Una nueva investigación en el yacimiento de la Cueva del Gigante de Sitges amplía el periodo de ocupación neandertal

Los restos neandertales de la Cova del Gegant son más antiguos de lo que se creía (EFE)

La Universidad de Barcelona ha llevado a cabo una nueva investigación sobre los restos humanos encontrados en el yacimiento de la Cueva del Gigante, en Sitges. Ese estudio establece que los neandertales ocuparon la cueva durante un periodo de tiempo mucho más largo del que se pensaba hasta ahora: si se creía que habían vivido neandertales hace 50.000 años, ahora el periodo se amplía a entre 94.000 y 59.000 años.

La investigación, publicada en Quaternary Science Reviews, también subraya "el papel de la cueva dentro de la ruta del litoral mediterráneo, que durante los periodos más fríos del paleolítico se convirtió en un corredor natural para animales y humanos y evitar atravesar por las montañas del Pirineo".

En el yacimiento de la cueva del Gigante se han encontrado hasta ahora cinco restos de neandertal de cuatro individuos diferentes, los últimos de los cuales tuvieron lugar en 2015. Joan Daura y Montserrat Sanz, los arqueólogos que lideran la investigación, explican que "con este nuevo trabajo de datación, hemos podido establecer que la cueva fue ocupada por los neandertales durante un periodo de tiempo mucho más largo del que se pensaba".

Fósiles hallados en Sitges de 55.000 años de antigüedad y que corresponden a un niño.

Tres etapas para el yacimiento

Además, los investigadores precisan que se sabe que los restos de neandertal fueron depositados en dos momentos concretos y en espacios diferentes de la cueva: hace entre 72.000 y 67.000 años se depositaron los restos de un niño en el fondo de la cueva, y posteriormente, hace entre 60.000 y 52.000 años, se dejaron los restos de dos individuos más en la galería más próxima al mar.

Otro hito de la investigación es que demuestra que los humanos modernos también habían ocupado esta cueva, mientras que hasta ahora solo se habían encontrado evidencias correspondientes a grupos neandertales; y aunque no se han encontrado restos óseos de estos humanos modernos, sí que se han documentado vestigios de las actividades que llevaron a cabo, como por ejemplo las hogueras.

La datación que ahora se publica establece tres etapas para el yacimiento: la ocupación por los neandertales (hace 94.000-59.000 años); una intermedia en la que ya se empiezan a encontrar evidencias de actividades de humanos modernos de las fases del Châtelperroniense y el Auriñaciense (hace 43.000-39.000 años); y la última etapa (hace 34.000-32.000 años), que también correspondería a una ocupación de humanos modernos del final del Auriñaciense hasta el Gravetiense.

Para conseguir esta cronología, los investigadores han hecho un programa de dataciones exhaustivo, y utilizado métodos de datación como el del uranio-torio y la datación por luminiscencia (OSL), que se habían empleado antes en el yacimiento, pero ahora con técnicas nuevas que permiten más precisión y fiabilidad.

Actualmente la cueva está parcialmente inundada a consecuencia de las oscilaciones del nivel del mar, pero en las fases más frías del paleolítico, el nivel del Mediterráneo se encontraba entre 80 y 120 metros por debajo del actual, de forma que dejaba al descubierto una gran plataforma costera al pie de la cual se encontraba la cueva. Por eso, los investigadores advierten que "el yacimiento está amenazado por el calentamiento global del planeta y, en especial, por la subida del nivel del mar".

Fuente: elcofidencial.com | 17 de septiembre de 2021

La reconstrucción de la 'Casa de la arpista', una lujosa residencia romana en Arlés (Francia)

Situado en la margen derecha del Ródano, el solar de La Verrerie, adquirido por la ciudad de Arlés (Francia) en 1978, ha sido objeto de varias intervenciones arqueológicas en los últimos años que han sacado a la luz lujosas mansiones urbanas de época romana (domus), que fueron abandonadas tras un devastador incendio que tuvo lugar hacia el año 260 d.C. La reanudación entre 2014 y 2017 de las excavaciones por parte del Museo Departamental de Antigüedades y por el INRAP (Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas) de Arlés permitió identificar niveles inéditos en este distrito y exhumar la que ha sido bautizada por los arqueólogos como la 'Casa de la arpista', una mansión romana cuyos lujosos frescos son objeto de un ambicioso programa de estudio y restauración.

Panorámica de las excavaciones en La casa de la arpista en 2017. Foto: M.-P. Rothé MDAA-Inrap

UNA CASA SUNTUOSAMENTE DECORADA

Esta residencia recibe su nombre por una de las figuras que aparecen representadas en sus muros: una mujer tocando un instrumento parecido a un arpa. Con una superficie excavada de 105 metros cuadrados, la domus se distingue por su temprana datación, su carácter lujoso y el excepcional estado de conservación de sus paredes. Fue construida entre los años 70-50 a.C., antes de que la colonia romana de Arlés adquiriese la importancia que tendría posteriormente debido sobre todo a su situación estratégica, situada sobre el río Ródano. Fue levantada por artesanos procedentes de Italia que construyeron la casa utilizando técnicas típicamente romanas, como muros de mampostería, tejados sobre los techos y pavimentos de ladrillos pequeños colocados en forma de espiga (opus spicatum).

Pintura de la arpista que da nombre a la casa. Foto: Rémi Bénali, Inrap

Con una planta tradicional de finales de la república romana, el atrio de la 'Casa de la arpista' incluye una galería que rodea un gran patio, con un impluvium (una especie de estanque para captar el agua de lluvia), al que se abren una serie de estancias, dos de las cuales han sido totalmente excavadas. La decoración de una de las habitaciones sugiere que fue un comedor (triclinio) o un dormitorio (cubículo). La segunda sala, en gran parte abierta al atrio y con suntuosas decoraciones pintadas, solo pudo haber sido una sala de recepción. La casa fue destruida entre los años 50 y 40 a.C., unos veinte años después de su construcción, aunque se conservaron los muros con frescos. Al parecer, el edificio fue reconstruido en tres ocasiones y sus propios escombros se utilizaron como material de relleno.

Decoración de la antesala. Foto: J. Boislève, Inrap-MDAA

MONTAR UN PUZLE

Las pinturas, en un notable estado de conservación, aparecieron tanto en su lugar en las paredes como en miles de fragmentos ​​entre los materiales de relleno. En total, los arqueólogos han llenado 800 cajas de fragmentos pintados. En el marco de una colaboración establecida en 2014 con el INRAP, el estudio de este material arqueológico se encomendó a Julien Boislève, toicografólogo (especialista en murales y estucos), en colaboración con arqueólogos y restauradores del museo, dirigidos por Marie-Pierre Rothé.

Mesas sobre las que se disponen los fragmentos de muros pintados. En primer plano, Marie-Pierre Rothé y Julien Boislève. Foto: Rémi Bénali, Inrap-MDAA

Desde abril de 2021, la reconstrucción de las decoraciones pictóricas de la 'Casa de la arpista', que ocuparon una superficie de unos 220 metros cuadrados, se lleva a cabo en el corazón del museo, en la sala de exposiciones temporales, donde los fragmentos de frescos (algunos realmente minúsculos) se distribuyen en hileras de mesas. Sentados ante ellas, los arqueólogos intentan, pedacito a pedacito, dar forma a este intrincado puzle. Al mismo tiempo, el taller de conservación y restauración del museo efectúa un tratamiento preliminar a las paredes pintadas extraídas del yacimiento; también se están realizando investigaciones sobre el color rojo bermellón para evitar su ennegrecimiento.

Decoraciones murales en la alcoba. Foto: J. Boislève, Inrap-MDAA.

En esta fase del estudio, los expertos han reconocido al menos seis decoraciones diferentes, aunque todas ellas son testigos del lujo y la ostentación de que hizo gala el propietario de esta casa. Las pinturas se relacionan con el segundo estilo pompeyano, que se caracteriza sobre todo por sus arquitecturas pintadas. Solo los personajes más ricos del lugar, totalmente imbuidos de cultura romana, tenían los medios económicos necesarios para poder traer desde Italia a la Galia talleres de prestigio. Las decoraciones del segundo estilo son muy raras en Francia, y en ningún otro yacimiento del país se había localizado hasta ahora un conjunto tan grande, diverso y de tan alta calidad como el encontrado en La Verrerie. En unos quince yacimientos en todo el país, como en Saint-Rémy-de-Provence, Nimes o Narbona, se han hallado asimismo ejemplos del segundo estilo, aunque mucho menos completos.

Pintura de un capitel corintio. Detalle decorativo de la antesala. Foto: J. Boislève, Inrap-MDAA

ARQUITECTURAS PINTADAS Y UNA MEGALOGRAFÍA

Una de las estancias de la casa, estudiada este año, presenta una decoración de inspiración arquitectónica que la divide en dos espacios distintos (antesala y alcoba). La ornamentación de los muros imita una gran arquitectura pintada. En las pinturas de la antesala predominan los tonos amarillentos y la alcoba presenta una decoración más elaborada y con colores mucho más brillantes. En la antesala, la parte inferior del muro imita un podio de mármol gris que soporta unas pesadas columnas amarillas, mientras que hileras de bloques de colores ocupan la parte superior. Por su parte, en la alcoba la decoración es muy similar, pero desarrollada con una policromía más lujosa. La parte inferior de las paredes recrea un podio de colores brillantes realzado con rosetas trazadas en rojo burdeos. Unos ricos paneles que imitan el mármol ocupan el área central, coronados por filas de bloques igualmente relucientes y en los que se inserta un delicado friso de amorcillos cazadores.

Friso de amorcillos cazadores. La sala de recepción. Foto: Rémi Bénali, Inrap-MDAA.

Las pinturas de la sala de recepción, donde apareció el fresco de la arpista, se estudiarán en 2022. Esta espléndida estancia incluye otro tipo de decoración que hasta la fecha era desconocida en la Galia: una galería de grandes figuras (entre las que se incluye la arpista) colocadas sobre pedestales y que emergen sobre un fondo rojo bermellón. La tañedora de arpa va acompañada de otros personajes que sin duda forman parte de una procesión báquica. Este tipo de decoración compuesta por grandes figuras se conoce como "megalografía". En Italia se conocen algunos ejemplos (si bien son raros) de figuras de este tipo sobre un fondo rojo bermellón, como en el caso de la Villa de los Misterios de Pompeya. En cambio en Francia esta clase de decoraciones (y además en tan buen estado de conservación) representa una auténtica novedad.

"Es exactamente como un rompecabezas… salvo, claro, que no tenemos el modelo original del cual partir, ni todas las piezas, lo que significa que es un trabajo muy paciente. Es un gran esfuerzo, pero tenemos la suerte de contar con gran cantidad de piezas de la decoración de buena calidad, lo cual es inusitado", concluye un entusiasmado Boislève.

Fuente: nationalgeographic.com.es | 17 de septiembre de 2021

Encuentran evidencias en Marruecos de que los humanos fabricaban ropa hace 120.000 años

Los carnívoros fueron despellejados para obtener pieles y luego se usaron herramientas de hueso para preparar las mismas Crédito: Jacopo Niccolò Cerasoni, 2021

Un nuevo estudio dirigido por el paleoantropólogo Curtis Marean, de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), y la graduada de doctorado de la ASU y miembro del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Alemania, Emily Hallett detalla más de 60 herramientas hechas de hueso, así como una hecha con el diente de un cetáceo, lo que incluye a ballenas, delfines y marsopas. Estos hallazgos, desenterrados por primera vez en la cueva de los Contrabandistas, en Marruecos, en 2011, son una evidencia indirecta muy sugerente de la ropa más antigua en el registro arqueológico y atestiguan el surgimiento panafricano de una cultura compleja y la fabricación de herramientas especializadas.

La cueva de los Contrabandistas, El Mnasra y Dar es-Soltan I son cuevas costeras con herramientas de hueso en depósitos arqueológicos estratificados en la región de Témara de Marruecos.

“Nuestro estudio agrega otra pieza a la larga lista de comportamientos humanos característicos que comienzan a aparecer en el registro arqueológico de África hace unos 100.000 años”, dice Hallet (izquierda).

La invención de la ropa y el desarrollo de las herramientas necesarias para crearla son hitos en la historia de la humanidad. No solo son indicativos de avances en la evolución cultural y cognitiva, los arqueólogos también creen que fueron esenciales para permitir que los primeros humanos se expandieran desde África durante el Pleistoceno a distintos entornos con nuevos desafíos ecológicos. Sin embargo, dado que es muy poco probable que las pieles y otros materiales orgánicos utilizados para hacer ropa se pudieran haber conservado en el registro arqueológicos, el origen de la ropa aún se conoce escasamente. Estudios anteriores, que analizaron el ADN de los piojos de la ropa han sugerido que la ropa puede haber aparecido hace 170.000 años

El estudio actual, publicado esta semana en iScience, informa sobre un conjunto de huesos trabajados encontrados cerca de la costa atlántica de Marruecos, y proporciona una fuerte evidencia de la fabricación de ropa desde hace 120.000 años.

Si bien se desconoce el propósito de muchas de las herramientas, el equipo encontró objetos de extremos anchos y redondeados conocidos como espátulas, las cuales se fabricaron a partir de costillas de bóvidos. “Las herramientas en forma de espátula son ideales para raspar y, por lo tanto, eliminar los tejidos conectivos internos de cueros y pieles durante el proceso de trabajo delas mismos, ya que no los perforan”, detalla Hallet.

Fotografías e ilustración de la herramienta de hueso en forma de espátula

Los huesos de zorro de arena, chacal dorado y gato montés contenían más pistas, mostrando marcas de corte asociadas con la eliminación del pelaje.

"El conjunto de herramientas hallado en la cueva de los Contrabandistas reemplaza ahora a la cueva de Blombos, en Sudáfrica, como sede del conjunto de herramientas óseas más antiguo", dice Marean (derecha), quien es director asociado del Instituto de Orígenes Humanos en la Universidad Estatal de Arizona y profesor en la Escuela de Evolución Humana y Cambio Social, así como profesor honorario y Director Adjunto Internacional del Centro Africano de Paleociencia Costera de la Universidad Nelson Mandela.

Como parte de su investigación con el Instituto de Orígenes Humanos y el Grupo de Investigación de Evolución Panafricana 'Lise Meitner', en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH), Hallett estaba estudiando los restos de vertebrados hallados en los depósitos de la Cueva de los Contrabandistas, los cuales datan de entre hace 120.000 a 90.000 años.

"Este fue un período de tiempo crítico y un buen lugar para los primeros miembros de nuestra especie", dice Hallett, "Yo estaba principalmente interesado en reconstruir la dieta y el nicho de hábitat de las gentes que usaron esta cueva".

Etapas de fabricación de herramientas óseas de espátula

Entre los aproximadamente 12.000 fragmentos de hueso hallados, Hallett encontró más de 60 huesos de animales que habían sido moldeados por humanos para usarlos como herramientas. Al mismo tiempo, identificó un patrón de marcas de corte en huesos de carnívoros que sugerían que, en lugar de procesarlos para obtener carne, los ocupantes de la cueva de los contrabandistas los despellejaban para obtener pieles.

Hallett comparó las herramientas y las identificó con otras del registro arqueológico. Descubrió que tenían las mismas formas y marcas de uso que las herramientas de trabajo del cuero descritas por otros investigadores.

"La combinación de huesos de carnívoros con marcas de desollado, y la elaboración de herramientas de hueso probablemente utilizadas para el procesamiento de pieles, proporciona una evidencia indirecta muy sugerente de fabricación de ropa, la más antigua en el registro arqueológico", dice Hallett, "pero, dado el nivel de especialización en este conjunto, estas herramientas son probablemente parte de una tradición más amplia con ejemplos anteriores que aún no se han encontrado".

Huesos de zorro desollados hallados en la cueva de los Contrabandistas (Marruecos).

También escondida entre los fragmentos de hueso estaba la punta de un diente de una ballena o un delfín con marcas consistentes con el uso, tal como escamas de presión, una herramienta que se usa para dar forma a herramientas de piedra. Dada la edad del hallazgo, esto representa el uso documentado más temprano de un diente de mamífero marino por parte de los humanos y el único mamífero marino verificado que queda del Pleistoceno en el norte de África.

"Una vez más, vemos que tecnologías complejas como las herramientas de huesos sólo se asocian con adaptaciones acuáticas en el lugar que dio origen a los humanos modernos", señaló Marean. "La costa fue crucial".

La cueva de los Contrabandistas en la costa atlántica de Marruecos, donde se encontraron las herramientas óseas. Fotografía: Contrebandiers.

"Las herramientas de huesos de la cueva de los Contrabandistas demuestran que hace aproximadamente 120.000 años, el 'Homo sapiens' comenzó a intensificar el empleo de huesos para fabricar herramientas formales y usarlas para tareas específicas, incluido el trabajo del cuero y la piel", resume Hallett. "Esta versatilidad parece estar en la raíz de nuestra especie y no es una característica que surgiera después de las expansiones por Eurasia".

Ahora bien, Hallett agregó que creía que los neandertales europeos y otras especies hermanas hacían ropa con pieles de animales mucho antes de hace 120.000 años, sobre todo porque vivían en ambientes templados y fríos.

En el futuro, Hallett espera colaborar con otros investigadores para identificar patrones de desollado comparables con los conjuntos que estudian y obtener una mejor comprensión de los orígenes y la difusión de este comportamiento.

Fuentes: phys.orgtheguardian.com | 16 de septiembre de 2021

El Ayuntamiento de Lucena (Córdoba) presenta la estatua romana de un Hércules niño hallada en la basura

Presentación de la estatua romana de Hércules niño - J. M. G.

El alcalde de Lucena (Córdoba), Juan Pérez, y la edil de Cultura, Mamen Beato, han presentado hoy la escultura romana de un Hércules niño realizada en piedra arenisca y datada entre los siglos II y III que ha llegado al depósito arqueológico municipal a través del Seprona, al que la entregó la persona que la encontró entre los restos de un vertedero de escombros de la localidad, hecho que impide por ahora contextualizar la procedencia concreta de la pieza.

Según ha explicado el regidor lucentino, la pieza responde iconográficamente a la imagen de Hércules niño, en la que este aplasta a una serpiente, aunque solo se conserva la base, las piernas, torso y arranque de los brazos.

La escultura fue hallada el pasado 2 de septiembre y entregada al consistorio un día más tarde. El Ayuntamiento ya ha procedido a comunicar el hallazgo a la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía, interesando la posibilidad de que la escultura pueda permanecer expuesta en el Museo Arqueológico y Etnográfico de Lucena.

Otra perspectiva de la escultura de Hércules niño en Lucena. / EL DÍA

Por otra parte, el alcalde ha presentado un conjunto de nueve piezas de origen romano, cedidas este mismo mes al Museo de Lucena por un particular y que formarían parte de una villa romana con almazara, entre los siglos I y VI. Siete de las nueve piezas corresponderían a una almazara de producción de aceite de oliva, incluyendo varios pies de arbores, la base para capachos (canalis), varios contrapesos de la viga de prensado y la meta o pieza inferior con estrías oblicuas, para el primer prensado de la aceituna. Las otras dos son una posible urna funeraria en piedra y un fuste de columna de granito.

Todo apunta a que el conjunto correspondería a la villa romana de "Pajarito", documentada en la zona de Campo de Aras, de la que también proceden varias piezas que se exponen actualmente en la Museo Arqueológico de Lucena.

Para Juan Pérez, estos restos permiten documentar de forma fehaciente la existencia de almazaras de aceite en el término municipal de Lucena desde época romana. El arqueólogo municipal, Daniel Botella ha explicado que las piezas incorporadas ya al patrimonio arqueológico municipal serían varios contrapesos de una prensa de viga para la extracción de aceite, la parte inferior de la mesa y los pies de arbores.

Fuente: abc.es | 15 de septiembre de 2021

Daniel Botella, arqueólogo: "El Hércules niño hallado en Lucena estaría muy cotizado en el mercado negro

Daniel Botella, el alcalde de Lucena, Juan Pérez, y la concejala de Cultura, Mamen Beato. NIUS

El día 2 de septiembre, un vecino de Lucena (Córdoba) entregó al SEPRONA unas piezas arqueológicas. Hasta aquí, todo lo que se sabe del descubrimiento en sí. Se desconoce cómo se encontraron, si ya las tenía o paseaba por la zona, y cuándo lo hizo, pero desde el día 3 el Consistorio lucentino disfruta de una escultura de un Hércules niño, los restos de una almazara, una urna funeraria en piedra y fuste de granito. Se cree que todas las piezas datan de entre los siglos I y III d.C.

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De los lotes que ha recibido el Ayuntamiento de Lucena, la escultura del Hércules niño resulta la más interesante de todas. Así lo cree Daniel Botella, arqueólogo y director del Museo Arqueológico y Etnográfico de Lucena. Junto al resto de bienes patrimoniales, fueron descubiertos en una antigua escombrera.

¿Por qué es tan preciada la escultura? Por su valor económico. “Es una suerte que este vecino haya entregado esta pieza. No son nada frecuentes de encontrar y están muy cotizadas en el mercado negro del arte. Sin duda, estos hallazgos dignifican el valor histórico de Lucena”, reconoce Daniel Botella a NIUS.

Es una pieza especial

Se trata de una escultura particular. En primer lugar, porque fue esculpida en arenisca. En circunstancias normales, se hubiera hecho de mármol. Este detalle nos dice muchas cosas: “Seguramente, quien compró o encargó la pieza no podía costearse una de mármol. Sin embargo, el Hércules niño es una exquisitez técnica muy alta en su ejecución. Es una pieza maravillosa”, destaca con entusiasmo el arqueólogo lucentino.

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En el siglo I, Lucena no destacaba como una población grande. Se tienen evidencias de que estaba habitada, pero pertenecía a Astigi, antigua ciudad romana y actual Écija (Sevilla). A juicio de Daniel Botella, estas piezas podían comprarse por dos motivos: por cuestiones decorativas, para hacer más bello un lugar, y para distinguirse. Adquirir una figura de esta calidad era un esfuerzo importante por mostrar riqueza y superioridad frente al resto de los vecinos de la villa. Quien la encargó, quería sentirse importante.

El Hércules niño podría ser mucho más valioso

La preciada escultura mide 35 centímetros y, a pesar de su valor, le falta la cabeza, casi la totalidad de los brazos y las serpientes sobre las que debería estar apoyado el niño. Representa una escena en la que Heracles –el Hércules griego– ahoga a dos serpientes enviadas por Hera, la esposa de su padre Zeus, y que intentaban matarle para vengar la infidelidad de Zeus con Alcmena, madre humana de Heracles. El pasaje mitológico ha sido ampliamente representado en la historia del arte.

No obstante, estos lotes han perdido “el 50%” de su valor: “Estas piezas fueron halladas fuera de contexto. Es decir, no fueron encontradas por medio de una excavación regulada. Por lo tanto, por mucho que investiguemos, no lograremos detallar su procedencia y período cronológico”, asegura Daniel Botella. Es cierto que, por sus características, las piezas podrían tener su origen en la antigua villa romana de Pajaritos, en la zona de Campo de Aras.

En Lucena se encuentra la fábrica de cerámicas romana más grande y mejor conservada de la península ibérica. ¿Podría ser de ahí? Podría: “Nunca se sabrá con exactitud. Puede ser que dentro de 100 años se haga una excavación arqueológica, se encuentren las piezas que faltan del Hércules niño y se le dé contexto y recupere su valor, pero es remoto. Podría ser de muchos sitios”, dice Daniel.

La escombrera de donde se sacó la figura está a 800 metros del antiguo alfar romano. Muy cerca, hace muchos años, se hizo una depuradora de agua. Según Botella, también es posible que en aquella obra se desplazaran las tierras y la escultura se moviese hasta allí. El hecho de ser un hallazgo sin contexto, dispara las conjeturas sobre su procedencia.

Entrega al Museo Arqueológico de Lucena del resto de los hallazgos.

La almazara demuestra la tradición de Lucena en la producción de aceites

Como decíamos en las primeras líneas, el segundo de los lotes entregados tenía piezas de una almazara romana. Esto es, un molino que sirve para producir aceite a raíz del estrujamiento de la aceituna. Para Daniel Botella, se trata de una evidencia más: “Ya se sabía que aquí se producían aceites desde principios del siglo primero. Esto lo confirma. La almazara era de madera y solo han sobrevivido las piezas petras”.

El municipio cordobés no confirma con estos hallazgos su historia en tiempos romanos. Ya se conocía; cada vez se acumulan más tesoros arqueológicos que enriquecen el Museo de Lucena. Según su director, muchas de las 38.700 piezas que tienen inventariadas han sido encontradas por vecinos. Los lotes ya han sido presentados por el Ayuntamiento a los vecinos. Ahora toca estudiarlos más a fondo y disfrutarlos en el museo lucentino.

Fuente: niusdiario.es | 18 de septiembre de 2021

Los neandertales capturaban aves en las cuevas para su consumo

(A) Chovas de pico rojo. (B) Mapa que muestra el rango de distribución combinado actual de chovas de pico rojo y chovas alpinas (área roja) y rango estimado de neandertales (área con barras verdes); C) Sitios con evidencia de ocupación neandertal y presencia de elementos esqueléticos de chovas. Las presencias de chovas de pico rojo, chovas alpinas o ambas especies en los sitios están representadas por marcadores circulares rojos, amarillos o de ambos colores. Los marcadores con bordes azules representan sitios con presencia de restos fósiles de chovas procesados, mientras que los círculos con bordes negros representan sitios donde las marcas de procesamiento no se buscaron o no se registraron. Referencias de los sitios: 1-3: Gorham, Vanguard, Ibex caves; 4: Cova Negra; 5: Bolomor; 6: Arbreda; 7: Pié Lombard; 8: Fumane; 9: Grotte de Castelcivita; 10: Figueira Brava; 11: Beneito; 12: El Castillo; 13: Labeko koba; 14: Romaní; 15: gentil; 16: Coll Verdaguer; 17: Combe Grenal; 18: La Baume de Gigny; 19: Sesselfelsgrotte; 20: Vindija; 21: Grotta del Broion; 22: Valle Radice; 23: Grotta Guattari; 24: Grotta di Sant Agostino; 25: Temnata; 26: Bacho Kiro; 27: Mezmaiskaya; 28: Kebara. (D) Chovas alpinas.

Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) señala que los neandertales capturaban durante la noche para su consumo chovas, una especie de aves de plumaje enteramente negro y tamaño similar al de las palomas. Hasta el momento, la asociación entre los neandertales y estas especies se pensaba que era circunstancial y se debía a que ambos utilizaban los mismos refugios. Marcas en algunos huesos pertenecientes a estos córvidos revelan su consumo por humanos. En el estudio, que se publica en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont.

Los neandertales, que habitaron zonas templadas de Europa y el centro de Asia hasta su extinción hace unos 40.000 años, son conocidos por su dieta de grandes herbívoros, compuesta por caballos, cabras y bóvidos salvajes. Sin embargo, en los últimos años se han acumulado evidencias de que su dieta era variada e incluía plantas, pequeños mamíferos, algunas aves y hasta invertebrados, como crustáceos y bivalvos que recogían en zonas costeras. Entre los fósiles de aves que se encuentran con más frecuencia en las cuevas que ocuparon los neandertales están los de chova piquirroja y chova piquigualda. Estas especies forman agregaciones para dormir en el interior de las simas y desde el Neolítico también están presentes en construcciones humanas.

“Recientemente, se ha podido demostrar que algunos huesos fósiles de chova procedentes de yacimientos neandertales presentan marcas de procesamiento y consumo por parte de los humanos. Sabemos, además, que algunos de esos huesos fueron cocinados al fuego”, apunta Guillermo Blanco Hervás, investigador del CSIC en el MNCN-CSIC y primer autor del trabajo.

El trabajo revisa datos de los yacimientos neandertales con presencia de huesos fósiles de chova piquirroja y chova piquigualda, especies que proporcionarían un buen aporte proteico a un neandertal. “Tanto estas aves como los antiguos humanos solaparon sus áreas de distribución en Eurasia durante un largo periodo de tiempo. De hecho, aparecen en yacimientos de distintas épocas, desde la península ibérica hasta el Cáucaso. Por tanto, el hábito de consumirlas fue extenso en el tiempo y en el espacio, y debió de producirse con cierta frecuencia”, explica Juan José Negro Balmaseda (derecha), científico del CSIC en la EBD-CSIC.

(A) Ejemplo de un gallinero comunal de chovas de pico rojo en un pozo (provincia de Cuenca, España); (B) Detalle de la posición de las chovas tras ser acorraladas por depredadores humanos (experimentales), y (C) su captura a mano y (D) con ayuda de una escalera en perchas comunales ubicadas en edificios en Aragón (España). (E) Una chova de pico rojo después marcada con anillos para identificación individual. Créditos de las fotografías: A (JA Cuevas), B (G. Blanco), C, D (JM García), E (Ó. Frías).

Para determinar cómo pudieron capturar estas especies de córvidos, muy esquivas y desconfiadas durante el día, los investigadores recurrieron a lo que se conoce como método actualístico. Se trata de inferir comportamientos pasados por analogía con hechos del presente.

“La captura a mano de chovas en las cavidades que empleaban para dormir en la noche, sin ninguna tecnología adicional más allá de fuentes de luz portátil (antorchas), nos induce a pensar que los neandertales pudieron cazarlas cuando estas llegaban al anochecer a las cuevas para pasar la noche. Con ayuda del fuego, que ya dominaban, podían generar luz suficiente para asustarlas hacia el interior de la cavidad y atraparlas”, señala Antonio Sánchez-Marco (izquierda), del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y coautor del estudio.

El comportamiento social de las chovas para dormir en la noche permite la captura a mano y de forma simultánea de numerosos ejemplares. Además, al ser asustadas y perseguidas en las cuevas, tienen tendencia a volar hacia su interior. Esto, señala el estudio, facilitaría las capturas. Y a ello contribuiría también la adaptación para la visión escotópica (con poca luz) de los neandertales, puesto que tenían ojos más grandes que los del Homo sapiens.

Fuente: csic.es | 16 de septiembre de 2021

El consumo de leche permitió las grandes migraciones de los pueblos esteparios durante la Edad del Bronce

Caballos de la estepa euroasiática © A. Senokosov.

Las migraciones de larga distancia de los pastores de la Edad del Bronce en la estepa euroasiática han captado un interés generalizado. Pero los arqueólogos han debatido intensamente los factores que están detrás de su notable difusión. Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature proporciona pistas sobre un componente crítico del estilo de vida de los pastores que probablemente fue fundamental para su éxito: la leche.

Desde las hordas Xiongnu hasta los mongoles, las poblaciones de pastores de la estepa euroasiática han sido durante mucho tiempo una fuente de fascinación. Entre los primeros grupos de pastores en esta región se encontraban los Yamna, pastores de la Edad del Bronce que comenzaron a expandirse fuera de la estepa póntica-caspia hace más de 5000 años. Estas migraciones de la Edad del Bronce dieron como resultado un flujo de genes a través de vastas áreas, lo que finalmente unió a las poblaciones de pastores de Escandinavia con grupos que se expandieron hacia Siberia.

Cómo y por qué estos pastores viajaron distancias tan extraordinarias durante la Edad del Bronce sigue siendo un misterio. Sin embargo, un nuevo estudio dirigido por investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Jena, Alemania, ha revelado una pista fundamental y podría ser una sorpresa. Parece que las migraciones de la Edad del Bronce coincidieron con un cambio dietético simple pero importante: la adopción del consumo de leche.

El cálculo dental extraído de los dientes de este individuo mostró evidencia de consumo de lácteos © Egor Kitov, Proyecto del Valle de Samara.

Los investigadores se basaron en una fuente de información humilde pero extraordinaria del registro arqueológicos: observaron el sarro antiguo (cálculo dental) en los dientes de esqueletos antiguos conservados. Al extraer cuidadosamente estas muestras del cálculo acumulado y utilizar métodos moleculares avanzados para extraer y luego analizar las proteínas que aún se conservan dentro de este material resistente y protector, los investigadores pudieron identificar qué individuos antiguos probablemente bebían leche y cuáles no.

Sus resultados les sorprendieron. "El patrón fue increíblemente fuerte", observa la especialista en paleoproteómica, la Dra. Shevan Wilkin (izquierda): "La mayoría de los individuos de la Edad del Cobre, anterior a la Edad del Bronce, que evaluamos (más del 90%) no mostraron absolutamente ninguna evidencia de consumo de productos lácteos. En contraste, un notable 94 % de las personas de la Edad del Bronce Temprano sí habían sido claramente bebedores de leche".

Los investigadores se dieron cuenta de que habían descubierto un patrón significativo. Luego analizaron más a fondo los datos para examinar qué tipo de leche consumían los pastores. "Las diferencias entre los péptidos de la leche de diferentes especies son menores pero son críticas", explica la Dra. Wilkin. "Pueden permitirnos reconstruir de qué especie proviene la leche consumida". Si bien la mayoría de los péptidos de la leche apuntaban a especies como la vaca, la oveja y la cabra, lo que no fue sorprendente a la luz de los restos arqueológicos asociados, el cálculo de un par de individuos reveló una especie inesperada: el caballo.

La Dra. Shevan Wilkin, analizando cálculos dentales en el laboratorio limpio del Instituto Max Planck para la ciencia de la historia humana © Shevan Wilkin.

"La domesticación de caballos es un tema muy debatido en la arqueología euroasiática", señala la Dra. Wilkin. Un sitio donde se propuso el consumo de leche en Asia Central temprano fue el enclave de Botai, en Kazajstán, de 3500 años de antigüedad. Los investigadores analizaron el cálculo dental de un par de individuos de Botai, pero no encontraron evidencias de que bebieran leche. Esto encaja con la idea de que los caballos de Przewalskii, una de cuyas formas primitivas fueron excavadas en el lugar, no eran los antepasados ​​del caballo doméstico actual, como lo demuestra un estudio arqueogenético reciente. En cambio, la domesticación de los caballos —y el consumo de leche de caballo— probablemente comenzó a unos 1500 kilómetros al oeste en la estepa póntica del Caspio.

"Nuestros resultados no harán felices a todos, pero son muy claros", dice la profesora Nicole Boivin (derecha), autora principal del estudio y directora del Departamento de Arqueología del MPI Science of Human History. "Vemos una transición importante hacia la industria lechera justo en el momento en que los pastores comenzaron a expandirse hacia el este". Es probable que los caballos domesticados también tuvieran un papel que desempeñar. "Las poblaciones de las estepas ya no usaban solo los animales para la carne, sino que explotaban sus propiedades adicionales, ordeñándolos y empleándolos en el transporte, por ejemplo", afirma la profesora Boivin.

No obstante, queda por investigar qué ventajas concretas proporcionó la leche. Es probable que los nutrientes adicionales, las proteínas ricas y la fuente de fluidos en un ambiente altamente árido hubieran sido críticos para la supervivencia en la dura estepa abierta. "Lo que vemos aquí es una especie de revolución cultural", dice la Dra. Wilkin, "los pastores de la Edad del Bronce Temprano se dieron cuenta claramente de que el consumo de lácteos les ofrecía algunos beneficios fundamentales, y, una vez que lo asumieron, se hicieron posibles las grandes expansiones de estos grupos esteparios".

Fuente: Instituto Max Planck | 15 de septiembre de 2021