Los dos enterramientos encontrados en Baena; a la izquierda, la tumba de la mujer - S. N.
La construcción de un nuevo camino de acceso al centro de recepción de visitantes del Parque Arqueológico de Torreparedones sacó a la luz dos tumbas romanas en la necrópolis oriental que se han excavado este año gracias a los trabajos del Programa de Fomento del Empleo Agrario (PFEA). Los dos enterramientos son similares a los ya excavados años atrás en el mismo espacio.
Según explicó el arqueólogo municipal y director del parque, José Antonio Morena (izquierda), «se trata de tumbas de inhumación, una de un hombre y otra de una mujer, realizadas mediante fosas abiertas en el terreno y revestidas de lajas de piedra acuñadas con ripios». Morena señaló que «ninguna de las tumbas poseía restos de la cubierta que debió perderse tiempo atrás durante las labores agrícolas».
El arqueólogo destacó la tumba de la mujer, de entre 16 y 18 años, por ser «más compleja e interesante». Apuntó que «lo más curioso es la ausencia de algunas partes del cuerpo como el cráneo» como consecuencia de algún saqueo posterior debido «a la acción depredadora de un animal o, más bien, por una extracción intencionada».
Trabajos arqueológicos en el yacimiento de Torreparedones / EL DÍA
El arqueólogo descartó «una inhumación parcial del cadáver pues había algunos dientes, por lo que en el momento de la inhumación el cuerpo estaba completo» y barajó la posibilidad de «la retirada del cráneo por motivos religiosos, probablemente de una persona santa, de modo que estaríamos ante un reliquia que sería venerada en un lugar de culto».
Además, la tumba presenta un ajuar personal compuesto por «un collar o pulsera elaborada con cuentas de oro, pasta vítrea, perlas, resina fósil coralina y azabache», apuntó Morena. Estos dos últimos materiales indican el poder adquisitivo de la familia de la difunta ya que eran escasos en la península, según explicó el arqueólogo.
Fuente: abc.es | 6 de junio de 2019
La UCO concluye los primeros trabajos de excavación en el anfiteatro de Torreparedones
Trabajos de excavación en Torreparedones.
Los meses de excavaciones y trabajos de arqueología que ha llevado a cabo del grupo de investigación Antiguas ciudades de Andalucía de la Universidad de Córdoba (UCO) han concluido y han permitido conocer mucho más sobre la historia de Torreparedones.
La UCO ha informado de que
después de estos trabajos "se puede apuntar ahora con mayor precisión que el anfiteatro de Torreparedones se construye a mediados de siglo I d. C y que se abandona a inicios del siglo III y se abren las puertas a la hipótesis de remodelaciones posteriores".
El grupo, dirigido por los investigadores Massimo Gasparini y Santiago Rodero y con la colaboración de los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras, el Ayuntamiento de Baena y Carlos León, propietario de los terrenos que albergan los restos arqueológicos, ha descubierto parte del trazado de la fachada del edificio con un excelente estado de conservación en parte de las estructuras.
Panorámica del yacimiento arqueológico de Torreparedones. / EL DÍA
En co el flansureste del anfiteatro, aún sin haber llegado a excavar hasta la altura del podio que separaba a los espectadores de la arena de lucha, se ha alcanzado una altura de tres metros al exterior, por lo que parece que el edificio conservaría hasta cinco metros de altura en sus estructuras. Con una altura de casi tres metros al exterior.
Los ocho pasillos del graderío y la cubierta de piedra de uno de ellos como techo romano pone al descubierto una remodelación posterior a la construcción que aumenta la vistosidad del edificio. La ausencia de asientos en el graderío hace pensar que estos eran de madera.
La cota de la arena y la altura del podio, que estarían a más de cinco metros de profundidad quedarían ocultos y pendientes de futuros plantes de actuación que puedan afrontar la envergadura que requiere llegar a estos niveles para los que habría que mover un gran volumen de metros cúbicos de suelo que cubren el suelo del anfiteatro.
Con el resultado derivado de estos trabajos se cumplen los objetivos de conocimiento científico propuestos por la Universidad de Córdoba: constatación del hallazgo, delimitación de las medidas (69 x 64 m), clarificación de su arquitectura, cronología y estado de conservación. Una vez esbozada la situación del anfiteatro, la excavación ha sido cubierta con geotextil y arena fina que protegerá las estructuras para que, posteriormente, se pueda seguir conociendo un poco más d esa Córdoba romana que pertenece latente bajo las ciudades actuales.
Grabados de animales, de 12.000 años de antigüedad, en un placa de arenisca. Denis Gliksman.
Normandía tiene el magnífico
tapiz de Bayeux, la gran tela bordada del siglo XI de casi 70 metros de longitud que narra con imágenes e inscripciones en latín, como si fueran las viñetas de un tebeo, los preparativos de la batalla de Hastings, que marcó el comienzo de la conquista normanda de Inglaterra. Muchos consideran al tapiz de Bayeux, conservado en el Museo de la Tapicería de esta localidad normanda, como
el primer cómic de la Edad Media.
Angulema, la capital internacional del cómic, presume ahora de tener unos grabados en arenisca de animales que datan de 12.000 años antes de nuestra era. Esta obra figurativa de finales del Paleolítico fue encontrada cerca de la estación de tren de Angulema, en un lugar donde un grupo de arqueólogos franceses lleva meses realizando excavaciones. Y se expondrá al público del 14 al 16 de junio, coincidieron con las Jornadas Nacionales de Arqueología que se celebran en Francia.
Arqueólogos del Inrap trabajando en barrio de Renaudin, cerca de la estación de Angulema - GEORGES GOBET.
Un equipo de arqueólogos del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP) han descubierto en esta localidad francesa unos grabados de animales que algunos medios franceses ya llaman "el cómic más antiguo de Angulema". Esta ciudad de 100.000 habitantes, situada en el sudoeste de Francia, es famosa en todo el mundo por acoger el Festival Internacional del Cómic.
"Los cazadores-recolectores de finales del paleolítico ya dibujaban en Angulema", explican los expertos del INRAP tras descubrir una placa de arenisca con grabados de un caballo y otros cuatro herbívoros, acompañados de decoraciones geométricas.
Bloque de arenisca con grabados de animales corresponidentes al periodo aziliense (hace unos 12.000 años). Denis Gliksman. Inrap.
Detalle del grabado de patas y pezuñas delanteras del caballo.
Detalle de la zona trasera del caballo.
Detalle de la linea dorsal del caballo.
"Un descubrimiento de este tipo en la capital del cómic ha sido un hecho importante, y nos satisface ampliamente en un momento en el que algunos hablan de querer deslocalizar el festival en favor de la región parisina... En realidad, Angulema es la capital del cómic desde hace 12.000 años", señaló Jean-François Dauré, presidente de la Comunidad Urbana de Gran Angulema, en declaraciones a la revista Sciences et Avenir, una revista mensual francesa de divulgación científica.
Esta obra artística, que combina motivos geométricos y figurativos, tiene 25 centímetros de largo, 18 centímetros de ancho y 3 centímetros de grosor. Está decorada por ambos lados.
Detalle de un patrón geométrico.
En el bloque de arenisca hay grabadas figuras de caballos, un ciervo y probablemente un uro salvaje, un antepasado de los bovinos europeos que está extinguido. La figura más visible en una de las caras de esta pieza es la de un caballo sin cabeza. Pequeñas incisiones sugieren el pelaje del animal. Las patas y las pezuñas del animal son "muy realistas", según los expertos de INRAP. El autor o autores de los grabados de Angulema eran Homo sapiens nómadas, que vivían de la caza y la recolección. Lo que no sabemos es qué querían contarnos en esta 'historieta'.
Los arqueólogos franceses consideran que los motivos naturalistas descubiertos en estos grabados de Angulema son excepcionales en el contexto de la producción artística aziliense, que se caracteriza por sus formas geométricas abstractas. Este descubrimiento demuestra que el estilo figurativo paleolítico duró más tiempo de lo que se pensaba, explican los expertos. A menudo se considera que el arte aziliense - lamado así por el yacimiento de la cueva de Mas d'Azil en los Pirineos franceses- marcó una ruptura: el abandono del arte figurativo a favor de la abstracción.
Fuentes: elmundo.es | inrap.fr | sciencesetavenir.fr | 7 de junio de 2019
Aitor Calvo con un buril utilizado en la investigación / Nuria González (UPV/EHU)
Un equipo de investigadores liderado por el Área de Prehistoria de la Universidad del País Vasco acaba de publicar, en la revista Journal of Archaeological Science Reports, un artículo dedicado a la funcionalidad de uno de los útiles más característicos y enigmáticos del periodo Gravetiense, el denominado 'buril de Noailles'.
El artículo propone para dichos buriles un uso principalmente para perforar la piel o una materia orgánica perecedera blanda similar, siendo así los antecesores de las agujas.
La muestra analizada proviene de las recientes excavaciones realizadas por el arqueólogo Christian Normand en la cueva vasco-francesa de Isturitz, que alberga uno de los yacimientos más importantes de ese periodo de todo el continente europeo.
El trabajo presenta los resultados logrados en el análisis tecnológico, tipométrico, morfotipológico y, principalmente, funcional (apoyado por un programa experimental) de la colección de buriles de Noailles del nivel IV de la cueva de Isturitz. Este es uno de los pocos estudios sobre esta temática publicados hasta la fecha, lo que contrasta con la importancia y el número en el que suelen aparecer ese tipo de utensilios, del orden de miles en yacimientos como Isturitz.
Foto: Tres buriles "de Noailles" de Lezia, Sare (Lapurdi). Colección G. Laplace.
¿Para qué servían?
El buril de Noailles es un utensilio de reducido tamaño (frecuentemente, inferior a los 3 cm de longitud y los 2 cm de anchura) fabricado, en la mayoría de los casos, sobre una pequeña lámina de sílex. A ésta se le aplica un retoque abrupto cóncavo en el borde distal, generando una pequeña plataforma, llamada truncadura, a partir de la cual se elimina uno de los bordes laterales de la lámina; esto origina un extremo apuntado, que sería la parte funcional del útil.
El análisis evidenció que estos pequeños buriles son útiles altamente estandarizados destinados a tareas especializadas y de precisión. En concreto, la distribución y el tipo de huellas de uso observadas en ellos a nivel microscópico llevaron a los investigadores a plantear la hipótesis de que los buriles de Noailles de la cueva de Isturitz se usaron fundamentalmente en labores de perforación, principalmente de materiales de escasa dureza como la piel animal.
Ciertamente, la efectividad de esos útiles en ese tipo de tareas es muy alta, como así apreciaron los autores tras reproducir experimentalmente esa actividad. Todo eso puede relacionarse con lo observado en contextos funerarios de otros yacimientos gravetienses europeos como Sunghir (Rusia), Arene Candide u Ostuni (Italia), en los que se documentaron tumbas con ajuares formados por cientos o miles de cuentas. Estos adornos originalmente habrían estado cosidos a modo decorativo a prendas como gorros, chaquetas o pantalones.
Por ello, “los buriles de Noailles de la cueva de Isturitz pudieron ser empleados de forma similar dentro de procesos de perforación de vestimentas u otro tipo de elementos de piel para su decoración con cuentas u otros objetos similares. En ese sentido, el buril de Noailles precedería a las primeras agujas de coser (tal y como las conocemos hoy en día), que aparecieron en el periodo inmediatamente posterior al Gravetiense, el Solutrense”, destaca el investigador Aitor Calvo.
Fuente: sinc.es | 6 de junio de 2019