circunstancias son una fuerte motivación para alejarse y asumir casi cualquier riesgo al hacerlo.

Mientras vemos la dispersión mundial de nuestra especie como un símbolo de nuestro éxito, parte de las motivaciones para tales movimientos reflejan un lado más oscuro, aunque no menos 'colaborativo' para la humanidad", concluye la Dra. Spikins.

Fuente: PHYS.ORG