Descubren en Huelva el mayor conjunto megalítico de España con más de 3000 años de antigüedad

Vista aérea de uno de los conjuntos megalíticos localizados en la finca La Torre-La Janera, Huelva. JUNTA DE ANDALUCÍA.

En un primer sondeo del lugar se han podido entrever un conjunto espectacular y singular. Se habla de menhires, dólmenes y un recinto circular destinado al estudio del cielo y su ciclos. La finca, de 600 hectáreas, La Torre-La Janera, se sitúa en la frontera de Portugal con Huelva cerca del río Guadiana.

Había antecedentes arqueológicos en el emplazamiento. En 2018 se pretendía poner una plantación en la finca de aguacate, pero la Junta de Andalucía decidió realizar antes una prospección debido al potencial del lugar.

Un valor extraordinario

Este proyecto de I+D+i, llamado 'Mega-Lithos', ha sido incluido en el último número de la revista 'Trabajos de Prehistoria' del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) con el titulo "El sitio megalítico de La Torre-La Janera (Huelva): monumentalidad.... Para llevar a cabo el mismo, se utilizaron métodos de estudio geo-arqueológicos y técnicas de muestreo y prospección. El enclave descubierto tiene un valor extraordinario.

Cistas megalíticas con plataforma-estructura tumular del recinto de terrazas elíptico de La Torre-La Janera (Ayamonte-Villablanca, Huelva). Fotografías y levantamiento fotogramétrico.

Se recalca que en dicha área «hay presencia de monumentos que integran los afloramientos como elementos arquitectónicos y simbólicos, así como una probable sincronía entre los menhires y las estructuras funerarias». El periodo del yacimiento varía representando un amplio intervalo de tiempo.

«La importancia del lugar tiene una relevancia enorme como territorio de estudio del megalitismo ibérico», según José Antonio Linares-Catela (izquierda), principal investigador y arqueólogo del lugar. «Se amplía así el conocimiento de los yacimientos arqueológicos del Bajo Guadiana, lo que le otorga una relevancia enorme como territorio de estudio del megalitismo ibérico. A la espera de los resultados cronológicos que se obtengan en las pruebas de laboratorio, se calcula que los monumentos de primeras piedras verticales y el resto de megalitos del enclave fueron erigidos desde el Neolítico Medio al Bronce Antiguo, aproximadamente desde mediados del V a inicios del II milenio a.C., siendo reutilizados estos espacios ancestrales en periodos posteriores».

El descubrimiento de este enclave arqueológico aporta nuevos argumentos que refuerzan las interpretaciones del megalitismo atlántico como uno de los más antiguos fenómenos encaminados a la transformación y antropización de los territorios, de forma análoga a los marcadores gráficos, y por ello, el Bajo Guadiana amplía el horizonte de conocimiento de los megalitismos de Europa occidental y las potencialidades de investigación en el suroeste peninsular.

Como sostiene el equipo, con el trabajo de investigación se ha dado una respuesta a una problemática patrimonial y a una preocupación social, garantizando la protección y conservación del yacimiento y generando, con la Universidad de Huelva al frente, un proceso de investigación riguroso.

Elementos del yacimiento megalítico La Torre-La Janera. / S. H.

El proyecto tiene previsto durar seis años

El proyecto, en sus comienzos, estaba financiado por el programa FEDER y la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades, junto con la colaboración de la empresa Cota Cero GPH S.C. Tiene previsto durar seis años, desde el 2021 al 2026, y durante su vigencia se procederá a realizar más prospecciones, excavaciones y un análisis completo del yacimiento.

En la actualidad el estudio sigue con un proyecto de Investigación llamado 'MENHIGUA. Megalitos y menhires del Bajo Guadiana: el sitio de La Janera, Huelva', el cual está subvencionado por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía. Las universidades de Alcalá y la de Huelva lideran el proyecto y su dirigentes, aparte de José Antonio Linares-Catela, son los profesores Juan Carlos Vera-Rodríguez (UHU) y Primitiva Bueno Ramírez (UAH).
Durante sus seis años de vigencia (2021-2026), se realizarán excavaciones arqueológicas, prospecciones y estudios multidisciplinares que posibilitarán el análisis integral del yacimiento.

Dolmen con cámara trapezoidal con túmulo de piedra seca de La Torre-La Janera (Ayamonte-Villablanca, Huelva). Fotografías y levantamiento fotogramétrico.

Uno de los mayores de toda Europa

El yacimiento se clasifica en tres recintos: una agrupación de dólmenes, un conjunto de menhires y dos círculos de piedras parecidos al similares a los de Stonehenge, en Inglaterra. También incluye recintos de piedra seca que pudieron haber servido como ritual o lugares de enterramiento. Es un conjunto de más de 3.000 años de antigüedad y uno de los mayores de toda Europa.

Fuentes: eldebate.com | huelvainformacion.es | 17 de agosto de 2022

Nuevas pruebas sugieren que Howard Carter sustrajo tesoros de la tumba de Tutankamón

En una foto de 1923 coloreada, vemos Howard Carter examinando el tercer ataúd de Tutankamón, el de oro macizo. Foto: Griffith Institute The Griffith Institute.

Este año se cumple un siglo del descubrimiento de la tumba de Tuntakamón y sus tesoros. Durante todo este tiempo han existido rumores y sospechas, especialmente entre los propios egipcios, de que su descubridor, el arqueólogo Howard Carter, sustrajo algunas piezas antes de que la cámara se abriera oficialmente. Aunque no había pruebas de ello, ahora esas sospechas se han avivado debido a una carta escrita en 1934 que ha salido ahora a la luz.

El periódico británico The Guardian ha divulgado fragmentos de esa misiva, escrita por el académico Alan Gardiner (izquierda), uno de los miembros del equipo de Carter que le ayudó a traducir los jeroglíficos de la tumba de 3.300 años de antigüedad, en la que le echa en cara que le recompensara con un objeto "indudablemente robado de la tumba".

Según esta acusación, el célebre arqueólogo habría entregado a Gardiner un amuleto utilizado como ofrenda a los muertos. Carter le había asegurado que no provenía del sepulcro, pero cuando el entonces director del Museo Egipcio de El Cairo, Rex Engelbach, lo contempló, dijo que estaba fabricado con el mismo molde que otros encontrados en la tumba y dio por seguro que ése era su origen. Indignado, Gardiner escribió al jefe de la excavación, que había supervisado el vaciado del sepulcro y el traslado de todos los objetos a través del Nilo hasta El Cairo.

"Lamento profundamente haber sido llevado a una posición tan incómoda. Naturalmente, no le dije a Engelbach que había obtenido el amuleto de ti", se lee en la carta, parte de una colección privada, que se publicará completa junto a otras misivas próximamente en el libro "Tutankhamun and the Tomb that Changed the World (Tutankamón y la tumba que cambió el mundo)", del egiptólogo estadounidense Bob Brier.

El experto aseguró a The Guardian que los arqueólogos y autoridades egipcias sospecharon desde el principio que Carter, y algunos miembros de su equipo, habían penetrado en la tumba y se habían llevado objetos antes de lo que dejaron por escrito en sus cuadernos.

"Se sospechaba que habían entrado en la tumba antes de su apertura oficial y habían sacado artefactos, incluidas joyas, las cuales fueron vendidas tras sus muertes", sostiene Brier (izquierda), para quien la nueva carta es una "prueba definitiva".

El hallazgo en 1922 de la tumba del niño rey, casi intacta, captó la atención del mundo entero y renovó el interés por el Antiguo Egipto. La cámara funeraria se encontró llena de tronos, carros y otros objetos que componían el ajuar funerario con el que el joven faraón, tras haber muerto a los 19 años, debía cruzar la orilla hacia el más allá según las creencias egipcias.

Entre los objetos hallados destaca la máscara funeraria de Tutankamón (derecha), realizada en oro expuesta en el Museo de El Cairo y una de las imágenes más reconocibles del arte del Antiguo Egipto.

Carter, cuya expedición había sido financiada por Lord Carnarvon, supervisó durante la década siguiente la extracción y el traslado de los objetos que quedaban en la tumba hasta el Museo Egipcio de El Cairo, pero aseguró que los tesoros más valiosos habían sido saqueados en la antigüedad.

Lord Carnarvon, su hija Lady Evelyn Herbert y Howard Carter en la entrada de la tumba en 1922.

Algunos egiptólogos pusieron en duda esa afirmación. Según explica The Guardian, en 1947 un empleado de Carter, Alfred Lucas Thomas, aseguró en una revista científica de El Cairo que Carter había abierto en secreto la puerta de la cámara funeraria antes de volver a sellarla.

Brier explicó al medio británico que "Carter nunca admitió las acusaciones ni tampoco existe ninguna negación oficial. No obstante, el gobierno egipcio lo excluyó de la tumba por un tiempo. Había muchos malos sentimientos y pensaban que estaba robando cosas".

Aspecto de la antecámara de la tumba de Tutankamón nada más ser descubierta. Fotografía de Harry Burton (1922).

En su libro, Brier escribe que los egipcios no pudieron demostrar sus sospechas, pero estaban convencidos, por ejemplo, de que Carter había estado planeando robar una cabeza de madera de Tutankamón que se encontraba en su poder. Además, Brier asegura haber encontrado objetos en el mercado de antigüedades que fueron propiedad de Carter y que "claramente provienen de la tumba".

Algunos de esos objetos llegaron a museos, entre ellos el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que en 2010 anunció que enviaría a Egipto varios objetos que adquirió entre 1920 y 1940 y que "pueden atribuirse con certeza a la tumba de Tutankamón".

Fuente: elespanol.com | 14 de agosto de 2022

El arqueólogo y egiptólogo, el doctor Zahi Hawass examinando la tumba del faraón Tutankamón en el valle de los reyes en Luxor ©RADIALPRESS

De cómo aparecieron más objetos de la tumba de Tutankamón

Por Fernando Prado.

Del año 90 al 91 estuve trabajando en Londres en el bufete de abogados de un hermano mío. Una noche me invitaron a cenar unos amigos de mi hermano con los que me llevaba especialmente bien. Eran gente muy bien relacionada y metidos en la pomada social y artística por lo que la cena fue muy divertida y la gente que me presentaron apasionante.

Alegres, pero no muy perjudicados, nos fuimos a una discoteca del Soho llamada Limelight, que me dio un mal rollo de espanto, ya que se trataba de una iglesia desacralizada. Nos juntamos con otros amigos suyos que ya estaban allí y que tenían una mesa reservada, y, tras las presentaciones: alcohol y bailoteo. 

Mientras todos bailaban nos quedamos solos en la mesa un inglés algunos años mayor que yo y quien esto narra. George, que así se llamaba, después de charlar un buen rato me contó la siguiente historia.
Unos años antes había muerto su abuelo, el sexto conde de Carnavon, y su padre heredó el título principal y las propiedades de la familia, entre ellas Highclere Castle, que ustedes conocerán por la serie de televisión Downton Abbey, por lo que se estableció allí.

Una panorámica del 'Highclere Castle'.

Tras meses de testamentaria, inventario y todo lo demás, su padre le comentó que estaba inquieto por algo que no encajaba. Él tenía el recuerdo muy vivo de haber visto objetos egipcios en la casa durante su infancia. Incluso recordaba haber jugado con alguno. Pero en Highclere Castle no había absolutamente nada relacionado con Egipto, a pesar de que el bisabuelo de George había financiado la búsqueda de la tumba de Tutankamón.

Indagando sobre este misterio interrogaron a un viejo criado, ya jubilado, que había servido durante muchos años en la casa.

«Lo recuerdo bien, el señorito Henry (el abuelo de George y quinto conde de Carnavon) estaba furioso con todas esas tonterías que se contaban sobre la maldición del faraón, así que hizo que se ocultaran todas las cosas egipcias de su padre. Están en el gabinete tal», les contó el anciano.

En esa habitación, detrás de los paneles de madera que decoraban las paredes, encontraron más de dos mil piezas que habían pertenecido a la tumba del faraón Tutankamón.


Fuente: eldebate.com | 2 de marzo de 2022

¿Qué guarda el yacimiento íbero de El Higuerón en Nueva Carteya (Córdoba)?

Excavaciones en el yacimiento de El Higuerón en Nueva Carteya. / MUSEO HISTÓRICO LOCAL DE NUEVA CARTEYA.

¿Qué guarda el yacimiento íbero de El Higuerón, en Nueva Carteya (Córdoba)? ¿Quiénes lo han ocupado a lo largo de los siglos? ¿Por qué se abandonó? Son algunas de las preguntas que los arqueólogos quieren responder ahora con las primeras excavaciones que se hacen en el sitio en casi 60 años. Los trabajos, que se prolongarán hasta el 26 de agosto, son desarrollados por el Museo Histórico Local en colaboración con la Universidad de Granada y el Centro de Estudios de Arqueología Bastetana.

"El objetivo inmediato es valorar el potencial del asentamiento y comprobar sus distintas fases de ocupación con el reto posterior de rehabilitarlo y hacerlo visitable", explica el director del Museo Histórico Local, Andrés Roldán Díaz (izquierda).

El Ayuntamiento, que financia la intervención, adquirió recientemente los terrenos, enclavados en el mar de olivos que rodea la población, que precisamente este año está inmersa en la celebración de su bicentenario. Aunque, por lo que ya se sabe, en la zona hay asentamientos desde muchos siglos atrás, con raíces de hace varios milenios.

El Higuerón es el yacimiento arqueológico mejor conocido en Nueva Carteya gracias a las excavaciones que se realizaron en los años 1966 y 1968, y pese a ello aún se conoce solo de manera muy superficial. La información disponible desde entonces parece mostrar que el lugar estuvo ocupado al menos desde el siglo IV a.C. y hasta el I d.C.

Excavación en la fortificación exterior del yacimiento.

Según consta en su ficha del 'Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz', se trata de una fortificación que presenta un recinto exterior de amurallamiento realizado en sillares almohadillados, en el que se observan algunos bastiones al norte y al oeste. En la cúspide del cerro está lo que los carteyanos popularmente conocen como la torre, y existe también un recinto interior de sillares almohadillados a soga y tizón, de 20 por 17 metros, y en todo el entorno aparecen abundantes fragmentos de cerámica ibérica y romana.

Más recientemente se ha documentado la presencia de otras estructuras emergentes en este emplazamiento que no son recogidas en la descripción de la primera publicación de este recinto, lo que, según la apreciación de Roldán, "muestra la complejidad de un hábitat que no es posible precisar si se corresponde con la fase de construcción del lienzo externo o del edificio superior", previsiblemente un complejo rural de época romana. Asimismo, en superficie se han localizado restos de material constructivo como algunas teselas muy irregulares, sobre todo de color blanco y negro, fragmentos de estuco, restos de opus caementicium, tegulae y algunas tejas medievales.

Las expectativas de los investigadores son altas de acuerdo a lo que se ha dejado ver hasta el momento: "Respecto a otros yacimientos de la misma época de la provincia, la muralla externa de El Higuerón es única por su monumentalidad", compara Roldán en conversación con El Día.

El catedrático de Arqueología de la Universidad de Granada, Andrés María Adroher (izquierda), indica por su parte que "la ventaja que vamos a obtener, a medida que avance la excavación, es que tendremos las ideas más claras con respecto a la propia naturaleza del yacimiento, la posibilidad de futuro del mismo con respecto a su valorización, y, además, entendemos que con el paso del tiempo irán apareciendo objetos que nos perfilarán mejor cuál es el sentido del yacimiento".

Los trabajos que ya se han están llevando a cabo consisten en excavar el posible acceso a la torre que se encuentra en el centro del yacimiento y uno de los lados del edificio. Además, se está procediendo a la limpieza de uno de los lienzos de muralla mejor conservados. Toda la actuación cuenta con la pertinente autorización por parte de la Delegación de Cultura y Patrimonio Histórico en Córdoba, ha destacado el Ayuntamiento.

“A pesar de la importancia que ha tenido para la investigación arqueológica, nunca se había planteado su puesta en valor, ya que únicamente se habían realizado algunos sondeos estratigráficos para conocer su cronología”, recuerda Roldán, quien aclara que no guarda relación con el monumental león íbero, símbolo de la localidad, aunque compartirían la misma época. Conservado en el Museo Arqueológico de Córdoba, una réplica preside la calle Mayor de Carteya.

León de Nueva Carteya (Córdoba). Es una escultura íbera encontrada a seis kilómetros de esta ciudad. Actualmente la pieza se expone en el Museo Arqueológico de Córdoba.

El león que resurgió de una cantera

El monumental león íbero fue encontrado, junto con una cabeza y un torso de león, en agosto de 1920 cuando el contratista Juan López de Aguilera buscaba piedra para el firme de la carretera que estaba a punto de construirse, entre los municipios de Nueva Carteya y Montilla, la actual A-3130. La estatua se halló a unos seis kilómetros del núcleo urbano de Nueva Carteya, en un pequeño cerro denominado El Medio, a una profundidad de entre 40 centímetros y un metro. Su estado era bueno, aunque fragmentada, quizás destruida a propósito por los enemigos del personaje enterrado. Fue restaurada en 1943 por los técnicos del Museo, Fernando Santiago Caballero y Antonio Torralbo Montes, bajo la supervisión del director del Museo, Samuel de los Santos. Para afianzar la pieza se insertaron dos espigas de hierro, y la garra izquierda se reconstruyó imitando la derecha original, diferenciándose ambas fácilmente ya que fue realizada en yeso.

Fuente: eldiadecordoba.es | 8 de agosto de 2022

Hallan en la Sima de las Palomas (Murcia) una falange de neandertal datada entre hace 130.000 y 100.000 años

La Sima de las Palomas (Cabezo Gordo, Murcia) cada año ofrece novedades de nuestros antepasados prehistóricos. En esta ocasión, el hallazgo más importante fue una nueva falange de Neardental. Gracias a estos fósiles, podemos saber más sobre los homínidos que vivieron en estas mismas tierras. Este pequeño hueso, en concreto, es de un hombre que pisó Cabezo Gordo en un período entre hace 130.000 y 100.000 años.

Los fósiles nos dan pistas de cómo vivían los primeros homínidos

La campaña de excavaciones empezó en 1994 y ya va por su edición número 29. Está formada por un grupo de unas 10 personas expertas más otros 10 estudiantes llegados de Australia, Reino Unido o Estados Unidos.

Tras dos años de parón por la pandemia, este año se han centrado en una capa rica en restos de animales, donde se han encontrado desde tortugas y conejos hasta caballos y ciervos. Gracias a los restos fósiles encontrados, podemos saber que nuestros antepasados, a parte de comer carne, comían también lo que les ofrecía la tierra. Y se ayudaban con herramientas hechas con silex o incluso con los propios caparazones de las tortugas.

Hueso falangeal descubierto en la Sima de las Palomas. | AYTO. TORRE PACHECO.

La falange, que no se sabe aún si es de una mano o de un pie, se une al catálogo casi interminable de la Sima de las Palomas, en donde se han encontrado tres esqueletos en conexión anatómica.

"Junto con los tres esqueletos, tenemos más de 30 fragmentos de huesos y dientes de otros individuos" comenta Mariano López, codirector de las excavaciones de la Sima de las Palomas.

El número de neandertales que aparecen en la sima es de unos 14. Entre ellos, el esqueleto más importante es el bautizado como "Paloma", de sexo femenino, ya que se trata del esqueleto neandertal más completo en todo el litoral mediterráneo europeo y tiene la pelvis femenina de esta especie más completa del mundo.

Sólo se puede visitar una vez al año

Un grupo de unas 300 personas pudieron visitar el yacimiento arqueológico este mes de agosto. Se trata de la única visita guiada anual que se hace en la Sima de las Palomas. "Llevaba varios años intentando venir y es una pena que sólo se pueda hacer una vez al año" nos comentaba una vecina de Cartagena. "No sabía que estaban excavando por aquí y mira que paso mucho paseando" decía otro visitante.

"Es curioso hacerse una idea de que aquí es donde pasaban los neandertales" decía otra mujer. Los arqueólogos pudieron explicar a los visitantes la importancia de la sima y retroceder en el tiempo más de 50.000 años para conocer los orígenes del ser humano. Los turistas escuchaban atentos las explicaciones de Gonzalo Linares, estudiante en Oxford y voluntario para estudiar la Sima. "Lo más significativo es la gran cantidad y calidad de los restos que hemos encontrado" nos comentaba Gonzalo, que está acabando sus cursos de doctorado. Habrá que estar atentos para que el año que viene podamos disfrutar de una ruta tan enriquecedora para conocer los orígenes de la raza humana.

Fuente: rtve.es | 11 de agosto de 2022

¿Cuándo surgieron las variaciones genéticas que nos hacen humanos?

El estudio del genoma de nuestros parientes evolutivos más cercanos, los neandertales y los denisovanos, ha abierto nuevas vías de investigación para comprender mejor nuestra historia evolutiva. Un estudio ha estimado cuándo surgieron algunas de las variantes genéticas que caracterizan a nuestra especie a partir del análisis de mutaciones que son muy frecuentes en las poblaciones humanas modernas, pero no en estas otras especies de humanos arcaicos.

Los resultados del estudio, publicado en Scientific Reports, con el título «Temporal mapping of derived high-frequency variants supports the mosaic nature of the evolution of Homo sapiens» El mapa temporal derivado variantes de alta frecuencia respalda la naturaleza en mosaico de la evolución del Homo sapiens») muestran dos momentos en los que se concentran las mutaciones: uno de hace alrededor de 40.000 años, asociado al crecimiento de la población de Homo sapiens y su salida de África, y otro más antiguo, de hace más de 100.000 años, relacionado con la etapa en la que más tipos de Homo sapiens había en África.

«La comprensión de la historia profunda de nuestra especie es cada vez más completa. Aun así, es difícil determinar cuándo surgieron las variantes genéticas que nos distinguen de otras especies humanas. En este estudio hemos colocado variantes específicas de nuestra especie en una línea cronológica. Así, hemos descubierto de qué manera se concentran estas variantes en el tiempo, lo que ha reflejado eventos como el punto de divergencia del Homo sapiens respecto a otras especies humanas hace cerca de 100.000 años», explica Alejandro Andirkó (izquierda), primer autor de este estudio, que ha surgido de su tesis doctoral en la Universidad de Barcelona (UB).

En la investigación, que ha sido liderada por Cedric Boeckx, miembro del Instituto de Sistemas Complejos (UBICS) de la UB, también han participado el investigador de la misma Universidad, Juan Moriano, los expertos de la Universidad de Milán y del Instituto Europeo de Oncología, Alessandro Vitriolo y Giuseppe Testa, y el investigador de la Universidad de Viena, Martin Kuhlwilm.

Los resultados de la investigación también muestran diferencias entre periodos evolutivos. En concreto, han constatado el predominio de variaciones genéticas relacionadas con la conducta y la estructura anatómica facial —características clave en la diferenciación de nuestra especie respecto al resto de las humanas— hace más de 300.000 años, una datación que coincide con la evidencia fósil y arqueológica disponible.

«Hemos descubierto conjuntos de variantes genéticas que afectarían a la evolución de la cara y que hemos datado entre los 500.000 y los 300.000 años, justo el período anterior a la datación de los fósiles más tempranos de nuestra especie, como los descubiertos en el yacimiento arqueológico de Jebel Irhoud, en Marruecos», destaca Alejandro Andirkó.

Los investigadores también han analizado las variantes relacionadas con el cerebro, al que consideran el órgano que mejor puede ayudar a explicar las características clave del rico repertorio de comportamientos asociados con el Homo sapiens. En concreto, han datado variantes que se han relacionado con el volumen cerebral del cerebelo, el cuerpo calloso y otras estructuras en estudios médicos con humanos actuales. «Hemos descubierto que los tejidos cerebrales tienen un perfil de expresión genómica particular en distintos momentos de nuestra historia; es decir, ciertos genes relacionados con el desarrollo neuronal se expresaban más en ciertos momentos», resalta el investigador.

Estos resultados se complementan con una idea que es dominante en la antropología evolutiva hoy en día: que la historia de las especies humanas no es lineal, sino que distintas ramas de nuestro árbol evolutivo convivieron y muchas veces se cruzaron. «La amplitud del rango de diversidad de humanos en el pasado ha sorprendido a los antropólogos. Incluso dentro de los 'Homo sapiens' existen fósiles, como los que he comentado antes de Jebel Irhoud, que, debido a sus rasgos, se llegó a pensar que pertenecían a otra especie. Por eso decimos que el ser humano ha vivido una evolución en mosaico», detalla Andirkó.

«Nuestros resultados ofrecen una imagen de cómo cambió nuestra genética que se ajusta a esa idea, ya que no hemos encontrado evidencia de cambios evolutivos que dependieran de una mutación clave o de un puñado de ellas», subraya el investigador.

Comparación de cráneos de distintas especies tempranas de Homo. CRÉDITOS: CHRIS STRINGER, NATURAL HISTORY MUSEUM, UNITED KINGDOM / WIKIMEDIA COMMONS.

Aplicación de técnicas de aprendizaje automático

La metodología para llevar a cabo este estudio se ha basado en un método de estimación genealógica de edad de variantes (genealogical estimation of variant age) desarrollado por investigadores de la Universidad de Oxford. A partir de esta estimación, se ha aplicado una herramienta de aprendizaje automático para predecir qué genes han cambiado más en ciertos períodos y en qué tejidos estos genes pueden haber tenido un impacto mayor. En concreto, han utilizado ExPecto, una herramienta de aprendizaje profundo que usa una red convolucional —un tipo de modelo computacional— para predecir niveles de expresión de un gen y su función desde una secuencia de ADN.

«Como no existen datos sobre la expresión genómica de variantes en el pasado, esta herramienta es una aproximación a un problema que no se había podido responder hasta ahora. Aunque la predicción por aprendizaje automático es cada vez más común en el mundo clínico, que sepamos, no se había intentado usar para predecir las consecuencias de cambios genómicos a lo largo del tiempo», subraya Andirkó.

La importancia de la fase perinatal en el desarrollo del cerebro de nuestra especie

En un estudio previo, el mismo equipo de la UB, junto con el investigador Raül Gómez Buisán, también había utilizado la información genómica de los humanos arcaicos. Se trata de una investigación en la que analizaron los desiertos genómicos, regiones del genoma de nuestra especie donde no hay fragmentos genéticos de neandertales o denisovanos, y que, además, han sido sometidas a presión positiva en nuestra especie, es decir, que han acumulado más mutaciones de lo esperado por evolución neutral. Los investigadores estudiaron la expresión de genes —qué proteínas codifican para llevar a cabo diferentes funciones— hallados en estas regiones desérticas a lo largo del desarrollo del cerebro, desde fases prenatales hasta la etapa adulta, y cubriendo dieciséis estructuras cerebrales. Los resultados mostraron diferencias en la expresión génica del cerebelo, el cuerpo estriado y el tálamo. «Estos resultados ponen el foco en la relevancia de estructuras del cerebro más allá de la neocorteza, la cual ha sido tradicionalmente predominante en la investigación de la evolución del cerebro humano», explica Juan Moriano.

Además, las diferencias más notorias entre estructuras cerebrales se encontraron en las etapas prenatales. «Estas conclusiones suman nuevas evidencias a la hipótesis de una trayectoria del desarrollo del cerebro específico de nuestra especie que tiene lugar en etapas perinatales —el período que comprende desde la semana 22 de gestación hasta las primeras cuatro semanas de vida neonatal—, lo que daría lugar a una forma más globular de la cabeza en los humanos modernos, en contraste con la forma más alargada en neandertales», concluye Juan Moriano.

Fuente: Universidad de Barcelona | 18 de julio de 2022

'Lucus Asturum' tuvo población romana estable 400 años: los arqueólogos que trabajan en Lugo de Llanera confirman sus predicciones

El yacimiento arqueológico 'Lucus Asturum', en Lugo de Llanera (Asturias): los expertos descubren que durante 400 años hubo población romana asentada allí. LUJÁN PALACIOS

Apenas tres semanas de excavaciones en tres catas predeterminadas han bastado al equipo dirigido por la arqueóloga Esperanza Martín para reafirmarse en lo que ya intuía desde que se iniciaran las prospecciones en Llanera en el año 2018: Lucus Asturum es un yacimiento arqueológico de primer orden que revela cómo este territorio estuvo en época romana en el epicentro de las comunicaciones y el comercio en el norte de la Península, atravesado por la vía Carisa desde León en su tránsito hacia Gijón y en una de las llanuras más apetecibles para los residentes del Imperio. Es más, queda demostrado que Lucus Asturum tuvo presencia romana estable durante cuatro siglos.

Foto: Clasificación de los restos encontrados en el yacimiento de 'Lucus Asturum' de Llanera. LUJÁN PALACIOS.

Así lo atestiguan las más de dos mil piezas rescatadas por la docena larga de arqueólogos que han trabajado en una finca próxima a Lugo de Llanera en las tres últimas semanas. La campaña se cierra mañana (viernes) y los resultados "son sorprendentes, ya que no esperábamos encontrar tantas piezas", reconoce la responsable de la excavación, Esperanza Martín.

Entre sus hallazgos de estos días hay de todo. "Desde una suela de zapato de cuero hasta huesos de suidos, de bovinos, espinas de peces, ostras y mucha cerámica del hogar, desde vasijas hasta platos y restos de objetos de vidrio, junto con una piedra de molino del siglo I, algo muy habitual en las casas romanas, que eran autosuficientes y molían su propio grano", detalla Martín.

Esperanza Martín, dando explicaciones en la excavación sobre los hallazgos realizados. | L. Palacios.

Todo ello ha sido hallado en la cata que ha sacado a la luz los límites de las dependencias de una amplia casa romana, que los arqueólogos estiman de unos 600 metros cuadrados y en la que se ha descubierto una conducción para las aguas sucias. El año pasado ya salió a la luz un pozo aledaño que proporcionaba a los moradores agua de consumo, así como unas termas muy bien conservadas de las que se extrajeron muchos objetos que dan buena cuenta de cómo vivían los romanos.

La conclusión entre quienes investigan el pasado del concejo es unánime: "Este punto fue un enclave fundamental en el comercio y las comunicaciones de la época". Y es que entre la cerámica hallada en la casa romana que excavan estos días figuran piezas llegadas de otros puntos del Imperio, desde Francia hasta el valle del Ebro, lo que revela un intenso tráfico de mercancías, junto con otras muchas piezas de manufactura local, lo que a su vez da idea del auge de la zona.

Foto: La arqueóloga Laura Pavón trata de sacar a la luz la pieza de moler completa, para ver si debajo está el resto. / J. M. PARDO.

La piedra de molino también ha sido un hallazgo curioso, así como una zona que se pensaba que era una muralla pero que resultó ser el límite de la zona rústica de la casa, convertida a su vez en escombrera. Curiosamente, es lo que más pistas da a los arqueólogos. "Es de donde se sacan más objetos comunes que desvelan el día a día de las poblaciones", apunta Martín, quien insiste en que "la mayor importancia de este yacimiento reside en que desvela un asentamiento continuado de población a lo largo de 400 años", a la vista de las modificaciones que sufrió con el paso del tiempo la casa que excavan. Y que, según asegura la arqueóloga, en toda la llanura de Lugo aguarda un gran tesoro arqueológico a la espera de ser descubierto.

Fuente: lne.es | 11 de agosto de 2022

Patógenos extintos podrían haber marcado el comienzo de la caída de las civilizaciones antiguas, según un estudio

Foto: El agua fluye de una vasija sostenida por un dios en este sello de un rey acadio de alrededor del 2200 a. C. , aproximadamente en la época en que una sequía afectó al Imperio Acadio. Crédito: Archivo de arte/Shutterstock.

Hace miles de años, en todo el Mediterráneo oriental, varias civilizaciones de la Edad del Bronce empeoraron casi al mismo tiempo. El Imperio Antiguo de Egipto y el Imperio Acadio colapsaron, y hubo una crisis social generalizada en todo el antiguo Cercano Oriente y el Egeo, la cual dio lugar a poblaciones en declive, destrucción, comercio reducido y cambios culturales significativos.

Como de costumbre, se ha señalado con el dedo el cambio climático y el cambio de lealtades. Pero los científicos acaban de encontrar un nuevo culpable en algunos huesos viejos.

Entre los restos excavados en un antiguo lugar de entierro en Creta, en una cueva llamada Hagios Charalambos, un equipo dirigido por el arqueo-genetista Gunnar Neumann (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Alemania, encontró evidencias genéticas de bacterias responsables de dos de las enfermedades más importantes de la historia: la fiebre tifoidea y peste.

Por lo tanto, dijeron los investigadores, las enfermedades generalizadas causadas por estos patógenos no pueden descartarse como un factor contribuyente en los cambios sociales tan generalizados alrededor del 2200 al 2000 a.C.

"La aparición de estos dos patógenos virulentos al final del período minoico temprano en Creta, enfatiza la necesidad de reintroducir enfermedades infecciosas como un factor adicional que posiblemente contribuya a la transformación de las sociedades complejas tempranas en el Egeo y más allá", escriben en su artículo.

Ubicación de sitios arqueológicos con evidencia de 'Yersinia pestis' y 'Salmonella enterica'.

Yersinia pestis es una bacteria responsable de decenas de millones de muertes, la mayoría acontecidas en el transcurso de tres devastadoras pandemias mundiales (la peste de Justiniano del siglo VI que asoló el Imperio Romano de Oriente; la Peste Negra del siglo XIV, la cual mató entre el 40% y el 60% de la población europea; y la tercera Pandemia en curso, que comenzó en China a mediados del siglo XIX y actualmente afecta a miles de personas en todo el mundo). A pesar de lo catastrófica que ha sido esta enfermedad en siglos pasados, su impacto antes de la Plaga de Justiniano, que comenzó en 541 d.C., ha sido difícil de medir.

No obstante, los recientes avances tecnológicos y científicos, en particular la recuperación y secuenciación de ADN a partir de restos óseos antiguos, están revelando parte de esa historia perdida. Ahora sospechamos, por ejemplo, que la bacteria ha estado infectando a las personas desde al menos el Neolítico.

El año pasado, los científicos revelaron que un cazador-recolector de la Edad de Piedra, enterrado hace 5.000 años en la actual Letonia, probablemente murió de peste, esto es, miles de años antes de que tuviéramos evidencia de que la enfermedad alcanzara proporciones epidémicas .

Mandíbula de la víctima de la peste de la Edad de Piedra enterrada en la actual Letonia. (Dominik Göldner/BGAEU, Berlín).

Sin embargo, la evidencia genómica recuperada hasta ahora había sido de regiones más frías. Poco se sabe sobre su impacto en las sociedades antiguas con climas más cálidos, como los del Mediterráneo oriental, debido a la degradación del ADN en las temperaturas más altas.

Así que Neumann y su equipo excavaron entre los huesos recuperados de un sitio en Creta conocido por sus condiciones notablemente frescas y estables. Recuperaron ADN en dientes de 32 personas que murieron entre los años 2290 y 1909 a.C. Los datos genéticos revelaron la presencia de bastantes bacterias orales comunes, lo cual era de esperar.

Menos esperada fue la presencia de Yersina pestis en dos individuos, así como dos linajes de Salmonella enterica -una bacteria típicamente responsable de la fiebre tifoidea- en otros dos cadáveres. Este descubrimiento sugiere que ambos patógenos estaban presentes, y eran posiblemente transmisibles, en la Creta de la Edad del Bronce.

Pero hay una advertencia. Cada uno de los linajes descubiertos está ahora extinto, lo que dificulta determinar cómo sus infecciones podrían haber afectado a las poblaciones humanas.

Micrografía electrónica de barrido de Yersinia pestis en una pulga. (NIH).

El linaje de Yersinia pestis que descubrieron probablemente no podía transmitirse a través de las pulgas, que es una de las características que hizo que otros linajes de la bacteria fueran tan contagiosos entre los humanos.

La pulga vector porta la versión bubónica de la peste, y los humanos se infectan cuando la bacteria ingresa en el sistema linfático a través de una picadura de una pulga. Por lo tanto, la ruta de transmisión de esta forma antigua de la bacteria podría ser distinta y causar una forma diferente de plaga: la peste neumónica, la cual se transmite a través de aerosoles, por ejemplo.

Los investigadores dijeron que los linajes de Salmonella enterica también carecían de rasgos clave que contribuyan a enfermar gravemente a los humanos, por lo que la virulencia y las rutas de transmisión de ambos patógenos siguen siendo desconocidas.

Modelo de dispersión propuesto de la bacteria Yersinia pestis durante el Neolítico y Edad del Bronce.

Sin embargo, el descubrimiento sugiere que ambos patógenos estaban circulando; en las regiones de Creta con altas densidades de población, podrían haberse expandido de modo desenfrenado.

"Si bien es poco probable que la Yersinia pestis o la Salmonella enterica fueran los únicos culpables de los cambios sociales observados en el Mediterráneo a fines del III milenio a. C., proponemos que, dadas los análisis de ADN antiguo presentados aquí, las enfermedades infecciosas deben ser consideradas como un factor contribuyente adicional; posiblemente en una interacción con el clima y las migraciones, tal como se ha sugerido en otras ocasiones", sostienen los investigadores.

Debido a que enfermedades como la peste y la fiebre tifoidea no dejan rastros en los huesos, no se notan con frecuencia en el registro arqueológico. El equipo sugiere que una evaluación genética más detallada de más restos óseos recuperados en el Mediterráneo oriental podrían ayudar a descubrir el alcance del impacto que estas enfermedades tuvieron en las civilizaciones que vivieron en ese entorno.

La investigación ha sido publicada en Current Biology.

Fuente: sciencealert.com | 6 de agosto de 2022