El guerrero ávaro de hace 1.300 años enterrado con todas sus armas... y su caballo encima

El alcalde de Debrecen, László Papp (segundo por la izquierda), observando los restos del guerrero en el Museo Déri. Déri Museum.

Una armadura hecha de cientos de pequeñas placas de hierro, un carcaj repleto de flechas, un arco y una espada. El guerrero ávaro fue enterrado con su equipo completo hace 1.300 años en los límites de lo que ahora es el término municipal de un pequeño pueblo llamado Ebes, en el este de Hungría.

La solitaria tumba fue descubierta en noviembre pasado y rápidamente llamó la atención a los arqueólogos del Museo Déri, de la cercana Debrecen, que están estudiando el sitio. Encima del difunto se había colocado nada más y nada menos que el cuerpo entero de su caballo.

Armadura laminar completa e intacta

Más allá de la presencia del equino, los investigadores han dado mucho valor a este hallazgo por la presencia de la armadura laminar, apenas la segunda que han descubierto intacta y completa. A excepción de los huesos del caballo, todo el conjunto fue excavado en bloque y está siendo desmantelado y documentado en un taller de restauración.

Los primeros análisis han determinado que su propietario vivió en la primera mitad del siglo VII. Los avaros, un pueblo nómada de origen asiático, crearon un imperio multiétnico en Europa Central y sudoriental desde finales del siglo VI hasta principios del IX, cuando los conflictos internos y la expansión de potencias rivales pusieron fin a su dominio.

Los ávaros se asentaron en la región de la cuenca de los Cárpatos, que hoy comparten la República Checa, Hungría, Polonia, Rumania, Serbia, Eslovaquia y Ucrania, alrededor del 567 después de Cristo. Inicialmente tenían un estilo de vida nómada y pastoril y vivían en yurtas y tiendas de campaña, un sistema poco adecuado al entorno geográfico. Por eso poco a poco se volvieron más sedentarios.

Reconstrucción de un jinete acorazado del período ávaro basado en la Tumba 1341/1503 del sitio Derecske-Bikás-dűlő (Museo Déri, ​​Debrecen). © Ilona C. Beso.

Los investigadores encontraron al guerrero descansando en una tumba relativamente poco profunda. La armadura laminar era una parte importante del equipamiento de la caballería pesada ávara. Estaba hecha de cientos de pequeñas placas de hierro de diferentes tipos cosidas entre sí.

"Aunque existen fuentes escritas y representaciones pictóricas de este tipo de indumentaria defensiva, sólo los hallazgos arqueológicos son adecuados para una reconstrucción precisa de la estructura”, señalan en un comunicado los arqueólogos húngaros.

Enterrar a los soldados con su armadura no era una práctica común en el período ávaro, aunque se han descubierto algunas sepulturas de hombres, mujeres y niños que sí las tenían. “En la mayoría de los casos, sin embargo, sólo se recuperan unas pocas placas o fragmentos. Hay muy pocas tumbas en las que una armadura laminar completa fue enterrada con el difunto y no se había encontrado ninguna de estas desde 2017”, añaden.

Piezas hechas a medida

La casualidad hizo que esta apareciera en las afueras de la ciudad de Derecske, también ubicada en el este de Hungría y que está a apenas 20 minutos en coche de Ebes, donde se ha encontrado el enterramiento durante unas excavaciones relacionadas con la construcción de una autopista.

"Dado que estas piezas de armadura fueron hechas a medida y no eran uniformes, a la vez que vamos encontrando más, y cuanto más minuciosamente se restauran y documentan, más completa es la imagen que obtenemos no sólo de este tipo de objetos, sino también de la caballería pesada ávara", afirman los arqueólogos.

Una vez todo el material ha llegado ya al laboratorio, ahora se podrá interpretar y reconstruir la estructura de la armadura, además de poder detectar y estudiar los restos orgánicos, algo que habría sido imposible durante el trabajo de campo. Quizás la sepultura aún depara más secretos ocultos.

Fuentes: lavanguardia.com | Déri Múzeum | 19 de febrero de 2024

Descubren el uso de adhesivos complejos por parte de los neandertales, lo que revela altas capacidades cognitivas

Una herramienta de piedra analizada estaba pegada a un mango de betún líquido con un 55% de ocre añadido. La mezcla no pegajosa a la mano y se puede manipular fácilmente. Crédito: Patrick Schmidt.

Los neandertales crearon herramientas de piedra unidas por un adhesivo hecho múltiples componentes, según descubrió un equipo de científicos. Sus hallazgos, que son la evidencia más temprana de un adhesivo complejo en Europa, sugieren que estos predecesores de los humanos modernos tenían un nivel de cognición y desarrollo cultural más alto de lo que se pensaba anteriormente.

En el trabajo, publicado en la revista Science Advances, participaron investigadores de la Universidad de Nueva York, la Universidad de Tubinga y los Museos Nacionales de Berlín.

"Estas herramientas sorprendentemente bien conservadas muestran una solución técnica muy similar a los ejemplos de herramientas fabricadas por los primeros humanos modernos en África, pero la receta exacta refleja un 'giro' neandertal, que es la producción de empuñaduras para herramientas portátiles", dice Radu Iovita (izquierda), profesor asociado del Centro para el Estudio de los Orígenes Humanos de la Universidad de Nueva York.

El equipo de investigación, dirigido por Patrick Schmidt (derecha), de la sección de Prehistoria Temprana y Ecología Cuaternaria de la Universidad de Tubinga y Ewa Dutkiewicz, del Museo de Prehistoria e Historia Temprana de los Museos Nacionales de Berlín, reexaminó hallazgos anteriores de Le Moustier, un yacimiento arqueológico en Francia que fue descubierta a principios del siglo XX.

Las herramientas de piedra de Le Moustier, utilizadas por los neandertales durante el periodo Musteriense del Paleolítico Medio, hace entre 120.000 y 40.000 años, se conservan en la colección del Museo de Prehistoria e Historia Temprana de Berlín y no habían sido examinadas en detalle previamente. Las herramientas fueron redescubiertas durante una revisión interna de la colección y se reconoció su valor científico.

"Las herramientas líticas estaban envueltas individualmente e intactas desde los años 60", afirma Dutkiewicz. "De este modo, los restos de sustancias orgánicas adheridos estaban conservados muy bien".

Ewa Dutkiewicz, del Museo de Prehistoria e Historia Antigua de los Museos Estatales de Berlín, se dio cuenta inmediatamente del sensacional hallazgo. © Florián Boillot | Florian Boillot.

Los investigadores descubrieron rastros de una mezcla de ocre y betún en varias de las herramientas líticas, como raspadores, lascas y hojas. El ocre es un pigmento terrestre natural y el betún es un componente del asfalto y puede producirse a partir de petróleo crudo, pero también se encuentra naturalmente en el suelo.

"Nos sorprendió que el contenido de oche fuera superior al 50%", afirma Schmidt. "Esto se debe a que el betún secado al aire se puede utilizar inalterado como adhesivo, pero pierde sus propiedades adhesivas cuando se añaden proporciones tan grandes de ocre".

Él y su equipo examinaron estos materiales en pruebas de tracción (utilizadas para determinar la resistencia) y otras medidas.

Los neandertales eran más inteligentes de lo esperado, según el pegamento compuesto de componentes hallado en herramientas líticas del periodo Musteriense del Paleolítico Medio © Florián Boillot | Florian Boillot

"La situación fue diferente cuando utilizamos betún líquido, que no es muy adecuado para pegar. Si se añade un 55% de ocre, se forma una masa maleable", afirma Schmidt.

La mezcla era lo suficientemente pegajosa como para que una herramienta de piedra permaneciera pegada en ella, pero sin adherirse a las manos, lo que la convertía en un material adecuado para un mango. De hecho, un examen microscópico de las huellas de desgaste de estas herramientas líticas reveló que los adhesivos de las herramientas de Le Moustier se utilizaban de esta manera.

"Las herramientas mostraron dos tipos de desgaste microscópico: uno es el típico pulido en los bordes afilados que generalmente se produce al trabajar otros materiales", explica Iovita, quien realizó este análisis. "El otro es un esmalte brillante distribuido por toda la parte que se supone que se sostiene con la mano, pero no en otra parte, lo que interpretamos como el resultado de la abrasión del ocre debido al movimiento de la herramienta dentro de la empuñadura".

El uso de adhesivos con varios componentes, incluidas diversas sustancias pegajosas como resinas de árboles y ocre, se conocía anteriormente de los primeros humanos modernos, el Homo sapiens, en África, pero no de los primeros neandertales en Europa.

Restos de 'cola' neandertal, elaborada a base de betún y ocre, difíciles de ver a simple vista.© Florián Boillot | Florian Boillotrtal

En general, el desarrollo de adhesivos y su uso en la fabricación de herramientas se considera una de las mejores pruebas materiales de la evolución cultural y las capacidades cognitivas de los primeros humanos.

"Los adhesivos compuestos se consideran una de las primeras expresiones de los procesos cognitivos modernos que aún hoy están activos", afirma Schmidt.

En la región de Le Moustier, el ocre y el betún tuvieron que recogerse de lugares lejanos, lo que requirió mucho esfuerzo, planificación y un enfoque específico, señalan los autores.

"Teniendo en cuenta el contexto general de los hallazgos, suponemos que este material adhesivo fue elaborado por los neandertales", concluye Dutkiewicz.

"Lo que nuestro estudio demuestra es que los primeros 'Homo sapiens' en África y los neandertales en Europa tenían patrones de pensamiento similares", añade Schmidt. "Sus tecnologías adhesivas tienen la misma importancia para nuestra comprensión de la evolución humana", concluye.

Fuentes: phys.org | morgenpost.de | 21 de febrero de 2023

Descubren un gran muro de piedra, de hace unos 11.000 años, sumergido en la bahía de Mecklenburg (Alemania)

Un modelo en 3D del muro y los renos atrapados en la orilla de un lago ahora sumergido, basado en datos de sonar y el modelo fotogramétrico de la estructura submarina. Crédito de la imagen: Michał Grabowski.

Un muro de piedra submarino descubierto en el Mar Báltico, en la costa de Alemania, fue construido hace unos 11.000 años para cazar renos cuando el lugar era tierra firme, indica un nuevo estudio.

Los investigadores sugieren que los pueblos prehistóricos locales construyeron el muro; sus partes que aún se mantienen fueron elaboradas a partir de 1.670 piedras y se extienden aproximadamente unos 975 metros de largo, miden 1 metro de alto y 2 metros de ancho. El equipo descubrió el muro mediante un sonar tras sumergirse en el lugar, el cual se encuentra a una profundidad de unos 21 metros y aproximadamente a 10 kilómetros al este de Rerik, Alemania, en la bahía de Mecklenburg.

El área de estudio en el Mar Báltico. La ubicación y edades relativas de los sitios arqueológicos sumergidos están tomadas de http://www.splashcos.org. (A) Mapa general del Mar Báltico occidental. (B) Estructura detallada de la Bahía de Mecklenburg, incluida la ubicación del muro.

El muro puede ser el más grande de su tipo desde principios del Holoceno (hace 11.700 años hasta el presente) en Europa, dicen los investigadores en su estudio. Basándose en muros prehistóricos similares, incluidos los antiguos "cometas del desierto" encontrados en Medio Oriente, los autores proponen que fue construido en tierra firme por cazadores-recolectores con el fin de conducir rebaños de animales salvajes a corrales donde podían ser capturados. También sugieren que el muro de la bahía de Mecklemburgo se utilizaba para cazar renos (Rangifer tarandus), que era una especie común en esa parte de Europa en aquella época.

Pero los cambios en el nivel del mar provocados por el derretimiento de las capas de hielo después de la última edad de hielo inundaron la zona hace unos 8.500 años, junto con otras partes del Báltico moderno y la región de "Doggerland" que unió Gran Bretaña y el continente europeo.

Las piedras individuales del muro se ven en este modelo 3D basado en fotografías ubicadas con precisión (fotogrametría) en parte de la estructura submarina. La escala en forma de cruz en la parte inferior mide 50 centímetros de ancho. Crédito de la imagen: P. Hoy, Universidad de Rostock; modelo creado con Agisoft Metashape por J. Auer, LAKD MV).

Muro de caza

Los científicos detectaron el muro casi por accidente en 2021, durante un viaje en barco a la bahía de Mecklenburg para enseñar técnicas de geofísica marina a estudiantes universitarios.

"Fue un poco inesperado", dice a Live Science Jacob Geersen (izquierda), geofísico marino de la Universidad de Kiel, en Alemania. "No buscábamos la estructura porque no sabíamos que estaba allí, pero pudimos observarla en el fondo marino a partir de los datos de nuestra ecosonda multihaz".

Los investigadores procedieron a cartografiar los restos del muro mediante equipos de sonar en barcos y un vehículo submarino autónomo, y han realizado inmersiones en diferentes sitios a lo largo de su longitud. Estas investigaciones y muestras de sedimentos del fondo marino alrededor de la estructura indican que fue construida intencionalmente en tierra firme, en lugar de ser una característica natural del paisaje ahora sumergido.

Geersen y Marcel Bradtmöller (derecha), prehistoriador de la Universidad de Rostock, en Alemania, son los coautores principales del estudio sobre el descubrimiento, publicado en la revista PNAS. Bradtmöller explicó que el muro parece haber sido construido junto a la orilla de un antiguo pantano o lago que habría impedido que los animales de la manada escaparan en esa dirección.

La fecha en que se construyó el muro no se conoce con precisión, pero se cree que los renos se extinguieron en la zona hace unos 9.000 años, unos cientos de años antes de que el mar la inundara.

Además de mapear el muro, los investigadores esperan encontrar artefactos enterrados a lo largo de su longitud lo que podría revelar más sobre los orígenes y el uso del muro. Los investigadores sugieren que partes del mismo podrían haber sido 'como persianas', donde las personas encargadas de matar a los animales podrían haberse escondido para no ahuyentar a una manada en pánico.

Los datos del sonar de un vehículo submarino autónomo muestran que el muro se extiende aproximadamente de suroeste a noreste a lo largo del fondo marino de la bahía de Mecklenburg, Alemania. La piedra que se muestra aquí en rojo es demasiado grande para haber sido movida y es fija; el muro fue construido aprovechando su posición, y a partir de la cual cambia su orientación. Crédito de la imagen: Geersen et al.

Tierras sumergidas

En parte debido al ambiente bajo en oxígeno del agua, las estructuras sumergidas suelen estar bien conservadas. Pero estudiarlas puede ser un desafío, anotan los autores. El muro de la Bahía de Mecklenburg, sin embargo, se encuentra en aguas relativamente protegidas a lo largo de la costa del Báltico, a diferencia de las estructuras en la región de Doggerland, en el Mar del Norte, donde las tormentas y las olas altas son comunes, subraya Geersen.

Además de preservar mejor la estructura, las aguas más suaves facilitan la investigación del muro. Es por ello que los investigadores esperan regresar al sitio en unos meses. Por otro lado, Schneider afirma: “Tenemos pruebas de la existencia de muros de piedra comparables en otros lugares de Mecklenburg Bight. Estos también se investigarán sistemáticamente”.

Vincent Gaffney, un arqueólogo de la Universidad de Bradford en el Reino Unido que no participó en el estudio, pero es un investigador clave de Doggerland, dijo a Live Science que "el muro, si se confirma que es una estructura hecha por humanos, demuestra claramente que nuestras plataformas costeras, muchas de las cuales eran habitables antes del aumento del nivel del mar después de la última glaciación, probablemente conserven evidencias de estilos de vida prehistóricos que rara vez se conservan en tierra".

"Muchos enclaves ahora sumergidos se están revelando como estructuras costeras o marinas, por lo que el actual descubrimiento muestra la necesidad de explorar estas áreas que actualmente son 'Terra incognita'", concluye Gaffney.

Fuentes: livescience.com | Kiel University | 13 de febrero de 2024

Un estudio revela que grupos neolíticos del sur de la península ibérica se asentaron en el sur de Andalucía hace 6.200 años

Emplazamiento del yacimiento del Campo de Hockey en el sur de la Península Ibérica. La línea roja de arriba marca la ubicación estimada de la costa durante el Neolítico. El rectángulo amarillo indica la ubicación de la primera excavación (2007-2008) y el rectángulo rojo indica la segunda excavación (2018)

Los primeros agricultores y pastores neolíticos de Andalucía se asentaron definitivamente en la isla de San Fernando, Cádiz, hace 6.200 años, donde continuaron recolectando y consumiendo mariscos durante todo el año, preferentemente en invierno. Esta es la conclusión de un estudio arqueológico liderado por Asier García-Escárzaga, investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) y del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que demuestra que estas poblaciones ocuparon la isla durante todo el año.

Las investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas en el sur de la península ibérica han revelado muchos aspectos de la vida de los primeros grupos neolíticos en Andalucía. Estas poblaciones fueron las primeras en basar su subsistencia principalmente en la agricultura y la ganadería, más que en la caza y la recolección. Sin embargo, todavía quedaban preguntas por responder sobre los patrones de ocupación de los sitios (anual o estacional) y la explotación de los recursos marinos después de la adopción de un nuevo modelo económico.

En un nuevo estudio, publicado en la prestigiosa revista internacional Archaeological and Anthropological Science, se aplicó un análisis de isótopos estables de oxígeno a conchas marinas para abordar ambas cuestiones. Las conchas analizadas fueron recuperadas de los yacimientos del Campo de Hockey (San Fernando, Cádiz).

Metodología utilizada para la extracción de micromuestras de carbonato de calcio de la capa de aragonito en conchas de P. lineatus . a) La primera micromuestra de CaCO 3 se tomó de la parte interna del borde de la concha, y b) se tomaron micromuestras adicionales secuencialmente desde el borde de la concha hasta el ápice siguiendo la dirección de crecimiento (DoG)

La necrópolis del Campo de Hockey, excavada en 2008, se encuentra en la antigua isla de San Fernando, a sólo 150 metros del antiguo litoral. Las excavaciones, dirigidas por Eduardo Vijande, de la Universidad de Cádiz, permitieron documentar 53 tumbas (45 simples, 7 dobles y 1 cuádruple). La mayoría de ellas eran sencillas (tumbas simples en las que se entierra al individuo), pero lo que más destacó fue la existencia de 4 tumbas de mayor complejidad y monumentalidad, realizadas con piedras de mediano y gran tamaño consideradas protomegalíticas.

Unidades estratigráficas (UA) de las cuales se recuperaron conchas de 'P. lineatus' analizadas en esta investigación: SU 66 (A), SU 142 (B), SU 1406 (C), SU 1704 (D), SU 705 (E) y SU 1516. (F)

El yacimiento Campo de Hockey II, anexo al primer yacimiento y cuya excavación e investigación fue realizada por María Sánchez Aragón y Eduardo Vijande en 2018, permitió identificar 28 estructuras arqueológicas (17 hogares, dos concheros, cuatro tumbas y cinco estructuras de piedra).

La elevada presencia de fogones y restos de moluscos y peces en los basureros sugiere que la zona se utilizaba para el procesamiento y consumo de recursos marinos. Entre la información que se puede obtener del análisis de isótopos estables de oxígeno en conchas marinas está la posibilidad de reconstruir la época del año en la que murieron los moluscos, y por tanto en que fueron consumidos por poblaciones prehistóricas en el pasado.

Los resultados de esta investigación indican que los primeros agricultores que ocuparon la isla de San Fernando recolectaban mariscos durante todo el año, pero más en los meses más fríos de otoño, invierno y principios de primavera, es decir, de noviembre a abril. Esta información permitió al equipo científico concluir que estas poblaciones ocuparon la isla durante todo el año. "El tamaño de la necrópolis ya nos hacía creer que se trataba de un hábitat anual, pero estos estudios confirman la existencia de un asentamiento permanente hace 6.200 años", afirma Eduardo Vijande (izquierda), investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio.

La mayor explotación de marisco durante los meses más fríos del año coincide con el periodo anual de máxima rentabilidad de este recurso alimentario debido a la formación de gametos. Un patrón estacional de consumo de marisco basado en principios de coste-beneficio energético, similar al desarrollado por las últimas poblaciones de cazadores-recolectores de la península ibérica.

“Es decir, hay una mayor explotación de estos caparazones en los meses de invierno, ya que es la época en la que estos animales presentan una mayor cantidad de carne”, apunta Asier García-Escárzaga (derecha). Ello sugiere que, aunque estos nuevos grupos neolíticos habían cambiado su modelo económico, viviendo de la agricultura y la ganadería, en este asentamiento situado en un entorno insular la explotación del medio marino seguía teniendo gran importancia. Esta conclusión es crucial ya que sugiere firmemente que los patrones de explotación de los recursos litorales no fueron alterados significativamente por el modo de vida neolítico, contrariamente a las teorías anteriores.

El estudio forma parte de cuatro proyectos de investigación coordinados desde la Universitat Autònoma de Barcelona (PID 2020-115715 GB-I00) y la Universidad de Cádiz (FEDER-UCA18-106917 y CEIJ-015 [2018-2019]) en España, y el Instituto Max Planck en Alemania.

Fuente: Universidad Autónoma de Barcelona | 15 de febrero de 2024

¿El eje dominante Este-Oeste de Eurasia 'cambió la suerte de la historia'?

Imagen: Adapted from https://sketchplanations.com/the-continental-axis-hypothesis.

Una nueva investigación muestra que las barreras ambientales han influido en la difusión de las innovaciones culturales, pero no favorecieron de modo sistemático a Eurasia.

Jared Diamond (izquierda) propuso que el eje de orientación geográfico único de Eurasia impulsó una rápida difusión de innovaciones críticas entre sus sociedades, lo que condujo a un dominio cultural y militar sobre otras regiones.

Un equipo de ecologistas y evolucionistas culturales de EE. UU., Alemania y Nueva Zelanda aprovecharon extensas bases de datos culturales, ambientales y lingüísticas para probar estas afirmaciones. Descubrieron que las barreras ambientales han influido en la difusión cultural, pero no favorecieron sistemáticamente a Eurasia.

Guns, germs, and steel (Armas, gérmenes y acero, 1997) es el esfuerzo de Jared Diamond -ganador del premio Pulitzer por esta obra- para explicar las historias diferenciadas de los nativos americanos, africanos y aborígenes australianos frente a los europeos y asiáticos. Una de sus intrigantes propuestas fue que el dominio político y militar de Eurasia podría explicarse en parte por su orientación continental única. El singular eje dominante Este-Oeste de Eurasia podría haber permitido una rápida difusión de las prácticas de domesticación, los sistemas de escritura, la rueda y otras innovaciones culturales clave y, por lo tanto, podría haber puesto a Eurasia en el camino de un desarrollo más rápido que África o las Américas. En palabras de Diamond, “la geografía pudo haber 'cambiado la suerte de la historia'”. La hipótesis del eje de orientación fue recibida con abundante entusiasmo y duras críticas, pero las pruebas cuantitativas de esta importante afirmación han sido escasas.

En un nuevo estudio, un equipo interdisciplinario de investigadores de la Universidad de Washington, en St Louis, y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, han aprovechado un conjunto completo de datos sobre las diferencias globales en cultura, idiomas y ecología para probar la hipótesis de Diamond.

La primera autora de este estudio, Angela Chira (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, explicó: "Nuestro primer desafío fue traducir lo que Diamond imaginó en números. Hemos utilizado algoritmos de rutas de menor coste para encontrar aquellas que minimizaran las diferencias de los regímenes de temperatura y aridez entre las sociedades analizadas. La longitud y el coste de estas rutas nos dan la magnitud de las barreras ecológicas en la transmisión cultural entre dos sociedades, precisamente como las imaginó Diamond".

El equipo cuantificó el potencial de los parámetros ambientales asociados con la latitud para influir en la facilidad de transmisión de 54 rasgos que cubren diversos aspectos de la vida cultural y social (subsistencia, ecología de la vivienda, reglas de propiedad, matrimonio y parentesco, organización comunitaria, política, trabajo y rituales). De acuerdo con el pensamiento de Diamond, el equipo encontró que los factores ambientales y los costes topográficos y de viaje obstaculizan la difusión de una amplia gama de rasgos culturales, incluidos algunos que se relacionan directamente con el desarrollo social (por ejemplo, el modo dominante de subsistencia, el tipo de animal doméstico, los rasgos de complejidad política). Sin embargo, los hallazgos de la investigación muestran que, contrariamente a las expectativas manifestadas por Diamond, Eurasia es tan ecológicamente heterogénea como otras regiones de nuestro mundo.

Las barreras ambientales en la transmisión cultural no fueron más débiles en Eurasia

Posteriormente, el equipo calculó las barreras ambientales en la transmisión cultural de 16 áreas clave, es decir, los centros donde se originó la agricultura. Descubrieron que la magnitud de las barreras ambientales puede variar sustancialmente dentro de un mismo continente. Como intuyó Diamond, los mecanismos geográficos fueron significativos en algunas áreas, pero el eje dominante del continente no dictaba de manera uniforme el potencial de difusión cultural.

La heterogeneidad ambiental a lo largo de los principales corredores de transmisión cultural de Eurasia no fue significativamente menor que la observada en otros continentes. Uno de los autores, Russell Gray (izquierda), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, resume los resultados diciendo: "Nuestros hallazgos señalan que la geografía, como la genética y la ecología, importa, pero no es el destino".

El autor principal del estudio, Carlos Botero (derecha), de la Universidad de Texas, en Austin, concluye con una advertencia: "No pretendemos, de ninguna manera, tener una respuesta definitiva sobre si las ruedas de la historia giraron a diferentes velocidades en distintas partes del mundo. Lo que pretendemos, en cambio, es proporcionar una nueva perspectiva basada en datos cuantitativos y análisis exhaustivos, y un plan sobre cómo las herramientas y los datos que ya tenemos pueden aprovecharse para probar ideas convincentes que han moldeado fuertemente la comprensión del público sobre nuestro propio pasado".

Fuente: Instituto Max Planck | 14 de febrero de 2024

La producción de arte rupestre más antigua de Sudamérica empezó hace 8.200 años

La arqueóloga Guadalupe Romero Villanueva registra las pinturas en la cueva Huenul 1, en el noroeste de la Patagonia Argentina. ANAHI RE (AAAS).

Hace miles de años, un grupo de humanos comenzó a pintar con pigmentos rojos, amarillos, blancos y negros las rocas de una cueva en el sur del mundo. Los diseños, sobre todo formas geométricas, se acumularon con el paso del tiempo. Pero la fecha precisa en que se hicieron los dibujos se desconocía hasta ahora, cuando un grupo de científicos argentinos, chilenos y un estadounidense ha logrado datar las pinturas rupestres de la cueva Huenul 1, en la Patagonia argentina, tras más de una década de trabajo. La producción artística se inició allí hace 8.200 años, según la investigación publicada este miércoles en la revista Science. La antigüedad que han logrado establecer los arqueólogos precede en varios milenios los registros anteriores y ubica a las imágenes como las más antiguas de Sudamérica fechadas hasta ahora de forma directa.

“Es un hito para los registros del arte rupestre en Sudamérica”, dimensiona la arqueóloga Guadalupe Romero Villanueva (izquierda), autora principal de la investigación publicada en Science, una de las grandes revistas dedicadas a la ciencia. "El hito es haber logrado medir la antigüedad de las pinturas de forma directa por carbono 14", explica Es una forma de establecer la temporalidad de una evidencia de forma precisa, pero solo puede hacerse cuando los materiales hallados lo permiten. “Estos estudios son muy complejos y no siempre hay buenos resultados”, aclara la científica.

La arqueóloga explica que gran parte del arte rupestre en el mundo, en cambio, está datado de manera relativa. Es decir, asociando una cronología conocida de otra evidencia del mismo sitio o de sitios relacionados. Es una forma válida de asignar una temporalidad, explica Romero Villanueva, pero no arroja datos exactos. Así, por ejemplo, se estima la antigüedad de pinturas como las halladas en el parque nacional de Chiribiquete, en Colombia, que podrían tener 20.000 años, según los especialistas que trabajan en este sitio.

La cueva Huenul acogió a generaciones de pintores visitantes a lo largo de 3000 años. GUADALUPE ROMERO VILLANUEVA.

Una serie de “golpes de suerte” acompañó el trabajo de los científicos y les permitió analizar los materiales de manera directa y publicar los resultados en Science. “Había suficiente masa de carbón y no había capas de contaminación”, explica Romero Villanueva. De acuerdo con las cuatro mediciones que los arqueólogos pudieron hacer, la pintura más antigua que analizaron data de hace unos 7.600 años y las otras tres están fechadas hace unos 6.200, 5.600 y 3.000 años, de acuerdo con los datos calibrados por los científicos. Para pulir aún más esa información, los investigadores hicieron un modelado estadístico que les permitió precisar el inicio de la producción artística en la cueva hace 8.200 años.

Romero Villanueva, que es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina y del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, empezó a analizar las expresiones de arte en las paredes de la cueva Huenul 1 hace una década junto con Ramiro Barberena (derecha) —las escasas investigaciones anteriores databan de los años setenta y ochenta—. La arqueóloga estimaba que la mayoría de la producción artística se había hecho en los momentos de mayor intensidad de ocupación de la cueva, hace 2.000 años. “La sorpresa fue que algunos de los motivos [las pinturas] son muy tempranos”, señala Romero Villanueva.

Hace más de 8.000 años, los habitantes del noroeste de la Patagonia pintaron arte rupestre en las paredes de la cueva Huenul. En la foto imagen geométrica en forma de peine. GUADALUPE ROMERO VILLANUEVA.

Por la cantidad y variedad de imágenes rupestres que contiene, la formación es única en la región. La cueva, ubicada en el norte de la provincia argentina de Neuquén, tiene más de 440 motivos pintados con pigmentos diluidos y aplicados con los dedos o con algún utensilio. Los dibujos son, principalmente, formas geométricas impresas en las rocas en diferentes momentos de creación artística distanciados por cientos de años. Los científicos han identificado, sin embargo, una “continuidad en el estilo, los colores y los materiales” usados en la producción de las pinturas, lo que convierte la zona en un “lugar persistente”, es decir, un espacio que diferentes poblaciones ocuparon de forma reiterada.

Los hombres y mujeres que frecuentaban la cueva eran cazadores y recolectores que la ocuparon en episodios breves y poco intensos pero recurrentes. Esos periodos ocurrieron, sobre todo, en momentos tardíos del Holoceno, el periodo geológico que llega hasta la actualidad. "Mientras esos humanos habitaron allí, un periodo de aridez extrema los expuso a condiciones nuevas y los obligó a generar estrategias para ser resilientes”, indica Romero Villanueva. El arte sobre las piedras fue crucial en ese proceso.

Una parte de las pinturas en la cueva Huenul 1. GUADALUPE ROMERO VILLANUEVA (AAAS).

Una estrategia para la resiliencia socioecológica

Los científicos sugieren que “los eventos pictóricos estandarizados” que atravesaron a más de 130 generaciones en la cueva patagónica estudiada por Romero Villanueva y su equipo “buscaban mantener redes de seguridad a gran escala, almacenando información arraigada en la memoria colectiva y garantizando la preservación social más allá de la tradición oral”. El arte rupestre (...) facilitó la conectividad social y biológica en un paisaje hostil y escasamente poblado”, indica el estudio. De esa forma, agrega Romero Villanueva, "permitió transmitir lecciones muy valiosas sobre estrategias humanas”.

Romero Villanueva aclara que “la información puntual” de las pinturas en las paredes de la cueva Huenul 1 está perdida y su sentido no es recuperable desde la arqueología”. Sin embargo, precisa: “Los estudios permiten inferir que lo que transmitían era información ecológica y social”. Era importante, por ejemplo, saber dónde había poblaciones humanas y si los vínculos con ellas eran buenos o dónde estaban los recursos. “Plasmar esa información en un soporte duradero ayudaba a hacer el paisaje más vivible y, sobre todo, les servía mucho a las generaciones futuras”, agrega la científica.

El desierto volcánico de alrededor de la cueva. GUADALUPE ROMERO VILLANUEVA (AAAS).

“Saber qué pasó y cómo se solucionaron problemas similares anteriormente puede ser un sustento y un motor para construir resiliencia humana”, continúa la científica. “Toda esta información acumulada tiene el potencial de mostrar modelos más o menos exitosos para lidiar con eventos como el cambio climático”, indica Romero Villanueva. El estudio publicado en Science concluye con esa idea: “Aumentar la resiliencia social al cambio es uno de los principales retos a los que se enfrenta hoy la humanidad. Aunque su gravedad pueda sugerir que no tiene precedentes, las sociedades humanas se han enfrentado a un sinfín de retos socioecológicos”.

Fuente: elpais.com | 15 de febrero de 2024

Descubren en Reino Unido un huevo romano intacto y con yema de 1.700 años: 'Absolutamente increíble'

Fotografía del huevo que ha sido escaneado. Oxford Archaeology

Cuando los miembros de Oxford Archaeology comenzaron a excavar en 2010 en Berryfields, a las afueras de Aleysbury, capital de Buckinghamshire, no podían imaginar lo que se podían encontrar. Al pie de una calzada romana encontraron un pozo que fue usado para producir cerveza, pero que en algún momento del siglo III d.C., cuando Roma aún gobernaba las islas británicas, los viajeros y los lugareños comenzaron a utilizar como lugar donde arrojar monedas y toda clase de ofrendas.

Los antiguos britanos romanos fueron tirando objetos votivos en busca de la fortuna, al igual que en la actualidad se depositan monedas en las fuentes. Estas ofrendas se fueron acumulando con la suerte de que el pozo quedó anegado y pudo sobrevivir mucha materia orgánica, de difícil conservación en los contextos arqueológicos de las islas británicas. Entre estas ofrendas se encontraron cuatro huevos de gallina.

A pesar del cuidado que pusieron los investigadores, tres de ellos estallaron dejando tras de sí el fétido aroma del azufre de hace más de 1.700 años. Solo uno quedó intacto y pudo salvarse. Las dudas surgieron en torno a su conservación hasta que el año pasado, Dana Goodburn-Brown (izquierda), conservadora arqueológica y científica de materiales, sugirió escanearlo para ayudar a decidir cuál era la mejor manera de preservarlo. Después de realizar una microtomografía computarizada descubrieron que aún conservaba la yema, la clara y una burbuja de aire.

Pozo donde se encontró la cesta con los huevos Oxford Archaeology.

Escáner y estudio

Edward Biddulph (derecha), director de proyectos de Oxford Archaeology, supervisó la excavación en su momento y afirmó que se cree que es el único huevo intacto de ese período en Reino Unido. "A menudo encontramos trozos de cáscara, pero no huevos intactos", explicó.

El "huevo de Aylesbury" se encontró junto a una cesta tejida, vasijas de cerámica, zapatos de cuero y huesos de animales. En época romana, los huevos tuvieron muchos significados simbólicos relacionados con la fertilidad y el renacer y con los dioses Mitra y Mercurio. En la antigua Britania se han encontrado muchos restos de cáscaras de huevo en viejas tumbas. Por lo tanto, se cree que esta canasta fue colocada en el pozo como una ofrenda funeraria.

Que aún conserve en su interior restos de líquido es algo que asombra a los expertos. "Podríamos haber esperado que se hubiera filtrado a lo largo de los siglos, pero todavía está ahí. Es absolutamente increíble. Puede que sea el huevo más antiguo de su tipo en el mundo", apuntó Biddulph, que además añadió que el cesto pudo haber contenido pan.

Imagen del escáner. DGB Conservation/ Buckinghamshire Council.

Este increíble hallazgo ha sido llevado al Museo de Historia Natural de Londres después de su escaneo. El director de Oxford Archaeology afirmó que fue un poco desalentador portar el valioso y frágil huevo en el metro, "aunque tampoco es que lo llevase en el bolsillo", matizó.

Allí consultó a Douglas Russell (izquierda), responsable principal de la colección de huevos y nidos de aves del museo, sobre cómo conservarlo y poder extraer el contenido sin romperlo. Una de las técnicas barajadas consiste en practicar un pequeño agujero para conocer más detalles sobre el ave que lo puso.

"Este es el huevo de ave preservado involuntariamente más antiguo que he visto", detalló Russel a la CNN. "Nadie ha visto algo así antes, por lo que cada etapa de la investigación está creando nuevos momentos de increíble potencial (...). Es muy emocionante", concluyó.

Dana Goodburn-Brown, quien tuvo la idea de escanearlo, afirmó que el huevo "es uno de los hallazgos arqueológicos más interesantes y desafiantes de investigar y conservar. Ser el conservador e investigador temporal de este huevo romano es, sin duda, uno de los aspectos más destacados de mis 40 años de carrera".

Fuente: elespanol.com | 13 de febrero de 2024