Descubren en el Castro de Viladonga (Lugo) un bronce votivo de unos 2.300 años de antigüedad

La campaña de excavaciones en el castro de Viladonga (Castro de Rei) ha revelado una gran sorpresa.
Dentro de los trabajos que lleva a cabo la empresa Terra Arqueos ha aparecido una pieza de bronce de origen prerromano. Las primeras conclusiones recogen que se trata de un objeto del siglo III antes de Cristo, y fue encontrada por el arqueólogo Miguel López, uno de los responsables de la citada empresa y de la campaña ahora en marcha, en el fondo de un aljibe.

El aljibe, situado al pie de la muralla en la zona nordeste de la croa, apareció en la campaña del 2018. El hallazgo supuso una prueba firme de la ocupación del castro en el período prerromano, de igual modo que otras pruebas (restos de construcciones, por ejemplo) aparecidas entonces y después confirman esa teoría.

Parece que el objeto, una hacha de bronce, estaba asociada con rituales de sacrificio. De las primeras impresiones se desprende que se trata de una pieza de una gran decoración. Apenas mide 13 centímetros y pesa 22 gramos.

"El hallazgo de esa hacha votiva permite abrir nuevas vías de investigación respecto al estudio de las manifestaciones religiosas, simbólicas y rituales en el horizonte de la historia de un castro que sobresale en el registro material del mundo castreño, entre los siglos II y V d.C", indica la Xunta de Galicia en un comunicado.


Otras piezas similares han sido encontradas en Galicia en Cariño, Lalín, Mondoñedo y Cervo, pero esta dispone de una decoración más rica, profusa y compleja, según los expertos de la Xunta.
En el colgante se desarrollan muchos de los elementos comunes a estas piezas, como la propia hacha, los sogueados o el torques, además de un prótomo de toro, un jabalí en la zona mesial, y un prótomo de carnero en la zona distal.

El colgante está relacionado con ritos de sacrificio desenvueltos en la segunda Edad de Hierro en el noroeste peninsular y enriquece el material localizado en el Castro de Viladonga.
El destino de este valioso hallazgo será la exposición en el Museo de Viladonga, que está situado al lado del castro y que tiene entre sus funciones el estudio y la conservación de piezas halladas en ese recinto.

Fuente: lavozdegalicia.es | lavanguardia.com | galiciapress.es| 17 de junio de 2020

Castro de Viladonga, en el municipio lucense de Castro de Rei, con el aljibe al descubierto en el ángulo inferior. TERRA-ARQUEOS.

Restos de construcciones muestran la ocupación prerromana en Viladonga

El castro de Viladonga (Castro de Rei) estuvo, como otros recintos de este tipo, habitado antes de la llegada de los romanos. Pero en estos momentos, además, el visitante puede observar restos de las primitivas construcciones que indican efectivamente esa ocupación anterior, que puede situarse en torno a los siglos II y I antes de Cristo.
Trabajos realizados hace años ya ofrecieron material prerromano -piezas de bronce y objetos de cerámica que se guardan en el museo contiguo al castro-; sin embargo, las tareas del año pasado, ahora a la vista de los que acuden al recinto, muestran restos de varias construcciones, situadas dentro de la croa. Los edificios tenían base de piedra, que se observa claramente en algunos pasos, y techo construido con elementos vegetales. Al lado de algunas, además, se ve un muro que las circunda y que también contiene elementos de la etapa prerromana.

Aljibe hallado en Viladonga. TERRA-ARQUEOS.

Por otro lado, en el 2018 no solo aparecieron esos restos sino también un aljibe cuyo origen parece también anterior a la de la romanización, según explicó ayer la directora del Museo de Viladonga, Elena Varela. La función de la construcción, de unos cuatro metros de profundidad, está clara: servía para almacenar agua procedente de un manantial hoy seco. Al lado del aljibe, además, hay restos de otra cabaña que también indica la más que probable ocupación prerromana del conjunto castreño.

En las tareas del año pasado, también aparecieron restos de una calzada. Se trataba, afirma Varela, de un camino empedrado que discurría por el interior de la croa, avanzando hacia el norte del recinto cerca de donde apareció el aljibe, y cuya consolidación se prevé para la próxima campaña de trabajos.



Por otro lado, en las excavaciones del 2018 se hallaron restos de una muralla. La croa del castro, la parte más conocida y excavada, está rodeada de una cerca, y la que apareció el año pasado tenía seguramente, afirma la directora del Museo de Viladonga, varios torreones y formaba parte del sistema de control y defensa de la zona habitada del castro. En los últimos trabajos, precisamente, se encontró una escalera que debía de servir de acceso a alguna de las torres.
Fuente: lavozdegalicia.es | 13 de octubre de 2019

"El aljibe de Viladonga demuestra el grado de organización de los castreños"

Yolanda Álvarez, arqueóloga y directora de las excavaciones en el castro de Viladonga

Terra Arqueos asume su quinta campaña en Viladonga —la primera, en 1996, fue en el antecastro—, "un castro habitado en un periodo de transición entre el mundo prerromano y romano, una época que nos interesa mucho", según detalla Yolanda Álvarez, directora de los actuales trabajos —parados temporalmente por el estado de alarma—, que se financian con fondos Feder a través de la Consellería de Cultura.

¿Qué nuevos datos han obtenido?
Muchísimos, tanto nuevas estructuras como nuevos materiales, y en la parte más próxima a la puerta una estratigrafía más compleja que nos ha proporcionado mejor información acerca de la fase anterior a las viviendas de época romana. Cualquier investigación sobre un yacimiento, aunque sea pequeña, siempre aporta datos nuevos, por eso cualquier intrusión en un espacio arqueológico es una pérdida de datos irrecuperable y esto hay que explicarlo también a los más jóvenes para ir creando una conciencia acerca del valor del patrimonio histórico.

Han encontrado nuevas estructuras construidas sobre otras. ¿Qué historia cuentan estas cabañas?
La superposición de estructuras indica diferentes fases de ocupación. Se conocía un primer nivel antiguo de construcciones hechas con madera y elementos vegetales que han aparecido puntualmente en algún sector bajo de las cabañas de piedra posteriores. Este año han aparecido algunas estructuras antiguas, pero con cimentaciones en piedra, asociadas a lo que parece una zona de paso hacia la puerta de entrada. Estas viviendas posiblemente nos estén hablando de una fase del castro que aún no conocíamos y de su relación con la morfología interior del poblado y su evolución. Se están recogiendo muestras que permitan aportar nuevas dataciones.

¿Algún otro hallazgo reseñable?
Hay varios importantes. La excavación entre las viviendas y la muralla ha permitido descubrir la existencia de un canal de drenaje que dirigía las aguas pluviales hacia el aljibe. Este canal funcionaba en época castreña y, después, la reforma de las construcciones en época romana lo dejó en desuso.


Continúan trabajando en el aljibe hallado en la anterior campaña. ¿Qué supone su descubrimiento?
Demuestra el grado de organización de las comunidades castreñas en la construcción del poblado y la previsión de la distribución de las zonas de vivienda, accesos, y en este caso, la solución para el aprovisionamiento de agua. Se conocen muy pocos, pero seguramente existirán más, aún por aparecer, ya que su descubrimiento depende de la suerte o de que se pueda excavar una gran superficie, que no suele ser lo habitual.

¿Qué queda por hacer en el aljibe?
La excavación del sector inferior norte y la restauración, para lo cual se necesita un tiempo seco. La restauración está coordinada por Miguel Ángel López Marcos, que el año pasado dirigió su excavación. Su experiencia en restauración de estructuras de gran tamaño garantiza la precisión de los trabajos, que son complicados.

También se trabajó en un derrumbe en la muralla. ¿Es tan importan te mantener como excavar?
Por supuesto, la investigación es necesaria para conocer e interpretar los restos arqueológicos pero una vez que se ponen al descubierto, forman parte de la riqueza patrimonial de la comunidad. Su conservación es necesaria, especialmente los restos al aire libre, que necesitan de mantenimiento cada cierto tiempo para que no desaparezcan. Un pequeño mantenimiento continuo es más fácil y más barato que hacer restauraciones cada diez años.


¿En qué zonas sería interesante continuar los trabajos?
En la puerta oeste, donde se encuentra el acceso al poblado desde el camino, en los sistemas defensivos de la puerta este, o en los recintos que rodean el castro.

Viladonga tuvo una larga ocupación. ¿Influyó la llegada romana?
Cambió completamente la organización económica y social de las comunidades castreñas. Si bien sus tradiciones constructivas se mantienen y los poblados siguen en algunos casos ocupados, los romanos transforman las formas de vida. Los castros eran aldeas autosuficientes que vivían de la agricultura y la ganadería y, a partir de la conquista, van a formar parte de una red económica en la que los intereses de Roma son los que marcarán sus actividades, que dependiendo del momento o de la zona pueden ser agrícolas, mineras, militares o de trabajo en nuevas infraestructuras.

¿Qué aporta Viladonga al conocimiento de los castros gallegos?
Además de lo espectacular de su conservación, es un referente. Muy pocos yacimientos han podido ser excavados y restaurados a la vez que se ha creado un museo en su entorno que permita divulgar los resultados año tras año. Esta gran labor fue realizada por Felipe Arias, investigador, creador del proyecto y director del museo, que supo defender y poner en valor el castro a pesar de los avatares políticos y económicos.


Lo ha definido como una joya. ¿Cuáles son sus puntos fuertes?
Pues además del paisaje espectacular, la visita permite pasear sobre una amplia zona excavada y restaurada que ofrece una visión de conjunto difícil de ver en otros yacimientos, y el museo aporta toda la información necesaria y apoyo de infraestructuras especialmente para grupos escolares.

Realizan también una labor divulgativa. ¿Hay que concienciar?
Por supuesto, la información tiene que llegar al público para saber por qué son importantes los estudios históricos acerca de la formación de sociedades y culturas como la castreña. Si no entienden la metodología o no conocen las conclusiones, no podrían valorar la dificultad del trabajo que se hace para conseguir conocer el pasado o para restaurar los restos excavados que van a formar parte del patrimonio y la riqueza cultural de cada comunidad.

Fuente: elprogreso.es | 20 de abril de 2020

Un estudio revela el incesto de primer grado entre la élite de las antiguas poblaciones de Irlanda

Tumba de corredor de Newgrange

Un equipo de arqueólogos y genetistas, liderados por el Trinity College de Dublín, han arrojado nueva luz sobre los primeros períodos de la historia humana de Irlanda.
Entre sus notables hallazgos se encuentra el descubrimiento de que el genoma de un hombre adulto enterrado en el corazón de la tumba con corredor de Newgrange apunta a un incesto de primer grado, lo que implica que pertenecía a una élite social gobernante similar a los reyes incas o los faraones egipcios, ambos igualmente endogámicos.

Más antigua que las pirámides de Egipto, la tumba de Newgrange en Irlanda es mundialmente famosa por su alineación solar anual, donde el amanecer del solsticio de invierno ilumina la cámara interior sagrada con una explosión dorada de luz. Sin embargo, se sabe poco sobre quién fue enterrado en el corazón de este imponente monumento de 200.000 toneladas o de la sociedad neolítica que lo construyó hace más de 5.000 años.
La originaria realeza irlandesa pudo haber sido enterrada en la tumba de Newgrange, la cual se muestra al amanecer en el solsticio de invierno. KEN WILLIAMS / SHADOWSANDSTONE.COM

El análisis de antiguos genomas irlandeses, publicado en la revista Nature, sugiere que un hombre, que había sido enterrado en esta cámara funeraria, pertenecía a una élite dinástica.

La investigación, dirigida por el equipo del Trinity College de Dublin, se llevó a cabo en colaboración con colegas del University College London, NUIG, University College Cork, University of Cambridge, Queen's University Belfast, Sligo Institute of Technology y el National Monuments Service, con el apoyo del Museo Nacional de Irlanda y Museos Nacionales de Irlanda del Norte.

"Nunca había visto algo así", dijo la Dra. Lara Cassidy (izquierda), primer autor del artículo de investigación. “Todos heredamos dos copias del genoma, una de nuestra madre y otra de nuestro padre; pues bien, las copias de este individuo eran extremadamente similares, una señal reveladora de endogamia cercana. De hecho, nuestros análisis nos permitieron confirmar que sus padres eran parientes de primer grado".

Las coincidencias de este tipo (por ejemplo: uniones entre hermanos y hermanas) son un tabú casi universal por razones culturales y biológicas entrelazadas. Las únicas aceptaciones sociales confirmadas de incesto de primer grado se encuentran entre las élites sociales, generalmente dentro de una familia real deificada. Al romper las reglas, la élite se separa de la población en general, intensificando la jerarquía y legitimando su poder. El ritual público y la arquitectura monumental extravagante a menudo coexisten con el incesto dinástico con el fin de lograr los mismos objetivos.

"Aquí la oportuna ubicación de los restos del esqueleto masculino se corresponde con la naturaleza sin precedentes de su antiguo genoma", dice el profesor de Genética de Poblaciones del Trinity College, Dan Bradley (derecha). "El prestigio del enterramiento hace que sea muy probable que estemos una unión socialmente sancionada, la cual nos habla de una jerarquía tan extrema que los únicos miembros dignos de pertenecer a esa élite eran aquellos que componían la familia", añade.

El equipo de investigación también puso al descubierto una red de relaciones familiares distantes entre este hombre y otros individuos de lugares de todo el país con tradición en tumbas con corredor, incluidos los megacementerios de Carrowmore y Carrowkeel en el condado de Sligo.

"Parece que lo que tenemos aquí es un poderoso grupo de parentesco muy extendido que tuvo acceso a sitios de enterramiento de élite en muchas regiones de la isla durante al menos medio milenio", subraya la Dra. Cassidy.
Sorprendentemente, un mito local resuena con estos resultados y con el fenómeno solar de Newgrange. Registrado por primera vez en el siglo XI d.C., cuatro milenios después de su construcción, una historia cuenta que un rey constructor reinició el ciclo solar diario durmiendo con su hermana. El topónimo en irlandés medio para la vecina tumba con corredor de Dowth, Fertae Chuile, se basa en esta tradición y se puede traducir como 'La colina del pecado'.

"Dadas las mundialmente famosas alineaciones del solsticio en Brú na Bóinne, las manipulaciones solares mágicas de este mito ya habían provocado que los académicos pusieran en cuestión el tiempo en que podría sobrevivir una tradición oral", dice el Dr. Ros Ó Maoldúin (izquierda), un arqueólogo que ha colaborado en el estudio. "Por ahora, descubrir un posible precedente prehistórico para el aspecto incestuoso hallado es extraordinario".

El análisis realizado de los genomas se extendió sobre un periodo de dos milenios y se descubrieron otros resultados inesperados. Dentro de la estructura funeraria más antigua conocida en la isla, la tumba-dolmen de Poulnabrone, en el condado de Clare, se descubrió el primer caso de síndrome de Down en un niño varón que fue enterrado allí hace 5.500 años.

Tumba-dolmen de Poulnabrone. Imagen: K. Mitch Hodge, Unsplash.

Por otra parte, los análisis mostraron que los constructores de monumentos fueron los primeros agricultores que emigraron a Irlanda y reemplazaron a los cazadores-recolectores que los precedieron. Sin embargo, este reemplazo no fue absoluto: se descubrió que un individuo del occidente de Irlanda tenía a un cazador-recolector irlandés en su árbol familiar más reciente, lo que apunta hacia una permanencia soterrada de la población anterior en lugar de a un exterminio.

Los genomas de los pocos restos de cazadores-recolectores irlandeses mostraron que estaban estrechamente relacionados con las poblaciones de cazadores-recolectores de Gran Bretaña (por ejemplo, con el 'Hombre de Cheddar') y del coontinente europeo. No obstante, a diferencia de las muestras genéticas británicas, estos primeros habitantes de Irlanda tenían la impronta genética derivada de un aislamiento prolongado en la isla. Esto encaja con lo que sabemos sobre los niveles prehistóricos del mar circundante después de la Edad del Hielo: Gran Bretaña mantuvo un puente terrestre hacia el continente europeo mucho después de la retirada de los glaciares, mientras que Irlanda quedó separada por mar y sus pequeñas y primeras poblaciones debieron haber llegado en primitivas embarcaciones.


Fuentes: Trinity College Dublin | sciencemag.org | 17 de junio de 2020

La 'Grotte de Cussac' francesa revela secretos de vida y muerte en la prehistoria

Huesos de un adulto y un adolescente agrupados en dos nichos (izquierda y derecha) de hibernación de osos. Crédito: Universidad de Wollongong


La cueva Grotte de Cussac en Dordoña, Francia, es un sitio con impresionantes obras de arte rupestre, el cual contiene más de 800 grabados figurativos de animales y humanos que tienen entre 30.000 y 25.000 años de antigüedad. También contiene los restos de al menos seis individuos datados en el mismo período. Con una posible excepción, es el único ejemplo conocido de restos humanos enterrados profundamente dentro de una cueva que también contiene obras de arte.

Durante los últimos diez años un equipo de investigación ha estado estudiando estos restos humanos con el fin de descubrir lo que revelan sobre la vida, costumbres y creencias de las personas de la época. Los resultados de su investigación se han publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

La Dra. Eline Schotsmans (izquierda), investigadora de la Universidad de Wollongong y de la Universidad de Burdeos, forma parte de un equipo internacional dirigido por el profesor Jacques Jaubert (derecha), igualmente de la Universidad de Burdeos, quien trabaja dentro de la cueva para descubrir sus secretos.

La Dra. Schotsmans dijo que, además de los desafíos habituales involucrados en reconstruir el pasado antiguo a partir de restos arqueológicos, el proyecto Grotte de Cussac ha presentado a los investigadores una serie de obstáculos, dado que el Ministerio de Cultura francés ha clasificado la cueva como patrimonio nacional y ha restringido el acceso a la misma. La investigación debe llevarse a cabo 'in situ' y solo mediante la observación, pues no se permiten excavaciones y tampoco se puede quitar nada de la cueva.

Panel con grabados de bisontes y un caballo.

Además, debido a los altos niveles de dióxido de carbono, la cueva solo es accesible unos pocos meses al año, y los investigadores tienen que usar trajes protectores y botas de goma limpios y esterilizados en la cueva.

"Se trata de proteger la cueva", dice la Dra. Schotsmans. "Nuestros trajes y botas de goma no pueden contener sedimentos del exterior de la cueva. Cualquier microorganismo u hongo que traigamos de fuera podría tener una influencia negativa en la conservación de la gruta. Todo en ella está completamente protegido, incluido el suelo de la misma, que es la superficie paleo original. No podemos tocar nada. Solo podemos transitar por un único camino estrecho y tenemos que realizar todas las investigaciones desde ese camino".

Ella agrega: "No obstante, es sorprendente la cantidad de información que puede obtenerse solo con las observaciones".


Imágenes del interior de Grotte de Cussac en Dordoña, Francia, que muestran el arte rupestre y los antiguos restos humanos encontrados dentro de la cueva, y del equipo de investigación en el trabajo. Crédito: N. Aujoulat, Centre National de Préhistoire, Ministerio de Cultura francés; Got, Université de Bordeaux / PCR Cussac, Ministerio de Cultura francés; V. Feruglio, PCR Cussac, Ministerio de Cultura francés.

Los restos humanos fueron encontrados en tres lugares dentro de la cueva y habían sido colocados deliberadamente en antiguos nichos de hibernación de osos (mucho después de que éstos dejaran de usar la cueva), una práctica que no había sido documentada anteriormente. En dos de los sitios, los nichos de los osos (que forman áreas huecas en el piso de la cueva) muestran signos de estar cubiertos de ocre rojo antes de haberse colocado los restos óseos en ellos.

También hay evidencias de que los cuerpos habían sido manipulados de una manera particular y movidos después de la muerte. En algunos casos, los restos de más de un individuo están entremezclados.

La experiencia de la Dra. Schotsmans consiste en prácticas funerarias y tafonomía de los entierros (el estudio de la descomposición humana), por lo que se mueve entre la arqueoantropología y las ciencias forenses. Ella dijo que los ritos funerarios de una sociedad, sus creencias y prácticas en torno a la muerte, y la relación entre los muertos y los vivos, nos dicen mucho sobre tales personas.

Foto: vestigios humanos en un nicho de oso.

"Nuestro objetivo es reconstruir las actitudes de las poblaciones prehistóricas ante la muerte, al centrarnos en el estudio del esqueleto humano y el manejo y tratamiento del cadáver", informa la Dra. Schotsmans.

"En la Grotte de Cussac el uso de ocre en los entierros muestra un comportamiento simbólico, al igual que el depósito de tales restos humanos en una cueva decorada con elementos artísticos. Hubo, además, una selección intencionada de ciertos restos óseos. Por ejemplo, en la mayoría de los depósitos de los cadáveres no había cráneos, pero sí los dientes, lo que muestra que los cráneos fueron retirados deliberadamente. Esto revela que la gente de esta época estaba interactuando con sus muertos, los manipulaba y los 'cuidaban'".



Foto: Panel del descubrimiento (arriba). Ortofotografía y croquis de las principales entidades gráficas (abajo).


El número de individuos enterrados en la cueva y la ausencia de niños y bebés es también revelador.
"Esto nos dice algo sobre la sociedad y la diferenciación social, porque solo una parte del grupo recibe un tratamiento especial", dice la Dra. Schotsmans. "¿Por qué se depositaron sólo seis individuos en la cueva? ¿Dónde están otros fallecidos? ¿Por qué solo adolescentes y adultos? ¿Eran esas personas diferentes de las demás y por qué?"

Ella concluye: "Tenemos que aprender más sobre la gente de la Grotte de Cussac, pero este estudio nos abre una ventana al complejo paisaje social de nuestros ancestros".

Fuente: phys.org | 16 de junio de 2020

Un estudio revela que los mariscos ayudaron a las personas prehistóricas a emigrar fuera de África

Ejemplar vivo del molusco marino 'Conomurex fasciatus'. Millones de estos moluscos fueron encontrados en depósitios de las Islas Farasan, en Arabia Saudita, como basura alimenticia de los pescadores prehistóricos. Crédito: Niklas Hausmann

Los pioneros prehistóricos podrían haber dependido de los mariscos para alimentarse mientras recorrían las rutas migratorias fuera de África durante los tiempos de sequía, según sugiere un nuevo estudio publicado en Quaternary International.

El trabajo de investigación ha examinado los arrecifes fósiles cercanos a las costas del Mar Rojo, ahora sumergidos, que marcaron las rutas migratorias prehistóricas en el paso de África a Arabia. Los resultados sugieren que esta costa ofreció los recursos necesarios para actuar como una puerta para salir de África durante las estaciones de poca lluvia, cuando otras fuentes de alimentos eran escasas.
El equipo de arqueólogos, dirigido por la Universidad de York, se centró en los restos de 15.000 conchas que datan de 5.000 años atrás, correspondiente a un período árido en la región. Con la línea de costa de las rutas migratorias originales sumergidas por el aumento del nivel del mar después de la última Edad del Hielo, tales conchas proceden de las cercanas Islas Farasan, en Arabia Saudita.

Los investigadores encontraron que las poblaciones de moluscos marinos eran lo suficientemente abundantes como para permitir cosechas continuas sin ningún impacto ecológico importante, y su gran disponibilidad habría permitido a las personas vivir en tiempos de sequía.

El autor principal, el Dr. Niklas Hausmann (izquierda), investigador asociado en el Departamento de Arqueología de la Universidad de York, dijo: "La disponibilidad de recursos alimenticios juega un papel importante en la comprensión de la viabilidad de las pasadas migraciones humanas: las migraciones de cazadores-recolectores habrían requerido de fuentes alimenticias locales y los períodos de aridez podrían haber restringido estos movimientos".

"Nuestro estudio sugiere que las costas del Mar Rojo tenían los recursos necesarios para proporcionar la migración a las personas prehistóricas", añade.

Foto: Trabajo de campo en las Islas Farasan © N. Hausmann 2014

El estudio también confirma que las comunidades asentadas en las costas del Mar Rojo podrían haber dependido de los mariscos como un recurso alimenticio sostenible durante todo el año.


Foto: Montículo de conchas que comprende múltiples capas de conchas de moluscos. © 2019 Hausmann et al.

El Dr. Hausmann agregó: "Nuestros datos muestran que, en un momento en que muchos otros recursos de la tierra eran escasos, los individuos prehostóricos podían acudir a las fuentes de marisco disponibles localmente. Estudios anteriores han demostrado que las gentes del sur del Mar Rojo pudieron consumir esta clase de alimento durante todo el año y en el transcurso de miles de años. Y ahora también sabemos que este recurso no fue agotado por ellos, dado que continuó manteniéndose de modo muy saludable".

Las especies de marisco halladas en los sitios arqueológicos de las Islas Farasan también han sido halladas en abundancia en arrecifes fósiles que datan de hace más de 100.000 años, lo que indica que fueron un recurso disponible durante períodos más largos que los sitios arqueológicos sugeridos anteriormente.

El coautor del estudio, Matthew Meredith-Williams (izquierda), de la Universidad de La Trobe, dijo: "Sabemos que modelar climas del pasado ​​para aprender sobre los recursos alimenticios es extremadamente útil, pero necesitamos diferenciar entre lo que sucedía en la tierra y lo que estaba sucediendo en el mar. En nuestro estudio mostramos que los alimentos marinos fueron abundantes y resistentes, y que las personas los recolectaban cuando no podían obtener alimentos terrestres".

Fuente: phys.org | 16 de junio de 2020

El análisis genómico muestra una mezcla poblacional a largo plazo en Asia occidental antes de crearse las primeras ciudades del mundo

Mapa parcial de Asia occidental, que incluye Anatolia (actual Turquía), el norte de Levante y el sur del Cáucaso del sur. Un equipo internacional de investigadores mostró que las poblaciones de Anatolia y el Cáucaso comenzaron a mezclarse genéticamente alrededor del año 6.500 a.C., y que pequeños eventos de migración de Mesopotamia, hace 4.000 años, trajeron un incremento de mezcla genética en la región. El marcador naranja muestra la ruta desde Asia central. Crédito: Centro de Investigación Max Planck-Harvard para la arqueociencia del antiguo Mediterráneo.

Una nueva investigación genética sobre una de las áreas comerciales más importantes del mundo antiguo ofrece nuevas ideas sobre el movimiento y las interacciones de los habitantes que vivieron en diferentes zonas de Asia occidental entre dos eventos trascendentales ocurridos en la historia humana: los orígenes de la agricultura y el surgimiento de algunas de las primeras ciudades del mundo.
El trabajo llevado a cabo revela que un alto nivel de movilidad humana no solo condujo a una difusión de ideas y de cultura material, sino también a una sociedad más conectada genéticamente, mucho antes del surgimiento de las ciudades, y no al revés, como se pensaba anteriormente. Los hallazgos se añaden a nuestra comprensión sobre cómo se produjo exactamente el el desarrollo del urbanismo.

Los investigadores, formados por un equipo internacional de científicos, entre los que se halla la profesora de Antropología de Harvard, Christina Warinner, analizaron los datos de ADN de 110 restos óseos de Asia occidental desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce, hace entre 7.500 y 3.000 años. Tales restos provenían de yacimientos arqueológicos en Anatolia (actual Turquía), el norte del Levante, que incluye países como Israel y Jordania, y naciones del sur del Cáucaso como Armenia y Azerbaiyán.

Christina Warinner, autora principal del estudio que explora el desarrollo de las primeras ciudades. Foto de archivo de Kris Snibbe / Harvard.

Con base en su análisis, los científicos describen dos eventos genómicos, uno ocurrido hace unos 8.500 años y el otro hace 4.000 años, que apuntan a una mezcla genética a largo plazo y movimientos graduales de población en la región.

“Dentro de este ámbito geográfico se cuenta con una notable cantidad de poblaciones distintas y grupos ideológicos diferentes que interactúan bastante, pero no quedaba claro en qué medida la gente se estaba moviendo realmente o si esto era simplemente un área de alto contacto comercial", dice Warinner. “Lo que podemos ver es que, en lugar de que este período se haya caracterizado por migraciones dramáticas o conquistas, lo que observamos es una mezcla paulatina de diferentes poblaciones y de ideas que se van filtrando en este crisol en el que vemos el surgimiento del urbanismo, el nacimiento de las ciudades", añade.
El estudio fue dirigido por el Centro de Investigación Max Planck-Harvard para la Arqueología del Mediterráneo Antiguo y publicado en la revista Cell, con Warinner como miembro principal del equipo.

Pintura mural de alrededor de 3.400 a. C., hallada en el yacimiento arqueológico de Arslantepe, en el este de Anatolia (actual Turquía). Imagen cortesía de Max Planck-Harvard Research Center for the Archaeoscience of the Ancient Mediterranean and Missione Archeologica Italiana nell'Anatolia Orientale, Sapienza University of Rome.

Históricamente, Asia occidental, que incluye el Medio Oriente, es una de las ubicaciones geográficas más importantes del mundo. No solo creó algunas de las primeras ciudades de la humanidad, sino que sus primeras rutas comerciales sentaron las bases de lo que se convertiría en la Ruta de la Seda, una ruta que unía comercialmente Asia, Europa y África.

Sin embargo, incluso antes de estar conectada con otras regiones, las poblaciones de Asia occidental ya habían desarrollado sus propias tradiciones y sistemas de organización y complejidad social. Las áreas estudiadas en el trabajo de investigación jugaron un papel decisivo en la evolución de la agricultura y comunidades de pastores hacia las primeras sociedades a nivel estatal.
Con dicho estudio, los investigadores han querido llenar algunos de los vacíos antropológicos de los orígenes de la agricultura y de las ciudades para comprender mejor cómo se unieron estas diferentes comunidades para formar núcleos urbanos, una dinámica que aún en la actualidad no se entiende muy bien.

"Lo que vemos en arqueología es que la interconectividad dentro de Asia occidental tuvo un gran desarrollo, y áreas como Anatolia, el norte de Levante y el Cáucaso se convirtieron en un centro para el intercambio de ideas y de cultura material", dice Eirini Skourtanioti (izquierda), estudiante posdoctoral en el Instituto Max Planck y autora también principal del estudio, en un video que acompaña el lanzamiento del artículo (ver más abajo). "El objetivo de nuestro trabajo consistía en comprender el papel de la movilidad humana a lo largo de este proceso".

Los investigadores, que provenían de muchas disciplinas y países, incluidos Australia, Azerbaiyán, Francia, Italia, Alemania, Corea del Sur, Turquía y los EE. UU., reunieron 110 restos óseos antiguos conservados en museos y laboratorios de todo el mundo, y tomaron muestras de dientes y parte del hueso temporal llamado 'peñasco' o 'hueso petroso' que alberga el oído interno. El análisis genético fue realizado por científicos del Instituto Max Planck, entre las que estaba la profesora Warinner.

El documento de investigación describe cómo las poblaciones de Anatolia y del Cáucaso meridional comenzaron a mezclarse hace aproximadamente 8.500 años. El resultado fue un cambio gradual en el perfil genético, el cual durante un milenio se extendió lentamente por ambas áreas hasta entrar en lo que actualmente es el norte de Irak. Conocido como un 'cline' o 'clina' en genética, esta mezcla indicó a los investigadores la movilidad humana ocurrida en el área y el desarrollo de un crisol genético regional en Anatolia y sus alrededores.

Arriba: diadema de cobre y plata con conexión transcaucásica procedente de una Tumba Real en Arslantepe, al este de Turquía. Abajo: cerámica relacionada con Mesopotamia en Arslantepe (período de palacio) Crédito: Missione Archeologica Italiana nell'Anatolia Orientale, Sapienza Univ. de Roma (fotógrafo: Roberto Ceccacci)

El otro cambio que los investigadores detectaron no fue tan gradual. Analizaron muestras de las antiguas ciudades de Alalakh y Ebla en lo que hoy es el sur de Turquía y el norte de Siria, y comprobaron que hace unos 4.000 años el norte de Levante experimentó una introducción relativamente repentina de nuevas gentes.

Los sutiles cambios genéticos apuntan a una migración masiva, y el momento se corresponde con una severa sequía en el norte de Mesopotamia, lo que probablemente derivó en un éxodo hacia el norte de Levante. No obstante, los científicos no están muy seguros, pues, en la actualidad, no hay genomas bien conservados de las personas que vivieron en Mesopotamia.

Restos esqueléticos de 'Lady in the well' (Mujer en el pozo) hallados en Alalakh, Hatay, Turquía. Crédito: Murat Akar © Alalakh Excavations Archive.

Junto con los hallazgos sobre la interconectividad en la región, el documento presenta nueva información sobre la migración a larga distancia acontecida durante la Edad del Bronce tardía, hace aproximadamente 4.000 años. El cadáver solitario de una mujer, encontrado enterrado en un pozo, estaba genéticamente relacionado con personas que vivieron en Asia Central, no en parte de la actual Turquía.

"No podemos conocer exactamente su historia, pero podemos recopilar mucha información que sugiere que ella o sus antepasados fueron inmigrantes bastante recientes procedentes de Asia Central", afirma Warinner "No sabemos el contexto en el que llegaron al Mediterráneo Oriental, pero este es un período de creciente conectividad en esta parte del mundo".
El cadáver tenía muchas heridas y la forma en que fue enterrado indica que tuvo una muerte violenta. Warinner espera que más análisis genómicos puedan ayudar a desentrañar la historia de esta antigua mujer.

Para Warinner, quien obtuvo su maestría en 2008 y su doctorado en 2010 en la Escuela de Graduados de Artes y Ciencias de la Unversidad de Harvard, tales estudios son una prueba de las ideas que el análisis de ADN puede proporcionar cuando las pistas tradicionales no cuentan la historia completa.
"Lo que es realmente interesante es que vemos cómo estas poblaciones se están mezclando genéticamente mucho antes de que veamos evidencias claras de ello en la cultura material, mucho antes de que veamos evidencias directas en la cerámica o en las herramientas, o en cualquiera de los artefactos arqueológicos más convencionales", explica Warinner.

“Esto es importante porque a veces estamos limitados respecto a cómo vemos el pasado. Es decir, vemos el pasado a través de los artefactos, a través de las evidencias que la gente deja atrás, pero a veces están ocurriendo eventos que no dejan rastros de manera convencional, y es mediante el uso de la genética como podemos acceder, por ejemplo, a estas mezclas tempranas de poblaciones que antes no eran tan evidentes", concluye.


Fuentes: Universidad de Harvard | phys.org | 29 de mayo de 2020

La muralla de Gengis Kan no era lo que parecía

Estatua en recuerdo de Genghis Khan (Antiquity)

Hay una parte de la Gran Muralla china tan alejada del resto que uno casi puede pensar que no forma parte de ella. Esta estructura fortificada, conocida como el muro de Gengis Kan, se sitúa en la zona norte, fuera de los límites del país. Construida en algún momento entre los años 1000 y 1300 d. C., siempre se creyó que había actuado como línea de defensa ante las hordas mongoles. Las últimas investigaciones, sin embargo, parecen descartar este extremo.
La “línea norte”, como también se la conoce, abarcaba un total de 737 kilómetros a través de la estepa de Mongolia, hogar ancestral de distintas tribus nómadas que se agrupaban bajo el nombre de Xiongnu. Por primera vez, los arqueólogos han podido mapear por completo esta construcción y han determinado que su función principal habría sido vigilar la región del Imperio Kitán, fundado en el 907 por la dinastía Liao, de herencia nómada, y que cayó en 1125 ante los yurchen, una tribu que habitó el territorio donde actualmente se ubica la frontera oriental entre Rusia y China.

Uso no militar

“Nuestro análisis del muro sugiere que no fue hecho para defenderse contra grandes ejércitos invasores o incluso contra incursiones nómadas en tierras sedentarias”, afirma el profesor Gideon Shelach-Lavi (izquierda), de la Universidad Hebrea de Jerusalén, autor principal del artículo publicado en la revista Antiquity. “Más bien estaba orientado a controlar los movimientos de las poblaciones nómadas y sus rebaños”, añade.

Genghis Khan (traducido con mayor precisión como “Chinggis Khan”) nació en 1162 y logró unificar a las tribus nómadas mongoles del norte de Asia, un pueblo guerrero de hábiles jinetes especialistas en el tiro con arco. Cuando Temuyín -que era su verdadero nombre- se alzó con el título de Gran Kan, inició un proceso de expansión que le llevó a dominar el norte de China, Asia Central, Persia o Afganistán.

Los restos de la muralla y de una estructura cercana (Antiquity)

Evidentemente, las fechas de construcción de la muralla -que se alzó durante el periodo medieval, entre los siglos XI y XIII- y del auge de Gengis Kan parecen coincidir. Pero los investigadores, tras examinar la ubicación y la forma en que se construyó la muralla, creen que el objetivo de la construcción era poder observar a los nómadas que vivían en la zona norte del territorio Kitán.

Muchas de las estructuras asociadas al muro no están ubicadas en puntos estratégicos altos, que serían los más adecuados para la defensa militar. El análisis reveló, en cambio, que estaban situadas a altitudes más bajas, probablemente más cerca de las carreteras y otros lugares que ayudarían al control de la población. “Nuestros hallazgos sugieren que la suposición de que todas las murallas son estructuras militares debe ser cuestionada”, indica Shelach-Lavi. ”Necesitamos estudiar cada estructura y su contexto para comprender mejor las razones por las que fueron realizadas”, añade.

Mapa de Asia oriental y Mongolia durante los siglos XI (A) y XII (B). La línea del muro norte está marcada en negro (Antiquity)

La famosa Gran Muralla es, en realidad, la suma de múltiples fortificaciones levantadas poco a poco entre los últimos milenios antes de Cristo y el siglo XVII. Una de esas fases de construcción tuvo lugar durante el período medieval e implicó edificar muros que abarcaban un territorio de hasta 6.500 kilómetros de largo.

Situada principalmente en Mongolia, aunque también tiene algunas partes en Rusia o China, “la línea norte” es la sección más septentrional de la Gran Muralla. Se extiende a través de grandes partes de la estepa, que fue el hogar de las tribus nómadas que habitualmente asaltaban la China imperial.

Dos estructuras asociadas a la muralla septentrional (Antiquity)

”Esta enorme estructura es extremadamente enigmática”, señala Shelach-Lavi. “A pesar de las especulaciones, no está claro cuándo fue construida exactamente, por quién y con qué propósito”. Si realmente fuera una muralla para protegerse de Genghis Khan, su importancia debería estar registrada en los documentos de la época. Pero no es así y, cuando aparece, es en menciones pasajeras.

Durante la investigación, los arqueólogos identificaron hasta 72 estructuras a lo largo del muro organizadas en pequeños grupos (como si fuera asentamientos), cada uno ubicada aproximadamente a 30 kilómetros de distancia. “Esta consistencia (en la organización) indica que el muro probablemente se construyó en una sola fase” durante el Imperio Kitán, afirman.

Fuente: lavanguardia.com | 9 de junio de 2020