Hallan un complejo funerario en Alemania de un posible príncipe germánico con restos de seis mujeres y un valioso ajuar funerario

El complejo funerario ha sido desenterrado en Sajonia-Anhalt, cerca de Brücken-Hackpfüffel (Alemania). Los expertos han mantenido su ubicación exacta en secreto.

Un complejo funerario de un gran jefe o príncipe germánico que vivió hace 1.500 años, durante el periodo de las invasiones bárbaras, ha sido desenterrado en Sajonia-Anhalt, cerca de Brücken-Hackpfüffel (Alemania).

Los expertos consideran que es el hallazgo arqueológico más importante ocurrido en este país desde hace 40 años y han mantenido en secreto la ubicación exacta de la excavación para evitar cualquier expolio. Las excavaciones comenzaron después de que se hubiera limpiado el terreno donde se ubica el complejo funerario para construir una nueva granja de pollos y se tropezaran con el mismo.

Sin embargo, los investigadores todavía tienen que localizar los restos del personaje de alto estatus, los cuales, se especula, son cenizas que pueden estar dentro de un caldero de bronce depositado en la tumba central, que tiene forma de montículo y mide alrededor de 4x4 metros.

El caldero, situado en el punto focal de dicha tumba central, está además rodeado de los restos de seis mujeres. Los investigadores dicen que pueden haber sido concubinas o viudas pertenecientes al eximio personaje de la tumba, pero es todavía un misterio saber si ya estaban muertas cuando fueron enterradas conjuntamente o si fueron sacrificadas para tal fin.

Esta fotografía aérea muestra la tumba central del entierro. Aquí se muestran los restos de 11 animales, incluido el ganado. caballos y perros

Hay muchas especulaciones sobre el motivo de la extraña disposición de los cuerpos femeninos, y los investigadores dicen que es también demasiado pronto para hablar de un posible culto ritual. El complejo funerario alberga además los restos de once animales, entre bovinos, caballos y perros. Estos animales fueron enterrados ulteriormente y es una indicación más de que el lugar fue creado para honrar a una persona de alto rango social.

Asimismo, más allá de la tumba central, hay en su alrededor otras 60 tumbas en las que se enterraron, posteriormente, otros individuos para honrar igualmente al señor de alto estatus social.

El caldero, que se cree que es fundamental para la historia de la tumba, se levantó del suelo (en la foto) y se analizará cuidadosamente en un laboratorio.

El caldero, que se cree que es fundamental para conocer la historia de la tumba, ya ha sido extraído y se analizará cuidadosamente en un laboratorio.

"Todavía no hemos encontrado los restos del difunto príncipe, pero tal vez sus cenizas estén en el caldero de bronce", dijo la arqueóloga Susanne Friederich (izquierda), del Landesmuseum Halle. Y agrega: "Es evidente que estos hallazgos únicos sugieren que aquí fueron enterradas altas personalidades de sociedad a la que pertenecían".

En este sentido, se cree que la cámara funeraria central habría sido parte de una tumba en forma de montículo, y las docenas de tumbas circundantes se agregaron más tarde.

Las estimaciones iniciales datan el sitio entre el 480 y el 530 d.C., un período de tiempo posterior a la caída del Imperio Romano, en el que muchas tribus germánicas, como los hunos, invadieron territorios que ya no estaban bajo la protección romana.

Este cuenco de vidrio muy bien conservado se encuentra en el taller del Landesmuseum für Vorgeschichte para un examen más detenido.

El arqueólogo Arnold Muhl, también perteneciente al Landesmuseum Halle, dijo: "En las tumbas, entre otras cosas, se ha hallado un cuenco de vidrio decorado, una fusayola de vidrio, varios broches de plata dorada para túnicas, una espada y un escudo de hierro, así como una moneda de oro del emperador romano de oriente Flavio Zenón de en torno al año 480. Las piezas de vidrio provienen de los talleres galo-romanos que estaban ubicados a lo largo del Rin, los cuales solo ellos dominaban esta técnica".

El arqueólogo Arnold Muhl muestra broches artísticos para vestiduras en su taller. Los objetos tienen unos 1.500 años y provienen de 60 tumbas intactas halladas junto a la tumba del supuesto príncipe germánico.

Esta moneda de oro presenta la cabeza del emperador de Roma Flavio Zenón, que vivió alrededor de 480 y fue encontrada en el lugar del entierro.

Otros hallazgos incluyen un inmaculado vaso de vidrio adornado con ranuras curvas que habría albergado una lámpara de mecha flotante y otros broches para ropa. Estos tipos de broches, que incluyen piezas de tela enganchada, indican su pertenecia a una tribu germánica, ya sea los longobardos, alamanes o turingios.

Broche muy elaborado con restos de tela enganchada.

El complejo funerario está en perfectas condiciones debido a su especial ubicación y disposición, la cual, inadvertidamente, lo protegió de posibles daños. De hecho, estaba en un depresión natural que, con el tiempo, fue cubierta por 1,20 metros de sedimentos que le proporcionaron una capa protectora. Esto impidió que fuera dañado por cualquier arado y a la vez lo ocultó de la vista de los cazadores de tesoros o ladrones de tumbas.

Se cree que esta estatuilla de un dios germánico tiene alrededor de 1.800 años. Es probable que la misma haya sido un objeto sagrado y fuera enterrada junto con su dueño.

Mediante el análisis de los huesos y los artefactos encontrados, los científicos esperan obtener más información detallada sobre la vida de las personas enterradas en el complejo funerario.

Fuente: dailymail.co.uk | 22 de septiembre de 2020

Hallan la armadura romana más antigua y completa en el sitio de la batalla de Teutoburgo

Varias de las piezas ya restauradas de la armadura romana hallada en el sitio de la batalla de Teutoburgo. Museo de Kalkriese

En el año 9 d.C., tres legiones al mando de Publio Quintilio Varo, el legado del princeps Augusto, partieron hacia el norte de Germania para sofocar una rebelión que se estaba gestando entre las tribus locales. Sin embargo, en el bosque de Teutoburgo, al pie de la actual colina de Kalkriese, en el sur de Sajonia, el poderoso contingente romano fue masacrado en su totalidad: no sobrevivió apenas nadie de las tres legiones enteras de la fuerza militar más formidable del planeta. Muchos cayeron atravesados por las lanzas de los bárbaros o ahogados en el cenagoso terreno; otros, como el general, optaron por suicidarse antes que caer prisioneros y ser sacrificados en terribles rituales.

La armadura fue descubierta por arqueólogos en Kalkriese, donde se cree que fue el sitio de la Batalla del Bosque de Teutoburgo en el 9 d.C.

La batalla de Teutoburgo es uno de los episodios más oscuros del Imperio Romano, una terrible derrota que sería respondida con nuevas campañas militares para pacificar —a sangre y fuego— la región y recuperar las águilas de las legiones, sus insignias. Un fascinante acontecimiento histórico que ahora regresa a la actualidad: un equipo de arqueólogos alemanes ha hallado en el yacimiento de Kalkriese, escenario del gran triunfo germánico, la armadura romana más antigua y completa jamás descubierta, que probablemente perteneció a un legionario ejecutado por los bárbaros al término del enfrentamiento.

Reconstrucción de la armadura de un legionario romano. Museo de Kalkriese

El elemento desenterrado es una coraza casi entera de la lorica segmentata utilizada por los legionarios, es decir, una parte de su armadura compuesta de dos placas para proteger el pecho y la zona abdominal y la espalda. Los arqueólogos, al identificar un objeto de metal en el suelo, obtaron por retirar un bloque de tierra de unos 500 kg y luego analizarlo con un escáner de rayos X. Cada pieza —hay unas treinta en total, de las cuales se han perdido cuatro o cinco— se ha ido retirando y restaurando de forma individual. Las bisagras, hebillas y herrajes de bronce son claramente visibles y también se han encontrado restos de cuero.

Stefan Burmeister (izquierda), director del Museo de Kalkriese, ha señalado que al lado de la coraza romana, en la zona de los hombros, se ha documentado un "violín de musaraña", una especie de esposas de hierro que se cerraban en torno al cuello y que inmovilizaban las muñecas justo delante de la cara. Una pista de que el soldado pudo ser sacrificado después de la batalla.

"La armadura no es tan solo un descubrimiento arqueológico único, sino también parte de una escena trágica aquí representada. Por primera vez vemos un destino individual en el sitio de Kalkriese que muestra el lado terrible de la guerra", ha señalado el arqueólogo a The Times.

Violín de musaraña romana que se usaba para bloquear las manos de una persona cerca de su cuello.

Otra prueba en este sentido es que la armadura, un objeto muy valioso, fue abandonada en el campo de batalla. "Quizá nos encontremos ante un contexto de ritual. De ser así, el cuerpo del legionario y su equipamiento habrían sido tabú para los germanos y se habrían dejado ahí", ha explicado Burmeister. Los historiadores romanos describieron todo tipo de macabras escenas: cabezas de centuriones clavadas en los árboles, fosas de huesos o prisioneros ahogados en la ciénaga donde el barro era más profundo.

Una restauradora trabajando para recuperar las piezas de la armadura. Museo de Kalkriese

La masacre en Teutoburgo se produjo principalmente por una traición: Arminio, un caudillo germánico que había sido reclutado como auxiliar del ejército romano —no solo había alcanzado la ciudadanía, sino también el rango de ecuestre—, condujo a las legiones de Varo a una emboscada, donde fueron aniquiladas. Él conocía a la perfección el modus operandi romano y armó una operación de hostigamiento en una zona pantanosa, donde las pesadas defensas individuales de los invasores jugasen en su contra, que se prolongó durante cuatro días.

Aunque la armadura de placas, normalmente de hierro, fue un elemento característico del ejército romano durante siglos, los hallazgos en este sentido han sido escasos. Una de las piezas de lorica segmentata más importantes salió a la luz en Corbridge, Northumbría: en 1964 (derecha) se identificaron seis medias unidades superiores y otras tantas inferiores datadas en el siglo II. La identificada recientemente en Kalkriese se remonta a principios del siglo I, y los arqueólogos señalan que habrá que revisar el desarrollo del equipamiento militar, al ser esta coraza más refinada de lo que se creía para la época.

Fuentes: elespañol.com | dailymail.co.uk | 27 de septiembre de 2020

Descubren en el sur de Suecia restos de un perro de más de 8.400 años de antigüedad enterrado junto a hombre de la Edad de Piedra

Restos del perro hallado en el yacimiento de Ljungaviken cerca de la localidad de Sölvesborg, en el sur de Suecia.

Enterrado a un costado de un hombre de la Edad de Piedra, un grupo de arqueólogos encontraron los restos de un perro de hace más de 8.400 años en unas excavaciones realizadas en Ljungaviken cerca de la localidad de Sölvesborg, en el sur de Suecia, de acuerdo a lo informado el jueves pasado por el Museo Blekinge.

Los arqueólogos indicaron que en la tumba de la Edad de Piedra también encontraron varios artilugios funerarios, objetos con valor material o sentimental que se colocaban con los muertos en sus sepulturas.

"Los restos del perro están bien conservados y el hecho de que esté enterrado en medio de un asentamiento de la Edad de Piedra es único. Constituye uno de los hallazgos de tumbas de perros más antiguos del país", aseguró Ola Magnell (izquierda), osteólogo del Museo Blekinge.

"Es difícil decir qué tipo de perro era. En la actualidad, no hay ninguna raza con la que realmente se le pueda comparar, pero se parecería mucho a un galgo más poderoso", agrega.

El director del proyecto del Museo de Blekinge, Carl Persson, explicó que el yacimiento, que antiguamente estuvo habitado por cazadores-recolectores, quedó cubierto bajo una capa de lodo provocada por un repentino y violento aumento del nivel del mar.

Carl Persson informando a la prensa de los hallazgos que se están realizando en el yacimiento de Ljungaviken.

Tal situación, agregó, permitió que grandes cantidades de pedernal, chimeneas y restos de 51 estructuras de casas se hayan conservado en buen estado.

"Un hallazgo como este te hace sentir aún más cerca de las personas que vivían aquí. Que un perro haya sido enterrado muestra de alguna manera lo similares que somos a través de los milenios en cuanto a los sentimientos como la pena y la pérdida", señaló.

Panorámica del yacimiento de Ljungaviken cerca de la localidad de Sölvesborg, en el sur de Suecia.

El investigador subrayó que este tipo de descubrimientos representa un mayor acercamiento a las personas que habitaron el lugar en el pasado.

Añadió que una vez concluyan los trabajos de investigación, que se han extendido debido a la gran cantidad de hallazgos, se planea que encima de los terrenos que ocupa el sitio arqueológico se construya un área residencial.

"Hallazgo único"

Christoffer Sandahl (izquierda), director de las colecciones del Museo Blekinge, está abrumado por el gran interés que ha suscitado en los medios informativos el descubrimiento de los restos del perro.

"Es absolutamente fantástico. Sabíamos que este era un hallazgo especial y único. Pero es increíble que nos pongan en el mapa de esta manera con este proyecto. He visto una selección de los medios internacionales que lo recogieron, pero han sido muchos", dice Christoffer Sandahl.

"Increíblemente frágil"

Después de más de 8.400 años en su tumba, los restos del perro han sido levantados del suelo para ser trasladados al Museo Blekinge, en Karlskrona, para su estudio.

"El esqueleto es extremadamente sensible y frágil y los hueos de las piernas muy quebradizos. Se ha levantado cuidadosamente junto con la tierra y la arena del entorno circundante en una caja de metal. Es estupendo que haya ido todo tan bien", dice Christoffer Sandal.

Foto: La tumba del perro se levantó del suelo con la ayuda de una caja de metal especialmente construida al efecto. Foto: Museo Christoffer Sandahl / Blekinge.

Dar más respuestas

Ahora continuarán las investigaciones del hallazgo. El resultado dará más respuestas a lo que era un perro que vivía en una sociedad de la Edad de Piedra en el Sölvesborg actual y que después de su muerte obtuvo un enterramiento que se ha conservado a lo largo de los milenios.

"Espero que los análisis de ADN puedan dar más información sobre los restos del perro hallado", concluye Christoffer Sandahl.

Ver vídeo sobre el hallazgo en este enlace.

Fuentes: elimparcial.com | blekingemuseum.se | svt.es | svt.es 1 | 25 de septiembre de 2020

Los trabajos del MARQ en el yacimiento de Cabezo del Molino descubren un ‘complejo industrial’ del periodo ibérico

Restos hallados en el yacimiento rojaleño

La tercera campaña de excavaciones del MARQ en el yacimiento del Cabezo del Molino, en Rojales (Alicante) , ha concluido con el hallazgo de varios hornos ibéricos que podrían evidenciar la existencia de un importante complejo industrial datado entre los siglos IV y III a.C.

Tres semanas de trabajos de campo en la sierra de la Bernarda han permitido añadir una nueva fase de ocupación, inédita hasta hoy, a la compleja secuencia arqueológica del yacimiento ya conocida. Los hornos documentados han sido hallados en el mismo lugar en el que cerca de mil años después se instalaría la ya conocida necrópolis de época bizantina.

Además, el hallazgo pone de manifiesto la importancia estratégica que tuvieron en la Antigüedad las lomas y cerros más cercanos a los ríos, en este caso al Segura, al ser éstos puntos clave, no solo por su alta capacidad productiva, sino por haber constituido también vías de comunicación fluvial a través de las cuales los asentamientos más cercanos accedían a materias primas tan poco comunes en su entorno como el plomo.

Los trabajos, que también han continuado su labor de investigación en relación a la populosa necrópolis que desde 2018 está en proceso de excavación, ha sido codirigidos por Mª Teresa Ximénez de Embún y Juan Antonio López Padilla.

Foto

La vicepresidenta y diputada de Cultura, Julia Parra, ha felicitado a todo el equipo “por los descubrimientos en este yacimiento incluido en el Plan de Excavaciones del Museo Arqueológico Provincial que impulsa la Diputación de Alicante y en el que se ha invertido ya un total de 38.000 euros para la investigación del conjunto arqueológico”.

La rigurosa documentación arqueológica de este tipo de contextos funerarios le ha valido al MARQ el liderazgo de un proyecto europeo relacionado con el estudio de los procesos migratorios y la movilidad de personas durante el final del mundo tardío y la Alta Edad Media. E

l proyecto, denominado Population dynamics of Late Roman and Medieval in Alicante del que son responsables el director del museo alicantino, Manuel Olcina, Mª Teresa Ximénez de Embún, de Fundación CV-MARQ, y el doctor Johannes Krause del Instituto Max Plank de Jena (Alemania), pone el foco de atención en la caracterización genética de poblaciones, a través de la reconstrucción de los genotipos de ochenta individuos localizados en varias necrópolis de la provincia de Alicante, entre las que destacan el propio Cabezo del Molino o la Maqbara islámica del Tossal de Manises.

Fuente: diariodealicante.net | 18 de septiembre de 2020

Un rostro de más de 9.000 años para el nuevo museo geológico de Quiroga (Lugo)

Recreación a tamaño de la mujer prehistórica Elba en el museo geológico de Quiroga. CARLOS CORTÉS

En el museo municipal de geología de Quiroga (Lugo) -reabierto el pasado 29 de agosto tras su ampliación- ocupa un lugar destacado la recreación a tamaño natural de Elba, una mujer que vivió hace 9.000 años en la sierra de O Courel, cuyos restos fueron descubiertos en el 2006 en la llamada Cova do Uro. Un hecho que llama la atención de esta figura es que tiene la piel negra, pero de acuerdo con los descubrimientos realizados en los últimos años sobre las poblaciones prehistóricas europeas, esta circunstancia no tiene nada de anómala ni de extraordinaria.

La reconstrucción de Elba fue realizada por iniciativa del Instituto Universitario de Geología de La Coruña y en una primera versión tenía la piel más clara. Pero según explica la paleontóloga Aurora Grandal - (izquierda) una de las personas que llevaron a cabo la investigación-, cuando se inició este trabajo todavía no estaban disponibles los datos de las secuenciación de ADN que realizó la genetista Gloria González Fuertes. «Cuando la recreación forense estaba a medio hacer, supimos que Elba tenía el pelo oscuro, casi negro, y los ojos de color castaño oscuro», señala.

La primera versión reflejó estos datos. «Más adelante, con un análisis genético más refinado, se vio que tenía la piel oscura», añade Grandal, quien apunta por otra parte que este resultado era esperable teniendo en cuenta los hallazgos realizados en los últimos tiempos en diversas partes de Europa. «Todos los individuos de esa época en los que se pudo hacer una secuenciación genética tenían esa tonalidad de piel», agrega la investigadora.

Lejanos orígenes africanos

Grandal apunta, asimismo, que en la época en la que vivió Elba -el Mesolítico, un período intermedio entre el Paleolítico y el Neolítico-, los grupos humanos que poblaban el continente tenían piel oscura y vivían de la caza y la recolección de vegetales silvestres. Los primeros Homo sapiens o humanos modernos llegaron a Europa hace unos 45.000 años -a la península ibérica hace unos 40.000-, procedentes de África. Hasta entonces, el continente había estado poblado solo por los neandertales, que por cierto eran de piel clara y en gran parte pelirrojos.

Durante muchos milenios, los Homo sapiens europeos conservaron la tonalidad de piel heredada de sus antepasados, aunque su aspecto físico difería mucho del de las actuales poblaciones negras africanas. «La piel blanca apareció mucho más tarde, cuando entraron en Europa las poblaciones neolíticas de Anatolia [la actual Turquía] , que practicaban la agricultura y la ganadería», añade Aurora Grandal.

El blanqueamiento de la piel en las poblaciones neolíticas de Oriente Medio -según todo parece indicar- se debió al cambio de dieta y a la adaptación gradual al clima del hemisferio norte. Con el paso del tiempo, los agricultores y pastores neolíticos que avanzaban desde el este hacia el oeste fueron ocupando todo el continente y arrinconando a los cazadores-recolectores mesolíticos de piel oscura, mucho menos numerosos. Estos grupos humanos arcaicos acabaron siendo absorbidos por los nuevos pobladores hasta desaparecer por completo.

En las poblaciones europeas actuales parece haber permanecido algún rastro genético de los grupos humanos del Mesolítico a los que perteneció Elba, pero en un grado muy reducido. «Según Gloria González y otros genetistas, la herencia que puede quedar hoy de ellos es muy pequeña», concluye Grandal.

Ropas de pellejo de ciervo y un bastón para la cojera

La recreación de Elba que se muestra en el museo geológico de Quiroga tuvo en cuenta los conocimientos científicos actuales sobre las poblaciones del Mesolítico europeo y también algunas características personales de este individuo. Las ropas que viste son de piel de ciervo. «No podían ser de oveja porque en esa época aún no se criaban ovejas en Europa», dice Aurora Grandal.

Por otro lado, la figura de Elba aparece empuñando un bastón porque los científicos creen que esta mujer tenía problemas para andar debido a una fractura -no de tipo traumático, sino causada por el desgaste- en un hueso metatarso del pie. En cuanto a la edad que tenía cuando murió, no se puede saber con certeza porque los huesos pélvicos que podrían indicarlo no se han conservado. «Calculamos que tenía entre 20 y 40 años, pero más bien cerca de los 40», agrega.

Otros casos conocidos

A finales del 2013 se dio a conocer el resultado de los estudios genéticos efectuados sobre los restos de dos hombres de hace 7.000 años que fueron descubiertos en la cueva de La Braña, en el municipio leonés de Valdelugueros.

Reconstrucción del aspecto del hombre de La Braña (León).

De acuerdo con los análisis, estos individuos eran de piel oscura y ojos azules. Arriba un retrato robot de uno de los hombres de La Braña. Por otro lado, en el 2018 se divulgó una investigación realizada sobre el esqueleto del llamado hombre de Cheddar, hallado en 1903 en el suroeste de Inglaterra y datado hace unos 10.000 años. La secuenciación genética reveló también tenía piel negra y ojos azules. Todos estos individuos vivieron en el mismo período cultural que Elba, el Mesolítico.

Fuente: lavozdegalicia.es | lavozdegalicia.es | 17 de septiembre de 2020

El ADN antiguo está revelando el paisaje genético de las gentes que se establecieron por primera vez en el este de Asia

La genetista Qiaomei Fu, jefe del Laboratorio de Paleontología Molecular del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados en Beijing, prepara muestras para la extracción de ADN antiguo. Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de China, CC BY-ND

Los primeros seres humanos surgieron originalmente en África antes de extenderse por Eurasia hace unos 60.000 años. Después de eso, la historia de la humanidad ha recorrido muchos caminos diferentes, algunos más estudiados que otros.

Las regiones orientales de Eurasia albergan aproximadamente 2.300 millones de personas en la actualidad, aproximadamente el 30% de la población mundial. Los arqueólogos saben, a través de fósiles y artefactos, que los humanos modernos han ocupado el sudeste asiático desde hace unos 60.000 años y el este de Asia desde hace unos 40.000 años.

Sin embargo, queda mucho por desenredar. ¿Quiénes fueron las personas que vinieron por primera vez a estas regiones y acabaron por inventar la agricultura? ¿De dónde vinieron las diferentes poblaciones? ¿Qué grupos terminaron predominando y cuáles desaparecieron?

El ADN antiguo está ayudando a responder algunas de estas preguntas. Al secuenciar los genomas de personas que vivieron hace muchos milenios, los científicos como yo estamos comenzando a completar la imagen de cómo estaba poblada Asia.

Analizando genomas antiguos

En 2016, me uní al Laboratorio de Paleontología Molecular de la Dra. Qiaomei Fu, en el Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia de Ciencias de China, en Pekín. Nuestro desafío: resolver la historia de los humanos en el este de Asia con la ayuda de colaboradores que murieron hace mucho tiempo: los humanos antiguos que vivieron hace decenas de miles de años en esta región.

Los miembros del laboratorio citado han podido extraer y secuenciar ADN antiguo a través de restos humanos obtenidos en yacimientos arqueológicos. Luego, la Dra. Fu y yo hemos empleado herramientas genómicas computacionales para evaluar cómo su ADN se relaciona con el de los humanos antiguos y actuales, los cuales han sido previamente secuenciados.

El esqueleto de una persona que vivió hace unos 8.700 años en Xiaogao, Shandong, China, cerca del río Amarillo. La ascendencia del norte de Asia oriental de este individuo se puede encontrar en los restos de personas que vivían en las estepas orientales de Siberia. Jianfeng Lang, Universidad de Shandong , CC BY-ND

Una de las secuencias obtenidas proviene del ADN extraído de los huesos de las piernas del Hombre de Tianyuan, un individuo de hace 40.000 años descubierto cerca de un famoso enclave paleoantropológico en el oeste de Pekín. Este es uno de los primeros humanos modernos encontrados en el este de Asia, cuya secuencia genética lo marca como un antepasado temprano de los asiáticos y nativos americanos de hoy en día. El hecho de que viviera donde se encuentra la actual capital de China indica que los antepasados ​​de los asiáticos actuales comenzaron a echar raíces en el este de Asia hace unos 40.000 años.

Más al sur, dos cazadores-recolectores del sudeste asiáticode hace entre 8.000 y 4.000 años, procedentes de Laos y Malasia y asociados con la cultura Hòabìnhian, tienen un ADN que, como el hombre de Tianyuan, muestra que son antepasados ​​tempranos de asiáticos y nativos americanos. Sin embargo, ambos cazadores-recolectores provienen de un linaje completamente diferente al del Hombre de Tianyuan, lo que sugiere que muchas poblaciones genéticamente distintas ocuparon Asia en el pasado.

Ahora bien, hoy en día ningún ser humano comparte la misma estructura genética que los habitantes de la cultura Hòabinhian o del Hombre de Tianyuan, tanto en el este como en el sudeste asiático. ¿Por qué estos ancestros, que persistieron durante tanto tiempo, desaparecieron del acervo genético de las personas que viven actualmente? Los agricultores antiguos tienen la clave a esa pregunta.

El Hombre de Tianyuan, en la cercana Pekín actual, y la gente de Hòabinhian, en las actuales Laos y Malasia, representan dos linajes muy antiguos, pero son distintos de los asiáticos orientales de hoy en día. Mapa © Colaboradores de OpenStreetMap, modificado por The Conversation, CC BY-SA

El ADN lleva marcas de migraciones antiguas

Según los restos de plantas encontrados en yacimientos arqueológicos, los científicos saben que la gente domesticó el mijo en la región del río Amarillo del norte de China hace unos 10.000 años. Y casi al mismo tiempo, la gente de la región del río Yangtze, en el sur de China, domesticó el arroz.

A diferencia de Europa, la domesticación de plantas comenzó a nivel local y no se introdujo desde otros lugares. Este proceso llevó miles de años, y las sociedades del este de Asia se volvieron cada vez más complejas con el surgimiento de las primeras dinastías chinas hace unos 4.000 años.

Es también entonces cuando el cultivo de arroz parece haberse extendido desde sus orígenes hacia áreas más al sur, incluidas las tierras que pertenecen a los países actuales del sudeste asiático. El ADN ayuda a contar la historia. Cuando los productores de arroz del sur de China se expandieron más hacia el sur, no solo introdujeron su tecnología agrícola, sino también su genética en las poblaciones locales de cazadores-recolectores del sudeste asiático.

La abrumadora afluencia de su ADN terminó inundando el acervo genético local. Hoy en día, quedan pocos rastros de la ascendencia de los cazadores-recolectores en los genes de las personas que viven en el sudeste asiático.

Más al norte, se desarrolló una historia similar. Los antiguos cazadores-recolectores siberianos muestran poca relación con los asiáticos orientales actuales, pero los agricultores siberianos posteriores sí están estrechamente relacionados con ellos. Los agricultores del norte de China se trasladaron más hacia el norte, hacia Siberia, llevando consigo su ADN, lo que provocó una fuerte disminución en la prevalencia de la anterior ascendencia local de cazadores-recolectores.

Los productores de arroz, posiblemente de los alrededores del río Yangtsé, se trasladaron al sur, hacia el sudeste asiático, mientras que los productores de mijo de los alrededores del río Amarillo se trasladaron al norte, hacia Siberia. Crédito: Colaboradores de OpenStreetMap, modificado por The Conversation, CC BY-SA

Las poblaciones del pasado eran más diversas que en la actualidad

En términos genéticos, los asiáticos orientales actuales no son muy diferentes entre sí. Se necesita analizar mucho ADN para poder distinguir genéticamente entre personas con diferentes historias culturales.

Lo que nos sorprendió la Dra. Fu y a mí fue lo diferente que era el ADN de varias poblaciones antiguas de China. Nosotras y otros investigadores hemos encontrado ADN compartido en la región del Río Amarillo, un lugar importante en el desarrollo de la civilización china. Este ADN compartido ostenta una ascendencia del norte de Asia oriental distinta de una ascendencia del sur de Asia oriental, y que hemos localizado en la costa del sur de China.


Cuando llevamos a cabo el análisis del ADN de las personas que vivían en la costa sur de China hace 9.000-8.500 años, nos dimos cuenta de que ya para entonces gran parte de China compartía una herencia común. Debido a que su arqueología y morfología eran diferentes de las de los agricultores del río Amarillo, pensamos que estas personas de la costa podían provenir de un linaje no estrechamente relacionado con los primeros asiáticos agrícolas del este. Quizás la ascendencia de este grupo era similar a la del Hombre Tianyuan o a los hombres de la cultura Hòabinhian.

Las personas con diferentes estilos de vida que vivían muy alejadas en el norte de China cerca del río Amarillo y a lo largo de la costa sur de China desde hace 9.000 años pasaron su ADN distintivo a los asiáticos orientales y sudorientales de la actualidad. Los austronesios son los descendientes más cercanos de la antigua población de la costa sur de China. Mapa © Colaboradores de OpenStreetMap, modificado por The Conversation , CC BY-SA

Sin embargo, todas las personas que analizamos estaban estrechamente relacionadas con los asiáticos orientales actuales. Eso significa que hace 9.000 años, el ADN común a todos los asiáticos orientales actuales ya estaba muy extendido en China.

Las poblaciones actuales del norte y sur de China tienen más en común con las antiguas poblaciones del río Amarillo que con las antiguas poblaciones de la costa del sur de China. Por lo tanto, los primeros agricultores del río Amarillo emigraron tanto al norte como al sur, contribuyendo al acervo genético de los seres humanos en el este y el sudeste de Asia.

Este individuo, que vivió hace unos 8.300 años en la isla Liang, en el Estrecho de Taiwán, tiene la ascendencia sureña que se encuentra en los habitantes de la costa continental del sur de China. Hunglin Chiu, Instituto de Antropología, Universidad Nacional Tsinghua , CC BY-ND

No obstante, la ascendencia de la costa sur de China no desapareció. Persistió en pequeñas cantidades y, con el tiempo, aumentó en la región norte del río Amarillo. La influencia de los antiguos asiáticos del sudeste es baja en el continente, pero tuvieron un gran impacto en otros lugares. En las islas que se extienden desde el estrecho de Taiwán hasta la Polinesia viven los austronesios, más conocidos por su pericia en navegación. Ellos poseen, en la actualidad, la mayor cantidad de ascendencia del sur de Asia oriental, destacando las raíces ancestrales proveniente de la costa sur de China.

Otros patrones genéticos emergentes muestran conexiones entre los tibetanos y los antiguos habitantes de Mongolia y el norte de China, lo que plantea interrogantes acerca de la población de la meseta tibetana.

El ADN antiguo revela cambios rápidos en la ascendencia durante los últimos 10.000 años en Asia, probablemente debido a la migración y al intercambio cultural. Hasta que pueda ser posible recuperar ADN humano más antiguo, los científicos solo pueden especular sobre exactamente quién, genéticamente hablando, vivió en el este de Asia antes de eso.

Por

Profesor asistente de biología, Universidad de Richmond

Fuente: theconversation.com | 15 de septiembre de 2020