Descubren enterramientos de hace entre 10.000 y 6.000 años en Ecuador, los más antiguos conocidos

Cráneo hallado en Loma Atahualpa, Ecuador, 2018. (Foto: FEFU)

Arqueólogos de la Universidad Federal del Lejano Oriente (FEFU, Rusia) y de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL) de Ecuador han encontrado tres entierros de hace entre 10.000 y 6.000 años en el Cantón Atahualpa (Ecuador). Los hallazgos pertenecen a la cultura arqueológica de Las Vegas de la Edad de Piedra.

El análisis de los artefactos ayudará a los científicos a comprender mejor el desarrollo de las culturas antiguas en las costas del Océano Pacífico y aclarar el origen y desarrollo de las antiguas civilizaciones americanas.

Previamente, los científicos habían investigado el famoso asentamiento neolítico de Real Alto. Pero en 2018, decidieron estudiar un yacimiento anterior con el fin de rastrear el desarrollo de las culturas antiguas de la costa del Pacífico que se encuentra frente a la costa del Pacífico de Rusia (Extremo Oriente ruso).

“El sitio arqueológico de Loma Atahualpa es más arcaico que Real Alto, sus materiales son de transición del Mesolítico al Neolítico. Excavamos tres enterramientos que problablemente se hicieron en tres momentos diferentes. Esto permitirá comparar sus materiales y recuperar nueva información sobre las culturas antiguas en el periodo de hace entre 10.000 y 6.000 años”, apunta el investigador Alexander Popov, director del Museo de Investigación y Educación de la FEFU.

Foto: Excavaciones en el yacimiento de Real Alto, Ecuador.

Los materiales de la campaña realizada están siendo procesados por expertos de varios países. Las herramientas de piedra encontradas fueron examinadas en la Universidad de Tohoku (Japón) en busca de rastros de actividad mecánica para comprender cómo se usaban. También se enviaron muestras para la datación por radiocarbono.

Simultáneamente, antropólogos del Museo de Antropología y Etnografía de Pedro el Grande (El Kunstkamera, San Petersburgo, Rusia) y la Academia Rusa de Ciencias comenzaron a estudiar las características morfológicas de los restos humanos encontrados.

Los arqueólogos de la FEFU trabajan en Ecuador desde 2014. El proyecto tiene como fin comparar cómo los humanos antiguos se habían estado adaptando a los cambios ambientales en los lados opuestos del océano, es decir, en América del Sur y Asia Oriental. Por esa razón, en paralelo se están llevando a cabo estudios en el sur de Primorye, Rusia, incluida la Isla Russky, según la información de la FEFU recogida por DiCYT. (Fuente: DICYT)

Fuente: noticiasdelaciencia.com | 28 de noviembre de 2018

La Edad del Hielo y el ocaso de los neandertales

Neandertal. Fuente: Arqueología y paleontología 2012.

El período comprendido entre hace 70.000 y 14.000 años fue extremadamente frío en el hemisferio norte. Ese período se conoce popularmente como la Edad del Hielo. Aunque en esa época hubo algunos indicios de cierta recuperación, el clima llegó finalmente a uno de los picos más fríos que se conocen en el Cuaternario. Este período se ha estudiado con mucha atención por parte de los paleoclimatólogos, porque fue esencial y definitivo para el devenir de la historia de nuestra genealogía y de Europa en particular. En efecto, hace unos 40.000 años nuestra especie comenzó a ocupar el continente europeo y terminó por quedarse con todo el territorio.

Los expertos en clima han sido capaces de reconocer hasta 16 alternancias climáticas mayores desde el inicio el Pleistoceno Medio, hace unos 772.000 años, hasta la actualidad. Nosotros disfrutamos ahora de un clima cálido, que siguió a la Edad del Hielo, tras una súbita recuperación de las temperaturas hace unos 11.000 años. Esos mismos expertos han afinado en sus observaciones y ya son capaces de detectar una serie de oscilaciones climáticas en la Edad del Hielo, aunque siempre dentro de parámetros dominados por el frío y la extrema sequedad de las zonas continentales.
Los estadios 12, 11 y 10 (GS12, GS11 y GS10) se han datado entre 43.300 y 40.200 años, que coinciden con el reemplazamiento en Europa de los neandertales por los humanos modernos.


El investigador Michael Staubwasser (izquierda, Universidad de Colonia, Alemania) ha liderado un equipo para estudiar las condiciones climáticas de ese período de la Edad del Hielo. Sus conclusiones se han publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, USA (PNAS). Se ha realizado un estudio de la concentración de ciertos isótopos del oxígeno, carbono y nitrógeno en formaciones de carbonato cálcico (espeleotemas) de dos cuevas de los Cárpatos. El análisis de la proporción de esos isótopos permite discernir cambios en el clima. La situación de las cuevas es estratégica, puesto que se encuentran en el actual estado de Rumanía, a uno 50 y 250 kilómetros al norte del Danubio. Se asume que este curso fluvial fue clave para la movilización de los grupos humanos que colonizaron el continente europeo.

Los resultados de Staubwasser y su equipo sugieren que el período correspondiente a los estadios GS12 y GS10 fue muy frío y seco, de manera que las condiciones de vida en esa y otras regiones de Europa fueron extremas. Es posible, como sugieren estos investigadores, que los grupos neandertales experimentaran un declive importante en ese lapso de tiempo. Como se ha venido repitiendo en varios trabajos previos, un descenso en la densidad demográfica con el consiguiente incremento de la endogamia, habría debilitado enormemente a la especie Homo neanderthalensis.

Algunos investigadores han asumido que los neandertales se vieron abocados al consumo casi exclusivo de la carne de caza, un hecho también negativo para la biología de este grupo humano. Así que parece muy razonable considerar la hipótesis de una disminución progresiva de la población de los neandertales por debilitamiento genético. Diferentes yacimientos atestiguan la existencia de un vacío territorial hace unos 40.000 años antes del presente. En esos yacimientos se observan niveles estratigráficos estériles, formando una especie de “sandwhich” en el que los niveles inmediatamente inferiores contienen industria lítica típica de los neandertales (musteriense y chatelperroniense), mientras que los inmediatamente superiores contienen industria típica de Homo sapiens (auriñacience).

Si todas las piezas del puzzle encajan bien, muchos territorios del Europa habrían quedado vacíos durante algunos cientos de años. Los miembros de nuestra especie habrían sido capaces de colonizar esos territorios en un lapso temporal muy corto, reemplazando a los neandertales. Puesto que las condiciones climáticas siguieron siendo muy frías hasta el final de la Edad del Hielo, también es necesario reflexionar sobre la capacidad adaptativa de Homo sapiens. Algo había sucedido en nuestra especie, para ser capaces de ocupar el espacio que dejaron los neandertales. Los encuentros que permitieron la hibridación entre las dos especies habrían tenido lugar antes del reemplazamiento. La coexistencia de las dos especies en el Corredor Levantino durante más de 50.000 años es tiempo más que suficiente para que los neandertales y los sapiens llegaran a conocerse bien e intimar.

Poco a poco vamos sabiendo más sobre la historia de Europa en el Pleistoceno. Cada aproximación metodológica, como la que presentan Stauwasse y su equipo, es un paso más en la buena dirección.

Fuente: quo.es | 29 de noviembre de 2018

Un estudio atribuye un "linaje, prestigio e influencia" al "gran mercader de marfil" del dolmen de Montelirio (Sevilla)

El 'mercader de marfil' enterrado en Castilleja de Guzmán

Una investigación científica sobre las élites en las antiguas sociedades de la Edad del Cobre atribuye la fundación de "un importante linaje de prestigio e influencia a un gran mercader de marfil" enterrado en dicho periodo en el entorno del dolmen de Montelirio, enclavado en Castilleja de Guzmán (Sevilla), al ser descubierto su cadáver con "suntuosos efectos funerarios de marfil sin parangón" en toda la Península, lo que probaría su papel como "gran hombre" de la "historia social" del asentamiento calcolítico aljarafeño.

Dicho trabajo, titulado "Definiendo las élites: un análisis comparativo de la clasificación social en la Edad del Cobre ibérica", está firmado por Leonardo García Sanjuán, Marta Cintas-Peña, Martin Bartelheim y Miriam Luciañez Triviño, quienes advierten de que aunque el estudio de las cúpulas de las sociedades complejas previas a los estados y la formación de tales grupos sociales "ha sido uno de los asuntos clásicos en la antropología y la arqueología desde la mitad del siglo XX", en el caso de la investigación del Calcolítico ibérico "resulta llamativa su ausencia".

Por eso, el propósito de este estudio es "detectar expresiones arqueológicas de la diferenciación social" y la "jerarquización" en dicho periodo de la Prehistoria peninsular, a partir de enterramientos individuales encuadrados en la Edad del Cobre ibérica en los que fueron descubiertos objetos o efectos funerarios de carácter "especial".

Porque, como razonan los autores de este estudio recogido por Europa Press, "la distinción social de una persona de alto rango durante su vida probablemente se haya reflejado en un tratamiento funerario excepcional".


Piezas de marfil halladas en un yacimiento en Valencina de la Concepción (Sevilla). /UA

INDIVIDUOS "SOCIALMENTE EXCEPCIONALES"
Para esta investigación, estos científicos analizan una muestra de inhumaciones de individuos del Calcolítico ibérico "que parecen haber sido socialmente excepcionales". Se trata de ocho enterramientos pertenecientes a seis yacimientos arqueológicos o localizaciones relacionadas con la Edad del Cobre: Camino de las Yeseras y la Magdalena en Madrid, Valle de las Higueras en Toledo, La Vital en Valencia, y en la provincia de Sevilla la cueva de La Molina y el entorno prehistórico de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán.

En ese sentido, el estudio presta especial atención a un enterramiento descubierto en las inmediaciones del dolmen de Montelirio, enclavado en Castilleja de Guzmán, hallado en 1998 y caracterizado por un corredor de unos 39 metros de longitud. Se trata del cadáver de un "joven adulto de entre 17 y 25 años" localizado en una estructura funeraria y "rodeado de una completa colección de artefactos, incluyendo un colmillo de elefante africano cuidadosamente colocado alrededor de su cabeza, un gran plato de cerámica situado a su espalda, 21 filos de sílex, una hoja de daga" de dicho mineral y junto a ella una pieza de ámbar que habría decorado la empuñadura del cuchillo.

Además, el ajuar mortuorio de este individuo incluía "dos recipientes de marfil", diversos fragmentos de dicho material y un pequeño puñado de cobre, siendo rociado el cadáver y su prolijo ajuar con un "pigmento de intenso color rojo".

Dolmen de corredor largo, 22 m (DGL) del sector PP4 de Montelirio. Foto obtenida de la web de la Asociación Los Dolmenes de Valencina.

"GRAN HOMBRE" DEL ASENTAMIENTO CALCOLÍTICO
La abundante presencia de efectos de marfil en esta inhumación condujo a los investigadores a tratar al individuo enterrado con el apodo de "marchante" o "mercader" de marfil, exponiendo este estudio que las pruebas bioarqueológicas y contextuales sugieren que este "vendedor de marfil pudo haber sido un trabajador duro engrandecido por sí mismo" hasta la categoría de "gran hombre" de la "historia social" del asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán.

Es más, los autores de este trabajo describen a este marchante de marfil como "el fundador de un importante linaje cuyo prestigio e influencia sobrevivió" más allá de él mismo "durante algún tiempo". Y es que en el marco de este mismo estudio y las ocho inhumaciones individuales analizadas, los investigadores atisban una "posible conexión social o de parentesco" entre este hombre y una mujer cuyo cadáver fue descubierto en la cueva artificial de La Molina, localizada en Lora de Estepa (Sevilla) y datada entre finales del IV milenio y la primera mitad del III milenio antes de Cristo.

Dicho posible vínculo deriva de que el ajuar funerario de esta mujer incluía "varios objetos de marfil" como una empuñadura para un cuchillo de pedernal, un colmillo de elefante colocado alrededor de su cabeza "casi exactamente del mismo modo" que en el caso del "mercader de marfil" de Montelirio, dos recipientes decorados, un objeto con forma de media luna y "otros fragmentos indistinguibles" de dicho material.

Puñal de hoja de cristal de roca y enmangue de marfil de Montelirio (Sevilla). M. A. Blanco; Grupo ATLAS, Universidad de Sevilla

"RIQUEZAS ESOTÉRICAS"

En paralelo, los autores de este estudio exponen que estos dos enterramientos presentaban "suntuosos efectos funerarios de marfil sin parangón" en el Calcolítico ibérico, argumentando que el acceso del "mercader de marfil" y la mujer de La Molina a "materiales exóticos" representa "el mejor ejemplo conocido" en la Península sobre la manera en la que "el uso de riquezas esotéricas con ideologías externas asociadas puede servir como marca definitoria de estatus y como popularidad política, usada para materializar relaciones políticas".

Y dado que este trabajo incluía también los cadáveres de dos mujeres enterradas en la cámara principal del dolmen de Montelirio, ambas interpretadas como posibles "sacerdotisas" y una de ellas hallada con vestigios de "una túnica muy elaborada" y colgantes de ámbar y marfil, estos expertos barajan la idea de que estas cuatro personas pudieran estar "conectadas dentro de una estructura social dominada por linajes en competencia".

"De hecho, dada su proximidad geográfica y posibles nexos sociales, se puede argumentar que estas cuatro personas fuesen parte de dinámicas sociales específicas acontecidas en el Valle del Guadalquivir en el comienzo del tercer milenio antes de Cristo", consideran García Sanjuán, Cintas-Peña, Bartelheim y Miriam Luciañez, quienes concluyen que en dicho periodo "la posición de las élites era inestable", extremo que probarían por ejemplo las fluctuaciones en la actividad funeraria del asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán.

Fuente: 20minutos.es | 25 de noviembre de 2018

Los neandertales del Caúcaso intercambiaban obsidiana entre sí, a largas distancias, hace 70.000 años

A - Obsidiana en depósitos piroclásticos en Zayukovo (Baksan); B – C - rocas de obsidiana (“bombas volcánicas”) varían en color y forma.

Investigadores rusos han descubierto que tribus neandertales que habitaron el Cáucaso intercambiaban obsidiana entre sí hace unos 70.000 años a través de largas cadenas de contacto, según queda reflejado en un estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Science.
Los especialistas estudiaron y compararon herramientas antiguas hechas de obsidiana o de vidrio volcánico, un tipo de roca ígnea, que fueron halladas en distintas zonas de la región del Cáucaso. Tras analizar la composición química de cada ejemplar de obsidiana, vieron que la mayoría de ellos provenía de un yacimiento situado en los alrededores de aldea Zayúkovo, en la república rusa de Kabardino-Balkaria.

Mapa en el que se muestra las ubicaciones de los principales yacimientos del Paleolítico Medio y Superior en el Cáucaso, así como algunas fuentes de obtención de obsidiana.

Dado que este recurso era extraído en las regiones centrales del Cáucaso, desde donde llegó al noreste y a otras zonas distantes situadas a 250-450 kilómetros, los especialistas concluyeron que los neandertales transportaron la obsidiana y la intercambiaron entre ellos.

Según los investigadores, la circulación de obsidiana empezó en el Paleolítico medio, llegando en ese periodo a más de 200 kilómetros desde el yacimiento mencionado, una distancia que después se amplió hasta los 450 kilómetros en el Paleolítico superior.

El transporte de obsidiana facilitó los contactos culturales entre los neandertales en estas regiones y confirma sus movimientos migratorios, desde el sur al norte en el comienzo del Paleolítico superior.

1.- Vista de la gruta de Saradj-Chuko (Fanduko); 2–9. - Herramientas de obsidiana de la capa 6B, obtenidas en excavaciones realizadas en 2017.

Fuente: actualidad.rt.com| 27 de noviembre de 2018

Las coloridas momias de Dahshur, el último hallazgo en una necrópolis real de Egipto

Uno de los atáudes. MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES EGIPCIO

En tonos azules, marrones y verdes el cartonaje del sarcófago aún guardaba intacta la cara de quien habitó el ataúd durante cerca de tres milenios. Una misión de arqueólogos egipcios acaba de hallar ocho sepulturas con sus respectivas momias alojadas en cajas que han conservado sus colores con la vivacidad del primer día.

El último descubrimiento de la egiptología se ha producido bajo las arenas de la necrópolis real de Dahshur, un perímetro salpicado de pirámides ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que -junto a las de Abusir, Saqara y Giza- son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Las tumbas se han localizado precisamente al noreste de la pirámide negra del faraón Amenemhat II durante las labores de excavación.

"Los enterramientos contenían ocho sarcófagos de caliza con momias en su interior, tres de las cuales se hallan en un muy buen estado de conservación", relata Mustafa al Waziri (izquierda), secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades. Encajados en la piedra, los sarcófagos antropomorfos lucen un cartonaje exquisitamente adornado con el retrato del difunto y diferentes escenas religiosas que se extienden por todo su cuerpo.

Los esqueletos desempolvados del cementerio, cuya identidad aún se desconoce, encontraron reposo eterno en sus confines durante el período tardío o baja época, una etapa de la historia egipcia que transcurre desde el 664 hasta el 332 a.C. y en el que los últimos monarcas locales reinan una tierra que acaba en manos de Alejandro Magno y la dinastía ptolemáica.


Su presencia en Dahshur es una huella del uso a lo largo del tiempo de la necrópolis que levantó el faraón Seneferu (2614-2579 a. C.), padre de Keops y precursor de la auténticas pirámides. En su árida geografía se ubican las pirámides romboidal -con su doble inclinación causada por las modificaciones sufridas a mitad de obra- y la imponente roja, la primera de caras lisas que allanó el camino para que la técnica acariciara la perfección en los poliedros de la meseta de Giza.

Vista de la necrópolis real de Dahshur, donde se hallaron las momias M. DE ANTIGÜEDADES EGIPCIO

El cementerio faraónico, próximo a un cuartel de ejército y víctima de episodios de expolio en 2012, sigue proporcionando sorpresas. El año pasado asomó una cámara funeraria de la hija de un faraón que durante 3.700 años había permanecido lejos de los focos, un mes después de que se localizaran los restos de la pirámide de su padre, el monarca de la XIII dinastía Ameny Qemau. En la estancia, se halló una caja con los restos de la princesa: el hígado, el intestino, el estómago y los pulmones.
Las autoridades barruntan destinar los sarcófagos recién descubiertos -tras su preceptivo por el quirófano, el examen minucioso de sus achaques y su limpieza- a algunos de los nuevos museos que se construyen a orillas del mar Rojo, en las ciudades turísticas de Sharm el Sheij y Hurgada.

Fuente: elmundo.es | 28 de noviembre de 2018

Descubren una extraordinaria máscara de hace 9.000 años en Israel

La máscara fue recuperada a comienzos de 2018, en circunstancias todavía desconocidas, por la Unidad de Prevención de Robos de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Foto: Antiquities Theft Prevention Unit, Israel Antiquities Authority

Sin duda es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del año: una misteriosa máscara de piedra de 9.000 años de antigüedad, del Neolítico, esto es, de la época de la revolución agrícola, recuperada a comienzos de 2018, en circunstancias todavía desconocidas, por la Unidad de Prevención de Robos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA).

"Una investigación reveló el sitio arqueológico probable en el que se encontró la máscara inicialmente, en la región de Pnei Hever al sur de Har Hebron. Sus características, además de otros hallazgos en los contextos en que fue descubierta, demuestran que la máscara tiene 9.000 años de antigüedad, data del Neolítico precerámico B", explica la IAA en un comunicado que ha emitido hoy mismo.


Actualmente se conocen 15 máscaras en el mundo que datan de este periodo y sólo dos de ellas fueron descubiertas en un contexto arqueológico claro, que puede ser estudiado. "El sitio puede ayudarnos a entender la cultura material, la vida cotidiana durante la cual fue producida la máscara, probablemente como un objeto de culto", señala la IAA.

La última máscara de gran relevancia que se descubrió en Israel fue anunciada en marzo de 2015: una máscara romana de bronce que representa a Pan, el dios de los pastores y de los rebaños, que se convirtió en uno de los 10 hallazgos arqueológicos inolvidables ... para National Geographic España (abajo).

Esta nueva máscara descubierta en Israel "es un hallazgo único en el mundo arqueológico", según Ronit Lupu, de la Unidad de Prevención de Robos de la IAA. Está hecha de piedra caliza, de un color rosado amarillento, tiene una forma delicadamente ovalada y representa un rostro humano: dos cuencas profundas e inexpresivas, una nariz poco pronunciada y, sobre todo, una boca inclasificable, con los dientes marcados y una extraña sonrisa a la vez. Cuatro agujeros fueron perforados a lo largo del perímetro de la máscara, probablemente con la finalidad de ajustarla en la cara de un ser viviente o quizá para amarrarla a un poste o a otro objeto con el fin de mostrarla.


"La transición de una economía basada en la caza y en la recolección a la antigua agricultura y domesticación de plantas y animales estuvo acompañada de un cambio en la estructura social y de un fuerte aumento de las actividades rituales y religiosas. Los hallazgos rituales de este periodo incluyen las figurillas talladas con forma humana, los cráneos enyesados [como por ejemplo el enigmático cráneo de Jericó] y las máscaras de piedra", afirma Omry Barzilai, jefe del Departamento de Investigación Arqueológica de la IAA.


La máscara probablemente fue producida como parte de un ritual que pretendía retener la apariencia de los antepasados familiares. "Esto llevó a enyesar los cráneos, a moldear las características faciales e incluso a insertar conchas en sustitución de los ojos. Las máscaras de piedra, como la de Pnei Hever, son similares en tamaño al rostro humano, por lo que los estudiosos tienden a relacionarlas con estas prácticas de culto", agrega.


Fuentes: National Geographic| dailymail.co.uk | 28 de noviembre de 2018