Los humanos que vivían en el Kalahari sudafricano hace 105.000 años eran tan innovadores como sus vecinos asentados en la costa

El refugio rocoso de Ga-Mohana en el desierto de Kalahari de Sudáfrica. Hace más de 100.000 años, la gente usaba este emplazamiento para actividades rituales.

Evidencias arqueológicas encontradas en un refugio rocoso situado en la colina de Ga-Mohana, en el borde del desierto de Kalahari, Sudáfrica, desafían la idea de que los orígenes de nuestra especie estaban relacionados con los entornos costeros.

Publicado en Nature, la Dra. Jayne Wilkins (izquierda) del Centro Australiano de Investigación para la Evolución Humana en la Universidad de Griffith, ha dirigido un equipo internacional que ha encontrado evidencias -lejos de los sitios costeros- sobre los complejos comportamientos simbólicos y tecnológicos que definen a los humanos modernos que se remontan a 105.000 años atrás.

"Nuestros hallazgos en este refugio rocoso muestran que los modelos demasiado simplificados sobre los orígenes de nuestra especie no son aceptables. Las evidencias sugieren que muchas regiones del continente africano estuvieron involucradas en el proceso evolutivo del 'Homo sapiens', siendo el Kalahari solo una de ellas", afirma la Dra. Wilkins.

El refugio rocoso en la colina de Ga-Mohana se encuentra cerca de la ciudad de Kuruman, en la provincia de Northern Cape, Sudáfrica.

"Evidencias arqueológicas derivadas de los primeros 'Homo sapiens' se han descubierto, en gran parte, en sitios costeros de Sudáfrica, lo que respalda la idea de que nuestros orígenes estaban vinculados a entornos de costa. Hay muy pocos sitios arqueológicos datables, y bien conservados, en el interior del sur de África que puedan hablarnos sobre los orígenes del 'Homo sapiens' lejos de la costa".

"Sin embargo, un refugio rocoso en la colina Ga-Mohana, que se encuentra sobre una extensa sabana del Kalahari, es uno de esos sitios".

Algunos sitios arqueológicos africanos asociados con la Edad de Piedra Media. Ciertas regiones, en su mayoría costeras (sombreadas) tienen una larga historia de excavaciones que han arrojado luz sobre la evolución de las primeras poblaciones humanas. Por el contrario, los sitios del interior mencionados se han investigado solo durante las últimas tres décadas. Estos estudios de yacimientos del interior han revelado notables innovaciones tecnológicas durante la Edad de Piedra Media (MSA, en inglés), que ocurrieron hace entre 300.000 y 30.000 años. Wilkins y sus colegas informan del descubrimiento de fragmentos y cristales de cáscara de huevo de avestruz (OES) en un refugio rocoso en la colina Ga-Mohana, lo que sugiere que los humanos recolectaron objetos inusuales hace al menos 105.000 años. Todos estos descubrimientos muestran que las innovaciones de MSA fueron variadas y variables en el tiempo y el espacio, e indican la necesidad de inspeccionar y estudiar otras partes del continente africano durante la Edad de Piedra Tardía (LSA, en inglés) después de hace 40.000 años.

Utilizado hoy como un lugar de actividades espirituales por parte de la comunidad local, la investigación arqueológica en este refugio rocoso ha revelado una larga historia como un lugar de importancia espiritual. La colina está asociada con el misterio, el miedo y el secreto.

Los investigadores lograron recuperar en el refugio de Ga-Mohana 22 cristales de calcita blanca además de fragmentos de cáscara de huevos de avestruz que se cree pudieron ser empleados como recipientes de agua de depósitos que datan de hace 105.000 años, cuando el entorno ambiental era mucho más húmedo que en la actualidad. El equipo de arqueólogos se mostró contento al descubrir que dicho conjunto de cristales y fragmentos de cáscara de huevos de avestruz recolectados por los humanos en el enclave de Ga-Mohana era significativamente más antiguo que los obtenidos en otros lugares del interior. En los yacimientos costeros, la evidencia más temprana del empleo de esta tecnología de acarreo de agua se remonta igualmente a unos 105.000 años atrás, lo que indica que los primeros humanos del Kalahari no fueron menos innovadores que los que vivían en la costa.

Uno de los 22 cristales de calcita excavados en depósitos de 105.000 años

Algunos de los cristales de calcita recuperados.

"Nuestro análisis indica que los cristales no se introdujeron en el terreno a través de procesos naturales, sino que fueron objetos recolectados deliberadamente, probablemente relacionados con creencias espirituales y rituales", informa la Dra. Wilkins.

"Los cristales apuntan hacia un uso espiritual o cultural del refugio hace 105.000 años", dijo el Dr. Sechaba Maape (izquierda), de la Universidad de Witwatersrand. "Esto es notable teniendo en cuenta que el lugar se sigue utilizando en la actualidad para practicar actividades rituales".

La antigüedad de las capas arqueológicas se delimitó mediante la datación de Luminiscencia Ópticamente Estimulada (OSL) en el laboratorio del Departamento de Geología de la Universidad de Innsbruck, Austria.

"Esta técnica mide las señales de luz natural que se acumulan con el tiempo en los granos sedimentarios de cuarzo y feldespato", dijo el Dr. Michael Meyer (derecha), director del laboratorio mencionado. "Puedes pensar en cada grano como un reloj en miniatura, desde el cual podemos leer esta señal de luz natural o luminiscencia, la cual nos da la edad de las capas de sedimentos arqueológicos".

El nombre de Kalahari deriva de la palabra del pueblo Tswana 'Kgala', que significa 'gran sed'. Y hoy en día el clima en Ga-Mohana es semiárido, con poca lluvia estacional. Sin embargo, la prueba antigua de la existencia de abundante agua en el paisaje es evidente a partir del gran número de formaciones de toba existentes alrededor del refugio, y que fueron datadas utilizando el método de datación por uranio-torio hace entre 110.000 y 100.000 años, exactamente el mismo período de tiempo en que la gente vivió allí.

Fragmentos de cáscara de huevo de avestruz de hace 105.000 años (izquierda). Ejemplo moderno de cáscara de huevo de avestruz (derecha)

"Esta es una historia en torno al agua en lo que ahora conocemos como un paisaje seco, así como de personas adaptables que explotaron el paisaje no solo para sobrevivir sino para prosperar", dice la Dra. Robyn Pickering (izquierda), directora del Instituto de Investigación de la Evolución Humana (HERI) en la Universidad de Ciudad del Cabo.

Debido al permanente significado espiritual del refugio rocoso de Ga-Mohana, los investigadores se han esforzado en minimizar el impacto de sus acciones arqueológicas sobre el uso del mismo, a fin de no perturbar a las comunidades locales después de cada temporada de excavación.

"No dejar rastros visibles y trabajar con la comunidad local es fundamental para la sostenibilidad del proyecto de investigación, a fin de que el refugio de Ga-Mohana pueda continuar proporcionando nuevos conocimientos sobre los orígenes y la evolución del 'Homo sapiens' en el Kalahari", concluye la Dra. Wilkins.

Una representación ilustrativa de la Gran Serpiente de Agua por Sechaba Maape, Profesor de la Universidad de Witwatersrand.

Nnoga ya metsi

Muchos de los que hoy visitan la colina Ga-Mohana para la práctica ritual la ven como parte de una red de lugares vinculados a la Gran Serpiente de Agua (Nnoga ya metsi), un ser caprichoso que cambia de forma. Muchos de estos lugares espirituales también están asociados con el agua.

Enclaves como Ga-Mohana Hill y sus historias asociadas siguen siendo algunos de los elementos culturales intangibles más perdurables del pasado, y que vinculan a los sudafricanos indígenas modernos con comunidades anteriores.

Estas creencias perdurables establecen un importante sentido de pertenencia, en un país que ha quedado un tanto desorientado espacialmente por la ruptura colonial.

El equipo de excavación en el refugio rocoso de la colina de Ga-Mohana durante la temporada de excavación de 2017.

Fuentes: phys.org | theconversation.com | nature.com| 31 de marzo de 2021

Sale a la luz uno de los mayores monumentos funerarios romanos en las Cinco Villas en Castiliscar (Zaragoza)

Foto: Vista cenital del monumento funerario de Sonavilla - Javier Andreu

De planta cuadrangular y con un tamaño de 40 metros cuadrados, el monumento funerario romano descubierto en Castiliscar (Zaragoza) por el equipo arqueológico de Los Bañales bien podría ser uno de los mayores monumentos funerarios de la comarca de las Cinco Villas en época romana. El hallazgo se ha producido al mismo tiempo que se realizaban labores de prospección y limpieza en el término municipal de esta localidad.

Todo ello, ha tenido lugar durante la celebración del primer campus de arqueología de Castiliscar que dio inicio en febrero y continúa todavía en marzo hasta el próximo domingo. De hecho, este miércoles se han presentado los resultados a la Fundación Laboral de la Construcción de Aragón, en los que ha destacado el mausoleo funerario.

“Junto con esa labor de estudio superficial, ha habido también una campaña de limpieza de un monumento funerario que se excavó en los años 80 por parte de Peña Lanzarote, que estaba cubierto de nuevo por la maleza que ha resultado ser el basamento de un gran monumento funerario de la primera mitad del siglo I d.C. Por su envergadura, sería uno de los mayores monumentos funerarios romanos de la comarca”, explica el profesor y director del equipo de Los Bañales, Javier Andreu (izquierda).

Este hallazgo ha sido solo un premio a los tantos trabajos que se están realizando en la zona. “Lo que hemos hecho ha sido recorrer el término municipal de Castiliscar, prospectando de manera artificial cada una de sus parcelas, que se completará con otras campañas que se puedan realizar en el futuro. Hemos revisitado algunos yacimientos icónicos muy conocidos de la arqueología romana de Castiliscar como San Román o Sonavilla y también hemos encontrado algún pequeño enclave de poblamiento menor de carácter rural siempre en función de la gran arteria de comunicación del pasado romano de Cinco Villas, que iba de Cesar Augusta al Pirineo”, comenta Andreu.

Los trabajos realizados en el término municipal de Castiliscar han tenido lugar en febrero y marzo. Los Bañales.

En esta ocasión, este campus de arqueología ha contado con la participación de estudiantes del diploma de esta rama de la Universidad de Navarra que han podido colaborar en la campaña de prospección y en los trabajos de limpieza de este monumento que ha asumido propiamente el Ayuntamiento de Castiliscar. Tal y como explica el director del equipo de Los Bañales, esto “es un hito más en el redescubrimiento del pasado de la Comarca de las Cinco Villas”. Además, "esta campaña demuestra que la inversión en patrimonio siempre es rentable, pero también que el ADN de la comarca de las Cinco Villas tiene un componente romano que cada vez atrae más visitantes y que es un patrimonio que hay que conservar, pero también explotar”.

Por ahora, todavía quedan trabajos hasta el próximo domingo, cuando finalice la campaña, pero la idea es poder continuar el año que viene con un segundo campus de arqueología que permita completar la prospección íntegra del término municipal, así como la posibilidad de excavar ese monumento que hemos descubierto para que se pueda comprobar.

Furnr: aragondigital.es | 17 de marzo de 2021

Revelan el origen y "la singularidad genética" de los vascos, aislados por el euskera desde la Edad del Hierro

Miembros de la asamblea de pensionistas de Alderdi Eder en una fiesta reivindicativa en San Sebastián, en enero de 2020.

Un estudio de la Universitat Pompeu Fabra catalana aborda "la singularidad genética" de los vascos, y apunta a la "barrera de lenguaje" como "posible baluarte" que fomentó el aislamiento de la población ante los distintos eventos históricos que propiciaron los contactos con otras civilizaciones y, en consecuencia, la confluencia de culturas y lenguajes en el resto de la Península.

Se trata del primer estudio que explica el verdadero origen de una población cuya lengua, el euskera, no tiene relación alguna con ninguna indoeuropea. Hasta este jueves, se habían llevado a cabo numerosas investigaciones que señalaban la peculiaridad de los rasgos culturales y biológicos de los vascos, pero ninguna había podido ser precisada.

El estudio -impulsado por la Universitat Pompeu Fabra y publicado en la revista Current Biology- ha reunido a un equipo de investigación internacional para llevar a cabo el muestreo geográfico "más exhaustivo hasta el momento", con más de 600.000 marcadores genéticos a lo largo de todo el genoma por el ADN de los 1.970 individuos analizados (actuales y de épocas antiguas).

"Por primera vez se han realizado análisis locales y a gran escala a partir de datos del genoma completo que abarcan toda la región franco-cantábrica, combinando la frecuencia alélica y los métodos basados en el haplotipo", destacan en el estudio, liderado por David Comas (izquierda), investigador principal en la UPF y en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE).

Los resultados del estudio -que ha contado con un equipo de lingüistas y genetistas- revelan que la barrera cultural de un lenguaje tan distinto como es el euskera "pudo promover el aislamiento de la población vasca ante los contactos poblacionales posteriores", como la influencia del imperio romano o la ocupación islámica de la península ibérica.

Y es que, según apuntan, los hallazgos demuestran una "clara diferenciación" de los vascos respecto a las poblaciones circundantes, así como una "fuerte heterogeneidad genética" muy relacionada con la geografía. Esta distinción, aseguran, "es el resultado de una continuidad genética" que se remonta a la Edad del Hierro, muy caracterizada por "periodos de aislamiento y falta de flujo genético reciente, que podría haberse visto reforzado por la barrera lingüística".

"El muestreo incluyó microrregiones dentro del País Vasco y también en las áreas circundantes", explica el primer autor del artículo, André Flores-Bello (derecha), en un comunicado del IBE. "De este modo, obtuvimos muestras de una región geográfica donde siempre se ha hablado euskera, otras donde históricamente se ha hablado, pero se ha perdido y regiones donde nunca se ha hablado", añade, en referencia a las 18 zonas de los actuales territorios español y francés de la región franco-cantábrica que se incluyeron en el estudio.

Tras comparar a la población vasca con otras poblaciones europeas actuales y con datos de ADN antiguo, concluyen que su composición genética es similar al resto de poblaciones de Europa Occidental, "pero presentan unas ligeras diferencias", mantenidas desde hace 2.500 años por no haberse mezclado tanto con otras poblaciones. "Por ejemplo, no encontramos influencia procedente del norte de África que sí se ve en la mayoría de poblaciones de la península ibérica ni tampoco se encuentra la huella de otras migraciones como la romanización", explica David Comas.

Representación con colores de la mezcla y estructura genética en el País Vasco; el verde simbolizando los vascos, y el azul y rojo la mezcla con las poblaciones circundantes.UPF/ André Flores-Bello.

¿Cómo de diferentes son entre ellos?

Una vez confirmada su diferenciación, el siguiente paso fue determinar cómo de diferentes son entre ellos. Así, hallaron que, dentro del País Vasco, las poblaciones más próximas geográficamente presentaron más parecidos genéticos, básicamente por la historia que comparten. Además, observaron que las zonas periféricas habían recibido más influencias de otras poblaciones históricas que aquellas más centrales y, por tanto, más aisladas.

Pero lo que más les llamó la atención fue que observaron "mucha compartimentación" en una región extremadamente pequeña; algo poco habitual en áreas con tamaño reducido. Según señalan, lo más probable es que se debiera a los dialectos del euskera, que podrían haber surgido mucho antes de lo que se creía y haber constituido a la vez una barrera interna en el propio territorio, que no normalizó la lengua estándar (batua) hasta 1968 (y solo se utilizó ampliamente desde la década de 1980).

"Hasta ahora se pensaba que estos (los dialectos) se formaron a partir de la Edad Media, pero postulamos que pueden haber surgido mucho antes y por eso se relacionan con la estructura genética", explica Comas.

En definitiva, el estudio abre la puerta a una línea de investigación mucho más concreta gracias al enfoque multidisciplinar que combina distintas áreas de conocimiento (historia, lingüística, genética) y permite potenciar una investigación más completa. "La gran cantidad de marcadores y muestras que empleamos junto a la sofisticación computacional nos permiten resolver cuestiones que hasta ahora no podíamos abordar y abren la puerta al conocimiento de la historia más local y más reciente de nuestra especie", concluye Comas.

Fuente: 20minutos.es | 25 de marzo de 2021

Distribución geográfica de la región franco-cantábrica y áreas incluidas en el estudio

El mayor estudio hasta la fecha confirma la “singularidad genética” de los vascos

Los vascos se distanciaron del resto de pueblos de la península ibérica desde hace unos 2.500 años, mucho después de lo que afirman las leyendas nacionalistas

El mayor estudio realizado hasta la fecha, con muestras de ADN de casi 2.000 individuos actuales y de épocas antiguas, ha confirmado “la singularidad genética de los vascos” en Europa, según sus autores. La investigación, encabezada por el biólogo David Comas, ratifica que esa singularidad no se debe a un origen extraordinario, sino simplemente a un mayor aislamiento desde la Edad del Hierro, hace unos 2.500 años. “Los vascos no son marcianos”, subraya Comas, del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona.

El origen de los vascos apasiona a la comunidad científica desde el siglo XIX. El antropólogo francés Paul Broca se coló una noche de 1862 en el cementerio de Zarautz para robar cráneos con los que estudiar las presuntas peculiaridades de lo que entonces se consideraba una raza primitiva. Juan José Ibarretxe, presidente del Gobierno vasco hasta 2009, proclamaba que el pueblo vasco “tiene 7.000 años de existencia” para impulsar su proyecto separatista. Y el entonces presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, afirmaba en 2000 que los vascos eran “los más antiguos habitantes de Europa”, con “raíces propias” desde la prehistoria.

La lectura del genoma humano pinta un escenario muy diferente, según detalla el genetista vasco Íñigo Olalde (izquierda). Hace unos 7.000 años, grupos muy parecidos genéticamente a las poblaciones de agricultores y ganaderos neolíticos de Anatolia llegaron a la península Ibérica y se mezclaron con sus habitantes, cazadores y recolectores del Mesolítico, la etapa anterior al Neolítico. Quedó una población con una ancestralidad que era un 80% neolítica y un 20% local mesolítica, según explica Olalde, cuyo equipo de la Universidad de Harvard (EE UU) reconstruyó en 2019 la historia genómica de la península ibérica.

Posteriormente, hace unos 4.500 años, empezaron a llegar grupos descendientes de la cultura yamnaya, los nómadas que abandonaron las estepas de la actual Rusia hace unos cinco milenios. Tras esa mezcla, la población resultante presentaba un 40% de esa ascendencia foránea y un 60% de lo que ya había. Ese es el sustrato genético común de todos los pueblos de la península Ibérica, incluidos los vascos.

Olalde cree que el nuevo estudio, en el que no ha participado, confirma que los vascos son “distintos genéticamente” del resto de la península ibérica, pero no tanto. “Hace décadas se decía que los vascos eran la continuación de los cazadores-recolectores y luego se vio que era totalmente mentira. Luego se dijo que eran continuación de los neolíticos que vinieron después y también se ha visto que es falso”, explica el genetista.

Modelado del flujo genético potencial posterior a la Edad del Hierro en la península ibérica.

El nuevo estudio, publicado este jueves en la revista especializada Current Biology, sugiere que el lenguaje pudo actuar como una “barrera cultural” que facilitó el aislamiento de los vascos desde la Edad del Hierro —hace unos 2.500 años—, por ejemplo, durante las etapas de dominio romano o musulmán.

El grupo de David Comas ha analizado el ADN de 190 personas cuyos cuatro abuelos nacieron en la misma zona. Los resultados muestran diferentes repertorios genéticos incluso dentro del propio País Vasco, concentrados en pequeñas regiones que coinciden con la distribución histórica de los diversos dialectos del euskera. La hipótesis del equipo de Comas es que el lenguaje supuso una barrera para el contacto con los pueblos circundantes, pero también fue un obstáculo interno por la existencia de dialectos con “menor inteligibilidad mutua”. El actual euskera estándar, denominado batúa, no se estableció hasta 1968.

La historia de la genética vasca está plagada de resultados contradictorios. Uno de los coautores del nuevo estudio, Jaume Bertranpetit (izquierda), ya dirigió en 2010 otra investigación que llegó a la conclusión contraria: que los vascos no presentaban una singularidad genética. “Sin duda, nuestro trabajo anterior no está bien”, admite Bertranpetit, también del Instituto de Biología Evolutiva. Su grupo utilizó entonces técnicas de análisis genético que hoy son rudimentarias. “Hemos visto que la aproximación era demasiado poco fina para detectar diferencias pequeñas entre poblaciones”, explica.

La bióloga Ana María Aransay (derecha) lamenta la utilización política de los estudios genéticos. “A mí me interesan las poblaciones aisladas históricamente porque, por la endogamia, tienen variantes únicas de enfermedades. Hay un tipo de párkinson que, de hecho, tiene un nombre en euskera: el dardarín. La política me interesa cero”, señala Aransay, del centro de investigación biomédica CIC bioGUNE, en Derio (Bizkaia). El equipo de la bióloga respondió en 2010 a Bertranpetit con otro estudio que aseguraba que sí había una singularidad genética vasca.

La bióloga mexicana Cristina Valdiosera (izquierda) de la Universidad de Burgos, ya mostró en 2015 que los vascos no son tan antiguos como se pensaba. Su investigación rebajó su presunta antigüedad a unos 5.000 años. El equipo de Íñigo Olalde en Harvard la disminuyó todavía más en 2019, hasta llegar a esos 2.000 o 2.500 años que ahora confirma el estudio de David Comas.

Valdiosera lo resume así: “El resto de poblaciones ibéricas comienzan a diferenciarse de las poblaciones vascas a partir de la Edad del Hierro porque empiezan a tener influencias genéticas de otras poblaciones, como las musulmanas o las romanas. Son los vascos los que se congelan en el tiempo”.

David Comas, nacido en Barcelona en 1969, ya dedicó parte de su tesis doctoral en los años 90 a la genética de los vascos. Lleva más de dos décadas viendo cómo sus investigaciones se utilizan políticamente, desde todos los bandos. “Las diferencias que observamos se pueden magnificar o minimizar. El titular de la noticia puede ser que hay una singularidad genética de los vascos, que los vascos son distintos, pero también se puede destacar que el sustrato genético es el mismo que el del resto de la península Ibérica, que los vascos son iguales”, bromea Comas.

Fuente: elpais.com | 25 de marzo de 2021

Los neandertales también usaban palillos para limpiarse los dientes

Al examinar una muela del juicio y un premolar (en la foto) de la era del Pleistoceno tardío, los antropólogos de Polonia encontraron evidencia de que sus dueños usaban un palillo rudimentario.

Los neandertales usaban sus particulares cepillos de dientes. Según el análisis de una pieza dental hallada en una cueva polaca en 2010, se confirma que nuestros antepasados ya empleaban palillos para su higiene dental.

¿Podría ser el palillo de dientes el hábito humano más antiguo? Una investigación reciente apunta a que sí. Nuestros antepasados más primitivos habrían tenido el sentido común y la intuición para usar este rudimentario objeto como herramienta de higiene dental.

Varios primates superiores se sirven de elementos similares para frotarse o hurgarse los dientes, y existe una creciente evidencia arqueológica en toda Europa que apunta a que los neandertales también tenían la costumbre de quitarse la comida de la boca. ¿Cómo se ha averiguado? A través de las huellas en sus molares.

Hace una década se encontró un diente en una cueva polaca. Esta pieza hallada en 2010 se ha analizado y muestra una ranura con forma de uso en un costado, indicando el movimiento hacia afuera y hacia adentro de un palillo de dientes. Las medidas dentales del premolar superior y la datación por radiocarbono del área sugieren que alguna vez perteneció a un neandertal masculino de unos 30 años que se estaba limpiando los dientes de esta manera hace ya 46.000 años.

“Parece que el dueño del diente usó higiene bucal. Probablemente entre los dos últimos dientes había restos de comida que tuvieron que ser removidos”, explica la arqueóloga Wioletta Nowaczewska (izquierda), de la Universidad de Wroclaw, en un artículo publicado en Science in Poland. No se conoce qué objeto exacto habría sido transformado en palillo de dientes, aunque se especula con un hueso pequeño, trozo de rama o espina de pescado. Debía ser un objeto cilíndrico bastante rígido.

Otros diente que han aparecido en la cueva de Stajnia, cerca de Cracovia, también habrían pertenecido a neandertales, varios de ellos con intentos similares de higiene dental prehistórica, aunque al estar más deteriorados resulta más complicado estudiarlos.

La notable condición de este molar ha facilitado el análisis 2D y 3D del esmalte dental, que es más delgado que el del Homo sapiens. Tras completar un estudio adicional del ADN mitocondrial se confirma la pertenencia a un miembro neandertal y la causa del surco principal del diente debida a una abrasión mecánica.

Arriba: a) El patrón de desgaste radial en el interior del premolar; b) Una ranura de palillo vertical visible debajo de la faceta de desgaste, a la derecha.

La ubicación, la forma, la orientación y la aparición de este rasguño coinciden con otros signos similares en dientes neandertales de otras partes de Europa.

No es el primer hallazgo interesante en relación a una pieza dental de hace miles de años: en 2017 se encontró en Croacia una pieza con señales de haberse usado un 'palillo' de hace 130.000 años -probablemente como vía para mitigar cierto dolor-, mientras que en 2013 también aparecieron dientes incluso más antiguos en España, con marcas similares e incluso un fragmento de madera atrapado entre dos molares.

No está claro de qué estaba hecho el palillo rudimentario, pero tenía que ser lo suficientemente duro como para dejar una marca, tal vez una ramita o un trozo de hueso.

Otros materiales que los neandertales podrían haber usado para limpiar sus dientes incluyen huesos, tendones y pasto, aunque estos aún no se han confirmado en el registro arqueológico.

Fuentes: ticbeat.com | dailymail.co.uk | 28 de marzo de 2021

Descubierto un precioso toro de bronce intacto de hace 2.500 años en Olimpia: fue una ofrenda a Zeus

Arqueólogos griegos han desenterrado por casualidad un ídolo taurino de bronce de más de 2.500 años durante unas excavaciones realizadas en el yacimiento de la antigua ciudad de Olimpia, según ha informado el Ministerio de Cultura del país heleno.

Un arqueólogo que supervisaba las obras encontró la estatuilla durante los trabajos en el complejo, uno de los santuarios más famosos de la antigua Grecia. La estatuilla fue encontrada intacta, con uno de sus cuernos atravesados en la tierra después de que se registrasen fuertes lluvias en la zona, cerca de un templo dedicado al dios Zeus en Olimpia.

La pieza ya ha sido trasladada a un laboratorio para su conservación. Los expertos creen que la estatuilla fue parte de miles de regalos ofrecidos a Zeus en un periodo de tiempo comprendido entre 1050 y 700 antes de Cristo. Los toros y los caballos tenían un rol importante en la antigua Grecia y frecuentemente eran ofrendados a los dioses. Los fieles dedicaban estos objetos a su consuelo, como súplica o como signo de placer.

Como decenas de piezas similares que representan animales o figuras humanas, el toro de bronce parece haber sido ofrecido por un devoto en el momento del sacrificio, como lo demuestran las fuertes marcas de quemaduras en los sedimentos removidos durante su purificación, han señalado los arqueólogos. Una gran cantidad de figurillas encontradas en la espesa capa de ceniza del altar de Zeus se exhibe en la segunda sala del Museo Arqueológico de Olimpia y es indicativa de la importancia de este santuario como un centro panhelénico.

Olimpia fue el lugar donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de la historia. Se disputaron cada cuatro años desde 776 a.C. hasta al menos 393 a.C. Esta competición deportiva provocaba que las ciudades estado griegas abandonasen sus disputas durante el tiempo que se celebraban.

Fuente: elespañol.com | 22 de marzo de 2021

Descubren en Polonia un gran cementerio de tumbas-túmulo de hace unos 5.500 años

Los arqueólogos estiman que este antiguo cementerio de Polonia data de hace unos 5.500 años. Hasta ahora se han excavado siete túmulos y puede haber más de una docena. (Crédito de la imagen: Jan Bulas).

Un gigantesco complejo de 5.000 años de antigüedad de túmulos largos y tumbas revestidas de piedra ha sido desenterrado en el sur de Polonia, después de que los arqueólogos investigaran las líneas en los cultivos en un campo que habían visto en una fotografía satelital.

El arqueólogo de Cracovia, Jan Bulas (izquierda), había notado el contorno de una estructura cuadrangular rodeada por una zanja cuando estudiaba imágenes por satélite de tierras de cultivo en la ciudad de Debiany (provincia de Swietokrzyskie).

Con su curiosidad despierta, él y su colega Marcin M. Przybyła (derecha) fueron al lugar y comenzaron a realizar pruebas magnéticas (que no requieren clavar una pala en el suelo). Dicho trabajo no solo les permitió determinar el diseño detallado de la estructura cuadrangular y posteriormente determinar que se trataba de una fortificación medieval. También encontraron tumbas megalíticas de hace aproximadamente 5.500 años, un entierro de dos caballos de la Edad del Bronce. De momento se desconoce la extensión completa de este antiguo cementerio.

En principio se descubrieron unas 7 tumbas-túmulo monumentales al norte y al sur de la fortificación medieval y se examinaron parcialmente durante las excavaciones realizadas en el verano de 2019 y 2020 gracias a los fondos de la Oficina Provincial de Protección de Monumentos en Kielce.

La fortaleza data de los siglos IX y X antes de que se estableciera el reino de Polonia. Estaba rodeado por una muralla de tierra y un foso, como se muestra aquí. (Crédito de la imagen: Marcin Przybyła).

Los arqueólogos piensan que el conjunto puede tener en una docena de tumbas-túmulo, cada una de entre 40 y 50 metros de largo, hechas de movimientos de tierra, piedras y empalizadas de postes de madera que ahora se han podrido. Creen que es una reliquia de un asentamiento prehistórico en la zona construido por gentes del Neolítico correspondiente a la cultura de los vasos de embudo, llamada así por el nombre de las vasijas de cerámica distintivas que fabricaron, y se cree que fueron unos de los primeros agricultores de Europa.

Las marcas de corte en un campo que aparecieron en imágenes de satélite resultaron ser una estructura subterránea de cuatro lados. Los túmulos y tumbas del cementerio neolítico se encontraron al norte y al sur de la fortaleza durante las excavaciones del sitio.(Crédito de la imagen: Marcin Przybyła y Michał Podsiadło)

Los investigadores se refieren a las tumbas funerarias recién descubiertas como megaxilones (del griego "mega" - grande y "xylon" - madera), las cuales fueron erigidas en el suelo en forma de trapezoide alargado. A diferencia de las tumbas megalíticas conocidas de Kujawy, por ejemplo, sus paredes estaban rodeadas con postes de madera, no con piedras.

Przybyła (izquierda) explica: "Sus muros más largos se reforzaron con empalizadas de madera, mientras que los muros del este más pequeños contenían entradas a una especie de capilla funeraria: un vestíbulo".

"Las tumbas de este tipo suelen contener entierros únicos". El investigador agrega que "los límites de cada una de las tumbas estaban marcados por empalizadas. Hasta el día de hoy solo se han conservado los agujeros para los postes. Detrás de algunos de ellos había zanjas longitudinales, las cuales son restos de la extracción de suelo para la construcción de los terraplenes de las tumbas".

La investigación de los arqueólogos mostró que había tumbas debajo de tales terraplenes, y algunas de ellas estaban construidas con cantos rodados de piedra caliza.

Cada túmulo estaba hecho de muros de tierra apilada sobre tumbas centrales revestidas de piedra y rodeadas por una zanja y empalizadas de postes de madera. (Crédito de la imagen: Jan Bulas)

Aún no se han identificado restos humanos en las tumbas centrales, pero se han encontrado restos de varios enterramientos de la misma época en los terraplenes de tierra a su alrededor, incluido este entierro de una mujer neolítica. (Crédito de la imagen: Jan Bulas).

Przybyła dijo: “Desafortunadamente, la mayoría de los restos de los fallecidos y el ajuar funerario fueron retirados de estos entierros mientras el cementerio todavía estaba en funcionamiento. Fue un comportamiento ritual que a menudo vemos en los cementerios de ese período".

“El lugar no estaba habitado de forma permanente. Quizás sirvió como un campamento militar, o estaba asociado con rituales religiosos o sociales. Vale la pena señalar que es la única estructura de este tipo que se conoce en Polonia".

Przybyła y Bulas dijeron que el equipo arqueológico también había desenterrado una tumba con dos caballos, enterrados uno al lado del otro, junto con parte de una brida. Han fechado esta tumba a mediados de la Edad del Bronce, hace unos 3.500 años.

Estos dos caballos fueron enterrados uno al lado del otro en una tumba que data de la Edad del Bronce media, miles de años después del cementerio neolítico. (Crédito de la imagen: Marcin Przybyła)

Las gentes del vaso de embudo

Las gentes del vaso de embudo que construyeron estos antiguos túmulos cerca de Dębiany se extendieron por Europa central desde aproximadamente el 4100 a. C. Se cree que eran agricultores que emigraron a la región desde lo que ahora es España y Francia, y que también eran descendientes de personas que habían emigrado desde los Balcanes, donde habían adoptado prácticas agrícolas anteriores de Oriente Medio.

Los arqueólogos han desenterrado cementerios de túmulos largos hechos por personas de la cultura del vaso de embudo en otras partes de Polonia, así como en Alemania y el sur de Escandinavia. Uno de los más conocidos está escondido en un bosque en la región central polaca de Kujawy; los enormes túmulos funerarios a veces se llaman pirámides polacas.

Vasija perteneciente a la cultura de vasos de embudo. Dinamarca, 3200 a.C. Wikipedia.

Sin embargo, se cree que este antiguo cementerio cerca de Dębiany podría ser uno de los mayores complejos de tumbas-túmulo de esta cultura encontrados hasta ahora, dijo Przybyła.

Los arqueólogos planean continuar sus excavaciones en los próximos años para aprender más sobre los túmulos y tumbas neolíticas, y también sobre los restos de la fortaleza medieval y el foso que los llevó por primera vez al sitio.

Hasta ahora, los arqueólogos no han encontrado evidencia de que la fortaleza estuviera habitada permanentemente (creen que pudo haber sido un campamento militar) y no se han encontrado estructuras similares en Polonia.

Przybyła y Bulas dijeron que era un "descubrimiento único" que les ayudará a estudiar las técnicas de fortificación utilizadas durante los siglos IX y X, la cul fue una época turbulenta en la historia de Polonia.

Fuentes: livescience.com | scienceinpolanda.pap.pl | 26 de marzo de 2021