Hallan indicios de restos líticos asociados a los neandertales en Abric de l'Hedra (Valencia)

Los alcaldes de Ontinyent y l'Olleria visitan el lugar donde han salido a la luz hallazgos que podrían ser del mismo período que los de la “Cova Negra" de Jàtiva (Valencia).

El equipo de la excavación arqueológica de la cueva y el Abric de l'Hedra, en la Sierra de la Solana de Ontinyent (Valencia), ha encontrado indicios de restos líticos de mayor antigüedad que los que se habían descubierto inicialmente, que podrían datar el yacimiento en el Paleolítico Medio en la época del homo neandertalensis de hace más de 40.000 años.

Así lo explicó esta semana el equipo al alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, y el de l'Olleria (Valencia), Ramón Vidal, destacando que los trabajos permitirán saber más sobre cómo eran los primeros pobladores de la zona, "unos descubrimientos de un valor enorme tanto científico como histórico".

En la visita, el arqueólogo municipal, Agustí Ribera, y las doctoras del departamento de Prehistoria, Arqueología e Hª Antigua de la UV Margarita Vadillo y Cristina Real dieron detalles sobre los nuevos hallazgos a los que accedieron al proseguir la excavación, informa el Ayuntamiento de Ontinyent.

En el pasado mes de abril se realizó un sondeo en el yacimiento de l'Abric de l'Hedra (Ontinyent). Tras comprobar su potencia y su estratigrafía con niveles del Paleolítico inicial, este verano comenzará la segunda campaña de trabajo en l'Abric.

Bajo el sondeo inicial, que databa la zona en el Paleolítico Superior, se halló un paquete que, por las características de los restos líticos, apuntaba al Paleolítico Medio, algo que se ha de concretar con el análisis en los laboratorios de la Universitat de València. De esta época también se registran ocupaciones en la Cova Negra de Jàtiva (Valencia).

La excavación en la cueva y el Abric de l'Hedra se inició el pasado mas de abril con una primera fase de sondeo financiada por Ontinyent que dio pie a la reanudación de los trabajos con el actual segunda fase que financia la Universitat y que se prolonga hasta este viernes 30.

A los elementos del Paleolítico Superior encontrados inicialmente, que incluyen piezas líticas (piedra) y restos de fauna como ur (antepasado del buey), conejos y caballos, se suman ahora otros de mayor antiguedad que abren las puertas a una tercera fase de trabajos en la que ya es, como mínimo, la ocupación humana más antigua jamás encontrada en la comarca valenciana La Vall d'Albaida.

Fuente: eldiarioalerta.com| 28 de julio de 2021

Sacan a la luz una villa romana en 'Lucus Asturum' (Lugo de Llanera, Asturias)

Los arqueólogos trabajando en el yacimiento. / PABLO NOSTI

Lucus Asturum (situado en Lugo de Llanera, Asturias) sigue creciendo ante los ojos de los investigadores. La gran ciudad romana del centro de Asturias, nexo de las grandes vías que comunicaban la zona cántabra con Astorga a través de la vía Carisa, se confirma cada día que pasa como uno de los yacimientos romanos más extensos de la región, si no el que más.

El equipo dirigido por la arqueóloga Esperanza Martín empezó a realizar el pasado lunes el destapinado superficial, y al primer golpe de azada, apareció ya una tégula romana. Pero no solo eso: durante las primeras dos horas de trabajo empezaron a aflorar los muros de factura romana, perfectamente conservados, que se intuían en las prospecciones con georadar realizadas el año pasado. Los restos aparecen directamente por debajo del nivel de arado, revelando una vivienda romana con varias estancias.

Un par de horas después, ya ampliaron la zona de trabajo para seguir la línea de las paredes, sacando a la luz «un pasillo estrecho y tres estancias de tipología claramente romana», no muy grandes, que, gracias al abundante material que está apareciendo, ya pueden datar fuera de toda duda. «Es una vivienda de entre la primera y segunda centuria después de Cristo». Ayer mismo volvían a ampliar el sondeo hacia el norte, unos diez metros, en los que aparecieron espacios anejos a la vivienda y un esperanzador hallazgo: el brocal de un pozo levantado con piedra local, que aún no han procedido a vaciar. No es extraño que en su interior pueda aparecer de todo, desde objetos que hayan caído a su interior a tesorillos ocultos, pero eso se sabrá en próximos días. Por ahora, se centran en dejar a la vista la vivienda en toda su extensión.

La arqueóloga Esperanza Martín lidera un equipo de trabajo de 15 personas que estará excavando en una finca cercana a las termas romanas que aparecieron hace dos años.

«Se ven muy bien refracciones en los muros, reparaciones efectuadas ya en época romana. Y hemos llegado a dos suelos, que son de tierra batida», describe Martín. En cuanto al material, todo un festival para los excavadores. Cada paleta que entra en la tierra saca a la luz alguna pieza. «Piezas de terra sigilata subgálica de talleres conocidos y material anfórico, sobre todo», enumera. También algún resto de opus que está en posición secundaria. Y sorprende a Martín la gran abundancia de restos de vidrio, «que indican un poder adquisitivo alto de los dueños de la casa». Toda una vajilla -muy fragmentada, eso sí- compuesta por cuencos, vasos, botellas y hasta una copa.

Los investigadores, y los estudiantes que les acompañan, están encantados con los resultados, en una zona que, aparentemente, está totalmente construida a lo largo de varias hectáreas. «Las prospecciones de las fincas colindantes nos indican más edificaciones. De momento, solo en esta finca, estamos a cien metros de donde se excavó con éxito en 2018. Pero es que a otros cien metros, en otra dirección, está la zona que excavaron Carmen Fernández Ochoa, Paloma García y Mar Zarzalejos en la década de los 90, donde ya encontraron presencia romana y un enterramiento altomedieval. En 1927 también se excavó en otra zona y ya describían construcciones rectangulares y una muralla», enumera Martín. Y las prospecciones realizadas en diez fincas de los alrededores han dato positivo todas salvo una. «No creo que tengamos tanta suerte de que allí donde excavamos aparezcan restos, todo indica que se trata de un conjunto que se extiende por miles de metros cuadrados», celebraba. El sueño de cualquier arqueólogo. «Es un premio».

Como casi cada día, y también lo hacen así muchos vecinos, la concejala de Cultura de Llanera, Eva María Pérez, también se pasó ayer por la excavación. Esperanza Martín hasta encuentra tiempo para, cada jornada, realizar una visita guiada, hacia las 13,30 horas, para contar los avances a los vecinos. «Está tratando con mucho cariño el yacimiento, y sabemos que seguirá haciéndolo», decía la edil. «Estoy impresionada con lo que han conseguido en tan solo unos días, la estructura que se ve es muy llamativa, no hace falta ser un experto para ver que ahí hay algo importante», celebraba.

El Ayuntamiento de Llanera es, por el momento, la única fuente de financiación con la que cuenta el que, probablemente, sea el mayor yacimiento de epoca romana en Asturias. «Cada año reservamos 19.000 euros, pero no venía mal que el Principado se involucrase también», pedía Pérez. En cualquier caso, su objetivo es claro: «Conocer a fondo la historia de este lugar y, ya tranquilamente, en el futuro, en el formato que se crea conveniente, hacerlo visitable para que todo el mundo pueda disfrutar de él».

El centro neurálgico de la Asturias romana sigue revelándose como una gran ciudad, un importante nudo de comunicaciones de la Hispania romana.

Ver vídeo en este enlace.

Fuentes: elcomercio.es | 24 de julio de 2021

Los primeros 'Homo sapiens' habitaron el interior peninsular en los momentos más fríos de la última glaciación

Catas arqueológicas en el abrigo de Peña Capón en las cercanías de Muriel, Guadalajara. UAH/MULTIPALEOIBERIA

Un equipo interdisciplinar internacional coordinado desde el Área de Prehistoria de la Universidad de Alcalá ha obtenido datos inéditos sobre el poblamiento de los primeros humanos anatómicamente modernos (Homo sapiens) que se asentaron en el centro de la península ibérica durante el Paleolítico superior. Por primera vez han podido aportarse datos arqueológicos, geológicos, paleoecológicos y cronométricos que demuestran que el interior peninsular fue ocupado de forma recurrente desde hace al menos 26000 años, a pesar de las rigurosas condiciones climáticas y ambientales impuestas por los picos más fríos de la última glaciación.

Los nuevos datos, que acaban de publicarse en la revista Scientific Reports, provienen de la excavación arqueológica del yacimiento de Peña Capón (Muriel-Tamajón, Guadalajara), donde se desarrollan trabajos de campo desde 2015. El yacimiento se encuentra en un abrigo rocoso a orillas del río Sorbe (cuenca alta del Tajo), que alberga un depósito sedimentario con restos materiales correspondientes a cazadores-recolectores que ocuparon la región entre hace al menos 26.100 y 23.800 años. Portadores de las tradiciones culturales Proto-Solutrense y Solutrense (y quizá Gravetiense), estos grupos utilizaron el abrigo como lugar de hábitat estacional, con una función mayoritariamente centrada en la caza y procesado de las presas.

Foto: Vistas de la cumbre del Ocejón sobre la lámina de agua de Beleña desde el yacimiento de Peña Capón, marcado con una flecha.

(A) Mapa geomorfológico del área de estudio que muestra la posición de Peña Capón al pie de un relieve cretáceo dolomítico, y la distribución de los depósitos cuaternarios ubicados en el área. (B) Vista general del sitio desde arriba.

Los resultados obtenidos suponen una relevante contribución a la comprensión de las dinámicas de poblamiento y patrones de asentamiento de los primeros grupos de Homo sapiens que llegaron a la península ibérica desde el continente africano, hace unos 42.000 ó 43.000 años. A pesar de que la interpretación asumida tradicionalmente dibujaba una meseta despoblada durante la mayor parte de este proceso debido a la rigurosidad que imponía el clima continental y la relativa altitud del interior mesetario en comparación con las regiones costeras, los datos obtenidos en Peña Capón permiten asentar un modelo alternativo. Y es que, según el nuevo estudio, las primeras ocupaciones registradas en este abrigo hace 26.100 años, hasta ahora sin paragón en el interior peninsular, se produjeron precisamente durante el llamado Evento de Heinrich 2, el cual registró el momento de frío más intenso del último ciclo glaciar, tal como también se ve reflejado en los datos de polen y microfauna obtenidos en el propio yacimiento.

“Aunque es cierto que hasta el momento no se han confirmado evidencias más antiguas de humanos modernos en el centro peninsular, y por tanto sigue existiendo un amplio vacío poblacional desde la desaparición de los últimos neandertales en la región hace unos 42.000 años, los resultados que acabamos de publicar empujan a preguntarse qué impediría entonces a los primeros humanos modernos asentarse en las tierras del interior desde su primera llegada a la península ibérica, si el máximo frío de la última glaciación no lo hizo”, explica Manuel Alcaraz Castaño (izquierda), profesor de la Universidad de Alcalá y coordinador del proyecto MULTIPALEOIBERIA.

Sesgo en la tradición investigadora

Este nuevo estudio no solo demuestra la alta capacidad de adaptación de los cazadores-recolectores del Paleolítico Superior a contextos ecológicos rigurosos, sino que dibuja nuevas dinámicas poblacionales a escala peninsular y permite ser optimistas en cuanto a la localización de nuevas evidencias que acaben rellenando ese vacío de poblamiento desde comienzos del Paleolítico Superior en el interior de Iberia. Cada vez más investigadores entienden que dicho vacío no responde necesariamente a la realidad prehistórica, sino que puede ser consecuencia de un sesgo en la tradición investigadora, más volcada históricamente en las regiones costeras que en las tierras del interior.

Proceso de poblamiento de la península ibérica por el hombre moderno durante el Paleolítico Superior.

Los análisis realizados en Peña Capón han incluido la datación mediante Carbono-14 y modelización estadística de más de 30 muestras de hueso y carbón, el análisis paleoecológico de los restos de polen, carbón y micromamíferos presentes en los sedimentos, el estudio geoarqueológico del depósito sedimentario, así como el análisis arqueológico de los instrumentos de piedra y restos de grandes faunas abandonados en el abrigo por los cazadores-recolectores Proto-Solutrense y Solutrense. Con ello se ha podido establecer un marco cronológico preciso para la sucesión de ocupaciones humanas registrada en el yacimiento, así como una reconstrucción del paisaje vegetal y la fauna que acompañó a los grupos humanos asentados en Peña Capón durante los momentos más fríos de la última glaciación.

Conjuntos líticos solutrenses.

Trabajos en Peña Capón (Muriel, Guadalajara) durante la campaña de 2019

La investigación se ha desarrollado en el marco del proyecto MULTIPALEOIBERIA, dedicado al estudio de las dinámicas de poblamiento y adaptaciones culturales de los últimos neandertales y primeros humanos modernos en el interior de la península ibérica. Financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) y coordinado desde la Universidad de Alcalá, este proyecto estudia numerosos yacimientos y territorios del interior peninsular, y en él participa una extensa red de investigadores nacionales e internacionales, especialistas en diversas disciplinas relacionadas con la Arqueología del Paleolítico, la Geoarqueología, la Paleontología y la Paleoecología.

El grupo de investigación de MULTIPALEOIBERIA, que trabaja también en colaboración con otros equipos activos en las regiones del interior peninsular, sigue inmerso en la prospección y excavación de nuevos yacimientos y territorios que permitan seguir conociendo la entidad y antigüedad de las primeras ocupaciones de humanos modernos en dichas regiones y su relación con la variabilidad ecológica de la última glaciación. De hecho, existen ya datos preliminares, obtenidos también por otros equipos de investigación en varias regiones del centro mesetario, que podrían apuntar a una presencia de cazadores-recolectores de nuestra especie aún más antigua que la registrada en Peña Capón. La investigación continua.

Excavación arqueológica en el abrigo de Peña Capón (Muriel-Tamajón, Guadalajara). Noviembre de 2019

- ¿Cuáles han sido los hallazgos más relevantes hasta ahora?

La puesta en marcha de este macro-proyecto está comenzado a arrojar los primeros resultados relevantes tras numerosas campañas de trabajo de campo en varias localizaciones del interior peninsular. Entre los yacimientos en los que se ha invertido una mayor carga de trabajo sobresalen la cueva de Los Casares (Riba de Saelices, Guadalajara) y los abrigos de Peña Cabra y Peña Capón (Muriel-Tamajón, Guadalajara), donde se han obtenido evidencias significativas sobre el contexto ecológico y cultural de las últimas sociedades de neandertales y primeras de humanos modernos conocidas hasta la fecha. Junto a los trabajos desarrollados en estos sitios ya conocidos, nuestro equipo está realizando una intensa labor de prospección en los valles de los ríos Sorbe, Jarama y Henares y sus regiones colindantes, que ha puesto al descubierto numerosos yacimientos potencialmente paleolíticos en superficie y ha permitido desarrollar un completo programa de datación mediante luminiscencia de las terrazas fluviales de estos valles, en colaboración con Lee Arnold y Martina Demuro (Universidad de Adelaida, Australia). Asimismo, junto a Xavier Mangado y Marta Sánchez de la Torre (Universidad de Barcelona) se han localizado y analizado diversos afloramientos silíceos en varias regiones de Guadalajara, Madrid, Segovia y Soria, que pronto permitirán reconstruir los patrones de aprovisionamiento de rocas para la talla de los grupos de neandertales y humanos modernos regionales.

Son también destacables las colaboraciones establecidas con otros grupos de investigación que desarrollan sus propios trabajos de campo en yacimientos del interior peninsular, y en los que MULTIPALEOIBERIA contribuye con analíticas o estudios específicos, como dataciones cronométricas o análisis paleoecológicos, entre otros. Entre estas colaboraciones pueden destacarse las referidas a la cueva de Los Torrejones y el abrigo de La Malia (Tamajón, Guadalajara), donde los trabajos dirigidos por Nohemi Sala y Adrián Pablos (CENIEH) están poniendo al descubierto nuevas evidencias arqueológicas y paleoecológicas correspondientes a varios momentos del Paleolítico superior, incluyendo un nuevo nivel de ocupación solutrense e indicios de presencia de humanos modernos en momentos incluso anteriores. Igualmente relevante es la colaboración en los yacimientos de Cueva Millán (Hortigüela, Burgos) y Cueva Corazón (Mave, Palencia), en los que Policarpo Sánchez Yustos (Universidad de Valladolid) dirige investigaciones sobre las últimas ocupaciones de grupos neandertales en el norte del Valle del Duero. En Segovia colaboramos con David Álvarez Alonso (Universidad Complutense) y María de Andrés Herrero, quienes dirigen investigaciones en los yacimientos musterienses del Abrigo del Molino y Abrigo de San Lázaro. Y en la provincia de Madrid participamos en las investigaciones de los yacimientos de El Cañaveral (Madrid/Coslada), dirigidos por Javier Baena y Concepción Torres (Universidad Autónoma de Madrid), y en los que también participa la empresa 365 Arqueología, con quienes también colaboramos en el yacimiento de La Rebollosa (Torija, Guadalajara).

Toma de muestras para datación por OSL (luminiscencia ópticamente estimulada) en las terrazas fluviales del valle del Sorbe (Razbona, Guadalajara) en enero de 2020.

Uno de los últimos hallazgos llevados a cabo por nuestro equipo ha sido el realizado en colaboración con Javier Aragoncillo (Centro de Estudios de Molina y Alto Tajo) en el abrigo de Charco Verde II (Embid, Guadalajara), donde hemos descubierto un nuevo yacimiento de ocupación magdaleniense, con una cronología estimada entre 17.000 y 11.000 años antes del presente. Su localización, en una región dominada por una elevada altitud y un clima continental riguroso en la que no se conocían evidencias del Paleolítico superior, unida a la propia riqueza de su conjunto arqueológico, dominado por industrias líticas y óseas propiamente magdalenienses, convierten a este nuevo yacimiento en una localización con un gran potencial científico.

El resto de yacimientos y regiones que están siendo estudiadas por nuestro equipo, así como la totalidad de investigadores implicados en la red interdisciplinar de MULTIPALEOIBERIA pueden consultarse, entre otras informaciones y novedades, en nuestra página web.

Vista desde arriba del abrigo de Charco Verde II y el valle del río Piedra (Embid, Guadalajara) durante la campaña de excavación de octubre de 2020.

- ¿Cómo pueden participar los estudiantes de la UAH en vuestras iniciativas? ¿Qué requisitos son necesarios?

La participación de estudiantes de Grado, Master y Doctorado es fundamental en nuestras excavaciones y prospecciones dado que generalmente necesitamos amplios equipos de trabajo sobre el terreno. Además, estas intervenciones suponen una formación complementaria para los estudiantes, que adquieren así una valiosa experiencia. Los requisitos no son muchos, pues aunque siempre es beneficioso contar con gente que tenga experiencia y conocimientos previos, todos los años llevamos estudiantes que no han participado antes en excavaciones, por lo que el interés y la ilusión por aprender suelen ser requisitos suficientes. Lo único que tienen que hacer es ponerse en contacto con nosotros una vez que saquemos las convocatorias, que solemos publicar en nuestras redes sociales.

Fuentes: liberaldecastilla.com | Universidad de Alcalá| 26 de julio de 2021

Descubren en Casablanca (Marruecos) el yacimiento achelense más antiguo del norte de África (1,3 millones de años)

Foto: Las excavaciones tuvieron lugar en una cantera 'Thomas I', en las afueras de Casablanca, Marruecos. Fotografía: D Lefèvre

Una misión arqueológica mixta marroquí, francesa e italiana, ha descubierto en Casablanca (oeste de Marruecos), restos de lo que pasa por ser el yacimiento achelense más antiguo de África del Norte, además de la primera colonia humana del país, según los resultados de una investigación que hoy se hizo pública en Scientific Reports.

Anteriormente, se pensaba que la presencia en Marruecos de la industria de herramientas de piedra achelense se remontaba a 700.000 años. Los descubrimientos en el sitio Thomas Quarry I, que se hizo famoso en 1969 cuando se descubrió una mitad mandíbula humana en una cueva, significan que el achelense tiene casi el doble de edad. Los humanos anteriores se habían conformado con herramientas de guijarros más primitivas, conocidas como cultura olduvayense, por ser parecidas a las halladas en uno de los yacimientos más importantes de tal industria, la Garganta de Olduvai, en Tanzania

"Estos restos, que consisten en piedras bifaces de hace 1,3 millones de años encontradas en el yacimiento "Thomas I", permiten llenar en parte los vacíos entre el mundo del 'Homo erectus' y el del 'Homo sapiens'", según explicó el codirector marroquí de la misión Abderrahim Mohib (izquierda).

En una rueda de prensa, Mohib explicó que los restos consisten en miles de piedras bifaces de diferentes formas, fabricadas con sílex y cuarzo, típicas de la industria lítica achelense originada en el Paleolítico inferior.

Los bifaces, hallados en una superficie de excavación de más 1.000 metros cuadrados, están tallados por ambas caras; algunos de ellos tienen forma de triángulo con una base semicircular y una punta afilada, mientras que otros están afilados por ambas partes, la base y la parte superior.

Mohib añadió que ese descubrimiento se ha producido 40 años después del inicio del programa arqueológico franco marroquí "Prehistoria de Casablanca".

El yacimiento de Thomas I pertenecería a la misma cultura achelense que se emparenta con otro yacimiento hallado en el este de África y que data de hace 1,8 millones de años, y otro en el sur, con 1,6 millones de años de antigüedad.

Asimismo, Mohib explicó que "esos bifaces son de producción local, algo confirmado por el descubrimiento de indicios relacionados con su proceso de fabricación, pero aún no se sabe la procedencia de los grupos de 'Homo erectus', ancestros de los 'Homo sapiens' que vivieron en esa región". Y agrega: "Todavía se desconocen los usos de los utensilios y herramientas, pero no se descarta que se usasen para despellejar a los animales y cortar carne, entre otras tareas".

Foto: Hachas bifaciales achelenses.

Este descubrimiento, según Mohib, es importante para solucionar una escasez de información sobre esa etapa de la historia y es posible que ayude a entender mejor el período de transición del Homo erectus al Homo sapiens.

"No está descartado que esta transición se haya desarrollado en Marruecos. Todavía no está confirmado, pero es una pista que estamos estudiando", subrayó el investigador.

En junio del año pasado, la misión científica que trabaja en el yacimiento Thomas I descubrió pequeñas piedras de sílex de no más de 6 centímetros de longitud, trabajadas gracias a una técnica especial, que data de un millón de años, conocida con el nombre de "percusión bipolar sobre yunque" que tiene como objetivo fabricar objetos afilados.

EL PRECEDENTE CERCANO DE LA "CARNICERÍA"

Asimismo, estos investigadores anunciaron durante el mismo año el descubrimiento en la Gruta de los Rinocerontes, no lejos de Thomas I, de restos fósiles de animales de hace 700.000 años con marcas de dientes humanos, lo que fue considerado el vestigio más antiguo en África de una carnicería instalada en una cueva.

Hasta entonces, la evidencia más antigua de consumo de carne por humanos en el continente africano se remontaba a entre 3 y 2 millones de años, pero en sitios al aire libre.

Marcas de dientes humanos en restos de herbívoros hallados en la Gruta de los Rinocerontes.

Sin embargo, la llegada del período achelense (que comenzó hace alrededor de 1,8 millones de años en África) no trajo solamente nuevas técnicas que facilitaban la vida diaria del hombre antiguo sino también comportamientos más estructurados, particularmente aquellos relacionados con la gestión del espacio.

Los elementos encontrados en la Gruta de los Rinocerontes atestiguan depredación, corte y transporte de carne a lugares de ocupación frecuentados regularmente y durante largos períodos de tiempo, como las cuevas.

En la Gruta de los Rinocerontes, descubierta en 1991, ya se habían encontrado utensilios de piedra y rastros de actividad humana, un hecho que estaría directamente relacionado con la práctica de consumo de carne.

Restos de una mandíbula hallados en Jebel Irhoud (Marruecos). JEAN-JACQUES HUBLIN, MPI EVA LEIPZIG

En 2017 ya se produjo en Marruecos un importante descubrimiento arqueológico en la cueva de Jebel Irhoud, que sacó a la luz los que se consideran los restos más antiguos de Homo sapiens encontrados hasta la fecha, los cuales daban una antigüedad de unos 315.000 años.

Fuentes: eladiario.es | theguardian.com | 28 de julio de 2021

Hallan en una cueva en Tales (Castellón) un cráneo y otros restos humanos y cerámicos de hace unos 4.000 años

Imagen del cráneo humano que los espeleólogos hallaron en una cueva de Tales. MEDITERRÁNEO.

Dos amigos espeleólogos estaban paseando un día por la montaña, en Tales (Castellón), cuando encontraron un «agujero» que rápidamente vieron que era la entrada de una cueva. Así de casual es el punto de partida del último gran hallazgo arqueológico en la provincia, un cráneo humano de un individuo (se desconoce el género y la edad por ahora) que vivió hace al menos 4.000 años y que La Panderola, el programa de Medi TV, la televisión del Periódico Mediterráneo que este miércoles analizó la importancia de este descubrimiento, ya bautizó como Panderolo o Panderolet.

Tras internarse --no iban provistos del equipo necesario aquel día-- en esa misteriosa gruta y ver que la caverna se adentraba aún más, los dos amigos avisaron por WhatsApp a sus compañeros del grupo de espeleología para repetir incursión, esta vez ya bien preparados. Primero, Jordi Carrión, Juan Miguel Masip, Toni Latorre, Juan Vicente Moreno y Eliseo encontraron un hueso de una pierna --por su forma se asemeja al de una tibia-- y una mandíbula, un preludio del gran hallazgo que protagonizarían poco después y que puso al conjunto de aficionados «en guardia» ante los secretos que podía esconder las entrañas de esa caverna.

Los espeleólogos tuvieron que desobstruir la galería para poder acceder a su interior. MEDITERRÁNEO.

Descolmatar las paredes

Los aficionados se toparon con una galería «tremendamente estrecha», cuentan, pero, ante el potencial que tenía, se animaron a descolmatarla para poder acceder --conforme pudieron-- a su interior. Allí, además de la mandíbula de otro individuo, les esperaba un cráneo. «Como no es muy normal encontrar huesos humanos en una cueva, decidimos parar, no tocar nada y comunicar el hallazgo a los arqueólogos», explica Carrión.

Es en ese momento cuando entró en escena Gustavo Aguilella, del servicio de investigaciones arqueológicas y prehistóricas (SIAP) de la Diputación, quien, tras acceder a la galería y observar in situ un descubrimiento de tal magnitud, avisó a su vez a la Consejería de Cultura, que «es la que tiene que autorizar los permisos para intervenir sobre el patrimonio» de esta índole, matiza el especialista.

Fue entonces cuando, al considerar que el cráneo estaba «muy expuesto» y «cualquiera podía colarse allí y llevárselo», decidieron actuar de emergencia, retirarlo (en este tipo de casos siempre se recomienda no tocar nada y que lo extraiga personal cualificado) y trasladarlo al Museo de Bellas Artes de Castellón, donde permanece actualmente.

Loles García entrevista a Gustavo Aguilella, arqueólogo de la Diputación que investiga el hallazgo. MEDI TV.

El cráneo y una mandíbula, entre otros restos óseos,hallados en la cueva de Tales (Castellón).

A la espera del carbono-14

Aunque aún no han podido someter los huesos al carbono-14 y realizar un estudio antropológico (análisis científicos que aportarán información mucho más detallada sobre la persona en cuestión), lo cierto es que la mandíbula que hallaron los espeleólogos al lado del cráneo pertenecen al mismo individuo.

Al tratarse de una caverna «colectiva» que en su momento gastaron como «panteón familiar» para sepultar a los seres queridos, el arqueólogo calcula que, teniendo en cuenta que esta práctica de enterramiento en cueva se dio en la provincia entre el 3.500 y el 1.800 antes de Cristo, los restos podrían tener «4.000, 5.000 años o incluso más» y se enmarcarían en una época entre «el Calcolítico y la Edad del Bronce», a expensas de una investigación más profunda.

Resto cerámico hallado en la cueva de Tales (Castellón)

Otra certeza que se deriva de la exposición del experto es que «hay más de un individuo», ya que la primera mandíbula encontrada es «totalmente diferente y muy alejada» respecto al lugar en que yacía el cráneo. En concreto, Aguilella avanza que allí podrían haber enterradas hasta «decenas» de personas y, como la cueva aún está en fase de investigación, confía en poder realizar otra campaña para buscar el ajuar con el que acompañaban a los difuntos. «En estas épocas solían poner cerámicas, puntas de flecha, pequeños collares, botones de hueso...», enumera para Medi TV.

De hecho, en la cámara central de la misma caverna también hallaron restos de cerámica «de una era más contemporánea», como fragmentos de vasijas, por lo que el arqueólogo deduce que esta cavidad fue explorada años-siglos después por otros individuos, que, eso sí, no llegaron hasta la recóndita galería que han desobstruido los espeleólogos.

¿Por qué es importante este hallazgo?

El experto de la Diputación pone en valor la relevancia de este hallazgo, porque si bien en la provincia pueden haber unas 200 cuevas sepulcrales conocidas, «la mayoría de ellas han sido saqueadas y expoliadas por parte de aficionados». «De ese modo, cuevas intactas como tal, que nos permitan llegar al punto de que podamos ver el momento inicial, a lo mejor hay menos de 10 y en las que podamos intervenir con metodología arqueológica, menos aún», apunta Aguilella.

Fuente: elperiodicomediterrneo.com | 29 de julio de 2021

Descifran los grupos sanguíneos de neandertales y denisovanos

Mapa que muestra la distribución de los individuos estudiados, su edad, su grupo sanguíneo (sistema A, B, O y sistema 'rhesus' (Factor RH), uno de cuyos componentes puede estar presente (+ completo), incompleto (+ parcial) o ausente (-)). El análisis del sistema 'rhesus' permitió deducir un riesgo de enfermedad en el recién nacido así como el rastro de mestizaje, quizás en el Levante, cuyos descendientes podrían encontrarse en Australia y Papúa Nueva Guinea. La presencia de un alelo "no secretor", asociado con la protección contra ciertos virus, sugiere una presión selectiva ejercida por estos virus. © Stéphane Mazières (fotografías: Douka et al. / Mafessoni et al. / Prüfer et al. / Green et al.).

El análisis de los grupos sanguíneos de tres neandertales y un denisovano realizado por un equipo del laboratorio de Antropología biocultural, Derecho, Ética y Salud (CNRS / Universidad de Aix-Marsella / EFS), liderado por la paleoantropóloga Silvana Condemi (izquierda), consolida las hipótesis sobre su origen africano, su dispersión en Eurasia y su mestizaje con los primeros Homo sapiens. Además, los resultados vuelven a revelar una baja diversidad genética y una posible fragilidad demográfica. Este estudio se publicó en PLOS ONE el 28 de julio de 2021.

Los linajes humanos extintos de los neandertales y los denisovanos vivieron en Eurasia hace entre 300.000 y 40.000 años. Aunque se han secuenciado los genomas de 15 de estos individuos, el estudio de los genes de los grupos sanguíneos se había descuidado hasta ahora, si bien los sistemas de grupos sanguíneos fueron los primeros marcadores que se utilizaron en antropología para reconstruir el origen de las poblaciones humanas, sus movimientos migratorios y su mestizaje.

En el nuevo estudio, científicos del CNRS, la Universidad de Aix-Marsella y el Instituto Francés de Sangre examinaron los genomas previamente secuenciados de un denisovano y tres neandertales que vivieron hace entre 100.000 y 40.000 años, con el fin de determinar sus tipos de sangre y extraer consecuencias sobre la historia evolutiva humana. De los aproximadamente cuarenta sistemas que determinan los grupos sanguíneos, los científicos se centraron en los siete comúnmente considerados para las transfusiones de sangre, los más conocidos de los cuales son los sistemas A, B, O (grupos determinantes A, B, AB y O) y rhesus (factor RH).

Distribución de los grupos sanguíneos eritroides de los genomas arcaicos de Denisova y Neandertal. La ramificación coincide con la topología del árbol de ADN nuclear [43]. Azul, linaje neandertal; rojo, linaje denisovano. Elaborado con Natural Earth. Datos de mapas vectoriales y ráster gratuitos @ naturalearthdata.com.

Los resultados consolidaron ciertos supuestos, pero también arrojaron algunas sorpresas. Respecto al sistema A, B, O, los científicos confirmaron que estas líneas antiguas ya tenían toda la variabilidad conocida en los humanos modernos (aunque durante mucho tiempo se creyó que los neandertales eran todos del grupo O, de la misma manera que lo eran los chimpancés con el grupo A y los gorilas con el B). Además, el análisis exhaustivo de los diferentes sistemas sanguíneos mostró combinaciones consistentes con un origen africano en los neandertales y denisovanos.

Sin embargo, otro vínculo más asombroso saltó a la vista: para uno de los genes del sistema rhesus, los neandertales presentan una combinación única, nunca encontrada en humanos modernos ... excepto en aborígenes australianos y nativos de Papúa. ¿Quizás eran descendientes lejanos de un mestizaje entre neandertales y humanos modernos antes de la migración de estos últimos al sudeste asiático?

Por último, estos análisis arrojan luz sobre la demografía de los neandertales: confirman la bajísima diversidad genética de esta línea humana y apuntan a la posible presencia de una enfermedad hemolítica del feto y del recién nacido, especialmente en el caso de una madre neandertal portadora del feto de un Homo sapiens o un denisovano (debido a una incompatibilidad rhesus, también llamada incompatibilidad feto-materna). Estas pistas apoyan la hipótesis de que la baja diversidad genética y el escaso éxito reproductivo contribuyeron a la eventual desaparición de los neandertales y los desinovanos.

“Este trabajo confirma, por otra parte, la efectividad de los grupos sanguíneos para estudiar la historia de la humanidad. Hasta ahora esta técnica de análisis había sido considerada obsoleta en favor de otras más modernas, como la reacción en cadena de la polimerasa o PCR, comenta a SINC Stéphane Mazières (izquierda), de la Universidad de Aix-Marsella, y coautor del estudio.

Fuentes: cnrs.fr | agenciasinc.es | 28 de julio de 2021