Huellas prehumanas halladas en Creta podrían ser las más antiguas jamás descubiertas

Huellas humanas de 5,7 millones de años halladas en Trachilos, Creta, cuestionan la visión de África como cuna de la humanidad. Europa Press / Andrzej Boczarowski

Un conjunto de huellas descubiertas por accidente en la isla griega de Creta, en Trachilos, está planteando preguntas fascinantes sobre los orígenes de la humanidad, si bien no sin controversia.

Las huellas de Trachilos fueron encontradas en 2002 por el paleontólogo polaco Gerard Gierlinski, y un nuevo estudio afirma que son la evidencia más antigua de este tipo que se conoce sobre los ancestros humanos. La investigación fue publicada el 11 de octubre en la revista Scientific Reports por un equipo internacional.

Hasta ahora, la teoría más ampliamente aceptada es que los homínidos se originaron y evolucionaron en África antes que en ningún otro lugar. Y homínidos es el término utilizado para describir el grupo formado por humanos modernos, especies humanas extintas y todos nuestros antepasados inmediatos.

Foto: Otro ejemplo de las huellas halladas en Trachilos, Creta.

Fuera de África

Los paleontólogos suscriben ampliamente la hipótesis de que África es "la cuna de la humanidad". Según su teoría, la humanidad evolucionó únicamente en ese continente antes de producirse una "gran migración" al resto del mundo que comenzó hace menos de dos millones de años.

Ahora, el equipo de investigadores dirigido por el paleontólogo sueco Per Ahlberg (izquierda), de la Universidad de Uppsala (Suecia), desafía esta línea de tiempo, y afirma que las huellas de Trachilos tienen unos seis millones de años.

Hasta ahora se consideraba que las huellas de Laetoli, descubiertas en Tanzania en 1976, eran la evidencia directa más temprana de un pie similar al humano. Las de Trachilos serían casi 2,5 millones de años más antiguas.

Los descubrimientos en África han sido cruciales para armar el árbol genealógico de nuestra especie. Además de huellas, en los últimos 100 años se han hallado numerosos fósiles prehumanos en África.

“Las huellas son casi 2,5 millones de años más antiguas que las huellas atribuidas al 'Australopithecus afarensis' (Lucy) de Laetoli en Tanzania”, explicó el co-autor del último estudio, Uwe Kirscher (derecha), de la Universidad de Tübingen.

Señaló que los hallazgos ponen las huellas de Trachilos con la misma antigüedad que el Orrorin tugenensis de Kenia descubierto en 2002, el cual dejó constancia de que caminaba erguido. Los descubrimientos anteriores que involucran fósiles de este bípedo incluyen huesos de piernas como el fémur, pero no huesos de pies ni huellas. Kirscher describió que la datación de las huellas de Creta arroja nueva luz sobre la evolución temprana del movimiento humano durante la época prehistórica”.

“El pie humano más antiguo utilizado para caminar erguido tenía una bola, con un dedo gordo paralelo fuerte y dedos laterales sucesivamente más cortos. El pie tenía una suela más corta que Australopithecus. El arco aún no se pronunciaba y el talón era más estrecho”, indica Per Ahlberg.

Otros descubrimientos incluyen el cráneo del Sahelanthropus tchadensis, que se estima vivió en África hace siete millones de años. Se le ha venido considerando el homínido más antiguo que se conoce actualmente, si bien un último estudio lo ha puesto en entredicho. En Europa, en comparación, ha habido muy pocos descubrimientos de fósiles óseos similares.

Fotografía de dos huellas que posiblemente representan una postura estática de un individuo. Proceedings of the Geologists' Association.

¿Quién dejó sus huellas en Creta?

Ahlberg también fue parte del equipo que publicó el primer artículo sobre las huellas de Trachilos, en 2017. Su estudio más reciente, que salió a la luz en octubre del 2021 en Scientific Reports, revisa la edad de las huellas y establece que son más antiguas, pasando de 5,7 millones de años de antigüedad a 6,05 millones.

En su primer artículo, Ahlberg y sus colegas concluyeron que las huellas se parecían a las de los homínidos, especialmente por la cercanía del hallux (dedo gordo del pie) a los otros dedos, a diferencia de los pies de primates como gorilas y chimpancés.

"Las huellas de los simios no humanos se ven muy diferentes; el pie tiene la forma de una mano humana, con el dedo gordo pegado en el costado de la suela y sobresaliendo hacia los lados", le dijo Ahlberg a la BBC.

"En comparación con nuestros compañeros primates, nuestros dedos gordos están alineados con el eje largo del pie, no sobresalen hacia un lado", agregó.

Las tres huellas mejor conservadas. Proceedings of the Geologists' Association.

Algunos paleontólogos recibieron los nuevos hallazgos con escepticismo.

Los críticos cuestionaron los métodos utilizados para analizar las pistas y algunos incluso pusieron en tela de juicio la veracidad de las huellas.

Matthew Bennett (izquierda), un profesor experto en huellas de la Universidad de Bournemouth, en Reino Unido, formó parte del equipo que estudió las pistas en Grecia. Incluso él es cauteloso en su evaluación.

"Son huellas fósiles muy intrigantes, probablemente dejadas por un animal bípedo, alguna forma de simio", explica el profesor Bennett a la BBC. "Pero si son de linaje humano ,esa es otra historia", agregó.

Para comprender la vacilación de Bennett, debemos recordar una vez más que en Europa se han encontrado pocos huesos fósiles de un homínido. Además, la línea de tiempo de la evolución humana está lejos de ser un asunto simple.

Los paleontólogos creen que los grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos) surgieron y se diversificaron durante un tiempo conocido como el Mioceno, hace entre 23 millones y 5 millones de años. Sin embargo, hay poco consenso sobre cuándo se separaron los humanos de este grupo.

"Los científicos han encontrado evidencia de grandes simios no humanos deambulando por Europa, por lo que es posible que estos hubieran dejado huellas en Creta", explica Robin Crompton (derecha), experto en antropología biológica de la Universidad de Liverpool, en Reino Unido.

"Las huellas ciertamente podrían ser de homínidos, y eso claro que es emocionante. Pero todavía hay un gran signo de interrogación que solo se puede resolver con más investigaciones y descubrimientos", le dijo Crompton a la BBC.

En otras palabras, necesitamos encontrar más huesos y huellas en Europa.

Otra de las huellas encontradas en la isla de Creta.

¿Cuán importantes son los descubrimientos más recientes?

Ahlberg dice que no hay duda de que nuestra especie, el Homo sapiens, evolucionó en África hace unos 300.000 años. Pero su interés va mucho más atrás de esta historia.

"La pregunta aquí es si, mucho más atrás en el tiempo, todo el linaje humano se originó en África", dice Ahlberg. "Quizás no fue así, ya que nuestra investigación sugiere que los primeros antepasados humanos pudieron haber vagado tanto por el sur de Europa como por el este de África", señala.

Ahlberg apunta que, antes de descartar teorías, está trabajando sobre la posibilidad de que nuestros antepasados se hubieran extendido por Europa previamente a lo que creemos actualmente. "Lo que estamos diciendo es que la itinerancia de estos homínidos tempranos podría ser mayor de lo que la gente suele pensar", argumenta.

En el 2017, el mismo año que se publicó el primer artículo sobre Trachilos, la paleontóloga alemana, Madelaine Bohme (izquierda), de la Universidad de Tubingen, también atrajo la atención al anunciar el descubrimiento en Grecia de una mandíbula inferior y un premolar, los cuales representarían al "último antepasado común" de los humanos y los chimpancés, cuyos linajes se habrían separado, no en África, sino el Mediterráneo oriental hace entre 7 y 5 millones de años.

Ella y un equipo de investigadores bautizaron a este antepasado común como Graecopithecus freybergi, el cual habría vivído en la región de los Balcanes entre 7,25 y 7,18 millones de años atrás. Eso implicaba que era más antiguo que el Sahelanthropus tchadiensis, hasta ahora considerado el antepasado humano más antiguo en caminar erguido.

Los científicos creen que la isla de Creta todavía formaba parte del continente junto a Grecia a través de la región del Peloponeso hace seis millones de años. “No podemos descartar una conexión entre el artífice de las huella y el posible 'Graecopithecus freybergi' prehumano”, declara Böhme.

El nuevo estudio confirma la investigación y las teorías recientes del equipo del profesor Böhme, que cree que hace seis millones de años el continente europeo y del Cercano Oriente se separó de la húmeda África Oriental por una expansión relativamente breve del Sahara. El análisis geoquímico de los depósitos de playa de Creta de seis millones de años sugiere que los vientos transportaron el polvo del desierto desde el norte de África. El equipo de científicos calculó una edad de entre 500 y 900 millones de años de antigüedad al fechar granos minerales del tamaño del polvo. “Estos períodos son típicos de presencia de polvo del desierto del norte de África”, según citan los investigadores en su análisis.

Böhme añadió que estudios recientes también sugieren que el mono africano Sahelanthropus tchadensis no era bípedo y que el Orrorin tugenensis, que se originó en Kenia y vivió hace entre 6.1 y 5,8 millones de años, es el prehumano más antiguo de África. Por lo tanto, la desertificación a corto plazo y la distribución geográfica de los primeros predecesores humanos podrían estar más estrechamente relacionadas de lo que se pensaba.

Representación de los fósiles y figuración del Orrorin tugenensis.

“Por un lado, una fase de desertificación hace 6,25 millones de años en Mesopotamia podría haber iniciado una migración de mamíferos europeos, posiblemente incluidos los simios, a África. Por otro lado, la segunda fase del aislamiento de los continentes por el Sahara hace seis millones de años podría haber permitido un desarrollo separado del 'Orrorin tugenensis' prehumano africano en paralelo con un prehumano europeo”, argumenta Böhme.

Según ese principio, denominado 'oscilación del desierto' por la propia Böhme, la desertificación sucesiva a corto plazo en Mesopotamia y el Sahara provocó una migración de mamíferos de Eurasia a África.

Independientemente de la afinidad de las huellas de Trachilos con el linaje de los homínidos, en este artículo los especialistas han refinado la antigüedad de estas huellas colocándolas sobre una base geocronológica más segura. Esto permitirá que futuros estudios descriptivos y comparativos se basen en un marco temporal robusto, facilitando la evaluación del verdadero significado de las huellas de Trachilos y su relación con el linaje homínido.

"Nuestras investigaciones no cuestionan la historia de la evolución humana después de hace cinco millones de años, sino lo que sucedió antes de ese momento", concluye Bohme.

Mandíbula inferior de 'Graecopithecus freybergi', denominada 'El Graeco', de 7.17 millones de años hallada en Grecia. Wolfgang Gerber, Universidad de Tübingen

Escepticismo y ciencia

La controversia provocada por las huellas de Trachilos también plantea preguntas sobre cómo los científicos se enfrentan a una hipótesis periférica.

A pesar de que tiene sus reservas sobre las huellas de Trachilos, Robin Crompton también insiste en que rechazar de plano que puedan pertenecer a homínidos, como lo han hecho sus colegas, no ayuda en absoluto al estudio de los orígenes de la humanidad.

"Las huellas deben ser investigadas, no simplemente descartadas. Los científicos deben mantener la mente abierta", afirmó.

Madelaine Bohme está de acuerdo y señala que ha habido siempre cambios sísmicos en las teorías sobre los orígenes de la humanidad. La hipótesis de África como cuna de la humanidad, por ejemplo, no se aceptó ampliamente de inmediato cuando los restos de un bebé conocido como el Niño Taung (derecha), que había vivido hace 2,8 millones de años se encontraron en Sudáfrica en 1924.

"Ha habido momentos en la historia en los que se creía que la humanidad podría haberse originado en diferentes partes del mundo en lugar de África", recordó.

"La ciencia sin escepticismo no es buena ciencia. La gente debe estar abierta a los argumentos. Sí, necesitamos más investigación y más descubrimientos, pero ver a los colegas simplemente descartando nuestros hallazgos es algo totalmente diferente".

Per Ahlberg parece estar especialmente molesto por las sugerencias de sus colegas de que las afirmaciones hechas por su equipo son extraordinarias. "Es solo porque la gente está desesperadamente casada con la teoría de que la humanidad se originó en África por lo que nuestras afirmaciones se ven de esa manera", cree.

"En este sentido, no me preocupa lo que dirá ahora la comunidad paleontológica. Hemos presentado la evidencia y hemos defendido nuestro caso", añade. "Francamente, luchar contra la incredulidad de la gente no es interesante", concluye.

La losa de roca en Trachilos, Creta, donde se descubrieron por primera vez las huellas de los homínidos de Creta de 6 millones de años de antigüedad en 2002. Fuente: Olaf Tausch / CC BY 3.0.

Robo de huellas

Como nota al pie de página, las huellas de Trachilos ciertamente han despertado más que la curiosidad científica.

Ocho de las huellas fueron incluso cinceladas de la roca y robadas unas semanas después de que se anunciaran su descubrimiento en 2017. Posteriormente, la policía griega arrestó a un profesor de secundaria local y recuperó las huellas fósiles.

Fuentes: 24horas.cl | infobae.com | Universidad de Uppsala | 21 de octubre de 2021

Los primeros humanos modernos del sudeste asiático se adaptaron a un entorno de selva tropical

Foto: El arqueólogo Fabrice Demeter en el entorno del enclave arqueológico de Tam Pà Ling, Laos.

Aunque ha habido evidencias de que nuestra especie vivió en regiones de selva tropical en el sudeste asiático desde hace al menos 70.000 años, la mala conservación de material orgánico en estas regiones limita lo que sabemos sobre su dieta y adaptaciones ecológicas a estos hábitats. Un equipo internacional de científicos dirigido por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz ha aplicado un nuevo método para investigar la dieta de humanos fósiles: el análisis de isótopos estables de zinc del esmalte dental. Este método resulta particularmente útil para saber si los humanos y los animales prehistóricos comían principalmente carne o plantas.

Los supuestos tradicionales a menudo han visto las selvas tropicales como una barrera para los primeros Homo sapiens. Sin embargo, cada vez hay más pruebas de que los seres humanos se adaptaron y vivieron en los hábitats de la selva tropical del sudeste asiático. Algunos investigadores también sugieren que, en el pasado, otras especies humanas, como Homo erectus y Homo floresiensis, se extinguieron porque no pudieron adaptarse a este entorno como lo hizo nuestra especie. No obstante, sabemos muy poco sobre la adaptación ecológica de los humanos fósiles, incluido lo que ellos comían.

Diente fósil de un ciervo sambar, del que se tomó una muestra de esmalte dental para el análisis de isótopos de zinc. Esta especie de ciervo todavía se encuentra hoy en el sudeste asiático, y específicamente en Laos. © MPI. Antropología evolutiva.

Los isótopos de zinc revelan qué tipo de alimento se consumía principalmente

En este estudio, los investigadores analizaron las proporciones de isótopos estables de zinc de dientes de animales y humanos de dos sitios en la provincia de Huà Pan, en Laos: Tam Pà Ling y el enclave cercano de Nam Lot. “El sitio de Tam Pà Ling es particularmente importante para la paleoantropología y arqueología del sudeste asiático, dado que alberga el registro fósil más antiguo y abundante de nuestra especie en esta región”, explica Fabrice Demeter (izquierda), investigador de la Universidad de Copenhague. Sin embargo, hay poca evidencia arqueológica, como herramientas de piedra, rastros de hogar, restos de plantas, marcas de cortes en los huesos, en Tam Pà Ling: solo dientes y huesos. Esto hace que los enfoques isotópicos sean la única forma de conocer mejor la dependencia alimentaria anterior.

El análisis de isótopos de nitrógeno, en particular, puede ayudar a los científicos a saber si los humanos del pasado comían animales o plantas. Ahora bien, el colágeno en huesos y dientes necesario para realizar estos análisis no se puede conservar fácilmente. En regiones tropicales como la de Tam Pà Ling, este problema es aún más agudo. “Los nuevos métodos, como el análisis de isótopos de zinc del esmalte, pueden superar ahora estas limitaciones y permitirnos investigar dientes de regiones y períodos que antes no podíamos estudiar”, dice el líder del estudio Thomas Tütken (derecha), profesor del Instituto de Geociencias de la Universidad Johannes Gutenberg. "Con las proporciones de isótopos estables de zinc, ahora podemos estudiar Tam Pà Ling y aprender qué tipo de comida comían nuestros primeros antepasados ​​en esta región".

Interior del enclave arqueológico de Tam Pà Ling, el cual a proporcionado numerosos fósiles humanos modernos tempranos desde el inicio de su excavación en 2009. © Fabrice Demeter

Dieta de humanos fósiles del sudeste asiático

El fósil humano estudiado en esta investigación data del Pleistoceno tardío, más precisamente de hace 63.000 y 46.000 años. Con él también se analizaron varios mamíferos de ambos sitios, entre ellos búfalos de agua, rinocerontes, jabalíes, ciervos, osos, orangutanes, macacos y leopardos. Todos estos animales diferentes muestran diversos comportamientos alimentarios, lo que lo convierte en un contexto ideal para determinar qué comían exactamente los humanos en ese momento. Cuanto más diversos sean los restos de animales encontrados en un sitio en particular, más información podrán utilizar los investigadores para comprender la dieta de los humanos prehistóricos.

Cuando comparamos los valores de isótopos de zinc del fósil Homo sapiens de Tam Pà Ling con los de los animales, estos sugieren fuertemente que su dieta contenía tanto plantas como animales. Esta dieta omnívora también difiere de la mayoría de los datos de isótopos de nitrógeno de humanos en otras regiones del mundo para ese período de tiempo, donde una dieta rica en carne se discierne casi constantemente. “Otro tipo de análisis realizado en este estudio, el análisis de isótopos de carbono estables, indica que los alimentos consumidos provienen estrictamente de entornos boscosos”, dice Élise Dufour (izquierda), investigadora del Museo Nacional de Historia Natural de París. "Los resultados son la evidencia directa más antigua de las estrategias de subsistencia para los humanos del Pleistoceno tardío en las selvas tropicales".

El investigador Nicolas Bourgon prepara el análisis de una muestra utilizando un MC-ICP-MS, un instrumento utilizado en geoquímica para medir proporciones isotópicas. © MPI Antropología evolutiva

Los investigadores a menudo asocian nuestra especie con entornos abiertos, como sabanas o estepas frías. Sin embargo, este estudio muestra que los primeros Homo sapiens podrían adaptarse a diferentes entornos. Juntos, los resultados de los isótopos de zinc y carbono pueden sugerir una combinación de adaptaciones especializadas a las selvas tropicales vistas desde otros sitios arqueológicos del sudeste asiático. "Será interesante, en el futuro, comparar nuestros datos de isótopos de zinc con datos de otras especies humanas prehistóricas del sudeste asiático, como Homo erectus y Homo floresiensis, y ver si podemos entender mejor por qué se extinguieron mientras nuestra especie sobrevivió" , concluye el primer autor Nicolas Bourgon, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

Fuente: Instituto Max Planck | 14 de octubre de 2021

La aparición de la muralla romana resuelve el gran misterio arqueológico de Sevilla

Un obrero, ante la parte exterior de la muralla romana hallada en Sevilla. ÁLVARO JIMÉNEZ.

Desde que nació la arqueología como disciplina histórica, a mediados del siglo XVIII, los investigadores han lanzado las más variadas hipótesis sobre el recorrido de la muralla de la colonia Romula Híspalis, una gran obra citada por Julio César y por otras fuentes escritas, pero que nadie, hasta ahora, había encontrado.

En el número 11 de la plaza de San Francisco, frente a la fachada plateresca del Ayuntamiento de Sevilla, a 2,10 metros bajo el nivel actual de la calle, han desenterrado grandes sillares de piedra caliza. Álvaro Jiménez, director de la intervención arqueológica del proyecto para la construcción de un hotel, empezó a excavar desde ahí y bajó casi tres metros más hasta alcanzar un segmento lineal de 9,30 metros de muralla de mediados del siglo III.

La construcción está realizada con sillares de piedra caliza procedente de los Alcores y opus caementicium [el hormigón romano] en el tramo que ha podido descubrirse durante las obras de construcción del sótano de servicios de un hotel de cinco estrellas gran lujo que abrirá en septiembre de 2022.

“Es la primera vez que se encuentran restos de muralla romana en Sevilla y que podemos constatarlo científicamente”, explica el arqueólogo ante los restos ahora protegidos, que desde la cimentación alcanzan los 2,5 metros de altura. “Además, es sorprendente que, a mediados del siglo III, en un periodo supuestamente de crisis, se construyera una estructura tan potente como esta, con una anchura total de 4,80 metros, resultado de la suma de un zócalo de 1,70 metros de altura y del alzado conservado de la muralla, de 3,25 de ancho”, añade Jiménez.

El refuerzo del zócalo pudo funcionar como defensa ante las crecidas del río Guadalquivir, cuyo cauce en el siglo III pasaba a unos 40 metros de la estructura desenterrada, como ha podido comprobarse por los sedimentos aluviales hallados durante la excavación. “La longitud de lo que hemos descubierto es el ancho de la parcela, pero todo indica que la muralla continúa en el número 10 y en el 12″, afirma Jiménez.

El arquitecto director de la obra, David González, ha modificado el proyecto para incluir el segmento de muralla que hallaron en abril. “Esto es una gran obra de orfebrería. Hemos incluido un gran patio en el hall del hotel que tendrá una vista cenital de la muralla, que también podrá verse frontalmente desde el sótano a través de un vidrio”, ha explicado. De la puesta en valor de la muralla romana se encargarán el arquitecto Alfonso Jiménez y el arqueólogo Fernando Amores siguiendo las indicaciones de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Sevilla. “El hallazgo es de una gran trascendencia patrimonial, puesto que es la primera vez que se encuentra un lienzo de muralla romana en Sevilla. Lo que hasta ahora había sido arqueología de ficción, ahora es algo incuestionable”, ha afirmado el arqueólogo de la Consejería de Cultura José Manuel Rodríguez Hidalgo.

“Esto es un sueño cumplido y, además, una gran sorpresa por la fecha, el siglo III. Hay indicios de que en época romana se debieron levantar varios recintos de murallas en Híspalis, pero hasta ahora no teníamos certezas arqueológicas”, reflexiona Fernando Amores quien, entre 2003 y 2011 dirigió la excavación del Antiquarium, una gran parcela de 7.000 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad en la que se halló una manzana de casas romanas de los siglos I al V y una potente estructura de sillares que, en un principio, Amores identificó como parte de la muralla romana del siglo I, pero que también podría tratarse de parte de la base un gran mausoleo de época de Augusto, desmontado parcialmente para reutilizar sus sillares.

Desde el siglo XV, cuando se confundió la cerca andalusí del siglo XII [de la que actualmente se conserva el 30% de su perímetro] con la romana, los arqueólogos han presentado multitud de hipótesis sobre el trazado del cerramiento romano, pero basadas en evidencias que han resultado erróneas o dudosas. Una de las últimas, que incluye los descubrimientos del museo Antiquarium, es la presentada por el Daniel González Acuña en 2011 [incluida en el gráfico] y cuyo trazado no coincide con el tramo ahora descubierto.

El hallazgo se publicará en un artículo científico sobre las murallas de Hispalis, firmado por Amores y Jiménez en el libro que la Universidad de Southampton (Reino Unido) dedica a la memoria del arqueólogo británico Simon Keay, especialista en el Imperio romano. “Falleció el pasado abril, pocos días antes del descubrimiento. A él le sorprendía el que algunos arqueólogos españoles formularan sus teorías sin datos”, apunta Amores, profesor de Arqueología de la Universidad de Sevilla que ha asesorado a Jiménez en esta intervención. “Hasta ahora todas las evidencias de muralla que se habían publicado eran especulaciones, pero esto es una certeza”, añade con rotundidad. Los expertos consideran el hallazgo especialmente interesante porque también se ha podido excavar parte del espacio intramuros, ya que la trasera del solar excavado da a la calle Álvarez Quintero 36.

Vista general de la parcela del número 11 en la plaza de San Francisco de Sevilla con el lienzo de muralla romana descubierta. ÁLVARO JIMÉNEZ.

En el espacio extramuros, es decir en dirección a la actual plaza de San Francisco, la muralla aparece rodeada por un pomerium, una línea imaginaria definida legal y religiosamente alrededor de la muralla, que marcaba el límite sagrado de la ciudad y sobre la cual estaba prohibido construir. “El suelo original está a cinco metros de profundidad del actual. Y el cauce del río Guadalquivir ha variado a lo largo de los siglos acercándose o alejándose al borde de la ciudad romana, pero nunca la ha traspasado”, afirma Jiménez, quien el pasado año estuvo al frente de la recuperación de un baño islámico del siglo XII en el bar Giralda, oculto tras una reforma del XVII.

“A partir del siglo XI, con el auge constructivo de Al-Mutamid, los sillares de la muralla se reutilizan en otras construcciones y la orilla del río, cuyo cauce se había desplazado a la izquierda, es ocupada por una necrópolis musulmana”, explica Jiménez. La existencia del cementerio se conocía desde 2006, cuando aparecieron unas 80 inhumaciones durante la construcción del Metrocentro.

En la excavación, en la que también han trabajado antropólogos, geólogos y especialistas en materiales cerámicos, han aparecido seis enterramientos del siglo XI, uno de ellos, el de una muchacha de 18 a 20 años, que permanecía intacto con una maqabriya (monumento funerario musulmán).

Imagen del proceso de excavación del enterramiento islámico, que puede verse junto a los dos obreros.ÁLVARO JIMÉNEZ.

El cauce del Guadalquivir, que variaba según el nivel del mar, en época romana transcurría por las actuales Alameda de Hércules, calles Amor de Dios, Sierpes, plazas de San Francisco y Nueva y seguía hasta juntarse con el arroyo Tagarete donde hoy está la torre del Oro, bastión defensivo de la muralla andalusí. De forma que ambos cauces abrazaban Sevilla convirtiéndola prácticamente en una isla hasta que a mediados del XIX el Tagarete se abovedó en el subsuelo.

Intramuros, en la actual calle Álvarez Quintero que está cuatro metros por encima de la plaza de San Francisco, el arqueólogo ha constatado la existencia de seis niveles de ocupación de una calle formada tras la construcción de la muralla, que va sumando unos 20 centímetros con cada uno, hasta que se abandona en el siglo VI. Parece que en época visigoda esta parte de la ciudad se contrae y no se habita de nuevo hasta el XI, cuando vuelve a ocuparse hasta la actualidad. “Es una calle terriza, compactada con trozos de ladrillo, cerámica y grava. Intramuros, adosada a la muralla, hay una casa tardía, de los siglos IV y V, con un patio de 4 x 4 metros solado con ladrillo cocido. Este edificio también está construido con sillares de Alcor, pero no proceden del desmontaje de la muralla, sino de otras edificaciones romanas”, comenta Jiménez. De momento, desde la prudencia que les inspira el desaparecido profesor Keay, los arqueólogos no proponen un trazado más allá de lo descubierto.

El proyecto, promovido por la empresa madrileña Millenium Hotels Real Estate, aúna dos viviendas regionalistas de principios del siglo XX en plaza de San Francisco, más otra de la década de los ochenta en calle Álvarez Quintero que suman 694 metros cuadrados de planta. La del número 11, obra de Juan Talavera y Heredia, es la que integrará la muralla, mientras que en el 12, de José Espiau y Muñoz, se ha respetado “la esencia de esta casa sevillana, pero con actuaciones del siglo XXI”, apunta González.

Según el arquitecto, la promotora del proyecto entendió desde el momento del hallazgo la necesidad de conservar la muralla. La inversión total para convertir los tres inmuebles en un hotel con 25 habitaciones y 3.100 metros cuadrados construidos es de 11,5 millones de euros.

Fuente: elpaís.com | 14 de octubre de 2021

Histórico hallazgo a las puertas de la capital de Salamanca. Un grabado 10.000 años más antiguo que las pinturas de Altamira

Los descubridores del grabado paleolítico y los expertos de la Universidad de Salamanca que lo han estudiado ante el caballo bicéfalo encontrado en el paraje de La Salud | ALMEIDA

Para Olivia Rivero y Julián Bécares, profesores del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca, las cabañas de adobe de la primera Edad de Hierro que se conservan en el Cerro de San Vicente son casi de antes de ayer si se comparan con los ejemplos de arte paleolítico hallados en el paraje de La Salud, no muy lejos del barrio de Tejares.

Al conjunto de representaciones rupestres descubiertas en 2013, se sumó hace poco más de dos años un caballo de dos cabezas, realizado mediante piqueteado e incisiones en pizarra. En la ribera del Tormes permanece desde hace más de 25.000 años —está datado entre los años 27000 y el 22000 antes de Cristo—. Se convierte, así en una de las representaciones artísticas más antiguas de España y de la península ibérica.

“¿Qué yacimientos más antiguos habría en España? Serían los de la cornisa cantábrica, aunque en dataciones absolutas serían muy cercanas”, explica Olivia Rivero, experta en arte prehistórico. Es decir, las famosas pinturas de la Cueva de Altamira se habrían realizado 10.000 años después (15.000 a.C.), y el poblado protohistórico del Cerro de San Vicente, de los siglos VII-IV a.C., sería casi 20.000 años más joven.

Fotos

“Con un caballo bicéfalo como éste, en España no hay ninguno”, explican los expertos. Sin embargo, “son exactamente iguales” a las que se localizan en el yacimiento portugués de Foz Coa (Portugal). Comparten lo que se ha dado en llamar un hocico “pico de pato” muy característico.

“Se parecen tanto que podrían ser incluso del mismo artista. Así lo creen los investigadores portugueses y en parte tienen razón porque son idénticas”, apunta Rivero, quien insiste en esta teoría ya que en los enclaves lusos se han hallado piezas de sílex procedentes precisamente del entorno de la capital del Tormes. Son zonas conectadas entres las que los cazadores y recolectores del Paleolítico se desplazaban para obtener los recursos que necesitaban en cada momento.

Foto: Labores de prospección y documentación del arte rupestre en el paraje de La Salud, Salamanca.

Este conjunto de arte rupestre prehistórico, que se ha conservado en el entorno del antiguo Polvorín, está formado, a día de hoy, por cinco enclaves. Además del caballo bicéfalo hallado por unos paseantes en 2018, en un punto cercano se encuentra otro cuarto trasero de un caballo —en el que se reconocen el lomo, la grupa y la cola—, y en el resto de ubicaciones otros surcos y piqueteados que representan líneas cérvico-dorsal de animales.

En lugares de muy complicado acceso, su exhibición al público no resulta nada fácil, al menos, de momento. Para que salmantinos y turistas puedan conocerlos, el Ayuntamiento, que ha incluido la zona bajo la protección del Plan de Infraestructura Verde, se ha planteado la reproducción a escala de los grabados para poder exhibirlos en el museo del Cerro de San Vicente, pero, de momento, no hay nada cerrado.

Fuente: lagacetadesalamanca.es | 14 de octubre de 2021

Arabia fue 'piedra angular' en las primeras migraciones humanas fuera de África, según sugiere un estudio

La península arábiga parece haber jugado un papel importante en las primeras migraciones humanas fuera de África, según plantea un equipo de científico en un nuevos estudio (Imagen: Shutterstock)

El estudio más grande jamás realizado sobre genomas árabes ha revelado la más antigua de todas las poblaciones modernas de Oriente Medio y arroja luz sobre cómo los humanos modernos pudieron haberse expandido por primera vez por todo el mundo.

La península arábiga, que hoy incluye a Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, ha sido durante mucho tiempo una encrucijada clave entre África, Europa y Asia. Recientes hallazgos arqueológicos de fósiles y análisis de ADN sugieren que estudiar el Medio Oriente y su gente podría revelar más sobre cómo los humanos modernos salieron por primera vez de África y llegaron a colonizar el resto del mundo.

Hasta ahora, la genética de las poblaciones árabes ha estado muy poco estudiada. En un nuevo trabajo, un equipo de investigadores ha llevado a cabo el primer análisis a gran escala de la genética de una población de Oriente Medio al examinar el ADN de 6.218 adultos reclutados al azar de las bases de datos de salud de Qatar y comparándolo con el ADN de personas que viven en otras áreas del mundo de hoy en día ycon el ADN de humanos antiguos que alguna vez vivieron en África, Europa y Asia.

"Este estudio es el primero realizado a gran escala entre una población árabe", dijo a WordsSideKick.com el coautor principal del estudio, Younes Mokrab (izquierda), jefe del laboratorio de genómica médica y de población de Sidra Medicine, en Doha, Qatar.

Los científicos encontraron que el ADN de los grupos de Oriente Medio hicieron importantes contribuciones genéticas a las comunidades europeas, del sur de Asia e incluso de América del Sur, probablemente debido al surgimiento y la propagación del Islam en todo el mundo durante los últimos 1400 años, con personas de ascendencia de Oriente Medio que se cruzaron con esas poblaciones, dijeron.

"La ascendencia árabe es un componente ancestral clave en muchas poblaciones modernas", añade Mokrab. "Esto significa que lo que se descubriría en esta región tendría implicaciones directas para las poblaciones de otros lugares".

a Tamaño efectivo de la población a lo largo del tiempo, inferido mediante SMC ++. b Tiempos parciales estimados para cada subpoblación qatarí en relación con otras poblaciones qataríes y representativas de África, Europa, Asia meridional y Asia oriental, que indican el tamaño de la población ancestral en el momento de la división. Los períodos arqueológicos están resaltados con fondos grises y blancos alternados y etiquetados como LP (Paleolítico inferior), MP (Paleolítico medio), UP (Paleolítico superior), ME (Mesolítico), Neolítico (NE), Calcolítico (CL), Edad del Bronce (BA). ). Los períodos glaciares se indican horizontalmente en la parte superior.

Los nuevos hallazgos también sugieren que los antepasados ​​de grupos humanos de la península arábiga se separaron de los primeros africanos hace unos 90.000 años. Esto es más o menos al mismo tiempo que los antepasados ​​de los europeos y del sur de Asia se separaron de los primeros africanos, lo que respalda la idea de que hubo personas que emigraron de África al resto del mundo a través de Arabia, dicen los investigadores.

"Arabia es una piedra angular en las primeras migraciones fuera de África", afirma Mokrab.

Más tarde, los grupos de la península arábiga, aparentemente, se separaron de los europeos ancestrales hace unos 42.000 años y luego de las poblaciones del sur de Asia hace unos 32.000 años. "Anteriormente, se consideraba que las poblaciones árabes surgían de una amplia población europea", señala Mokrab.

Después de que los humanos modernos abandonaron África, se encontraron -y a veces se cruzaron- con otros linajes humanos ahora extintos, como los neandertales y los denisovanos, cuyos antepasados ​​abandonaron África mucho antes que los humanos modernos y se encuentran exclusivamente en Europa y Asia. "Las líneas de tiempo descubiertas en nuestro estudio para cuando los árabes se separaron de otras poblaciones explican por qué el ADN de los neandertales es mucho más raro en las poblaciones árabes que en las poblaciones que luego se mezclaron con estos homínidos antiguos", dijo Mokrab.

Foto: El estudio del genoma árabe más grande jamás realizado por el Consorcio de Investigación del Genoma de Qatar arroja luz sobre la estructura de la población y la diversidad genética de las poblaciones árabes y de Oriente Medio modernas.

Además, después de comparar los genomas humanos modernos con el ADN humano antiguo, los científicos descubrieron que un grupo único de árabes peninsulares puede ser la más antigua de todas las poblaciones modernas de Oriente Medio. Los miembros de este grupo pueden ser los parientes más cercanos de los primeros agricultores y cazadores-recolectores conocidos que ocuparon el antiguo Medio Oriente, dijeron los investigadores.

Los grupos árabes ancestrales aparentemente se sometieron a múltiples escisiones hace entre 20.000 y 12.000, subrayan los científicos. Este periodo de tiempo coincide cuando Arabia se volvió más seca, con algunos grupos mudándose a áreas más fértiles y dando lugar al establecimiento de comunidades, mientras que otros continuaron viviendo en la región árida, que era más propicia para los estilos de vida nómadas, explican los investigadores.

El nuevo estudio descubrió la existencia de altas tasas de endogamia en algunos grupos árabes peninsulares que se remontan a la antigüedad, probablemente como resultado de la naturaleza tribal de estas culturas, las cuales levantaron barreras a matrimonios mixtos fuera de los propios grupos tribales. La endogamia puede dar como resultado mutaciones raras que pueden aumentar el riesgo de enfermedad, por lo que los nuevos resultados de la invetsigación podrían ayudar a revelar las causas de ciertos trastornos genéticos y ayudar a la medicina a diagnosticar y tratar enfermedades en las comunidades representadas en el estudio, concluyen los investigadores.

Los científicos detallaron sus hallazgos en la revista Nature Communications.

Fuente: livescience.com| 12 de octubre de 2021

Fallece a los 96 años Emiliano Aguirre, 'padre' de Atapuerca

Fue el primer paleontólogo en descifrar la importancia del enclave burgalés y dedicó gran parte de su vida a poner en valor el yacimiento.

El 'padre' de Atapuerca ha fallecido. A sus 96 años, Emiliano Aguirre Enríquez ha dicho adiós. El paleontólogo coruñés (Ferrol, 5 de octubre de 1925) fue la primera persona en ver la importancia de los yacimientos y consiguió que la comunidad científica y la sociedad española comprendieran la trascendencia de este descubrimiento en la sierra burgalesa.

Catedrático en Paleontología Humana y Licenciado en Ciencias Naturales por la Universidad Complutense de Madrid, Emiliano Aguirre inició en 1976 el Programa de Investigación de Atapuerca. Fue él quien supo apreciar el potencial de los yacimientos burgaleses y quien consiguió que se realizaran excavaciones anuales en la sierra. Abrió, además, los yacimientos a estudios de otros países y organizó acciones integrales con Francia y el Reino Unido entre 1978 y 1979.

Hijo adoptivo de Ibeas de Juarros y doctor Honoris Causa por la Universidad de Burgos, Emiliano Aguirre fue distinguido en 1997 con el Premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica, junto a los actuales codirectores, Eudald Carbonell, Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez de Castro. En 1998 también se le concedió el Premio de Castilla y León en Ciencias Sociales y Humanidades y en 1999 se le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

Emiliano Aguirre recibe de manos del entonces príncipe Felipe el galardón que reconoce al Equipo de Investigación de Atapuerca. - Foto: Jesús J. Matí­as

"Nunca olvidó Emiliano Aguirre el día que Trino Torres, que andaba en pos de restos de osos, le mostró aquel fósil indudablemente humano. Con ojo clínico, el paleontólogo supo que aquella mandíbula era importante. Oro molido. Un eslabón clave de esa cadena misteriosa que es la evolución humana. Acertó. Fue el comienzo de una historia maravillosa. Una historia interminable", escribía sobre él Rodrigo Pérez Barredo en el especial de Diario de Burgos por el 20 aniversario de la declaración de los yacimientos como Patrimonio de la Humanidad.

Fuente: diaeriodeburgos.es | 11 de octubre de 2021

Abre sus puertas el centro de interpretación del yacimiento íbero de La Quéjola en San Pedro (Albacete)

El presidente de la Diputación, Santi Cabañero, y el alcalde San Pedro, Dani Sancha, junto a la directora del Museo de Albacete, Rubí Sanz, durante la visita al Centro de Interpretación del yacimiento.

El presidente de la Diputación de Albacete, Santiago Cabañero, ha inaugurado este domingo el centro de interpretación del yacimiento de La Quéjola en San Pedro (Albacete), un recurso cultural que ya está disponible para la ciudadanía y en cuyo desarrollo ha tenido «una aportación fundamental» la Institución provincial albaceteña.

Junto al alcalde de la localidad y diputado provincial de Deportes, Dani Sancha, representantes del equipo de Gobierno local y de diferentes ámbitos sociales y culturales del municipio, y la directora del Museo de Albacete, Rubí Sanz; Cabañero ha podido conocer en detalle una instalación que permitirá que todos los visitantes puedan descubrir el yacimiento íbero situado en una finca privada en la que el acceso es restringido.

El presidente de la Diputación y el alcalde de San Pedro visitando el Centro de Interpretación del Yacimiento de La Quéjola.

En concreto, la población podrá acceder a la información gracias a la reconstrucción en técnicas 3D de la situación del poblado íbero asentado en la zona de San Pedro en su época de mayor esplendor, según ha informado la Diputación de Albacete en una nota de prensa.

«Un nuevo espacio de referencia que pone a la cultura y a la Historia como generadoras de valores e impulsoras del progreso en un territorio con una gran diversidad cultural», ha comentado Cabañero, que se ha felicitado por el resultado de un trabajo que se ha llevado a cabo gracias a un convenio de colaboración de 12.000 euros suscrito entre el Ayuntamiento de San Pedro y la Diputación de Albacete en una apuesta clara de ambas administraciones de poner en valor los recursos con los que cuenta San Pedro y su comarca, «un municipio rico en recursos y oportunidades y con grandes posibilidades de futuro en el que este nuevo Centro de Interpretación viene a ejercer un papel clave en materia de dinamización turística y económica».

El centro, a través de los elementos expositivos de los que dispone, cuenta la historia de la localidad haciendo hincapié en el mundo íbero y en su relación con San Pedro a través de los vestigios dejados en este yacimiento. Además, en este nuevo espacio se aborda también la importancia en el cultivo y conservación del vino explicando al visitante, por medio de paneles, lo fundamental que resultaron en su momento las bodegas existentes tanto en el yacimiento como en la localidad en su conjunto.

Una propuesta muy gráfica en la que prima la imagen y donde se invita a interactuar al visitante por medio de elementos lúdicos, educativos y didácticos sin perder en ningún momento el rigor histórico de los acontecimientos. Así lo ha valorado el primer edil de la localidad que se ha mostrado orgulloso con el resultado de una instalación «que permite acercar a los visitantes al origen de su propia historia, al conocimiento del propio yacimiento y a la importancia del paso de los íberos por estas tierras».

El centro, ubicado en calle Mayor, dispone de una superficie hábil de 45 metros cuadrados y está dividido en cuatro grandes zonas: Yacimiento y el pueblo: evolución histórica; La Quéjola y su reconstrucción; la viticultura y el vino en la Península y en el pueblo; y restos del pasado; y estará disponible al público en la modalidad de cita previa.

Una fuerte apuesta de San Pedro y de la Diputación de Albacete por la Historia y por la cultura que, tal y como ha recordado Sancha, nació en las jornadas arqueológicas realizadas en la localidad en años previos y favorecerá «que la Historia, el patrimonio, la divulgación, y el conocimiento en torno a San Pedro y al mundo íbero se den la mano y sirvan de vínculo con sus habitantes permitiendo mantener nuestra historia viva».

Durante la visita, Santiago Cabañero ha felicitado a quienes han trabajado para hacerlo posible; y se ha mostrado agradecido con las personas que a partir de hoy estarán disponibles para abrir a los y las visitantes las puertas de esta nueva instalación ya que las reservas tendrán que realizarse bajo la modalidad de cita previa pudiendo gestionarse a través del teléfono en los siguientes números: 670842205; 643046890; 666882417.

Fuente: abc.es | eldigitaldealbacete.com | 10 de octubre de 2021