Dos estudios sugieren que hubo más cantidad de inmigrantes originales en el poblamiento de Australia

Modelos informáticos revelan que los primeros australianos llegaron en grandes grupos utilizando tecnologías complejas, y que sus travesías marítimas se realizaron de modo deliberado.

Dos equipos de investigadores australianos, que han trabajado de forma independiente, han descubierto que probablemente hubo más llegadas por primera vez a Australia y Nueva Guinea de lo que se pensaba anteriormente, y que no fue por accidente.
El primer equipo creó un modelo informático que muestra que una gran cantidad de personas debieron haber realizado el viaje y sobrevivido a tal migración. Los resultados de su investigación han sido publicados en la revista Nature Ecology and Evolution.

El segundo equipo, también mediante un modelo informático, descubrió que debieron haberse realizado múltiples travesías para que la población sobreviviera en su nuevo hogar. Las conclusiones de su trabajo han sido publicado en la revista Scientific Reports.

Michael Westaway, de la Universidad de Queensland, ha publicado un artículo en la sección News and Views de Nature Ecology and Evolution en el que describe el trabajo de los dos equipos.

Imagen de la complejidad del Pleistoceno regional a partir de genomas, fósiles y cultura material. Crédito: Ecología de la naturaleza y evolución.

Estudios anteriores basados ​​en el análisis genético de los migrantes originales a Nueva Guinea y Australia han demostrado que las primeras migraciones ocurrieron hace aproximadamente 60.000 años. Y algunas pruebas han indicado que solo de 35 a 50 mujeres migrantes hicieron el viaje. Además, investigaciones previas han demostrado que durante el tiempo de la migración, los niveles oceánicos eran lo suficientemente bajos como para que Nueva Guinea y Australia estuvieran conectadas por un puente terrestre (la masa entera del continente australiano se llama Sahul). En este nuevo esfuerzo, ambos equipos estaban interesados ​​en aprender más sobre las personas que emigraron a Sahul y el tamaño de su población.

Para hacer una estimación razonable con respecto al número de migrantes, el primer equipo construyó un modelo que explicaba factores como las tasas de fertilidad, las tasas de mortalidad de los cazadores-recolectores modernos, el clima y la supervivencia en un entorno nuevo. El modelo mostró que aproximadamente 1.300 personas debieron haber migrado, ya sea como parte de esfuerzos migratorios muy grandes o como parte de migraciones más pequeñas, con un promedio de al menos 130 personas cada 70 años, aproximadamente, en el transcurso de unos 700 años. El modelo también mostró que la ruta más probable era a través de una isla a otra desde lo que hoy es Indonesia.

"Desarrollamos modelos demográficos para determinar qué ruta de isla a isla fue la más probable que tomaron los antiguos pobladores de Australia", dijo el profesor Corey Bradshaw (izquierda), de la Universidad de Flinders, de CABAH.

"Una ruta hacia el norte, que conecta las islas de Mangoli, Buru y Seram hacia Papua Nueva Guinea Occidental, probablemente hubiera sido más fácil de navegar y sobrevivir. Esta ruta fue más fácil en comparación con la ruta del sur desde Timor que conduce a la ahora sumergida Sahul, en la actual región de Kimberley".
"Esto sugiere una migración marítima planificada y bien organizada, en lugar de una llegada accidental", agregó el profesor Bradshaw.

Estudio la región con niveles del mar a −75 y −85 metros, y rutas potenciales del norte y sur indicadas mediante líneas azules. Los números y flechas en rojo indican las direcciones de las travesías utilizadas por el modelo informático. Los números en negro, al lado de cada flecha roja, indican el número de escenarios con posibilidad de realización. 4 = posibilidad en todos los escenarios; 0 = no posible en cualquier escenario.

El segundo equipo comenzó observando las condiciones climáticas durante los períodos de migración, junto con las estimaciones de población, para hacer suposiciones probabilísticas sobre la posibilidad de que las personas viajando en embarcaciones llegaran al Sahul al azar. Descubrieron que el escenario más probable era que navegaron de modo deliberado desde su tierra natal a Sahul. También encontraron que los migrantes disponían claramente de los medios para realizar semejantes viajes.

"Sabemos que los aborígenes han vivido en Australia durante más de 50.000 años. Esta investigación ofrece una mejor comprensión de cómo ocurrieron los eventos de migración y una mayor evidencia de las capacidades marinas y de navegación utilizadas para hacer estos viajes deliberados", dijo el profesor Michael Bird (derecha),del Centro de Excelencia del Consejo de Investigación Australiano para la Biodiversidad y el Patrimonio de Australia (CABAH) y la Universidad James Cook.
Tomados en conjunto, pues, las conclusiones de los dos equipos sugieren que las travesías de los migrantes iniciales a Sahul fueron intencionadas y en gran número.

Fuentes: phys.org | eurekalert.org 1 20 de junio de 2019

Lambayeque (Perú): descubren tumba de la última mujer de la élite mochica

En la huaca Santa Rosa de Pucalá, región Lambayeque, se descubrió una cámara funeraria perteneciente a la última mujer de la élite mochica. ANDINA/Difusión

Una cámara funeraria perteneciente a la última mujer de la élite mochica fue descubierta en la huaca Santa Rosa de Pucalá (Lambayeque) y corresponde a la fase final del Horizonte Medio (Santa Rosa 4), entre los años 900 y 1000 d.C.
Así lo informó el director del proyecto arqueológico, Edgar Bracamonte (izquierda), quien indicó que fue enterrada después del colapso del denominado Edificio en D, que se descubrió en la huaca Santa Rosa en setiembre pasado.

“La cámara funeraria de adobe tiene techo con vigas de algarrobo, ataúdes de caña, 204 vasijas en miniatura, objetos de metal, dos cántaros cara-gollete con decoración pictórica y muchas ofrendas, además de un acompañante varón”, detalló a la Agencia Andina.

Señaló que en esa época no se habla de cultura Mochica, “pero, curiosamente, es de claro estilo Mochica; es decir, después del colapso moche todavía hubo élites con la misma trascendencia y sus personajes fueron enterrados de la misma forma. Eso es algo extraordinario”.
“Esta tumba presenta todas las características propias de los mochicas de Sipán; es la más tardía, de este tipo, reportada en el valle de Lambayeque".


Explicó que esto implicaría la existencia de miembros de élite locales con claros patrones mochica, diferentes a los demás entierros; el tipo de ajuar hallado en los ataúdes reflejaría la pérdida de poder, pero la preservación de un prestigio social o la transformación en los contenidos de las tumbas de los miembros de la élite de los ancestros mochicas.

Horizonte Medio

Refirió que durante las investigaciones en Santa Rosa de Pucalá se sumó otra tumba correspondiente a la última fase del Horizonte Medio (Santa Rosa 4).
Esta tumba fue una fosa sencilla en la que sepultaron a una persona adulta con ofrendas de cerámica doméstica, brazaletes de cuentas de concha y turquesas y orejeras de madera con incrustraciones. Junto al cuerpo se identificó una pequeña cista de adobes con un cántaro en su interior.


Todos estos valiosos tesoros, de diferentes culturas y descubrimientos del último lustro en Lambayeque, son exhibidos en la exposición Arqueología norperuana: Nuevos aportes hasta el 22 de agosto en la sala Nasca del Museo de la Nación y forma parte de la agenda cultural que el Ministerio de Cultura presenta con motivo de los Juegos Panamericanos 2019.

Además, se expondrán en el Simposio Internacional sobre los Wari, que se efectuará en la ciudad de Ayacucho del 29 de junio al 1 de julio. “Estarán especialistas nacionales y extranjeros en este tema y presentaremos nuestros descubrimientos sobre los Wari en Lambayeque”, señaló.
Se cree que los wari llegaron a Lambayeque a partir de una ruta por la sierra norte, es decir, por Chota y Cutervo, región Cajamarca.

“Lo que estamos identificando hoy es que existe mucha gente de Chota y Cutervo asentada en Santa Rosa de Pucalá y a partir de este asentamiento es que los wari tienen accesibilidad; entran a participar de actividades ceremoniales”, adelantó.


Comentó que, al parecer, el valle no fue un territorio controlado por una sola autoridad, porque se tiene Santa Rosa de Pucalá por un lado, Sipán al sur y más al oeste El Chorro y Ventarrón, que son de la misma época pero con vidas distintas.

Edificio en D

Bracamonte expresó que el enorme Edificio en D descubierto en la huaca Santa Rosa de Pucalá registra un patrón constructivo típicamente Wari, cultura cuyo origen se encuentra en la actual región de Ayacucho.

“Con esto se puede ver la presencia Wari en el norte. Hasta el año pasado se hablaba solo de la presencia Wari a partir de algunos objetos de cerámica que se habían hallado, por ejemplo, en San José de Moro (Jequetepeque), pero hoy, con el descubrimiento del recinto en D, se vislumbra la existencia de un grupo de gente ayacuchana que construyó allí".
Advirtió que todavía no están seguros de si se trata de un enclave de gente que conquistó el valle o de interacciones religiosas, que los mochicas permitieron e incorporaron a sus prácticas religiosas.

Inversión

"Eso es lo que vamos a investigar a partir de este año. El recinto en D Wari únicamente fue limpiado y se encontraron evidencias de tumbas que aún no se han excavado, solo hemos recuperado una de las cuatro identificadas”, mencionó.

Manifestó que para este 2019, la unidad ejecutora gestiona un presupuesto de 200.000 soles para desarrollar la primera etapa de este proyecto de inversión pública.
La intención es empezar la excavaciónen agosto para investigar la fecha en que llegaron los cajamarca y wari. Hasta el momento se estima, por ejemplo, que el Edificio en D se construyó 150 años después de la muerte del Señor de Sipán.

Sin embargo, agregó, cuando el Señor de Sipán (derecha) gobernaba, entre 600 y 650 d.C, empiezan a llegar, por primera vez, los objetos de Cajamarca y Ayacucho. "Todavía no sabemos si fue un tema de estrategia política del Señor de Sipán o había una fragmentación del territorio".

Fuente: andina.pe | 21 de junio de 2019

Descubren los restos funerarios de 4 bebés en un 'talaiot' en Menorca

Los restos de bebés encontrados por un equipo de arqueólogos en Menorca / DAVID ARQUIMBAU (EFE)

Un equipo de arqueólogos ha encontrado en el 'talaiot' -una construcción turriforme prehistórica- de Cornia Nou, en el municipio menorquín de Mahón, una urna funeraria con los restos de cuatro bebés, perinatales y neonatos, correspondientes a la etapa entre el 1100 y el 600 antes de Cristo.
Según han informado los investigadores en un comunicado, las excavaciones arqueológicas se han prolongado cinco semanas y se han centrado en la tercera habitación de un edificio adosado del oeste del 'talaiot'.

Se trata de un gran espacio cubierto que, según los expertos, en una parte podría haber tenido un segundo piso accesible a través de una escalera. Junto con otro edificio situado al sur, configurarían un complejo destinado a la gestión de productos agrarios y ganaderos por parte de la comunidad que habitaba en el poblado de Cornia Nou.
El hallazgo de herramientas como molinos de mano, percutores y restos de huesos de animales domésticos avalarían las tesis del equipo arqueológico. La dirección del proyecto, financiado por el Consell de Menorca, ha recaído en Damià Ramis, Montserrat Anglada y Lluís Plantalamor.


El equipo de arqueólogos que ha descubierto los restos de bebés, en el talaiot de Cornia Nou /EFE / DAVID ARQUIMBAU

Fuente: elperiodico.com | 22 de junio de 2019

Valoran que la Dama de Elche fue hallada en el interior de una muralla íbera

Tras finalizar los trabajos de excavación en la Alcudia, una de las hipótesis es que el busto íbero de la Dama de Elche estuviera oculto dentro de un lienzo de muralla con el fin de protegerla. Es una posibilidad bastante acertada para los arqueólogos, aunque no se puede confirmar.

En la excavación situada en el mismo lugar donde se encontró la Dama de Elche, que finaliza mañana, han descubierto además del lienzo de muralla, pavimento de casas romanas, así como objetos artísticos o de propaganda de la época.

Según Alejandro Ramos (izquierda), el director de la Alcudia, estas excavaciones tienen por objetivo conocer qué fue la Alcudia y por qué la población de entonces se trasladó a Elche.

“Este espacio arquelógico es prácticamente virgen porque solo se ha trabajado en el 10% de todo el espacio“, ha añadido.
En la otra de las tres excavaciones se sitúa una piscina romana, la más grande de la península ibérica, que se encuentra en perfecto estado de mantenimiento. Allí acudían los pudientes en su tiempo libre. En el mismo espacio se han descubierto termas, hornos, vestíbulos o mosaicos.


Termas orientales de La Alcudia (Ilici). Natatio o piscina.

Ahora terminan las excavaciones pero se inicia un proceso de limpieza, estudio y selección de todo lo hallado para posteriormente mostrarlo al público. Las excavaciones continuarán para poder más patrimonio arqueológico.

Fuente: teleelx.es| 20 de junio de 2019

Gastronomía vaccea en clave arqueológica

Enterramiento de la necrópolis vaccea de Pintia, en el que se aprecian diferentes tipos de vasos utilizados como ajuar funerario.

Los vacceos poseían una rica variedad de utensilios y recipientes en sus cocinas que sirvieron no solo para elaborar comidas, sino también para diversos tipos de rituales, como pueden ser los funerarios. Así se pone de manifiesto en el último número de la revista Oppidum, editado por la Unidad de Arqueología de IE University, que recoge un novedoso artículo donde se estudian los instrumentos culinarios, tales como cazos, cucharas, morteros, ralladores, coladores o embudos.

El autor de este artículo, el profesor Juan-Francisco Blanco García (izquierda) describe los agentes implicados en el proceso de elaboración y transformación de los alimentos y analiza el repertorio de instrumentos cerámicos de la cocina vaccea, presentes en fechas tan tempranas como el siglo IV d. C. Además, aporta valiosa información sobre la preparación y variedad de alimentos consumidos por esta cultura representativa del valle del Duero.

Entre los materiales arqueológicos aparecidos en las diferentes excavaciones del área vaccea, existe una amplia variedad de instrumentos destinados al procesado de alimentos, resultando un testimonio extraordinario de la gastronomía de nuestros antepasados. Algunos de estos utensilios también fueron empleados en celebraciones funerarias y se asocian a banquetes fúnebres. “Probablemente, su versatilidad los convirtió en utensilios aptos para funciones variadas, permitiendo traspasar los fogones y formar parte de otro tipo de rituales, pues también hacen acto de presencia en otros ambientes además de los domésticos, como áreas funerarias o en espacios abiertos como calles y callejones”, indican los investigadores.

Los investigadores de IE University, Cesáreo Pérez y Olivia Reyes, y el experto Eusebio Dohijo, colaborador científico del centro AMARC de IE University (Antiquity & Middle Ages Research Centre), dan a conocer en Oppidum un estudio epigráfico de un anillo signatario hallado en el cementerio tardoantiguo en la zona de las Pizarras de Coca (Segovia). Este anillo, que podría situarse entre el último cuarto de siglo VII y la primera mitad del siglo VIII, pudo pertenecer a un miembro de la élite hispanovisigoda.

Según los investigadores, el hallazgo es significativo pues este anillo de bronce presenta en su chatón, una leyenda con una invocación a Cristo y el nombre y la representación de su portador.
A diferencia de otros, este anillo en particular procede de una excavación arqueológica, concretamente, de un enterramiento efectuado sobre las ruinas de una importante villa palaciega de Coca. “Esta sortija fue descubierta en el dedo corazón de la mano izquierda de uno de los tres individuos que compartieron la sepultura número dieciocho. Podemos hacernos cierta idea de su propietario, al apreciar un busto masculino grabado en la parte central del chatón; aunque de forma esquemática, de ojos resaltados”, indican los arqueólogos de IE University.

Anillo signatario hallado en el cementerio tardoantiguo en la zona de las Pizarras de Coca. / IE UNIVERSITY

Tal y como refieren sus autores, miembros del Antiquity & Middle Ages Research Centre de IE University, “estos anillos con sello, tan frecuentes en época romana e ideados además para sellar documentos resultan menos abundantes en época visigoda; en especial aquellos con motivos cristianos y leyenda breve (Petrus, Paulus, etc.)”. “Con frecuencia, suelen incluir los nombres personales de sus portadores, donde una comunidad cristiana reconocería el de su obispo, o cualquier otra dignidad eclesiástica”, añaden los investigadores.

Los siglos VII y VIII son tiempos poco conocidos, subrayan, para añadir que “por ello, los estudios sistemáticos y extensivos en núcleos urbanos como Segovia y Coca, o espacios rurales como las villas de Aguilafuente, los Casares de Armuña, o Las Pizarras en Coca, nos pueden ayudar a transformar los parcos conocimientos que de ellos tenemos para esta época”.

La Unidad de Arqueología de IE University está integrada por un equipo de profesionales que cuenta con una amplia y larga experiencia en la enseñanza y práctica de la arqueología, bajo la dirección del profesor doctor Cesáreo Pérez González. Desde su creación, la Unidad ha trabajado en diferentes lugares nacionales e internacionales: en Coca (cuna del último emperador romano de Oriente y Occidente, Teodosio I el Grande), en Tiermes, considerado uno de los yacimientos hispanorromanos más singulares de la Península Ibérica y donde los arqueólogos de IE University vienen trabajando desde el año 2007, o en Herrera de Pisuerga, yacimiento conocido como el campamento de la Legio IV Macedonica y del Ala Parthorum, que jugó un papel fundamental en las guerras cántabras bajo el gobierno de Augusto, emperador que hizo de Roma la capital del arte y la literatura. Además, a escala internacional, la Unidad ha estado llevando a cabo proyectos en países como Italia, Egipto, Ecuador o Chile.

Fuente: eladelantado.com | 19 de junio de 2019

Hallan en nuestro genoma ADN de un antepasado desconocido

El área central de los cromosomas, el centrómero, contiene ADN que ha sobrevivido en gran parte sin cambios durante cientos de miles de años, según encontraron investigadores de la UC Davis y el Laboratorio Lawrence Berkeley. Parte de este ADN proviene de neandertales u otros parientes o ancestros antes de que los humanos modernos emigraran fuera de África. (Sasha y Charles Langley).

En el interior de los centrómeros, los aún poco conocidos núcleos centrales de nuestros cromosomas, un equipo de investigadores de las Universidades de California en Davis y Santa Cruz, y del Lawrence Berkeley Laboratory, acaban de hacer un descubrimiento excepcional: grandes fragmentos de ADN neandertal y, lo más intrigante, también de otras antiguas especies de homíninos aún desconocidas para nosotros. El hallazgo se acaba de publicar en la revista eLife.

Los centrómeros se encuentran justo en medio de los cromosomas. En la clásica imagen de los libros de Biología, constituyen su punto más estrecho, justo donde las aspas de la "x" se juntan. Tienen la misión de servir de anclaje para las fibras que separan los cromosomas cuando las células se dividen, por lo que son de la máxima importancia a la hora de comprender lo que sucede cuando la división celular falla, provocando cáncer o defectos genéticos.

El ADN de los centrómeros contiene, además, montones de secuencias genéticas, muchas de ellas repetidas y colocadas sin un orden aparente, motivo por el cual los científicos no han conseguido aún mapear esa parte de nuestro genoma con precisión.

"Son el corazón oscuro del genoma. Siempre les decimos a los estudiantes que no vayan allí", bromea Charles H. Langley, autor principal del estudio (izquierda).

Los centrómeros tienen la particularidad de que no se cruzan cuando las células se dividen para formar, por ejemplo, esperma u óvulos. Y, sin esa "reorganización" que se produce en cada nueva generación, pueden conservar, intactos, fragmentos muy antiguos de ADN.
Por eso, Langley y su equipo razonaron que podría haber haplotipos (grupos de genes que se heredan juntos a lo largo de la evolución humana) que se extendieran a lo largo de vastas porciones de nuestro genoma, incluidos los centrómeros. Y se pusieron a buscar en ellos ejemplos de material genético antiguo. En concreto, los investigadores buscaron cambios heredados que afectaran a una única letra del ADN, lo que les facilitaría la labor de mapear los haplotipos en el interior de los centrómeros. Sus primeros intentos se llevaron a cabo con Drosophilas, las populares moscas de la fruta.

Según Langley, encontrar cenhaps (centromeric haplotypes), haplotipos en los centrómeros, tiene dos importantes implicaciones para la ciencia. La primera es la posibilidad de diferenciar los cromosomas entre sí por sus centrómeros. Lo cual permitiría llevar a cabo pruebas para ver si esas diferencias tienen un impacto en la parte del ADN que se hereda y la que no, además de saber si existen haplotipos que sean más propensos a estar involucrados en errores que desemboquen en enfermedades.

La segunda implicación es que a partir de ahora los científicos podrían utilizar los centrómeros para estudiar tanto la ascendencia como la descendencia evolutiva. Es decir, bucear en el material genético de las antiguas especies humanas que nos precedieron.


Diagrama esquemático de un cromosoma eucariótico ya duplicado y condensado (en metafase mitótica). (1) Cromátida, cada una de las partes idénticas de un cromosoma luego de la duplicación del ADN. (2) Centrómero, el lugar del cromosoma en el cual ambas cromátidas se tocan. (3) Brazo corto. (4) Brazo largo.

Con ese objetivo, y tras un largo entrenamiento con las moscas de la fruta, Langley y sus colegas decidieron pasar al ADN humano. De modo que estudiaron las secuencias genéticas de los centrómeros del proyecto "1.000 genomas", un catálogo público de variaciones humanas. Y tuvieron éxito. De hecho, descubrieron haplotipos que abarcaban los centrómeros de todos los cromosomas humanos.

Pero entre esas secuencias de genoma (en concreto en el cromosoma X) los investigadores encontraron todo un "tesoro genético": varios haplotipos centroméricos principales que representan linajes que se remontan a hace medio millón de años. Si consideramos el genoma en su conjunto, la mayor parte de la diversidad se observa entre genomas africanos, en consonancia con la propagación más reciente de humanos fuera del continente negro. Aquellos primeros emigrantes, sin embargo, no llevaron con ellos uno de los linajes de haplotipos centroméricos más antiguos.

En el cromosoma 11, los científicos hallaron haplotipos muy divergentes de ADN neandertal en genomas no africanos. Estos haplotipos divergieron entre hace 700.000 y un millón de años, alrededor del tiempo en que los ancestros de los neandertales se separaron de otros ancestros humanos.

Además de eso, resultó que el centrómero del cromosoma 12 también contiene un haplotipo arcaico aún más antiguo, que parece derivar de un antepasado nuestro que es aún desconocido para la ciencia.

Según se explica en el artículo, ese ADN neandertal en el cromosoma 11 podría influir, incluso en la actualidad, en nuestro sentido del olfato. Las células que responden al gusto y al olfato, en efecto, llevan receptores odorantes activados por firmas químicas específicas. Los humanos tenemos alrededor de 400 genes diferentes para activar estos receptores olfativos, y 34 de ellos residen en haplotipo centromérico del cromosoma 11.

En cuanto al haplotipo centromérico del cromosoma 12, poco más se puede decir. Llevamos en nuestro interior la herencia genética de por lo menos una especie antigua de la que aún no hemos encontrado fósil alguno. Los paleontólogos, pues, tienen ahora un nuevo objetivo para los próximos años...

Fuentes: abc.es | ucdavis.edu | eurekalert.org | 20 de junio de 2019