Un entorno turbulento provocó un salto en el comportamiento humano y la adaptabilidad hace 320.000 años en el sureste de África

Al tratar de comprender la importante transición evolutiva que habían descubierto en Olorgesailie en 2018, Potts y su equipo se habían sentido frustrados por una gran brecha de 180.000 años en el historial ambiental de la región. Para saber cómo cambió la región durante ese período, tuvieron que buscar en otra parte. Hicieron arreglos para que una empresa de Nairobi perforara la cuenca cercana de Koora, extrayendo sedimentos de la tierra lo más profundo posible. El sitio de perforación, a unos 24 kilómetros de los sitios de excavación arqueológica, era una llanura cubierta de hierba y el equipo no tenía una idea clara de lo que había debajo de su superficie. Con la participación y el apoyo de los Museos Nacionales de Kenia y la comunidad local de Oldonyo Nyokie, se extrajo de la tierra un núcleo de 139 metros. Ese cilindro de tierra, de apenas cuatro centímetros de diámetro, resultó representar un millón de años de historia ambiental. Crédito: Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Las personas prosperan en todo el mundo a cualquier temperatura, altitud y en diversos paisajes. ¿Cómo lograron los seres humanos adaptarse existosamente a todo tipo entornos en los que se establecían? Los investigadores de los orígenes humanos como yo estamos interesados ​​en saber cómo evolucionó este rasgo humano por excelencia, la adaptabilidad.

En un lugar de Kenia, en Olorgesailie, mis colegas y yo hemos estado trabajando sobre este rompecabezas durante décadas. Es un lugar donde se pueden ver grandes cambios en los registros arqueológicos y de fósiles de hace cientos de miles de años. Pero, ¿qué factores externos impulsaron la aparición de comportamientos que se tipifican como propios de nuestra especie, el Homo sapiens, en su interacción con el entorno?

Queríamos saber si podíamos poner en relación lo que estaba sucediendo en el medio ambiente en el pasado prehístórico con los cambios en la tecnología y las especies humanas que vivían allí. Con base en nuestro análisis, publicado en la revista Science Advances, llegamos a la conclusión de que las raíces de las adaptaciones evolutivas del Homo sapiens provienen de nuestra capacidad para ajustarnos al cambio ambiental.

Transiciones arqueológicas y faunísticas en la cuenca de Olorgesailie: ubicación, litología y geocronología del núcleo del proyecto de perforación en Olorgesailie OLO12-1A. (A a C) Ubicaciones del núcleo de perforación de la cuenca de Koora, Olorgesailie, enclave de fósiles de Lainyamok y topografía con fallas de este a oeste (sección transversal). (D) Tecnología achelense de la cuenca Olorgesailie que abarca desde hace ~ 1 Ma a 500 ka; reemplazo por tecnología de la Edad de Piedra Media hace ~ 320 ka; y el recambio en la fauna de mamíferos fósiles, incluido el cambio a nivel comunitario en la masa corporal, la dependencia del agua y las estrategias de alimentación. Conjuntos de fósiles fechados entre ~ 397 y 300 ka hace que registren la rotación de la fauna de Olorgesailie y Lainyamok. Las transiciones de comportamiento y de fauna de los homínidos en la cuenca de Olorgesailie ocurrieron durante un hiato erosivo que data de ~ 500 a 320 ka de antigüedad. (Imagen del mapa: TanDEM-X DEM DLR; imágenes de la herramienta: Smithsonian Institution.) (E) Profundidad del núcleo de perforación en la cuenca de Koora (metros por debajo de la superficie), secuencia litológica y restricciones de antigüedad que abarcan desde hace ~ 1.084 Ma a ~ 83.5 ka, según Modelo de edad bayesiana ( 40 Ar / 39 Ar ± 1σ y límite magnetoestratigráfico * de Brunhes / Matuyama). La zona sombreada indica el registro litológico del núcleo de perforación durante una pausa en el registro del afloramiento de Olorgesailie.

Falta de un tiempo en el registro arqueológico

El famoso enclave prehistórico de Olorgesailie se halla dentro del Valle del Rift, un área sísmicamente activa donde los lagos y arroyos produjeron sedimentos que se acumularon con el tiempo, enterrando y preservando huesos fosilizados y herramientas de piedra prehstóricas.

En Olorgesailie, nuestro equipo científico ha descubierto evidencias que están potencialmente relacionadas con el origen del Homo sapiens en forma de una transición crítica de una tecnología lítica a otra.

La tecnología lítica más antigua se caracteriza por grandes artefactos de corte ovalado llamados hachas de mano. Típicas de lo que se llama tecnología Achelense, casi dos docenas de capas de estas hachas de mano y otras herramientashan sido desenterradas en Olorgesailie. Abarcan un período inmenso de unos 700.000 años, y se inscriben una época en la que los restos fósiles muestran que las especies de homínidos denominados Homo erectus y Homo heidelbergensis habitaban el este de África.

Los últimos yacimientos arqueológicos achelenses en Olorgesailie tienen unos 500.000 años de antigüedad, una datación en la que hay una frustrante brecha de 180.000 años en los sedimentos causada por la erosión. El registro arqueológico comienza, en realidad, hace unos 320.000 años, cuando los sedimentos empezaron a llenar el paisaje.

Vista aérea de la región de Olorgesailie hoy. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian

Pero la tecnología Achelense ya se había extinguido. En su lugar la sustituyó la tecnología de la Edad de Piedra Media, que consistió en la elaboración de utillaje más pequeño y más fácil de transportar que las toscas hachas de mano achelenses. En otras áreas de África, la tecnología de la Edad de Piedra Media está asociada con los primeros Homo sapiens africanos.

Estos fabricantes de herramientas a menudo usaban obsidiana negra de bordes afilados como materia prima. Los arqueólogos Alison Brookss, John Yellen y otros, rastrearon químicamente las características de la obsidiana hasta llegar a afloramientos distantes en varias direcciones, unos 95 kilómetros desde Olorgesailie. Concluyeron que las lejanas fuentes de obsidiana proporcionan evidencias del intercambio de recursos entre grupos humanos, un fenómeno desconocido en la etapa Achelense.

Nuestras excavaciones sobre el período de la Edad de Piedra Media también proporcionaron materiales de color negro y rojo. Los arqueólogos ven estos pigmentos como signos de una comunicación simbólica cada vez más compleja. Piense en todas las formas en que las personas usan el color: en banderas, ropa y muchas otras formas con las que los individuos reclaman visualmente su identidad como parte de un grupo.

Así que en este lugar hemos verificado la extinción del estilo de vida achelense, así como su reemplazo por comportamientos significativamente nuevos, los cuales incluyen innovaciones tecnológicas, intercambio intergrupal de obsidiana y el uso de pigmentos. Ahora bien, no teníamos forma de examinar lo que había sucedido en la brecha de 180.000 años anterior, cuando tuvo lugar esta transición.

Necesitábamos recuperar ese tiempo, y, para logarlo, comenzamos a diseñar estrategias sobre cómo desenterrar sedimentos en algún lugar cercano que hubiera dejado registro de los entornos medioambientales y de los desafíos de supervivencia asociados con los cambios de adaptación humana.

Después de una brecha de 180.000 años en el registro de Olorgesailie, las tecnologías achelenses habían sido reemplazadas por las de la Edad de Piedra Media. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Recurrir a la geología en busca de pistas sobre los primeros humanos

Diferentes tipos de sedimentos se han depositado en los lagos, arroyos y suelos, y tales capas de sedimentos cuentan la historia de los cambios ambientales a lo largo del tiempo. Los geólogos Kay Behrensmeyer y Alan Deino se unieron a mí en el sur de Kenia para averiguar dónde podríamos perforar en busca de sedimentos que pudieran llenar el lapso de tiempo referido en Olorgesailie.

Supusimos que la clave para comprender esta transición estaría debajo de una llanura plana y cubierta de hierba a unos 24 kilómetros al sur de nuestras excavaciones en Olorgesailie. Junto con colegas como René Dommain, y colaboradores de la National Lacustrine Core Facility, perforamos el suelo en septiembre de 2012 hasta que llegamos a la capa de roca volcánica del Valle del Rift.

Cada capa de sedimento visible en esta sección transversal del núcleo proporciona una pista sobre el entorno antiguo. LacCore, Universidad de Minnesota.

El resultado fue un núcleo de 139 metros de profundidad que contenía una secuencia de antiguos hábitats y suelos de lagos y sus márgenes, todos plagados con capas volcánicas que podíamos fechar para obtener el registro ambiental más preciso de África Oriental durante el último millón de años.

Mediante el consejo del geólogo Andy Cohen y otros colegas, reuní un equipo internacional de geológos y paleoecólogos para tomar las muestras y analizar el núcleo. Descubrimos formas de convertir muchas de las medidas diferentes del medio ambiente del pasado (fragmentos microscópicos de plantas, diatomeas unicelulares de los antiguos depósitos del lago y varias señales químicas) en medidas ecológicas, tales como la disponibilidad de agua dulce y la cobertura vegetal.

Perforación para extraer un núcleo de tierra de 139 de largo que resultó representar 1 millón de años de historia ambiental. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

El medio ambiente durante el intervalo de tiempo considerado

El registro de sedimentos mostró que durante la era de hace 1 millón a 500.000 años, cuando los fabricantes de herramientas achelenses estaban ocupados en la cuenca de Olorgesailie, los recursos ecológicos de los que disponían eran relativamente estables. El agua dulce estaba disponible de manera fiable, mientras que el merodeo de cebras, rinocerontes, babuinos, elefantes y cerdos, provocó una alteración de la vegetación regional de pastizales boscosos en llanuras de herbáceas cortas y nutritivas.

¿Y luego qué pasó en ese intervalo de tiempo?

El núcleo de sedimentos extraído conservaba muy bien el intervalo de tiempo anteriormente misterioso. Determinamos que hace unos 400.000 años tuvo lugar una transición ambiental crítica. Desde un entorno relativamente estable, comenzamos a ver fluctuaciones repetidas en la vegetación, en el agua disponible y en otros recursos ecológicos de los que dependían nuestros antepasados ​​y otros mamíferos.

Según la literatura antropológica, los cazadores-recolectores de hoy en día y de la historia reciente se enfrentan a los períodos de recursos inciertos invirtiendo tiempo y energía en perfeccionar su tecnología. Establecen contactos con otros grupos distantes a fin de mantener redes de intercambio e información, al tiempo que desarrollan marcadores simbólicos que fortalecen estas conexiones sociales y la identidad de grupo.

¿Suena familiar? Estos comportamientos reflejan cómo el antiguo estilo de vida de la Edad de Piedra Media en Olorgesailie ya se diferenciaban del estilo de vida achelense.

Igualmente notable es que especies de animales grandes, típicas de la etapa Achelense, se extinguieron hace 500.000 años. Entre 360.000 y 300.000 años atrás, especies herbívoras de tamaño más pequeño, ecológicamente flexibles y menos dependientes del agua y de las hierba tanto corta como alta, así como de las hojas de los árboles, habían reemplazado a los herbívoros especializados, tales como las cebras y el gran babuino.

Estos cambios en la comunidad animal reflejan la ventaja de las dietas adaptables, un paralelo a cómo nuestros antepasados ​​de la Edad de Piedra Media se ajustaron a la incertidumbre ambiental.

De vuelta en el laboratorio, los científicos analizaron el contenido de las capas de sedimentos del núcleo. Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian.

Durante las últimas dos décadas, muchos investigadores de los orígenes humanos han pensado en el clima como el principal, si no el único, factor impulsor de la evolución adaptativa de los homínidos. Sin embargo, nuestro nuevo estudio llama la atención sobre varios otros factores en la transición Achelense-Edad de Piedra Media en el sur de Kenia.

Las precipitaciones variaron mucho después de la transición ambiental hace 400.000 años. El terreno de la región también se fracturó por la actividad tectónica y se cubrió de ceniza volcánica. Y los grandes herbívoros ejercieron diferentes influencias sobre la vegetación antes y después de esta transición.


El resultado fue una cascada de cambios ecológicos que afectaron a los primeros humanos que practicaban el estilo de vida de la Edad de Piedra Media, y proponemos que todos estos factores juntos instigaron un cambio evolutivo crítico.

La Edad de Piedra Media podría ser una lección para hoy en día. Ahora que la humanidad se enfrenta a una era de incertidumbres ambientales a escala global, ¿es nuestra especie lo suficientemente ágil como para engranar las redes sociales, desarrollar nuevas tecnologías y crear fuentes fiables de información con el fin de adaptarse a las perturbaciones ambientales que se avecinan?

Fuente: theconversation.com | 21 de octubre de 2020

Director del Programa de Orígenes Humanos, Smithsonian Institution

Hallan la tumba de un imponente señor de la guerra anglosajón de hace 1.400 años

El señor de la guerra de Marlow, cuyos restos se encontraron en el lugar, probablemente era "un guerrero formidable". Foto: Universidad de Reading.

En 2018, unos aficionados encontraban con sus detectores de metales unas antiguas vasijas de bronce en una colina aledaña a la rivera del río Támesis, cercana a la ciudad inglesa de Marlow (Buckinghamshire). Cuando los observaron de cerca, comprobaron que tenían unas características tan excepcionales que decidieron avisar a las autoridades británicas del hallazgo.

Los arqueólogos de la Universidad de Reading siguieron la pista del aviso y hace unos días comunicaban el descubrimiento: los restos de un importante jefe militar anglosajón del siglo VI, que fue enterrado hace 1.400 años junto a una gran cantidad de armas, entre las que destacan varias lanzas y una espada envainada.

Espada y vaina encontradas con los restos. Foto: Universidad de Reading.

A los especialistas les llamó la atención las dimensiones del guerrero, que superaba el 1,80 de altura, algo muy raro en la época, y también su complexión musculosa. «Habría sido alto y robusto en comparación con otros hombres en ese momento y habría tenido una figura imponente incluso hoy», ha afirmado Gabor Thomas (izquierda), especialista en arqueología medieval temprana de la citada universidad, en un comunicado.

Más allá de lo excepcional del físico, el denominado «Señor de la guerra de Marlow» ha dejado perpejos a los investigadores por el enclave de su entierro.

A diferencia de la mayoría de sus coetáneos que fueron enterrados en cementerios, el Señor de la Guerra de Marlow había sido sepultado solo, en una orientación norte-sur con vistas al río Támesis. Esto, junto a la riqueza de su ajuar funerario, indica que el hombre era un líder tribal, una conclusión que ofrece una nueva perspectiva sobre el área.

Vista aérea de la zona de excavación, en Buckinghamshire. Foto: Universidad de Reading.

«Esperábamos encontrar algún tipo de entierro anglosajón, pero lo que encontramos superó todas nuestras expectativas. Es la primera tumba de este tipo que se encuentra en la cuenca media del Támesis, que a menudo se pasa por alto en favor del Alto Támesis y Londres. Sugiere que los habitantes de esta región pueden haber sido más importantes de lo que los historiadores sospechaban anteriormente», continúa Thomas.

La extensión del Támesis que atraviesa Marlow y Maidenhead era una especie de zona fronteriza que fue disputada entre los reinos vecinos en varios períodos. «Lo que sugiere este entierro es que esta área tenía su propia identidad como una poderosa unidad tribal antes de que estos reinos se formaran», afirma este especialista a The Guardian.

Vasija encontrada en el sitio. Fotografía: Universidad de Reading.

Las vasijas de bronce y las puntas de lanza se exhibirán en el Museo del Condado de Buckinghamshire, en Aylesbury, donde se espera que los otros elementos de la tumba también se exhiban una vez que se hayan completado los trabajos de conservación y análisis. Para apoyar estos esfuerzos, el equipo de arqueólogos ha lanzado una campaña de financiación colectiva.

Los expertos también realizarán un examen más detallado del esqueleto para deducir la edad del hombre y explorar si tenía alguna enfermedad; ya se han encontrado signos tempranos de artritis, mientras que sus dientes muestran signos de desgaste.

Foto: La detectorista de metales, Sue Washington, que descubrió las vasijas de bronce, contempla el hallazgo del esqueleto enterrado.

La profesora Helena Hamerow (izquierda), de la Universidad de Oxford, que no participó en el trabajo, dijo que el descubrimiento es muy significativo. "Tenemos pocos o ningún entierro de ese período en la región central del Támesis que tengan tan rico ajuar funerario, especialmente en comparación con el bajo y el alto Támesis", dijo, y agregó que es probable que algunos de los objetoss hayan sido importados desde el norte de Francia o Renania.

"Tanto la ubicación como el ajuar funerario parecen estar diseñados para proyectar el poder y la importancia del individuo enterrado".

Fuentes: abc.es | theguardian.com | bbc.com | 7 de octubre de 2020

La arqueología descubre propagación de enfermedades infecciosas desde hace 4.000 años

Una nueva investigación bioarqueológica de una candidata al doctorado de la Universidad de Otago ha demostrado cómo ciertas enfermedades infecciosas podían propagarse hace 4.000 años, al tiempo que ha puesto de relieve los peligros de dejar que esas enfermedades se propaguen.

El pian –una infección causada por la misma clase de bacterias responsable de la sífilis (Treponema pallidum)- es una enfermedad infantil que causa lesiones cutáneas altamente infecciosas. Se transmite por contacto de persona a persona y, en casos avanzados, puede dejar a los afectados con una severa deformación de los huesos. Aunque es fácilmente curable en sus primeras etapas, las desfiguraciones óseas son irreversibles.

La enfermedad ha sido erradicada en gran parte del mundo, pero todavía prevalece en el Pacífico occidental y afecta a unas 30.000 personas. Un intento mundial anterior de erradicar esta enfermedad tropical fracasó en el último momento en la década de 1950 y un nuevo intento se vio frenado por el brote de la COVID-19, según la candidata al doctorado en Anatomía de la Universidad de Otago, Melandri Vlok (izquierda).

Foto: Nódulos en el codo como resultado de una infección bacteriana de 'Treponema pertenue'.

Su investigación, publicada en Bioarchaeology International, utiliza la arqueología para arrojar luz sobre la propagación de enfermedades cuando diferentes poblaciones humanas interactúan por primera vez. Su interés específico está en lo que ella llama la "zona de fricción", allí donde los antiguos agricultores se encontraron con cazadores y recolectores.

En 2018 viajó a Vietnam para estudiar los restos óseos del yacimiento arqueológico de Man Bac. Situado en la provincia de Ninh Bình, en el norte del país, Man Bac fue excavado en 2005 y 2007 y ha proporcionado un tesoro de información a los arqueólogos gracias a su papel durante la transición de la etapa de cazadores-recolectores a la agricultura en el sudeste asiático continental.

Alojados actualmente en el Instituto de Arqueología de Hanoi, esos restos óseos están bien estudiados, pero no fueron nunca analizados en busca de pruebas de pian, dice la Sra. Vlok.

Su supervisora en Otago, la renombrada bioarqueóloga Hallie Buckley (izquierda), había visto lo que ella pensaba que podían ser síntomas de pian en una fotografía de los restos de Man Bac. La profesora Buckley viajó con la Sra. Vlok, y, junto con un apasionado equipo de expertos de Vietnam, confirmaron sus sospechas. Más tarde, Vlok encontró un segundo ejemplo de la enfermedad.

Esto fue significativo, ya que el yacimiento de Man Bac data de hace 4.000 años. Hasta ahora, no había evidencia fuerte de pian en el Asia prehistórica.

La investigación de sugiere que el pian se introdujo entre los cazadores-recolectores de la actual Vietnam a través de una población agrícola que se desplazó al sur de China. Esos grupos de cazadores-recolectores descendían de los primeros pueblos que salieron de África y entraron en Asia, los cuales también acabaron habitando en Nueva Guinea, las Islas Salomón y Australia.

Los agricultores habían estado en China durante al menos 9.000 años, pero no fue hasta hace unos 4.000 años que introdujeron la agricultura en el sudeste asiático. Es posible que este movimiento de personas trajera enfermedades, incluyendo el pian, al mismo tiempo.

Vlok dice que el tiempo que ha existido esta enfermedad en la región es relevante a la hora de abordar lo difícil que ha sido erradicarla.

Excavaciones en el yacimiento de Man Banc, Vietnam. Universidad de Otago.

"Esto importa, porque conocer más sobre esta infección y su evolución cambia la forma en que entendemos la relación que la gente tiene con ella. Nos ayuda a entender por qué es tan difícil de erradicar. Si ha estado con nosotros miles de años, probablemente se ha desarrollado para encajar muy bien con los humanos", dice Vlok.

"La pandemia de COVID-19 de este año ha centrado la atención de la gente en las enfermedades infecciosas, y hay lecciones que aprender del pasado", agrega.

"Una arqueología como esta es la única manera de documentar cuánto tiempo una enfermedad ha estado con nosotros y se ha adaptado en nuestro seno. Hoy entendemos, respecto a la COVID-19, lo fantástico que es que tal infección se adapte a los humanos. Y la 'Treponema' ha estado con nosotros durante mucho más tiempo".

"Ello nos demuestra lo que sucede cuando no tomamos medidas contra estas enfermedades. Es una lección de lo que las enfermedades infecciosas pueden hacer a una población si dejas que se propaguen ampliamente. Resalta la necesidad de intervenir, porque a veces estas enfermedades son muy buenas a la hora de adaptarse y extenderse entre nosotros".

Fuentes: noticiasdelaciencia.com | eurekalert.com | 26 de septiembre de 2020

Descubren en la necropolis de Saqqara (Egipto) nuevos pozos funerarios con más de 80 sarcófagos intactos de hace 2.500 años

El primer ministro egipcio Mustafa Madbuli (izquierda) junto al ministro de Turismo y Antigüedades, Jaled al Anani (centro) y secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades Mustafa Waziri, contemplando uno de los sarcófagos recién descubiertos - Reuters.

Las autoridades egipcias han anunciado el hallazgo de una nueva colección de sarcófagos que datan de hace más de 2.500 años en la zona arqueológica de Saqqara, situada al sur de El Cairo, después de que a principios de mes anunciaran el descubrimiento de otros 59 ataúdes en la misma área.

El Ministerio de Antigüedades egipcio ha detallado que los ataúdes, «coloreados y sellados desde hace más de 2.500 años», proceden de tres nuevos pozos. Los detalles de este nuevo descubrimiento, realizado por un equipo de arqueólogos egipcios, se desvelarán «en las próximas semanas en una rueda de prensa en la zona arqueológica de Saqqara, tras completar la documentación arqueológica y fotográfica», se apunta en la nota.

Foto: Pozo de treinta metros excavado en el centro de un antiguo taller de momificación al sur de la pirámide de Unas, en el sur de la necrópolis de Saqqara / EFE.

El secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mustafa Waziri, ha afirmado desde su cuenta de Facebook que «el número de sarcófagos en el lugar del hallazgo supera los 80, aproximadamente» y están en mejores condiciones que los encontrados recientemente, de acuerdo con Efe. También han dado cuenta de varias estatuillas de madera doradas.

Mustafa Madbuli, primer ministro egipcio, visitó junto al ministro de Turismo y Antigüedades, Jaled al Anani, y Mustafa Waziri, la necrópolis de Saqqara para “hacer un seguimiento a este nuevo hallazgo", de acuerdo con el comunicado.

Tras bajar los fosos recién escrutados, a fin de apreciar el trabajo del equipo de árqueólogos, Madbouli elogió la labor de los mismos, no sólo por permanecer y continuar con su trabajo en el lugar pese al calor abrasador del desierto y a los azotes de la Covid-19, sino también, subrayó con orgullo, por ser una labor exclusivamente egipcia.

El primer ministro egipcio Mustafa Madbuli (izquierda) junto al ministro de Turismo y Antigüedades, Jaled al Anani contemplando estatuillas de madera dorada halladas en uno de los fosos.

Waziri hizo referencia al pasado 3 de octubre, cuando tras el parón por la pandemia del coronavirus, Egipto presentó el primer descubrimiento de envergadura de los pasados meses: 59 sarcófagos de madera en perfectas condiciones con sus momias, que datan de 2.600 años atrás. Los sarcófagos pertenecen al Periodo tardío y, en concreto, a la dinastía XXVI (664-525 a.C), la última antes de la conquista persa.

El primer ministro egipcio Mustafa Madbuli (izquierda) junto al ministro de Turismo y Antigüedades, Jaled al Anani abriendo un sarcófago.

Egipto busca anunciar hallazgos arqueológicos en un esfuerzo por reactivar el sector turístico en el país, uno de sus principales renglones de ingreso que se recuperó tras verse afectado por la Primavera Árabe en 2011, pero que ha tocado fondo por la pandemia del coronavirus.

El yacimiento de Saqqara forma parte de la antigua capital de Egipto, Memphis, que incluye las famosas pirámides de Giza y la pirámide escalonada de Zoser, la más antigua de la historia, así como las pirámides más pequeñas de Abu Sir, Dahshur y Abu Ruwaysh. Las ruinas de Memphis fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la década de 1970.

Estas fotos (arriba y abajo), muestran un tesoro de artefactos y sarcófagos antiguos que los arqueólogos egipcios han descubierto en vasta necrópolis de Saqqara, al sur de El Cairo. (Ministerio de Turismo y Antigüedades vía AP)

Fuentes: abc.es | phys.org |foxnews.com | 20 de octubre de 2020

El cambio climático pudo causar la extinción de las especies humanas anteriores al 'Homo sapiens'

Crédito: CC0 Public Domain

De las seis o más especies diferentes de humanos primitivos que han surgido a lo largo de los tiempos, todas pertenecientes al género Homo, solo nosotros, Homo sapiens, hemos logrado sobrevivir. Por el camino quedaron incluso los inteligentes y sofisticados neandertales de Eurasia, a quienes se les atribuye cualidades tan valiosas como el pensamiento simbólico o la piedad. No fueron suficientes. Qué provocó estas extinciones aún está por esclarecer, pero un nuevo estudio publicado en la revista «One Earth» cree haber dado con una causa común: los cambios climáticos, aumentos o descensos bruscos de temperatura a los que nuestros antiguos ancestros no lograron adaptarse.

«Nuestros hallazgos muestran que a pesar de las innovaciones tecnológicas que incluyen el uso del fuego y herramientas de piedra, la formación de redes sociales complejas y, en el caso de los neandertales, incluso la producción de puntas de lanza pegadas, ropa ajustada y una buena cantidad del intercambio cultural y genético con el 'Homo sapiens', las especies de 'Homo' del pasado no pudieron sobrevivir al intenso cambio climático», explica Pasquale Raia (izquierda), de la Universidad Federico II en Nápoles. «Se esforzaron mucho; se dirigieron a los lugares más cálidos a su alcance cuando el clima se enfrió, pero al final no fue suficiente», concluye.

Nicho climático

Para arrojar luz sobre extinciones pasadas de especies como Homo habilis (hace 1,65 millones de años), Homo ergaster (hace 1,4 millones de años), Homo erectus (hace 117.000 años), Homo heidelbergensis (hace 200.000 años) y Homo neanderthalensis (hace unos 40.000 años), los investigadores utilizaron un simulador climático de alta resolución, que proporciona la temperatura, precipitaciones y otros datos de los últimos 5 millones de años. También buscaron una extensa base de datos de fósiles que abarca más de 2.750 registros arqueológicos para modelar la evolución del nicho climático de esos Homo a lo largo del tiempo.

El objetivo de los investigadores era determinar el nicho climático de cada especie, vale decir el conjunto de condiciones, incluidas la temperatura y las precipitaciones, que resultan óptimas para la supervivencia y la amplitud de la distribución del área del nicho a lo largo del tiempo.

Según los científicos, los resultados ofrecen evidencias sólidas de que tres especies, H. erectus, H. heidelbergensis y H. neanderthalensis, perdieron una parte significativa de su nicho climático justo antes de extinguirse. Esta reducción coincidió con cambios bruscos y desfavorables en el clima global.

«Nos sorprendió la regularidad del efecto del cambio climático», dice Raia. «Fue muy claro, para las especies extintas y solo para ellas, que las condiciones climáticas eran demasiado extremas justo antes de la extinción y solo en ese momento en particular».

El vórtice de extinción es el conjunto de procesos por los que pasa una población hasta que finalmente se extingue.

«Las especies son buenas para sobrevivir cuando tienen un área grande a su disposición para vivir, pero cuando las áreas habitables disminuyen y el resultado son pequeños parches que están geográficamente aislados entre sí, las especies entran en lo que se conoce como un vórtice de extinción», agrega Raia.

Las reducciones en el área habitable fueron el resultado de cambios climáticos repentinos, encontró el equipo. El H. erectus, por ejemplo, se extinguió durante el último período glacial, que comenzó hace unos 115.000 años. Los investigadores sugieren que este fue el período más frío que la especie haya experimentado.

El equipo descubrió que para los neandertales, la competencia con el H. sapiens también fue un factor negativo, pero que, incluso sin la presencia de nuestra especie, el efecto del cambio climático por sí solo pudo haber sido suficiente para llevarlos a la extinción. Incluso las especies con la capacidad de controlar su entorno local, como vestirse con ropa o hacer fuego, eran susceptibles a los efectos del cambio climático, dice Raia.

¿Se extinguió el 'Homo erectus' por el cambio climático? Museo de Historia Natural / Alamy


Advertencia «atronadora»

El investigador cree que estos hallazgos pueden servir como una especie de advertencia para los arrogantes humanos que hoy poblamos el planeta, ya que «nos enfrentamos a cambios climáticos sin precedentes».

«Es preocupante descubrir que nuestros antepasados, que no eran menos impresionantes en términos de poder mental en comparación con cualquier otra especie de la Tierra, no pudieron resistir el cambio climático», argumenta. «Y nuestra propia especie está cortando la rama en la que estamos sentados causando el cambio climático. Personalmente, tomo esto como un mensaje de advertencia atronador. El cambio climático hizo al género 'Homo' vulnerable y desventurado en el pasado, y esto puede estar simplemente sucediendo de nuevo», señala.

Teoría no compartida

Sin embargo, determinadas lagunas en los datos pueden comprometer la certeza de la conclusión de que el cambio climático fue el principal impulsor de la extinción, dicen investigadores que no participaron en el estudio.

«Aparte de los neandertales, apenas hay evidencia fósil de las otras especies estudiadas», dice Bernard Wood (izquierda), de la Universidad George Washington, en Washington DC. «Los individuos que pertenecen a estos taxones vivieron en momentos y lugares no muestreados por el registro fósil existente», dice.

«Además, la datación de la primera aparición de un taxón casi con certeza subestima cuándo apareció, y su última fecha de aparición casi con certeza subestima cuando ese taxón se extinguió», añade.

«A medida que las especies se acercan a la extinción, independientemente de la causa, ya sea la competencia, la caza o problemas de reproducción, su rango necesariamente disminuye», dice Corey Bradshaw (derecha), de la Universidad Flinders en Australia. «Si el rango de una especie ya estaba en declive, eso podría dar la falsa impresión de que el área del nicho climático también estaba disminuyendo».

«Ninguna especie que conozcamos se ha extinguido jamás por un solo mecanismo. Siempre es una combinación», dice Bradshaw. «Por ejemplo, en el caso de muchas especies de megafauna en el Pleistoceno tardío, está saliendo a la luz que hubo muchos efectos de interacción entre la caza humana y el cambio climático».

Fuentes: abc.es | newscientist.com | phys.org | 16 de octubre de 2020

El Museo Arqueológico de Cartagena exhibe la belleza de las ruinas a través de la exposición ‘El fin de una civilización’ de Fernando Peñalva

El Museo Arqueológico de Cartagena ‘Enrique Escudero de Castro’ acoge desde el 13 de octubre, y hasta el 10 de enero, la exposición ‘El fin de una civilización’, que agrupa cerca de una veintena de dibujos arqueológicos del artista ceheginero Fernando Peñalva, describiendo pormenorizadamente la belleza de una ruina o de una escultura realizada en la antigüedad.

La exposición está compuesta por obras de dimensiones y técnicas diversas, acuarela, lápices, carbón, cera… donde se encuentran detalles del relieve del Ara Pacis, ruinas del Templo de Olimpo, el busto de Antínoo o el de Atenea Leimna e incluye un dibujo de capiteles corintios de ruinas del teatro romano de Cartagena.

A la inauguración de ‘El fin de una civilización‘ han asistido el concejal del área de Cultura del Ayuntamiento de Cartagena, David Martínez Noguera, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cehegín, Juan Martínez, por Francisco Peñalver, comisario de la exposición y director del Museo Arqueológico Municipal de Cehegín y por el pintor y creador de los cuadros, Fernando Peñalva. La muestra está coordinada por el Museo Arqueológico de Cehegín, ha pasado por el Museo Arqueológico de Murcia y ahora se exhibe en el de Cartagena.

«Estamos ante un pintor siempre realista, que por su sólida formación como arquitecto demuestra una excepcional virtud de la técnica del dibujo, en la que el color se supedita a su gran dominio del dibujo. No estoy cualificado para desmenuzar o destacar trazos, colores, luces o sombras. Pero si quiero decirles que cuando descubran y miren las obras de Fernando Peñalva, reparen que son una muestra de algunas de las obras antiguas más señaladas que atesora el ser humano» ha señalado el concejal de Cultura, David Martínez.

TEATRO ROMANO DE CARTAGENA

Y es que en la exposición se pueden observar obras que muestran las ruinas del templo de Zeus en Olimpia, del templo de Isis en Sabratha (Libia), o del templo de Bely, el arco triunfal de Palmira (Siria), así como algunas esculturas del Partenón, de Fidias, del friso del altar de Pérgamo.

«Una obra de temática arqueológica, que nos descubre a través de la belleza de la ruina, monumentos de un pasado esplendoroso, algunos de los cuales por desgracia han desaparecido, y que ya no son más que historia y recuerdos» ha añadido Martínez Noguera.

En la presentación de la muestra, el autor, Fernando Peñalva, ha destacado que «he estado tres años realizando estos dibujos, perfeccionando la técnica del dibujo para remover conciencias y que la gente se dé cuenta de que hay que tener respeto hacia el patrimonio de la humanidad, y llamar la atención sobre la destrucción que están sufriendo los monumentos artísticos en los últimos tiempos».

HORARIO DE LA EXPOSICIÓN:

De martes a viernes: de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.
Sábados y domingos: de 11:00 a 14.00 horas.


Cerrado lunes y festivos.
Entrada gratuita.

Fuente: cartagenaactualidad.com | 13 de octubre de 2020