El Museo Arqueológico de Andújar (Jaén) exhibe una “pieza singular” de un jabalí de bronce

Jabalí de bronce expuesto en el Museo Arqueológico de Andújar. Foto: Ayto. Andújar.

El Museo Arqueológico “Profesor Sotomayor” de Andújar, Jaén, exhibe una “pieza singular” de un jabalí de bronce. La escultura llegó al museo gracias a la colaboración policial y ciudadana hace casi diez años y finalmente se ha podido colocar en las instalaciones para su disfrute por los visitantes.

La escultura en bronce se puso en manos de dos arqueólogos y un restaurador para su estudio y descripción. Aunque existían dudas sobre su autenticidad, el criterio de los arqueólogos determinó que "esta pieza es una réplica en bronce del jabalí encontrado en 1925 por Mr. Kenworthy, ingeniero mecánico en la escoria de cobre romana de Riotinto (Huelva)”.

Por otro lado, explican desde el área de Patrimonio, hay historiadores que sostienen que el jabalí era el emblema de una de las legiones romanas, probablemente la IX y que su antigüedad data de 200 años a.C. “Otros aseguran que es de origen más remoto, griego o asiático, basando su argumento en la forma del jabalí, que tiene las patas más delgadas que el indígena de Iberia, y que se parece exactamente al jabalí de Malasia”, explican desde Patrimonio.

Foto: Perspectiva de la figura del jabalí de bronce que se exhibe en el Museo de Andújar. Ayto. Andújar.

Respecto a la pieza, que ahora se expone en Andújar, los arqueólogos, Maudilio Moreno y Aquilino Delgado, determinaron que “al estar descontextualizada la escultura, se puede plantear la duda sobre su autenticidad, sin embargo, basándose en un estudio intrínseco del jabalí , y otras piezas similares, en apariencia la pieza parece auténtica, aunque muestra haber sufrido varias manipulaciones”.

El concejal de Patrimonio, Jose Antonio Oria, ha manifestado su satisfacción por la exposición de esta nueva pieza en las galerías del museo, que está siendo remodelado de forma gradual, con un cambio de imagen que conlleva una modificación en el discurso expositivo.

“Queremos hacer de nuestro museo un atractivo más de nuestra ciudad, reclamo para turistas e investigadores, pues sin duda el patrimonio es uno de los pilares que sustenta el desarrollo de los territorios. Es por eso que trabajamos a diario en preservarlo y proyectarlo a través de una programación atractiva para todos los públicos”, ha concluido.

Fuente: andujar.idea.es | 2 de junio de 2021

Un estudio de residuos de Atapuerca infiere cambios en la ganadería y alimentación humanos en 4.000 años

Ejemplo de quesera de El Sabinar, Arcos del Jalon Soria. / UBU

Las doctoras Marta Francés Negro, del Laboratorio de Evolución Humana de la UBU, y Melanie Roffet-Salque, de la Universidad de Bristol, colideran un artículo recientemente publicado en la prestigiosa revista internacional Journal of Archaeological Science, sobre el análisis de residuos orgánicos realizado en cerámicas del yacimiento de El Portalón de Cueva Mayor, un importante yacimiento holoceno de la Sierra de Atapuerca.

Los análisis de residuos orgánicos permiten establecer qué tipo de alimentos contuvieron los recipientes prehistóricos a partir de la identificación de algunos de sus compuestos básicos. Esto se consigue gracias a que todos los alimentos contienen algún tipo de lípido (grasa), y estos quedan atrapados en el interior de las pequeñas porosidades de la pared cerámica.

Un grupo de investigadores trabaja en el Portalón de la Cueva Mayor

El estudio se ha realizado sobre más de 100 muestras cerámicas procedentes del yacimiento de El Portalón de Cueva Mayor (Atapuerca, Burgos) con diferentes cronologías: Neolítico (ca. 7270-5320 cal. BP), Calcolítico (ca. 5294-4158 cal. BP) y Edad del Bronce (ca. 4240-3090 cal BP).

Se han podido identificar varios productos derivados del consumo animal, como son los productos lácteos y la carne. «Es la primera vez que se realizan este tipo de análisis en un mismo yacimiento para una secuencia de 4000 años y en el que, además, se comparan los resultados con la fauna del yacimiento», comenta Marta Francés (izquierda), primera autora del trabajo.

A partir de ambos estudios, residuos y fauna, se ha podido observar como la presencia de productos lácteos en el Neolítico era todavía limitada. Según Melanie Roffet-Salque (derecha), lider del estudio en Bristol, «esto seguramente tiene relación con que las poblaciones neolíticas que habitaron el yacimiento eran todavía intolerantes a la lactosa, como han puesto de manifiesto los estudios de su ADN. Por ello, aunque su presencia es aún escasa, podríamos estar ante una lenta incorporación de estos alimentos en un contexto de escasez de alimentos».

Sin embargo, en cronologías posteriores (Calcolítico y Edad del Bronce), el mayor consumo es precisamente el de productos de origen lácteo, que se debe asociar a leche, pero también a ciertos productos semielaborados como yogures, requesones, quesos, mantequillas ... y siempre teniendo en cuenta que no podemos considerarlos iguales a los que conocemos hoy en día.

En cuanto al consumo de carne, también se detectan cambios a lo largo del tiempo. Mientras que en el Neolítico el principal tipo de carne consumida era la de animales rumiantes (vacas, cabras y ovejas) durante el Calcolítico y la Edad del Bronce el mayor consumo es de la carne de no rumiantes (cerdo, caballo) y ya a cierta distancia, el de la carne de rumiantes.

La doctora Marta Francés en el laboratorio. / UBU.

En época calcolítica, la explotación animal parece ser, pues, más variada y destinada tanto a los productos lácteos y cárnicos (principalmente no rumiantes) como a la obtención de lana (ovicáprinos) y animales de carga (vacuno). Durante la Edad del Bronce se mantiene la variedad y la preferencia por el consumo de productos lácteos y la carne de no rumiante de la época anterior. Sin embargo, en este período se intensifica mucho la explotación de la lana. Curiosamente, los restos de fauna delatan un aumento en el consumo de cerdos que sin embargo, no se ha observado en los residuos grasos encontrados en las cerámicas.

En el estudio han participado investigadores del Laboratorio de Evolución Humana y el Laboratorio de Prehistoria de la Universidad de Burgos, del Museo Arqueológico Regional de Madrid, la complutense de Madrid, la Universidad de Ginebra y la Organic Geochemistry Unit de la Universidad de Bristol, un centro de referencia internacional en este tipo de estudios dirigido por Richard Evershed.

Fuente: burgosconecta.es | 8 de junio de 2021

La sorprendente y variada dieta que permitió a los neandertales sobrevivir en Siberia

Fragmento de la mandíbula de un adulto analizada. BENCE VIOLA/UNIV. DE TORONTO

Mucho se ha especulado sobre las causas por las que se extinguieron los neandertales tras coexistir con los Homo sapiens modernos. Una de ellas apuntaba a que no habrían sido capaces de adaptarse a su entorno de la misma forma que lo hizo nuestra especie, pero cada vez hay más pruebas que cuestionan esa teoría.

Una de ellas se publica este martes y llega desde Rusia. Un equipo internacional liderado por el español Domingo Carlos Salazar (izquierda) revela cómo incluso los neandertales que vivían en la inhóspita Siberia supieron aprovecharlos limitados recursos de los que disponían para conseguir una dieta variada que poco tenía que envidiar a la de sus coetáneos mediterráneos.

Diversos tipos de carne y, para su sorpresa, una variedad de plantas estaban presentes en su menú habitual, tal y como ha revelado el análisis de restos dentales de hace entre 60.000 y 50.000 años hallados en la cueva de Chagyrskaya, en el macizo Altai del sur de Siberia. "Esto quiere decir que se adaptaron bien", señala Salazar, autor principal de esta investigación publicada en Journal of Human Evolution.

"Comían lo que podían. Lo que más consumían era caballo y bisonte porque eran también los animales más fáciles de cazar en una zona abierta como la estepa. Hay también otros como la cabra siberiana, pero en menor cantidad", precisa en conversación telefónica Salazar, que ahora está en la Universidad de Valencia, pero cuando analizaron los fósiles se encontraba en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig. La pieza estrella de la investigación es el resto de una mandíbula, de la que sólo saben que perteneció a un individuo adulto.

Entorno de la cueva de Chagyrskaya, en Altai.BENCE VIOLA/UNIV. DE TORONTO

¿Cómo era esa región que hoy es el sur de Siberia? "Por la reconstrucción paleoambiental sabemos que hace 50.000 años había grandes zonas de estepa abiertas, con algunos parches arbolados, de bosque, con un clima frío y hostil", explica.

Se trata del primer estudio que documenta la dieta que seguían los neandertales del Este combinando el análisis de isótopos, el cual reveló que consumían gran cantidad de animales de caza, y la identificación, mediante microscopía óptica, de microrrestos de una variedad plantas en la dentadura y los cálculos del individuo al que pertenecía la mandíbula.

La cueva de Chagyrskaya en la que hallaron los restos neandertales analizados se encuentra a sólo 100 kilómetros de las cuevas de Denísova, donde se descubrió una nueva especie, la de los denisovanos, y en 2012 se encontró por primera vez un homínido híbrido de primera generación de dos especies distintas: una niña bautizada como Denny que era hija de una mujer neandertal y un hombre denisovano.

"La cueva está en una zona montañosa, en la que obviamente hay más vegetación que en la zona del alrededor pero se trata de un entorno muy hostil. Por eso nos ha sorprendido que se consumieran tantas plantas. Se adaptaron para obtener los recursos de la zona, tenían habilidad para hacerlo y lo hicieron", señala Salazar.

Cueva de Chagyrskaya en las montañas Altai del sur de Siberia. Crédito: IAET

Los neandertales vivieron en distintos lugares de Eurasia, tanto en países mediterráneos como Portugal, España y Francia como en Siberia. Hasta hace un tiempo se pensaba que habrían llegado hasta la zona que hoy ocupa Uzbekistán, pero en los últimos años se ha comprobado que fueron más lejos, 2.000 kilómetros más al este hasta alcanzar el macizo de Altai. Según recuerdan los autores del estudio publicado este martes, fue una zona muy dinámica en la que los neandertales interaccionaron con los enigmáticos denisovanos.

Pese a que se trata de una región muy importante para comprender la evolución humana, hay pocos estudios sobre el comportamiento de estos primos siberianos y sobre cómo conseguían subsistir. Los humanos modernos respondían a los cambios ecológicos estacionales mudándose a otro lugar, pero no se sabía cómo los neandertales sobrevivían en regiones áridas como la actual Siberia.

Excavación en la cueva de Chagyrskaya.

Los resultados de esta investigación se añaden a otros estudios anteriores, realizados con ADN, para intentar entender por qué esta zona fue considerada por los neandertales lo suficientemente atractiva como para intentar colonizarla en, al menos, dos ocasiones. Los estudios genéticos han revelado que vivían en grupos pequeños en permanente riesgo de desaparecer. grupos pequeños en permanente riesgo de desaparecer.

Según los autores del estudio, sus resultados indican que su forma de vida no se debía a su incapacidad para adaptarse al entorno y sugieren que se ponga el foco en otros posibles motivos, como la interacción con otros homínidos. Desde su punto de vista, la forma en la que se alimentaban refleja que su forma de adaptarse al entorno probablemente no fue una desventaja cuando competían con los humanos anatómicamente modernos.

"Ahora sabemos que los neandertales tenían arte o rituales de enterramiento, y hemos visto que se adaptaban perfectamente a su entorno, incluso cuando el territorio era hostil", destaca Salazar, que subraya que durante los últimos 10 años se ha ido desmontando la antigua imagen que se tenía de los neandertales.

Fuente: elmundo.es | 8 de junio de 2021

Hace 8.000 años, en Siberia, los cazadores-recolectores bailaban al son de los dientes de alce

Varón adulto de la tumba 76a en Yuzhniy Oleniy Ostrov (Lago Onega, Rusia occidental) dibujado como si estuviera vivo durante una sesión de baile: 140 dientes de alce en el pecho, cintura, pelvis y muslos traquetean rítmica y ruidosamente. Crédito: Artista Tom Bjorklund.

"Los adornos compuestos de dientes de alce suspendidos y repartidos sobre la ropa emiten un fuerte traqueteo cuando se mueven", dice la arqueóloga y becaria de investigación de la Academia de Finlandia, Riitta Rainio (izquierda), de la Universidad de Helsinki.

"El uso de estos 'cascabeles' mientras se baila hace que sea más fácil sumergirse en el paisaje sonoro y, finalmente, dejar que el sonido y el ritmo tomen el control de los movimientos. Es como si el bailarín fuera guiado en el baile por alguien".

Foto: dailymail Los dientes de alce se ven como marcas negras que rodean los huesos en cada tumba.

Rainio conoce bien el tema, ya que bailó, con fines de investigación, durante seis horas consecutivas, con adornos de dientes de alce producidos según el modelo de la Edad de Piedra. Rainio y el artista Juha Valkeapää realizaron una actuación para descubrir qué tipo de marcas de desgaste se forman en los dientes cuando chocan entre sí y se mueven en todas direcciones. El sonido de estos 'cascabeles' de dientes puede ser claro y brillante, ruidoso, dependiendo del número y la calidad de los dientes, así como de la intensidad del movimiento.

El microanálisis demuestra que las marcas de desgaste de los dientes son el resultado del baile.

Los dientes desgastados por el baile se analizaron en busca de marcas microscópicas antes y después del baile. Estas marcas fueron luego comparadas con los hallazgos hechos en las tumbas de Yuzhniy Oleniy Ostrov (Lago Onega, Rusia occidental) por Evgeny Girya, un arqueólogo especializado en micro-marcas en la Academia de Ciencias de Rusia.

Girya documentó y analizó las marcas de desgaste en los dientes de alce encontrados en cuatro tumbas mesolíticas elegidas para el experimento. Al comparar las astillas, los huecos, los cortes y las superficies alisadas de los dientes, observó una clara semejanza entre los dientes desgastados por la danza y los dientes de la Edad de Piedra. Sin embargo, las marcas en los dientes de la Edad de Piedra eran más profundas y extensas. Según Girya, los resultados muestran que las marcas son el resultado de una actividad similar.

Fuente: phys.org | 3 de junio de 2021

Hace 1,4 millones de años Orce (Granada) se convirtió en una zona de atracción para la elaboración de herramientas de piedra en Europa

Excavación en el yacimiento de Orce de Barranco León. Jordi Mestre / IPHES

Situado en el sector nororiental de la cuenca de Guadix-Baza (Granada), en las faldas de la Sierra de la Umbría, el yacimiento de Barranco León de Orce, de 1,4 millones de años, es conocido por su excepcional y rica colección arqueológica, que en la actualidad cuenta con unos 2.500 objetos elaborados con piedra caliza y con sílex de la zona.

El yacimiento también ha proporcionado un abundante registro paleontológico que incluye herbívoros y carnívoros, numerosos restos de microvertebrados e, incluso, una muela de hominino que es actualmente el fósil humano más antiguo de Europa occidental. En este contexto, la presencia de artefactos líticos y restos de fauna tanto no alterados como erosionados había desconcertado al personal investigador durante décadas.

Ahora, tras muchos años de meticulosas campañas de excavación, de exhaustivos análisis líticos y de concienzudos estudios geológicos, se ha sabido que, después de una época de intensas lluvias, Barranco León se convirtió en un pedrero: una verdadera cantera que fue aprovechada por las primeras poblaciones del continente europeo.

La investigadora Stefanía-Titton en el yacimiento de Barranco León. / R. G.

Esta investigación, liderada por Stefania Titton, que acaba de completar su doctorado en Cuaternario y Prehistoria en la Universidad Rovira i Virgili (URV) y en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), y está financiada por una beca de formación post máster de la Provincia Autónoma de Bolzano (Italia) propone un comportamiento inédito de nuestros antepasados más remotos. Los resultados, altamente significativos, acaban de ser publicados en la revista Archaeological and Anthropological Sciences.

La investigación se enmarca en el Proyecto Orce dirigido por Juan Manuel Jiménez Arenas, profesor titular del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, y del que forman parte Deborah Barsky, investigadora del IPHES-CERCA y profesora asociada de la URV, y Hugues-Alexandre Blain, investigador del IPHES-CERCA.

Herramienta lítica de hace 1,3 millones de años hallada en el 2010 en Orce. IPHES.

Una caja de sorpresas

Con las investigaciones realizadas a lo largo del tiempo se ha llegado actualmente a la conclusión de que, en Barranco León, en un primer momento, había una fuente de agua dulce proveniente del subsuelo que atraería a la abundante fauna que habitó este rincón de la provincia de Granada hace 1,4 millones de años. Fue entonces cuando un hecho catastrófico se convirtió en una oportunidad: las lluvias torrenciales que sufrieron los primeros habitantes de Orce acumularon las piedras y huesos que el agua encontró en su camino; entre las primeras, numerosos guijarros de caliza y algunos fragmentos de sílex que se habían formado durante millones de años en la Sierra de la Umbría. Todo esto formó un pavimento parecido a lo que observamos hoy en día a los cauces de muchos ríos.

Imagen facilitada por la Universidad de Granada.

Cuando llegó la calma y las aguas retrocedieron, Barranco León se había convertido en una cantera que fue aprovechada y explotada por los humanos. Este emplazamiento, inicialmente formado con materiales erosionados y provenientes de otros lugares, se convirtió en un taller donde se elaboraron múltiples herramientas que se utilizaron para procesar vegetales y animales fundamentalmente para la subsistencia de nuestros antepasados.

La presencia de fuentes de agua dulce provenientes del subsuelo en el mismo entorno de la cantera convirtió Barranco León en un abrevadero donde los herbívoros mitigaban su sed, pero donde también caerían presa de sus predadores, ya que los homininos con las herramientas recién elaboradas, los consumirían.

Imagen de los trabajos arquelógicos llevados a cabo en el Barranco León de Orce.

Buscando la aguja en el pajar

El estudio que ahora se presenta tiene sus raíces cuando el equipo investigador de Orce observó entre los 2.500 elementos de piedra que ha proporcionado el yacimiento de Barranco León, unos pocos que les llamaban la atención porque provienen de un único bloque de sílex y de un mismo guijarro de caliza. Así que emprendieron un estudio que era como encontrar la aguja en un pajar. La sección de tecnología lítica alcanzó este hito y ha reconstruido el puzzle con remontajes, es decir, juntando fragmentos de piedras que encajaban.

Situación geográfica del yacimiento de Barranco León (BL). 1a. Vista de la configuración actual del paisaje en el que se encuentra el yacimiento de BL (Foto: FL Chmiel). El sitio BL (a la izquierda) estaba cerca del borde del paleo-lago, y está situado hoy en el borde de un barranco con dirección NS. 1b. Vista general del sitio BL. 1c. Posición geográfica de algunos sitios circunmediterráneos en Eurasia que han producido conjuntos líticos olduvayenses con (punto amarillo y subrayado en el texto) o sin morfologías de poliedros, subesferoides, esferoides y bolas). Visor de mapas nacionales del USGS. Sitios olduvayenes mediterráneos en Eurasia con y sin morfologías poliédricas / subesferideas: (1.) BL y FN 3 (1.4 y 1.2 Ma., Andalucía, España); (3.) Niveles TD6 Gran Dolina (0.8–0.9 Ma.) y TE9 en Sima del Elefante, Atapuerca (1.2 Ma, Castilla y León, España); (4) Vallparadís (aprox . 0,98 Ma, Cataluña, España); (6) Pont de Lavaud (1,1 Ma., Indre, Francia); (7.) Le Vallonnet ( ca. 1.2 Ma., Roquebrune-Cap-Martin, Francia); (8.) Ca 'Belvedere di Monte Poggiolo ( ca. 1 Ma., Emilia Romagna, Italia); (9.) Localidad P13 de Pirro Nord (1.6–1.3 Ma., Puglia, Italia); (11.) Bizat Ruhama (Israel, 1.6-1.2 Ma); (12.) En el norte de África, Ain Hanech ( ca. 1.8 Ma, Argelia); (13. ) y Ain Boucherit (ca. 1.9 y 2.4 Ma, Argelia); (14.) Dmanisi (1,85–1,78 Ma., Georgia).— Yacimientos achelenses circun -mediterráneos en Eurasia con morfologías de herramientas poliédricas / subesferoidales: (2.) Cueva de Santa Ana (ca. 117-183 Ka. BP, Extremadura, España); (5.) Sitio US4 Bois-de-Riquet (aprox. 0,8 Ma.), Lezignan-la-Cèbe, Herault, Francia); (10.) y 'Ubeidiya (1.6-1.2 Ma, Israel).

Morfotipos poliédricos y subesferoides hallados en Barranco León BL y núcleos multidireccionales seleccionados para el análisis diacrítico.

Para dar más consistencia al estudio se llevó a cabo por primera vez un análisis espacial que ha permitido seguir el rastro de las personas que las crearon y se ha podido demostrar, sin lugar a dudas, que los humanos efectuaron múltiples actividades en Barranco León. Después de este momento de efervescencia, la actividad humana decayó, hasta desaparecer, desplazándose y centrándose la acción en Fuente Nueva 3, otro yacimiento olduvayense de Orce, que se encuentra a pocos kilómetros de Barranco León.

La investigación, financiada por la Junta de Andalucía, la ha realizado un equipo transdisciplinar en el que, además del personal ya citado, han tomado parte también tres miembros del IPHES-CERCA: Amèlia Bargalló, investigadora posdoctoral Juan de la Cierva del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades; Christian Sánchez-Bandera, beneficiario de una beca predoctoral del programa María de Maeztu, y Robert Sala Ramos, director de dicho centro de investigación y profesor titular de Prehistoria de la URV; Oriol Oms, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona; José A. Solano, de la Universidad de Sevilla; José Yravedra, de la Universidad Complutense; Isidro Toro-Moyano, del Museo Arqueológico Provincial de Granada y Alexia Serrano-Ramos y Juan Manuel Jiménez Arenas, de la Universidad de Granada.

Fuentes: granadahoy.com | lavanguardia.com | 9 de junio de 2021

Descubren la muralla y el acceso a un poblado de la Edad del Hierro de un municipio de Castellón

Vista aérea del poblado de la Edad del Hierro situado en el Monte Calvario de Castellón.

El Ayuntamiento de Montán y la Diputación de Castellón han finalizado la novena campaña de excavaciones que están desarrollando en el Monte Calvario para sacar a la luz un poblado de la Edad del Hierro.

Se trata de un importante yacimiento arqueológico en el que se ha conseguido encontrar la muralla y la puerta que daba acceso al poblado, según ha informado el Ayuntamiento de Montán en un comunicado.

Los trabajos han sido desarrollados durante el mes de mayo por un equipo formado por ocho personas, dirigidos por Amparo Barrachina (izquierda), del Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón (SIAP), y han servido para completar el trazado de la muralla en una longitud de 16 metros y localizar la puerta de acceso.

El yacimiento es un poblado de calle central fechado a mediados del siglo VII a. C. y en esta campaña el trabajo ha consistido en terminar de excavar la calle principal en el punto en el que se encontraba con la muralla con el objetivo de documentar el tipo de puerta que tendría el sistema defensivo del Monte Calvario.

Foto

Sergio Fornás (derecha), alcalde de Montán, ha destacado que "son muchos años los que llevan trabajando para poner en valor este importante legado histórico tanto para el pueblo como para todo el entorno del Mijares". "Una vez terminados estos trabajos se complementarán con parte del yacimiento que es visitable y vamos a trabajar con el objetivo de que se convierta en un reclamo para atraer visitantes al pueblo", ha añadido.

El alcalde ha explicado que como hay una parte consolidada para que se pueda visitar, el ayuntamiento ha organizado una ruta señalizada para que se pueda acceder de forma segura y se han instalado paneles informativos para hacer más didáctica e interesante esta actividad.

SENDEROS

Los últimos trabajos que se han hecho han consistido en señalizar una senda de acceso por la ladera que da al barranco del Pino. Se trata de un sendero que sube desde la parte alta de Montán y permite hacer una ruta circular desde la plaza del Ayuntamiento. Amparo Barrachina, directora de la excavación en el Monte Calvario, ha estado apoyada en los trabajos por Manuel Burdeos, co-director de las excavaciones, y seis peones especializados en este tipo de excavaciones arqueológicas. Barrachina ha explicado que "en la parte superior de la ladera estaban las casas donde se habitaba, en la parte intermedia están los almacenes y estos se apoyan en la muralla. Lo excavado hasta el momento es suficiente para conocer la estructura del poblado, pero nos faltaba completar la muralla y la puerta", ha dicho.

La zona de trabajo de esta campaña estaba cubierta de tierra y era de difícil excavación por los derrumbes acumulados a lo largo de los siglos, por lo que ha habido que quitar muchas piedras y restos constructivos de encima. Los materiales recuperados indican que se trata del siglo VII antes de Cristo, entre los años 650 y 600 a. C.

La directora de la excavación ha señalado que, aún faltan muestras de carbono 14 sobre semillas para concretar más la cronología, pero por el tipo de material ven que es de los primeros contactos con comerciantes fenicios, que vinieron entre esos años. Barrachina ha destacado el valor del yacimiento y que a pesar de que esta era ya la novena campaña, han salido muchas más cosas interesantes en esta excavación, lo que obligará a hacer una o dos campañas más para recuperarlo. En total han estado trabajando durante el mes de mayo dos técnicos y seis peones, cinco de ellas mujeres, gracias al trabajo conjunto del Ayuntamiento de Montán y el Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón.

Fuente: elmundo.es | 31 de mayo de 2021

Hallan los restos más antiguos (5.500 - 5.200 años) de presencia humana en el centro-sur del Tíbet

Tingri Graben, ubicación del yacimiento de Su-re, a 4.450 msnm. Las caras norte de los montes Everest y Cho Oyu son visibles al fondo. Foto: Luke Gliganic.

Los seres humanos y sus antepasados ​​han fabricado herramientas de piedra durante millones de años. De hecho, los lugares en los que se han encontrado subproductos de la producción lítica así como las herramientas empleadas para ello se encuentran entre los yacimientos más comunes del registro arqueológico de todo el mundo.

Sin embargo, con frecuencia estos artefactos líticos son hallados, bien muy cerca, o bien en la misma superficie del suelo, por lo que resultan notablemente difíciles de ubicar en un marco cronológico. Esto es así debido a que los materiales orgánicos que pueden ser datados por radiocarbono y que están directamente asociados con estos hallazgos a menudo se encuentran ausentes. Por otro lado, su ubicación cercana o en la misma superficie no pueden ofrecer a los arqueólogos un periodo temporal inequívoco en los que situarlos.

Características del sitio arqueológico de Su-re. (A) Vista aérea oblicua de Google Earth con posiciones de artefactos de superficie muestreados a lo largo de la ladera en Su-re (la vista está al noroeste). (B) Vista sobre el sitio de dispersión de la superficie lítica en el valle de Su-re con grandes rocas de cuarcita que han sido parcialmente extraídas (punto medio de la imagen). Obsérvense las arenas degradadas de la cubierta eólica en el fondo y las líneas de drenaje poco profundas de la concentración del flujo terrestre en el primer plano. (C y D) Esquema detallado de los artefactos TIN36 y TIN54, respectivamente. Crédito de la foto: (A) imagen de Google Earth; (B) MC Meyer, Universidad de Innsbruck.

A todo ello hay que sumar que hasta la fecha existen muy pocas técnicas arqueométricas disponibles para datar la piedra trabajada directamente y que actualmente los únicos métodos para la datación directa de artefactos líticos son la termoluminiscencia y la datación por hidratación de la obsidiana. Sin embargo, ambas técnicas presentan serias limitaciones metodológicas que limitan el rango de aplicaciones así como la fiabilidad de cada método.

Ahora para salvar este escollo, el arqueólogo de la Universidad de Innsbruck, Luke Andrew Gliganic, ha empleado junto a su equipo una técnica conocida como luminiscencia ópticamente estimulada -OSL por sus siglas en inglés- para datar los restos del yacimiento arqueológico de Su-re, ubicado en la montaña Cho Oyu de la cordillera del Himalaya y situada apenas a unos 20 kilómetros al oeste del monte Everest. Con ello han identificado la que hasta ahora es la evidencia más antigua de la ocupación humana del centro-sur de la meseta tibetana.

Entorno geográfico del sitio estudiado. (A) Ubicación del Tingri Graben en el Himalaya. (B) Perspectiva de Google Earth del Tingri Graben y el alto Himalaya mirando aproximadamente al sur que indica la ubicación del sitio arqueológico de Su-re. Crédito de la fot (B): Google Earth.

El arqueólogo Gliganic realizando un muestreo de artefactos de superficie bajo una cubierta negra a prueba de luz en la meseta tibetana. Crédito: Michael Meyer. Crédito: Michael Meyer.

Los restos de estas herramientas han sido datados entre hace 5.500 y 5.200 años y proceden de una cantera ubicada cerca de un paso de montaña que fue una ruta histórica de comercio y peregrinaje. "Se cree que esta ruta situada en las inmediaciones de Cho Oyu funcionó además como un vínculo prehistórico entre la meseta tibetana y las tierras bajas del sur del Himalaya" cuentan los investigadores.

Sin embargo, una de las cosas que más llama la atención de la investigación de Gliganic, la cual se publica en la revista Science Advances bajo el titulo Direct dating of lithic surface artifacts using luminescence es el método de datación empleado para averiguar la antigüedad de los artefactos de piedra tibetanos, ya que pudieron fecharlos gracias a la citada técnica OSL, la cual puede emplearse para averiguar la última vez que el cuarzo de una roca estuvo expuesto a la luz.

Esto se explica debido a que la luz solar despoja gradualmente al cuarzo de una señal luminiscente natural hasta que esta se repone con una nueva exposición a la radiación tras ser enterrado nuevamente. Así, exponiendo la piedra a longitudes de onda de luz específicas, los investigadores obtienen una serie de señales gracias a las cuales pueden calcular el tiempo que han permanecido bajo tierra.

El coautor del estudio, Michael Meyer, en el laboratorio OSL de la Universidad de Innsbruck. Foto: Michael Meyer.

"La superficie de la Tierra es altamente dinámica y la erosión y la redeposición de material, especialmente en escalas de tiempo largas, es común. Por lo tanto, una determinación precisa de la edad de los artefactos líticos que ocurren como hallazgos en la superficie no ha sido posible hasta ahora. Muchos aspectos del comportamiento humano antiguo sólo se han conservado como hallazgos en la superficie, por lo que no se pueden fechar con precisión con los métodos de datación disponibles en la actualidad. Al seguir desarrollando la técnica de datación por luminiscencia estimulada ópticamente (OSL), ahora podemos, por primera vez, realizar mediciones de edad precisas y directas en artefactos líticos. En nuestro estudio actual hemos analizado artefactos de piedra de un sitio arqueológico de superficie en el centro-sur del Tíbet", explica Michael Meyer, jefe del Laboratorio de Luminiscencia del Departamento de Geología de la Universidad de Innsbruck y uno de los principales autores del estudio

"Este método de datación utiliza señales de luz natural que se acumulan con el tiempo en dosímetros naturales, como granos de cuarzo y feldespato que son componentes importantes de los sedimentos, así como rocas y artefactos líticos. Estos minerales se pueden imaginar como relojes miniaturizados. Cada grano es un diminuto reloj que se puede 'leer' en condiciones controladas de laboratorio. La señal luminosa nos permite inferir la edad de la capa de sedimento arqueológico o artefacto. Cuanta más luz, más antigua es la muestra ”, dice el geólogo. "En este estudio, hemos adoptado un nuevo enfoque y nos hemos centrado no en los granos de arena sedimentarios, sino, por primera vez, en los propios artefactos de piedra".

Pisadas humanas bien conservadas descubiertas en el sitio arqueológico de Chusang, en el altiplano central tibetano. Foto: Mark Aldenderfer.

Actividades de explotación de canteras hace más de 5.000 años

Debido a sus condiciones ambientales y climáticas extremas, las tierras altas secas del Tíbet se consideran una de las últimas regiones de la tierra que fueron ocupadas por humanos. El momento exacto en que se produjo el poblamiento de estos entornos remotos y bastante extremos ha provocado un gran debate científico en el transcurso de la última década. En 2017, Michael Meyer fechó las famosas huellas humanas de pies y manos de Chusang, en la parte central de la meseta tibetana a una edad de entre 8.000 y 12.000 años.

En el estudio actual, Meyer y su equipo analizaron hallazgos arqueológicos del sur del Tíbet en el Laboratorio OSL de Innsbruck: el sitio de excavación Su-re se encuentra inmediatamente al norte del macizo del Monte Everest-Cho Oyu en el llamado Tingri Graben a una altura de 4.450 metros. Los artefactos superficiales son particularmente comunes en el Tíbet. Para fecharlos, el investigador utilizó la denominada técnica de datación de enterramiento de la superficie de la roca y la aplicó a los artefactos de la superficie lítica. Este método determina el momento en el que el artefacto de piedra fue descartado por los humanos y al menos parcialmente cubierto con tierra.

El sitio de excavación Su-re se encuentra inmediatamente al norte del macizo del Monte Everest-Cho Oyu (a la izquierda) en el llamado Tingri graben a una altura de 4.450 metros. Crédito: Luke Gliganic

"Con nuestro método de luminiscencia, podemos mirar dentro de la piedra y crear un perfil continuo de la profundidad de su antigüedad. El interior de una roca nunca ha estado expuesto a la luz solar, por lo que tenemos una señal de luminiscencia saturada allí y una cronología infinitamente alta. Sin embargo, si la superficie de la roca se expone a la luz del día durante un tiempo suficiente, se borrará la señal en los milímetros o centímetros superiores de la roca. Esto sucede durante el tallado de la herramienta lítica, y también durante el uso posterior del artefacto por parte de los humanos. Cuando el artefacto es luego descartado y al menos parcialmente enterrado en sedimento y protegido de la luz, la señal de luminiscencia en la superficie de este artefacto se recarga. Al medir esta señal de luminiscencia dependiente de la profundidad en las superficies rocosas, podemos calcular la antigüedad del artefacto, teniendo en cuenta la dinámica de los procesos locales de la superficie terrestre. Este enfoque nos permite datar tales artefactos de piedra directamente, incluso si ocurren como hallazgos en la superficie", explica Meyer.

Modelo conceptual que muestra el enfoque de datación que destaca una ruta común de un artefacto lítico en el paisaje y los cambios correspondientes a la señal de luminiscencia en la superficie del objeto de interés. (A) Artefacto todavía en su contexto original de lecho rocoso antes de la exposición por extracción y / o tallado. (B) El uso y / o descarte de artefactos por parte de humanos que conducen a la exposición y decoloración de la señal luminiscente en todas las superficies. (C) Asentamiento de artefactos, incrustaciones y semienterías en el suelo que conducen a la acumulación de señales de luminiscencia (las líneas de puntos rojas y verdes indican dos superficies de artefactos opuestos). Tenga en cuenta que la exposición de la superficie de un artefacto que da al aire antes del tallado (es decir, exposición previa, mientras todavía está "in situ" en el entorno de la cantera) como en (A) contribuirá al blanqueamiento de las superficies del artefacto que continúa en (B) .

Los análisis de los artefactos de la superficie del sur del Tíbet revelaron una edad entre 5.200 y 5.500 años. "Suponemos que los hallazgos de artefactos en Su-re están relacionados con las actividades de extracción en este sitio". Se han descubierto sitios muy antiguos en la parte central de la meseta; sin embargo, para el sector sur de la meseta tibetana, Su-re es actualmente el sitio más antiguo con una datación segura.

Para Michael Meyer, el análisis de estos artefactos tibetanos es solo el comienzo: "Este método basado en OSL abre nuevas perspectivas en la datación arqueológica y tiene un gran potencial también para sitios en otros continentes que preservan artefactos líticos en un entorno favorable", concluye el geólogo.

Fuentes: nationalgeographic.com.es | phys.org | 2 de junio de 2021