El comercio de la sal fue una fuente de riqueza íbera en el interior valenciano

Salina de Jaraguas, en la actualidad, donde se han encontrado cerámicas ibéricas relacionadas con la explotación salinera.

Un estudio, publicado en la revista SPAL de la Universidad de Sevilla, titulado "Explotación de la sal, vías de comunicación y territorio durante la Edad del Hierro en el entorno del río Cabriel", y que se inserta en la línea de investigación sobre el poblamiento ibérico de la comarca de Utiel-Requena que desarrolla el equipo de la profesora de la Universidad de Valencia, Consuelo Mata, se estudian cerámicas ibéricas –entre otros, restos de un calderón, tres tinajillas, una tapadera y una olla– encontradas en las Salinas de Jaraguas (Venta del Moro) y de Hórtola (Requena), las cuales se pueden vincular con actividades como el lavado del producto, la ignición de la salmuera o el almacenamiento de la sal, o simplemente con los equipamientos de las comunidades ibéricas allí instaladas.

“En este artículo hemos intentado poner en valor un recurso, la sal, del que tenemos un marcado vacío de información en la Protohistoria. Hemos tenido la fortuna de poder documentar material ibérico cercano a algunas salinas continentales históricas requenenses, espacios explotados durante siglos. Nos interesa este hecho no solo por poder identificar la explotación, sino por poder insertarlo dentro de una perspectiva territorial y entender su papel dentro del patrón de asentamiento y las redes de movilidad durante la Edad del Hierro”, ha declarado David Quixal (izquierda), arqueólogo de la Universidad de Valencia.

Salina de Villargordo del Cabriel (Valencia).

Según Quixal, la producción de la sal generaría importantes recursos a las familias que habitaban los territorios de Kelin (Caudete de las Fuentes) e Ikalesken (Iniesta, Cuenca), debido a su conexión con la economía en torno a la ganadería. En este sentido, el hallazgo de una serie de representaciones pictóricas de ovejas y cabras como la del conocido Vaso de la Gigantomaquia de Kelin estaría en relación con que la presencia y la explotación de los recursos salinos favoreció el desarrollo ganadero de la zona, tal y como muestran los estudios de arqueofauna. Por otra parte, en el territorio de Ikalesken habría una importante mina de sal mencionada por autores romanos de la talla de Plinio el Viejo.

Representaciones de ovicápridos: 1. Mano de mortero de Kelin (Colección Museográfica Luis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de A. Moreno); 2. Mano de mortero de Los Chotiles (Sinarcas, Valencia); 3. Vaso de la Gigantomaquia de Kelin (Colección MuseográficaLuis García Fuentes de Caudete de las Fuentes; fotografía de Gil-Carles)

Respecto al comercio, estas salinas, entre las que se incluyen también Los Isidros y Villagordo, estarían relacionadas directamente con caminos y vados tradicionales, indispensables para la circulación de productos y el desarrollo de las redes comerciales. Además, la zona, con centenares de yacimientos de la época, tenía un poblamiento –distribución de núcleos habitados en un territorio– muy denso, complejo y estructurado alrededor del lugar central, la ciudad de Kelin. No obstante, los asentamientos salineros íberos probablemente fueron estacionales debido a la necesidad de altas temperaturas ambientales para la evaporación, es decir, durante los meses de verano.

David Quixal, especialista en Arqueología Ibérica, ha desarrollado numerosas campañas de prospección del poblado ibérico y romano a la comarca de Utiel-Requena y ha trabajado en varias excavaciones en el ámbito español e italiano, siendo actualmente el codirector de los trabajos arqueológicos al poblado ibérico del Pico de los Ajos (Yátova). El presente estudio se desarrolló dentro del marco de un contrato de investigación postdoctoral VALi+D de la Generalitat Valenciana (2015-2017) y se inserta de forma paralela en el proyecto de investigación del oppidum de Kelin y su territorio (Museo de Prehistoria de Valencia y la UV).

Fuente: webedicion.uv.es | 13 de noviembre de 2020

Descubren en Valencina de la Concepción (Sevilla) un cráneo de uro usado como ofrenda prehistórica

Foto: Recuperación del cráneo de uro descubierto en Valencina de la Concepción. DEUTSCHES ARCHOLOGISCHES INSTITUT MADRID / DEUTSCH.

Las excavaciones arqueológicas promovidas en el sector septentrional del yacimiento que albergan los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán (Sevilla), fruto del asentamiento humano que acogía dicho entorno durante la Edad del Cobre, han deparado el descubrimiento de un «cráneo de uro —un precedente de los actuales toros— salvaje prácticamente completo, interpretado como una ofrenda ritual» de aquella antigua cultura.

Se trata de una zona de casi 780 hectáreas protegidas como zona arqueológica, a cuenta de los múltiples vestigios prehistóricos localizados en esta zona de la comarca del Aljarafe.

La mayoría de estos restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los tholos de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura.

En ese sentido, un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que con una extensión calculada de unas 450 hectáreas, —unas 230 de ellas como necrópolis y unas 220 de poblado—, este asentamiento calcolítico sería «de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en toda la península ibérica y posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía».

En este contexto se encuadra el proyecto de investigación bautizado como Valencina-Nord, promovido desde 2014 por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Würzburg (Alemania) y el Museo de Valencina, para profundizar en el conocimiento de lo que habría sido el poblado de este asentamiento, caracterizado principalmente por sus diversos monumentos funerarios y sus múltiples tumbas.

Cabeza de uro prehistórico similar a la encontrada en el yacimiento de Valencina de la Concepción - ABC

El proyecto, cuya dirección ostenta desde 2016 el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid y financiado por el propio Instituto Arqueológico Alemán y la Fundación Alemana de Investigación, contempla así «prospecciones en extensión de carácter sistemático y excavaciones puntuales», complementadas con «prospecciones superficiales; recogidas de material de superficie», estudios geomagnéticos y perforaciones manuales, según han precisado desde el equipo que encabezan Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid; Alfredo Mederos de la Universidad Autónoma de Madrid y Charles Bashore, de la Universidad de Granada.

El trabajo de campo acometido en torno supuso el hallazgo de un «cráneo de uro salvaje», un bóvido que habitaba Europa Occidental hasta su extinción en 1627. «El cráneo fue descubierto entero, a excepción de uno de sus cuernos, colocado boca abajo sobre una vajilla cerámica fragmentada del Calcolítico, junto con una azuela de piedra y una pata de un ovicáprido juvenil en conexión anatómica».

Una muestra del cráneo de uro será sometida a un estudio genético para avanzar en el conocimiento de «la evolución de esta especie y el proceso de domesticación del ganado bovino en la península ibérica».

Y dado el hallazgo de este cráneo de uro casi completo junto a piezas de animales en conexión anatómica, en una cuidada disposición sobre un lecho de fragmentos cerámicos y junto con una azuela de piedra, los investigadores han indicado que tienen la certeza de que «se trata de un depósito intencionado, probablemente una ofrenda ritual».

Fuente: ABC Sevilla

Descubren un impresionante poblado de hace 4.500 años rodeado por tres murallas en la provincia de Granada

Reconstrucción digital del poblado. /IDEAL

Corría el año 2014. Antonio Morgado, profesor titular de la Universidad de Granada (UGR), y José Antonio Bueno, arqueólogo, los dos adscritos al grupo de investigación ArqueoScience de la UGR, tenían noticias de pinturas prehistóricas y enterramientos humanos en cuevas entre Colomera y Montillana. Noticias que les llegaban de espeleólogos del grupo G40 de Priego de Córdoba y vecinos de los pueblos cercanos. Hasta aquí, todo correcto. Ello dio pie a la realización de diferentes memorias de máster para documentar lo que allí empezaba a despuntar como un conjunto arqueológico importante. Pero resulta que, dos años después, observando unas imágenes de satélite, descubrieron tres círculos concéntricos en lo alto de una montaña que evidenciaban «un crecimiento anómalo de la vegetación», formas que pudieron cotejar posteriormente con documentación facilitada por el Instituto Geográfico Nacional y la Junta de Andalucía.

La excavación se ha llevado a cabo entre los términos de Colomera, Benalúa y Montillana. / ALFREDO AGUILAR.

¿Qué era aquello? Morgado y Bueno dieron un paso más. Emplearon tecnología de luces y sombras y mediciones de distancia con impulsos de láser para hacer una radiografía del paraje, pero sin todos los elementos naturales que lo tapaban –en este entorno abundan las encinas, las coscojas y los pequeños arbustos aromáticos–. Y entonces constataron que, tal y como sospechaban, 'aquello' era sin lugar a dudas una construcción humana. Acto seguido, lo pusieron en conocimiento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, tal y como dicta la legislación.

Arriba, imagen de satélite de la zona del hallazgo. Abajo, foto con la vegeteción filtrada que deja ver los círculos concéntricos. / IDEAL

Y así llegamos hasta octubre de 2020. Morgado y Bueno, con la incorporación del también arqueólogo y arquitecto José Garzón, acaban de culminar un sondeo para certificar que estamos hablando de una impresionante ciudadela que tiene 4.500 años de antigüedad, en plena Edad del Cobre, compuesta por tres líneas de murallas concéntricas. Una ciudadela encastillada que se une a Villavieja, en Algarinejo, que también investiga ArqueoScience en estas comarcas occidentales de la provincia de Granada. Lugares amurallados prehistóricos localizados en pleno siglo XXI, asimilables al conocido yacimiento de Los Millares, en Almería, pero descubierto hace más de un siglo, y que ahora se está promoviendo para su declaración como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

«A expensas de todo lo que nos queda hacer por aquí nos encontramos ante una auténtica joya de la Prehistoria», asegura Antonio Morgado (izquierda). El equipo de trabajo ha estado compuesto por unas quince personas, fundamentalmente por estudiantes del Grado y Máster de Arqueología de la Universidad de Granada. Los trabajos se han dilatado durante un mes para abrir una ventana que permite ver cómo era la vida en el sur de la Península hace 4.500 años. Pero vayamos con los detalles que son, cuanto menos, sorprendentes.

La primera línea de muralla forma un anillo de piedra con 135 metros de diámetro y cuenta con una serie de torres o bastiones adosados donde se dominaba todo el territorio circundante. Se trata de una ubicación estratégica, ya que desde este punto se podían divisar perfectamente dos pasillos, el que discurre entre Alcalá la Real (Jaén) y Dehesas Viejas y el de acceso a la Vega de Granada –el paisaje de Sierra Nevada desde esta cresta es espectacular, por cierto–. Entre este anillo externo y el segundo, de 65 metros de diámetro, hay un posible foso que confería aún más seguridad ante posibles ataques. Y el tercero, en la parte central, tiene 40 metros diametrales. Si los dispusiéramos todos de forma longitudinal, tendríamos más de 750 metros de muralla, una cifra algo superior a la de los Millares, otro 'indicador' que permite valorar la magnitud de este asentamiento.

José Garzón (derecha) explica que estas tres líneas de muros cerrados en círculos «están perfectamente conservados». Los derrumbes que ha habido no han sido provocados por la acción del hombre, sino que más bien habría que atribuirlos al paso del tiempo y la incidencia de agentes climáticos. Garzón estima que hay tramos que pueden conservar hasta dos metros de alzado –los que han aflorado estas semanas tienen entre sesenta centímetros y un metro–. «Para ello emplearon piedras areniscas extraídas del mismo lugar, que fueron talladas para lograr unos mampuestos de dimensiones similares, y toneladas de tierra y áridos que tuvieron que transportar desde una cantera cercana y que sirvieron para los rellenos y los lienzos», dice Garzón.

Cabañas circulares

¿Quiénes habitaban dentro? La actuación que se ha desarrollado este otoño –estaba previsto que fuera en verano, pero tuvo que retrasarse por las medidas de seguridad que impone la Covid-19– ya está aportando interesantes datos. Según Antonio Morgado, «la comunidad vivía en cabañas circulares en cuyo interior tenían todos sus ajuares». Se han encontrado molinos de mano para la molturación del cereal y utillaje como sierras líticas y puntas de flechas. También vasijas. Se calcula que dentro de esta ciudadela, extendida intramuros sobre una superficie de 13.500 metros cuadrados, residían algo menos de mil personas. Su fuente de subsistencia era la agricultura y la ganadería –vacas, cerdos y ovicápridos, fundamentalmente–.

Trabajos arqueológicos entre los términos de Benalúa, Montillana y Colomera. / ALFREDO AGUILAR

Una de las grandes incógnitas por despejar es ¿por qué una estructura así? Más allá de tratarse de una auténtica ciudadela amurallada, esta estructura pétrea concéntrica no es habitual en España. En la Europa prehistórica, sí se pueden hallar algunas, aunque con sistemas de fosos excavados en la tierra, especialmente en toda la fachada atlántica. Pero según José Antonio Bueno, hay otros muchos interrogantes que convierten en apasionante el estudio de este poblado y el análisis de toda la información que han obtenido ya en esta primera actuación. «¿Por qué tanta protección?, ¿habría algún tipo de edificio público o de culto en el área central, la más protegida del recinto, o estaría reservado para una elite?»

Trillando la arena extraída de la excavación para comprobar si hay restos. / ALFREDO AGUILAR

Apoyo de los tres ayuntamientos de la zona

El profesor Antonio Morgado manifiesta que «en esta investigación se debe resaltar el incondicional apoyo y decidida apuesta del actual alcalde del Ayuntamiento de Colomera, Justo Sánchez, sabedor de su trascendencia». «Además –agrega Morgado–, dada la cercanía del pueblo de Benalúa de las Villas, su regidora, María Angustias Cámara, ha facilitado el apoyo logístico necesario para montar el laboratorio de campaña prestando sus dependencias municipales».

«A esta colaboración también hay que sumar al Ayuntamiento de Montillana, dispuesto en todo momento a colaboraciones futuras, ya que parte de la ciudadela se encuentra también en su término municipal», dice el arqueólogo Antonio Morgado.

Fuente: ideal.es | 19 de noviembre de 2020

Identifican la botella de aceite de oliva más antigua del mundo en el Museo Arqueológico de Nápoles

La botella de aceite hallada en Herculano e identificada en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles junto con una hogaza de pan carbonizada (Panis Quadratus). Imagen de MANN

Una investigación realizada por un equipo multidisciplinar coordinado por el profesor Raffaele Sacchi, del Departamento de Agricultura de la Universidad de Nápoles Federico II, ha permitido por primera vez verificar la autenticidad y caracterizar la identidad molecular de una muestra de aceite de oliva almacenada dentro de una botella de vidrio enterrada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C. En su estudio, publicado en la revista NPJ Science of Food del grupo Nature, los investigadores indican que se trata probablemente de la botella de aceite de oliva de mayor capacidad (casi 0,7 litros) más antigua del mundo.

En el marco de una colaboración entre el Departamento de Agricultura de la Universidad de Nápoles Federico II y el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN) que tiene como objeto el estudio sistemático de los hallazgos orgánicos conservados en los depósitos de este museo, en 2018 un grupo de investigadores del Departamento de Agricultura del centro docente italiano inició una investigación sobre el contenido de una botella de vidrio guardada en dichos depósitos. Los depósitos de este museo conservan los materiales recuperados en las fases más antiguas de las excavaciones iniciadas por el rey Carlos de Borbón en la zona del Vesubio.

Según ha informado la Universidad de Nápoles Federico II, la botella parece provenir de Herculano, pero, al igual que muchos otros hallazgos, la información relativa al momento de su recuperación se ha perdido con el tiempo.

El punto de partida de este estudio se debe al paleontólogo y periodista italiano Alberto Ángela (derecha) que, durante una inspección de los almacenes del MANN, advirtió de que la botella estaba aún medio llena. La hipótesis de Ángela era que podría ser vino, pero los análisis llevaron a un resultado diferente y en muchos sentidos “sorprendente e inesperado”, según el centro docente.

En concreto, la investigación realizada por un equipo multidisciplinar coordinado por el profesor Raffaele Sacchi (izquierda) permitió por primera vez verificar la autenticidad y caracterizar la identidad molecular de una muestra de aceite de oliva almacenada dentro de una botella de vidrio enterrada por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.

El uso de técnicas moleculares y la datación por carbono 14 de uno de los "artículos comestibles" más representativos conservados en el MANN han permitido rastrear el contenido de la botella de vidrio con un aspecto muy similar a los representados en los frescos encontrados en Pompeya. Se trata de una sustancia sólida enigmática con una consistencia cerosa, probablemente encontrada en Herculano durante las excavaciones arqueológicas iniciadas por el Príncipe de Elboeuf en 1738 y continuadas por el rey Carlos de Borbón.

Foto: Fresco pompeyano con la representación de la forma de la botella y un 'Panis Quadratus' - Imagen de MANN.

Los estudios llevados a cabo por el equipo de investigadores de la Universidad de Nápoles Federico II, del Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR) y de la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli han demostrado que la materia orgánica originalmente presente en la botella era aceite de oliva que, debido a las altas temperaturas a las que fue expuesta en el momento de la erupción del Vesubio y los profundos cambios ocurridos en casi dos milenios de almacenamiento en condiciones incontroladas, lleva las huellas de profundas modificaciones químicas típicas de las grasas alimentarias alteradas.

Así, sobrevivieron muy pocas de las moléculas típicas del aceite de oliva: los triglicéridos, que representan el 98% del aceite, se han degradado en los ácidos grasos constituyentes; y los ácidos grasos insaturados se han oxidado completamente, generando hidroxiácidos que a lo largo de unos 2.000 años han reaccionado entre sí formando productos de condensación como los estólidos, nunca antes observados en procesos convencionales de alteración natural del aceite de oliva.

a) y b) Imagen de la botella con el contenido líquido. c) una muestra utilizada para análisis químico y d) extractos lípidos. Créditos: Raffaele Sacchi.

A su vez, la sustancia grasa también ha producido una multitud de sustancias volátiles que son las que se pueden encontrar en un aceite fuertemente rancio, derivadas de la descomposición del ácido oleico y linoleico. Además, el perfil de ácidos grasos saturados y el de fitoesteroles permitió establecer con certeza que la grasa era de origen vegetal y no contenía grasa de origen animal, muy utilizada por las poblaciones de la época y que era inequívocamente aceite de oliva.

“Esta es la muestra más antigua de aceite de oliva que nos ha llegado en grandes cantidades, la botella de aceite más antigua del mundo. Esta identificación nos da una prueba irrefutable de la importancia que tenía el aceite de oliva en la dieta diaria de las poblaciones de la Cuenca Mediterránea y en particular de los antiguos romanos de Campania Felix”, ha destacado el investigador Raffaele Sacchi.

Fuentes: mercacei.com | oliveoiltimes.com | 17 de noviembre de 2020

Un equipo de arqueólogos encuentra una máscara 'alienígena' de hace 6.000 años en Bulgaria

Un equipo de arqueólogos ha encontrado una misteriosa máscara prehistórica durante unas excavaciones en el antiguo asentamiento de Provadia- Solnitsata, en el noreste de Bulgaria, conocido como el más antiguo de Europa.

El hallazgo ha acaparado la atención por su parecido a la clásica representación de un "extraterrestre" de ciencia ficción. La máscara de arcilla carece de boca, pero posee rasgos tanto humanos como animales, detalló el portal Archeology in Bulgaria.

"Muchos la comparan la máscara con un extraterrestre con un traje espacial", escribió la radio nacional búlgara, al reportar el hallazgo.

La pieza prehistórica data de finales del V milenio antes de Cristo, es decir, del período Calcolítico tardío. Fue encontrada por un equipo arqueológico dirigido por el profesor Vasily Nikolov en la localidad de Provadia Solnitsata (Salinas de Provadia) cerca del asentamiento de Provadia, conocido como el más antiguo de Europa.

La máscara es triangular, con dos grandes ojos y sin boca. En la parte superior, se encuentran dos protuberancias similares a orejas, en las cuales se encuentran pequeños agujeros, los cuales, probablemente se usaban para insertar un hilo y colgar el artefacto.

El profesor Vasil Nikolov mostrando la máscara de arcilla sin boca correspondiente a V milenio antes de Cristo. Foto: Radio Nacional de Bulgaria.

"Lo más probable es que el artefacto fuera un símbolo de estatus que colgaba del pecho de la persona digna de él", detalló Vasily Nokplov a Archeology in Bulgaria.

Según los especialistas, "el hecho de que la máscara no tenga boca, ciertamente, no es accidental y tiene su propio simbolismo. El énfasis está en los ojos, su forma, su tamaño, así como las bandas verticales pulidas debajo de ellos dicen mucho más que la boca que falta".

"Al mirar sus ojos uno siente poder, superioridad, sabiduría. Es curioso que cuando se mira esta imagen desde un ángulo diferente, se notan aspectos de diferentes emociones”, agrega el equipo.

Los arqueólogos han calificado el hallazgo como uno de los más impresionantes realizados durante las últimas excavaciones en dicho asentamiento, el centro urbano y minero de sal más antiguo del continente europeo. Sin embargo, se destaca que la máscara difícilmente habría recibido tanta atención si no fuera por su intrigante apariencia.

Aspecto del asentamiento de Provadiya-Solnitsata.

El asentamiento de Provadiya-Solnitsata fue colonizado durante el Neolítico por algunos de los primeros agricultores del mundo. Llegaron a descubrir y utilizar el enorme depósito de sal que ahora se encuentra a unos 13 metros por debajo del nivel del montículo del asentamiento expuesto por las excavaciones arqueológicas.

Unos 1.250 años después de que comenzara la extracción de sal en Provadiya - Solnitsata, el clima cambió, las fuentes de sal se secaron y, la una vez vibrante comunidad prehistórica, fue destrozada por luchas internas.

Sus habitantes construyeron las primeras murallas hechas de piedra de Europa para proteger sus riquezas acumuladas a través de la producción a gran escala de extracción de sal hace unos 6.700 años.

Fuentes: mundo.sputniknews.com | archaeologyinbulgaria.com | 18 de noviembre de 2020

Hallan en Roma el palacio perdido de Calígula con un jardín muy decorado y en el que había animales exóticos y salvajes

Un grupo de arqueólogos italianos descubrió el lujoso palacio perdido que perteneció a Calígula, debajo de un bloque de edificios construidos en el siglo XIX en Roma Crédito: The Times.

Un grupo de arqueólogos italianos descubrió el lujoso palacio perdido que perteneció a Calígula debajo de un bloque de edificios construidos en el siglo XIX en Roma. Después de tres años de trabajo, el equipo de expertos pudo descifrar todos los misterios que escondía esta desconocida residencia, que fue uno de los lugares preferidos de recreo del emperador romano.

El breve reinado de Calígula estuvo marcado por los excesos, desde levantar dos templos en honor a su figura para ser venerado como un dios hasta nombrar a su caballo Incitatus cónsul del imperio. Ahora, gracias al hallazgo de los arqueólogos en la capital italiana, cuyas excavaciones han durado tres años, se conoce este nuevo palacio del polémico soberano, que tiene un extenso y exótico jardín con fuentes, pabellones con frescos en sus muros (que evocaban escenas marítimas) y complejas decoraciones de mármol policromado.

El palacio tenía un extenso y exótico jardín con fuentes, pabellones con frescos en su interior y complejas decoraciones de mármol policromado. Crédito: The Times

Los especialistas también descubrieron que el emperador tenía una vasta colección de animales salvajes. Entre los objetos desenterrados, hallaron dientes de oso y huesos de leones, avestruces y ciervos. Además, los arqueólogos encontraron semillas de plantas exóticas, una escalera de mármol blanco con la que se unían los diferentes niveles del jardín y una tubería para proveer de agua el palacio que está grabada con el nombre de Claudio César (el sucesor de Calígula).

Un conducto de agua con el nombre de Claudio, lo que significa que no solo Calígula, sino también su sucesor estuvieron vinculados con el edificio. Crédito: Soprintendenza Speciale Di Roma.

También fueron recuperadas miles de piezas antiguas del interior del palacio, tales como ánforas, joyas, monedas y un broche de metal que perteneció a un guardia imperial, entre otras posesiones.

El emperador romano pasó a la historia por su hedonismo, excentricidades, delirios de grandeza, crímenes sanguinarios y banquetes excesivos. "Podemos imaginar a Calígula caminando sobre esta escalera monumental para disfrutar de los espectáculos. Era un palacio construido según un modelo helenístico y oriental, que combinaba la grandeza arquitectónica y el gusto decorativo con el virtuosismo de las ninfas, las fuentes y los espectáculos acuáticos", explicó Mirella Serlorenzi (izquierda), experta del Ministerio de Patrimonio Cultural y Actividades de Italia y responsable del sitio arqueológico, al periódico The Times.

La idea del ministerio italiano es convertir este descubrimiento en un museo donde se puedan exhibir los elementos que se encontraron en la excavación. Por esa razón, están trabajando en conjunto con el Ente Nacional de Seguros y Asistencia para Médicos y Odontólogos, ubicado en la Piazza Vittorio Emanuele II en el centro sureste de Roma, debajo de cuyos cimientos se esconde el palacio de Calígula.

Los arqueólogos encontraron una escalera de mármol blanco con la que se unían los diferentes niveles del jardín. Crédito: The Times

Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido como Calígula, nació en el año 12 d.C., y fue el tercer César de Roma, cargo del que tomó posesión a la edad de 24 años. Sin embargo, al poco tiempo de llegar al poder, algún hecho cambió su personalidad. Los expertos creen que sufrió una grave enfermedad (epilepsia o hipertiroidismo), que hizo que su forma de ser se transformara de manera indescriptible hacia el más absoluto extremo. Desde entonces, la violencia desmesurada y el sexo descontrolado se convirtieron en su modo de vida.

La arqueóloga Silvia Fortunati cepilla fragmentos de los interiores del palacio histórico, que revelan frescos "animados": pinturas murales aplicadas sobre yeso húmedo. Crédito: Soprintendenza Speciale Di Roma.

Después de tres años de trabajo, el equipo de expertos pudo descifrar todos los misterios que escondía esta desconocida residencia, que fue uno de los lugares preferidos de recreo del emperador romano. Crédito: The Times

Pero Calígula no fue quien ordenó construir este palacio a su medida. Los arqueólogos afirmaron que fue Lucius Aelius Lamina, un rico senador y cónsul que legó sus propiedades al emperador: él habría construido los jardines y la casa principal.

Calígula murió en el año 41 tras ser asesinado a puñaladas por la Guardia Pretoriana. En la actualidad, dos milenios después, su memoria sigue más viva que nunca gracias al descubrimiento de este lujoso palacio perdido. Un lugar donde el César liberó sus pasiones más intensas.

Los especialistas también descubrieron que el emperador tenía una vasta colección de animales salvajes. Entre los los objetos desenterrados, hallaron dientes de oso y huesos de leones, avestruces y ciervos Crédito: The Times

Fuente: lanacion.com.ar | infobae.com | dailymail.co.uk| 18 de noviembre de 2020