Momias, fetiches y museos sobre el pasado indígena de Canarias

Fisonomía de la momia guanche del Museo Arqueológico Nacional, a partir de imágenes de escáner. Foto MAN.

El pasado 10 de enero se daba a conocer en los medios de comunicación la datación de la momia guanche expuesta en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), en Madrid. Tal y como recoge el interesante trabajo de investigación publicado en el Boletín del MAN-1, se trata de un guanche de entre 35-40 años de edad, que vivió en el siglo XIII de nuestra Era, es decir, apenas 200 años antes de la conquista de Tenerife en 1496. En los rasgos faciales destaca la boca por su tamaño y por el grosor de los labios, a pesar de estar deshidratados. Como confirma el estudio antropológico, este guanche presenta rasgos negroides, lo que apoya el origen africano de sus ancestros.

La momia no conserva el cabello original: el que tiene está compuesto por mechones independientes, pegados por medio de uno o varios adhesivos, que conforman una peluca de color castaño, con matices rojizos. Asimismo, en el pecho se encuentra un parche grande de piel adherido a la momia, probablemente de piel de ovicáprido, que casi con toda seguridad se añadió ya en la Península, para adecentar los desperfectos que tenía en esa zona. Esta práctica, consistente en recomponer las momias guanches, también se ha documentado en otros ejemplares, pues desde el siglo XIX fue frecuente “adecentarlas” para su exhibición en los museos. Los bienes expuestos debían responder a unos criterios estéticos que los hicieran más verosímiles.

Este tipo de estudios interdisciplinares con momias, en el que participan arqueólogos y médicos especialistas en diagnóstico por imagen, permite avanzar en el conocimiento de nuestro pasado indígena. Es un trabajo necesario que permite ahondar en la comprensión de nuestra cultura primigenia. Pero ¿es pertinente la exposición pública de la momia en cuestión? ¿Debe seguirse apostando por la visión fetichista del patrimonio, al tratarse la momia como un objeto de consumo cultural? ¿Por qué se mantiene viva esta forma decimonónica de comunicar el patrimonio? ¿Se deben exponer restos mortales con la categoría de bienes materiales, tales como cerámicas, joyas, tesoros…? ¿Tendría el mismo impacto mediático y de público la exposición de los resultados de la investigación en las salas del museo, pero sin la momia?
No voy a entrar en el debate sobre si esta momia debería estar en Madrid o en Canarias. Prefiero ir a la raíz del problema.

¿Se expondrían, en las vitrinas de un museo, los restos mortales de cualquier soldado castellano de la época, para explicar los traumatismos óseos ocasionados por las batallas contra los guanches? ¿Se expondrían sus restos mortales para explicar la conquista de Canarias? ¿Qué vacíos presentan los estudios antropológicos de los castellanos del siglo XV? ¿Por qué se han puesto tantas “trabas” e impedimentos a las excavaciones en las iglesias canarias con enterramientos europeos de entre los siglos XV-XVII? ¿Acaso porque hay enterrados en ellas descendientes de familias canarias de noble abolengo? Sirvan como ejemplos los casos de la Ermita de San Benito Abad, en La Laguna, o de la Iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, en Santa Cruz de Tenerife.

¿Por qué sólo se “exhibe” al indígena canario en los museos, y no al conquistador? ¿Acaso porque sus restos son profanos y no proceden de un camposanto? ¿Acaso porque la momia pertenece a una cultura más exótica? ¿Acaso porque no tienen voz en la Canarias contemporánea?
¿Qué y quiénes legitiman este trato dado a los restos mortales del pasado? ¿Es la distancia cronológica, apenas 200 años, un argumento para decidir quién ocupa el “honroso” espacio de una vitrina? ¿Es el tiempo transcurrido desde la muerte el factor que convierte en más o menos exóticos, o interesantes, a unos restos mortales?

Y algo que no debemos obviar: ¿qué dice nuestra Ley de Patrimonio al respecto? ¿Y el Proyecto de Ley de Patrimonio Cultural que se debate estos días en el Parlamento de Canarias? Pues no dicen nada… Bueno, sí: el Artículo 87 del referido Proyecto de Ley concibe y trata a los restos humanos de los indígenas canarios como bienes materiales muebles, es decir, igual que si fuesen cerámicas o ídolos, sin tener en cuenta por tanto su especial carácter sensible. El marco legal internacional es abrumador al respecto: desde la UNESCO, entre otros organismos y entidades, se han desarrollado medidas legales específicas para abordar esta problemática, tal y como ya hemos reflejado en otro artículo publicado en este medio el pasado 5 de enero de 2019.

En Canarias, quizás, sólo quizás, la mirada hacia nuestro pasado sigue estando impregnada por el colonialismo, por el encubrimiento del otro, por un discurso del poder que se retroalimenta con el paso de los años. Parece evidente que la preservación de la herencia indígena canaria es un ejemplo típico de objetivación de la cultura, como si se tratase de un organismo de características culturales estáticas y que queda en posesión de la nación. Por tanto, la definición, el inventario y el enfoque de lo que se considera como una “auténtica” cultura indígena, está inmerso en una visión del mundo occidental o globalizado.

En este sentido, en pleno siglo XXI, son muchos los retos –no sólo legislativos, sino también éticos y museográficos– a asumir en el contexto de la arqueología europea y, en particular, de la arqueología canaria, aún no “de-construida” y no “descolonizada”.
Los museos del futuro deben apostar por las experiencias participativas, la realidad virtual o el desarrollo de estrategias digitales efectivas, y sobre todo, deben saber gestionar de forma eficiente la obsolescencia del conocimiento e incorporar prácticas deontológicas que permitan que los restos humanos no sean tratados como meros objetos o cosas. Sólo así se respetará la dignidad humana intrínseca de la persona que representan.

1- Gómez Espinosa, T.; Carrascoso Arranz, J. y Badillo Rodríguez-Portugal, S. (2018). “La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional. De las fuentes históricas a la tomografía computarizada”. Boletín del MAN, número 37, páginas: 453-470.

Fuente: elapuron.com| 14 de enero de 2019

La inteligencia artificial confirma la existencia de una nueva especie extinta de homínidos

Los neandertales y denisovanos se cruzaron en algún momento de la prehistoria. lustración, Jon Foster, natinalgeographic.com.es

Ningún guion de culebrón televisivo podrá igualar jamás a la intrincada maraña de relaciones que ha impulsado la evolución humana. A lo largo de decenas de miles de años, la especie a la que todos pertenecemos, Homo sapiens, se ha cruzado íntimamente con otras emparentadas, posiblemente en varias ocasiones y en distintos puntos del planeta. El último personaje de esta apasionante trama hizo aparición el pasado agosto, cuando un equipo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania daba a conocer la existencia del primer homínido descendiente directo de dos especies, una hembra procedente de Siberia que tuvo una madre neandertal y un padre denisovano. Pues bien, «Denny», como fue bautizada, no fue la única, sino que pertenecía a una población híbrida desconocida, compuesta por miles de individuos, a la que aún no hemos puesto nombre. Y no solo eso, sino que también nos cruzamos y tuvimos hijos con ellos.

Investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) ) y del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG-CRG) en Barcelona han descubierto la huella genética de ese grupo desconocido aplicando por primera vez al ADN humano el deep learning (aprendizaje profundo), el sofisticado campo de inteligencia artificial que se emplea en los coches autónomos, las máquinas imbatibles en los juegos de mesa o el procesamiento de imágenes. El algoritmo imita la manera en que funciona el cerebro humano, con diferentes «neuronas» artificiales que se especializan y aprenden a detectar en los datos aquellos patrones que son importantes para llevar a cabo una tarea determinada.
Los científicos utilizaron esa increíble capacidad de la inteligencia artificial para que aprendiera a predecir la demografía humana utilizando genomas obtenidos a través de cientos de miles de simulaciones. Cada vez que realizaban una simulación, recorrían un posible camino de la historia de la humanidad. De entre todas las simulaciones, el deep learning señaló una que hace que el puzle encaje.
En primer término, Jaume Bertranpetit. En segundo, Òscar Lao, investigador principal en el CNAG-CRG y experto en «deep learning».

El tercer grupo

El software reveló que algunos fragmentos de genomas humanos actuales no pueden explicarse solo con la herencia de neandertales y denisovanos -esos enigmáticos homínidos identificados por el hueso de un dedo desenterrado en una cueva de Siberia-, dos grupos con los que nuestros antepasados practicaron sexo tras salir de África. Hacía falta un tercer grupo, al que los científicos aún no han puesto nombre pero han identificado en sus papeles de trabajo como «Xe»: los híbridos de neandertales y denisovanos en Asia. Su influencia en los genes de los asiáticos modernos es de un 2.6%, incluso mayor que la de los neandertales. Las conclusiones aparecen publicadas en la revista Nature Communications.

«Se trata de una población extinta separada, que contribuyó a nuestro genoma actual de una forma incluso superior que los denisovanos o los neandertales», asegura a ABC Jaume Bertranpetit, del IBE y la Universidad Pompeu-Fabra (UPF). Pero, ¿estamos hablando de una especie humana diferente? El investigador prefiere utilizar la palabra «población», incluso para referirse a los neandertales. «Los libros de texto nos dicen que dos especies distintas no se cruzan y, si lo hacen, no producen descendencia fértil. Sin embargo, este concepto es más complejo al hablar de especies extintas, por lo que el término puede emplearse a efectos prácticos», explica.

Distribución de los diferentes grupos humanos tras salir de África y sus relaciones entre sí (N son neandertales; Xe, la nueva especie híbrida, y D, denisovanos) - Jaume Bertranpetit / Òscar Lao

Miles de individuos

Poco sabemos de ese grupo humano híbrido. «No podemos estimar con precisión cuántos individuos lo formaban, pero probablemente eran miles», apunta Bertranpetit. El cruce se produjo hace decenas de miles de años en Asia. Aparte de eso, poco más. De momento, es imposible hacer un retrato. Sin embargo, de la misma forma que fueron encontrados los restos de «Denny» en la cueva de Denisova, el biólogo cree que aparecerán más allí o en otras partes de Asia. «Estoy seguro. Incluso podría ocurrir que existieran más grupos que no conocemos», señala. A partir de ahí, será más fácil que su figura se vaya dibujando.

Más allá del enigma evolutivo, para el investigador la clave del estudio es el uso del deep learning en un área en la que nunca antes se había empleado y que ha sido posible gracias al trabajo de Òscar Lao, del CNAG-CRG. «Nos da una lección de humildad, porque estos algoritmos resuelven problemas de gran complejidad, imposibles para la mente humana», dice Bertranpetit. A su juicio, esta tecnología revolucionaria puede cambiar de forma drástica el futuro de la investigación genética. Lo que implica, por supuesto, que nos conoceremos mucho mejor a nosotros mismos.

Fuente: abc.es | cnag.crg.eu | 16 de enero de 2019

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Ilustración que representa a la niña denominada "Denny" junto a su madre neandertal y a su padre denisovano en la cueva de Denisova, en Siberia. Ilustración: Petra Korlević.

Cruce entre especies

El análisis computacional del ADN humano actual apunta a que la especie desaparecida fue un híbrido de neandertales y denisovanos que se cruzó en Asia con los humanos modernos que salieron de África. Según explica el investigador del IBE, Jaume Bertranpetit, "hace unos 80.000 años se produjo el conocido 'Out of Africa', cuando una parte de la población humana que ya era de humanos modernos abandonó el continente africano y se extendió a otros continentes, dando lugar a todas las poblaciones actuales".

"A partir de entonces sabíamos que se produjeron cruces de humanos modernos con los neandertales en todos los continentes menos en África y con los denisovanos en Oceanía y seguramente en el sudeste de Asia, pero la evidencia de cruces con una tercera especie extinta aún no se había confirmado con certeza", añade el investigador.

Hasta ahora, la existencia de la tercera especie del antepasado humano era sólo una teoría que explicaría el origen de algunos fragmentos del genoma humano actual, pero, según Bertranpetit, ha sido el uso del deep learning lo que ha permitido pasar del ADN a la demografía de las poblaciones ancestrales.


Labores de excavación en la Galería Este de la cueva de Denisova. Foto: Bence Viola, Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology.

Modelos demográficos

El principal reto de los investigadores ha sido el análisis de modelos demográficos mucho más complejos que los que se habían considerado hasta ahora, y para los que no existían herramientas estadísticas de análisis.
Según explica Óscar Lao, investigador del CRG, "el 'deep learning' es un algoritmo que imita la forma en que funciona el sistema nervioso de los mamíferos, con diferentes neuronas artificiales que se especializan y aprenden a detectar en los datos aquellos patrones que son importantes para llevar a cabo una tarea determinada".

"Nosotros hemos aprovechado esta propiedad para hacer que el algoritmo aprendiese a predecir la demografía humana usando genomas obtenidos a través de cientos de miles de simulaciones para recorrer un posible camino de la historia de la humanidad", añade Lao.

Mayukh Mondal (izquierda), actualmente investigador en la Universidad de Tartu y anteriormente en el IBE, argumenta que este nuevo trabajo consolida la hipótesis de esta tercera especie o población que coexistió con los humanos modernos y se cruzaron con ellos y ello "encaja con el ejemplar híbrido descubierto en Denisova, pero aún no podemos descartar otras posibilidades".

Fuente: elperiodico.com | 16 de enero de 2019

Hallado 'el puente de África': un estudio revela un archipiélago hundido en Alborán que le unía con España

Ubicación del archipiélago sumergido que debió servir de puente terrestre para las especies. CSIC.

Un equipo científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un archipiélago volcánico sumergido en el mar de Alborán, en la provincia de Almería, que unió Europa y África a través del Cabo de Gata (Almería) y el Cabo de Tres Forcas (Melilla) hace seis millones de años.

El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, muestra que este archipiélago sirvió de puente entre África y Europa para las migraciones de diversas especies animales y dividió el Atlántico y el Mediterráneo provocando una gran desecación en el 'Mare Nostrum' hace 5 y 6 millones de años, según explica la organización en un comunicado.

El estudio revela que esta estructura surgió hace unos 10 millones de años por la actividad volcánica y emergió hasta formar un archipiélago entre la costa de lo que es hoy Melilla y Almería. Este arco volcánico empezó a hundirse hace unos 6 millones de años por el cese del vulcanismo y el enfriamiento de la corteza en la región y terminó por desaparecer definitivamente hace 1,8 millones de años bajo el mar de Alborán.

El autor principal del estudio e investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, Guillermo Booth-Rea (izquierda), explica que al principio "este archipiélago sirvió como paso de fauna terrestre-acuática, mientras que más tarde se produjo intercambio de fauna terrestre, como camellos y conejos".
"El archipiélago contribuyó a la gran riqueza biológica del Mediterráneo occidental, al crear islas en las que se pudieron diferenciar nuevas especies faunísticas. Además, sirvió temporalmente como puente terrestre para el intercambio de especies entre Iberia y África", explica el investigador César Ranero (derecha), científico ICREA del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, y coautor del estudio junto a Guillermo Booth-Rea, autor principal e investigador del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada), e Ingo Grevemeye, del centro GEOMAR de Kiel (Alemania).

"El registro genético de ADN ribonucleico estudiado en varias especies del Mediterráneo occidental muestra que el paso de especies europeas a África se hizo en varias ocasiones, antes y después de la Crisis de Salinidad, probablemente gracias al archipiélago de Alborán", añade.
Los patrones de especiación y divergencia genética muestran que el sudeste de Iberia fue un punto caliente de riqueza faunística que finalmente se distribuyó por el norte de África gracias al paso por el archipiélago Asimismo, en el norte de África, la fauna estudiada se especió desde el este del Rif, donde se encontraba el archipiélago, hacia el oeste y hacia el este, llegando hasta Argelia y Túnez en el caso de salamandras y lagartijas. "El crecimiento progresivo del archipiélago actuó como una barrera entre el Atlántico y el Mediterráneo, restringiendo el intercambio de agua y desembocando en la conocida Crisis de Salinidad del Mediterráneo", concluye Booth-Rea.

Fuente: 20minutos.es | 7 de septiembre de 2018

Los isleños de Rapa Nui construyeron sus monumentos cerca de fuentes de agua dulce

Vista de moáis en la Isla de Pascua (Chile) - RC

Los antiguos pobladores de Rapa Nui (Isla de Pascua, Chile) construyeron sus famosos monumentos ahu (un ahu es una plataforma ceremonial donde se rendía culto a los ancestros. Construidas de piedras encajadas, forman la base donde luego se ubicarían los moái) cerca de las fuentes costeras de agua dulce, según un equipo de investigadores, entre ellos profesores de la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York.

La isla de Rapa Nui es conocida por su elaborada arquitectura ritual, en particular por sus numerosas estatuas (moái) y las plataformas monumentales que las sustentan (ahu). Los investigadores se han preguntado la razón por la cual los antiguos isleños construyeron estos monumentos en sus respectivos lugares alrededor de la isla, considerando, además, cuánto tiempo y energía se habría requerido para construirlos.

El antropólogo de la Universidad de Binghamton, Carl Lipo (izquierda) ha utilizado un modelo espacial cuantitativo para explorar las relaciones potenciales entre los lugares de construcción de los ahu y los medios de subsistencia, como los rocosos huertos agrícolas, los recursos marinos y las fuentes de agua dulce, los tres elementos más críticos en Rapa Nui. Sus resultados sugieren que las ubicaciones de los ahu se explican por su proximidad a las limitadas fuentes de agua dulce de la isla.

"El problema de la disponibilidad del agua (o la falta de la misma) a menudo ha sido mencionado por los investigadores que han trabajado en Rapa Nui/Isla de Pascua", dice Lipo.

"Cuando examinamos los detalles de la hidrología de la isla, comenzamos a notar que el acceso al agua dulce y la ubicación de las estatuas estaban estrechamente vinculadas entre sí. No era algo obvio al caminar entre los monumentos, pues, con el agua emergiendo en la costa durante la marea baja, uno no necesariamente ve indicios obvios de agua. Pero cuando comenzamos a observar las áreas alrededor de las ahu, descubrimos que esas ubicaciones estaban exactamente vinculadas a los lugares donde emerge el agua dulce subterránea, en gran parte como una capa difusa que fluye hacia arriba. Cuanto más mirábamos, más consistentemente comprobábamos este patrón. Los lugares donde no hay plataformas 'ahu' con 'moáis' no mostraban existencia de agua dulce. El patrón era llamativo y sorprendente en su consistencia. Incluso, cuando exploramos los 'ahu' y 'moáis' del interior de la isla, hallamos fuentes cercanas de agua potable. El trabajo de investigación que hemos llevado a cabo demuestra que este patrón es estadísticamente sólido y no es debido solo a nuestra percepción".


(Arriba a la izquierda) Rapa Nui, en la Polinesia Oriental, (arriba a la derecha) los enclaves de ahu en Rapa Nui y (abajo)el Ahu Tongariki con moáis (Foto de RJ DiNapoli).

"Muchos investigadores, incluidos nosotros mismos, han especulado durante mucho tiempo sobre las asociaciones entre las plataformas ahu y los moáis y los diferentes tipos de recursos, esto es, el agua, las tierras agrícolas, las áreas con buenos recursos marinos, etc.", dice el autor principal Robert DiNapoli (derecha), de la Universidad de Oregon. "Sin embargo, estas asociaciones nunca se probaron cuantitativamente o demostraron ser estadísticamente significativas. Nuestro estudio presenta modelos espaciales cuantitativos que muestran claramente que las plataformas ahu están asociadas con fuentes de agua dulce de una manera que no lo están con otro tipo de recursos".

Según Terry Hunt (izquierda), de la Universidad de Arizona, la proximidad de los monumentos al agua dulce nos dice mucho sobre la antigua sociedad isleña.

"Las plataformas y las estatuas están ubicados en lugares con acceso a un recurso que era crítico para los isleños: el agua dulce. De esta manera, las plataformas y las estatuas (deificación de los ancestros de los isleños) reflejan generaciones de compartir, tal vez a diario, el agua y la comida, de relacionarse con las familias y establecer lazos sociales, así como guardar las tradiciones culturales que reforzaban el conocimiento de la precaria sostenibilidad de la isla. Y el hecho de compartir apunta a un aspecto crítico que es explicar la paradoja de la isla: a pesar de los recursos limitados, los isleños tuvieron éxito debido a que compartieron conocimientos, recursos y actividades, durante más de 500 años hasta que el contacto con los europeos interrumpió su vida con enfermedades foráneas, el comercio de esclavos y otras desgracias derivadas de los intereses coloniales".

Actualmente, los investigadores solo tienen datos completos sobre los enclaves de agua dulce de la parte occidental de la isla, pero planean realizar un estudio completo de la misma para continuar probando su hipótesis de la relación entre ahu / moáis y el agua dulce.

El documento, "Ubicaciones de monumentos de Rapa Nui (Isla de Pascua) explicadas por fuentes de agua dulce", se ha publicado en PLoS One.

Fuente: phys.org | 10 de enero de 2019

Hallan cerca de Moscú una necrópolis construida hace 4.500 años

El Instituto Arqueológico de la Academia de Ciencias de Rusia ha anunciado que un equipo de arqueólogos ha encontrado una necrópolis de 4.500 años bien conservada en las inmediaciones de Istra, una ciudad que se encuentra en la región de Moscú.

En ese lugar había hachas de batalla, puntas de dardos y flechas y hojas de cuchillos fabricadas en piedra, así como recipientes funerarios de cerámica decorados. Posteriormente, estos investigadores planean analizar el ADN de los restos orgánicos para conocer más sobre su origen.


Las tumbas pertenecen a integrantes de la cultura de Fatiánovo —los primeros pastores y agricultores de la parte noroccidental de Rusia—, que recibió su nombre por la tradición de colocar un hacha de batalla fabricada en piedra en las tumbas de sus fallecidos.

Asia Engovátova, directora adjunta de Ciencia del Instituto de Arqueología ruso y responsable de esta expedición, ha remarcado que "la singularidad del hallazgo radica en su excepcional rareza", ya que "la última vez que se encontró una necrópolis de este tipo en la región de Moscú fue hace 25 años".

Fuente: RT, 16 de enero de 2019

Zahi Hawass: «He encontrado la tumba de Cleopatra»

Zahi Hawass, ex ministro de estado de antigüedades egipcias (Foto: Archivos de Ahram)

«Sé dónde está la tumba de Cleopatra, la reina de Egipto». Lo asegura de forma rotunda Zahi Hawass, 71 años, considerado el más prestigioso egiptólogo del mundo, durante una conferencia en un ala de la Universidad de Palermo (Sicilia), que se llenó para escuchar al famoso arqueólogo.

Se trata de uno de los más grandes misterios de Egipto. Zahi Hawas ha dedicado su vida a descubrir ese tesoro. Si definitivamente sale a la luz la tumba de Cleopatra, la última reina de Egipto (Alejandría, 69-12 a.C.), y una de las más grandes mujeres de la historia, celebrada por el arte y el cine, podría ser el descubrimiento del siglo, dicen los arqueólogos, un hallazgo «más importante aún que la tumba de Tutankamón», según Hawass.

Todos los indicios recogidos a lo largo de muchos años le conducen a un determinado lugar: a un ambiente subterráneo, a unos metros de profundidad, excavado en el terreno a la sombra de las imponentes ruinas del templo Taposiris Magna, un lugar funerario a casi 30 kilómetros de Alejandría, en Egipto.

Vista del templo dedicado a la diosa Isis en la ciudad ptolemaica de Taposiris Magna. (Efe)

Hasta allí, en un lugar sacro y seguro, los sacerdotes de Cleopatra, después de su suicidio, habrían transportado su cuerpo momificado. Y al lado, según Zahi Hawas, reposarían los restos de su gran y trágico último amor: Marco Antonio, el hombre con el que compartió el declinar de la dinastía Ptolemaica del Antiguo Egipto, cuyo reino cayó bajo el control de la Roma imperial de Octavio. Así, Cleopatra y Marco Antonio habrían unido simbólicamente un destino común de amor y muerte.
Obviamente, el célebre arqueólogo no revela las coordenadas precisas de la tumba de Cleopatra, pero está a un paso de sacarla a la luz: «Estoy muy próximo. Creo haberla encontrado. Estoy en el buen camino. Tengo grandes esperanzas de dar con ella pronto», afirma Zahi Hawass. “El lugar preciso nos ha proporcionado en el curso de las investigaciones muchos elementos que nos llevan sin duda a la tumba de la figura histórica de Cleopatra. Por esto, sabemos ahora exactamente dónde debemos excavar», añade.

Se trabaja con las tecnologías más avanzadas para desvelar el misterio. Pero la operación es compleja. En las últimas semanas, los ambientes hipogeos o bóvedas subterráneas usadas en la antigüedad para conservar los cadáveres, son inaccesibles, porque se han llenado con las aguas del lago que está en las inmediaciones. «Todo está sumergido, una condición que no nos permite excavar bien. Por tanto, lo primero que tenemos que hacer es liberar de agua la zona, un trabajo que estamos organizando. Esta es la fase más compleja. Pero el objetivo es afrontarla pronto para proseguir después con la investigación y las excavaciones», ha explicado el arqueólogo en su conferencia en Palermo.

Ver vídeo en este enlace

Hilo conductor con pruebas

Dados los pasos gigantescos que ha llevado ya a cabo el investigador egipcio, Taposiris Magna ha centrado la atención de los arqueólogos de todo el mundo. Las pruebas en las que se basa Hawass es la escritura milenaria, jeroglíficos, donde «hay referencias al nombre de Cleopatra», afirma el egiptólogo, quien se muestra convencido de que «las dos sepulturas, la de Cleopatra y Marco Antonio, están en el mismo lugar», precisa Hawass, dando una explicación para este destino común de ambos personajes: «Se trata de un lugar funerario monumental digno de realeza, muy importante; no es un lugar funerario cualquiera. Y aquí han aparecido muchos elementos que se refieren a Cleopatra. En definitiva, no puede ser un sitio dedicado a personajes ordinarios, sino solamente a los más altos dignatarios».


Cleopatra (69-30 a.C. ) reina de Egipto con Marco Antonio (83-30 a.C, ). Grabado de 1881. (photoaisa@photoaisa.com / Leemage)

No tiene ninguna duda el investigador Hawas de que aquí encontrará la tumba de Cleopatra, reina que subió al trono a los 18 años, considerada por los historiadores un icono, culta y refinada, inteligente y brillante, con extraordinarias habilidades y bella, que sedujo a los hombres de su época. Mucho se ha escrito sobre su historia de amor con Julio César, interesado por motivos económicos en una alianza con Egipto. Después sedujo a Marco Antonio, con el que vivió una gran historia de amor. Prefirió morir como reina antes que sometida y verse humillada ante el pueblo romano. Su suicidio fue un gesto de orgullo. Según la leyenda, se dejó morder por una serpiente venenosa.

Durante 2.000 años Cleopatra ha seguido en el imaginario colectivo de todo el mundo, pero su figura histórica es todavía hoy en parte poco conocida y con aspectos enigmáticos. El mito y la leyenda continúan.

Fuente: abc.es | 15 de enero de 2019