Según un nuevo estudio, los humanos antiguos pudieron haber hibernado para sobrevivir a los duros inviernos glaciales

Vivir en la oscuridad, o incluso hibernar, podría haber provocado en los humanos antiguos lesiones óseas derivadas de la ausencia de vitamina D. Gorodenkoff / Getty Images

Algunos de los humanos antiguos que vivieron en Europa hace medio millón de años podrían haber desarrollado una estrategia de supervivencia para lidiar con los duros y gélidos inviernos: hibernar. Al menos, esa es la afirmación de dos investigadores. Otros expertos cuestionan tal evidencia, pero una investigación llevada a cabo, y publicada en L'antrhopologie, sugiere que una condición similar al estado de hibernación podría haber sido posible en los humanos.

La Sima de los Huesos se encuentra en el norte de España, en Atapuerca, Burgos, y es uno de los yacimientos más importantes del mundo para estudiar la evolución humana. Las excavaciones en el área han descubierto más de 7.500 fósiles pertenecientes a los esqueletos de al menos 29 humanos antiguos, categorizados -en un principio- como pertenecientes a la especie Homo heidelbergensis. Después de estudiar sus huesos y fragmentos de ADN con gran detalle, se descubrió que estos antiguos humanos eran antepasados ​​de los neandertales (pre-neandertales).

La especie Homo heidelbergensis habitó Europa hace aproximadamente entre 800.000 a 400.000 años, y debe su nombre al hallazgo de una mandíbula inferior, inusualmente robusta, que fue descubierta en 1907 en el pueblo de Mauer, cerca de Heidelberg (Alemania).

Deficiencia de vitamina D

El paleoantropólogo Antonis Bartsiokas (izquierda), de la Universidad Demócrito de Tracia, en Grecia, cree que estudios anteriores han pasado por alto un punto importante, a saber, que los restos óseos de la Sima de los Huesos muestran evidencias de una serie de enfermedades asociadas con la deficiencia de vitamina D, entre ellas la osteodistrofia renal y el raquitismo, las cuales Bartsiokas diagnosticó basándose en los depósitos óseos anteriores, inusualmente gruesos, de las cuencas de los ojos, así como en la presencia de huesos de las piernas muy arqueados. En consecuencia, los individuos de la Sima de los Huesos ostentan unas patologías que indican que pasaban muchos meses en ambientes oscuros (cuevas), privados de la luz solar suficente como para producir la necesaria vitamina D a sus cuerpos.

“Al principio estaba confundido, pues hasta el momento se ha reportado la existencia de raquitismo y deficiencia de vitamina D en otras poblaciones históricas, especialmente en aquellas que viven en centros urbanos densamente poblados, donde el acceso a la luz solar es más difícil. Pero tales condiciones nunca se han registrado en personas tan antiguas", dice Bartsiokas.

Uno de los restos de la Sima de los Huesos utilizados en el estudio.

A medida que investigó el problema con más de detalle, se dio cuenta de que la misma serie de patolgías ocurre a menudo en animales que hibernan en cuevas, incluidos los murciélagos, según informa New Scientist.

Él y su colega Juan Luis Arsuaga (izquierda), de la Universidad Complutense de Madrid, que el análisis óseo de los homínidos de la Sima de los Huesos indica que parece que hibernaban en cuevas. Bartsiokas cree que esta es la única explicación que posibilita dar cuenta de la gran ausencia de vitamina D que se observa en dichos restos óseos.

"Esta explicación puede parecer una locura, pero también es lo suficientemente original como para ser verdad", dice Bartsiokas, y señala que algunos de nuestros primos lejanos primates, como el ratón lémur gris (Microcebus murinus), hibernan durante días.

Una de las Edades de Hielo más duras

Un estudio de 2019 sugiere que los homínidos de la Sima de los Huesos vivieron hace entre 455.000 y 440.000 años, lo que significa que padecieron una de las Edades de Hielo más severas en un millón de años. Bartsiokas sostiene que tales condiciones climáticas podrían haber actuado como una presión selectiva extrema, la cual alentó a los homínidos a adaptarse al proceso de hibernación en un período muy corto de unos 50.000 años.

Se cree que ningún otro homínido habría hibernado, dado que la mayoría de los mismos vivieron en regiones más cálidas, donde no sería necesario hacerlo. Bartsiokas afirma que los humanos antiguos que sobrevivieron a inviernos fríos, incluidos los neandertales, tenían adaptaciones anatómicas para hacer frente al clima polar, proporcionándoles una estructura facial distintiva. De igual modo, también hay que considerar que habrían tenido un buen acceso a la carne animal rica en grasas, lo que permite, por ejemplo, que las poblaciones árticas actuales no desarrollen deficiencias en vitamina D durante los sombríos meses de invierno.

Juan Luis Arsuaga y sus colegas, excavando en la Sima de los Huesos. JAVIER TRUEBA/MSF

Críticas de otros expertos

Sin embargo, la bioarqueóloga Megan Brickley (izquierda), de la Universidad McMaster, en Canadá, no está convencida de los argumentos presentados. Ella se ocupa de enfermedades metabólicas óseas y de las deficiencias de vitamina D, y la impresión que tiene es que los restos óseos de la Sima de los Huesos no muestran una clara evidencia de raquitismo.

Brickley cree que es posible que los humanos de Atapuerca hayan tenido alguna otra forma de enfermedad ósea metabólica durante su vida, pero no cree que haya evidencias que sugieran que sean causa de una hibernación.

Para Fred Spoor (derecha), del Museo de Historia Natural de Londres, la idea de que los individuos de la Sima de los Huesos pudieran invernar no la ve, en principio, impensable.

Fuentes: newscientist.com | index.hr | technologiemedia.net | 9 de diciembre de 2020

Logran descifrar el sistema de escritura elamita lineal y demostrar que es paralelo al protocuneiforme de Mesopotamia y a los jeroglíficos de Egipto

Izquierda: escritura elamita lineal "Inscripción B" encontrada en una piedra grabada hallada en Susa, Irán, atribuida al soberano Puzur-Shushinak (2150-2100 a.C), Museo del Louvre. Derecha: "Inscripción K" en elamita lineal en un jarrón de plata Gunagi de 1900/1880 a.C.-Irán.

El anuncio, muy inusual, debe haber deleitado los ánimos del abate Jean-Jacques Barthélém y, de Sylvestre de Sacy o de Jean-François Champollion.

El arqueólogo francés François Desset (izquierda), del Laboratorio Archéorient en Lyon, anunció el pasado 27 de noviembre que había logrado descifrar inscripciones que tienen 4.400 años de antigüedad. Todas ellas fueron elaboradas en elamita lineal, una escritura utilizada en Elam (imperio elamita) los cuales habitaron en lo que hoy es Irán.

Diversos académicos, que se reunieron online para conocer este descubrimiento del Departamento de Bienes Culturales de la Università degli Studi di Padova, en Padua (Italia), estaban entusiasmados. Durante más de un siglo, este sistema de escritura, utilizado en la meseta iraní en el antiguo reino de Elam, entre el final de III milenio y el comienzo del II milenio a.C., había escapado a su desciframiento, como es el caso igualmente del denominado lineal A cretense o la escritura del valle del Indo.

Entre muestras de admiración y felicitación de compañeros, el profesor Desset, recién llegado de la Universidad de Teherán, donde imparte clases desde 2014, explicó en inglés que: “Esta escritura había sido descubierta por primera vez en la antigua ciudad de Susa (Irán) en 1901, y durante 120 años no hemos sido capaces de leer sus textos de hace 4.400 años por no haber encontrado la llave que lo permitiera”. Pero este año lo ha logrado, gracias a la oportunidad que le ha ofrecido la cuarentena por coronavirus que ha debido guardar en su apartamento de Teherán y a la colaboración de otros tres colegas, Kambiz Tabibzadeh, Matthieu Kervran y Gian-Pietro Basello.

Área de escritura elamita lineal en el IV-III milenio a.C.

"Sistemas de escritura contemporáneos"

Los ejemplos más antiguos de escritura conocidos hasta la fecha provienen de Mesopotamia (actual Irak) y se remontan a la Edad del Bronce, alrededor del 3300 a.C.: son tablillas protocuneiformes. ¡Pero el desciframiento del elamita lineal pone en duda esta supremacía. "Hemos descubierto que, en efecto, alrededor del 2300 a.C., existía un sistema de escritura paralelo en Irán, y que su versión más antigua, llamada escritura protoelamita (3300 - 2900 a. C.), se remonta a tiempos tan lejanos como los primeros textos cuneiformes mesopotámicos", afirma Desset.

"También puedo decir ahora que la escritura no apareció primero en Mesopotamia y luego en Irán: estos dos sistemas, el protocuneiforme mesopotámico y el protoelamita iraní, eran de hecho contemporáneos. No había una escritura madre de la cual la protoelamita sería hija, sino que había dos escrituras hermanas. Por otra parte, en Irán tampoco existían dos sistemas de escritura independientes, como han venido pensando los especialistas, con el protoelamita por un lado y el elamita lineal por el otro, sino una misma escritura que ha estado sometida a su evolución histórica y ha sido transcrita con variaciones en dos períodos distintos".

Todo ello cambia por completo la perspectiva sobre la aparición del sistema de escritura en el Próximo Oriente, ya que ahora es más exacto decir que Irán había desarrollado su propio sistema de escritura "al mismo tiempo" que en Mesopotamia, y que la meseta iraní ya no debe ser ignorada en las reconstrucciones históricas que tratan sobre los orígenes de la escritura...

Inscripción elamita lineal en la parte superior de este jarrón de plata de Marvdasht (Irán), fechado en el III milenio a.C. © François Desset.

Es esta forma más reciente de escritura iraní (el elamita lineal) la que ha podido ser descifrada. En la actualidad esta la constituyen cuarenta inscripciones provenientes del sur de Irán, en la antigua ciudad de Susa, vía Fars (con la región de Kam Firouz y la llanura de Marvdasht, justo al lado del famoso enclave aqueménida de Persépolis), y del el sureste iraní con Shahdad y el famoso sitio de Konar Sandal / Jiroft.

A diferencia del cuneiforme mesopotámico, que es un sistema de escritura mixto que combina fonogramas (signos que transcriben un sonido) y logogramas (signos que transcriben una cosa, una idea, una palabra), el elamita lineal presenta una característica única del mundo del III milenio a.C., al ser una escritura puramente fonética (con signos que señalan sílabas, consonantes y vocales). Utilizada desde alrededor del 3300 al 1900 a.C., la escritura iraní ha evolucionado considerablemente entre sus textos más antiguos (las tablillas protoelamitas) y los más recientes (los textos del elamita lineal), con un notable proceso de "desnatado". De los 300 signos iniciales que permiten anotar nombres propios en las tablillas proto-elamitas (la gran mayoría de las cuales se conserva actualmente en el Museo del Louvre), sólo de 80 a 100 permanecerán posteriormente en el elamita lineal en su versión más reciente. Aproximadamente un centenar de signos fueron utilizados continuamente durante unos 1400 años y generalmente escritos de derecha a izquierda y de arriba a abajo.

"Para trabajar sobre ellos, hemos dividido los cuarenta textos que teníamos disponibles en 8 'corpus', en función de su procedencia y de su época, dado que el elamita linal fue usado desde el 2300 al 1900 a.C. bajo el reinado de varios gobernantes y dinastías y en diferentes regiones”, continúa el arqueólogo. "La mayoría de los textos son inscripciones reales bastante repetitivas, dedicadas a dioses antiguos, tal como 'Yo soy [el nombre], el gran rey de [nombre], el hijo de [nombre del padre], hice este objeto para [nombre de dios o de una persona]'".

Cono de terracota con inscripciones elamitas lineales que datan del 2500 al 2300 a. C. © François Desset

El 'clic' de los "jarrones de Gunagi"

Para François Desset, el 'clic' del descifrado se produjo en 2017 durante el análisis de un corpus de 8 textos escritos en jarrones de plata calificados como "jarrones Gunagi", datados alrededor de 2000-1900 a.C., y procedentes de tumbas en la región de Kam-Firouz (actualmente en una colección privada en Londres). Como estos vasos presentaban secuencias de signos muy repetitivas, de hecho estandarizadas, el arqueólogo pudo identificar los signos utilizados para anotar los nombres de dos gobernantes, Shilhaha y Ebarti II (ambos reinaron alrededor de 1950 a.C.) y la deidad principal adorada entonces en el suroeste de Irán, Napirisha.

Este primer paso del desciframiento, publicado en 2018, culminó este año con el desciframiento completo, que será publicado en una revista científica en 2021. Así, por ejemplo, en un magnífico jarrón de plata descubierto en la región de Marvdasht, en la década de 1960, y actualmente conservado en el Museo Nacional de Teherán (Irán), ahora podemos leer: "Para la dama de Marapsha [topónimo], Shumar-asu [su nombre], hice este vaso de plata. En el templo que será famoso por mi nombre, Humshat, lo puse como una ofrenda para ti con benevolencia". Es el resultado de años de arduo trabajo. "He trabajado en estos sistemas de escritura desde el año 2006, explica el investigador de Sciences et Avenir. No me desperté una mañana diciéndome que había descifrado la escritura elamita lineal, sino que me ha llevado más de 10 años hacerlo, y nunca estuve seguro de que llegaría a la meta".

Tableta de arcilla con texto elamita lineal. Museo del Louvre. Sb 9382.

La escritura elamita lineal señala a un lengua en particular, el elamita. Se trata de un aislamiento lingüístico que no puede asociarse en la actualidad a ninguna otra familia lingüística conocida, tal como le sucede, por ejemplo, al euskera. "Hasta lograr su desciframiento, todo lo concerniente a las poblaciones que ocupaban la meseta iraní provenía de escritos mesopotámicos. Estos nuevos descubrimientos nos permitirán, finalmente, acceder al propio punto de vista de los hombres y mujeres que ocupaban el territorio que designaron como Hatamti, mientras que el término Elam, por el que los hemos conocido hasta ahora, en realidad corresponde sólo a un concepto geográfico externo formulado por sus vecinos mesopotámicos”.

Este avance en el desciframiento tiene importantes implicaciones en tres áreas, continuó François Desset: "Sobre la historia iraní; sobre el desarrollo de la escritura en Irán en particular y sobre el Próximo Oriente en general, con consideraciones sobre la continuidad entre los sistemas de escritura protoelamita y elamita lineal; y sobre el propio lenguaje hatamtita (elamita), ahora mejor documentado en su forma más antigua y también accesible por primera vez mediante un sistema de escritura distinto del cuneiforme mesopotámico".

Para Massimo Vidale (izquierda), el protohistoriador italiano organizador de la conferencia de Padua, (y que Sciences et Avenir acaba de publicar con el título "Hatra, la ciudad del Dios-Sol" (Irak), en su revista de diciembre de 2020) "Francia, con este nuevo desciframiento, mantiene su primacía en el "craqueo" de viejos sistemas de escritura perdidos".

En cuanto a François Desset, ya se ha embarcado en descifrar el estado más antiguo de la escritura iraní, las tablillas protoelamitas, para las que considera haber abierto ahora "un camino".

Sobre el desciframiento de escrituras antiguas

No debemos confundir el lenguaje (sonidos hablados) y la escritura (signos visuales). Por tanto, se puede utilizar el mismo sistema de escritura para anotar diferentes lenguas. Por ejemplo, el alfabeto latino permite actualmente transcribir el francés, el inglés, el italiano y el turco. Del mismo modo, la escritura cuneiforme de los mesopotámicos permitió transcribir varios idiomas como el acadio (idioma semítico), el persa antiguo (idioma indoeuropeo) o incluso el elamita y el sumerio (aislamientos lingüísticos).

Por el contrario, una lengua también puede ser transcrita por diferentes sistemas de escritura como el persa (una lengua indoeuropea), que actualmente también se escribe con el alfabeto árabe en Irán (y a veces el alfabeto latino, con el sorprendente fenómeno del fingilish), o con el alfabeto cirílico en Tayikistán, mientras que se ha observado en el pasado un sistema cuneiforme en el período aqueménida (ca. 520-330 a. C., para la antigua Persia) o el alfabeto arameo en el período sasánida (siglos III a VII d.C. para la Persia de la Edad Media). En el caso de la lengua elamita, hasta ahora se conocía únicamente a través de la escritura cuneiforme. Con el desciframiento de la escritura elamita lineal realizada por el profesor François Desset, ahora tenemos acceso a este lenguaje a través de un sistema de escritura probablemente desarrollado específicamente para ello, y, por lo tanto, refleja mejor que la escritura cuneiforme las sutilezas fonológicas de este lenguaje.

Fuente: sciencesetavenir.fr | 7 de diciembre de 2020

Descubiertos grabados de entre 15.000 y 11.700 años de antigüedad en el yacimiento de Coves del Fem (Tarragona)

Imagen de la cara A de la plaqueta con las figuras grabadas resaltadas - MAC

La campaña realizada el pasado verano por el equipo de investigación que excava en el yacimiento de Coves del Fem (Ulldemolins, Tarragona) ha permitido descubrir una importante pieza de arte prehistórico en Cataluña: una plaqueta de piedra con las figuras de varios animales finamente grabadas, de una antigüedad entre 15.000 y 11.700 años.

Es un hallazgo excepcional, según los investigadores, que supone una nueva aportación al conocimiento del arte paleolítico en Cataluña, donde este tipo de restos aparecen muy raramente. Además, consolida la importancia del macizo del Montsant en relación con las expresiones artísticas paleolíticas del nordeste peninsular y abre una nueva perspectiva en la investigación del yacimiento, ya que amplía de manera muy considerable su cronología hasta el final del Paleolítico Superior.

Para hacer la pieza se empleó un canto rodado de pizarra, de forma ovalada y con dos caras planas y paralelas, que mide 18 centímetros de longitud por 12 de ancho. El estudio preliminar determina que, como mínimo, aparecen 6 figuras de animales, entre las cuales están representados 2 ciervos -un macho y una hembra-, 2 figuras que podrían ser un caprino o un bóvido y 2 figuras indeterminadas. También aparecen un gran número de líneas grabadas, hoy por hoy de difícil interpretación.

Desde la perspectiva de la técnica de elaboración, el equipo de investigación destaca la precisión del fino grabado, hecho con un instrumento de sílex muy agudo. En algunos casos, se muestran detalles anatómicos como los ojos, orejas, hocicos y cuernos. Destacan especialmente los grandes cuernos de un ciervo macho adulto, representados con 7 puntas.

Imagen de la cara A de la plaqueta de las Cuevas del Hacemos (Archivo del Museo de Arqueología de Cataluña, Guille)

Un descubrimiento sorprendente

El hallazgo se produjo durante la inspección de los bloques de piedra que se hallan dispersos en la superficie del yacimiento. Estos bloques quedan al descubierto debido a la erosión de los estratos producida por las crecidas de agua que han afectado a parte del yacimiento. Los habitantes de Coves del Fem utilizaban a menudo cantos rodados y plaquetas de esquisto para elaborar herramientas de todo tipo. Por este motivo se revisan todas las piedras de este tipo que aparecen. No es nada frecuente, más bien es una rareza, que estas plaquetas presenten grabados, por ello hallar la plaqueta grabada ha sido una sorpresa mayúscula para los investigadores.

Dado que la pieza se localizó sin un contexto estratigráfico preciso, la hipótesis de los investigadores sobre su antigüedad la sitúa entre unos 15.000 y 11.700 años antes de ahora, correspondiente a finales del Paleolítico Superior. Esta cronología se sustenta en la composición de la representación y el estilo de su ejecución, junto con la comparativa de elementos similares localizados en otros yacimientos y en los que se ha podido establecer su antigüedad de manera precisa.

La cara B de la piedra encontrada en Ulldemolins (Archivo del Museo de Arqueología de Cataluña, Guillem Fernández-Huerta)

Un alto valor simbólico

Además de su valor artístico, la pieza es especialmente valiosa por lo que representa: habla del mundo ideológico de los grupos cazadores-recolectores, en el que los grabados son representaciones simbólicas elaboradas con una finalidad que por ahora se desconoce.

Su presencia en Coves del Fem permite a los investigadores ponerla en relación con un sistema simbólico compartido con otros yacimientos de cronologías similares de la península ibérica, donde también se han documentado representaciones de animales sobre plaquetas de esquisto.

En cuanto a Cataluña, los objetos de arte paleolítico están muy pocos representados y solo contados yacimientos han ofrecido piezas de este tipo. En buena parte se concentran en un territorio relativamente pequeño, a caballo entre las comarcas del Priorat y la Conca de Barberà. Entre otros, destacan los hallazgos de Sant Gregori (Falset, Priorat), el abrigo del Molí del Salt (Vimbodí y Poblet, Conca de Barberà) y el yacimiento del Hort de la Boquera (Margalef del Montsant, Priorat), este último a pocos kilómetros de Coves del Fem, en el macizo del Montsant.

La cara B de la piedra, donde hay resaltados la cabeza y los grandes cuernos de un ciervo macho adulto, representadas con 7 puntas (UAB)

Un proyecto para estudiar el proceso de neolitización en el Montsant

Las excavaciones en el abrigo de las Coves del Fem son coordinadas por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), financiadas en el marco de los proyectos cuatrienales de investigación en materia de Arqueología y Paleontología convocados por el Departamento de Cultura de la Generalitat, y forman parte de un proyecto de investigación concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación. El proyecto cuenta, además, con el apoyo del Ayuntamiento de Ulldemolins, el Parc del Montsant y la familia Borrull, propietaria de la cueva. Desde que se iniciaron los trabajos, en 2013, se han realizado cinco campañas de excavaciones.

El objeto de estudio del proyecto se centra en la transición entre las últimas sociedades cazadoras-recolectoras y las primeras poblaciones agrícolas y ganaderas que se asientan en la cabecera del río Montsant. El objetivo es conocer cómo fue este poblamiento y profundizar así en el conocimiento del proceso de neolitización del nordeste peninsular, comparándolo con otras zonas del mediterráneo occidental donde se documentan distintas dinámicas sociales.

El proyecto de investigación está dirigido por Raquel Piqué, catedrática del Departamento de Prehistoria de la UAB; Xavier Terradas, investigador del CSIC en la Institución Milà i Fontanals de Investigación en Humanidades (IMF-CSIC) y Antoni Palomo, conservador de las colecciones de prehistoria del MAC.

De izquierda a derecha: Xavier Terradas (IMF-CSIC), Raquel Piqué (UAB) y Antoni Palomo (MAC). Foto: CSIC

El yacimiento Coves del Fem

Coves del Fem se localiza en el término municipal de Ulldemolins, en la comarca del Priorat (Tarragona). Se trata de un único gran abrigo, a pesar de que hay alguna pequeña cavidad aneja que habría contribuido a conformar su denominación en plural. Es un yacimiento singular, que reúne las características potenciales para poder contribuir de manera muy importante al conocimiento de la transición entre los últimos cazadores-recolectores y los primeros agricultores del nordeste de la península ibérica.

El yacimiento presenta hasta ahora una amplia secuencia cronoestratigráfica que se corresponde al periodo final del modo de vida cazador-recolector e incluye algunas ocupaciones atribuibles al periodo de 6000-5500 a.C. Sin embargo, el hallazgo de la plaqueta grabada permite suponer que la cueva fue también frecuentada anteriormente por los cazadores-recolectores del final del Paleolítico.

Trabajos de excavación en las Coves del Fem (Tarragona)

Otras dataciones realizadas en el abrigo permiten extender el periodo de ocupaciones de la cavidad hasta la segunda mitad del V milenio a.C., con una amplia estratigrafía del Neolítico antiguo, que corresponde a las primeras comunidades campesinas y alcanza desde los primeros momentos del Neolítico antiguo cardial hasta el Neolítico epicardial. Esta estratigrafía supone una buena oportunidad para poder caracterizar el proceso de evolución de las primeras sociedades agricultoras y ganaderas y su consolidación en el nordeste peninsular.

A la excelente conservación de la estratigrafía se añade la buena preservación de estructuras ya desde los niveles mesolíticos, una buena conservación de las evidencias arqueobiológicas y un completo registro representativo de las diferentes producciones técnicas de estas sociedades. Todo esto hace de Coves del Fem un yacimiento importante para el estudio de la desaparición de los cazadores-recolectores y la dinámica de neolitización en el nordeste de la península ibérica.

Hasta el momento, el equipo de investigación ha excavado niveles neolíticos y mesolíticos y todavía no ha llegado a los niveles a los que podría pertenecer la pieza hallada. A pesar de ello, los investigadores piensan que, como pasa en otros yacimientos similares, este tipo de objetos no suelen ser nunca hallazgos aislados.

Foto: El guijarro que se ha localizado en las Cuevas del Hacemos y que se ha depositado en las vitrinas del MAC / Francesc Melcion

La plaqueta, en la exposición del MAC

La plaqueta será exhibida en la exposición “Art Primer. Artistes de la prehistòria”, que finalizará en enero de 2021. La exposición es un viaje de más de 50.000 años al descubrimiento del pensamiento creativo por parte de las sociedades prehistóricas.

La exposición aborda el tema de los orígenes del arte en la prehistoria, dedicando una especial atención a las manifestaciones del llamado "arte rupestre levantino", conservadas en los territorios de la fachada mediterránea de la península Ibérica y, en especial, en Cataluña.

Esta exposición ha sido recientemente nominada a los Global Fine Art Awards (GFAA). Es el primer programa anual creado para reconocer las mejores exposiciones e instalaciones a escala mundial, los Óscars de las creaciones expositivas. El programa GFAA distingue la innovación y la excelencia en el diseño de exposiciones, el contexto histórico, el valor educativo y el atractivo público. Este programa anual de premios reconoce a las mejores exposiciones de todo el mundo en museos, galerías, ferias, bienales e instalaciones públicas.

Fuentes: uab.cat | ccma.cat | 14 de diciembre de 2020

Descubren objetos de culto a la muerte «únicos» de hace 3.500 años en Chipre

Esqueleto de mujer de 30 a 40 años de la primera tumba con un botón de marfil decorado en el pecho. Foto: Peter Fischer.

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) ha encontrado una enorme cantidad objetos de culto a la muerte en Chipre, en una fosa común, que datan de hace unos 3.500 años. En la que fuera gran ciudad en la Edad de Bronce, Hala Sultan Tekke, este descubrimiento demuestra el extenso flujo comercial en el lugar.

Entre los «hallazgos más sensacionales» se encuentran una vasija «única» importada de Grecia vinculada a los ritos funerarios (1.350 a. C.), un sello babilónico con caracteres cuneiformes (1.800 a. C.) que ahora están siendo descifrados y un raro escarabajo con jeroglíficos del reinado de Nefertiti (1.350 a. C.).

Vasija decorada con carros de guerra y hombres armados. Grecia (ca. 1350 a. C.). Foto: Teresa Bürge

Vasija de cerámica única

Por ampliar lo apuntado, la singularidad de la vasija de 40 centímetros de alto radica en que «no se pudo encontrar un recipiente similar en ningún otro lugar. Está pintada en color marrón rojizo con patrones elaborados, y que se usaba como objeto ritual en los ritos funerarios.», explica la Universidad de Gotemburgo en un comunicado. Son las únicas de su época y en ellas podemos ver pintadas escenas detalladas de carros de guerra tirados por caballos y personas empuñando espadas. El material indica que la misma fue importada de Grecia alrededor del 1350 a. C.

“Un estudio de radar y magnetómetro a gran escala realizado por nosotros en 2017 indicó cavidades debajo de la superficie en un área al este de la ciudad y se ha demostrado en investigaciones anteriores que estas cavidades son pasajes que van a cámaras funerarias”, dice Peter Fischer (izquierda), profesor de arqueología que dirige la «La expedición Söderberg», que explora la ciudad junto con la Dra. Teresa Bürge (derecha), ambos de la Universidad de Gotemburgo.

Además, se han encontrado 52 esqueletos. Los análisis químicos de la tierra mostraron que los habitantes de la región estaban afectados por parásitos y la mortalidad de niños y adolescentes era muy alta. Se estima que uno de los individuos más viejos del lugar tenía 40 años.

Restos de vasijas encontradas en la excavación de una estructura funeraria en Hala Sultan Tekke, Chipre.

“En vista del hallazgo de la vasija ritual y la gran cantidad de objetos no asociados con los esqueletos, esta estructura debe explicarse como algo más que una gran tumba. Nuestra interpretación es que hemos expuesto un lugar de culto donde se practicaban ritos relacionados con la muerte".

Toneladas de escoria de cobre halladas en la ciudad demuestran que hubo una producción de cobre a gran escala, y esto expuso a las personas a sustancias nocivas para la salud humana como el plomo y el arsénico, que son comunes en el mineral de cobre.

Sello babilónico (ca 1800 a. C.) con escritura cuneiforme y escarabajo de Egipto. Foto: Peter Fischer

Sello con caracteres cuneiformes

Las estructuras funerarias se utilizaron durante un par de cientos de años, desde aproximadamente 1500 a 1300 a. C. Esto significa que para cada rito / entierro, se abrieron y luego se sellaron nuevamente con tierra.

“Una estimación aproximada es que en la primera tumba con 52 esqueletos hay 10 generaciones. Pertenecían a los miembros de una familia muy adinerada, probablemente de la clase dominante de la ciudad. Pero quedan una o dos capas de entierros".

"Además de las grandes cantidades de cerámica fina, hubo algunos hallazgos únicos de otros materiales. El primero de ellos fue un sello hecho de hematita, una piedra de color negro grisáceo reluciente, del más antiguo Imperio Babilónico (ahora Irak). Este sello, que data de entre 1800 y 1600 a. C., tiene sofisticados grabados de dioses, humanos y animales. Esto significa que se usó durante unos 300 años antes de que terminara en la ciudad de Hala Sultan Tekke".

"Por otra parte, tiene tres líneas de caracteres cuneiformes, lo que lo convierte en el hallazgo más importante. Se puede leer el nombre de un rey, por ejemplo, y actualmente lo estamos buscando en varios archivos cuneiformes de Mesopotamia, lo que nos dará una fecha más precisa y quizás una explicación de cómo terminó el sello en Chipre, a 1200 kms de distancia".

Figura de cerámica de la primera tumba, de fabricación local. Foto: Peter Fischer.

Gran cantidad de hallazgos

Entre otros hallazgos se encuentran un adorno de oro egipcio en forma de loto con incrustaciones de piedras preciosas y loza (cerámica vidriada con estaño), así como una serie de otras piezas de joyería en plata, bronce y oro.

“Otro objeto procedente de Egipto es un escarabajo con una inscripción en jeroglíficos que ha sido descifrado como: “Todo bien. Todos viven”: un saludo del reinado de Nefertiti y su esposo Echnaton que data aproximadamente de 1350 a. C. También encontramos dos grandes figuras femeninas con caras de pájaros y genitales claramente marcados. Cada figura tiene cuatro pendientes".

"Los nuevos hallazgos en la antigua ciudad reflejan el papel clave que Chipre y, en particular Hala Sultan Tekke, desempeñó como metrópoli comercial en el sistema económico del Mediterráneo. La riqueza de la ciudad se basaba en las exportaciones de cobre y púrpura para teñir telas. De hecho, se comprueban inconfundibles vínculos culturales y económicos entre la ciudad y una amplia zona geográfica. Los hallazgos provienen desde Cerdeña, en el oeste, hasta Afganistán, en el este, a 5.000 km de distancia, y desde Turquía, en el norte, hasta Egipto, en el sur”, dice Peter Fischer.

Abandonada alrededor del 1150 a.C., su privilegiada ubicación portuaria contribuyó a que esta ciudad se convirtiera en esa gran capital comercial durante 500 años, con contactos a larga distancia. La guerra y el cambio climático en combinación con el levantamiento de tierras, que separó el puerto del mar, llevaron a la caída en desgracia, según apunta Fischer. La antigua ciudad, de aproximadamente 50 hectáreas, se encuentra en el lago salado de Lárnaca, cerca del aeropuerto.

Fuentes: abc.es | University of Gothenburg | 16 de diciembre de 2020

Los moradores cántabros del Neolítico Final y el Calcolítico no comían alimentos del mar

Un estudio del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria ha descubierto que los habitantes que vivían en la región en el Neolítico y el Calcolítico en la región no consumían alimentos de origen marino a pesar de estar junto a la costa.

La investigación ha analizado restos humanos procedentes de las cuevas Los Avellanos I y II, situadas en el municipio cántabro de Alfoz de Lloredo, y matiza que esos antiguos moradores no comían productos del mar, al menos en cantidad suficiente para dejar su huella isotópica.

Según estudio del instituto cántabro, al que ha tenido acceso Efe y que ha investigado restos que custodia el Museo de Arqueología y Prehistoria de Cantabria, las cuevas de Alfoz de Lloredo fueron utilizadas como lugares funerarios durante el Neolítico Final y el Calcolítico (cuarto y tercer milenio antes de nuestra era).

En la investigación ha participado el grupo EvoAdapta de la Universidad de Cantabria y ha sido publicado en la revista científica Journal of Archaeological Science, como una aproximación multidisciplinar que ha utilizado dataciones de radiocarbono, análisis bioarqueológicos y de isótopos estables.

Los estudios bioarqueológicos sugieren que se enterraron tanto hombres como mujeres, y con representación de adultos de diversas edades, pero también jóvenes.

Los conjuntos de las cuevas Los Avellanos I y II muestran una mala conservación de los restos, así como los efectos de distintos procesos de alteración posteriores a su depósito.

Además, se ha constado que los humanos enterrados en estas cuevas tenían una dieta, sobre todo, de origen terrestre con consumo de plantas (cereales) e incorporando también proteínas de origen animal (carne y posiblemente productos lácteos).

Y los análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno indican que no consumían alimentos de origen marino, señalan los investigadores. Junto a ello, se ha datado que un grupo mayoritario de individuos de ambas cuevas muestra valores de isótopos de azufre coherentes con las condiciones ambientales locales.

Sin embargo, las cifras de tres de ellos son típicas de haber permanecido largos períodos tierra adentro, probablemente en zonas como la meseta castellana, lo que sugiere un cierto grado de movilidad a distancia de estas poblaciones.

Los análisis de ADN de estos individuos están en curso y serán un instrumento clave para aclarar las dinámicas de población y los movimientos en la región durante esa época de la Prehistoria.

Esta investigación, financiada por el Ministerio de Economía y el Banco Santander, ayuda a comprender mejor la aparición y desarrollo de las primeras sociedades campesinas en el norte peninsular y demuestra que integrar diferentes técnicas analíticas permite estudiar e interpretar depósitos funerarios en cuevas. EFE

Fuente: lavanguardia.com | 4 de diciembre de 2020

El yacimiento molinés de Los Rodiles (Guadalajara) recrea la historia de una gran ciudad celtíbera fortificada

Enclave del yacimiento de Los Rodiles (Gudalajara).

Cinco campañas de excavación después, el equipo de arqueólogos del yacimiento de Los Rodiles han reconstruido, mediante el estudio de los diferentes materiales extraídos, la historia de este oppidum o ciudad fortificada asentada sobre un cerro situado en el actual término municipal de Cubillejo de la Sierra, en Molina de Aragón, Guadalajara.

Ahora, el origen, vida y final de esta especie de capital celtíbera sin nombre conocido ha quedado recogida en el libro "El oppidum celtíbero-romano de Los Rodiles", escrito por María Luisa Cerdeño Serrano (izquierda), que ha sido profesora titular del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid, Marta Chordá Pérez, arqueóloga del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda, Teresa Sagardoy, técnica superior en Arqueología de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y Emilio Gamo Pazos, del Museo Nacional de Arte Romano.

Según Cerdeño, que además es directora del proyecto arqueológico de Los Rodiles, la importancia estratégica de este castro es evidente, ya que "la comarca de Molina de Aragón era parte del territorio histórico de la Celtiberia clásica y, en concreto, el yacimiento de Los Rodiles está situado en una loma y controla todas las zonas agropecuarias, de pastos y de arroyos, además de las propias vías de comunicación porque por esta zona hay conexión histórica entre este reborde oriental de la Meseta y el Valle del Ebro".

Un arqueólogo sobre los restos de una de las dos torres halladas en el yacimiento de Los Rodiles (Guadalajara).EQUIPO ARQUEOLÓGICO DE LOS RODILES

No en vano, tal y como ha apuntado, el oppidum molinés "llegó a tener cinco hectáreas y el núcleo principal de aproximadamente hectárea y media, con murallas con sillares ciclópeos para, además de su función defensiva, dejar claro cuál era el territorio principal de ese enclave, que era el centro principal de todo su entorno".

En cuanto a la base de la alimentación y modo de vida de sus pobladores, el trabajo publicado revela que su actividad era "básicamente agropecuaria, mayoritariamente, quizás, ganadera -de hecho, hemos hecho algunos estudios sobre la posible trashumancia a otros territorios- pero, además, Los Rodiles está precisamente ubicado justo encima de la gran llanura de Tortuera-La Yunta, que es una de las zonas más propicias para la agricultura de toda esta comarca, a la que hay que añadir toda la explotación de los bosques, con todos los recursos que proporcionan".

Vista de la muralla del yacimiento de Los Rodiles.EQUIPO ARQUEOLÓGICO DE LOS RODILES

Materiales extraídos

Cerámica en gran cantidad, algúnas fíbulas con la función de los actuales imperdibles y diversas herramientas para el trabajo cotidiano forman parte del grueso de los materiales hallados y extraídos en Los Rodiles.

Cerámica celtibérica pintada del yacimiento de Los Rodiles.EQUIPO ARQUEOLÓGICO DE LOS RODILES

Pero, junto a esos objetos personales abandonados por los celtíberos, los arqueólogos han encontrado, tal y como ha indicado María Luisa Cerdeño, "elementos metálicos romanos de gran interés histórico y cronológico, como unas puntas de proyectil, la parte central de los escudos, agujas de hueso seguramente para el pelo, y se empieza a emitir moneda, que también encontramos en el yacimiento, y comprobamos que las minas se reactivan".

Y es que -ha subrayado- "la gran novedad es que Los Rodiles es el relato arqueológico de las fuentes clásicas que nos narran hechos históricos, como, por ejemplo, la entrada de los primeros generales romanos, primero Catón, luego Sempronio Graco, que fue importante".

Precisamente con la entrada del general romano Sempronio Graco, "encontramos un nivel de incendio generalizado, que no fue devastador, pero sí está en todas las partes del poblado que hemos sondeado, y, justamente encima de ese nivel de incendio, aparecen ya las estructuras celtíberas con elementos romanos, como pueden ser los suelos especiales de cal blanca, una distribución un tanto distinta en las pocas viviendas que conocemos, una cerámica específica que sólo hacían los romanos que es la campaniense o de barniz negro y esos objetos metálicos típicamente romanos que hemos mencionado".

Todas esas huellas materiales recopiladas demuestran, según la profesora Cerdeño, que "el final del poblado es consecuencia de un abandono, no de un arrasamiento, ya que los romanos estaban interesados en su funcionamiento".

Y será en el siglo I a. C., cuando se produzca el abandono forzado del enclave celtíbero de Los Rodiles, cuando "al final de la guerra sertoriana, entre el 80 y 70 antes de Cristo, el general Sertorio es derrotado, todos sus partidarios, entre ellos los celtíberos, seguramente son obligados a marcharse de estos recintos fortificados, y ése es el final de Los Rodiles y de yacimientos como él".

Actualmente, tras la declaración del yacimiento molinés como Bien de Interés Cultural, BIC, en 2011, la directora del proyecto ha indicado que su equipo está trabajando para conseguir "que se retomen los trabajos en el yacimiento con el fin de que no acaben colapsando todas esas murallas y torres".

Por otro lado, ha puesto en valor los programas financiados por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de investigación, estudio y recuperación de bienes culturales, ya que "se contrataba a mucha gente local, de los pueblos de la zona, y eso fue muy beneficioso, no sólo desde el punto de vista socioeconómico, porque les proporcionaba un trabajo temporal durante tres o cuatro meses, sino porque eso ha contribuido enormemente a la concienciación de todo el entorno de estos yacimientos sobre el valor de su propio patrimonio".

En este sentido, María Luisa Cerdeño ha concluido que "para que un bien patrimonial se conserve lo primero que hay que hacer es conocerlo, lo segundo valorarlo y lo tercero, como consecuencia, conservarlo".

Fuentes: cope.es | elpais.com | 3 de diciembre de 2020