El enigma de la pequeña Mummia, el nuevo secreto de Pompeya

La construcción estaba pintada de un negro brillante sobre el que que se dibujaron varios elementos, entre los que destaca una bella flor blanca. Crédito: Parco archeologico di Pompei

Un misterio ha surgido en las excavaciones de Pompeya, que sacan a la luz los restos de una villa de la época de Augusto, primer emperador romano que gobernó entre el 27 a.C. hasta el 14 d.C. Una flor blanca destaca delicadamente sobre el negro brillante de una pared. Ahí aparecía también el nombre de una niña inscrito en una pared: Mummia. Esto da pie a pensar que el propietario de la domus fuera un miembro de los Mummii, una familia muy importante en Roma, de cuya presencia nunca se habían encontrado restos en Pompeya, la ciudad romana destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.

Detalle del nombre grabado en la pared del criptopórtico. Crédito: Parco archeologico di Pompei

Esta residencia constituye una gran sorpresa en las excavaciones al norte de la ciudad romana. Han salido a la luz paredes pintadas y arquitecturas que sugieren una estructura cercana, en importancia y lujo, a la Villa de los Misterios, que es muy famosa por sus frescos (17 metros de ancho por tres de alto) en una habitación de la residencia. Una pintura de gran belleza que representa, según la mayoría de los expertos, un rito dionisíaco.

Paredes al fresco del triclinium de la Villa de los Misterios, tradicionalmente interpretados como representación de las etapas de iniciación al culto.

Este nuevo complejo de la época de Augusto que se excava, con dimensiones muy importantes, dispone de amplias salas de representación junto a las de servicio y trabajo. El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Massimo Ossanna (izquierda), considera que se trata de un descubrimiento de gran relieve: «Todos los elementos nos hacen pensar en una villa suburbana imponente, muy importante, con vistas al mar, tan rica como para albergar en sus establos caballos de raza».

Las excavaciones, comenzadas en los últimos días, se encuentran en el área llamada «Civita Giuliana», en la zona norte de Pompeya, caracterizada por numerosos complejos esparcidos por el territorio por exigencias de carácter productivo (producción de aceite o vino, establos) o residenciales.

Esta nueva villa debió pertenecer, según Massimo Osanna, quizás a un general o magistrado militar de muy alto rango, tal vez un miembro de la familia de los Mummii, como parece indicar el nombre Mummia, inscrito sobre la pared por la mano quizás de una niña.

El establo hallado en 2018 con los restos de uno de los caballos. Crédito: Parco archeologico di Pompei.

Se encargará de interpretar la inscripción el arqueólogo y epigrafista Antonio Varone, que está realizando un exhaustivo estudio. «Es una residencia de gran valor, con habitaciones ricamente decoradas y amuebladas, suntuosas terrazas que dominan el golfo de Nápoles y Capri, así como granja, locales para el aceite y vino, además de amplias tierras de cultivo», afirma el arqueólogo Osanna. Todo hace indicar, según los arqueólogos, que las excavaciones financiadas con dos millones de euros podrían revelar grandes sorpresas.

Aspecto de algunas paredes de la estancia. Crédito: Parco archeologico di Pompei.

Fuente: abc.es | 4 de junio de 2020

La copa de cerámica que contiene el primer fragmento conocido de poesía griega

La Copa de Néstor en el museo de Isquia / foto Marcus Cyron en Wikimedia Commons

En 1949 el arqueólogo italo-alemán Giorgio Buchner comenzó a trabajar como funcionario de la Superintendencia Arqueológica de Nápoles, excavando primero la colina de Castiglione y después en el valle de San Montano en el municipio de Lacco Ameno, en la isla de Isquia situada a la entrada del golfo en el extremo septentrional de la ciudad napolitana.

Allí descubrió la necrópolis de la antigua colonia griega de Pitecusas, fundada por eubeos procedentes de Eretria y Calcis en el siglo VIII a.C., y quienes un siglo más tarde fundarían desde allí la primera colonia griega ya en tierra firme en la península itálica, la ciudad de Cumas.

En la necrópolis Buchner encontró abundantes joyas, cerámica, esculturas de terracota, escarabajos egipcios, lingotes de plomo, pesos de telar, herramientas y muchos otros objetos interesantes. Pero entre todo ello realizó un hallazgo sensacional: entre el rico ajuar de la tumba 168, de un niño de entre 10 y 14 años, encontró en 1953 una kotyle (cótila, taza pequeña y profunda de dos asas, similar a un skyphos pero de menor tamaño) de apenas 10 centímetros de alto.

La pequeña copa de cerámica apareció en varios trozos que el mismo Buchner restauró. Según Nicholas Coldstream data del año 720-700 a.C. Había sido hecha en la isla de Rodas y decorada en el estilo geométrico característico de la época.

La inscripción de la Copa de Néstor / foto dominio público en Wikimedia Commons.

En una de sus caras lleva una inscripción grabada, un epigrama de tres versos en alfabeto eubeo escrito de derecha a izquierda, al estilo fenicio como todas las inscripciones griegas más antiguas.

Dice así:

ΝΕΣΤΟΡΟΣ : Ε…: ΕΥΠΟΤ(ΟΝ): ΠΟΤΕΡΙΟ(Ν) / ΗΟΣΔΑΤΟΔΕΠ(ΙΕ)ΣΙ : ΠΟΤΕΡΙ(Ο) : AΥΤΙΚΑΚΕΝΟΝ / ΗΙΜΕΡ(ΟΣ : ΗΑΙΡ)ΕΣΕΙ : ΚΑΛΛΙΣΤ(ΕΦΑΝ)Ο : ΑΦΡΟΔΙΤΕΣ (Soy la copa de Néstor buena para beber / quienquiera que beba de esta copa / inmediatamente se apoderará de él el deseo por la hermosamente coronada Afrodita)

El epigrama hace alusión a la famosa copa descrita en un pasaje del undécimo libro de la Ilíada de
Homero:

Hecamede acercó una mesa magnífica, de pies de acero, pulimentada; y puso encima una fuente de bronce con cebolla, manjar propio para la bebida, miel reciente y sacra harina de flor, y una bella copa guarnecida de áureos clavos que el anciano se llevara de su palacio y tenía cuatro asas—cada una entre dos palomas de oro—y dos sustentáculos. A otro anciano le hubiese sido difícil mover esta copa cuando después de llenarla se ponía en la mesa, pero Néstor la levantaba sin esfuerzo. En ella la mujer, que parecía una diosa, les preparó la bebida: echó vino de Pramnio, raspó queso de cabra con un rallo de bronce, espolvoreó la mezcla con blanca harina y les invitó a beber así que tuvo compuesta la mixtura
Homero, Ilíada XI.174

La traducción de la inscripción depende de como se interprete la laguna que hay al comienzo. Puede ser una comparación entre la propia copa y la legendaria de Néstor descrita en la Ilíada, o puede estar identificando el objeto como propiedad de Néstor. Hasta la década de 1990 era esta última la propuesta más aceptada generalmente. Hoy prevalece la primera.
Las investigaciones y descubrimientos de Buchner sirvieron para que la isla de Isquia fuera reconocida como la primera colonia de la Magna Grecia. Pero la pequeña vasija de cerámica, a la que se denominó como la Copa de Néstor, depararía varias sorpresas más. La inscripción que lleva resultó ser el más antiguo ejemplo escrito de poesía griega encontrado hasta ahora. Y no solo eso, ya que hace alusión al poema homérico, se trata de la más antigua referencia escrita de la Ilíada.

El investigador Jens Holzhausen frente a la pequeña Copa de Néstor en Isquia / foto Marcus Cyron en Wikimedia Commons

Además, dado que la inscripción dataría del 720-700 a.C. sería bastante anterior a las fechas de cristalización de la Ilíada, en torno a 680-640 a.C. según el especialista, ya fallecido, Martin West. Esto sugiere que la copa de Néstor debió haber sido mucho más famosa que lo que su breve descripción de la Ilíada indica. Lo que lleva a algunos expertos a pensar que Homero estaba aludiendo a otro pasaje del ciclo épico en que se la describiría de manera más completa.

Pero aun hay más. Puede ser considerada la primera referencia conocida del alfabeto griego. Y como el alfabeto en que está escrita es el eubeo, sería también el primer precursor que existe del alfabeto latino. Porque el alfabeto eubeo, el utilizado en la isla griega de Eubea, es uno de los antiguos alfabetos griegos que tenía una Λ que parecía una L latina, una Σ muy similar a la S latina, así como otras cuyas formas presagiaban las formas latinas: Γ con forma de C puntiaguda, Δ con forma de D puntiaguda y Ρ con forma de R. El contacto en Pitecusas entre eubeos y etruscos hizo que este alfabeto fuera el que originó el alfabeto etrusco, y de él se derivó el latino que aún utilizamos hoy en día.



Y todavía hay un detalle más que hace de esta pequeña copa un objeto intrigante y realmente excepcional. El gramático griego Ateneo de Náucratis, que escribió entre finales del siglo II y principios del III d.C., durante los reinados de Marco Aurelio y Cómodo, realiza en el libro XII de su obra Deipnosofistas (El banquete de los eruditos) una completa descripción de la copa de Néstor (quizá conociendo la descripción original del Ciclo Épico hoy perdida). Pues bien, dos réplicas que siguen esa misma descripción fueron depositadas en el Templo de Diana Tifatina en Capua, a solo unos pocos kilómetros tierra adentro de Nápoles y de Pitecusas. Y recordemos que Estrabón dice que la ciudad de Metaponto, cerca de Tarento, fue fundada por colonos de Pilos que navegaban junto a Néstor de regreso de la guerra de Troya:

Seguidamente se encuentra Metaponto, que se encuentra a una distancia de ciento cuarenta estadios desde el puerto de Heraclea. Se atribuye su fundación a hombres de Pilos que navegaban de regreso de Troya junto a Néstor, respecto a los cuales se dice que fueron tan prósperos en el cultivo de la tierra que depositaron en Delfos como ofrenda una cosecha de oro.
Estrabón, Geografía VI.1.15

Fuentes

Isoladischia / What does the long-live Nestor’s Cup hold in store? Remarks on the ... (Barbara Milewska-Wazbinska) / Nestor’s Cup and its Reception (Jasper Gaunt) / Coppa di Nestore (Francesco Valerio) / Giorgio Buchner, Pithekoussai Expedition Magazine 8.4, Penn Museum, 1966 / Wikipedia.

Fuente:labrujulaverde.com | 19 de junio de 2020

Salen a la luz restos del puerto fenicio de Cádiz debajo de una histórica taberna flamenca

Muro fenicio aparecido durante las obras para recuperar la histórica taberna de la Cueva del Pájaro Azul, un templo subterráneo en la calle San Juan de Cádiz, junto a la Catedral.

En el mismo lugar donde cantaron los grandes flamencos, desde Lola Flores a Camarón, templo subterráneo en los años 60 y 70 en Cádiz para saborear el duende, la Cueva del Pájaro Azul, han aparecido restos de un muro fenicio y los promotores de reconstruir esta taberna creen que se trata de restos del puerto en época fenicia.

«Ha sido una gran sorpresa para todos y da a este lugar un enorme valor porque nos permite conocer una de las estructuras más importantes de la ciudad de Gadir, como su puerto y restos de lo que pudo ser un dique o un astillero», explica a EFE un emocionado Germán Garbarino, quien junto a Pedro Fernández Quirós, ha dirigido este proyecto.

El hallazgo se ha producido en el número 39 de la calle San Juan de Cádiz, junto a la Catedral gaditana, en medio de las obras para recuperar la histórica taberna flamenca de la Cueva del Pájaro Azul, que en los años 60 creó Manuel Fedriani hasta convertirla en un lugar esencial de la ciudad para los amantes del flamenco y por el que pasaban los nombres más importantes.

La empresa Gadium Mercator S.L resultó en 2017 adjudicataria del proyecto promovido por el Ayuntamiento de Cádiz para rehabilitar integralmente la Cueva del Pájaro Azul, espacio con protección etnográfica, para reabrirla como establecimiento de hostelería y espectáculos culturales.

«La idea es recuperar la esencia de aquella taberna en esa cueva que tantos momentos especiales vivió, que reunió a los más grandes, aunque luego degeneró también como un establecimiento de mala reputación», relata Garbarino.

Rótulo de la entrada a la antigua taberna flamenca La Cueva del Pájaro Azul, donde se ha producido el hallazgo. - LV

Nuevo yacimiento arqueológico

La obra comenzó en esa cueva, pero la sorpresa fue cuando apareció un muro del puerto de Gadir y una serie de estructuras portuarias excavadas en la propia roca ostionera de la de Kotinusa, la más alargada de las dos islas que conformaba la ciudad fenicia y en la que se encontraba la zona religiosa y portuaria.

Esta estructura portuaria tiene 1’80 metros de alto y una longitud de 5,60 de largo, con cuatro hileras de sillares, ha sido estudiada por los arqueólogos Juan Miguel Pajuelo y Francisco Javier Ramírez, que la sitúan como uno de los cantiles del puerto de Gadir en en el siglo IV y III antes de Cristo.

Además, se han encontrado rellenos de colmatación posteriores, del siglo III y II antes de Cristo, coetáneo del final de las segundas guerras púnicas que enfrentaron a Cartago con Roma, que dieron paso a la conversión de la ciudad en Gades.

Ese cantil se encontraba a la orilla del canal y consta de una escalera para bajar al agua y de una rampa para varar los barcos, situada den uno de sus extremos, donde han sido hallados también estructuras que podrían ser almacenajes del propio puerto o astilleros navales.


Los restos fenicios son, históricamente, los más valiosos, aunque la excavación aporta también piezas romanas e islámicas, además de pozos de marea y lucernarios posteriores, junto a evidencias del funcionamiento de la cueva en épocas más recientes.

Con este hallazgo, los promotores creen que el proyecto de rehabilitación como taberna flamenca de la Cueva del Pájaro Azul cobra otra dimensión como nuevo yacimiento arqueológico en la ciudad, de ahí que ya se hayan iniciado los trámites para solicitar su declaración como Bien de Interés Cultural.

Los descubridores de estos restos han sido Germán Garbarino y Pedro Fernández Quirós, como directores del proyecto; José Manuel Garbarino, como ingeniero industrial asesor; los arqueólogos Juan Miguel Pajuelo y Francisco Javier Ramírez, y los obreros Edmundo Delfín, Fernando García, Pedro Mejías y Juan Salvador Camacho.

Los promotores aspiran a abrir la taberna flamenca en unos meses cuando termine la obra, con capacidad para ofrecer espectáculos para un aforo de 40 personas, al mismo tiempo que se crea un yacimiento arqueológico visitable con guía que explique el valor del hallazgo fenicio y la historia de la cueva.

Además, confían en que, cuando se reúna suficiente financiación, la excavación pueda continuar y profundizar en el conocimiento de los restos del puerto, e, incluso ampliarla.

Gadir, un archipiélago

Este hallazgo guarda relación y coherencia absolutas con las principales conclusiones de los estudios geoarqueológicos realizados a principios de 2020 en el subsuelo del edificio Valcárcel, frente a la playa de la Caleta, y que apuntaban a que Gadir-Gades fue un archipiélago formado por al menos dos islas (Erytheia y Cotinussa) separadas por un canal de gran profundidad desde La Caleta hasta la Bahía en las épocas fenicia, púnica y romana.

En el actual edificio de Valcárcel -situado a pocos cientos de metros líneales de distancia en línea recta de la Cueva del Pájaro Azul- se descubrió un fondeadero ubicado entre 25 y 50 metros de profundidad bajo el actual nivel del mar con una gran riqueza en restos arqueológicos y orgánicos (cerámicas, maderas, animales y plantas) que se mantuvo abierto entre época fenicia arcaica y al menos el Alto Imperio. Este fondeadero estaría situado justo debajo de los terrenos de este edificio (que data del siglo XVIII).


Este descubrimiento, según avanzó en enero el arqueólogo y coordinador de dichos estudios, Darío Bernal, representa un «cambio de paradigma paleotopográfico», que confirma parte de algunas investigaciones que se habían hecho con anterioridad sobre la hipótesis del canal que trancurría desde La Caleta hasta la Bahía y que cruzaba toda la ciudad.
El nuevo escenario en la historia de Cádiz que plantea sendos descubrimientos arroja la posibilidad de tener nuevos conocimientos de la ciudad en época fenicia, púnica, romana, medieval y moderna.

Fuentes: lavozdigital.es | elespañol.com | 24 de junio de 2020

Descubren en el Castro de Viladonga (Lugo) un bronce votivo de unos 2.300 años de antigüedad

La campaña de excavaciones en el castro de Viladonga (Castro de Rei) ha revelado una gran sorpresa.
Dentro de los trabajos que lleva a cabo la empresa Terra Arqueos ha aparecido una pieza de bronce de origen prerromano. Las primeras conclusiones recogen que se trata de un objeto del siglo III antes de Cristo, y fue encontrada por el arqueólogo Miguel López, uno de los responsables de la citada empresa y de la campaña ahora en marcha, en el fondo de un aljibe.

El aljibe, situado al pie de la muralla en la zona nordeste de la croa, apareció en la campaña del 2018. El hallazgo supuso una prueba firme de la ocupación del castro en el período prerromano, de igual modo que otras pruebas (restos de construcciones, por ejemplo) aparecidas entonces y después confirman esa teoría.

Parece que el objeto, una hacha de bronce, estaba asociada con rituales de sacrificio. De las primeras impresiones se desprende que se trata de una pieza de una gran decoración. Apenas mide 13 centímetros y pesa 22 gramos.

"El hallazgo de esa hacha votiva permite abrir nuevas vías de investigación respecto al estudio de las manifestaciones religiosas, simbólicas y rituales en el horizonte de la historia de un castro que sobresale en el registro material del mundo castreño, entre los siglos II y V d.C", indica la Xunta de Galicia en un comunicado.


Otras piezas similares han sido encontradas en Galicia en Cariño, Lalín, Mondoñedo y Cervo, pero esta dispone de una decoración más rica, profusa y compleja, según los expertos de la Xunta.
En el colgante se desarrollan muchos de los elementos comunes a estas piezas, como la propia hacha, los sogueados o el torques, además de un prótomo de toro, un jabalí en la zona mesial, y un prótomo de carnero en la zona distal.

El colgante está relacionado con ritos de sacrificio desenvueltos en la segunda Edad de Hierro en el noroeste peninsular y enriquece el material localizado en el Castro de Viladonga.
El destino de este valioso hallazgo será la exposición en el Museo de Viladonga, que está situado al lado del castro y que tiene entre sus funciones el estudio y la conservación de piezas halladas en ese recinto.

Fuente: lavozdegalicia.es | lavanguardia.com | galiciapress.es| 17 de junio de 2020

Castro de Viladonga, en el municipio lucense de Castro de Rei, con el aljibe al descubierto en el ángulo inferior. TERRA-ARQUEOS.

Restos de construcciones muestran la ocupación prerromana en Viladonga

El castro de Viladonga (Castro de Rei) estuvo, como otros recintos de este tipo, habitado antes de la llegada de los romanos. Pero en estos momentos, además, el visitante puede observar restos de las primitivas construcciones que indican efectivamente esa ocupación anterior, que puede situarse en torno a los siglos II y I antes de Cristo.
Trabajos realizados hace años ya ofrecieron material prerromano -piezas de bronce y objetos de cerámica que se guardan en el museo contiguo al castro-; sin embargo, las tareas del año pasado, ahora a la vista de los que acuden al recinto, muestran restos de varias construcciones, situadas dentro de la croa. Los edificios tenían base de piedra, que se observa claramente en algunos pasos, y techo construido con elementos vegetales. Al lado de algunas, además, se ve un muro que las circunda y que también contiene elementos de la etapa prerromana.

Aljibe hallado en Viladonga. TERRA-ARQUEOS.

Por otro lado, en el 2018 no solo aparecieron esos restos sino también un aljibe cuyo origen parece también anterior a la de la romanización, según explicó ayer la directora del Museo de Viladonga, Elena Varela. La función de la construcción, de unos cuatro metros de profundidad, está clara: servía para almacenar agua procedente de un manantial hoy seco. Al lado del aljibe, además, hay restos de otra cabaña que también indica la más que probable ocupación prerromana del conjunto castreño.

En las tareas del año pasado, también aparecieron restos de una calzada. Se trataba, afirma Varela, de un camino empedrado que discurría por el interior de la croa, avanzando hacia el norte del recinto cerca de donde apareció el aljibe, y cuya consolidación se prevé para la próxima campaña de trabajos.



Por otro lado, en las excavaciones del 2018 se hallaron restos de una muralla. La croa del castro, la parte más conocida y excavada, está rodeada de una cerca, y la que apareció el año pasado tenía seguramente, afirma la directora del Museo de Viladonga, varios torreones y formaba parte del sistema de control y defensa de la zona habitada del castro. En los últimos trabajos, precisamente, se encontró una escalera que debía de servir de acceso a alguna de las torres.
Fuente: lavozdegalicia.es | 13 de octubre de 2019

"El aljibe de Viladonga demuestra el grado de organización de los castreños"

Yolanda Álvarez, arqueóloga y directora de las excavaciones en el castro de Viladonga

Terra Arqueos asume su quinta campaña en Viladonga —la primera, en 1996, fue en el antecastro—, "un castro habitado en un periodo de transición entre el mundo prerromano y romano, una época que nos interesa mucho", según detalla Yolanda Álvarez, directora de los actuales trabajos —parados temporalmente por el estado de alarma—, que se financian con fondos Feder a través de la Consellería de Cultura.

¿Qué nuevos datos han obtenido?
Muchísimos, tanto nuevas estructuras como nuevos materiales, y en la parte más próxima a la puerta una estratigrafía más compleja que nos ha proporcionado mejor información acerca de la fase anterior a las viviendas de época romana. Cualquier investigación sobre un yacimiento, aunque sea pequeña, siempre aporta datos nuevos, por eso cualquier intrusión en un espacio arqueológico es una pérdida de datos irrecuperable y esto hay que explicarlo también a los más jóvenes para ir creando una conciencia acerca del valor del patrimonio histórico.

Han encontrado nuevas estructuras construidas sobre otras. ¿Qué historia cuentan estas cabañas?
La superposición de estructuras indica diferentes fases de ocupación. Se conocía un primer nivel antiguo de construcciones hechas con madera y elementos vegetales que han aparecido puntualmente en algún sector bajo de las cabañas de piedra posteriores. Este año han aparecido algunas estructuras antiguas, pero con cimentaciones en piedra, asociadas a lo que parece una zona de paso hacia la puerta de entrada. Estas viviendas posiblemente nos estén hablando de una fase del castro que aún no conocíamos y de su relación con la morfología interior del poblado y su evolución. Se están recogiendo muestras que permitan aportar nuevas dataciones.

¿Algún otro hallazgo reseñable?
Hay varios importantes. La excavación entre las viviendas y la muralla ha permitido descubrir la existencia de un canal de drenaje que dirigía las aguas pluviales hacia el aljibe. Este canal funcionaba en época castreña y, después, la reforma de las construcciones en época romana lo dejó en desuso.


Continúan trabajando en el aljibe hallado en la anterior campaña. ¿Qué supone su descubrimiento?
Demuestra el grado de organización de las comunidades castreñas en la construcción del poblado y la previsión de la distribución de las zonas de vivienda, accesos, y en este caso, la solución para el aprovisionamiento de agua. Se conocen muy pocos, pero seguramente existirán más, aún por aparecer, ya que su descubrimiento depende de la suerte o de que se pueda excavar una gran superficie, que no suele ser lo habitual.

¿Qué queda por hacer en el aljibe?
La excavación del sector inferior norte y la restauración, para lo cual se necesita un tiempo seco. La restauración está coordinada por Miguel Ángel López Marcos, que el año pasado dirigió su excavación. Su experiencia en restauración de estructuras de gran tamaño garantiza la precisión de los trabajos, que son complicados.

También se trabajó en un derrumbe en la muralla. ¿Es tan importan te mantener como excavar?
Por supuesto, la investigación es necesaria para conocer e interpretar los restos arqueológicos pero una vez que se ponen al descubierto, forman parte de la riqueza patrimonial de la comunidad. Su conservación es necesaria, especialmente los restos al aire libre, que necesitan de mantenimiento cada cierto tiempo para que no desaparezcan. Un pequeño mantenimiento continuo es más fácil y más barato que hacer restauraciones cada diez años.


¿En qué zonas sería interesante continuar los trabajos?
En la puerta oeste, donde se encuentra el acceso al poblado desde el camino, en los sistemas defensivos de la puerta este, o en los recintos que rodean el castro.

Viladonga tuvo una larga ocupación. ¿Influyó la llegada romana?
Cambió completamente la organización económica y social de las comunidades castreñas. Si bien sus tradiciones constructivas se mantienen y los poblados siguen en algunos casos ocupados, los romanos transforman las formas de vida. Los castros eran aldeas autosuficientes que vivían de la agricultura y la ganadería y, a partir de la conquista, van a formar parte de una red económica en la que los intereses de Roma son los que marcarán sus actividades, que dependiendo del momento o de la zona pueden ser agrícolas, mineras, militares o de trabajo en nuevas infraestructuras.

¿Qué aporta Viladonga al conocimiento de los castros gallegos?
Además de lo espectacular de su conservación, es un referente. Muy pocos yacimientos han podido ser excavados y restaurados a la vez que se ha creado un museo en su entorno que permita divulgar los resultados año tras año. Esta gran labor fue realizada por Felipe Arias, investigador, creador del proyecto y director del museo, que supo defender y poner en valor el castro a pesar de los avatares políticos y económicos.


Lo ha definido como una joya. ¿Cuáles son sus puntos fuertes?
Pues además del paisaje espectacular, la visita permite pasear sobre una amplia zona excavada y restaurada que ofrece una visión de conjunto difícil de ver en otros yacimientos, y el museo aporta toda la información necesaria y apoyo de infraestructuras especialmente para grupos escolares.

Realizan también una labor divulgativa. ¿Hay que concienciar?
Por supuesto, la información tiene que llegar al público para saber por qué son importantes los estudios históricos acerca de la formación de sociedades y culturas como la castreña. Si no entienden la metodología o no conocen las conclusiones, no podrían valorar la dificultad del trabajo que se hace para conseguir conocer el pasado o para restaurar los restos excavados que van a formar parte del patrimonio y la riqueza cultural de cada comunidad.

Fuente: elprogreso.es | 20 de abril de 2020

Un estudio revela el incesto de primer grado entre la élite de las antiguas poblaciones de Irlanda

Tumba de corredor de Newgrange

Un equipo de arqueólogos y genetistas, liderados por el Trinity College de Dublín, han arrojado nueva luz sobre los primeros períodos de la historia humana de Irlanda.
Entre sus notables hallazgos se encuentra el descubrimiento de que el genoma de un hombre adulto enterrado en el corazón de la tumba con corredor de Newgrange apunta a un incesto de primer grado, lo que implica que pertenecía a una élite social gobernante similar a los reyes incas o los faraones egipcios, ambos igualmente endogámicos.

Más antigua que las pirámides de Egipto, la tumba de Newgrange en Irlanda es mundialmente famosa por su alineación solar anual, donde el amanecer del solsticio de invierno ilumina la cámara interior sagrada con una explosión dorada de luz. Sin embargo, se sabe poco sobre quién fue enterrado en el corazón de este imponente monumento de 200.000 toneladas o de la sociedad neolítica que lo construyó hace más de 5.000 años.
La originaria realeza irlandesa pudo haber sido enterrada en la tumba de Newgrange, la cual se muestra al amanecer en el solsticio de invierno. KEN WILLIAMS / SHADOWSANDSTONE.COM

El análisis de antiguos genomas irlandeses, publicado en la revista Nature, sugiere que un hombre, que había sido enterrado en esta cámara funeraria, pertenecía a una élite dinástica.

La investigación, dirigida por el equipo del Trinity College de Dublin, se llevó a cabo en colaboración con colegas del University College London, NUIG, University College Cork, University of Cambridge, Queen's University Belfast, Sligo Institute of Technology y el National Monuments Service, con el apoyo del Museo Nacional de Irlanda y Museos Nacionales de Irlanda del Norte.

"Nunca había visto algo así", dijo la Dra. Lara Cassidy (izquierda), primer autor del artículo de investigación. “Todos heredamos dos copias del genoma, una de nuestra madre y otra de nuestro padre; pues bien, las copias de este individuo eran extremadamente similares, una señal reveladora de endogamia cercana. De hecho, nuestros análisis nos permitieron confirmar que sus padres eran parientes de primer grado".

Las coincidencias de este tipo (por ejemplo: uniones entre hermanos y hermanas) son un tabú casi universal por razones culturales y biológicas entrelazadas. Las únicas aceptaciones sociales confirmadas de incesto de primer grado se encuentran entre las élites sociales, generalmente dentro de una familia real deificada. Al romper las reglas, la élite se separa de la población en general, intensificando la jerarquía y legitimando su poder. El ritual público y la arquitectura monumental extravagante a menudo coexisten con el incesto dinástico con el fin de lograr los mismos objetivos.

"Aquí la oportuna ubicación de los restos del esqueleto masculino se corresponde con la naturaleza sin precedentes de su antiguo genoma", dice el profesor de Genética de Poblaciones del Trinity College, Dan Bradley (derecha). "El prestigio del enterramiento hace que sea muy probable que estemos una unión socialmente sancionada, la cual nos habla de una jerarquía tan extrema que los únicos miembros dignos de pertenecer a esa élite eran aquellos que componían la familia", añade.

El equipo de investigación también puso al descubierto una red de relaciones familiares distantes entre este hombre y otros individuos de lugares de todo el país con tradición en tumbas con corredor, incluidos los megacementerios de Carrowmore y Carrowkeel en el condado de Sligo.

"Parece que lo que tenemos aquí es un poderoso grupo de parentesco muy extendido que tuvo acceso a sitios de enterramiento de élite en muchas regiones de la isla durante al menos medio milenio", subraya la Dra. Cassidy.
Sorprendentemente, un mito local resuena con estos resultados y con el fenómeno solar de Newgrange. Registrado por primera vez en el siglo XI d.C., cuatro milenios después de su construcción, una historia cuenta que un rey constructor reinició el ciclo solar diario durmiendo con su hermana. El topónimo en irlandés medio para la vecina tumba con corredor de Dowth, Fertae Chuile, se basa en esta tradición y se puede traducir como 'La colina del pecado'.

"Dadas las mundialmente famosas alineaciones del solsticio en Brú na Bóinne, las manipulaciones solares mágicas de este mito ya habían provocado que los académicos pusieran en cuestión el tiempo en que podría sobrevivir una tradición oral", dice el Dr. Ros Ó Maoldúin (izquierda), un arqueólogo que ha colaborado en el estudio. "Por ahora, descubrir un posible precedente prehistórico para el aspecto incestuoso hallado es extraordinario".

El análisis realizado de los genomas se extendió sobre un periodo de dos milenios y se descubrieron otros resultados inesperados. Dentro de la estructura funeraria más antigua conocida en la isla, la tumba-dolmen de Poulnabrone, en el condado de Clare, se descubrió el primer caso de síndrome de Down en un niño varón que fue enterrado allí hace 5.500 años.

Tumba-dolmen de Poulnabrone. Imagen: K. Mitch Hodge, Unsplash.

Por otra parte, los análisis mostraron que los constructores de monumentos fueron los primeros agricultores que emigraron a Irlanda y reemplazaron a los cazadores-recolectores que los precedieron. Sin embargo, este reemplazo no fue absoluto: se descubrió que un individuo del occidente de Irlanda tenía a un cazador-recolector irlandés en su árbol familiar más reciente, lo que apunta hacia una permanencia soterrada de la población anterior en lugar de a un exterminio.

Los genomas de los pocos restos de cazadores-recolectores irlandeses mostraron que estaban estrechamente relacionados con las poblaciones de cazadores-recolectores de Gran Bretaña (por ejemplo, con el 'Hombre de Cheddar') y del coontinente europeo. No obstante, a diferencia de las muestras genéticas británicas, estos primeros habitantes de Irlanda tenían la impronta genética derivada de un aislamiento prolongado en la isla. Esto encaja con lo que sabemos sobre los niveles prehistóricos del mar circundante después de la Edad del Hielo: Gran Bretaña mantuvo un puente terrestre hacia el continente europeo mucho después de la retirada de los glaciares, mientras que Irlanda quedó separada por mar y sus pequeñas y primeras poblaciones debieron haber llegado en primitivas embarcaciones.


Fuentes: Trinity College Dublin | sciencemag.org | 17 de junio de 2020

La 'Grotte de Cussac' francesa revela secretos de vida y muerte en la prehistoria

Huesos de un adulto y un adolescente agrupados en dos nichos (izquierda y derecha) de hibernación de osos. Crédito: Universidad de Wollongong


La cueva Grotte de Cussac en Dordoña, Francia, es un sitio con impresionantes obras de arte rupestre, el cual contiene más de 800 grabados figurativos de animales y humanos que tienen entre 30.000 y 25.000 años de antigüedad. También contiene los restos de al menos seis individuos datados en el mismo período. Con una posible excepción, es el único ejemplo conocido de restos humanos enterrados profundamente dentro de una cueva que también contiene obras de arte.

Durante los últimos diez años un equipo de investigación ha estado estudiando estos restos humanos con el fin de descubrir lo que revelan sobre la vida, costumbres y creencias de las personas de la época. Los resultados de su investigación se han publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

La Dra. Eline Schotsmans (izquierda), investigadora de la Universidad de Wollongong y de la Universidad de Burdeos, forma parte de un equipo internacional dirigido por el profesor Jacques Jaubert (derecha), igualmente de la Universidad de Burdeos, quien trabaja dentro de la cueva para descubrir sus secretos.

La Dra. Schotsmans dijo que, además de los desafíos habituales involucrados en reconstruir el pasado antiguo a partir de restos arqueológicos, el proyecto Grotte de Cussac ha presentado a los investigadores una serie de obstáculos, dado que el Ministerio de Cultura francés ha clasificado la cueva como patrimonio nacional y ha restringido el acceso a la misma. La investigación debe llevarse a cabo 'in situ' y solo mediante la observación, pues no se permiten excavaciones y tampoco se puede quitar nada de la cueva.

Panel con grabados de bisontes y un caballo.

Además, debido a los altos niveles de dióxido de carbono, la cueva solo es accesible unos pocos meses al año, y los investigadores tienen que usar trajes protectores y botas de goma limpios y esterilizados en la cueva.

"Se trata de proteger la cueva", dice la Dra. Schotsmans. "Nuestros trajes y botas de goma no pueden contener sedimentos del exterior de la cueva. Cualquier microorganismo u hongo que traigamos de fuera podría tener una influencia negativa en la conservación de la gruta. Todo en ella está completamente protegido, incluido el suelo de la misma, que es la superficie paleo original. No podemos tocar nada. Solo podemos transitar por un único camino estrecho y tenemos que realizar todas las investigaciones desde ese camino".

Ella agrega: "No obstante, es sorprendente la cantidad de información que puede obtenerse solo con las observaciones".


Imágenes del interior de Grotte de Cussac en Dordoña, Francia, que muestran el arte rupestre y los antiguos restos humanos encontrados dentro de la cueva, y del equipo de investigación en el trabajo. Crédito: N. Aujoulat, Centre National de Préhistoire, Ministerio de Cultura francés; Got, Université de Bordeaux / PCR Cussac, Ministerio de Cultura francés; V. Feruglio, PCR Cussac, Ministerio de Cultura francés.

Los restos humanos fueron encontrados en tres lugares dentro de la cueva y habían sido colocados deliberadamente en antiguos nichos de hibernación de osos (mucho después de que éstos dejaran de usar la cueva), una práctica que no había sido documentada anteriormente. En dos de los sitios, los nichos de los osos (que forman áreas huecas en el piso de la cueva) muestran signos de estar cubiertos de ocre rojo antes de haberse colocado los restos óseos en ellos.

También hay evidencias de que los cuerpos habían sido manipulados de una manera particular y movidos después de la muerte. En algunos casos, los restos de más de un individuo están entremezclados.

La experiencia de la Dra. Schotsmans consiste en prácticas funerarias y tafonomía de los entierros (el estudio de la descomposición humana), por lo que se mueve entre la arqueoantropología y las ciencias forenses. Ella dijo que los ritos funerarios de una sociedad, sus creencias y prácticas en torno a la muerte, y la relación entre los muertos y los vivos, nos dicen mucho sobre tales personas.

Foto: vestigios humanos en un nicho de oso.

"Nuestro objetivo es reconstruir las actitudes de las poblaciones prehistóricas ante la muerte, al centrarnos en el estudio del esqueleto humano y el manejo y tratamiento del cadáver", informa la Dra. Schotsmans.

"En la Grotte de Cussac el uso de ocre en los entierros muestra un comportamiento simbólico, al igual que el depósito de tales restos humanos en una cueva decorada con elementos artísticos. Hubo, además, una selección intencionada de ciertos restos óseos. Por ejemplo, en la mayoría de los depósitos de los cadáveres no había cráneos, pero sí los dientes, lo que muestra que los cráneos fueron retirados deliberadamente. Esto revela que la gente de esta época estaba interactuando con sus muertos, los manipulaba y los 'cuidaban'".



Foto: Panel del descubrimiento (arriba). Ortofotografía y croquis de las principales entidades gráficas (abajo).


El número de individuos enterrados en la cueva y la ausencia de niños y bebés es también revelador.
"Esto nos dice algo sobre la sociedad y la diferenciación social, porque solo una parte del grupo recibe un tratamiento especial", dice la Dra. Schotsmans. "¿Por qué se depositaron sólo seis individuos en la cueva? ¿Dónde están otros fallecidos? ¿Por qué solo adolescentes y adultos? ¿Eran esas personas diferentes de las demás y por qué?"

Ella concluye: "Tenemos que aprender más sobre la gente de la Grotte de Cussac, pero este estudio nos abre una ventana al complejo paisaje social de nuestros ancestros".

Fuente: phys.org | 16 de junio de 2020