Ponen al descubierto la estructura del crómlech Jaizkibel V (Guipúzcoa)

La estructura es más compleja de lo inicialmente previsto. / Ayuntamiento de Hondarribia


Los arqueólogos de Aranzadi trabajan desde hace años en la búsqueda y consolidación de los monumentos megalíticos de nuestro territorio. En esta ocasión la investigación de Jaizkibel V ha permitido el hallazgo de una estructura más compleja de lo inicialmente previsto, ya que los arqueólogos han sacado a la luz un monumento arquitectónicamente especial. La presentación se ha llevado a cabo hoy en el mismo monte Jaizkibel, en un acto que ha contado con la presencia del alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu; el secretario general de Aranzadi, Juantxi Agirre; así como de Manu Ceberio, arqueólogo y director de esta excavación.

Txomin Sagarzazu ha destacado que “el Ayuntamiento de Hondarribia lleva años en un trabajo colaborativo con Aranzadi Zientzia Elkartea. Un trabajo que está dando sus frutos como podemos ver hoy mismo. Nuestro objetivo es seguir estudiando y socializar los hallazgos y conocimientos. Creemos que es muy enriquecedor para todos”.

Manu Ceberio, director de la excavación, describe el hallazgo como “un círculo de piedras perfecto en el que se diferencian dos piedras de mayor tamaño con formas especiales y que se encuentran colocadas una en frente de la otra, con una orientación NE-SW”.


El alcalde de Hondarribia, Txomin Sagarzazu, atiende a los medios de comunicación. / Ayuntamiento de Hondarribia

Los crómlech o círculos de piedra son sepulturas prehistóricas destinadas a acoger los restos obtenidos de la incineración de una persona. Las gentes que construyeron este círculo de piedras lo hicieron en la Edad del Bronce (hace 2000-3000 años). En la parte central de este monumento megalítico construían una pequeña cámara en la que se colocaban las cenizas de las personas incineradas. Normalmente se realizaba un monumento para cada individuo y alrededor de Jaizkibel V se encuentran más estructuras de este tipo, aún sin excavar.
El trabajo arqueológico de esta estructura finalizaría con la consolidación de la pieza. “En la actualidad estos monumentos se ven en horizontal, ya que las piedras se han caído por el paso del tiempo, pero la verdadera disposición de las losas sería en vertical. El objetivo de estos crómlech, además de usarlos como sepulturas, era también marcar el territorio en el que ellos vivían”, explica el arqueólogo.

Las poblaciones de la Edad del Bronce eran sedentarias. Vivían normalmente de la ganadería y la agricultura y tenían estructuras sociales muy definidas en sus poblaciones.

Fuente: conectabidasoa.com | 6 de marzo de 2019

Hallan un «tesoro» arqueológico en una cueva de la ciudad maya de Chichén Itzá

Algunos de los objetos cerámicos hallados en la cueva de Balamkú, en Chichén Itzá - Efe

Balamkú, «la cueva del dios jaguar» de la ciudad maya de Chichén Itzá, guardaba un valioso tesoro para los arqueólogos, con al menos 200 piezas que han permanecido intactas durante más de mil años. La cueva ritual subterránea fue descubierta de forma fortuita en 1966 a 2,7 kilómetros al este de la turística pirámide de El Castillo o Templo de Kukulkán, pero permaneció inalterada durante más de 50 años al ser tapiada poco después de su hallazgo. Ahora, especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya han regresado a este lugar de laberíntico recorrido, a 24 metros bajo la superficie, y han registrado cientos de objetos arqueológicos, según informó este lunes el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).

«Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá, en Yucatán. Los cientos de artefactos arqueológicos, pertenecientes a siete ofrendas documentadas hasta ahora, se encuentran en un extraordinario estado de preservación. Debido a que el contexto se mantuvo sellado por siglos, contiene información invaluable relacionada con la formación y caída de la antigua Ciudad de los Brujos del Agua, y acerca de quiénes fueron los fundadores de este icónico sitio», afirmó Guillermo de Anda (izquierda), investigador del INAH y director del proyecto Gran Acuífero Maya.
Tanto Anda como James Brady (derecha), profesor de la Universidad Estatal de California y codirector de la iniciativa coinciden en que este es el mayor descubrimiento en la zona desde del hallazgo de la cueva de Balamkanché en la década de los 50.
«Es un lugar abrumador; creo, sin lugar a dudas, que es una de las más importantes cuevas de Yucatán, y también creo que no exagero diciendo que este es el hallazgo más importante en la zona después de la cueva de Balamkanché», dijo el arqueólogo en rueda de prensa en Ciudad de México, según recoge Efe.

Además, Anda señaló que «el mayor tesoro de Balamkú es que no está alterado, no está saqueado y tenemos toda la información aquí».

La gran mayoría de los objetos encontrados son incensarios dedicados a Tláloc, el dios mesoamericano del agua, utilizados para rituales y ofrendas en el período clásico tardío maya (600-900). La presencia de figuras de Tláloc, propias de los pueblos prehispánicos del centro de México, en Yucatán ha abierto un debate sobre cómo llegaron a esta zona.


El arqueólogo explicó que las investigaciones han desechado la hipótesis inicial de una invasión tolteca sobre los mayas, y apuntó que «debe haber una influencia del centro de México hacia Chichén Itzá». Sin embargo, señaló que «no hay una datación concreta que nos hable de material importado en esta zona».

«En ese sentido, estos materiales nos ayudarán a establecer una cronología», declaró el investigador, quien desveló que prevén encontrar en Balamkú muchos más objetos de los dos centenares de figuras halladas.
Los incensarios y vasijas descubiertos en Balamkú conservan todavía restos carbonizados, alimentos, semillas, jade, concha y huesos, entre otros elementos que los mayas ofrecían durante esa época a sus deidades.

Restos hallados en la cueva - Efe.

El difícil acceso y la morfología de la cueva exacerban las cualidades sagradas de la misma, lo que hace inferir se trata de un contexto netamente ritual, según refirió el arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH.

Guillermo de Anda sostuvo que esta cueva es «probablemente más sagrada» que el mismo Cenote Sagrado, una depresión circular de 60 metros de diámetro y 15 metros de profundidad rellena de agua y ubicada en Chichén Itzá. Balamkú tenía más importancia porque «el esfuerzo que representa entrar es mayor que en el Cenote Sagrado, que recibía ofrendas de toda Mesoamérica y había peregrinajes», consideró el arqueólogo.

Hasta el momento, el equipo del INAH ha llevado a cabo una exploración preliminar de los primeros 450 metros de la cueva, aunque se estima que este recorrido equivaldría a una tercera parte de la longitud real.

Un investigador en la cueva de Balamkú - Efe.

Los investigadores están trabajando en la elaboración de un modelo en tres dimensiones del recorrido de la cueva bajo la premisa de evitar hacer modificaciones en la galería subterránea.
Guillermo de Anda explicó que entraron en esta cueva para investigar el rumor que se ha transmitido durante generaciones de que hay un cenote importante debajo de la pirámide de Chichén Itzá. Aunque el investigador no descartó que Balamkú pueda llevar a dicho cenote, afirmó que todavía queda mucho tiempo para encontrarlo y verificar su existencia.
De acuerdo con el INAH, Balamkú significa «dios jaguar», en alusión a la cualidad divina que los antiguos mayas atribuyeron a este animal, el cual creían que tenía la capacidad de entrar y salir del inframundo.

Fuentes: abc.es | razon.com.mx | 6 de marzo de 2019

El arqueólogo Guillermo de Anda registra una tercera ofrenda, quizás la que más material arqueológico contiene, de las 7 encontradas hasta el momento por el GAM. FOTO KARLA ORTEGA / PROYECTO GAM

Un dios extranjero en el corazón del mundo maya

El hallazgo de una gran cueva en Chichén Itza abre interrogantes sobre la relación del mundo maya con los pueblos del centro de México

Durante varios días, los arqueólogos esperaron a que la serpiente se apartara de su camino. “Era una serpiente coralillo”, recuerda el investigador Guillermo de Anda. Un reptil de unos 60 centímetros de largo, pintada de anillos rojos, amarillos, blancos y negros. El biólogo de la expedición, Arturo Bayona, aseguraba que no era venenosa, pero los vecinos del lugar, conciencia de los arqueólogos, desaconsejaban cualquier desafío. El paso era estrecho, un túnel de 80 centímetros de ancho por 40 de alto. Debían reptar junto a la serpiente, pasarla a cinco centímetros y rezar por su ignorancia: el hastío del ofidio.

Decidieron esperar. Salieron de la cueva y volvieron al día siguiente, pero la serpiente seguía allí. Lo mismo ocurrió al otro día. Y al otro. Pero por fin, al cuarto día, la serpiente se había ido. De Anda, Bayona y otros dos investigadores siguieron reptando cueva abajo.

La arqueóloga Ana Celis, registra una de las ofrendas de Balamkú. A partir de la ofrenda 3, los pasajes de una a otra cámara son aún más estrechos, casi claustrofóbicos, además de que la falta de aire es otro factor poco favorable en la exploración de la cueva. FOTO ARTURO BAYONA / PROYECTO GAM.


Era emocionante. Los arqueólogos habían encontrado la cueva por indicaciones de los vecinos, que la conocían de hacía décadas. De hecho, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el centro gravitacional de la arqueología mexicana, había sabido de la cueva en la década de 1960. Un arqueólogo llegó a verla y alertó al Instituto de su probable importancia, pero por motivos que hoy se desconocen tapió la entrada y no dejó registro alguno. Tampoco hay registro de otra actividad por parte del Instituto. Tan extraordinario el hallazgo del equipo contemporáneo, como el ocultamiento de sus colegas cinco décadas atrás.

En cualquier caso, los arqueólogos recorrieron la cueva por primera vez hace unos meses, al menos en parte, una enorme red de cavidades subterráneas en plena península de Yucatán. Encontraron cantidad de ofrendas y otros restos de hace cientos de años. Una cueva en el corazón de una de las ciudades más famosas del viejo mundo maya, Chichén Itza, imagen de los folletos vacacionales de la Riviera Maya. La cueva de Balamkú, así la han bautizado, “ayudará a reescribir la historia de Chichén Itzá, en Yucatán”, dijo De Anda en la presentación del hallazgo esta semana en Ciudad de México.

Malacate maya registrados como parte de una de las ofrendas._FOTO KARLA ORTEGA / PROYECTO GAM.

Conforme pasan los años, los investigadores dibujan una imagen peculiar de Chichén Itza, construida sobre más de una veintena de cenotes y cuevas. Y no de cualquier manera. La pirámide de Kukulcán, la de las fotos, yace sobre un cenote y figura justo en el centro de otros cuatro, dispuestos en forma de cruz bajo el vetusto templo.

Templo de Kukulcán en la zona arqueológica de Chichén Itzá.

En entrevista con EL PAÍS, De Anda, investigador principal del proyecto Gran Acuífero Maya, que mapea el subsuelo del Yucatán, dice: “Para los mayas, el subsuelo es el nivel del inframundo, donde existen las deidades, los espíritus, de donde vienen las cosas buenas, la vida misma. La salud, la lluvia, la agricultura vienen de las cuevas. Pero también pueden venir cosas malas. Si percibimos las cuevas como el punto de inicio de la vida, tal como lo percibían los mayas, podemos entender su importancia”.

Uno de los hallazgos más interesantes de esta primera inspección de las galerías son los incensarios con forma de Tláloc, dios de la fertilidad de los pueblos del centro de México, caso por ejemplo de los mexicas. Prueba, por un lado, la influencia de estos pueblos en el área maya. Ya se sabía de la presencia de artistas y personalidades mayas en el centro de México, por ejemplo en la vieja ciudad de Teotihuacán, anterior al advenimiento de los aztecas en México-Tenochtitlan. E incluso los arqueólogos dan por válido que pueblos del centro de México llegaron a Yucatán. Pero Balamkú podría llevar ese encuentro mucho más allá, matizando las condiciones de ese encuentro, su contexto.


Hay ofrendas en otros cenotes de Chichén Itzá, pero destacan las de Balamkú. ¿Por qué llevar ofrendas a galerías tan remotas, de tal difícil acceso, si podían dejarlas en cualquier otro cenote? Para De Anda podría indicar un caso extremo de sequía. Cuanto más cerca de la tierra, más cerca de los dioses, más fácil que la ofrenda les agrade y más probable que pudiera llover.
Queda abierto el gran interrogante. ¿Por qué Tláloc y no Chaac, el dios maya de la fertilidad y la lluvia?

Los próximos años de investigaciones podrían dar una respuesta.
Fuentes: elpais.com | razon.com.mx | 6 de marzo de 2019

Descubren el primer fragmento de cráneo de un denisovano

Arqueólogos en la cueva de Denisova.

Hace 10 años desconocíamos la existencia de los denisovanos, sin embargo, hoy sabemos que en algún momento hace más de 390.000 años, se separaron y evolucionaron de los neandertales en dos poblaciones distintas, aunque estrechamente relacionadas. Ahora tenemos un pedazo de cráneo de esta especie extinta.

Fue en el año 2010 cuando se logró secuenciar el ADN de los denisovanos a partir del fragmento de un hueso de dedo meñique. Nueve años después tenemos la primera pieza de una calavera excavada hace tres años en la misma cueva siberiana donde encontraron el hueso del dedo. En este caso representaría a un quinto individuo.

Falange distal de la mano de un niño denisoviano, catalogado como Denisova 3.

Lo cierto es que se sabe muy poco acerca de los denisovanos, la rama extinta de los homínidos, un grupo hermano de los neandertales. Solo cuatro denisovanos individuales han sido identificados hasta ahora, todos de la misma cueva en Siberia.

"Es increíble que finalmente tengamos fragmentos como este. No es un cráneo entero, pero es un trozo de cráneo. Lo que nos da más pistas comparado con el dedo y los dientes recuperados. Siempre somos codiciosos", se ríe. "Queremos más", explica el antropólogo Bence Viola (izquierda), de la Universidad de Toronto, el cual anunciará y discutirá la identificación de este resto craneal denisovano a fines de marzo, en una reunión que llevará a cabo la Asociación Americana de Antropólogos Físicos en Cleveland, Ohio.

El descubrimiento consiste en dos fragmentos conectados de la parte posterior izquierda del hueso parietal, que forma los lados y el tope superior del cráneo. Juntos, miden unos 8 cm por 5 cm.
El análisis de ADN demuestra que la pieza pertenece a los denisovanos, aunque es demasiado antigua para datarla con las técnicas de radiocarbono. Viola y su equipo han comparado los fragmentos con los restos de humanos modernos y neandertales, aunque no darán más pistas de los detalles que han comprobado hasta que se publique el trabajo.

Según Chris Stringer (derecha), paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres, "Esto es muy emocionante. Aunque es solo un pequeño fragmento es muy importante para aumentar la esperanza de que se pueda recuperar material aún más completo".

Los investigadores piensan que los homínidos extintos alguna vez vagaron en grandes grupos en Asia, pero como la mayoría de los fósiles no están lo suficientemente bien conservados para permitir el análisis genético ha resultado muy difícil identificar a los denisovanos en otros lugares.

En 2017, algunos investigadores se preguntaron si dos cráneos parciales encontrados en China podrían pertenecer a los denisovanos, pero esto sigue sin confirmarse. "Debería ser posible ver hasta qué punto el nuevo hallazgo coincide con los fósiles chinos, como los de Xuchang, sobre los cuales, personas como yo, han especulado que podrían ser denisovanos", dice Stringer.

Fuentes: es.gizmodo.com | sapiens.org | nature.com | 4 de marzo de 2019

Desarrollo de un modelo virtual en 3D de la cueva Denisova en las montañas de Altai

Encuentran un "elixir de la inmortalidad" en un yacimiento chino de hace 2000 años

El “Elixir de la Inmortalidad’ encontrado en la antigua tumba en China. Foto: Xinhua/Li An

Este líquido amarillento encontrado en una olla de bronce de hace unos 2.000 años no es vino, como pensaron inicialmente los arqueólogos chinos. Es, en realidad, un “elixir de la inmortalidad” creado en la antigüedad.

La olla de bronce fue descubierta en octubre por arqueólogos que trabajaban en la tumba de una familia noble de la provincia de Henan, en el centro de China. El yacimiento de 210 metros cuadrados en la ciudad de Luoyang se remonta a la Dinastía Han del Oeste (202 a. C. al 8 d. C.) y, aparte de la olla, contenía los restos bien conservados de un noble, vasijas de barro pintadas, materiales hechos de jade y bronce, y una lámpara en forma de ganso.

En primer término, lámpara con forma de ganso.

Curiosamente, la olla contenía 3,5 litros de un líquido amarillento que exhibía un olor muy fuerte a alcohol. En un principio, los arqueólogos pensaron que era vino, una conclusión coherente con otros descubrimientos que se remontan al mismo periodo. En aquel entonces, el vino hecho de arroz y granos de sorgo se usaba en sacrificios rituales y ceremonias, informó Xinhua.

Pero, como señala ahora la agencia de noticias, un trabajo de laboratorio ha demostrado que la sustancia no es vino. El líquido está compuesto principalmente de nitrato de potasio y alunita, los ingredientes principales de un elixir enriquecedor de la vida documentado en antiguos textos taoístas.
“Es la primera vez que se encuentran estos míticos medicamentos de la inmortalidad en China”, explicó a Xinhua Shi Jiazhen, directora del Instituto de Reliquias Culturales y Arqueología de Luoyang. “El líquido resulta de gran valor para el estudio de los antiguos pensamientos chinos sobre el logro de la inmortalidad y la evolución de la civilización china”.


Excavación de la tumba perteneciente a la dinastía Han.

Por supuesto, es dudoso que la combinación de nitrato de potasio y alunita funcionara según lo previsto. La primera se utiliza en el procesamiento de carne, fertilizantes y fuegos artificiales, y la última para fabricar alumbre, que se utiliza para el decapado y la levadura química. La alunita es bastante benigna, pero el nitrato de potasio en dosis altas se asocia con ciertos rie... para la salud, que van desde irritación de los ojos y la piel hasta insuficiencia renal, anemia e incluso la muerte.
No está claro si esta bebida estaba realmente destinada a ser consumida, o si simplemente servía como un objeto de entierro ritual. La única manera de saber con certeza si la mezcla confiere inmortalidad es probarla en un sujeto humano. ¿Algún voluntario?

Fuente: es.gizmodo.com | 4 de marzo de 2019

Una investigación arroja nueva luz sobre el origen del bipedalismo en 'Ardipithecus ramidus'

Talus o astrágalo fósil de un homínido hallado en Gona, Etiopía.

La característica distintiva más antigua entre los humanos y nuestros primos simios es la capacidad para caminar sobre dos piernas, un rasgo conocido como bipedalismo. Entre los mamíferos, solo los humanos -y nuestros antepasados- ​​realizan este atípico acto de equilibrio. Ahora, una nueva investigación dirigida por un profesor de anatomía de la Escuela de Medicina de Case Western Reserve proporciona evidencias de una mayor dependencia del bipedalismo terrestre por parte de un ancestro humano de lo que se sugería anteriormente en el antiguo registro fósil.

El profesor Scott W. Simpson (izquierda) ha dirigido el análisis de un esqueleto femenino fragmentario de hace 4,5 millones de años perteneciente al ancestro humano denominado Ardipithecus ramidus, fue descubierto en el área de estudio que el Proyecto Gona lleva a cabo en el Estado Regional de Afar, en Etiopía.

Los fósiles, que se han vuelto a analizar, documentan una adaptación mayor al bipedalismo, aunque lejos de ser perfecta, del tobillo y el hallux (dedo gordo del pie) del Ardipithecus Ramidus que lo que se había reconocido anteriormente. "Nuestra investigación demuestra que, si bien 'Ardipithecus' era un pésimo bípedo, era algo mejor de lo que habíamos pensado previamente", dice Simpson.

Los fósiles de esta antigüedad son raros y representan un período poco conocido de la evolución humana. Al documentar de modo más completo la función de la cadera, el tobillo y el pie, en la locomoción del Ardipithecus, el análisis de Simpson ayuda a iluminar la comprensión actual de la sincronización, el contexto y los detalles anatómicos, de los antiguos especímenes erguidos.

Estudios previos de otros fósiles de Ardipithecus demostraron que era capaz de bipedalismo terrestre, además de poder trepar a los árboles, pero carecían de las especializaciones anatómicas observadas en los fósiles de Gona examinados por Simpson. El nuevo análisis, publicado en el Journal of Human Evolution, apunta a una diversidad de adaptaciones durante la transición a la forma de caminar de los humanos modernos.

A la izquierda, esqueleto de un 'Ardipithecus ramidus' hallado en Etiopía. A la derecha, una reproducción del mismo.

"El hecho de que Ardipithecus pueda caminar erguido, aunque de manera imperfecta, y que pudiera escurrirse entre los árboles, lo marca como una figura de transición fundamental en nuestro linaje humano", declara Simpson.

Clave para la adaptación a la bipedalidad son los cambios en las extremidades inferiores. Por ejemplo, a diferencia de los monos y simios, el dedo gordo del pie humano está en paralelo con los otros dedos, permitiendo que el pie funcione como una palanca propulsora cuando se camina. Si bien Ardipithecus tenía un dedo gordo de agarre desplazado, útil para trepar a los árboles, el análisis de Simpson muestra que también lo usaba para impulsarse, demostrando una adaptación mixta y de transición hacia el bipedalismo terrestre.

Específicamente, Simpson observó el área de las articulaciones entre el arco y el dedo gordo del pie, lo que le permitió reconstruir el rango de movimientos del mismo. Mientras que el cartílago articular no permanece en Ardipithecus, la superficie del hueso tiene una textura característica que demuestra que una vez estuvo cubierto por dicho cartílago. "Esta evidencia del cartílago muestra que el dedo gordo del pie en Ardipithecus se usó también para poder impulsarse", subraya Simpson. "Es un pie en transición, uno que muestra características físicas primitivas propias de trepar a los árboles, pero también presenta un uso más humano del pie tendente a caminar erguido". Además, cuando los chimpancés se detienen sus rodillas están "fuera" del tobillo, es decir, tienen las piernas arqueadas, pero cuando los humanos están de pie, sus rodillas están directamente encima de los tobillos, y lo que Simpson ha descubierto es que esto es también válido para el homínido Ardipithecus.

Recreación del ilustrador Antonio Asensio del entorno en el que se desenvolvía 'Ardipithecus ramidus'.

El Proyecto Gona ha llevado a cabo investigaciones de campo continuas desde 1999. El área de estudio se encuentra en la parte de la Depresión Afar, en África oriental, y sus depósitos ricos en fósiles abarcan los últimos 6,3 millones de años. Gona es mejor conocido por documentar la evidencia más temprana de la tecnología de herramientas líticas de tipo Olduvayense. Los primeros fósiles de Ardipithecus ramidus hallados en Gona salieron a la luz en 1999 y fueron descritos en la revista Nature en 2005. Gona también ha documentado uno de los primeros fósiles de ancestros humanos, datados hace 6,3 millones de años. El Proyecto Gona está codirigido por Sileshi Semaw, científico investigador del centro de investigación CENIEH, en Burgos, España, y Michael Rogers, profesor en la Universidad Estatal del Sur de Connecticut. La investigación geológica y contextual de la investigación actual ha estado dirigida por Naomi Levin, profesora en la Universidad de Michigan, y Jay Quade, prefesor en la Universidad de Arizona.

Fuente: Case Western Reserve University | 28 de febrero de 2019

Descubren un pene tallado (e inscripciones) en el muro de Adriano (Inglaterra)

Según Historic England, el grabado lo hizo un soldado romano alrededor del año 207 d.C., es decir unos 85 años después de la construcción del muro, el cual tiene una extensión de 117 kilómetros.
La imagen del miembro se conoció por medio de un tuit publicado por esa entidad, en el que aseguraron que su significado era “buena suerte”.


Inscripciones en el muro de Adriano.

Además del dibujo del pene, los arqueólogos descubrieron nueve inscripciones en latín, de las que solo seis son legibles. Una de ellas parece ser la caricatura de uno de los oficiales al mando del destacamento de esa época.

Figura romana tallada en la cara de la cantera © Jon Allison, Universidad de Newcastle.

“Estos detalles son increíblemente extraños, en tanto este tipo de evidencias suelen ser eliminadas por la explotación posterior de los recursos de piedra del muro. Apenas existen un puñado de lugares como este en toda Inglaterra”, señalaron los investigadores al portal Unilad.
Con estos descubrimientos los arqueólogos utilizarán el escaneo láser para obtener grabaciones detalladas de los símbolos, con el fin de estudiarlos bien en el futuro en caso de que los originales erosionen.

Fuente: pulzo.com| 3 de marzo de 2019