Arqueólogos hallan nuevos mosaicos y un busto de Baco (Dios del vino) en Badalona

El busto del dios Baco hallado en las excavaciones.

Las obras del vial lateral de la C-31, entre las calles de Sant Felip y de Rosés y Nova Canço de Badalona, han sacado a la luz importantes hallazgos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Baetulo. Se trata de los restos de, como mínimo, tres casas romanas o 'domus'; una zona agrícola destinada al cultivo de la viña; la alcantarilla de una de las calles principales de Baetulo, el cardo maximus, y unos hornos destinados a la artesanía. Todo ello datado de la época del emperador Augusto, entre el 27 a.C y el 14 d.C.

“Ha sido una excavación muy fructífera”, explica la directora del Museo de Badalona, Margarida Abras. “Hemos encontrado un mosaico geométrico de teselas blancas y negras y la representación de unos salmonetes de roca típicos del Mediterráneo en el ‘lararium’ de una de las ‘domus”. El ‘lararium’ era un espacio de culto donde se honraba a los antepasados y a los dioses del hogar.

MÁRMOL AFRICANO

En esta misma estancia, los arqueólogos han hallado una cabeza de mármol de Baco, el dios del vino, “pero creemos que pertenecía a una zona ajardinada, cerca de una fuente, porque el análisis del material demuestra una exposición continuada al agua”, aclara la arqueóloga, Pepita Padrós.
El rostro de Baco, de un tono tostado y amarillento, está hecho de mármol procedente del norte de África que se agotó durante la época del imperio romano, “lo que denota el gran poder adquisitivo de su dueño”, explica el director de intervención arqueológica, Iñaki Moreno.

Estas piezas se suman al primer mosaico encontrado hace unas semanas en otra de las ‘domus’ y que presenta una decoración conocida como 'flor de la vida', un círculo dividido en seis segmentos que se entrelazan y se repiten.

LA GRAN BAETULO

“Estos hallazgos son muy importantes, tanto por la parte museográfica como por el cambio de paradigma en cuanto a la envergadura de la ciudad”, afirma la directora del museo. “Pensábamos que la extensión de Baetulo tenía unas 10 hectáreas - explica Padrós -, pero ahora sabemos que hay dos manzanas más, con lo cual se configura una ciudad mucho más alargada y rectangular”.
La presencia de viñedos, al otro lado de la autopista, también reafirma la idea de una ciudad próspera y un importante punto de producción y distribución de vino destinado a Roma, Galia e Inglaterra.

Por sus características únicas de decoración y conservación, los mosaicos, la escultura de Baco y otras piezas encontradas serán incorporadas a la colección permanente del Museo de Badalona.

Excavaciones arqueológicas en el lateral de la C-31 en Badalona (Kim Manresa)

Fuente: elperiodico.com | 21 de marzo de 2017

Nuevos estudios sobre Homo naledi

El investigador Lee Berger, líder de la exploración en la cámara Dinaledi, mantiene en su mano un ejemplar de la especie Homo naledi. Fuente: El Confidencial.

La especie Homo naledi fue descrita en 2015 por Lee Berger y otros muchos colegas tras el estudio de más de 1.500 restos fósiles obtenidos en la cámara Dinaledi de la cueva sudafricana de Rising Star. Este hallazgo estuvo envuelto en la polémica por la forma en la que los fósiles fueron recuperados. Seguramente los/las lectores/as recordarán el debate creado en relación al sistema que se utilizó para obtener los fósiles de la cueva. Quizá las prisas por conseguir la recuperación de los fósiles de un lugar de acceso muy complejo impidieron tener más datos sobre su antigüedad. De haberse tratado de restos fósiles de osos o de cualquier otra especie de mamífero, el hallazgo habría pasado inadvertido. Pero se trata de fósiles humanos y la cantidad y calidad de los restos ha llamado la atención de todos los expertos.

La cronología de Homo naledi permanece siendo una enigma. Por supuesto, sabemos que existe un programa en marcha para obtener fechas fiables, que todos esperamos con gran interés. El hecho de que en esta cámara, prácticamente inaccesible, solo se hayan encontrado restos humanos impide tener referencias sobre su contexto arqueológico y paleontológico. Por el momento, hemos de conformarnos con los estudios de la morfología de los fósiles, que podría ser muy engañosa. El hecho de que los restos representen diversas partes esqueléticas y que su número sea elevado permite estudios muy diversos y la posibilidad de contemplar escenarios razonables para la situación de esta especie en la filogenia humana. Algunos expertos apuestan por una cronología en torno a los dos millones de años, considerando las similitudes de los restos con los de Homo habilis, Homo rudolfensis y los representantes más primitivos de Homo ergaster, datados entre 2,0 y 1,5 millones de años. Veremos si aciertan. La morfología de los huesos es solo una aproximación, pero sabemos que podemos llevarnos sorpresas. Solo tenemos que recordar el caso de Homo floresiensis.

La revista Journal of Human Evolution acaba de publicar un conjunto de trabajos sumamente interesantes sobre la morfología de diferentes partes esqueléticas de Homo naledi. Uno de estos trabajos, liderado por Lauren Schroeder y Myra Laird, presenta un debate sobre la posición filogenética de esta especie en base a los estudios realizados en el cráneo y la mandíbula. El debate se basa en la forma del cráneo, realizada mediante análisis de “morfometría geométrica” una técnica de moda. Esta técnica no es sino una versión de una metodología publicada en 1917 (On Growth and Form) por un biólogo y matemático escocés, D´Arcy Wentworth Thompson (1860-1948). La idea de este científico fue muy mejorada gracias a las modernas técnicas digitales y a un desarrollo matemático más complejo. Este método fue primero utilizado en dos dimensiones, pero la enorme potencia de los ordenadores y la mejora de los algoritmos ya permite trabajar en tres dimensiones. 
Las bases metodológicas de la morfometría geométrica están íntimamente relacionadas con el uso de la fenética, un método de investigación utilizado ampliamente en paleontología y zoología. La fenética tiene en cuenta con el mismo peso todos y cada uno de los caracteres que presentan las especies, sin importar su posible trayectoria evolutiva. Compara los ejemplares y observa las similitudes y diferencias en la forma de dichos ejemplares de manera gráfica y numérica. La fenética persigue identificar taxones (por ejemplo, especies o géneros), aunque no se ocupa de determinar su historia evolutiva. Este método tiene sus virtudes, pero también sus peligros. Por ejemplo, los restos fósiles de dos especies pueden tener formas similares, que pueden haber adquirido de manera independiente. Esas dos especies, sin ninguna relación de parentesco próximo, se agruparían de manera conjunta y tenderíamos a pensar (de manera errónea) que están muy relacionadas.

Los análisis mediante morfometría geométrica realizados por Lauren Schroeder, Myra Laird y sus colegas nos ilustran sobre la forma del neurocráneo y del cerebro de Homo naledi. A pesar de que el cerebro de esta especie es tan pequeño como el de los miembros del género Australopithecus, la forma del neurocráneo es muy similar a la de los ejemplares más antiguos de Homo ergaster. La forma del neurocráneo de Homo naledi parece ser incluso más “progresiva” que la de Homo habilis y, por descontado, que la de Australopithecus. En cambio, la mandíbula de Homo naledi se parece a la de Homo habilis y a la de los australopitecinos. Como suele ser habitual en nuestros antepasados, Homo naledi presenta un verdadero mosaico de rasgos de aspecto primitivo, junto con rasgos de aspecto más moderno.

Agradecemos este conjunto de estudios, que anticipan las conclusiones definitivas sobre la posición filogenética de Homo naledi. Pero esperamos impacientes datos geocronológicos fiables, que permitan ayudarnos tanto en la asignación correcta de estos fósiles al género Homo como en sus relaciones con otras especies de nuestra genealogía. Para ello, los investigadores necesitarán métodos de investigación diferentes.

Fuente:quo.es | 23 de marzo de 2017

Arqueólogos hallan la estatua de la abuela del faraón Tutankamón en Luxor (Egipto)


Una misión arqueológica euro-egipcia ha hallado en Luxor, en el sur de Egipto, una estatua de alabastro de la reina Tiye, esposa del faraón Amenhotep III, y abuela de Tutankamón. La pieza ha sido calificada por el ministro de Antigüedades egipcio, Jaled al Anani, como «importante, hermosa y única», según un comunicado ministerial.




La obra fue hallada en un templo funerario de Amenhotep III en la zona de Kom al Hitan, situada en la orilla oeste del río Nilo a su paso por Luxor. La estatua se encuentra esculpida en la parte inferior de la pierna derecha de una estatua de dimensiones colosales de su marido, que fue el noveno gobernante de la XVIII dinastía faraónica y cuyo reinado se prolongó durante 38 años.




Según Al Anani, es la primera vez que se descubre una estatua de alabastro de la reina Tiye en el interior del templo funerario de su esposo, ya que el resto de reproducciones encontradas son de granito. La arqueóloga armenia Hourig Sourouzian, jefa de la misión, explicó que el hallazgo de la escultura ocurrió de manera «fortuita», cuando se levantaba la parte inferior del coloso de Amenhotep III.




Sourouzian destacó el buen estado de conservación de la obra y resaltó que todavía conserva los antiguos colores con los que fue pintada. En este sentido indicó que la escultura necesitará un delicado trabajo de consolidación y de restauración.


Fuente: EFE, El Cairo | ABC, 23 de marzo de 2017

Fotos por gentileza del Ministerio de Antigüedades Egipcio

Arqueólogos descubren una impresionante cabeza de terracota de manufactura griega del s. V a.C. en la bahía de Kerch (Crimea)

Un sorprendente descubrimiento arqueológico tuvo lugar durante una excavación submarina en la bahía de Kerch, en el lugar de las obras del puente de Crimea.


Los expertos creen que la pieza de terracota encontrada, una 'cabeza' masculina, podría ser el fragmento de una estatua de una antigua deidad griega. El hallazgo es considerado único en la costa norte del mar Negro, ya que piezas análogas nunca han aparecido anteriormente en la región.

Ahora se llevarán a cabo estudios de laboratorio para determinar la composición de la arcilla del fragmento arqueológico. También será analizado por especialistas en arte griego antiguo con el objetivo de aclarar su función, origen y datación.

"Creemos que la cabeza de terracota proviene de Asia Menor y data del siglo V antes de Cristo", afirmó Serguéi Oljovski, jefe de la unidad subacuática del Instituto de Arqueología de la Academia Rusa de Ciencias.



La investigación arqueológica subacuática en la bahía de Kerch comenzó ya en la etapa de diseño del puente de Crimea. A lo largo de los últimos dos años, las excavaciones a gran escala realizadas en la región han propiciado que aparecieran más de 60.000 piezas. Los hallazgos son, en su mayoría, fragmentos de vasijas de cerámica creadas en el Mediterráneo y Asia Menor entre los siglos V y III a. C.

Las exploraciones arqueológicas en la bahía de Kerch están siendo realizadas manualmente para reducir el riesgo de daños a los hallazgos más antiguos, valiosos y frágiles. Solo después de finalizadas las investigaciones arqueológicas se autoriza la construcción e instalación de las partes del puente de Crimea.

Fuente: Sputnik, 22 de marzo de 2017

¿Enfrentamientos o convivencia entre hunos y romanos?

Un cráneo modificado, una práctica común en el centro de Asia, relacionada con los hunos y otros pueblos nómadas. / Erzsébet Fóthi, Hungarian Natural History Museum Budapest

La caída del Imperio romano a menudo se atribuye a las hordas de hunos bárbaros que invadieron los territorios. Este pueblo nómada de pastores y cazadores, procedentes probablemente de Asia, fue liderado por Atila, el mayor enemigo de los romanos hasta su muerte en el año 453 después de Cristo.

Retrato idealizado de Atila, por Eugène Delacroix (1843-47).

Según los historiadores, las incursiones de los hunos en las provincias romanas colindantes con el río Danubio durante el siglo V después de Cristo permitieron que las tribus nómadas invadieran el Imperio. La desestabilización que provocó pudo contribuir al colapso del poder romano en Occidente.
Aunque se conservan pocos registros escritos por los hunos, los relatos romanos hablan de ellos: los hunos solo trajeron terror, violencia y destrucción. Sin embargo, hasta ahora no había evidencias de cómo los dos pueblos se relacionaron.

Una investigación, liderada por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha analizado los restos humanos de varios cementerios de la región fronteriza romana de Pannonia (la actual Hungría), y revela por primera vez cómo la gente común experimentó la llegada de los hunos.

¿Enfrentamientos o convivencia?

Los científicos realizaron análisis bioquímicos de esmalte dental, dentina y colágeno óseo para comprobar qué comían y cómo se movían estos individuos. Compararon los datos con yacimientos en el centro de Alemania, donde vivieron agricultores, y con otras localizaciones de Siberia y Mongolia, lugar de procedencia de los pastores nómadas.

Los resultados, publicados ahora en la revista PLoS ONE, demuestran que algunos campesinos que vivían en la frontera del Imperio con el tiempo abandonaron sus casas para convertirse en pastores nómadas al estilo de los hunos y, en consecuencia, posiblemente lucharon con estas tribus.
Además, según indican otros restos hallados en estas tumbas, algunos hunos cambiaron su dieta porque descubrieron la agricultura y se asentaron. La dieta de los agricultores consistía básicamente en trigo, vegetales y legumbres, contenía muy poca carne y prácticamente no tenía pescado. En el caso de los hunos, su dieta era alta en proteína animal y consumían grandes cantidades de mijo.

Según Susanne Hakenbeck (izquierda), autora principal e investigadora en el departamento de Arqueología de la universidad británica, la tribu de nómadas trajo un estilo de vida que cautivó a los agricultores del área, de los que también aprendieron y entre los que se establecieron. Así se justificaría la constante infiltración por parte de los hunos en el Imperio romano.

Los datos muestran así que entre hunos y romanos no solo hubo violencia, y que no todo fue agitación con tratados que se forjaban y rompían entre los dos imperios en esa época. “El estudio parece mostrar algún grado de cooperación y convivencia con las personas que vivían en la zona fronteriza. Lejos de ser un choque de culturas, la alternancia de estilos de vida pudo haber sido una póliza de seguro en tiempos políticos inestables", destaca la investigadora.
De hecho, muchos individuos cambiaron de un estilo de vida a otro en ambas direcciones a lo largo de toda su vida. “Este intercambio de estrategias de subsistencia es prueba de un modo de vida que no vemos en ningún otro lugar de Europa en ese momento”, dijo Hakenbeck.

"Eran tiempos difíciles, hubo violencia, hubo inestabilidad económica, y, por tanto, me imagino que recurrir a diferentes tipos de subsistencia fue una especie de póliza de seguro", concluye.

Fuente: SINC | 22 de marzo de 2017

Nuevas excavaciones en la Catedral de Santander en busca del primer asentamiento de la ciudad

En el año 2009, los historiadores e investigadores de Santander, José Luis Casado Soto y Joaquín González Echegaray elaboraron el proyecto de excavación arqueológica denominado ‘Catedral de Santander, Puerto Romano, III’, en el que se desarrolla la última fase de la recuperación de la Catedral de Santander, dentro del Plan Director del primer templo de la Diócesis.

El proyecto, que abordará el Ayuntamiento de Santander entre finales de este año y principios del 2018 con fondos propios y un desembolso estimado en principio en 544.000 euros, daría por finalizados las excavaciones arqueológicas iniciadas por ambos historiadores en 1979, con dos campañas que permitieron recuperar las dos iglesias superpuestas, el claustro, la sala capitular y la torre de las campanas, así como el descubrimiento de los restos del Castillo del Rey, una parte de su muralla sobre la que se sustenta la bóveda de la sacristía de la Catedral.

La excavación propuesta en el año 2009 por Casado Soto y González Echegaray permitiría, como dejaron escrito, "resolver las incógnitas pendientes sobre el asentamiento originario romano y el primer desarrollo medieval", de la ciudad. Y explicaban que "tras los desmontes generalizados llevados a cabo después del incendio de 1941, el único suelo con restos arqueológicos intramuros del Santander antiguo es el que se encuentra bajo este conjunto monumental".

En la esquina Noreste del conjunto Catedral, entre las calles del Azogue y de Somorrostro, se encuentra un solar formado por tres elementos: la calle del Azogue, aneja al conjunto, el muro que la soporta y el terreno situado al pie del mismo, todo ello unido al yacimiento romano y altomedieval ya estudiado.

"La realización de la campaña arqueológica que se propone –decían Casado y Echegaray en su informe– sospechamos que puede proporcionar los siguientes resultados: el hallazgo de un tramo del lienzo exterior de la muralla romana del Puerto de la Victoria; el hallazgo de parte de la necrópolis de la más primitiva iglesia de Santander, de la que ya aparecieron restos al efectuar la cimentación de la girola de la Catedral en los años cuarenta del siglo XX y el hallazgo de los restos del primer asentamiento santanderino sobre terrenos ganados al mar, al pie del muro romano".
Los requisitos necesarios para la realización del proyecto marcados por ambos historiadores dejaban claro que "era imprescindible el desmontaje de la inútil y degradada escalera que actualmente remata el muro, el levantamiento de las dos placas de hormigón que cubren la calle del Azogue y el terreno al pie del muro y el cercado y posible cubrimiento de la zona arqueológica", para poder ser expuesta al público.

El Ayuntamiento aborda esta excavación arqueológica con el interés por descubrir una parte de la historia de Santander y para dignificar la zona, ahora convertida en un solar con plaza de hormigón, flanqueado por altos muros de piedra, con una escalera que lleva hasta El Cristo y que esta cerrada por rejas, que discurre por lo que fue la calle del Azogue, de los artesanos que realizaban espejos en la época medieval.

El arquitecto Clemente Lomba, en la presentación del proyecto. / María Gil Lastra

En la zona en que se realizará la nueva excavación quedará también materializado un proyecto municipal que firma el arquitecto Clemente Lomba, que ya realizó la transformación de la plaza de las Atarazanas, donde se levanta el monumento a la Asunción de la Virgen María. Lomba ha ideado una rampa que parte desde la parte baja de la ciudad y que conectará la calle de Somorrostro con la del Azogue, por una rampa y un bastión de piedra de piedra caliza, debajo del cual estaría una futura sala de exposiciones. "Sería una especie de atalaya y un espacio de quietud –dice Lomba– para contemplar la ciudad, ajeno a la congestión contemporánea. Casado Soto decía que este lugar era fundamental para entender Santander, para iniciar una visita histórica por ella". La obra de Lomba "reconstruye la vieja condición del promontorio como soporte de la Catedral, cuya esquina nunca llegó hasta el plano de la ciudad".

Los primeros trabajos consistirán en desmontar la escalera y eliminar el local comercial bajo ella. El bastión que ha ideado Lomba se construirá a base de piedra caliza con aparejo de sillería lo más similar posible al existente en el conjunto catedralicio, con el fin de completar el conjunto. También tendrá una escalera de acceso desde la calle del Obispo Juan Plaza García. El sentido de este bastión es "reconstruir la presencia del promontorio de San Felipe y aclarar el plano de apoyo a la Catedral, que siempre fue un alto, sobre la ciudad baja. Los recientes muros, tras el incendio de 1941, distorsionaron esta presencia, haciendo apoyar el volumen de la Catedral en la calle".

La rampa de acceso a este baluarte de piedra caliza se realizará mediante una escalera/rampa a la romana en la que se resuelven a través de pasos en pendiente escalonados "a la manera de la magistral escalera del Capitolio de Roma". Los peldaños tienen un ritmo de dos pasos. En su cumbre, el baluarte se cierra con murete de piedra al exterior y, al interior y sobre la excavación arqueológica, con barandilla.

Foto antigua de la calle Los Azogues. / DM

En cuanto a la calle del Azogue, será retirada la gran capa de rellenos de hormigón que se ha ido echando durante años sobre el suelo original. Será sustituido por un suelo de adoquines, con canal central de escorrentía de aguas y en el lateral adoquín de granito, al estilo de las viejas construcciones en las rúas de Santander.

Dos campañas arqueológicas

En el curso de las dos campañas de excavaciones arqueológicas realizadas en el conjunto catedralicio, (1982-1994), sufragadas por el Ayuntamiento de Santander, se obtuvieron interesantes resultados. En la iglesia baja (actual parroquia de El Cristo y el tramo que se conserva de la calle del Azogue) se descubrió y estudió el primitivo asentamiento romano de la ciudad de Santander, consistente en unas termas públicas, una calle y una fortificación, además de objetos datados entre el siglo I y el IV.

También se descubrió y estudió el muro perimetral al cerro de Somorrostro de la acrópolis romana por el flanco Norte, así como las cimentaciones de las iglesias anteriores a la actual. Fue descubierta la Puerta del Perdón en la iglesia baja, tapiada desde el siglo XVII y se procedió a la recuperación y estudio antropológico de los restos humanos de la población medieval de Santander. En el claustro se procedió al descubrimiento y estudio del muro perimetral al cerro de Somorrostro de la acrópolis romana por el flanco Sur, documentado con materiales de esa cultura. También se descubrió y estudió un torreón altomedieval de defensa y se recuperó la tapiada sala capitular de la Abadía de Santander, donde también se celebraban los concejos generales de la villa. Fue recuperada la tapiada puerta al Castillo del Rey, descubierto y estudiado el muro Oeste del Castillo del Rey, el cubo macizo Sur Occidental y uno de los muros de la torre del homenaje, todo ello con pasadizos y escaleras de caracol internas.

También en el claustro fue descubierta y estudiada la imponente cimentación del claustro en la zona del acantilado del cerro que caía sobre la bahía y recuperados y estudiados los restos humanos de la población medieval y moderna de Santander, pues fue descubierta una de las fosas comunes de la gran peste de fínales del siglo XV que dio lugar al Voto de San Matías, anual ofrenda de la ciudad y la Corporación.

Fuente: eldiariomontanes.es | 20 de marzo de 2017