Las excavaciones en el Castro de la Peña del Hombre (León) sugieren un origen prerromano


Las investigaciones llevadas a cabo durante el campo de trabajo de la Fundación Las Médulas a través de las excavaciones en el Castro de la Peña del Hombre, ubicado en terrenos de Paradela de Muces (Priaranza del Bierzo, León), sugieren su posible origen prerromano. En una fase posterior, las labores se centrarán en tratar de concretar su vínculo con la cercana explotación de oro de Las Médulas. La propia Fundación Las Médulas ha liderado esta iniciativa (a través del Plan Médulas 2020 en el que participa la Junta de Castilla y León) con la colaboración del Ayuntamiento de Priaranza, que guardaba en el tratamiento de este espacio una vieja aspiración, según explicó su alcalde, José Manuel Blanco.

Los primeros análisis sitúan el origen del castro en la Edad del Hierro, entre los años 600 y 200 antes de Cristo, según expuso el director general de Patrimonio de la Junta, Enrique Sáiz. “Y tuvo que ser importante para el control del territorio”, dijo el responsable autonómico al pie de las excavaciones, en un punto ubicado a 1.200 metros de altitud.


Enrique Sáiz, en primer término, seguido del alcalde de Priaranza, José Manuel Blanco, visitó este lunes el castro / Víctor Alón
Además de voluntarios, hasta 24 arqueólogos (estudiantes y titulados) procedentes de una decena de universidades (dos extranjeras, de Edimburgo y Buenos Aires) han participado durante el último mes en las excavaciones en un campo de trabajo de verano que vivió el pasado año su primera edición en el yacimiento de Las Pedreiras (Carucedo).

El objetivo del Gobierno autonómico es hacer del entorno de Las Médulas un “laboratorio” y un “punto de referencia” en materia de arqueología. Dando por bueno el origen prerromano de Peña del Hombre, ahora quedaría por ver cuál fue su vínculo con la explotación aurífera romana (presumiblemente sólo a efectos de trasvase de mano de obra a la mina de oro). Por lo pronto, el arqueólogo Jesús Celis (izquierda) ya sugirió la relación con otros castros cercanos como el Castrelín de San Juan de Paluezas y la Corona del Cerco de Borrenes.

La Junta de Castilla y León, por la labor de dar continuidad a las labores para hacerlo visitable en 2018
Consciente de que estas excavaciones iniciales “están pidiendo” otra intervención, el director general de Patrimonio planteó la posbilidad de avanzar en la puesta en valor del entorno a través de visitas, en primera instancia especializadas de arqueólogos y más tarde turísticas en general a través de vehículos todoterreno, una posibilidad esta última que no vería la luz antes de 2018.



Los visitantes podrían acceder a una parcela que ocupa menos de media hectárea. Los trabajos actuales se han centrado en un los espacios externos del entorno y del interior de la muralla, donde se han encontrado edificaciones vinculadas, algo “inusual en un castro prerromano de este porte”, según destacó Sáiz. En las primeras excavaciones se han descubierto cerámicas y huesos entre las piedras retiradas, señaló el arqueólogo Jesús Celis, responsable de los trabajos junto a sus colegas Jimena Martínez y Miguel Lage.


Valorarán extender la declaración de Patrimonio de la Humanidad al yacimiento portugués de Tres Minas

Preguntado por la posibilidad de firmar un convenio entre Las Médulas y el yacimiento portugués de Tres Minas, el director general de Patrimonio esbozó la posibilidad de que una delegación lusa visite el paraje berciano a finales del próximo mes de septiembre.

En ese contacto se valorará una posible ampliación de la declaración de Patrimonio de la Humanidad que incluya a los dos parajes para abarcar este tipo de explotaciones en el noroeste de la Península Ibérica. Sería el segundo caso transnacional de los englobados en la declaración de la Unesco, según resaltó Sáiz.



Fuente: infobierzo.com| 29 de agosto de 2016

El Solutrense

Aproximación integral al Solutrense en Europa: cronología, industria lítica, economía y sociedad. 
Francisco Javier Muñoz Ibáñez profesor de Prehistoria, UNED

El Pico de la Mora (Peñafiel, Valladolid) conoció un asentamiento de época Campaniforme defendido por una muralla

Desarrollo de los trabajos arqueológicos. FOTO: UBU

La campaña de excavaciones de 2016 en el Pico de la Mora, situado en las proximidades de la localidad vallisoletana de Peñafiel, ha concluido recientemente con hallazgos interesantes. La mayor novedad ha sido la constatación de que el lugar, que estuvo ocupado en época Campaniforme (entre el 2500 y el 2000 antes de Cristo), se encontró protegido por una construcción de carácter defensivo la cual probablemente fuera erigida en aquellos momentos.

Hasta la fecha la posible muralla se conocía a partir de algunas prospecciones superficiales y varios fotogramas aéreos pero, durante diez días de este último mes de agosto, un grupo de siete investigadores ha llevado a cabo unos trabajos arqueológicos en uno de los puntos (sector septentrional) y ello ha permitido reconocer algunos rasgos de su estructura constructiva. En concreto, se ha averiguado que esta muralla era de unos 100 metros de longitud y 2'5 metros de anchura y que debió contar con un tosco paramento, tanto al interior como al exterior. En algunos puntos del recorrido se reconocen una serie de grandes bloques de caliza de entre medio y un metro de anchura, situados en la base de la estructura, que aparecen alineados y que sirvieron para soportar los empujes del relleno.

Éste, integrado fundamentalmente por un cúmulo de cantos de caliza de tamaño pequeño o medio mezclado con tierra, contiene también algunos interesantes materiales arqueológicos. A falta de dataciones absolutas, que se realizarán en breve a partir de los “carbones” que han sido recuperados entre el relleno, tales artefactos han permitido la adscripción al “horizonte Campaniforme” de esta obra. Diversas cerámicas lisas y algunos útiles líticos, como una pequeña lámina de sílex, son fácilmente paralelizables con los que aparecen en yacimientos campaniformes cercanos (por ejemplo: Pico del Castro, en Quintanilla de Arriba, Valladolid).

Foto aérea de Pico del Castro. FOTO: UBU

Estos trabajos han sido efectuados por un grupo de investigación dirigido por el profesor de la Facultad de Historia, Patrimonio y Comunicación de la Universidad de Burgos (UBU), José Antonio Rodríguez Marcos, y por la Universidad de Valladolid (UVa), en concreto por Rodrigo Villalobos García (quien ha dirigido los trabajos de campo), y han sido financiados por la Junta de Castilla y León.

Otros hallazgos

Otros de los resultados alcanzados son la constatación de que el lugar conoció una actividad propia de un pequeño hábitat hace unos 4.500 años. Esto queda probado por algunos hallazgos que se han recogido, dispersos por la superficie y laderas del alto, y en una cata que se ha abierto en el interior del recinto. En este sentido cabe señalar la presencia de un diente de hoz con pátina de haber segado cereal, algún objeto de barro relacionado con el hilado (fusayola), un buen número de núcleos de sílex y restos de talla del mismo material, y, sobre todo, un conjunto de cerámicas, la mayor parte de las cuales aparecen sin decoración y que vienen a sumarse a otras también lisas y a las pocas decoradas con motivos campaniformes que se habían recuperado en años anteriores sobre la superficie del área ocupada por el yacimiento.

Detalle del bloque que constituye el paramento y del relleno de la muralla prehistórica. FOTO: UBU

Las diferentes pruebas recogidas y muestras y observaciones realizadas en el Pico de la Mora configuran un conjunto ciertamente homogéneo desde el punto de vista de su atribución cronológica y ponen en evidencia que el lugar, en efecto, dio cobijo a un pequeño pero interesante asentamiento que fue habitado, en exclusiva, a finales del periodo Calcolítico de la Meseta Norte Española, durante el desarrollo de la denominada “etapa del Vaso Campaniforme”. En ese momento los moradores del lugar erigieron una muralla que protegía el acceso al poblado; la cual constituye la más antigua construcción que, de esta clase, se conoce en todo el sector central de la Meseta castellanoleonesa.

Un proyecto científico con perspectiva de futuro

La breve campaña que se ha realizado en Pico de la Mora ha abierto importantes expectativas a futuras campañas arqueológicas a desarrollar en este enclave. Los investigadores prevén completar la reconstrucción de las características de la muralla que cerró el hábitat Campaniforme y reconocer las principales características del espacio habitado que se instaló sobre el Pico de la Mora. Ambos extremos tienen indudable interés por el escaso conocimiento que, sobre ambos aspectos, tiene la arqueología en la actualidad.

Fuente: dicyt.com | 1 de septiembre de 2016

Arqueólogos descubren una fábrica de jarras de piedra de más de 2.000 años de antigüedad en Galilea (Israel)

En una cueva de piedra caliza a mitad de camino entre Nazaret y el pueblo bíblico de Caná, los arqueólogos desenterraron recientemente un taller del siglo I d.C. que producía vasos de piedra similares a aquellos que contenían el agua que Jesús transformó en vino.

Varios cuencos y copas de piedra en diversas fases de ejecución fueron encontrados en las entrañas de la cueva, sugiriendo que la cueva puede haber sido el hogar de una activa fábrica de productos de piedra. El sitio, conocido hoy en día como Einot Amitai, es el primer sitio de fabricación de gres de su tipo encontrado en la Galilea de la Época del Segundo Templo, dijeron los investigadores.

Aunque evidencias de producción de vasos de piedra caliza han sido descubiertas en otros sitios en Galilea, solamente en Einot Amitai los arqueólogos han hallado una cantera y un taller donde eran realizados.


La cueva fue encontrada en el 2001 cuando los residentes del pueblo cercano estaban nivelando una parcela de tierra y emergió la caverna. Un estudio limitado del sitio indicó que podía haber estado involucrada en la producción de productos de piedra caliza, pero los arqueólogos solo lanzaron una excavación más completa este agosto.

Los vasos de piedra caliza se volvieron populares en Judea a mediados del siglo II a.C., y permanecieron en uso durante el período Romano. Los arqueólogos de la Universidad de Ariel y de la Universidad de Malta quienes llevaron a cabo la excavación buscaron determinar si la producción de vasos de piedra continuó en la Galilea después de la Segunda Revuelta Judía contra Roma en el 135 d.C.

Fragmentos de cuencos, platos y copas hechas de piedra han sido encontrados en asentamientos judíos a través de Judea, pero muy pocos aparecieron en contextos no judíos del período, sugiriendo una posible motivación religiosa para su uso, dijo Yonatan Adler (izquierda) de la Universidad de Ariel, un experto en la antigua ley ritual judía quien dirigió la excavación.

Durante los siglos I a.C. y I d.C., varias corrientes del judaísmo llegaron a estar obsesionadas con la noción de la pureza ritual. A diferencia de la cerámica, la piedra no podía absorber la impureza ritual, haciéndola un material ideal para utensilios de cocina.

“Algunos recipientes desempeñaron un papel integral en las vidas religiosas diarias de los judíos durante este período”, argumentó Adler. Quizás debido a que la piedra no estaba entre los materiales mencionados en los códigos de pureza de Levíticos fue considerada una excepción. De cualquier manera, “Fue una clase de 'Edad de Piedra' judía”, dijo en una declaración publicada por la universidad.


Otros eruditos argumentan que la popularidad de los recipientes de piedra durante el período estaba limitada a "un deseo de reforzar su propia identidad", eligiendo productos locales simples por sobre los lujosos productos importados, escribió en el 2015 Zeev Weiss, de la Universidad Hebrea.


Las tinajas de piedra se mencionan en el Nuevo Testamento, cuando el Libro de Juan relata que en la boda en Caná “Estaban ahí seis jarras de agua hechas de piedra para los ritos judíos de purificación, cada una conteniendo veinte o treinta galones”.

Todos sabemos lo que Jesús hizo con el agua. Pero lo que Adler sugiere es que “es ciertamente posible -quizás incluso probable- que grandes contenedores de piedra del tipo mencionado en la historia de la Boda de Caná pueden haber sido producidos localmente en la Galilea en una cueva similar a la que nosotros estamos ahora excavando”. El pueblo moderno de Kafr Kanna, a solo una milla al norte de la cueva, está identificado con la Caná bíblica, después de todo.

Por ahora las excavaciones de la cueva solamente han producido jarros y cuencos pequeños de piedra, nada del tamaño mencionado en el Libro de Juan.

“Fragmentos de tinajas grandes no han sido desenterrados”, dijo cautelosamente el Dr. Dennis Mizzi (izquierda), de la Universidad de Malta, en una declaración.
Los arqueólogos planean excavaciones adicionales el próximo verano.

Fuente: :diariojudio.com | 31 de agosto de 2016
(Traducción por el Consulado General H. de Guayaquil)

Descubren una espada de bronce muy bien conservada en Dinamarca


Los arqueólogos aficionados daneses, Ernst Christiansen y Lis Therkildsen, aprovechan todas las oportunidades para encontrar cualquier artefacto antiguo. Recientemente la pareja se fue de paseo nocturno con un detector de metales.

De acuerdo con la revista 'National Geographic', al oír la señal del detector, que registró un objeto a una profundidad de unos 30 centímetros, la pareja decidió no extraerlo por sí misma y contactaron a representantes del Museo Vestsjaelland y al día siguiente regresaron al lugar del descubrimiento junto a ellos.




La precaución de los arqueólogos aficionados, por su parte, estaba justificada, ya que bajo la tierra yacía un objeto muy raro: una espada de bronce de 82 centímetros de longitud, 67 de los cuales correspondían a la hoja.

Los especialistas clasificaron el arma en el período IV de la Edad de Bronce escandinava (1100-900 a.C). La espada, perfectamente conservada, no solo no ha perdido su filo, sino que también mantiene sus adornos en la empuñadura.
El hallazgo único se sumará a las piezas exhibidas en el citado museo.

Fuente: RT Actualidad, 1 de septiembre de 2016

Arqueólogos recuperan los listones de madera con piezas de metal de una de las barcas solares de Keops

Foto: El equipo egipcio-japonés desentierra las 1.200 piezas que componen la segunda barca solar y localiza por primera vez elementos metálicos en su esqueleto.

El rompecabezas de la segunda barca solar de Keops, conservada durante 4.500 años bajo las arenas de la meseta de Giza, sigue deparando sorpresas. Unos listones de madera reforzados con elementos metálicos, desconocidos hasta ahora, han emergido este miércoles de las profundidades de la oquedad en la que un ejército de expertos japoneses y egipcios trata de rescatar la nao que acompañó al faraón en su viaje hacia el más allá.

"Las piezas de madera que estamos recuperando hoy son únicas", declara a EL MUNDO el ministro de Antigüedades egipcio Jaled el Anani (izquierda), mientras un batallón enfundado en batas blancas y ayudado por un sistema de poleas desempolva parte del tesoro, envuelto en gasas. "Se trata de un listón de ocho metros de largo que contiene partes metálicas que no existían en el primer barco solar. Creemos que fueron incluidas para evitar que la embarcación resultara dañada durante la navegación", ha explicado el egiptólogo.

Tras milenios de reposo, la misión de reconstruir la nave, compuesta de piezas de cedro libanés y acacia egipcia, arrancó en junio de 2011 en busca del esplendor que luce el primer barco solar, hallado en 1954 a unos metros de la que ahora se trata de recuperar y que desde 1982 cautiva a los turistas con sus 43 metros de eslora y 1.224 piezas en un museo levantado frente a la pirámide.

La existencia de una segunda nao no era un enigma. Ya había constancia de ella en 1954, pero la egiptología no volvió a surcar las arenas cercanas a la pirámide de Keops hasta 1987. A primeros de aquel año los nipones auscultaron su perímetro a través de ondas electromagnéticas. Y hallaron el vacío horadado en la tierra que bajo 41 bloques de 16 toneladas de piedra caliza guardaba el puzzle del segundo barco.


El primer barco solar, expuesto a los turistas desde 1982. FRANCISCO CARRIÓN


Foto: Vista lateral de la cabina del barco de Keops. ¿Fue construida exclusivamente para el funeral de Keops, o su uso en la vida cotidiana? Una pista: ¡no hay ventanas en la cabina!

A finales de la década de 1980 una expedición del National Geographic consiguió penetrar en el foso con una minúscula cámara. Varias expediciones posteriores confirmaron la localización, pero el proyecto definitivo no arrancó hasta 2009. Dos años más tarde, durante la apertura de la fosa, la misión encontró un cartucho con el nombre del segundo rey de la IV dinastía, que reinó entre 2609 y 2584 a.C., y un jeroglífico sin cartucho perteneciente a uno de sus hijos, Kefrén, que emuló a su progenitor al edificar la pirámide contigua. Desde entonces, el proyecto ha levantado acta de los daños causados en la madera por la entrada de aire y agua mezclada con cemento durante las obras de construcción del museo cercano.


Foto: Descubiertos en 1954, completamente desmanteladas al sur de la pirámide de Keops, ambos barcos estaban en dos fosas rectangulares. La primera fue expuesta cerca de las pirámides mientras que una misión arqueológica japonesa de la Universidad de Waseda se encarga de recuperar y restaurar los restos de la segunda.

Ésta sí navegó y ahora volverá a ver la luz

"Estoy muy feliz por el hallazgo que hoy presentamos. Hemos descubierto que el segundo barco, a diferencia del primero, sí se utilizó para navegar", señala a este diario Sakuji Yoshimura (derecha), profesor de la Universidad nipona de Wesade y director de la expedición, en el laboratorio levantado junto a la hendidura y aislado para luchar contra la humedad y el calor del desierto.

El medio centenar de expertos a su cargo aún tiene una larga singladura que recorrer. "Nuestro plan es concluir la restauración de la piezas en tres años y dedicar otros cinco al proceso de ensamblaje. Necesitamos ocho años en total", ha esbozado el ingeniero nipón. Para el primer barco, el arqueólogo egipcio Ahmed Youssef empleó 13 años y sólo logró recomponerla tras el cuarto intento.

"El proyecto tiene un coste superior a los 10 millones de dólares. De las 1.200 piezas que componen el barco se han recuperado 704 piezas, que han sido restauradas, documentadas y trasladadas al Gran Museo Egipcio", indicó el ministro de Antigüedades.

Una vez restaurada, la embarcación será expuesta en las salas del nuevo museo que se construye actualmente en las proximidades de las pirámides de Giza y cuya inauguración parcial está prevista para mediados del próximo año.




Detalle de una de las piezas de madera. FRANCISCO CARRIÓN

La misión, que ha sorteado los últimos cinco años de turbulencias políticas en la tierra de los faraones, desvela el fascinante esqueleto de una de las cinco naos que acompañaron la vida de ultratumba del rey Jufu, bautizado como Keops por el griego Heródoto y descrito como un cruel tirano que sojuzgó a su familia y su pueblo para erigir una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Recomponer las piezas también podría arrojar luz sobre la utilidad de estos barcos. La teoría del ex ministro de Antigüedades, Zahi Hawass, es que "no se trata de un bote funerario usado para trasladar el cuerpo del faraón desde la capital hasta su enterramiento sino de un símbolo en honor al dios solar Ra". Con las dos naves encontradas, el difunto rey navegaría durante el día (una barca denominada mandyet) y al caer la noche (mesketet).

En cambio, el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mustafa Amin, consideró en 2013 que podría haber sido usado durante la vida terrenal de Keops o como un símbolo de poder y ostentación. "Del mismo modo que hoy un monarca posee 5 coches o yates", dijo.



Ver vídeo en este enlace.

Fuente: EL MUNDO.es | 31 de agosto de 2016