La ‘autovía’ del oro: de León a Roma

Un tramo de la calzada. - JAVIER HERNÁNDEZ LOZANO

Los conocimientos que hasta la fecha se tienen sobre la prehistoria y la historia antigua en las comarcas leonesas deben, de tanto en tanto, reunirse, revisitarse y actualizarse. Al menos, allí donde los hallazgos y los estudios suponen un goteo constante y donde existe verdadero interés por poner en valor un patrimonio a todas luces espectacular. Uno de esos esfuerzos se da a conocer hoy en el Museo de León bajo la forma de libro, Prehistoria y romanización en el valle del Eria. Sociedad y minería..., del que son autores los especialistas Javier Fernández Lozano, Jesús Celis y Juan José Palao.

Un texto que indaga sobre la geología y el paisaje del suroeste provincial y noroeste zamorano, «desde los primeros pobladores, con sus culturas y restos, hasta los primeros compases de ocupación romana que vertebran la ordenación del territorio para la explotación de sus recursos», indicó Javier Fernández Lozano.
El libro, prologado por Valentín Cabero, catedrático de Geografía de la Universidad de Salamanca, pretende ser, en palabras de éste, «un alegato a la preservación del patrimonio y su divulgación, abogando por el desarrollo rural en una zona que en los últimos cincuenta años ha visto cómo sus pueblos iban perdiendo la gran mayoría de su población».

Pero la obra no solo sintetiza y engloba, sino que también ofrece hallazgos hasta el momento no publicados como el «descubrimiento de dos tramos de calzada romana en Herreros y en Quintana y Congosto, y que unían el valle del Jamuz con el del Eria, y éste con la Valduerna. Fueron las vías que, a nuestro juicio, permitieron a Roma sacar el oro del Eria y conducirlo a Roma», detalló Fernández Lozano.
Nunca antes se había publicado un libro como éste, que recoge, también a modo de homenaje para quienes iniciaron los primeros estudios en la zona, todos los trabajos realizados en geología, arqueología e historia a lo largo de un valle que recorre más de 100 kilómetros de las provincias de León y Zamora. «Y además, mostrado con una intención didáctica, haciendo hincapié en la variedad y notoriedad de un espacio físico y un paisaje cultural singular y poco divulgado. Porque conocer el valor de lo que nos rodea ayuda a conservarlo y protegerlo, por ejemplo ante acciones como las que tuvieron lugar en el pinar de Castrocontrigo, donde los trabajos de extracción de la madera produjeron numerosos daños en el patrimonio y en el medio natural durante los últimos años tras el incendio», incide Fernández Lozano, autor de los capítulos sobre geología y minería antigua en la comarca, y profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Cantabria.


Por su parte, Jesús Celis, arqueólogo de la Diputación, repasa en el libro algunos de los contenidos de su capítulo, referente a la prehistoria y protohistoria, «como los hallazgos de industrias líticas achelenses de Castrocalbón, los indicios neolíticos del Eria medio, la evidencia de dólmenes en el curso bajo del río o las pinturas esquemáticas de Morla de la Valdería. También recogemos los restos de útiles y armas del Calcolítico o la Edad del Bronce, la presencia de útiles de la cultura del Vaso Campaniforme o las cerámicas de la cultura de Cogotas I en Arrabalde —comentó—. Y ya en la Edad del Hierro, la presencia de poblados de la Primera etapa y de la Segunda Edad del Hierro, con la diferenciación zonal entre los 'oppida' centromeseteños y los castros de los Montes de León».

Y Juan José Palao, profesor titular del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Salamanca, se encarga del capítulo referente a la romanización. En él recalca que los trabajos realizados en la zona en los últimos tiempos por diferentes investigadores han permitido sacar a la luz restos del paso de las legiones romanas por la comarca —y así, los tramos ahora localizados—, algo muy poco investigado en el pasado. «Mi capítulo recoge esas nuevas evidencias e intenta explicar las posibles causas que motivaron la estancia de las tropas romanas en la Valdería y territorios adyacentes desde su conquista por el emperador Augusto», explicó.

El metal viajó «por tierra y escoltado»

¿Por dónde sacaban y dirigían a la península itálica el abundante oro que los romanos extrajeron del suroeste leonés? A esta pregunta, que se han venido haciendo insistentemente los expertos, también da respuesta el libro. «No fue por mar, dado que no se ha encontrado ningún pecio de esas características en nuestras costas», aprecia Fernández Lozano, quien en unas recientes jornadas celebradas en Burgos expuso los hallazgos de nuevas minas y defendió la posibilidad de que el Jamuz (es la cota más baja, en torno a 800 metros), pudo ser puerta de acceso a la minería del oro en la zona. De hecho, los dos tramos de calzada descubiertos vienen a confirmar la hipótesis, ya que conectan los valles del Jamuz, Eria y Duera. «Desde ahí el oro pasaría a Astúrica Augusta y a la red de calzadas del Imperio, seguramente viajaría fuertemente escoltado», expone el especialista. En las imágenes, aspectos de estas dos calzadas, de las que hasta se han localizado centenares de metros en Herreros de Jamuz y de Quintana y Congosto, y vista del área de Las Rubias.


El libro, financiado por la Diputación de León, el Instituto Leonés de Cultura y el Ayuntamiento de Castrocontrigo, pone fin a la serie de actividades celebradas este año para la promoción de la historia y naturaleza de la Valdería y que se iniciaron con las primeras Jornadas Arqueológicas del valle del Eria —tendrán continuidad en 2018— con el objetivo de acercar el patrimonio a la sociedad.

Fuente: diariodeleon.es | Fotos |14 de diciembre de 2017

Atapuerca sigue siendo escuela internacional para investigadores de la evolución humana

Ibeas de Juarros, 15 de diciembre de 2017. El Patronato de la Fundación Atapuerca se ha reunido hoy en su sede de Ibeas de Juarros para celebrar su última reunión del año. Detallamos algunos puntos destacados del orden del día:

Iniciativas de promoción científica

Para 2018 la Fundación mantendrá su programa de formación de jóvenes científicos en disciplinas vinculadas al Proyecto Atapuerca, mediante ayudas para investigación científica, predoctoral y posdoctoral. El programa es una pieza esencial para la continuidad, vitalidad, fortaleza e impacto internacional del equipo científico que es la clave de la dimensión que ha alcanzado el Proyecto Atapuerca. En 2017 la Fundación otorgó ocho ayudas y para 2018 concederá nueve, seis predoctorales y tres posdoctorales. Desde el año 2000, más de 60 miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) han podido gracias a la Fundación estudiar la información obtenida en los yacimientos de Atapuerca profundizando en el conocimiento de la evolución humana. Muchos ya han leído sus tesis doctorales y trabajan en centros de investigación o universidades de España y de fuera de España.

La Fundación continúa también con su apoyo estructural y logístico a la campaña de excavación, complementando la ayuda de la Junta de Castilla y León y de otras administraciones y empresas. La campaña de excavaciones de 2017 contó con 280 investigadores de 22 nacionalidades, a los que se facilitó alojamiento, comidas, logística y medios de trabajo. La Fundación gestionó el registro, acreditación y certificación de excavadores, y durante ese periodo atendió a 90 medios de comunicación y numerosas visitas institucionales como la de la Reina Doña Sofía, Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes, Alaska o el Chef Andoni Luis Aduriz, entre otros. Organizó el IV Ciclo de seis conferencias con el Instituto de la Juventud de la Junta de Castilla y León, en la Residencia Gil de Siloé. También se organizaron los actos de reconocimiento de los cuatro primeros Emabajadores de la Fundación Atapuerca (Alberto Velasco, Juan Antonio Corbalán, Santiago Jiménez y Alaska) y el acto de entrega de los Premios Evolución 2017 (a la Comandancia Civil de Burgos y a la Profesora Mina Weinstein-Evron). Durante la campaña de excavaciones también se completó otro tramo del sendero botánico junto a los yacimientos, con una pasarela y una mesa interpretativa, gracias a la Fundación Caja de Burgos y la Fundación La Caixa.

En febrero un equipo de investigación dirigido por Eudald Carbonell realizó una nueva campaña de excavación en Eritrea, junto a la frontera con Etiopía. Este proyecto denominado "Cuna de la Humanidad: Eritrea-Valle del Rift", está costeado por la Fundación Palarq, quien tiene encomendada su gestión a la Fundación Atapuerca. Está prevista una nueva campaña para enero de 2018. Este proyecto se presentó en la muestra internacional de ciencia y tecnología Mobile World Congress 2017, dirigida a unos 20.000 estudiantes de ESO y bachillerato.

El Museo Nacional de Georgia forma parte de la red cooperativa de equipos científicos de investigación sobre evolución humana promovida por la Fundación Atapuerca. En el marco de esa alianza, este año cuatro investigadores georgianos han excavado en los yacimientos de la sierra de Atapuerca y cuatro investigadores españoles excavaron en el yacimiento de Dmanisi.

En julio la Fundación se presentó a la convocatoria del Ministerio de Educación, para solicitar ayuda para un proyecto hispano-georgiano que incluye dos áreas de investigación diferenciadas: sobre tecnología lítica y sobre genética y domesticación del caballo en Iberia. Se ha confirmado la concesión de una ayuda de 20.000 euros para este proyecto.

En 2016 Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca, inició la colaboración de la Fundación con el Centro de Tecnología Repsol (CTR) en Móstoles (Madrid) y se ha creado una mesa de colaboración entre científicos del EIA y el CTR, que ya se ha reunido para tratar temas de investigación y tecnología en sus respectivas áreas y estudiar sinergias de cara a 2018.

La Universidad de Burgos, la Complutense de Madrid, la Ruhr Universität de Bochum en Alemania, la Universidad de Londres en el Reino Unido o el Museo Nacional de la República de Georgia, son algunos de los centros de investigación en los que se demuestra que Atapuerca sigue siendo escuela internacional para investigadores de la evolución humana.

Iniciativas de difusión y didáctica

El próximo año la Fundación continuará con los programas ya implantados, y seguirá apoyando acciones de desarrollo local que fomenten el interés por los yacimientos y su entorno (como la Marcha a pie a los yacimientos de la sierra de Atapuerca; la promoción de visitas en albergues del Camino de Santiago; la realización de talleres didácticos y apoyo en iniciativas locales). La Fundación también apoya asociaciones locales como las asociaciones ACAHIA, en Ibeas de Juarros y Amigos de Atapuerca, en Atapuerca, o la asociación “Saltando charcos”, para la inserción social y laboral de jóvenes en situación de desventaja social, para que ellos y sus familias puedan conocer Atapuerca. En esta línea, apoya también otras iniciativas como la prospección arqueológica de nuevos yacimientos cercanos en colaboración con el Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) o la organización de conferencias de los codirectores y miembros del EIA en pueblos de la zona. Mantendrá las actividades didácticas y de comunicación dirigidas a colectivos con discapacidad intelectual en colaboración con la Fundación Aspanias (como Limpiemos la Sierra y la adaptación de textos de lectura fácil para el Periódico de Atapuerca). Promoverá también la cesión a instituciones de exposiciones propiedad de la Fundación. Además, se han impartido conferencias sobre Atapuerca, con las que se difunde la labor de la Fundación y sus colaboradores, en Burgos, Valladolid, Madrid, Barcelona, Tarragona, Irún y Tenerife. Finalmente, en 2018 se prevé conmemorar el 40 aniversario del Proyecto Atapuerca.

En cuanto a las herramientas de comunicación, la Fundación continúa con la publicación mensual del Periódico de Atapuerca, que ya ha editado 76 números. Los números del Periódico se pueden consultar en la web y en la aplicación de la Fundación, y en la plataforma Kiosko que permite el acceso al Periódico de Atapuerca desde cualquier ubicación, a través de iPad, iPhone, tablets y teléfonos Android. El número de visitantes a la web ha aumentado. En 2015 fueron 584.218 personas las que visitaron la web de la Fundación, en 2016 fueron 1.082.468 personas y en 2017 la cifra estimada es de 1.180.874. Además, todo el contenido de esta web en castellano ya está disponible en inglés desde hace varios meses. Cabe destacar además la creciente presencia de la Fundación en redes sociales. En lo que va de 2017 la Fundación tiene ya 24.000 seguidores en Twitter, más de 13.000 en Facebook, más de 440 en Linkedin y más de 3.700 en Instagram. La Fundación sigue en los primeros puestos de “influencers” de Burgos capital y en perfiles de ciencia relacionados con evolución humana, y entre los más seguidos a nivel internacional, con un índice Klout entre 65-70 (sobre un máximo de 100). Este año ha logrado superar la barrera del 70 durante varias semanas. También se ha hecho presente en una nueva red social llamada Bebee que da muy buen posicionamiento en Google.
Acciones de patrocinio y gestión de convenios

La Fundación Atapuerca ha firmado nuevos convenios de colaboración durante 2017: con Fundación La Caixa, para formar científicos divulgadores y para la creación de una unidad didáctica para el ciclo de educación infantil, que pronto se distribuirá en los colegios de Burgos y se colgará en la página web de la Fundación. Con la empresa Crece, para el mantenimiento del sendero botánico. Y actualmente, la Fundación mantiene gestiones para firmar un acuerdo con el Museo de Eritrea y con la Universidad de Haifa en Israel. Por otra parte, ha renovado convenios con el Ayuntamiento de Burgos, Mahou-San Miguel, Fundación Iberdrola España, Hispanofil, Fundación Caja Viva Caja Rural, Fundación Ramón Areces y Fundación ACS. Gracias a estas renovaciones y al compromiso del resto de patronos y colaboradores, la Fundación puede cumplir adecuadamente sus fines.

La Fundación Atapuerca es beneficiaria de la Fundación norteamericana Allies of Hispanic Culture, Education and Science Foundation (AHCES Foundation), que facilita la obtención de beneficios fiscales a potenciales patrocinadores norteamericanos.

También se han gestionado nuevos Adwords publicitarios de captación de recursos, gracias al acuerdo con Google que asigna a la Fundación 10.000 dólares mensuales en publicidad gratuita.

Más allá de los acuerdos con diferentes entidades, la Fundación Atapuerca recibe donaciones individuales a través del Programa Atapuerca Personas (PAP) y sigue en marcha el programa de micropatrocinios en la web.

Gestión de Visitas a los yacimientos y al Centro de Arqueología Experimental

La Fundación Atapuerca gestiona, por acuerdo con la Fundación Siglo, las visitas a los yacimientos y al Centro de Arqueología Experimental desde marzo de 2011. Es una de las más relevantes actividades de la Fundación en materia de difusión social del Proyecto Atapuerca.

La Fundación tiene como prioridad mantener continuamente actualizada la formación científica y didáctica de sus monitores, encargados de guiar las visitas. Son miembros activos de la campaña de excavaciones, lo que les permite hablar en primera persona de los descubrimientos que explican a los visitantes. Dentro del plan de formación continuada de monitores, en 2017 la Fundación organizó acciones como las de impartir un curso de formación para las nuevas visitas Ata Natural y Ata Espeleo. Durante la campaña de excavaciones, como cada año, los monitores han participado durante una semana en el trabajo de campo y de laboratorio. También en julio, miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca impartieron seis charlas formativas en la Residencia Gil de Siloé. La Fundación impartió también jornadas de formación en didáctica para talleres a grupos escolares, y de formación científica sobre descubrimientos y novedades en Atapuerca, relacionadas con el convenio entre la Fundación Atapuerca y la Obra Social ‘la Caixa’, especialmente dirigida a facilitar el acceso de escolares a la ciencia. Finalmente, se impartió también un curso de prevención de riesgos laborales. En 2018 la Fundación prevé seguir con la formación continuada del personal a cargo de las visitas.

Presupuesto para 2018

El presupuesto de la Fundación Atapuerca para 2018 busca conciliar el equilibrio presupuestario con el cumplimiento de los fines fundacionales, centrados en el apoyo a la investigación científica y en la difusión del conocimiento científico. Tanto los ingresos como los gastos presupuestados superan ligeramente la cifra de 1.418.000 euros.

La Fundación Atapuerca espera destinar al cumplimiento de sus fines más del 89% de sus recursos. Un 31,45% al apoyo a investigación, principalmente ayudas predoctorales y posdoctorales, y un 58,12% a difusión y didáctica.

El Marq brinda una calurosa acogida al Egipto de Marina Escolano

Marina Escolano, doctora en Egiptología por la Johns Hopkins University de Baltimore, en Estados Unidos, impartió ayer en el Marq una interesantísima conferencia bajo el sugerente título de Zodíacos, Papiros y Planetas. Astronomía en el Egipto Grecorromano.

Una charla, ante un Salón de Actos lleno, en la que la doctora Escolano habló de cómo los sacerdotes egipcios de época grecorromana concebían el cielo, cómo incorporaron conocimientos astronómicos procedentes de Mesopotamia, qué herramientas utilizaban en su trabajo, y qué relación existía en la Antigüedad entre astronomía y astrología.

Tal como reveló Escolano, Egipto, contrariamente a lo que consideraban los estudiosos modernos, se situaba en un lugar central en la circulación del conocimiento científico en la Antigüedad, como lo atestiguan los bellos relieves astronómicos de templos como Dendera (con su famoso zodíaco) y papiros con tablas astronómicas que reflejan conocimientos punteros en astronomía matemática.

La presentación de la conferencia corrió a cargo del Diputado de Cultura y Vicepresidente del MARQ, César Augusto Asencio, y del director técnico del Museo, Manuel Olcina.

Marina Escolano, doctora en Egiptología por la Johns Hopkins University de Baltimore, en Estados Unidos, impartió ayer en el Marq una interesantísima conferencia bajo el sugerente título de Zodíacos, Papiros y Planetas. Astronomía en el Egipto Grecorromano.

Una charla, ante un Salón de Actos lleno, en la que la doctora Escolano habló de cómo los sacerdotes egipcios de época grecorromana concebían el cielo, cómo incorporaron conocimientos astronómicos procedentes de Mesopotamia, qué herramientas utilizaban en su trabajo, y qué relación existía en la Antigüedad entre astronomía y astrología.

Tal como reveló Escolano, Egipto, contrariamente a lo que consideraban los estudiosos modernos, se situaba en un lugar central en la circulación del conocimiento científico en la Antigüedad, como lo atestiguan los bellos relieves astronómicos de templos como Dendera (con su famoso zodíaco) y papiros con tablas astronómicas que reflejan conocimientos punteros en astronomía matemática.

La presentación de la conferencia corrió a cargo del Diputado de Cultura y Vicepresidente del MARQ, César Augusto Asencio, y del director técnico del Museo, Manuel Olcina.

Fuente: MARQ Alicante

Este LETAL palo de madera del Neolítico mataba a una persona de un solo golpe

El 'Bateador del Támesis'. /Universidad de Edimburgo

Hace algún tiempo, los arqueólogos sacaron un palo de madera de una parte anegada de la orilla norte del río Támesis. Después de haberlo datado aproximadamente entre 3530 y 3340 a. C., lo denominaron Bateador del Támesis, porque aseguran que el instrumento había sido utilizado por una persona para vencer a otra durante el período neolítico.

Ahora, los investigadores, de la Universidad de Edimburgo (Escocia, Reino Unido), ha encontrado evidencia de que el Bateador del Támesis podía matar a otra persona con solo con un solo golpe en la cabeza.

Medir la eficacia de un arma arqueológica es difícil. Por mucho que se haga en nombre de la ciencia, no está permitido usarlas en personas reales, así que el equipo creó sus propios mazos siguiendo el modelo del original, y también sus propias cabezas. Según su artículo publicado en la revista Antiquity, para ello usaron un modelo que había sido diseñado para pruebas militares de balística. Los cráneos estaban hechos de poliuretano que se llenaban con gelatina y se envolvían con una capa de goma.

El palo original y la répilica creada por los investigadores. /Universidad de Edimburgo

Para golpearlas, los investigadores solicitaron la ayuda de un voluntario masculino de 30 años, que debía hacerlo con tanta fuerza como si estuviera peleando por su vida. Al examinar los resultados, los investigadores descubrieron que el Bateador del Támesis era, de hecho, un arma que podía usarse para romper el cráneo de un ser humano y matarlo.

Los investigadores compararon los cráneos falsos fracturados con los reales que habían sido desenterrados de los cementerios neolíticos y encontraron al menos uno que parecía muy similar, sugiriendo que la persona que había hecho el daño probablemente usaba un arma de este estilo. En conjunto, la evidencia sugiere que este palo era más letal de lo que se pensaba. También crea una mejor imagen de cómo era la violencia neolítica, agregaron los investigadores, señalando que el mazo probablemente se habría utilizado solo en escenarios en los que alguien estaba muy decidido a matar a otro.

Foto: Esta comparación nos muestra la similitud entre las fracturas realizadas en el modelo sintético de cráneo durante el experimento y las lesiones observadas en el cráneo de un hombre de 35 a 40 años de edad enterrado en el yacimiento neolítico de Asparn/Schultz. ( Meaghan Dyer (izquierda); Teschler-Nicola 2012/Copyright Antiquity (derecha).

La agresión intraespecífica, que lleva a asesinar a los de nuestra misma especie y que los humanos compartimos con otros primates, fue heredada parcialmente de algún antiguo ancestro. Los niveles de agresión en la sociedad humana variaron notablemente: crecieron con la llegada de la Edad de Hierro, alcanzaron su pico durante la Edad Media, pero cayeron dramáticamente en la Edad Moderna. A estas conclusiones llegó un equipo científicos españoles que analizó los niveles de violencia intraspecífica en distintos mamíferos y sociedades humanas. Los resultados del artículo fueron publicados el año pasado en la revista Nature.

Fuente: nmas1.org| Beatriz de Vera | 13 de diciembre de 2017

La Estrella de Belén, esa estrella que nunca existió

Desde la exégesis más objetiva y aplicando el método histórico-crítico a los propios Evangelios canónicos, resulta harto inútil y pueril ofuscarse con el supuesto referente astronómico de la "Estrella de Belén", en cuánto que es communis opinio para los exégetas neotestamentarios (NT) que el llamado mesías Jesús nació en Nazaret de Galilea, y no en Belén de Judea (cap. 4.0).

Todo indica que no hubo Estrella de Belén, ni Magos de Oriente, ni Matanza de niños varones, ni Huida a Egipto. Todo fue un grandilocuente relato de Mateo, un thriller de invención piadosa, de muy posible inspiración midráshica pero con una clara intencionalidad apologética de dar cumplimiento a un antiguo enunciado profético.

Todo este maravillosismo exuberante e inverosímil del capítulo 2º de Mateo sobre los relatos de la infancia de Jesús fueron compuestos con el propósito preferencial de satisfacer el requisito mesiánico de su origen betlemita, profetizado en las Escrituras del AT para, así, rubricar la autenticidad de Jesús como el Mesías esperado. En los textos neotestamentarios (NT) sólo los evangelistas Mateo y Lucas, muy condicionados por sus feligresías judeocristianas, novelaron tramas muy distintas con la única finalidad de llevar el nacimiento de Jesús a Belén de Judea, la que era conocida como patria del rey David para, así, legitimarlo como el auténtico Mesías enviado por Dios, dando cumplimiento de la profecía veterotestamentaria (AT) de Miqueas (Miq 5, 1).

Esta extensa exégesis de disertación sobre el lugar del nacimiento de Jesús (el llamado, Jesucristo) y de su posible ascendencia davídica está realizada desde una visión crítica y racional, que no teológica1 ni cristológica. Aunque, eso sí, muy sujeta a la evidencia de lo que la vox populi, esas gentes y muchedumbres en el entorno de Jesús, expresaron en los Evangelios canónicos en los versículos de su ministerio público (ver 4.0).

En el libro El nacimiento del Mesías del académico y exégeta bíblico de renombre mundial y sacerdote católico, Raymond E. Brown, se expone de manera determinante: «Los abrumadores datos en contra han hecho que la tesis de que Belén no fue el lugar de nacimiento de Jesús sea communis opinio de los intérpretes del Nuevo Testamento» (Brown, 1982, 537, cita C. Burger)2. Pues, desde una visión objetiva, el conjunto del relato de la infancia de Jesús narrado por Mateo presenta dificultades histórico-exegéticas muy serias e insalvables.

Además, ninguna hipótesis astronómica resuelve satisfactoriamente la inverosímil movilidad de una estrella que sólo consiguen visualizar unos magos venidos de Oriente: «Ellos, después de oír al rey Herodes (en Jerusalén), se pusieron en camino, y la estrella que habían visto en Oriente, iba delante de ellos, hasta que fue a posarse sobre el lugar donde estaba el niño» (Mt 2, 9). Es una grave incongruencia que en la corte del rey Herodes y en toda Jerusalén nadie se percatase de ese evento estelar extraordinario que servía de guía a unos magos: «Entonces Herodes, llamando a parte a los magos, averiguó de ellos con exactitud el tiempo de la aparición de la estrella» (Mt 2, 7).
Mateo en su primera mención a la "estrella" emplea su forma acusativa singular griega de "astera" = (su) estrella: «Porque hemos visto su estrella en el Oriente», pero luego también emplea los formas astēr y astéros. Si hubiese empleado el vocablo neutro griego de ástron (pl. cielo) de semántica más genérica, sí hubiese dado oportunidad a otras manifestaciones cósmicas tales como: astro, constelación, conjunción de planetas, cualquier objeto astral de difícil identificación (novas), incluso aquí hubiese cabido también la opción de cometa. Si bien, Mateo nunca contempló el vocablo griego clásico "kométes", cometa (kómē, cabellera). Sólo como curiosidad, en el famoso poema del 4º oráculo Nm 24,17 (LXX) fue empleado el vocablo neutro griego ástron: «…/ se levanta la estrella (ástron) de Jacob».

La primera adopción iconográfica -del cometa- como figuración belena surgió a raíz de la difusión de la obra pictórica del Giotto "La Adoración de los reyes magos". El pintor florentino quedó tan impactado del cometa 1301 (un retorno del cometa Halley) que quiso inmortalizarlo en esta pintura de 1304. Él y el resto de la humanidad desconocían que este fulgurante cometa era en realidad el cometa periódico Halley en una nueva incursión hacia el Sol, el mismo cometa que antaño tuvo un retorno en el año 11 a.C.

Ciertamente sabemos que los dos primeros capítulos de Mateo y Lucas, únicos Evangelios canónicos que narran los relatos de la Anunciación, la Natividad y la infancia de Jesús, tales relatos no superan el método histórico-crítico, son relatos de cierta inspiración midráshica sobre relecturas y reminiscentes similitudes con pasajes de las antiguas Sagradas Escrituras (AT), unos relatos evangélicos de marcada intencionalidad apologética para adoctrinar y convencer a sus feligresías y nuevos prosélitos. Ambos relatos de la infancia carecen del más básico rigor histórico y temporal, incluso algunos evangelistas llegan a mostrar ciertas confusiones geográficas. La utilización por parte de Lucas del referente histórico del censo de Quirino (Lc 2,1-3): «el primer censo (…) siendo Quirino gobernador de Siria» resulta inexacta y anacrónica, su inclusión sólo respondía a una coartada geopolítica de imperiosa necesidad para trasladar el parto de Jesús a Belén de Judea. Cuesta comprender que si los cuatro evangelistas fueron inspirados por un "soplo divino" cómo este aliento divino no socorrió las confusiones e inexactitudes geográficas de Marcos (Mc 7,31) y no enmendó los relatos tan contradictorios entre Mateo y Lucas durante el periplo del nacimiento y la infancia de Jesús, pues Lucas fue desconocedor del periplo mateano de la sagrada familia por tierras de Egipto. Por qué ese "soplo divino" no ilustró mejor al erudito Lucas con el inexacto y anacrónico uso del censo de Quirino, promulgado por César Augusto (Lc 2,1-2).

Tal es la exigua datación temporal mostrada en todo el corpus neotestamentario (NT) que ni siquiera el año de mayor solemnidad e identidad para el cristianismo -el año de la crucifixión y de la supuesta resurrección de Jesús-, en ningún texto neotestamentario se tuvo la deferencia de mencionarse, ni en la cronología del calendario siriaco, ni en datación de computo romano AUC (Ab Urbe Condita). Ni siquiera Lucas, como el mejor cronista y más prolífico evangelista, señaló el año de la muerte y resurrección de Jesús.

No obstante, hay una clara unanimidad en aceptar y situar la datación del nacimiento de Jesús en los ultimísimos años de vida del paranoico Herodes I el Grande, entre el año 7 y 4 a.C., tomando como referencia histórico-temporal los vv Mt, 2,1; Lc 1,5; Lc 3,1-2; Lc 3,23.

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El Palacio Real acogerá hasta el 14 de enero el Belén Napolitano del Príncipe

Desde el pasado miércoles 6 de diciembre y hasta el domingo 14 de enero de 2018, puede contemplarse el Belén del Príncipe expuesto en el Salón de Alabarderos del Palacio Real de Madrid.

Su origen se remonta al Rey Carlos III cuando reunió para su hijo, el futuro Carlos IV, uno de los conjuntos más importantes que se conservan.

El Belén de Palacio –cuya visita es gratuita- está formado por más de 200 figuras napolitanas, además de otras genovesas y españolas. Algunas piezas fueron adquiridas en 2001 a talleres italianos que, desde el siglo XVIII, han mantenido la tradición en figuras y elementos arquitectónicos hasta nuestros días. Siguiendo la tradición importada por el Rey Carlos III a España, al Belén de Palacio se han ido incorporando arquitecturas de los diferentes Reales Sitios, trabajos realizados por los técnicos de Patrimonio, cumpliendo así con la costumbre participativa napolitana de la instalación de los “pesepri”. Estos trabajos incluyen las distintas escenografías y las vestimentas de los personajes del Belén. Todos los años hay alguna novedad respecto a anteriores, montaje, belenística.

En los belenes napolitanos las escenografías eran efímeras y cada año se concebía un montaje diferente. Dando continuidad a esta tradición, al Belén de Palacio, se han ido incorporando objetos inspirados en los Palacios y Monasterios de Patrimonio Nacional.