Hallan una calzada y una aldea del Neolítico bajo las aguas de una isla en Croacia

Un arqueólogo excava en el camino neolítico sumergido descubierto en Croacia. Universidad de Zadar.

Bajo las aguas de la isla de Korčula, en Croacia, que originalmente formaba parte del continente, se extiende el yacimiento neolítico de Soline, que se asocia con la conocida como cultura Hvar, o Hvar-Lisičići, una cultura neolítica que floreció en la costa oriental del Adriático y que debe su nombre a la cercana isla de Hvar, la más larga del mar Adriático.

En este lugar, un equipo de arqueólogos submarinos descubrió, bajo espesas capas de lodo marino, los restos de lo que parecía una calzada de unos cuatro metros de ancho formada por losas de piedra, cuidadosamente dispuestas, que una vez conectó el yacimiento con la actual tierra firme.

Detalle de la costa de la isla Korčula.

Los arqueólogos subacuáticos de la Universidad de Zadar.

UN CAMINO DE SIETE MIL AÑOS

Gracias al análisis por radiocarbono realizado en los restos de madera que ya habían sido descubiertos durante la campaña arqueológica del año pasado, los investigadores han podido datar este asentamiento hacia el año 4900 a.C., lo que significa que quienes transitaron por la misteriosa vía lo hicieron hace casi 7.000 años.

En el proyecto arqueológico de la isla de Korčula colaboran diversas instituciones y empresas de todo el país. Está dirigido por Mate Parica (izquierda), de la Universidad de Zadar, y cuenta con la participación de Domagoj Perkić, de los Museos de Dubrovnik; de Ivan Šuta y Vedran Katavić, del Museo de la ciudad de Kaštela; de Katarina Batur, de la Universidad de Zadar; de Marta Kalebota, del Museo de la ciudad de Korčula; de Eduard Visković, de la empresa Kantharos, y de Dalibor Ćosović, del centro de buceo Lumbarda Blue.

Vista aérea del yacimiento sumergido en Croacia.Universidad de Zadar.

APARECE OTRO POBLADO NEOLÍTICO

Aunque no ha sido esta espectacular carretera el único descubrimiento importante llevado a cabo por los arqueólogos en Korčula. En el otro extremo de la isla, arqueólogos de la Universidad de Zadar excavan en tierra firme, cerca de la bahía de Gradina, en la localidad turística de Vela Luka. En el transcurso de los trabajos, Igor Borzić, director de las excavaciones, percibió la presencia de unas estructuras extrañas bajo el agua, cerca de la bahía.

El equipo arqueológico submarino que excava en Soline, en el otro extremo de la isla, fue avisado por sus colegas y se programó una inmersión en la parte central de la bahía de Gradina. Cuál no sería la sorpresa de los investigadores al descubrir que las supuestas estructuras sumergidas que había creído ver Borzić se correspondían con los restos de una aldea neolítica casi idéntica a la de Soline, hundida a una profundidad de entre 4 a 5 metros. En el lugar se encontraron también artefactos neolíticos (derecha) como cuchillas de sílex, hachas de piedra y fragmentos de piedras de molino.


De hecho, la isla de Korčula es rica en historia, puesto que en ella se han localizado varios yacimientos prehistóricos datados entre el III y el I milenio a.C. Las excavaciones arqueológicas que desde hace años se llevan a cabo en este paradisíaco lugar del mar Adriático han sacado a la luz diversos túmulos funerarios, un asentamiento fenicio y una colonia griega fundada por colonos procedentes de Cnido, una ciudad griega de Asia Menor.


Fuentes: nationalgeographic.com.essputniksnews.lat| 10 de mayo de 2023

También la forma de nuestra nariz es una herencia neandertal

Cráneos de un humano moderno (nativo americano) y un neandertal (Amud 1). Las imágenes 3D se reproducen en la escala que se muestra debajo. La altura nasal (distancia entre los puntos de referencia nasión y subespinal) se muestra con una línea roja (humano moderno = 50,2 mm; neandertal = 63,8 mm).

Desde hace trece años sabemos que todos los euroasiáticos tenemos entre el 1% y el 4% de ADN neandertal, lo que implica que esta 'otra' especie humana se cruzó con la nuestra y dejó su impronta genética profundamente marcada en todos nosotros. De ellos, por ejemplo, hemos heredado genes que influyen en la calidad y el tipo de sueño, el estado de ánimo, la tendencia al aislamiento, los tonos claros de piel y cabello e, incluso, la sensibilidad a las infecciones por virus como el que causa el Covid 19.

Y ahora, un equipo internacional de investigadores dirigidos por expertos del University College London acaba de descubrir un nuevo rasgo a incluir en la lista: los humanos actuales heredamos de los neandertales un material genético que afecta directamente... a la forma de nuestra nariz.

El nuevo estudio, recién publicado en Communications Biology, explica que un único gen, que lleva a tener una nariz más alargada (de arriba a abajo) fue seguramente producto de la selección natural cuando los humanos antiguos se adaptaron a climas mucho más fríos tras su salida de África.

«En los últimos 13 años, desde que se secuenció el genoma del neandertal, hemos podido aprender que nuestros propios ancestros se cruzaron con los neandertales, dejándonos pedacitos de su ADN. En este estudio, encontramos que parte del ADN heredado de los neandertales influye en la forma de nuestras caras. Algo que podría haber sido útil para nuestros antepasados, ya que se ha transmitido durante miles de generaciones», explica Kaustubh Adhikari (izquierda), coautor de la investigación.

Cuestión de narices

El estudio utilizó datos de más de 6.000 voluntarios de América Latina con ascendencia mixta europea, nativa americana y africana. Los investigadores compararon la información genética de los participantes con fotografías de sus rostros, específicamente observando las distancias entre puntos como el extremo de la nariz y el borde de los labios, para ver cómo los diferentes rasgos faciales se asociaron con la presencia de diferentes marcadores genéticos.

Recientemente, ya se habían identificado hasta 33 regiones del genoma asociadas con la forma de la cara, 26 de las cuales pudieron replicarse en otras etnias del este de Asia, Europa y África.

Análisis facial de humanos actuales y neandertales, con los genes correspondientes / Créditos: Nature

En una región del genoma en particular, llamada ATF3, los investigadores encontraron que muchas de las personas de su estudio con ascendencia nativa americana (así como otras con ascendencia del este asiático) tenían material genético en este gen, el cual contribuye al aumento de la altura nasal que había sido heredado directamente de los neandertales. También encontraron que esta región del gen muestra signos de selección natural, lo que sugiere que otorga una ventaja a quienes la llevan en su material genético.

«Durante mucho tiempo, explica Qing Li (derecha), de la Universidad de Fudan y primer autor del estudio- se ha especulado que la forma de nuestras narices está determinada por la selección natural; como pueden ayudarnos a regular la temperatura y la humedad del aire que respiramos, las narices de diferentes formas han servido para adaptarse mejor a los diferentes climas en los que vivieron nuestros antepasados. El gen que hemos identificado al respecto pudo haber sido heredado de los neandertales para ayudar a los humanos a adaptarse a climas más fríos cuando nuestros antepasados salieron de África».

Localizaciones en el cromosoma 2 relacionadas con la forma de la cara. La imagen muestra los genes candidatos y su efecto en la forma de las distintas estructuras faciales. En color rojo se indican las regiones de la cara que se proyectan hacia afuera y en azul, las que lo hacen hacia adentro. Adaptado de J. White y K. Indencleef.

«La mayoría de los estudios genéticos de la diversidad humana -dice por su parte Andrés Ruiz-Linares (izquierda), también de la Universidad de Fudan y coautor del estudio- han investigado hasta ahora solo los genes de los europeos. La diversa muestra de participantes latinoamericanos de nuestro estudio amplía el alcance de los hallazgos, ayudándonos a comprender mejor la genética de todos los humanos».

El hallazgo constituye el segundo descubrimiento de ADN de humanos antiguos distintos al Homo sapiens capaz de afectar a la forma de nuestra cara. En 2021, de hecho, el mismo equipo de científicos ya descubrió que un gen que influye en la forma de los labios se heredó directamente de otra especie humana diferente: los desinovanos.

Fuente: abc.es | 8 de mayo de 2023

El fuerte fluvial de Haltern (Westfalia, Alemania) fue reconstruido cuatro veces por los romanos

Foto: Maqueta del puerto fluvial romano de Haltern (año 5 a.C.-ca. año 17 d.C.)

Desde el otoño de 2021, los arqueólogos de la Asociación Regional de Westfalia-Lippe (LWL) han estado excavando en dos propiedades vecinas dentro de una antigua fortaleza fluvial romana en el río Lippe (afluente del río Rin), en Haltern am See. Entre otras cosas, los expertos descubrieron que dicha fortaleza -una base naval- fue reconstruida por completo cuatro veces hace 2.000 años, cada vez con un plano de planta diferente.


Las investigaciones, que duraron varios meses, se hicieron necesarias debido a las nuevas medidas de construcción previstas. Hasta ahora, el conocimiento sobre esta área se basó en gran medida en los resultados de las excavaciones realizadas entre los años 1901 y 1904. Según los expertos de LWL, las investigaciones actuales amplían la comprensión previa del pequeño puerto fluvial militar que se encontraba en la zona hace 2000 años, así como de su defensa formada por un muro de madera y tierra y un foso.

Foto: Maqueta de la parte central de la fortaleza fluvial romana de Haltern.

El complejo "Hofestatt" y el fuerte costero romano

Entre Kardinal-von-Galen-Platz y el campo de deportes de Haltern, una terraza en forma de espolón se extiende 500 metros al sur desde Weseler Straße hasta el centro escolar. En el paisaje urbano actual, este espolón, que está densamente construido, apenas se destaca ópticamente.


Por otro lado, los excavadores de 1901 todavía podían ver claramente en el terreno la apariencia llamativa de este campo que lleva el nombre de "Hofestatt". El río Lippe fluyó a lo largo del pie de la terraza hasta bien entrado el siglo XVI, razón por la cual Friedrich Koepp, quien dirigió la excavación en aquel momento, eligió el nombre de "Uferkastelle" para este sitio.

Distribución de la fortaleza fluvial romana de Haltern.

En la época de la ocupación romana, el campo de Hofestatt avanzó como una península hasta el valle del río Lippe, lo que permitió a los romanos poder utilizar este terreno con fines militares. Aquí atracaban las lanchas patrulleras con las que los legionarios aseguraban los transportes de barcos en el Lippe. No fue hasta 1547/1548 que el Lippe cambió su curso 900 metros hacia el sur como resultado de una inundación de cien años.

Las huellas de los cimientos romanos destacan de forma apreciable en la arena amarilla. El foso lleno continúa como una calle ancha debajo de la calle "Am Uferkastell". Foto: LWL/ P. Hessel.

Dado que el fuerte costero se reconstruyó en gran parte desde la década de 1950, pero sin apoyo arqueológico, el nuevo proyecto de reconstrucción brinda a los expertos de LWL la oportunidad de investigar los restos arqueológicos utilizando métodos modernos.

“Con la actual excavación estamos haciendo un viaje en el tiempo en dos sentidos. Por un lado, a las antiguas excavaciones realizadas, cuyos resultados podemos comprobar después de 120 años, y, por otro lado, al tiempo de los romanos y comprobar su tecnología constructiva”, informa la Dra. Bettina Tremmel (izquierda), experta en arqueología romana en la LWL para Westfalia.

Los excavadores de 1904 dibujaron un mapa de cuatro colores de los fuertes costeros construidos en varias fases. El pequeño rectángulo en negro marca el área examinada desde 2021. Plano: Comisión de Antigüedades de Westfalia.

Los romanos construyeron pequeños fuertes (C) al sureste del principal campamento romano (A) como puerto protegido para sus patrulleras. Plantilla LWL/ D. Jaszczurok. Diseño gráfico: maßwerke GbR.

Cuatro fases de construcción atestiguan la importancia de la base naval

La base naval fue completamente reconstruida cuatro veces, cada vez con un diseño de fortaleza diferente. Desde 2021, se han descubierto y documentado una gran cantidad de pozos y zanjas que son claramente visibles al haberse conservado su decoloración en el suelo durante dos milenios.

Postes de madera excavados verticalmente en el suelo servían de armazón para el muro de madera y tierra. La madera completamente podrida es visible como una marca oscura en el hoyo de los postes. Foto: LWL/ P. Hessel.

Las marcas en el suelo muestran que aquí había dos postes inusualmente juntos. Este es un caso estructural especial para el que todavía no existe una explicación plausible. Foto: LWL/ P. Hessel.

La mayoría de ellos son las zanjas de poste de la fase más antigua y los rastros de postes de la tercera fase. La construcción de la fase más antigua es similar a la del campamento romano de Bergkamen-Oberaden, cuya reconstrucción parcial se exhibe allí desde 2012.

Los hallazgos de la tercera fase muestran paralelos con el muro de madera y tierra reconstruido en el Parque Romano de Aliso, en el Museo Romano de Haltern am See. Los vestigios de varios basureros romanos están totalmente desaparecidos, ya que las excavaciones de 1904 habían vaciado estos depósitos de deshechos. Las excavaciones se completarán en las próximas semanas.

Foto: Parque Romano del fuerte de Aliso, en el Museo Romano de Haltern am See.

Fuentes: lwl.org | livius.org | 5 de mayo de 2023

Las sequías prolongadas probablemente significaron el fin de las megaciudades del Indo

Las grandes ciudades de la civilización Indo etiquetadas se muestran aquí durante el periodo maduro de la civilización Harappa (c. 4.600–3.900 a.C., naranja) y Harappan tardío (c. 3.900–3.600 a.C., rojo). Las curvas de nivel representan la relación entre la precipitación del monzón de invierno indio (noviembre-abril) y el monzón de verano indio (mayo-octubre) basada en el conjunto de datos del Centro Mundial de Climatología de las Precipitaciones (GPCC) de 2018 respecto de los datos pluviómetros de 1951-2000.

Una nueva investigación que involucra a la Universidad de Cambridge ha encontrado evidencias, encerradas en una antigua estalagmita de una cueva en el Himalaya, de una serie de sequías severas y prolongadas que pudieron haber alterado la civilización del Indo durante la Edad del Bronce.

El comienzo de este período árido, que comenzó hace unos 4.200 años y duró más de dos siglos, coincide con la reorganización de la civilización del Indo, que construyó metrópolis y abarcó a los actuales países de Pakistán e India.

La investigación identificó tres sequías prolongadas, cada una con una duración de entre 25 y 90 años, durante este período árido. "Encontramos evidencias claras de que este intervalo no fue una crisis a corto plazo, sino una transformación progresiva de las condiciones ambientales en las que vivía la gente del Indo", dijo el coautor del estudio, el profesor Cameron Petrie (izquierda), del Departamento de Arqueología de Cambridge.

Los investigadores registraron las precipitaciones históricas después de examinar las capas de crecimiento en una estalagmita recogida en una cueva cerca de Pithoragarh, India. Al medir una variedad de indicadores ambientales, incluidos los isótopos de oxígeno, carbono y calcio, obtuvieron una reconstrucción que muestra la precipitación relativa con una resolución estacional. También utilizaron datación en serie de uranio de alta precisión para controlar la antigüedad y la duración de las sequías.

"Múltiples líneas de evidencias nos permiten reconstruir la naturaleza de estas sequías desde diferentes ángulos, y confirmar que están en concordancia", dijo la autora principal de la investigación, Alena Giesche (derecha), quien realizó la investigación como parte de su doctorado en el Departamento Ciencias de la Tierra de Cambridge.

Giesche y su equipo identificaron distintos períodos de lluvia por debajo del promedio tanto en verano como en invierno. “La evidencia de sequía que afectó a ambas temporadas de cultivo es extremadamente importante para comprender el impacto de este periodo de cambio climático en las poblaciones humanas”, dijo Petrie. Y agrega que "las sequías durante este periodo aumentaron en duración, hasta el punto en que la tercera habría sido multigeneracional en su transcurso".

Una sección a través de la estalagmita de Dharamjali que estudiaron los autores. Crédito: Alena Giesche.

Los hallazgos del estudio respaldan el hecho existente de que el declive de las megaciudades del Indo estuvo relacionado con el cambio climático. “Sin embargo, lo que ha sido un misterio hasta ahora es la información sobre la duración de la sequía y la temporada en la que ocurrieron”, dice Giesche. “Ese detalle adicional es realmente fundamental cuando consideramos la memoria cultural y cómo las personas se adaptan cuando se enfrentan al cambio del medio ambiente”.

Según Petrie: “Las evidencias arqueológicas indican que durante un período de 200 años, los antiguos habitantes tomaron varias medidas para adaptarse y mantenerse sostenibles frente a esta nueva normalidad”. Durante esta transformación, los enclaves urbanos más grandes fueron despoblados en favor de asentamientos rurales más pequeños hacia la extensión oriental del área ocupada por las poblaciones del Indo. Al mismo tiempo, la agricultura cambió hacia la dependencia de los cultivos de verano, especialmente el mijo tolerante a la sequía, y la población hizo la transición a un estilo de vida que parece haber sido más autosuficiente.

Comparación de los registros del noroeste de Asia meridional durante el evento de aridificación del 4.200 a.C.

Las megasequías se han convertido recientemente en una causa popular para explicar una serie de transformaciones culturales, incluido el valle del Indo, explica David Hodell, coautor del estudio del Departamento de Ciencias de la Tierra de Cambridge. “Pero los vínculos son generalmente confusos debido a las dificultades que implica comparar los registros climáticos y arqueológicos”. Esto ahora está cambiando porque “los registros paleo-climáticos son cada vez mejores para refinar los cambios en las precipitaciones estacionales y anuales, lo que afecta directamente la toma de decisiones de las personas”, explica Hodell (izquierda).

El equipo busca ahora expandir sus reconstrucciones climáticas a las partes occidentales de la región del río Indo, donde el sistema de lluvias invernales se vuelve más dominante que el monzón de verano indio. “Lo que realmente necesitamos son más registros como este, de un transecto orientado de oeste a este a través de la región donde interactúan los monzones de verano e invierno y, lo que es más importante, capturar el comienzo de este período árido”, advierte Giesche.

"Actualmente, tenemos un gran punto ciego en nuestros mapas que se extiende por Afganistán y Pakistán, donde interactúan el monzón de verano de la India y los vientos del oeste", informa el profesor Sebastian Breitenbach (derecha), coautor y paleo-climatólogo de la Universidad de Northumbria. "Pero, lamentablemente, es poco probable que la situación política permita este tipo de investigación en un futuro próximo".

“Hay más trabajo por hacer, tanto por parte de los paleoclimatólogos como de los arqueólogos”, dice Hodell. “Somos afortunados en Cambridge de tener los dos departamentos uno al lado del otro”.

Rastrear cómo las zonas de lluvia que interactúan influyeron en la civilización del Indo ha sido una de las preguntas en el centro del Proyecto TwoRains, una colaboración entre Cambridge y la Universidad Hindú de Banaras que fue financiada por el Consejo Europeo de Investigación (ERC).

Fuente: University of Cambridge | 26 de abril de 2023

Encuentran en Hungría los restos de un médico romano con su material quirúrgico completo

El profesor Levante Samu en el acto de presentación de los restos esqueléticos del médico y su instrumental quirúrgico hallados en la ciudad de Jászberény (Hungría) . (ELTE BTK)

Arqueólogos del ELTE BTK, el Museo Jász y la Red de Investigación Eötvös Loránd encontraron los restos de un médico de 50 años enterrado en el siglo I con todo su material de operaciones en Hungría. Además de los restos, se encontraron bisturís y herramientas que indican que hace dos mil años se pudieron realizar serias intervenciones médico-quirúrgicas. Es particularmente raro que tal hallazgo se haya producido fuera de las fronteras del Imperio Romano.

Los arqueólogos hallaron los restos del médico, que había estado descansando en el suelo durante casi 2000 años, cerca de la población de Jászberény. El descubrimiento también es único en términos europeos, pues hasta ahora solo se ha encontrado equipo médico completo -de un diseño similar- en Pompeya.

Según la datación por radiocarbono, la tumba del médico se puede fechar en el siglo I. Cabe destacar la extraordinaria calidad de las herramientas utilizadas para la curación y la intervención quirúrgica.

También llama la atención que un médico de aquella época estuviera equipado con un equipo tan prestigioso, por lo que cabe suponer que se trataba de un doctor instruido en un centro imperial, el cual pudo haber viajado a esta zona para curar a alguien.

El instrumental médico

Durante la excavación de la tumba, llevada a cabo con la ayuda de los estudiantes, primero se sacó a la luz el instrumental médico, el cual fue colocado en cofres de madera cerca de los pies. Se componía de alicates, agujas, pinzas, bisturíes de primera calidad aptos para intervenciones quirúrgicas, así como residuos de medicamentos. Los escalpelos de aleación de cobre estaban decorados con plata y equipados con hojas de acero reemplazables. En la rodilla del difunto se colocó una piedra de moler que, según las marcas de desgaste, podría haber sido adecuada para mezclar hierbas y otras medicinas.

"El examen de las herramientas reveló rápidamente que se trataba de un complejo funerario romano, y que la tumba era la de un médico, cuyo equipo había sido colocado en dos cajas de madera junto a sus pies. La tumba contenía los restos de un hombre de entre 50 y 60 años, sin signos de traumatismos o enfermedad. Estaba casi completamente intacta, excepto por una perturbación animal que había movido uno de los escalpelos desde el pie a la cabeza", según expresó Levante Samu, investigador asistente del Instituto de Arqueología de la ELTE, en la conferencia de prensa de presentación del hallazgo.

El contexto histórico en el que se sitúa del descubrimiento realizado en Jászberény puede haber sido un período de transición entre las poblaciones celta y sármata romana. No queda claro a partir de los datos actuales si el médico enterrado en la tumba estaba allí para curar a un líder local de alto prestigio o si acompañaba a un movimiento militar de las legiones romanas, explicó András Gulyás, arqueólogo y museólogo del Museo Jász.

Fuentes: diariodesevilla.es | btk.elte.hu | 2 de mayo de 2023

El Museo Arqueológico Nacional acoge una gran muestra del pasado de Gran Canaria

Más de 200 piezas representativas de la historia y arqueología de Gran Canaria, desde los primeros pobladores hasta la actualidad, se exhibirán en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), en Madrid, en una exposición titulada “Historia de una isla. Arqueología de Gran Canaria” que estará disponible del 30 de mayo al 3 de septiembre.

Entre las piezas que se trasladarán se encuentra el Ídolo de Tara, la figura aborigen más representativa de las islas, y que según ha declarado en una rueda de prensa el presidente del Museo Canario, Diego López, nunca había salido de las islas para ser expuesta.

Debido a la delicadeza con la que se debe tratar algunos de los objetos que se utilizarán para la exhibición, los traslados se realizarán primero en barco hasta Huelva y, desde ese punto, una empresa de transporte especializada los llevará por carretera hasta Madrid.

El Ídolo de Tara

Además del Ídolo de Tara, se prevé que se muestren una momia infantil, figuras y elementos de la vida cotidiana de la población prehispánica, como vasijas y orfebrería, así como grabados, según ha explicado la comisaria del Museo Canario, Carmen Cruz.

Momia infantil. Envoltura funeraria que acoge a un perinatal. Museo Canario.

También habrá libros y documentos “clave” relacionados con etapas posteriores como el cementerio de Finca Clavijo, dedicado a los ingenios de azúcar y la esclavitud, el documento original sobre el asalto del pirata Van der Does a la ciudad de Las Palmas en 1599 o elementos relacionados la epidemia del cólera que asoló la isla en 1851 y provocó más de 6.000 muertes.

Grabado holandés que representa el asalto de Van der Does a Gran Canaria en 1599. Museo Canario.

A juicio de la comisaria, "la exposición aportará una visión diferente a la que se suele tener y que va más allá de Gran Canaria como destino turístico. Respecto al pasado prehispánico se va a hablar de sus asentamientos, de las necrópolis, de sus formas de vida, sus creencias, medios de comunicación. El hilo conductor de la exposición es que tenemos una historia dinámica, con grandes transformaciones”, ha resaltado Cruz.

Isabel Izquierdo Peraile, este miércoles pasado, durante su intervención en la presentación de la muestra en El Museo Canario. C7.

Asimismo, la directora del MAN, Isabel Izquierdo Peraile, ha señalado que "la historia de la isla es de superación, de intercambio cultural, con episodios trágicos y traumáticos en algún caso, pero también de crecimiento y de desarrollo económico”, ha dicho.

Izquierdo ha destacado que "la exposición contribuye al papel del MAN como un espacio de encuentro de la arqueología de todos los territorios del país y como un ágora de encuentro entre profesionales y público”.

A su juicio, "es muy interesante la visión que ofrece la muestra del pasado, presente y futuro que puede conectar con la gente joven. Se pone en valor una historia de superación de las culturas de esta isla, de esa mezcla cultural, con diversidad de formatos, con materiales y escalas diferentes, restos de textiles, restos funerarios, recipientes cerámicos, molinos, vidrios… esa diversidad es muy importante”, ha referido.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, en la presentación de la exposición sobre los antiguos pobladores de la isla que va a albergar en Madrid el Museo Arqueológico Nacional, la más completa nunca realizada fuera del archipiélago. EFE/Ángel Medina G.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha resaltado que el Museo Canario posee la colección arqueológica más importante de las islas y ha augurado que "la muestra sorprenderá por la originalidad de los recursos y materiales empleados. Esta isla que es un continente de sucesos y esta es una gran oportunidad de mostrar en la península el tesoro que es el Museo Canario, ha concluido. EFE

Fuente: efe.com | 3 de mayo de 2023

Hallan ADN humano antiguo en 'joyas' de hueso de 20.000 años de antigüedad

Este diente de ciervo, hallado en la cueva de Denísova (Siberia), contenía ADN de una mujer que vivió hace entre 25.000 y 19.000 años. Imagen © Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

El ADN contenido en 'joyas' antiguas está abriendo una ventana a la vida de nuestros antepasados ​​prehistóricos. Una nueva técnica ha permitido a un equipo de investigadores extraer el ADN de personas que han manipulado artefactos óseos, proporcionando pistas sobre su cultura.

En este sentido, el propietario de un colgante de dientes de venado ha sido identificado con más de 20.000 años después de su muerte. El grupo de investigadores logró extraer el ADN antiguo de una mujer a partir de una pieza de joyería que había sido encontrada en la cueva Denísova, Siberia. Este sitio es famoso por la extraordinaria conservación de restos prehistóricos, incluidos los de nuestros parientes no humanos.

El equipo espera que su técnica, recientemente desarrollada, permita descubrir más sobre los usuarios y fabricantes de artefactos antiguos, revelando así un mayor número de datos sobre la cultura de nuestros antepasados.

El profesor Ian Barnes (izquierda), experto en ADN antiguo en el Museo de Historia Natural de Londres y coautor del artículo de investigación, dice: "Las técnicas de extracción de ADN a medida, como esta, son absolutamente críticas para estudiar períodos de tiempo profundo en los que hay material muy limitado con el que trabajar".

"Trabajos anteriores han podido recuperar ADN antiguo de fuentes más allá de los huesos, como suelos y sedimentos, pero este nuevo método amplía aún más el estudio del ADN antiguo. Es fascinante ver cómo la necesidad de nuevas fuentes de información impulsa la creatividad científica”.

El Dr. Matthias Meyer (derecha), autor principal del artículo, agrega: "Si bien los científicos forenses no se sorprenderán de que el ADN antiguo de un humano pueda aislarse de un objeto que se ha manipulado mucho, es sorprendente que esto todavía sea posible después de 20.000 años".

Los hallazgos del estudio, dirigido por investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, han sido publicados en la revista Nature.

Las 'joyas' más antiguas jamás encontradas

Tanto los humanos antiguos como los modernos han estado fabricando objetos durante millones de años. Las herramientas más antiguas que se conocen tienen más de tres millones de años, y se han relacionado con especies como el Paranthropus y el Homo habilis.

Los homínidos antiguos, sin embargo, solo se dedicaron a fabricar otros artículos mucho más recientemente, y las 'joyas' o adornos más antiguos actualmente datan de alrededor de 142,000 años. Se cree que fueron los primeros Homo sapiens, que vivían en lo que es hoy el actual Marruecos, quienes hicieron agujeros en las conchas de los caracoles marinos para usarlos como cuentas de adorno. Las conchas también tienen rastros de tinte rojo, lo que sugiere que podrían haber sido pintadas.

Actualmente se cree que las joyas más antiguas del mundo provienen de la cueva de Bizmoune en Marruecos. Imagen adaptada de © A. Bouzouggar, INSAP, Marruecos, con licencia CC BY-NC 4.0 a través de Science Advances

Sin embargo, no son solo nuestros antepasados ​​los que fabricaban adornos. Las garras de águila encontradas entre los restos neandertales en Croacia, parecen haber sido suavizadas y tenían muescas hechas en ellas. Los investigadores creen que los neandertales pudieron haber hecho estas modificaciones, por lo que las garras podrían haber sido montadas en un collar o pulsera hace 130.000 años. Esto sucedió antes de que el Homo sapiens llegara a Europa, lo que demuestra que no solo nuestra especie apreciaba las 'joyas' o adornos personales.

Debido a que el hueso es poroso, los fragmentos de ADN en el sudor, la sangre o la saliva de los antiguos homínidos podrían haber entrado en artefactos óseos cuando se usaban o fabricaban. Esto hace que los adornos de hueso sean un recurso potencialmente rico para que los científicos los estudien. Sin embargo, llegar a este ADN es difícil y normalmente significa cortar o perforar el hueso, lo que implica dañar estos raros artefactos y destruir evidencias irreemplazables sobre cómo se hicieron.

La profesora Marie Soressi (izquierda), otra coautora del artículo de investigación, explica: "La estructura de la superficie de los artefactos óseos y dentales del Paleolítico proporciona información importante sobre su producción y uso. Por lo tanto, la preservación de la integridad de tales artefactos, incluidas las microestructuras en su superficie, es una prioridad máxima”.

"En el pasado se han utilizado intentos de extraer ADN de artefactos como estos, pero a menudo no fueron muy efectivos", agrega Barnes. "O bien no son muy buenos para obtener ADN de la muestra, o bien producen extractos que contienen mucha contaminación de otras fuentes".

Sin dejarse intimidar por los desafíos, el equipo se dispuso a desarrollar nuevas formas de extraer ADN antiguo de restos óseos sin recurrir a métodos o productos químicos destructivos.

¿Cómo se puede extraer el ADN antiguo de los artefactos óseos?

Para desarrollar su nueva técnica, los investigadores tomaron imágenes detalladas de la superficie de 10 fragmentos de huesos descubiertos durante las excavaciones en yacimientos paleolíticos de Francia. Luego, estos fragmentos se sumergieron en cuatro productos químicos diferentes que ya se utilizan para la extracción de ADN. Posteriormente, tras recuperar los mismos, los científicos tomaron más imágenes de su superficie para ver si los químicos causaron algún daño. Dos productos químicos habían alterado significativamente el hueso, por lo que se descartaron para futuras pruebas.

Más fragmentos óseos, que habían sido identificados tentativamente como herramientas, se colocaron luego en soluciones de tampón de fosfato de sodio a temperaturas progresivamente más altas. A continuación, se secuenció el ADN antiguo liberado de los artefactos para identificar de dónde procedía.

Si bien los investigadores lograron extraer ADN del hueso de un venado y de los artefactos de marfil, hasta el 98% del ADN humano que encontraron no mostraba signos de daño relacionado con su antigüedad. Esto significaba que probablemente era el ADN de los arqueólogos que habían desenterrado y manipularon tales fragmentos en la década de 1970, en lugar de los humanos antiguos.

El colgante del diente de ciervo se descubrió durante las excavaciones en la cueva Denísova en 2019. Imagen © Sergey Zelensky.

A pesar de los contratiempos iniciales, los investigadores habían demostrado que su nueva técnica podía funcionar. Pero necesitaban objetos óseos descubiertos durante las excavaciones modernas, donde los arqueólogos habían usado precavidamente máscaras y guantes para evitar la contaminación humana.

El equipo finalmente encontró la oportunidad que estaba buscando cuando probaron un colgante de diente de ciervo procedente de la cueva Denísova. Su técnica reveló la presencia de una cantidad "extraordinaria" de ADN antiguo humano, en su mayoría de un individuo femenino que vivió hace entre 19.000 y 25.000 años.

Su ADN se habría abierto camino dentro del hueso a través de un manejo extenso, ya fuera mientras se hacía el colgante o cuando lo usaba. No obstante, en la actualidad, es imposible para los investigadores saber si fue ella la creadora del collar y quien la usó, o ambas cosas.

Si se analizan más artefactos óseos de manera similar, ello podría permitir a los investigadores detectar patrones culturales. Por ejemplo, ciertos artefactos pueden haber sido usados ​​exclusivamente por un sexo, o pueden haber sido fabricados solo por grupos específicos de homínidos antiguos.

El equipo ha pedido a los arqueólogos que tomen medidas para evitar que estos artefactos se contaminen de ADN humano para que estos conocimientos sobre nuestros antepasados ​​no se pierdan para siempre.

Fuente: Natural History Museum | 3 de mayo de 2023

El colgante, hecho de un diente de ciervo, antes y después de la técnica de limpieza. Tras el lavado con fosfato sódico, ADN humano y del animal se quedó en la solución sin dañar la pieza. INSTITUTO MAX PLANCK DE ANTROPOLOGÍA EVOLUTIVA.

Un nuevo método logra extraer de un colgante el ADN de la mujer que lo llevó hace 20.000 años

Para los forenses, los objetos personales hallados en la escena de un crimen son claves porque pueden contener ADN que identifique a la víctima e incluso al asesino. Pero no es fácil recuperar material genético de hace 20.000 años y menos de una cosa que llevó alguien pegada a su cuerpo. Primero, porque la mayoría de las creaciones humanas, como la ropa, se han perdido en el tiempo. Segundo, porque los artefactos que se conservan son tan valiosos que no se pueden usar con ellos las técnicas de extracción de ADN, la mayoría agresivas, porque podrían ponerlos en peligro. Pero ahora, científicos alemanes han descubierto que se puede recuperar información genética de un colgante perteneciente a la persona que lo llevaba con solo lavarlo.

El colgante en cuestión fue descubierto por arqueólogos rusos en una de las cuevas de Denísova, en Siberia. Esta es la región donde vivieron los denisovanos, una especie de homínido que debió convivir con los ancestros de los humanos actuales y los neandertales (hay quienes sostienen que eran neandertales del este). En 2019, en una de las cuevas se descubrió el diente de un animal tallado y agujereado. Los investigadores tenían ante sí un adorno hecho probablemente de un ciervo que, por el estrato en el que lo hallaron, debió llevar alguien hace entre 20.000 y 30.000 años, es decir, cuando los denisovanos y los neandertales ya habían desaparecido en esta parte del mundo. Pero no pudieron indagar más allá y la cosa se quedó ahí, en una creación humana más para la colección. Sin embargo, en 2021, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva publicaron un nuevo método para extraer y aislar ADN de huesos y dientes que no los destruye. En esta ocasión, casi importa menos el colgante que la nueva técnica para su análisis genético.

Elena Essel (izquierda) investigadora del Instituto Max Planck, participó en el desarrollo de esa técnica. “Para muestras de huesos y dientes, lo habitual es perforar un pequeño orificio en la muestra para recoger el polvo de hueso. Este polvo se usa luego para la extracción de ADN”, explica. Pero cuando se trabaja con artefactos confeccionados a partir de huesos y dientes, “en muchos casos no se puede hacer el muestreo destructivo, ya que arruinaría información valiosa que puede proporcionar la superficie de estos objetos”, añade.

Essel indica que la estructura de la superficie puede dar una idea de cómo se fabricaron y utilizaron estos objetos. Y añade: “Estos conocimientos son fundamentales para nuestra comprensión de las estrategias, el comportamiento y la cultura de subsistencia humana en el Pleistoceno. Por lo tanto, es crucial preservar la integridad de los artefactos durante la extracción. Así que nos propusimos desarrollar una técnica de extracción de ADN no destructiva”, completa.

Soluciones químicas y guantes

Tras ensayar el lavado con varias soluciones químicas en distintos objetos, encontraron que el fosfato sódico extraía el ADN sin dañarlos. Antes de probarlo con el colgante, lo usaron para reanalizar una serie de objetos de huesos de hace miles de años y recuperados el siglo pasado. Lograron extraer gran cantidad de restos genéticos, pero todo el ADN que identificaron era del propio animal o de humanos actuales: las muestras estaban contaminadas. Así que lo probaron con otros artefactos descubiertos en los últimos años, cuando ya los arqueólogos trabajan equipados como forenses, con guantes, gorros y mascarillas para evitar que sus manos, su sudor o incluso su aliento contamine algo que ha permanecido intacto durante milenios.

Tal y como detallan Essel y sus colegas en la revista científica Nature, usaron su nuevo método con cuatro colgantes de hueso que habían sido excavados con mucho mimo intentando evitar la contaminación. “En comparación con otras soluciones, el fosfato no disuelve la matriz ósea para liberar el ADN en la solución”, explica Essel. "Lo que hace este compuesto es prestarle su fosfato al hueso y al agregar fosfato libre, les permite “iberar el ADN de la matriz ósea sin involucionar el hueso mismo”, termina la científica alemana.

Interpretación artística del colgante con un cordón de ADN. MYRTHE LUCAS.

Tres de los colgantes analizados eran de la cueva de Bacho Kiro, en Bulgaria, y el otro era el de la cueva de Denísova. Los primeros son relevantes porque en Bacho Kiro se encontraron uno de los restos más antiguos de Homo sapiens en Europa. Las cuatro muestras fueron sumergidas en una solución con fosfato sódico y lavadas a diferentes temperaturas. Esto permitió obtener ADN de las cuatro. Dos de los colgantes de la cueva búlgara eran de algún tipo de oso ya extinguido y la otra de un bóvido. En cuanto al colgante denisovano, estaba hecho de un diente de un wapití, una especie de ciervo.

Pero el objetivo de las científicas era encontrar ADN humano. Lo lograron en uno de los colgantes búlgaros, pero en una proporción y concentración que impedía saber mucho más. Tuvieron más suerte con el adorno ruso: había suficiente material genético exógeno que se había colado en el diente. Tanto los huesos como los dientes son porosos y, más importante aún, contienen hidroxiapatita. Este compuesto, que por ejemplo forma parte del esmalte de los dientes, es básicamente calcio. Está presente en la matriz ósea y absorbe el ADN extraño como si fuera el propio. Así que las células de las manos que lo hicieron o del cuello que lo portó (o incluso de su sudor) se colaron dentro del colgante y toda su información genética ha sido recuperada ahora.

De su análisis genético, los científicos han podido inferir que se trataba de una mujer sapiens, como los humanos modernos, y no una denisovana. Debió vivir en aquella cueva hace entre 18.500 y 25.000 años, La datación entre el ADN animal y el humano del colgante, que difiere en unos milenios, no permite afinar más. Para hacerlo habría que usar la técnica del carbono-14, que es muy destructiva. La genética de la mujer encaja con la de otros restos humanos encontrados en Siberia, aunque al compararla con las poblaciones actuales, a quien más se asemeja es a los indios americanos. Esto tiene lógica, ya que desde Siberia partirían poco después los primeros humanos modernos que colonizaron América.

La científica Elena Essel, una de las que han diseñado la nueva técnica de extracción de ADN, trabaja con la pieza arqueológica. El manejo se hace con extremo cuidado para no contaminarla con su propio ADN.INSTITUTO MAX PLANCK DE ANTROPOLOGÍA EVOLUTIVA.

“Está emparentada con una población local de la época y miembros de esta población se trasladaron a América del Norte”, dice la arqueóloga experta en evolución humana de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y coautora de esta investigación, Marie Soressi. Para ella, sin embargo, lo relevante de este trabajo es que se trata de “la primera extracción de ADN humano antiguo de un objeto de la Edad de Piedra”. Soressi destaca la relevancia del método sobre el análisis genético en sí: “Hace 20.000 años, una mujer en Siberia usó este diente perforado y su sudor entró en el colgante, la hidroxiapatita del diente se unió con su ADN y lo conservó en el colgante. 20.000 años después, liberamos el ADN de esta antigua mujer de su unión con la hidroxiapatita del diente del ciervo, elevando la temperatura y usando un líquido de fosfato de sodio que tiene una altísima capacidad de atracción y unión con las moléculas de ADN”, detalla.

Hay muchos restos humanos del Paleolítico y también muchos objetos. El problema es vincularlos. Lo explica Soressi: “Excavamos sitios con una gran cantidad de objetos, herramientas de piedra, de hueso, restos de fauna y, en ocasiones, adornos personales... Pero la resolución temporal es muy baja: a menudo decenas de años, a veces cientos o incluso miles de años colapsados en una capa arqueológica. Aplicando la misma resolución de tiempo al presente, confundiríamos objetos de la época medieval con los del siglo XXI. Una pregunta tan simple como si objetos específicos (por ejemplo, objetos para trabajar la piel) fueron usados por hombres o mujeres no puede ser contestada”. Para la investigadora, "esta nueva técnica abre enormes oportunidades para reconstruir mejor el papel de los individuos en el pasado según su sexo y ascendencia”.

El profesor Matthias Meyer, colega de Essel en el Instituto Max Planck, destaca esta recuperación de ADN humano de un objeto usado por una persona. “Actualmente, solo hay formas indirectas de vincular personas con objetos, por ejemplo, si se encuentran huesos humanos en la misma capa arqueológica”, dice. Pero esta investigación lo puede cambiar todo: “Sabiendo que los objetos en sí mismos pueden preservar el ADN humano, ahora podemos asignar objetos no solo a grupos de personas sino a individuos específicos. Con esto podemos saber si los colgantes y otros adornos fueron usados por hombres, mujeres o ambos”, añade. También esperan que el método funcione con herramientas de hueso y en los casos en que diferentes grupos, como los neandertales y los humanos modernos, habitaron el mismo lugar, “podríamos determinar qué objetos fueron utilizados por qué grupo”, termina.

El genetista Carles Lalueza-Fox (izquierda) es uno de los mayores expertos en ADN antiguo y fue revisor de esta investigación antes de su publicación. Sobre el alcance del método y la posibilidad de aplicarlo a otros restos del pasado dice: “Se publican muchos métodos que después no se emplean más allá de sus proponentes, bien porque solo se han reportado resultados positivos o bien porque no hay muchos especímenes donde aplicarlos”. Pero sí cree que podría usarse en objetos parecidos, “por ejemplo para determinar si hombres y mujeres empleaban adornos corporales, pero el entorno de la cueva de Denísova parece ser muy especial para la conservación del ADN; ya veremos si se puede aplicar a otros yacimientos y bajo qué circunstancias”, concluye el científico del Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC).

Fuente: elpais.com | 3 de mayo de 2023