El ajuar funerario de 'La Reina Roja' es exhibido por primera vez en México

Por primera vez en México, el Museo del Templo Mayor presentó el ajuar funerario casi completo de la señora Tz'ak-b'u Ahaw, consorte de Pakal, en la exposición La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, la cual fue inaugurada el pasado 27 de julio.

La muestra presenta la máscara de la Reina Roja hecha de malaquita, obsidiana, jadeíta y concha, así como la diadema, el collar, el pectoral y el tocado de este personaje emblemático de la cultura maya.


El hallazgo de estas piezas, de acuerdo con Patricia Ledesma Bouchan, directora del recinto, "Fue un hito en la historia de la arqueología mexicana, estuvo muchos años en restauración y lo que ahora presenta el Museo del Templo Mayor, por primera vez, es el ajuar casi completo con la nueva interpretación que hacen los arqueólogos y restauradores de cómo debió ser este ajuar funerario que llevaba una de las mujeres más importantes en la historia de Palenque”.

La directora del Museo del Templo Mayor explicó que el sarcófago de la 'Reina Roja' fue descubierto en el Edificio XIII a un lado del Templo de las Inscripciones que resguarda la tumba de Pakal, uno de los gobernantes más importantes de Palenque hace más de mil 300 años.
En dicho edificio, se encontró un gran sarcófago de piedra con los restos de una mujer cubierta por completo de cinabrio, un mineral rojo carmesí, que la cubría de pies a cabeza. Se trata de un material que sólo se utilizaba en pequeñas cantidades, por lo que al descubrirlo en un uso tan vasto, se nombró como la 'Reina Roja'.

Estudios determinaron que el cuerpo era de la famosa Tz’ak-b’u Ahaw, consorte de Pakal y madre de dos gobernantes de Palenque, quien falleció el 13 de noviembre de 672, cuando tenía entre 60 y 70 años.

El polvo rojizo que cubría los restos de la Reina Roja es conocido como cinabrio, un mineral tóxico compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos.

Aunque las piezas estaban deshechas, los arqueólogos y restauradores las han podido reconstruir para presentarlas al público, en esta ocasión a través de un maniquí con las medidas exactas de Tz’ak-b’u Ahaw.

La máscara funeraria está hecha de malaquita, una piedra verde que no es de la región, pero que es dúctil, lo que permitió a los artistas mayas delinear los rasgos de Tz’ak-b’u Ahaw y también se muestra una diadema doble.

La novedad de esta exposición es una nueva versión del tocado hecha por Constantino Armendáriz, muy diferente a la que se tenía en un principio, ya que se realizó de acuerdo a los registros epigráficos que se tienen de la Reina Roja y otros personajes encontrados en estelas.

La Reina Roja. El viaje al Xibalbá, que desde el pasado 27 de julio ha recibido más de 12.000 visitantes, estará en exhibición hasta el 9 de septiembre en el Museo del Templo Mayor, tras lo cual regresará a Palenque para integrarse a la colección permanente que exhibe el Museo Arqueológico de ese sitio, junto con otras piezas que no viajaron a la Ciudad de México ya que se encuentran en restauración, como los brazaletes de manos y pies que tenía Tz’ak- b’u Ahaw.


Fuente: elfinanciero.com.mx. | 2 de agosto de 2018
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La fascinante historia de la Reina Roja, la aristócrata cuya tumba guardaba oscuros secretos de la civilización maya

Parecía la escena de un crimen: el cadáver de un niño degollado y de una mujer, a la que le sacaron el corazón, estaban tirados a los lados del sarcófago, tallado en una sola pieza de piedra, de 2,40 metros de largo por 1,18 de ancho.

En la tapa del sarcófago, encontraron un orificio por el que el arqueólogo Arnulfo González echó un vistazo y gritó: "¡Está llena de jade! ¡Es de alucine, de alucine, de alucine!".
Era la mañana del 1 de junio de 1994.

Foto: Reconstrucción de la tumba de la Reina Roja, sus ofrendas y sus sacrificados. CONSTANTINO ARMENDÁRIZ

Además de jade, los huesos, piedras y conchas de mar que había dentro estaban cubiertos por un polvo rojizo -cinabrio, un mineral compuesto por mercurio y azufre, usado para conservar los restos humanos- que hizo que la mujer que había sido enterrada allí hacía 1.346 años, el 13 de noviembre del año 672 d.C., fuera llamada "la Reina Roja".

Sus restos han dado vueltas por Nueva York y Los Ángeles, en EE.UU.; Palenque, en México; y hasta Ontario, en Canadá. Pero ahora, 24 años después de su descubrimiento, el ajuar de esta reina maya se expone por primera vez en el Museo del Templo Mayor, en Ciudad de México, donde se podrá visitar hasta el 9 de septiembre.

Pero, ¿quién fue esta mujer y cómo la ciencia llegó a conocer su identidad? ¿Qué nos dice ella sobre el mundo maya?


Tz'ak-b'u Ajaw, la Reina Roja

El análisis de sus restos llevó a los investigadores a concluir que la Reina roja tuvo en vida 1,54 metros de estatura, murió con una edad entre los 50 y 60 años y tenía su cráneo deformado, con la frente aplanada, para seguir los cánones de belleza mayas.

Con sus restos se pudo concluir que padeció de osteoporosis, que tuvo hijos y que sufrió de sinusitis crónica. Además, en su tibia izquierda encontraron un capullo de larva de avispa. Se cree que, al morir, se encontraba discapacitada.

Los altos niveles de estroncio en sus dientes les indicaron a los investigadores que no había nacido en la zona de Palenque. Los dientes, además, mostraron que sufrió de sarro, abscesos y caries, y que tuvo una dieta rica en carne, algo que demuestra que era una persona de alto rango.

En Palenque se estima que hay cerca de 1.500 edificios, de los cuales solo se ha excavado un 15%. "Hay arqueología allí para 100 años", dice el arqueólogo mexicano Arnoldo González. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES.

Una investigación policiaca

Sin embargo, no solo por sus dientes se supo que se trataba de una mujer de alto rango. La arqueóloga Fanny López Jiménez fue quien encontró la bóveda funeraria de la Reina Roja. En sus investigaciones, leyó una y otra vez los informes de los arqueólogos Alberto Ruz y Jorge Acosta, que habían hecho grandes hallazgos en el templo en las décadas de los años 50 y 70.
"No me explicaba cómo era posible que me hubieran dejado tal regalo, lo cual no me desagradó en lo más mínimo", escribió López en la revista Arqueología Mexicana.

Por el solo hecho de que su tumba fuera encontrada a un costado del Templo de las Inscripciones, cerca del río Usumacinta, en Chiapas, su alto rango ya era algo casi comprobado.

Ese templo fue construido para guardar los restos de Pakal el Grande, un hombre que vivió entre 603 d. C. y 683 d. C., fue rey desde los 12 años, inició una campaña militar que le dio gran renombre a Palenque e hizo que se registrara la historia de su pueblo en glifos. Sus restos fueron encontrados en 1949.

Máscara mortuoria de Pakal el Grande elaborada con 340 teselas de jadeíta, albita y cosmocolor de varias tonalidades.

Gracias a esas escrituras, Fanny pudo hacer una lista de quiénes eran las mujeres más importantes en la vida de Pakal: Yohl Ik Nal, su abuela, reina de Palenque; Sak Kuk, su madre, y Tzakbu Ajaw, su esposa.
Un análisis de ADN que hizo durante dos años el arqueólogo molecular Carney Matheson, de la Universidad de Lakehead, en Ontario, encontró que no había parentesco entre Pakal y la Reina Roja.

Así, fue posible descartar que alguno de los cadáveres fuera de la abuela o la madre de Pakal, señalando de manera directa a Tzakbu Ajaw, la esposa, como la Reina roja, quien fue madre de los dos hijos del rey: K'inich Kan Bahlam II, quien sucedió a su padre en el reinado, y K'inich K'an Joy Chitam II, rey de Palenque por nueve años.

Según el libro "La Reina roja: el secreto de los mayas en Palenque", de la periodista Adriana Malvido, los huesos de la mujer y el niño fueron analizados en Miami, en EE.UU., donde se concluyó que fueron sacrificados entre los años 620 d.C. y el 680 d.C., fechas que corresponden al tiempo en que la esposa de Pakal estaba viva.

Vera Tiesler, profesora de arqueología de la Universidad Autónoma de Yucatán, dijo en el documental "La Reina Roja: un misterio maya", del canal Discovery Channel, que si la ciencia encuentra en el futuro la tumba de alguno de ellos, se podrá arrojar más luz sobre la verdadera identidad de la Reina Roja.

El niño degollado y la mujer muerta
Los cadáveres encontrados a los lados del sarcófago de la Reina Roja también hablan de su identidad. Pero, ¿qué hacían estos cuerpos allí? Siempre se ha creído que los mayas de alto rango eran enterrados con sirvientes para acompañarlos en el más allá.

El complejo arqueológico de Palenque fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES.

Sin embargo, el arqueólogo mexicano Arnoldo González le contó a Discovery Channel que "estos cuerpos habían sido sacrificados para una aportación de sangre nueva, fresca, para el personaje y su renovación". Esta conclusión se desprende de lo sangrientas que fueron las circunstancias de sus muertes.
En el libro "Janaab' Pakal de Palenque" (izquierda), de Vera Tiesler y Andrea Cucina, se describe que el cadáver de la mujer y el niño estaban tirados en el piso a los lados del sarcófago de la tumba de la Reina Roja. "Ninguno de los cuerpos fue depositado cuidadosamente", dicen los autores.
La mujer, de entre 20 y 30 años, sufrió varias puñaladas en dos costillas, estaba tumbada boca abajo, con los brazos cruzados sobre la espalda: "Sus cuerpos fueron desechados […] Las múltiples marcas profundas y multidireccionales indican un complejo patrón de violencia".

Incluso, "se cree que el cuerpo de la mujer sufrió una separación del cuerpo en dos mitades o simplemente de una carnicería que formó parte de una mutilación ritual del cuerpo luego de la extracción del corazón".
El niño, por su parte, fue decapitado, como indica su tercera vértebra cervical, pues tenía una marca continua de corte horizontal, la cual "únicamente puede haberse logrado con un violento impacto sobre la nuca con un implemento cortante".

La humedad del lugar hizo imposible que los restos de la Reina roja regresaran al complejo arqueológico de Palenque. Derechos de autor de la imagen: GETTY IMAGES

Este violento hallazgo habla no solo de las creencias que los mayas tenían sobre la vida más allá de la muerte, sino de la existencia de una fuerte jerarquía social, donde personas de bajo rango eran sacrificados con fines rituales.

Por ejemplo, en la tumba de la Reina Roja solo se encontraron dos cadáveres, mientras que en la de Pakal se registraron restos de seis personas.

Expertos afirman que en los más de 1.500 edificios que existen en Palenque, solo se ha escavado algo más del 15%. Así que todavía faltan muchos secretos de los mayas por revelar.

Fuente:bbc.com | 30 de julio de 2018

El consumo de vino en Laminium

Piezas de cerámica en las ceremonias romanas representadas en Alhambra (Ciudad Real) / Jesús Gómez H.

Especialistas en arqueología antigua de Hispania y Castilla-La Mancha abordaron el pasado jueves el consumo del vino en la época romana durante el ciclo de conferencias de las quintas Jornadas Ibero-Romanas Laminitanas de Alhambra (Ciudad Real).
La Casa Melilla también fue escenario de la representación ceremonial y festival del rito dionisiaco de la Anthesteria, a cargo de la asociación Tierra Roja, y de la presentación de una reproducción del lagynos de los Villares, un recipiente utilizado en el pasado para servir el vino (derecha).

La entrada del vino en Hispania

El profesor de la Universidad de Alicante y director del Museo Arqueológico de Elda, Antonio Manuel Poveda Navarro (izquierda), realizó una síntesis sobre las evidencias de comercio y consumo en el ejercito romano que conquistó Hispania entre los siglos II-I a. C.

El experto destacó el papel simbólico, cultural y alimenticio que el vino desempeñó en los estancamientos militares del Sureste hispano, las redes de transporte y el factor estratégico que en la alimentación del legionario romano y de las tropas auxiliares tenía el vino.

Existen evidencias materiales halladas en los yacimientos de la ribera hispano-mediterránea como Carthago Nova, Elo (El Monastil), Ilici (Elche), Lucemtum (Alicante); así como del interior en la Colonia Foroaugustana Libisosa (Lezuza, Albacete).

Evidencias en Laminium

El arqueólogo en los proyectos Libisosa, Ilici, Oretum, director de excavaciones e intervenciones en Laminium desde 2015, José Luis Fuentes Sánchez (derecha), presentó datos concluyentes basados en las evidencias materiales descubiertas en el trienio 2015-2018 en Alhambra.

Las intervenciones de urgencia en Calvario, 6, Los Villares y Cuesta de Pozarrón han posibilitado poner cuantitativamente el origen, tipo, vías comerciales y características de la vajilla que acompañaba al vino que se consumía en Laminium desde el siglo I antes de nuestra era.
Fuentes Sánchez presentó 17 tipos de ánforas que involucran el consumo masivo de vino procedente de Creta, Italia y la Galia Narbonense. El vino era muy apreciado, así como el garum hispano y las salsas de pescado lusitanas.

Tipologías de ánforas en Laminium / Lanza

Por último, Fuentes Sánchez presentó elementos de vajilla tardo helenística hallados en Calvario, que caracterizan a este solar como uno de los principales aportes a la arqueología de época tardo-republicana de Oretania, por la excepcionalidad del contexto, así como un espacio destinado para el consumo del vino localizado en la domus de Los Villares.

Recreación del ritual con el lagynos de Los Villares

Tras las conferencias se presentó una réplica del singular lagynos de Los Villares, una jarra de para el servicio de vino que se halló en su situación original sobre un pavimento en una de las dependencias de la domus, lo que constituye una excepcional aportación por cuanto esta pieza que se puede contemplar en la muestra del Museo de Ciudad Real.

Se trata de la única pieza hallada en contexto en la provincia de Ciudad real y uno de los escasos ejemplares de Oretania e Hispania. En el acto se entregó una réplica al Ayuntamiento de Alhambra, a la Asociación Alhambra Tierra Roja y a la doctora en Antropología, María Benito, que realizó el descubrimiento en el transcurso de la excavación.
La Asociación Cultural Alhambra Tierra Roja estrenó la representación de la celebración ceremonial de las anthesterias y utilizó como pieza vehicular en el discurso el hallazgo, estudio y musealización del lagynos de Los Villares, hallado en 2016 en el transcurso de las excavaciones que se efectúan en el ager laminitanus por OPPIDA.

La utilización de los lagynoi, como jarras cerámicas dispensadoras del vino en las mesas romanas en la Península desde época Republicana, permite hallar un nexo de unión entre la utilización de este tipo de utensilios en el servicio común de mesa laminitano de entorno al cambio de era y la utilización de los lagynoi en algunas fiestas de corte dionisíaco como las lagynophoriae.

Fuente: lanzadigital.com | 5 de agosto de 2018

Sondeos arqueológicos previos a unas obras de saneamiento sacaron a la luz en mayo las termas de Forua (Vizcaya)

Los restos de la casa romana de 600 metros cuadrados de Forua, con visitantes en la zona que corresponde al patio central. Fernando Gómez.

Corría el año 41 de nuestra era cuando un grupo de romanos, acompañado de un reducido contingente militar, fundó un asentamiento en la colina de Elexalde, a orillas del río Oka. Gobernaba Claudio y aquel poblado se convirtió pronto en un pujante enclave comercial, exportador de hierro y mármol al resto del Imperio.

A finales de mayo pasado, los sondeos arqueológicos previos a las obras de un tramo de la red de saneamiento de Urdabai sacaron a la luz las termas en las que los habitantes del lugar se relajaban hace dos milenios. «Este hallazgo ratifica la importancia del poblado romano de Forua como gestor administrativo, económico y social del territorio», afirma la arqueóloga Ana Martínez Salcedo (izquierda), directora de las excavaciones.

Las termas son el último gran descubrimiento de Forua, «el yacimiento romano más extenso del Cantábrico oriental excavado», en palabras de Mikel Unzueta, arqueólogo de la Diputación de Vizcaya. En cuanto él vio los primeros restos del sondeo hace dos meses, tuvo claro que se trataba de los baños públicos del poblado. «Unas termas son un tipo de construcción muy específica que necesita de unos materiales concretos -pavimentos, ladrillos y tuberías- precisamente los que salieron en el sondeo. Hemos encontrado un muro de 20 metros de longitud y calculamos que el complejo podría tener unos 200 metros cuadrados».


Quince edificios de la Forua romana se han desenterrado desde que Martínez Salcedo descubrió el yacimiento en 1982. Entonces pocos admitían que Roma hubiera dominado la Euskadi costera, que el imaginario popular veía como una versión ibérica de la aldea gala de Astérix y Obélix. Hoy, los historiadores tienen pruebas de que Forua era un asentamiento importante, pero no el único del Imperio en el litoral vasco, donde también son de origen romano los puertos de Bilbao, Bermeo, Lekeitio, Getaria, Zarautz, San Sebastián, Irún y otros. Roma los construye para exportar los recursos locales y garantizar también la comunicación por mar con sus dominios de la fachada atlántica.

La Pax romana

Los romanos llevan más de 200 años en la península ibérica cuando Augusto emprende la conquista del Cantábrico. Entre 29 y 19 antes de Cristo, sus legiones derrotan a cántabros y astures. «No hay ninguna prueba de que en Vixcaya los indígenas ofrecieran resistencia», explicaba hace unos días Martínez Salcedo a la treintena de personas a las que guió por la Forua romana en el marco de las visitas a yacimientos arqueológicos organizadas por la Diputación. La fundación del enclave de la colina de Elexalde coincide con el despoblamiento del cercano castro de Kosnoaga.

«Las murallas de los castros son para protegerse de los vecinos y muy anteriores a la llegada de los romanos», indica Unzueta. Con la llegada del Imperio, la llamada Pax romana acaba con las luchas entre las tribus locales, y los indígenas de Kosnoaga y otros castros bajan a los poblados fundados por los invasores. «Quieren prosperar, como cuando la gente ha emigrado más recientemente de las aldeas a las ciudades», dice Martínez Salcedo.

Forua, que llegará a abarcar unas 6 hectáreas, se convierte en un centro dedicado a la transformación del hierro, que se exporta en forma de lingotes y de herramientas. Alcanzará su máximo esplendor en el siglo II y entrará en decadencia en el IV, posiblemente tanto por la descomposición del Imperio como porque ya no es rentable explotar los recursos de su entorno.
«Todos los edificios que hemos estudiado tienen talleres metalúrgicos», destaca Martínez Salcedo. Como puerto fluvial, Forua es también la vía de salida para el mármol de Ereño, que como el resto de las mercancías se transporta hasta los cercanos Portuondo y Bermeo para allí traspasarse a barcos de carga. Y también es punto de entrada para los usos y costumbres romanos, desde las vajillas de 'terra sigillata' hasta el 'garum' y los vinos de Aquitania. «Desde Forua se romaniza el territorio. Su razón de ser es explotar el territorio y asimilarlo», destaca el arqueólogo de la Diputación, institución que ha financiado treinta campañas de excavación en el yacimiento, una de las joyas de la arqueología vasca.

Imagen de archivo del asentamiento romano de Forua (Oskar M.Bernal)

El equipo de investigadores dirigido por Martínez Salcedo ha excavado hasta el momento doce edificios en la ladera sur de la colina de Elexalde, «la zona industrial y portuaria del poblado».

Además de los talleres, se han identificado ya el cuartel de un pequeño destacamento militar -«un edificio de dos pisos y cubierto con tejas»-, varios almacenes, establos y, cerca de donde estaría el puerto, una gran casa de estilo romano. Ocupa unos 600 metros cuadrados y tiene un gran patio central porticado del que todavía son visibles las bases de las columnas y los canales de desagüe. «No está en una zona que reúna unas buenas condiciones de habitabilidad. Es insana», señala la directora de las excavaciones. Los arqueólogos saben que la casa tuvo dos pisos -«hemos encontrado el hueco de las escaleras»- y que acogió en algún momento de su historia talleres metalúrgicos. «Es posible que se tratara de una especie de oficinas portuarias», aventura Unzueta.

En lo alto de la colina, en el subsuelo de la iglesia de San Martín de Tours, los investigadores descubrieron en 2005 y 2006 restos de dos edificios administrativos del siglo I, visibles bajo el suelo acristalado del templo cristiano. «Era el foro, la 'city' del poblado», explica Martínez Salcedo. Lo que no han encontrado todavía son las casas propiamente dichas, que puede que hayan sucumbido a la urbanización de la colina, ni la necrópolis, que podría dar pistas sobre qué población llegó a tener Forua. Es uno de los enigmas que quedan por resolver del principal enclave romano de la costa vasca, cuyas termas recién descubiertas los arqueólogos esperan poder excavar en un futuro próximo.

Fuente: elcorreo.com | 6 de agosto de 2018

Comienzan excavaciones en Salar (Granada) para recuperar mosaicos romanos

Un equipo de arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada trabajan estos días en una nueva campaña arqueológica en la villa romana de Salar con el objetivo de recuperar y proteger los mosaicos de este yacimiento descubierto en 2006.

El Ayuntamiento de Salar ha impulsado esta intervención de urgencia para evitar que los mosaicos existentes se dañen a consecuencia de la presión que ejercen los diferentes perfiles sobre estas piezas.


Según han informado fuentes municipales, esta actuación, autorizada por la Delegación provincial de Cultura, está siendo coordinada por la universidad de Granada.

Los diferentes trabajos que se realizan buscan descubrir el mosaico de la escena de caza que comenzó a salir a la luz en la campaña pasada y continuar excavando una estancia que tiene un peculiar mosaico geométrico.


Bajo la dirección de Julio Román, intervendrá un equipo de arqueólogos y estudiantes de los grados de Historia y Arqueología y de los másteres de Historia y Arqueología de la Universidad granadina.
Al grupo de trabajo, formado por 20 colaboradores fijos, se les unirán voluntarios que apoyarán las labores de excavación bajo la supervisión de los especialistas, explican desde el Ayuntamiento de Salar.

Para ello se realizarán dos sondeos de seis por tres metros, uno en dirección noroeste y otro en dirección sureste, que permitirán seguir sacando a la luz nuevas partes de esta villa romana.


En paralelo a la campaña, y para seguir dando a conocer la villa romana, el Ayuntamiento de Salar ha organizado diversas actividades divulgativas para introducir a jóvenes y niños en el mundo de la arqueología.

La programación se completará con un taller de iniciación a la técnica del mosaico, así como con las visitas interpretativas 'Muestra de los nuevos descubrimientos', en las que el equipo arqueológico explicará los trabajos realizados durante esta intensa campaña.

La villa romana de Salar se descubrió en 2006 durante la realización de la estación depuradora. Los restos excavados hasta ahora están protegidos con una estructura y muestran una mínima parte de esta antigua casa noble romana, lo que hace pensar a los expertos que se trataría de un conjunto arqueológico de los más importantes encontrados en Andalucía. EFE

Fuente: lavanguardia.com| 6 de agosto de 2018

Descubren en Pompeya un imponente palacio desaparecido en el tiempo

El nuevo tesoro que despunta en el lugar es la conocida como Casa de Júpiter, que ahora vuelve mostrando la riqueza de sus estancias y frescos.

Entre las cenizas que cubrieron la ciudad de Pompeya (ubicada al sur de Italia) tras la erupción del Vesubio ha emergido esta semana un impresionante palacio decorado con unos frescos propios del primer estilo ornamental de la ciudad. Un pequeño tesoro que había estado sepultado durante dos milenios.

Los nuevos descubrimientos se encuentran en el área de «Regio V», la zona en la que los expertos y arqueólogos indagan en la actualidad, en busca de nuevas maravillas que se suceden de forma cotidiana, según anunciaron hoy los gestores del parque arqueológico de Pompeya en un comunicado.
El nuevo tesoro que despunta en el lugar es la conocida como Casa de Júpiter, que ahora emerge mostrando la riqueza de sus estancias. Y lo hace de forma casi intacta pues el flujo piroplástico, las cenizas solidificadas con el paso de los siglos, han conservado los impresionantes frescos con los que los pompeyanos decoraron los muros de esta próspera urbe frente al Golfo de Nápoles.

Excavaciones en la Casa de Júpiter. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

El edificio está dedicado al soberano del Panteón romano, pues se halló una representación suya en un pequeño altar, y ya fue explorado en los siglos XVIII y XIX, según demuestran los túneles y zanjas que se empleaban en época borbónica, aún abiertos.

Sin embargo gran parte de esta domus permanecía aún sepultada por la tierra y la ceniza y poco a poco se va sacando a la luz su planta, compuesta por un atrio central rodeado por habitaciones decoradas y un largo callejón con balcones y una columnata.

Estas habitaciones «han desvelado una rica decoración» propia del «primer estilo», un lenguaje artístico inspirado en la cultura helenística y que consistía en capas de estuco en la pared en forma de rectángulos coloreados, como si fueran mármol policromado.

Imitación de losas marmóreas en vivos colores. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

Una estética que no se encuentra en ninguna otra urbe romana de Italia y que, sin embargo, está presente en las paredes de la Casa de Júpiter de Pompeya, con lastras pintadas en colores vivos como el rojo, el negro, el azul, el amarillo o el verde.
Se conserva además la parte superior del muro, decorada con una ancha cenefa con molduras en estuco blanco.

Moldura dentellada. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

En los alrededor se han encontrado numerosos fragmentos que se cree que pudieron formar parte de un friso dórico con ornamentos en rojo y azul que coronaba el atrio del edificio.
En sus muros también se representan figuras geométricas, aves como el pavo real, helechos o ramas con flores.

Motivo decorativo floral. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

Los arqueólogos consideran «muy probable» que la casa mantuviera esa decoración, propia del periodo entre el siglo III y el I a.C, para los espacios más nobles y de representación del palacio, pues en otras casas fue sustituida por frescos y estilos más modernos.

Representación de un sacrificio Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

A pocos metros de distancia de la Casa de Júpiter se ha descubierto un impresionante cuadro mural, casi perfectamente conservado, que muestra la escena de un sacrificio en el bosque, en torno a lo que parece ser un olivo. Una pintura que los expertos ya celebran como una de las primeras escenas de «cierta complejidad», junto a otra hallada en una alcoba cercana y que presenta a Adonis herido por la diosa del amor, Venus.

Estancia decorada. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

Toda esta belleza quedó sepultada durante casi dos milenios por la violenta erupción de fuego, ceniza y vientos tóxicos del imponente Vesubio, que arrasó también otras localidades cercanas como Herculano o Estabia. El desastre llegó de improviso y en el lugar se han encontrado objetos y enseres que dan información sobre la vida cotidiana de la ciudad.

Estancia decorada. Foto: Cesare Abbate / Parco Archeologico di Pompei

Además se han encontrado restos de un incendio que afectó a la Casa de Júpiter, en una de sus salas, adyacente a otra domus que está siendo descubierta y que se conoce como la de las «Bodas de Plata».
El fuego ennegreció la pared de la estancia y sus frescos y afectó también a su mobiliario pues se han documentado restos de madera carbonizada, pertenecientes presumiblemente a una cama.

Fuentes: abc.es | National Geographic | facebook.com | 4 de agosto de 2018

Una sequía extrema provocó el colapso de la civilización maya

Ruinas de Edzná, Campeche. En la imagen la Pirámide de los Cinco Pisos, de 31 metros de altura, ubicada en la Gran Plaza. Crédito: Nick Evans

La civilización maya, nacida en torno al año 2.000 antes de Cristo alrededor de la península de Yucatán, alcanzó su máximo esplendor alrededor de los siglos III y VIII después de Cristo. Fue en ese momento cuando esta sociedad construyó muchas de sus florecientes ciudades-estado y de sus impresionantes monumentos. Su florecimiento intelectual y artístico le llevaron a importantes avances en el campo de las matemáticas, la astronomía y la arquitectura. Pero la inestabilidad política, en parte generada por el enfrentamiento entre rivales (como los poderes enfrentados reflejados en los yacimientos de Tikal y Calakmul), llevó a que, en el siglo IX, los mayas sufrieran un auténtico colapso. En un plazo de tiempo no muy prolongado, las principales dinastías desaparecieron y las ciudades más importantes fueron abandonadas a su suerte. Aunque los mayas sobrevivieron, su poder económico y político fue desde entonces una triste sombra de tiempos mejores.

Un estudio que se acaba de publicar en Science, y elaborado por investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y Florida (EE.UU.), ha confirmado algo que se ha venido sospechando desde hace tiempo: que una dura sequía, ocurrida hace alrededor de un milenio, sacudió a los mayas en el mismo momento en que su poder estaba declinando. El análisis de isótopos de oxígeno en los depósitos de yeso de antiguos lagos ha sugerido que la península de Yucatán fue el escenario de largos y extremos periodos de sequía. Esto sugiere que el clima pudo tener un importante impacto económico y social sobre los mayas al golpear la producción de maiz, un cultivo clave para ellos.

«Estudiando el yeso del lago Chichancanab –al noroeste del estado de Quintana Roo, en México– hemos podido reconstruir el clima durante el periodo en el que la civilización maya clásica ocupó las planicies de la Península de Yucatán», ha explicado a ABC Fernando Gázquez Sánchez (izquierda), investigador en la Universidad de San Andrés (EE.UU.) y anteriormente investigador en la de Cambridge y coautor del estudio.

«Nuestras reconstrucciones paleoclimáticas ponen de manifiesto que durante este periodo se produjo un descenso en la cantidad de lluvia anual de un 40 al 55 por ciento, con picos de hasta el 70 por ciento, y una reducción de la humedad ambiental de hasta un 7 por ciento, en comparación con la actualidad», ha enumerado este investigador. «Estas sequias fueron sin duda de las más severas en términos de intensidad y duración de los últimos 10.000 años en esta zona».


Hay muchas teorías para tratar de explicar qué pudo causar el colapso de la civilización maya. Se ha sugerido que las guerras, el declive de las rutas comerciales o la decadencia del medio ambiente pudieron ser la puntilla. Pero desde 1990, una investigación realizada por David Hodell (derecha), autor senior de esta investigación, sugirió que una larga y extrema sequía pudo estar detrás del ocaso de los mayas.

La pista, en los isótopos del yeso

Hodell obtuvo las primeras evidencias de dicho fenómeno en 1995. Pero en esta ocasión, los autores han ideado un nuevo y robusto método para reconstruir el clima pasado. «Nuestro método está basado en el análisis de isotopos estables de oxígeno e hidrógeno en moléculas de agua contenidas en yeso, un mineral que se forma en algunos lagos durante periodos relativamente secos debido a la intensa evaporación», ha explicado Gázquez. «El yeso nos permite reconstruir las características que tenía el lago y las condiciones climáticas que predominaron cuando se formó este mineral».


El lago Chichancanab (México), donde se han obtenido las muestras - Mark Brenner

Este nuevo método es especialmente relevante porque permite aportar nuevos datos para tratar de resolver el debate de qué causó el colapso de los mayas. «El papel del cambio climático en el colapso de la civilización maya es controvertido, porque los registros obtenidos hasta ahora están limitados a reconstrucciones cualitativas», ha dicho en un comunicado Nick Evans (izquierda), primer autor del estudio e investigador en la Universidad de Cambridge. «En este sentido, nuestro estudio representa un avance sustancial, porque proporciona estimaciones robustas, desde el punto de vista estadístico, de las precipitaciones y la humedad durante la época en la que ocurrió el colapso maya».

El yeso, un mineral de aspecto blanquecino y anodino, ha sido la llave que ha abierto una nueva puerta para resolver este misterio. El motivo es que, cuando se forma, este mineral incorpora en su matriz de cristales moléculas de agua. Pero no siempre son las mismas. En largos periodos de sequía, la evaporación de los lagos se lleva las moléculas de agua más ligeras, compuestas por los isótopos (átomos de un mismo elemento químico con distinta cantidad de neutrones) más ligeros de oxígeno e hidrógeno. Por eso, el agua de un lago sometido a una larga sequía está compuesta por moléculas ligeramente más pesadas (ricas en isótopos de oxígeno-18 e hidrógeno-2).

Imagen del núcleo de sedimento utilizado en este estudio, en comparación con la profundidad debajo del fondo del lago. Las capas de sedimentos consisten en capas oscuras que están compuestas de depósitos ricos en materia orgánica y capas de color claro que están compuestas del mineral de yeso (sulfato de calcio dihidratado, CaSO4 · 2H2O). El yeso se forma cuando el nivel del lago se reduce en tiempos de sequía. El agua de hidratación en el yeso se utilizó en este estudio para reconstruir los cambios en las precipitaciones de la región. El panel de la derecha muestra el registro de densidad de sedimentos del núcleo. Los períodos de precipitación del yeso están indicados por valores de densidad de> 1.1 g / cm3. El intervalo de 165 a 125 cm abarca el tiempo desde ~ 620 a ~ 1100 d.C. Las capas de yeso entre 154 y 125 cm corresponden aproximadamente al tiempo del declive de la civilización maya clásica. Crédito: Perfil de densidad del sedimento de Hodell et al. (2005).

Otra de las claves que ha hecho posible esta investigación ha sido un pequeño detalle: «Por suerte pudimos encontrar una semilla que había quedado atrapada en el yeso», ha recordado Gázquez. Gracias a eso, pudieron emplear la técnica de datación del carbono-14, y situar el origen de los depósitos de yeso del lago Chichancanab en los años 780 a 990 después de Cristo.

Relieve dedicado a Chaac, dios de la lluvia muy venerado en la arquitectura maya - Mark Brenner

¿Se ha resuelto el misterio?

Sin embargo, los latidos de la civilización maya no pueden reconstruirse solo a través de lo que quedó reflejado en el yeso. «En ningún caso se puede establecer una relación totalmente directa entre intensidad de las sequias y su impacto en la sociedad maya. Por el momento, desconocemos la capacidad de adaptación que pudo tener este pueblo ante unos eventos tan bruscos y extremos, ni la relación causa-efecto entre la disminución en los recursos hídricos y las disputas sociopolíticas, documentadas durante ese periodo».

Las dataciones hechas ahora no permiten evaluar cambios climáticos en una escala pequeña, como por ejemplo, en décadas, pero en conjunto permiten concluir que el Yucatán estuvo dominado por un clima seco entre los años 600 y 1.100 después de Cristo, y que el clima alcanzó cotas máximas de aridez al mismo tiempo que ocurrió el colapso maya.

Perforación en el lago Peten-Itza, Guatemala, utilizando la plataforma de perforación GLAD 800 (R / V Kerry Kelts).

A continuación, los investigadores emplearán esta misma técnica en otros lagos de India, Bolivia, Centroamérica y España para reconstruir el clima pasado. Además, esperan analizar los depósitos de yeso que se formaron en un periodo pasado en el que el Mar Mediterráneo se desecó casi por completo. Y no solo eso. Fernando Gázquez Sánchez ha sugerido que esta tecnología podría aprovecharse en Marte, donde se han detectado también importantes acumulaciones de yeso y donde la superficie estuvo cubierta de agua en algunas zonas hace miles de millones de años.

Fuente: abc.es | phys.org | 2 de agosto de 2018