El Museo Arqueológico de Sevilla reabre la Sala de Epigrafía Jurídica Romana, una de las más importantes del mundo

La sala muestra una de las colecciones más importantes del mundo en este tema con excepcionales documentos legales del Imperio Romano en bronce.

El Museo Arqueológico de Sevilla ha reabierto al público una de sus salas más significativas, la de Epigrafía Jurídica Romana, en la que se muestran excepcionales documentos legales del Imperio Romano grabados en tablas de bronce, en lo que constituye una de las colecciones más importantes que existen en el mundo sobre este tema.

Durante el último año, esta sala ha sido remodelada con objeto de sustituir el anterior montaje, más orientado a especialistas, por otro más didáctico y accesible a todos los públicos, consiguiendo hacer más comprensible toda una serie de leyes y documentos públicos importantes (leyes municipales, un pacto de hospitalidad, cartas imperiales, decretos del Senado…) que se exhibían en los lugares públicos, como el foro, y en los que encontramos el origen de nuestro actual ordenamiento jurídico y administrativo.

Los ‘bronces de Osuna’

Una de las principales novedades de la reapertura de esta sala es la exposición por primera vez al público de una de lastablas de la ley de la colonia romana de Urso (la actual Osuna), salvada gracias a la colaboración ciudadana e institucional ante una tentativa de expolio, tras su aparición en 1999. Esta tabla aporta texto hasta ahora desconocido de esta ley, de la que sólo se conservan otras cinco tablas en el Museo Arqueológico Nacional, descubiertas en 1870 y 1873, popularmente conocidos como‘los bronces de Osuna’.

Fuente: sevillaactualidad.com | 13 de abril de 2017

¿Qué vino bebió Jesús durante la Última Cena?

El vino que bebió Jesucristo en la Última Cena sigue generando debate entre los especialistas (Archivo)

Diferentes estudios intentan, desde hace años, determinar cómo era la bebida que protagoniza uno de los pasajes determinantes de la Biblia

El vino ha sido una de las bebidas más importantes a lo largo de las Sagradas Escrituras. De hecho, en toda la Biblia sólo se nombran tres bebidas: agua, leche y vino. Más allá del valor simbólico que adquiere el caldo en el pasaje de la Última Cena, y que ha perdurado hasta los días actuales a través de las liturgias eucarísticas simbolizando la sangre de Jesús, hay una pregunta, un misterio si lo preferís, que ha generado cierta curiosidad mundial: ¿qué tipo de vino fue el que consumió Cristo en esa velada?

Ya os avanzo que el enigma sigue generando, siglos después, diferentes tipos de hipótesis y teorías, por lo que advierto que con este escrito no se quiere engañar a nadie, simplemente poner encima de la mesa un misterio que, no por menor, ha acompañado la historia bíblica desde tiempos inmemorables. Está claro que no se llega al nivel del entresijo del cáliz, y su insaciable búsqueda, pero el asunto del vino también ha conllevado cierto interés como ahora veréis.

Vino tinto en Palestina

La propia Biblia asegura en uno de sus pasajes que lo primero que hizo Noé cuando bajaron las aguas del diluvio fue plantar una viña. Una bebida que también ha estado presente en otros capítulos históricos, como el citado relacionada con la Santa Cena. El imperio Romano fue una de las civilizaciones que propagó más enérgicamente el cultivo de la vid, plantándola en gran parte de su extenso territorio. De la antigua Grecia aprendieron algunos costumbres como rebajar su alta graduación alcohólica con agua en proporciones dependientes.

Aunque el vino preferido por los romanos era el blanco, en las regiones de Palestina se consumía más el vino tinto, que es el tipo de caldo que siempre se nombra en la Biblia. Aún así, en esa zona también existía la práctica de agregar al vino agua, e incluso miel o especias. Una técnica que, unidos a otros métodos como dejar las uvas expuestas a la acción de humo caliente, le daba a la bebida cierto sabor ahumado, según detallan algunos historiadores de la época citados por el sommelier Diego Di Giacomo, en algunos de sus artículos sobre el tema.

Syrah: cepa de origen persa

El propio Giacomo asegura que entre los estudiosos del vino de la época hay discrepancias acerca de las variedades de la uva de aquellos tiempos. No es fácil establecer de qué cepas actuales fueron las ancestrales, aunque la práctica totalidad de los expertos reconoce que dominaba la que sería el antepasado de la actual Syrah, una cepa que tendría su origen en Persia.

Es por ello que, según algunos entendidos del tema, el vino que bebió Jesús en la Última Cena, durante la época de Pascua, sería, con cierto margen de error, un caldo denso, de cierto cuerpo, con un breve añejamiento, una graduación alcohólica en torno a los 14 grados procedente de las uvas parientes de la que hoy se conoce como Syrah.

Recreación histórica

Por su parte, científicos israelíes de la Universidad de Ariel, en Cisjordania, está tratando desde hace unos años de recrear el clado existente en la época de Jesucristo. Para lograr su objetivo, los expertos usan una serie de semillas de uva cercanas a sus parientes de esa época y el resto de vasijas de barro encontrados en templos judíos donde se almacenaba esa bebida. Por el momento, han identificado 120 tipos de uva distintas que crecían en la antigua Israel hace unos 2.000 años.

Desde la Universidad, que ahora trabaja en base a 20 variedades, aseguran que todavía deberán pasar algunos años antes de poder probar un brebaje similar al que se sirvió durante la Última Cena, aunque en 2014 lograron llenar unas 2.500 botellas de vino a partir de las uvas Maaravi, variedad desaparecida alrededor del año 220 d.C y que fue rescatada gracias a las investigaciones de enólogos y arqueólogos.

Interrogantes abiertos

También destaca la investigación de dos arqueólogos italianos, Generoso Urcioli y Marta Berogno, que usaron versículos de la Biblia para investigar sobre la época de Jesús. Entre sus conclusiones, en las que aseguran que la cena no se hizo en una mesa rectangular, sino que Jesús y sus apóstoles estaban sentados en el suelo con cojines, explican que en esa velada también se sirvieron estofado de judías, carne de cordero, aceitunas, salsa de pescado y hierbas amargas.

También hay voces que aseguran que lo que Jesús bebió no fue vino sino jugo de uvas, o que el caldo de la velada no era vino fermentado. Lo que parece evidente es que resulta prácticamente imposible determinar qué gustos o aromas similares a los actuales podrían tener ese vino, aunque también son muchos los estudiosos que coinciden en señalar que si tuviéramos la posibilidad de probarlo en la actualidad, como pretenden los expertos de la Universidad de Ariel, tiene muchos números de no ser de nuestro agrado. Aunque ni siquiera esta afirmación es demostrable.

Vía: La Vanguardia

Viaja al antiguo Jerusalén con la Realidad Virtual

La aplicación y los accesorios de realidad virtual permiten visualizar Jerusalén hace dos mil años. / Lithodomos VR

Una aplicación y accesorios de realidad virtual para dispositivos móviles permiten recorrer Jerusalén en la época en que murió Cristo. Un equipo de arqueólogos ha asesorado a la empresa que ha desarrollado este sistema, con el que se pueden visualizar escenarios del mundo antiguo, reconstruidos hoy con técnicas de modelado en 3D.

Cuando se visita algún lugar histórico es inevitable retroceder mentalmente a los tiempos en los que estaba en su apogeo e imaginar cómo fue en el pasado.

Ahora, una aplicación ayuda a realizar ese viaje a través de dispositivos móviles y de realidad virtual para que el usuario pueda explorar con sus propios ojos escenarios del pasado, como la ciudad de Jerusalén hace dos mil años. Los visitantes la pueden ver en la época de Cristo y el rey Herodes, observando detalles como el aspecto original del Muro de las Lamentaciones.

La precisión histórica de la app hace que esté dirigida tanto a turistas como a investigadores y educadores

La app y la empresa que lo ha desarrollado se llaman Lithodomos ­–albañil en griego antiguo–. Un equipo multidisciplinar de especialistas en programación en 3D, historiadores y arqueólogos han trabajado en el sistema y en todos los elementos de la reconstrucción.

“Lo que hace a Lithodomos VR algo único es su compromiso con la precisión arqueológica. No somos solo un grupo de informáticos, también somos doctores en arqueología que comprobamos varias veces cada detalle”, explica Simon Young, presidente de la compañía.

Las representaciones que muestra Lithodomos VR se han creado usando fotogrametría (filmando y digitalizando previamente los objetos que se quieren representar) y el modelado de texturas en 3D.

Herramienta para el ocio y el aprendizaje

El software permite ofrecer una reconstrucción no solo de Jerusalén, también de otros lugares del mundo antiguo, como Grecia y Roma. Los usuarios pueden observarlos a través de sus dispositivos de realidad virtual o móviles adaptados –por ejemplo con el accesorio Google Cardboard–, mientras caminan entre las ruinas actuales.

La realidad virtual permite recrear el mundo antiguo en 3D. / Lithodomos VR

La aplicación va dirigida tanto a los turistas visitantes de esos lugares o museos como a investigadores y educadores que quieran usar esta tecnología como herramienta de aprendizaje. El equipo hace hincapié en su vertiente educativa debido al rigor histórico con el que se han realizado las representaciones.

“Nuestro trabajo parte de años de investigación y reflejan las mejores prácticas académicas para asegurar que, al final, el producto sea lo más preciso e informativo posible para el usuario”, afirma el equipo en su página web.

Entre los proyectos desarrollados por Lithodomos VR se encuentran reconstrucciones virtuales del Templo de Venus y la antigua ciudad de Roma, las Arenas de Lutecia en París o, la más reciente, además de la representación de la antigua Jerusalén durante el año 35 DC.

A pesar de estar especializada en representaciones del mundo grecorromano, la empresa está trabajando en un proyecto junto a la Universidad de Córdoba para reconstruir virtualmente el castillo de Bélmez y su entorno durante la época romana y la Edad Media.


Vía: Agencia SINC

Descubren 55.000 nuevas reliquias ocultas en el Museo de la Ciudad Prohibida de Pekín

La Ciudad Prohibida de Pekín. EL MUNDO

El inventariado de sus fondos ha hecho aflorar manuscritos imperiales, tabletas de piedra, grabados y fotografías del siglo XIX y principios del XX

Responsables del Museo de la Ciudad Prohibida en Pekín anunciaron que se han hallado 55.132 nuevas piezas de alto valor histórico al hacer inventario de las miles de salas de ese antiguo palacio imperial, informó hoy el diario local Global Times.

Muchos de los objetos se hallaron en rincones del palacio, cubiertos de polvo, en la ardua labor de inventariado que se realizó entre 2014 y 2016, explicó el director del museo, Shan Jixiang.

Los nuevos hallazgos incluyen manuscritos imperiales, tabletas de piedra y huesos con grabados, además de más de 7.000 fotografías de la vida cotidiana en el interior del antiguo palacio imperial en el siglo XIX y principios del XX, poco antes de la caída de la dinastía Qing.

Con estos descubrimientos, la colección del museo, una de las mayores de arte chino del mundo, aumenta de 1,80 a 1,86 millones (debe recordarse que una buena parte de los bienes imperiales en el palacio se llevaron a Taiwán a mediados del siglo pasado durante la guerra civil, y continúan en la isla).

Entre las piezas más valiosas halladas se encuentran varios textos escritos por el emperador Qianlong durante su largo reinado (1735-1796).

Algunas de las nuevas incorporaciones al tesoro del museo se muestran estos días en una exposición en la propia Ciudad Prohibida, hasta el próximo 15 de abril.

La Ciudad Prohibida de Pekín, al norte de Tiananmen, fue la residencia de los emperadores de las dinastías Ming y Qing, entre los siglos XVIII y XX, y tras la caída de la monarquía se convirtió en el Museo de Palacio, actualmente una de las mayores atracciones turísticas de China, con 14 millones de visitantes anuales.

Vía: El Mundo

Los sonidos de Stonehenge: una aplicación interactiva revela detalles sobre su historia

El origen del monumento Stonehenge es 4.500 años después de su creación, pero unos investigadores británicos podrían haber encontrado una manera de develarlo, informa Daily Mail.

Esos especialistas de la Universidad de Huddersfield (Reino Unido) liderados por Rupert Till (izquierda) han realizado un estudio que concluye que la forma en que colocaron las piedras tenía un motivo acústico, una teoría que rompe con las hipótesis previas sobre un templo construido en función de los movimientos del Sol.

Aplicación interactiva

Para que las personas puedan viajar a través de la historia, estos científicos realizaron una reconstrucción digital de Stonehenge en diferentes épocas, que ofrecerán mediante una aplicación interactiva para dispositivos móviles de Apple y Android.El proyecto también está disponible para PC y Mac.


En su blog, él explica : “Hay una serie de juegos para ordenadores que recorren diferentes lugares de interés histórico, pero lo que es nuevo con nuestra aplicación es la capacidad no sólo de ver lo que un sitio como Stonehenge solía parecer, sino también oír lo que solía sonar mediante la integración del modelado acústico. Además, el uso de grabaciones mediante relevantes instrumentos musicales antiguos es muy novedoso”.

Al culminar su proyecto, ese equipo descubrió que los monolitos estaban ubicados para ofrecer efectos visuales y acústicos: "Si construyes algo que es circular, tiene una acústica circular", con lo cual "la acústica y el sonido son fruto de la forma en que está diseñado", detalla Till.

En declaraciones a Reuters, a la que informó sobre las particularidades de la aplicación mencionada, dijo: “Usted nota el sentido de la reverberación, un poco como en un baño gigante. La gente dice 'bueno, eso se oye que en cualquier lugar'. Pero no hace dos mil, tres mil años; sencillamente, no había grandes edificios de piedra. Así que esto habría sido uno de los pocos lugares hecho por humanos en el que habrías oído tales efectos acústicos"

Fuentes: RT.com | wired.co.uk | 12 de abril de 2017

Descubren un tesoro de 200 denarios en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo

Un espléndido tesoro formado por más de 200 monedas romanas de plata ha sido hallado por un equipo arqueológico en Kalkriese, en el norte de Alemania, en el escenario de la batalla del bosque de Teutoburgo, entre el ejército romano de Publio Quintilio Varo y una alianza de pueblos germanos dirigida por Arminio.

El Museo y Parque Kalkriese explica en un comunicado que se trata de la mayor acumulación de monedas romanas que se ha descubierto en el antiguo campo de batalla. En 1987, Tony Clunn, un arqueólogo aficionado británico, descubrió 170 monedas de plata y más recientemente, el año pasado, se recuperaron ocho monedas de oro.


Los denarios, fechados entre finales de la República romana y comienzos o mediados del reinado de Augusto, se encontraban depositados en un mismo lugar, por lo que cabe imaginar que fueron enterrados a la vez.

"Una vez más queda demostrada la importancia del lugar, después del hallazgo de monedas de oro realizado el año pasado. Aquí ocurrió, sin duda, un gran acontecimiento", explica Joseph Rottmann, director del Museo y Parque Kalkriese (izquierda). "¿El tesoro fue enterrado de forma premeditada o rápidamente por un legionario que quería esconder sus ahorros? ¿Formaba parte del caudal de las tropas? Unos 200 denarios era lo que cobraba aproximadamente un simple legionario al año. Aún quedan muchas cuestiones por resolver...", expresa el arqueólogo Marc Rappe.

Fuente: National Geographic | 12 de abril de 2017